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Lexis

versión impresa ISSN 0254-9239

Lexis vol.42 no.1 Lima  2018

http://dx.doi.org/10.18800/lexis.201801.009 

RESEÑAS

 

Folger, Robert y José Elías Gutiérrez Meza (eds.) La mirada del otro en la literatura hispánica. Zürich: LIT Verlag, 2017. 304 pp.

 

Rauf Neme Sánchez

Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú.

 


En el año 2015, en la Universidad de Heidelberg, se realizó el coloquio internacional «La mirada sobre/del otro en la literatura hispánica», cuyo propósito era continuar el diálogo y la discusión sobre la representación del otro en el campo de la producción literaria y también de otras modalidades discursivas. La mirada del otro en la literatura hispánica es el resultado de estas nutridas jornadas. El libro editado por Robert Folger y José Elías Gutiérrez Meza plantea como eje y justificación del volumen "la compleja imbricación entre el campo visual y la dialéctica de otredad y subjetividad" (7), la cual es relevante en la construcción de las culturas influenciadas por el modelo epistemológico occidental.

Los dieciocho ensayos abordan desde métodos, campos y disciplinas distintas la representación de esa "mirada" que construye al otro y que, a juicio de los editores, implica también el reflejo de prácticas, ideologías e epistemologías reales, que inicialmente no son observables en la propia ‘realidad’ y son más bien delineadas en el campo del imaginario ficcional, el terreno de privilegio para la literatura. Los trabajos de investigación recorren un amplio panorama: las letras áureas, la literatura científica en el tiempo ilustrado, los relatos de viaje del periodo decimonónico, la posmodernidad y des-territorialidad de la narrativa contemporánea. Aunque balanceados por su propósito en el estudio de la alteridad y la representación de la otredad, lo cierto es que también hay aproximaciones que no se restringen a abordar solo estos temas. En la presente reseña comentaremos algunos artículos, cuya información puede ser significativa para posteriores investigaciones.

Los tres primeros artículos abordan la otredad en las letras del Siglo de Oro desde la novela, el espacio teatral y los tratados políticos. Nataniel Christgau en "Lo uno y lo otro: la relación entre la primera y la segunda parte del Quijote" identifica lo "otro" a partir de su naturaleza metaficcional. Su premisa de trabajo es retomar la idea propuesta por Friedich Schlegel, acerca de que la novela de Cervantes es una "permanente reflexión sobre sí misma" y que la segunda parte "crea verdaderamente la historia ficticia de don Quijote" (18). El autor profundiza en la relación existente entre historiografía y literatura, que era un problema fundamental dentro de la poética en el tiempo de Cervantes: "La relación entre literatura e historiografía en cuanto a la verdad también forma el dualismo fundamental del Quijote. Por lo menos en él, al igual que en la época de Cervantes, la relación de la literatura con la verdad está vinculada a la diferencia entre historia y poesía" (20). En ese sentido, según Christgau, es posible decir que la primera parte se funda en la verdad sobre la que se sustenta la historiografía, ya que para don Quijote las hazañas de los caballeros son parte de una realidad que para este lector es verdadera. La segunda parte sería el correlato de esta historia, pero como una historia sobre la novela: "Casi se podría decir que Cervantes impone al lector una lectura de la primera parte: entenderla como un relato de sucesos reales. Así la segunda parte pasa a ser más que nada una historia sobre la novela" (25). Lo "otro", como reflexión sobre la novela, impone además de una relectura, una revisión de los recursos utilizados en la primera parte, así la presencia del juego metaficcional se refuerza por el ojo crítico que debe articular una poética con la que se examina la novela.

El artículo de Simon Kroll, "La puesta en escena de la mirada del otro en Calderón, Lope y Vélez de Guevara", propone que el teatro ha sido uno de los espacios predilectos para representar dicha mirada, aunque todavía dentro de los estudios críticos calderonianos no se le ha prestado una debida atención: "El arte del teatro es, en alguna manera, el arte del otro, pues siempre se trata de hacer el papel de otro. Por tanto, el teatro brinda quizá más posibilidades y más flexibilidad que otros géneros literarios a la hora de poner en escena la mirada del otro" (39). A pesar de ese tenor, el artículo resulta preliminar y descriptivo, probablemente porque se inscribe dentro de un proyecto mayor que aún está en preparación. El trabajo de Kroll examina la mirada del otro sucintamente en Los dos amantes del cielo, El mágico prodigioso, Los tres mayores prodigios y La aurora en Copacabana de Calderón de la Barca; El Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón de Lope de Vega; y Las palabras a los reyes y gloria de los Pizarros de Vélez de Guevara. Las comedias de tema americano son campo propicio para el desarrollo de la orientación que Kroll trabaja, en especial por las posibilidades de experimentación estética que el autor identifica en los tres comediógrafos españoles.

Robert Lauer en "La mirada del rey en el teatro áureo de Luis Vélez de Guevara y la tradición del speculum principum" realiza un análisis de la figura del monarca en dos comedias del dramaturgo sevillano: El triunfo mayor de Ciro, saber vencerse a sí mismo y La jornada del rey don Sebastián en África. Según Lauer, en las comedias de tema histórico de Vélez de Guevara, el rey ocupa un lugar protagónico y es siempre objeto de reflexión dentro de la comedia, pues su papel como sujeto ordenador y figura que impone justicia dentro de la comedia está en correlato con las funciones que desempeña en el orden social. Lauer establece las posibles relaciones intertextuales en estas dos comedias con los principales tratados políticos renacentistas y barrocos a partir del espejo de príncipes, como pueden ser el Tratado de la religión y virtudes que debe tener el príncipe cristiano (1595) de Pedro de Rivadeneira, Del rey y la institución real (1599) de Juan de Mariana, Tratado del consejo y de los consejeros de los príncipes (1589) de Bartolomé Felipe, por citar algunos casos. Así el elemento vinculante es el control de las emociones como una virtud política del gobernante para garantizar la armonía social y el ejercicio racional de la justicia. Además, dentro de esta lección política, existe un especial relieve sobre la función del consejero, personaje que para los tratadistas políticos españoles debía igualmente regirse según las virtudes políticas necesarias para el buen gobierno. Para Lauer, ambas comedias de Vélez de Guevara "reflejan a la vez una nueva episteme basada en los procesos de cambio y circunscripción, fenómenos que los múltiples libros de consejo de la época tratan de captar y analizar. La autoridad de una tradición, suficiente para explicar ciertos fenómenos del pasado, se desenvuelve ante el poder de la innovación de la modernidad" (56).

La otredad en la memoria y el relato epistolar son los temas tratados en dos artículos referidos a las letras del XVIII y en específico al corpus producido por el diplomático español José Nicólas Azara. "La imagen del gobernante: Pío VI en las memorias del ilustrado José Nicólas de Azara" de María Dolores Gimeno Puyol analiza la primera parte de las memorias de este notable diplomático ilustrado. Según Gimeno Puyol, Azara cuestiona en sus memorias políticas la figura del papa Pío VI, pues representaba la continuación de la corrupción en la institución eclesial, además que mediante la representación caricaturesca y ácida del pontífice aporta pruebas de la necesidad de una separación entre el Estado y la Iglesia:

La justificación particular que pretenden estas memorias se refuerza en el plano interno mediante la crónica de la vida de Pío VI, que permite ejemplificar el pasado de la Iglesia, además de explicar los hechos posteriores, en los que el diplomático tuvo parte activa. Funcionario fiel a la doctrina de los Borbones españoles, partidarios de la separación Iglesia-Estado y de la autoridad eclesiástica restringida al terreno espiritual, elabora así un manifiesto regalista (63).

Así, para convertirse en un objeto de prueba, Azara realiza un retrato personal del pontífice que se proyecta en su actuación política: su avaricia y vanidad en la esfera personal se convierte en nepotismo y traición al decoro exigido a cualquiera autoridad eclesial. Este alejamiento de la figura papal del modelo "ideal del monarca absolutista ilustrado, encarnación de un padre respetable para con sus súbditos" (66), representa para el diplomático español la tiranía papal. Por otro lado, las indagaciones en la memoria y los relatos sobre el yo son continuados en el artículo "Una mirada epistolar sobre el yo-otro a finales del siglo XVIII: representación del sujeto-Azara en sus cartas con Giambattista Bodoni" de Noelia López Souto. Según la investigadora, los relatos epistolares se inscriben dentro de las escrituras autobiográficas y, por ello, como cualquier otro texto de este campo, "se compromete a crear un discurso verdadero sobre sí y dirigido a un otro" (74). En ese sentido, la justificación de su estudio estriba en que es un material idóneo para explorar en la búsqueda del yo y su construcción textual. De acuerdo con López Souto, en el epistolario de Azara con Bodoni es posible examinar el derrotero en su pensamiento y cómo este se configura a partir de que "el yo se revela gracias al tú-otro" (74). Desde esa posición, las epístolas revelan a un sujeto Azara cuya concepción positiva del sujeto responde a un paradigma humanista renacentista, pero que se va modificando hasta inclinarse por cierto estoicismo debido a su quehacer político y a los cambios históricos que le toca vivir. Según López Souto, estas dos identidades, el político y el intelectual, se enfrentan en la escritura de Azara y configuran dos registros en las misivas con Bodoni. Lo significativo en este enfrentamiento es que el yo de Azara se desdobla en un yo privado y en un yo público, identidades que se mueven motivadas por el deseo de perfeccionamiento artístico-estético y por el ethos público.

El aparato simbólico y visual de la cultura colonial tiene también un lugar dentro de los estudios sobre el otro en este conjunto de artículos. "Imágenes de alteridad en la época de la Ilustración: los conventos femeninos novohispanos frente al mundo del siglo" de Franziska Neff realiza una lectura intertextual y comparativa en un corpus variado e interesante producido en la ciudad de Puebla de los Ángeles, dicho corpus incluye desde las crónicas patrias hasta los retratos de monjas. La primera parte del artículo sitúa a los conventos como focos políticos, económicos y culturales dentro de la ciudad, debido a la relación con las élites locales. Los conventos en la sociedad novohispana se convierten en activos actores sociales y las fuentes literarias pueden revelar las "alteridades marcadas por los espacios construidos e imaginados, así como por las miradas puestas en ellos" (90). Esta alteridad es producto de la relación entre el exterior y el interior marcado por la división del muro conventual, por lo que las representaciones de cada espacio "conllevan diferentes tipos de miradas que reflejan opiniones de y sobre los individuos o colectivos. Así, el colectivo del mundo dentro del convento se enfrenta al colectivo del mundo fuera del convento, denominado ‘del siglo’ en los escritos de la época" (91). Para Neff, la división física de los espacios determina a su vez las dicotomías en el plano simbólico: ciudad/convento -convento/cielo. Estas dicotomías se manifiestan en las fuentes como tópicos e imágenes que refuerzan la división entre los planos, al mismo tiempo que perfilan los géneros literarios que circulan dentro de la vida conventual y que "constituyen una rica fuente de visiones de la vida religiosa desde dentro y fuera del convento" (92). La segunda parte del artículo es el análisis de las crónicas patrias, género que surgió en el cabildo civil para fortalecer la ciudad en el terreno simbólico y contrarrestar los efectos de la crisis política y económica. Las crónicas poblanas, según Neff, destacaron el peso de la historia eclesiástica y su contribución en la vida urbana, pues los conventos definieron la identidad de la ciudad y marcaron el derrotero moral de sus habitantes con los ejemplos de virtuosidad y religiosidad de la vida de sus monjas. Asimismo, para la autora, el papel significativo de la vida conventual en la segunda mitad del XVIII también se expresa en los retratos de monjas, que para el contexto novohispano representó una forma de reacción frente a las políticas de la Corona de reformar los conventos en Nueva España con la imposición de la vida común. En ese sentido, los retratos de monjas coronadas "recalcan la definición especial de la vida conventual" (107) frente a las disposiciones que afectaban la alteridad construida en este espacio.

La Ilustración española y sus iniciativas de reforma son el tema que aborda Jan-Henrik Witthaus en "Los enemigos de la Ilustración: estrategias del othering en el siglo XVIII español". Witthaus analiza en su artículo las imágenes del enemigo, representaciones simbólicas que surgen de un aparato semiótico antes que de una figuración real. Estas imágenes del enemigo se desprenden de los textos de los ilustrados españoles, en este caso el Teatro crítico universal de Benito Jerónimo Feijoo, Discursos Mercuriales de Juan Enrique Graef y El Censor de Luis Cañuelo. Según Witthaus, los textos en distintos momentos buscan visibilizar a los enemigos de la Ilustración en España mediante estrategias discursivas y retóricas para, de esta manera, intervenir en el contexto de crisis y urgencia. En ese sentido, los modos de othering vienen a ser "las estrategias para reinventar a los ‘enemigos de la voluntad de reforma’" (114). Así, Witthaus propone que Feijoo emprende una campaña contra la ignorancia del vulgo mediante el rescate de la cultura letrada y del intelectual armado del "raciocinio y la experiencia" (115); Graef dirige su pluma contra la presencia diplomática en la Corte española y el peligro del elemento extranjero dentro de la vida política; y Cañuelo señala como otro gran enemigo de la Ilustración a la ociosidad, entendido por el ilustrado como un mal social que obstruye el camino de las reformas.

En el marco de artículos dedicados al corpus del XIX, es posible notar que el relato de viaje ocupa un lugar privilegiado para examinar la mirada del otro. En "Miradas recíprocas en el viaje decimonónico: reflexiones a partir de los relatos de Flora Tristán y Clorinda Matto de Turner" de Mónica Cárdenas Moreno se analiza el papel de los relatos de viaje en la formación del intelectual decimonónico a partir de la construcción del yo. El artículo se apoya en las categorías de exotismo, egocentrismo y encuentro con el otro propuestas por Tzevan Todorov. Desde esa orientación, la autora propone que es posible hallar puntos de coincidencia en ambas escritoras a partir de las miradas recíprocas que surgen al abordar la categoría del género desde la experiencia del viaje trasatlántico, además que el viaje permite en ambos casos inscribirse en el campo intelectual letrado y configurar sus respectivos proyectos colectivos. Por otro lado, Eduardo Muratta Bunsen aborda el relato de viaje en los informes realizados por el explorador Alexander von Humboldt en "La mirada de Humboldt sobre el otro americano", donde examina la transformación de la subjetividad de Humboldt a partir de su encuentro con el otro. Este cambio le permite confirmar el "carácter dialéctico de la mirada de humboldtiana que alimenta la propia comprensión del otro americano" (156). Muratta apela a las ideas de Homi Bhabha para preguntarse si es posible escribir desde la posición del otro. Esta interrogante y el contexto de su formulación son pertinentes en su análisis de la escritura ambivalente de Humboldt en su relato sobre América. En un principio, la mirada del intelectual alemán se construye a partir de las fuentes coloniales sobre los virreinatos de América; estas lecturas originaron una visión deformada y oscilante entre la civilización y la barbarie en el Nuevo Mundo. Sin embargo, su encuentro con el otro y su vocación científica por ser lo más objetivo posible en sus observaciones determinó un desplazamiento en su forma de entender la otredad.

En el caso de la narrativa del siglo XIX, la novela es el género predilecto dentro de los proyectos nacionales americanos y la construcción de una comunidad imaginada. Así, los trabajos de Robert Folger, "El régimen visual, el cuerpo femenino y la nación imposibilitada en el Ecuador del siglo XIX: La emancipada (1863) de Miguel Riofrío", y de Javier de Navascués, "Estereotipo y afrodescendientes
en la narrativa romántica argentina (Barbará, Manso, Gorriti)", estudian el fenómeno de la alteridad en las ficciones fundacionales y en los contradictorios proyectos liberales respectivamente. Por un lado, Robert Folger estudia, desde la propuesta teórica de Doris Summer, la problemática del cuerpo y del género en la novela La Emancipada del escritor ecuatoriano Miguel Riofrío. A juicio de Folger, esta novela escrita a la manera del realismo francés es una "ficción fundacional fracasada" en el sentido que "la mirada intrusa masculina sobre el cuerpo muerto mutilado de una mujer asociada con el mundo indígena, imagen de suma alteridad, es el síntoma de la falta de cohesión social y de la nación imaginada como corps morcelé" (139). Para Folger, es posible llegar a esa lectura porque el personaje femenino no logra consolidar su amor y desplaza este sentimiento hacia los indígenas, lo cual potencia la "otredad inscrita en el cuerpo femenino, al asociarlo con la alteridad étnica, cultural y socioeconómica relativa al mundo del narrador y de sus lectores" (151). En ese sentido, opera una feminización de la masa indígena, la cual es vista como víctima, y la mujer será observada con temor y peligro al representar una amenaza al orden patriarcal. Por otro lado, Javier de Navascués examina el problema de la subalternidad dentro de los proyectos narrativos liberales de Federico Barbará, Juana Manso y Juana Manuela Gorriti. Según el investigador, la narrativa rioplatense alimentó el proyecto de un programa simbólico de homogenización nacional, de este modo, "superando las dificultades de una sociedad multiétnica y dispersa demográficamente, la literatura ayudó a alimentar este proyecto mediante diversas estrategias, de modo que la autoconciencia del argentino como pueblo uniforme étnica y culturalmente perduró hasta bien entrado el siglo XX" (173). El estudio del sujeto afro-descendiente en la narrativa rioplatense permite visibilizar mejor los marcos de la exclusión y marginación. Así, la construcción de estereotipos que reforzaban la otredad del sujeto afro contradecía los anhelos del proyecto igualitario liberal.

Oriente como elemento de otredad es un tema vinculante en los artículos "¡Sí que es una gran conquista, la conquista de un harén!: erotismo orientalista e imaginario colonial en la zarzuela española del primer tercio del siglo XX" de Jaime Cárdenas Isasi y "El Oriente de Bellatín y Aira: un personaje de ficción" de Estefanía Bournot. En el caso del primer artículo, se examina la orientalización del enemigo marroquí como estrategia de colonización del otro. Según Cárdenas Isasi, las zarzuelas ambientadas en territorios marroquíes ofrecen una mirada erotizada sobre el otro mediante la representación del harén. Este espacio marcado por la sexualización establece una ligazón con el contexto bélico de la política colonial de España que, para juicio de Cárdenas, era una forma de dramatización de los actores en conflicto, los cuales son resemantizados desde las dicotomías del género: colonizadores masculinos, colonizados femeninos. Por otro lado, en el caso del segundo artículo, Bournot propone en el campo de las letras contemporáneas que la narrativa del peruano-mexicano Mario Bellatín y del argentino César Aira desmantelan la mirada occidental sobre Oriente. En ese sentido, cabe hablar de nuevos orientalismos en las letras hispanoamericanas, cuyo discurso es el paradigma global y el rediseño de una nueva cartografía. Sin embargo, según Bournot, en el caso de Bellatín y Aira, el imaginario oriental se asienta como un recurso retórico para develar los mecanismos propios de la ficción.

Finalmente, dos artículos interesantes sobre la alteridad en las letras peruanas corresponden a Erik Giancarlo Sayes Zevallos y José Elías Gutiérrez Meza. "La idolatría: la religiosidad del Viejo en Los ríos profundos de José María Arguedas" es una propuesta de interpretación del concepto de idolatría desde la Teología de la Liberación. Sayes analiza la representación del personaje del Viejo como una oposición al mensaje del cristianismo y a la interpelación que Dios realiza a los hombres. El Viejo es la cara deshumanizada de la religión que solo se edifica sobre la base de los deseos de un grupo. Según Sayes, el otro está imposibilitado de comunicarse en la novela de Arguedas, su condición de subalternidad es producto de la condición idolátrica del Viejo, quien se identifica con una divinidad hecha a su imagen y semejanza: "Al proyectar su identidad en este Cristo, este personaje termina de sellar su imposibilidad de ser interpelado por el dolor de otros, ya que se constituye en el mismo ídolo" (235). Por ello, el Viejo cancela la alteridad que existe en el mensaje cristiano, así la identificación con el otro, que es condición esencial del Evangelio, es reemplazada por un culto a la imagen deformada y deshumanizada de este personaje.

José Elías Gutiérrez Meza analiza la obra narrativa de Walter Lingán, un autor poco conocido en el Perú, pero que ha consolidado una carrera literaria en Alemania. "La mirada del extranjero en Alemania" es una lectura que indaga los alcances de la literatura de la migración, campo idóneo para reflexionar sobre la mirada del otro. Gutiérrez Meza justifica la elección de Lingán porque identifica en su obra una doble experiencia de migración: de provincia a la ciudad, de un continente a otro. Sus temas son sociales y de una gran carga autobiográfica. En testimonios y entrevistas que circulan en Internet, el autor se define como un activista político, periodista de izquierda y perseguido político. Estas condiciones determinan un perfil muy cercano a la imagen del escritor latinoamericano del boom; sin embargo, lo radical y novedoso de los temas de Lingán es esa cuota de tremendismo y humor donde un hombre-cuy es capaz de integrarse carnavalescamente entre alemanes. Gutiérrez Meza selecciona tres textos de su corpus literario: Por un puñadito de sal, Los tocadores de la pocaelipsis y Un cuy entre alemanes. El primer texto es el testimonio de Juana Mendoza, una campesina de un pueblo de provincia. Este testimonio es además el primer libro publicado de Lingán, pero no el primero que escribiera. Dicha información, desde la percepción de Gutiérrez Meza, "recuerda a un prominente modelo de escritor peruano en la lejanía: el Inca Garcilaso de la Vega, cuya primera parte de su obra (Diálogos de amor y La Florida del inca) es una traducción de lo escrito y experimentado por otros" (247). Al mismo tiempo, la experiencia de los otros coincide con la forma en cómo ve Lingán el oficio literario desde la concepción socialista; por ello, la veracidad y el realismo de la literatura parte siempre desde "el punto de vista del pueblo" (248). Los tocadores del pocaelipsis es el conjunto de relatos de Lingán cuyo lugar de enunciación es la mirada del extranjero. El tema que frecuenta el escritor peruano en estos relatos es la xenofobia alemana: "El extranjero aparece fijado en Alemania, pero sin participar plenamente de la sociedad alemana, sino solo como víctima, reproductor y validador de su xenofobia, pues, al reproducirla, este realiza los estereotipos negativos que tal discurso le asigna (problemático, violento, irracional) y en los que sustenta su aversión y temor" (252). La novela Un cuy entre alemanes se puede leer como un ejemplo de hibridismo. Este relato se sirve del juego autorreferencial: un peruano que migra a Alemania para dedicarse a la medicina, pero introduce el elemento extravagante y desaforado como es la metamorfosis en un hombre-cuy. Este rasgo asociado con el humor que se desprende de lo fantástico y monstruoso acerca más a Lingán a los relatos del israelí Etgar Keret. Aunque el mismo autor plantea que este hibridismo no es gratuito, sino que pretende funcionar como una alegoría de lo andino y lo latinoamericano que se integra en una patria posnatal.

En resumen, los artículos compilados en este volumen apuestan por examinar la mirada del otro y sobre el otro desde diferentes campos y discursos. Los esfuerzos por integrar teoría y el análisis de textos son logrados en gran parte de los trabajos. Aunque es un extenso recorrido el que se proponen los editores, los artículos no se restringen a lo panorámico y resultan útiles para posteriores investigaciones que se deriven de ellos.

 

Recibido: 21/02/2018
Aceptado: 22/06/2018

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