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vol.43 issue1Los Viajes de Riva-AgüeroCalderón de la Barca, Pedro. La aurora en Copacabana (una comedia sobre el Perú). Ed., José Elías Gutiérrez Meza. Madrid/ Frankfurt am Main: Iberoamericana/Vervuert, 2018. 338 pp. author indexsubject indexarticles search
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Lexis

Print version ISSN 0254-9239

Lexis vol.43 no.1 Lima  2019

http://dx.doi.org/10.18800/lexis.201901.008 

RESEÑAS

 

Mattza Su, Carmela V. Hacia La vida es sueño como speculum reginae: Isabel de Borbón en la corte de Felipe IV. Madrid: Verbum, 2017. 198 pp.

 


Las obras maestras nunca dejan de deparar nuevas lecturas que reconducen los cauces de la crítica o, simplemente, los enriquecen. En esta línea ha de entenderse la monografía de Carmela V. Mattza Su, dedicada al inmortal texto calderoniano La vida es sueño. Con ella, la autora culmina su contribución más importante hasta la fecha al estudio del teatro áureo y en general al Siglo de Oro, terrenos en los que viene ocupándose no solo de Calderón de la Barca: también de Cervantes o Lope de Vega, y otros más. Nace esta obra de su tesis doctoral, como declara en los "Agradecimientos", donde, entre otros, pone de manifiesto su deuda con Frederick A. De Armas, fundamental para "desarrollar una perspectiva multidisciplinar desde donde leer y entender la comedia áurea, en particular La vida es sueño y, por ende, la comedia calderoniana" (11). La metodología aplicada en el libro se filtra en tales palabras.

Aún en los "Agradecimientos", sin haber accedido a la "Introducción", encontramos la primera imagen, figura 1 (13), una de las ocho que ilustrarán la exposición, pues en todo momento se pondrá en relación la literatura con la pintura (ut pictura poesis). En la imagen se aprecia a la que será la figura central del volumen: Isabel de Borbón (1602-1644), la primera esposa de Felipe IV, con quien tendría diez hijos desde su matrimonio en 1615 y hasta su prematura muerte, ocurrida cuando la reina apenas superaba los cuarenta años. A través de ella, Mattza propone una vuelta de tuerca a los estudios sobre La vida es sueño: mientras que tradicionalmente se ha entendido como un speculum regis, orientado a "la figura del buen gobernante, la formación del príncipe, el regicidio, la autoridad real y el conflicto generacional por el poder" (15), o se han estudiado algunos de sus personajes de modo pormenorizado, ahora se defiende como un speculum reginae dirigido a Isabel de Borbón. Así pues, La vida es sueño no solo cumple con la función de aleccionar acerca del comportamiento masculino, sino también acerca del femenino, complementando ambos el trasfondo existencial inherente al texto.

El propósito reside, pues, en incidir en un personaje, de los varios de las dramatis personae: Estrella. Personaje en quien confluyen concomitancias que se ligan a la reina Isabel de Borbón, aunque sin ser ella exactamente. Se pone la atención así sobre otros personajes, más allá de los que habitualmente eclipsan al resto: Basilio y Segismundo. Estos otros son Astolfo, Clarín, Clotaldo, etc. Y entre los personajes femeninos no solo debe brillar Rosaura. Se persigue así un fin específico acotado por Mattza:

[...] el interés es dar un paso más en el conocimiento y comprensión de la comedia calderoniana más emblemática del llamado Siglo de Oro español. Por eso, este libro además de revisitar la importancia del personaje para el funcionamiento y desarrollo de la trama, discute principalmente hasta qué punto LVES funciona como un espejo sobre el poder y la autoridad no solo para reyes, príncipes o personas de poder en la época, sino también para sus consortes (17).

Tales objetivos garantizan la novedad del ensayo, que se confirma a lo largo de sus cuatro capítulos, que parten de la noción básica de que la composición de La vida es sueño debe datarse hacia 1630, por cuanto la primera representación habría tenido lugar entre 1631 y 1636. Por tanto, de tratarse de un speculum reginae, la relación con Isabel de Borbón se hace plausible. Pero no estamos, ni mucho menos, ante una intuición a secas: es una tesis que se desprende del estudio detallado del texto a la luz de su tiempo. El resultado vertebra el montante de los capítulos, compuestos de abundantes apartados internos que facilitan la organización del contenido, donde residen las razones que conducen a una resolución contundente de los problemas planteados.

"La vida es sueño, ¿comedia que se representó ante sus majestades?", reza el capítulo i(21-62). La pregunta viene a abundar en un lugar común de la crítica, que no se ha conseguido despejar en una sola dirección, con lo cual Mattza recopila los datos relacionados con la posible representación. Desde ahí se aborda la delicada problemática de la transmisión textual de La vida es sueño, que se difunde en dos versiones: Z (aparece en Zaragoza en 1636) y M (aparece en Madrid en 1636). La autora contrasta ambas y aprecia la equivalencia entre jornadas, acciones y personajes; por su parte, los parlamentos sí que experimentan cambios considerables. Tampoco se conoce con claridad el vínculo que une a los dos testimonios, lo que lleva a aducir las referencias bibliográficas más autorizadas en la materia. Se acaba viendo "plausible [...] que LVES haya sido representada durante la primera mitad del siglo xvii en palacio" (33).

Esta indagación antecede a dos apartados en el mismo capítulo. El primero señala la importancia del personaje de Estrella, como he anunciado antes, pese a su escasa intervención en la acción dramática. Para probarla, Mattza se apoya en los postulados teóricos de Thomas Pavel, particularmente en lo que este denomina "poetics of plot" (35), concepto que remarca el valor inherente a todo personaje en cualquier trama argumental, sea cual sea su peso, por las relaciones que traza con los otros. La importancia de Estrella, así pues, se refleja en cuatro estratos: a) la relación con Astolfo, b) la relación con Segismundo, c) su lugar en el triángulo amoroso que se genera y d) la relación con Basilio y su realce como Belona, diosa romana de la guerra; Belona rivaliza con Palas en el imaginario que emana del personaje. El capítulo no termina sin antes significar a Estrella como "princesa cortesana", para lo cual se asimila en el texto a los modelos impulsados por Juan Luis Vives, Juan de Pineda y fray Luis de León en lo que respecta al comportamiento femenino. En este sentido, es elocuente su desidia ante el saludo de Astolfo (vv. 485494): "El análisis llevado a cabo de las intervenciones de Estrella en la comedia también distingue que en el saludo de Astolfo, Estrella está siendo comparada con tres diosas de la mitología clásica: Flora, Aurora y Palas. Pero el saludo galante de Astolfo no es recibido con mucho entusiasmo por parte de Estrella, sino que muestra bastante desconfianza con tanta galantería (49)".

La triple inspiración clásica, en Flora, Aurora y Palas, abre el camino del capítulo ii: "Estrella: écfrasis, mitografía y juego de poder" (63-102). Se hallan, de hecho, fundamentales parecidos entre Estrella y las tres deidades mencionadas, que originan un análisis exhaustivo que manifiesta lo principal de la conexión, prodigándose así Mattza en una vía fecunda en los últimos tiempos para el teatro áureo: la herencia de la mitología clásica. Nuevas imágenes ilustran una argumentación que se nutre de continuas expresiones pictóricas. Por ejemplo, el referente de Flora se liga a la pintura de Botticelli o a la flor de lis, ambas de un imponente simbolismo que es escudriñado en profundidad.

El capítulo III (103-144) aglutina el mayor número de páginas y de secciones, hasta doce. Todas ellas coinciden en el asunto que recoge el título: "Autoridad y poder en los funerales de Isabel de Borbón". El capítulo busca similitudes entre las figuras mitológicas que menciona Astolfo en su presentación ante Estrella, y que vertebran el capítulo ii, y la reina Isabel, aunque "No se trata de que la reina se vea a sí misma en Estrella como si el personaje hubiera sido inspirado en su vida o en su personalidad (esa sería la función de un espejo normal), sino que, como speculum reginae, Calderón busca hacer de Estrella un recurso para dirigirse a la mujer de poder y así proveerla de un modelo de conducta en el cual la virtud principal es la lealtad hacia el rey (103)". Con ese fin "se estudian las relaciones y otros documentos literarios que se escribieron para celebrar los funerales de la reina, en los cuales se confirma la vigencia de estas asociaciones por medio de imágenes" (103). Podemos decir, entonces, que el hecho principal para el conjunto del ensayo está constituido por el mencionado saludo, "pues anuncia al público cortesano —no solo educado, sino también acostumbrado a ver imágenes y alusiones mitológicas en la lírica, la prosa y el drama celebrado en la corte— la trascendencia de Estrella en la obra. Esas comparaciones con Flora, Aurora y Palas hacen de Estrella no solo una figura de autoridad dentro de la obra, sino también fuera de ella, porque esas alusiones apuntan a una persona histórica concreta: la reina Isabel de Borbón" (103).

Desde este preámbulo, Mattza se detiene en doce motivos nucleares, convergentes en una imagen de Isabel de Borbón "no solo como reina piadosa, sino también como una prudente y sabia en los asuntos de gobierno" (107): a) "Los Jerónimos, Madrid y el funeral de la reina", b) "La mitología clásica en los funerales de Isabel de Borbón en Salamanca", c) "Mitografía, mujeres bíblicas y los funerales de Granada, Valladolid y Zaragoza", d) "Lima, la Luna, el fiel vasallo y los funerales de la reina de los dos mundos", e) "Los funerales de Isabel de Borbón en el Virreinato de Nueva España", f) "Ejemplaridad en los funerales de la reina Isabel en Milán y Roma", g) "Los funerales de Isabel de Borbón en Nápoles", h) "París recuerda a Isabel de Borbón", i) "No solo amada, sino también temida: los funerales de Puerto Rico", j) "Joseph Micheli y Márquez y El cristal más puro representando", k) "Nenia o poema acróstico a la clarísima reina de España Isabel de Borbón" y l) "El nombre para la tierra y la vida para el cielo, comedia religiosa de Sebastián Francisco de Medrano". Así pasa revista a multitud de representaciones a propósito de la muerte de la reina y explora su significado.

No podía finalizar el volumen sin un capítulo exclusivo destinado a responder a una pregunta exacta: "¿Por qué es necesario un speculum para Isabel de Borbón?" (145-175). Para hacerlo, se resalta su figura a medio camino entre lo pagano y lo divino, con Estrella siempre como trasfondo, y se pasa balance a textos que ofrecen una imagen de la reina Isabel, escritos en vida o tras su muerte. Asuntos fundamentales como su compleja relación con el conde duque de Olivares, privado de Felipe IV, se juzgan en este capítulo. Por último, se explora la presencia de la reina Isabel en otros textos calderonianos —tales como Casa con dos puertas o Mañanas de abril y mayo—, aunque siempre fue menos representada que la segunda esposa de Felipe IV, Mariana de Austria, con lo cual se evidencia su valor para el autor. Asimismo, Flora y Aurora asoman en otros textos de Calderón, como El mayor monstruo del mundo o Los dos amantes del cielo. Por último, se ofrece un análisis desde idénticas coordenadas de alguna obra más, como El mayor encanto, amor, que se presta junto a otras a su comprensión como speculum reginae.

Solo unas palabras sobre la bibliografía final. Resulta útil la división entre "Fuentes anteriores a 1800 que carecen de una edición moderna" y "Fuentes posteriores a 1800". No solo porque las primeras reclamen una edición, y así se insista en la laguna, sino porque la distribución agiliza la consulta de los materiales utilizados. También contribuyen al redondeamiento del trabajo las citas que encabezan cada capítulo y la inicial de todas, en el umbral del libro: por orden, pertenecen a Frederick A. De Armas, Paul Ricœur, Santiago Fernández Mosquera, Calderón de la Barca (los versos con que saluda Astolfo a Estrella), W. T. Mitchell y Anne Cruz y Mihoko Suzuki. Así pues, especialistas en el Siglo de Oro; un historiador del arte, Mitchell, y un teórico, Ricœur. Tres ámbitos familiares al libro, pues todos ellos los recorre.

En definitiva, una monografía novedosa en sus planteamientos, sólidamente argumentados sobre el examen ajustado de La vida es sueño y de la cultura áurea, que analiza numerosas interrelaciones orientadas en la dirección de Isabel de Borbón y el personaje de Estrella, minusvalorada, a lo que parece, en la tradicional, y caudalosa, bibliografía calderoniana. Convence pues la consideración de La vida es sueño como speculum reginae, y con ello la lectura que ofrece Mattza de Calderón.

 

Pedro Mármol Ávila

Universidad Autónoma de Madrid

 

Recepción: 08/03/2019

Aceptación: 10/06/2019

 

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