SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.41 número1Diario de noticias sobresalientes en Lima y Noticias de Europa (1700-1711). Volumen 1 (1700-1705). Paul Firbas y José A. Rodríguez Garrido (edición y estudio). New York: IDEA, 2017. 377 pp., ilust. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Lexis

versión impresa ISSN 0254-9239

Lexis vol.41 no.1 Lima  2017

http://dx.doi.org/http://doi.org/10.18800/lexis.201701.0010 

RESEÑAS

 

Juan de Betanzos y el Tahuantinsuyo. Nueva edición de la Suma y Narración de los Incas. Hernández Astete, Francisco y Rodolfo Cerrón-Palomino (eds.). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2015: 470 pp.

 

Rosario Navarro Gala

Universidad de Zaragoza

 


Estamos ante una magnífica edición, realizada por Francisco Hernández y Rodolfo Cerrón-Palomino, de la crónica escrita en 1551 por el español Juan de Betanzos sobre la historia precolombina del Tahuantinsuyo. Se trata de un trabajo que destaca tanto por el hecho de ser la primera transcripción respetuosa con las grafías, tachaduras, añadidos, etc. del manuscrito balear (única copia completa que se conoce hasta el momento), como por la interdisciplinaridad de los estudios que la anteceden. En concreto, esta edición nos ofrece ocho trabajos realizados por especialistas de reconocida solvencia en lingüística, historia, arqueología y antropología.

Comienza esta valiosa edición con el trabajo de Nicanor Domínguez Faura, quien realiza un estudio biográfico de Juan de Betanzos en el que pone de relieve las circunstancias vitales que propiciaron la excepcionalidad de este relato, a saber, la temprana edad con la que llegó al Perú, y su matrimonio con doña Angelita (hija, según Garcilaso de Atahualpa o esposa, según el propio Betanzos). Ambas circunstancias acercaron notablemente a este autor a la historia de los incas, pues, de una parte, su temprana llegada al Perú, facilitó su aprendizaje del quechua y de otra, su matrimonio le permitió un contacto permanente y cercano con la élite indígena y el recuerdo de sus narraciones. Asimismo, Nicanor Domínguez realiza, desde una perspectiva ecdótica, un repaso por las ediciones que se han realizado de este singular relato, así como las fuentes manuscritas conocidas hasta el momento. Para Nicanor Domínguez la copia hallada por Carmen Marín en 1987 fue realiza en el siglo XVI. No obstante, no señala los motivos que le llevan a considerar dicha fecha copia, pues no es aceptable la explicación que apunta Carmen Marín basada en el tipo de letra y en la tinta empleada, factores estos comunes a los siglos XVI y XVII y que, en consecuencia, no permiten discernir cuándo fue realizada la copia.

Peter Kaulicke analiza la Suma y narración de Betanzos desde una perspectiva antropológica. Avisa al lector, este antropólogo de reconocido prestigio, sobre la inconveniencia de considerar la información que dimana de este relato como la que se podría extraer de un etnógrafo moderno, pues la narración betancina se ve, lógicamente, mediatiza por la realidad histórica que rodeó a su autor. En concreto, apunta hacia la tradición medieval cristiana, si bien señala que en la primera parte de esta crónica se deja traslucir la voz de los indígenas que sirvieron de fuente al autor. Peter Kaulicke ve en la obra del conquistador español el enfrentamiento de dos nociones organizativas, de un lado la imagen de un mundo ordenado, que se corresponde con la primera parte de la obra, en la que se exponen los rituales, ceremonias y fiestas incas, aspectos estos que enfatizan en la ciclicidad como mecanismo ordenador, y de otro, en la segunda parte, la violencia y el caos.

Francisco Hernández Astete plantea el problema de la fidelidad que se puede otorgar a la información contenida en las crónicas, ya que, en el mejor de los casos, como ocurre en la betancina, está basada directamente en información que fue transmitida por la oralidad y la ritualidad de la élite inca. Avisa el autor que no se debe caer en el error de calificar como falsa la información transmitida por los cronistas, sino que se ha de tener en cuenta que los recuerdos de las conquistas y sucesión de los gobernantes incas se organizaban a través de pautas rituales de la memoria, lo que dificulta notablemente, sino impide, que lleguemos a un conocimiento histórico de la sucesión inca que tenga visos de realidad. Téngase en cuenta, asimismo, que, como ha sucedido en prácticamente todas las civilizaciones, los vencedores de las guerras intentan hacer desaparecer la memoria de sus enemigos, y a dicha tendencia no escaparon los incas, quienes destruían incluso la momia del fundador cuyo pueblo había sido vencido. Tras un recorrido por las diferentes teorías sobre la sucesión de los gobernantes incas concluye Francisco Hernández que no es posible obtener información histórica concreta de los datos con los que hoy contamos para establecer los gobiernos anteriores a Huaina Capac. El motivo que aduce este investigador tiene que ver con la disparidad de información ofrecida en las crónicas de la época, ya que los datos fueron recogidos de diversos informantes, además señala, con acierto, la necesidad de tener en cuenta la manipulación que los incas hacían de su historia junto a los intereses que podrían tener determinados cronistas, como parece haber sido el caso de Betanzos. En consecuencia, alerta Francisco Hernández de que la biografía de los incas no está, ni mucho menos, exenta de manipulación y no es posible llegar a una relación única y verdadera de la sucesión de los incas. Con el atino propio de un investigador riguroso, pero flexible cuando es necesario, termina observando que pese a lo señalado no se debe abandonar la búsqueda de fuentes que ayuden a explicar la historia de los incas y propone no buscar lo que no se puede hallar, sino intentar interpretar la documentación de manera que permita entender "la manera de recordar de los hombres andinos", enfatizando, sobre todo, "en lo que era para ellos importante recordar".

Liliana Regalado pone de relieve de manera detallada y comprehensiva la información aportada por Betanzos en su crónica. Señala la investigadora cómo Betanzos adopta una doble perspectiva (mítico-ritual y político-militar) en su narración, coincidiendo así con los intereses que la administración virreinal había expresado, pues Betanzos no solo se basó en los informantes pertenecientes a la élite incaica, sino que contó asimismo con las informaciones de Vaca de Castro, en las que el tema central era el origen y la expansión incaica. Considera, al igual que el resto de investigadores que participan de esta edición, que la figura de Pachacutiy es central en lo que se refiere al inicio de la expansión incaica y al comienzo del desarrollo estatal y la organización espacio-temporal-ceremonial del Cuzco y destaca Liliana Regalado que dicho proceso de expansión incaica ha llegado hasta nosotros gracias a la recolección de tradiciones orales. De modo que esta destacada investigadora coincide con el doctor Hernández en que la información recogida de manera oral por los primeros cronistas ofrece en realidad un itinerario ceremonial, esto es, ritual.

Nicanor Domínguez da cuenta de manera exhaustiva y rigurosa de las ediciones realizadas hasta la fecha de la Summa de Betanzos, así como de los manuscritos que se conocen hasta el momento: el incompleto de la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el de la Biblioteca de la Fundación Bartolomé March, en Palma de Mallorca. Se echa de menos, respecto de los manuscritos, la fecha en que pudieron ser realizadas las copias que se conservan. Se agradece que, respecto de dicho punto, no haya caído en el error de atribuir la copia al siglo XVI sin más argumento que avale dicha apreciación.

Laura Gutiérrez, paleógrafa encargada de transcribir este singular escrito, realiza una transcripción que respeta la mayor parte de las grafías del manuscrito balear. Es muy de agradecer para los futuros investigadores la inclusión de las palabras tachadas y añadidas, así como la no corrección de palabras que pudieran parecer a un inexperto en la historia de la lengua española incorrectas. Por ejemplo, mantiene "adormido" vocablo que no es incorrecto, sino variante de la época: "se cayó adormido", fol. 12r. Estamos pues, de enhorabuena con la primera transcripción respetuosa, casi en su totalidad, con el manuscrito balear que permitirá, sin duda, fructíferos estudios. Una muestra excepcional de dicho rendimiento la encontramos en los trabajos realizados por Rodolfo Cerrón-Palomino, quien, si bien es especialista de reconocida solvencia en el español andino, se centra aquí en el estudio de los fragmentos escritos en quechua y aimara, lenguas en las que es destacado investigador y profundo conocedor. Por tanto, estamos ante una edición que se ha esmerado en cuidar celosamente la integridad, en forma y significado, de los términos y expresiones quechuas registrados por el cronista en su obra. Como muy acertadamente señala Rodolfo Cerrón-Palomino, cualquier transcripción de estos materiales del pasado debe realizarse por especialistas que posean los imprescindibles conocimientos filológicos que permitan una recta transcripción del contenido del tesoro conservado en nuestros archivos.

Rodolfo Cerrón-Palomino destaca la importancia de la Summa betancina por varias razones: la no intermediación de traductores entre los informantes y el autor, el aprendizaje del quechua, realizado desde una edad temprana (probablemente en su adolescencia) y su matrimonio con la sobrina de Huaina Capac (esposa de Atahualpa o hermana de este, según las fuentes), Angelina Yupangue. Dicho matrimonio puso en contacto al autor con informantes descendientes del linaje real, de donde procede la información de la primera parte de su narración. El autor analiza, con su acostumbrado rigor científico, todo contenido escrito en lenguas indoamericanas. La valiosísima aportación de Rodolfo Cerrón-Palomino al estudio de las lenguas indígenas proporciona claves de gran trascendencia lingüística, pues nos ofrece, entre otras cosas, información fidedigna sobre las lenguas habladas por los incas. En efecto, en este texto, escrito en castellano áureo por un español que carecía de la formación acendrada, de la que disfrutaban quienes se solían encargar de dicha tarea, se incluyen fragmentos en lenguas indígenas que han permitido a dicho estudioso concluir, por ejemplo, que el canto que compuso el inca Pachacutiy tras su victoria sobre los soras, en su capítulo XIX, fol. 45v., no está escrito en quechua, como se creía hasta ahora, sino en aimara. De este modo, demuestra el investigador, apoyado en pruebas documentales y utilizando la mejor metodología lingüística, que la lengua oficial de Pachacutiy hubo de ser el aimara. En cuanto al quechua empleado por Betanzos, considera Rodolfo Cerrón-Palomino que hubo de ser la variedad hablada en Quito (el quechua chinchaisuyo), pues la mujer de Betanzos fue trasladada a Quito siendo muy joven, en calidad de mujer de Atahualpa. De modo que el Inca Garcilaso comete un anacronismo al considerar que el quechua de Atahualpa era el que él conocía como cuzqueño. El riguroso y pormenorizado estudio de los fragmentos escritos por Betanzos en lengua aborigen permite concluir, asimismo, a Rodolfo Cerrón-Palomino que el quechua betancino es una buena muestra de lo que los primeros españoles llamaron "lengua general" y, además, constituye una de las mejores evidencias de la variedad quechua empleada por "los señores" y por "la gente principal" de aquella tierra. Considera el investigador que este quechua coincide con el consignado en su gramática quechua por Santo Tomás (gramática que circuló en manuscrito desde 1550), pero advierte que este quechua era muy diferente del que fue propugnado por el Tercer Concilio Limense y el defendido por el Inca Garcilaso. Rodolfo Cerrón-Palomino, autor del más fiable estudio y edición de la gramática quechua de Santo Tomás ([1560]1995) y gran conocedor de la obra del Inca Garcilaso, ante los datos que aporta el análisis de los fragmentos en lenguas indígenas de la crónica de Betanzos intenta aclarar cómo es posible que exista notable diferencia entre el quechua que reproduce Betanzos (el propio de la nobleza cuzqueña) y el quechua que defendió el Inca Garcilaso, coincidente con el normalizado por los quechuistas del Tercer Concilio y codificado por González Holguín. Plantea el investigador una interesante hipótesis explicativa que tiene en cuenta factores tanto históricos como sociolingüísticos. Concluye así que las guerras fratricidas entre Atahualpa y Huáscar acabaron diezmando a la élite gobernante, de modo que el habla de los estamentos populares, de sustrato aimara sureño, consiguió una mayor aceptación, provocando de esta manera que el quechua de la élite se hiciera más permeable a esta variedad social. Otro factor fue determinante, a saber, las recomposiciones étnicas de distinta procedencia lingüística y dialectal que trajo consigo la conquista española y que desembocó en un proceso de "reconfiguración idiomática", cuyo resultado vendría a ser el quechua defendido por el Inca Garcilaso y bautizado como cuzqueño. El buen conocimiento que Betanzos poseía del quechua junto a su deseo de reproducir lo más fielmente posible las narraciones de sus informantes se observa, según el citado investigador, en el uso de "estrategias narrativas propias del quechua [que dejan] sentir las resonancias prosódicas y las cadencias estilísticas de la lengua [quechua]".

La edición de esta singular crónica se ve muy enriquecida con un glosario de voces indígenas que han sido estudiadas con rigor científico por Rodolfo Cerrón-Palomino. Glosario de indudable interés lingüístico y etnológico que recoge antropónimos, instituciones, términos culturales, etnónimos y topónimos. Para realizar dicho glosario, con buen criterio, recoge el citado investigador los términos tal y como aparecen grafiados en la transcripción, señalando por medio de un asterisco aquellas reconstrucciones de términos no atestiguados, conforme a las pautas propias de la filología.

La edición reseñada concluye con cuatro mapas de moderna factura que permiten apreciar la distribución geográfica de los diversos grupos étnicos, así como la distribución de las regiones del Cuzco, Chinchaisuyo, Collasuyo y su reconfiguración bajo el virreinato del Perú.

En conclusión, es esta una magnífica edición que viene acompañada por una serie de trabajos interdisciplinares que la dotan de una innegable unidad temática y que responden a un esquema conceptual y metodológico alejado de conceptos teóricos reduccionistas y descontextualizados.

 

Recibido: 7/07/2016

Aceptado: 5/12/2016

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons