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Lexis

Print version ISSN 0254-9239

Lexis vol.46 no.1 Lima Jan./Jun. 2022

http://dx.doi.org/10.18800/lexis.202201.005 

Artículos

Estrategias de nominación en la nomenclatura etnozoológica urarina (aislada, Perú)

Naming Strategies in Urarina (Isolate, Peru) Ethnozoological Nomenclature

Jaime Peña Torrejón1  * 
http://orcid.org/0000-0002-3293-3935

Gema Silva Villegas1  ** 
http://orcid.org/0000-0003-3139-9248

1Pontificia Universidad Católica del Perú - Perú

Resumen

Este artículo presenta por primera vez un estudio detallado de la nomenclatura etnozoológica del urarina, una lengua amazónica aislada hablada en Loreto, Perú. Se describen y analizan las principales estrategias lingüísticas que emplea la lengua en la nominación de animales a partir del análisis de una base de datos léxica de más de 250 entradas con nombres de animales

recogidos en trabajo de campo. Como resultado, se proponen ocho estrategias distintas en la nominación de animales en urarina, así como diferentes correlatos entre estas y la formación de lexemas simples y complejos. El trabajo contribuye no solo a la documentación y descripción de una lengua aislada todavía poco estudiada, sino también a la comparación tipológica y areal con otras lenguas de la región.

Palabras claves: urarina; etnobiología lingüística; morfosintaxis; estrategias de nominación

Abstract

This paper is a first detailed study of the ethnozoological nomenclature in Urarina, an Amazonian isolate language spoken in Loreto, Peru. Based on a corpus of more than 250 lexical items gathered through fieldwork, we describe and analyze the main linguistic strategies used in the formation of Urarina animal names. As a result, eight naming strategies are proposed for Urarina animal nomenclature, and the relationship between these strategies and the formation of simple and complex lexemes is discussed. The paper contributes not only to the documentation and description of an Amazonian isolate, but also to the comparison, both typological and areal, with other languages of the region.

Keywords: Urarina; linguistic ethnobiology; morphosyntax; naming strategies

1. INTRODUCCIÓN

A pesar de que el análisis de sistemas de nominación etnobiológicos de diversas lenguas del mundo ha sido un campo de estudio relativamente fructífero, los estudios de etnobiología lingüística, cuyo interés es el estudio de taxonomías populares y la nominación de entidades biológicas, todavía constituyen un campo por descubrir para muchas lenguas amazónicas, particularmente, de Perú. El presente artículo tiene tres objetivos principales: en primer lugar, documentar y analizar las herramientas lingüísticas empleadas en la nominación etnozoológica del urarina, una lengua aislada hablada en Loreto, Perú. En segundo lugar, complementar la información en Silva (2021a) sobre las estrategias utilizadas en la nominación de plantas urarina para tener una idea más completa del léxico y morfosintaxis asociados con el conocimiento etnobiológico de esta lengua. En tercer lugar, enriquecer la tipología de estrategias morfosintácticas relacionadas con los sistemas de nominación y categorización de plantas y animales de la región amazónica, particularmente de la región nororiental peruana.

Para ello, el artículo se organiza de la siguiente manera: después de esta introducción, en la sección 2, presentamos información relevante sobre el pueblo urarina y las principales características tipológicas de la lengua. En la sección 3, discutimos sobre los antecedentes teóricos que sirven de marco para este estudio y, en la sección 4, sobre los criterios metodológicos y de tratamiento de los datos. La sección 5 es la sección principal del artículo y, en ella, presentamos el análisis de las estrategias de nominación del léxico etnozoológico urarina. Finalmente, en la sección 6 presentamos algunas conclusiones y discutimos nuestros hallazgos en perspectiva tipológica.

2. LOS URARINA Y SU LENGUA

La lengua urarina o kacha ere (código ISO639-3 ura, Glottolog urar1246) es hablada por alrededor de 5000 personas en Loreto, Perú. El área donde habita el pueblo urarina abarca las cuencas de los ríos Urituyacu, Chambira y Corrientes, y las quebradas que forman sus respectivos tributarios. En el río Corrientes, las comunidades urarinas se crearon como parte de una migración relativamente reciente ocurrida a mediados del siglo XX (Morales 2004). Esta migración se debió a las pobres condiciones de vida que surgieron a raíz, especialmente, del boom cauchero y del sistema de patronaje que imperó en las primeras décadas de dicho siglo. Por otra parte, las cuencas del Urituyacu y del Chambira conforman el territorio más tradicional urarina, al menos hasta donde se puede tener información a través de documentos coloniales, especialmente aquellos dejados por los misioneros jesuitas que operaban en la antigua Maynas, donde se describe la ubicación de este pueblo.

Hoy en día, el idioma urarina se encuentra amenazado, especialmente en la región del Urituyacu, donde la transmisión de la lengua es bastante restringida, aunque en las comunidades del Chambira y del Corrientes la lengua permanece vigente y es todavía transmitida a las nuevas generaciones. Según nuestra propia experiencia de campo en la región del Corrientes, la mayoría de mujeres de edad adulta y niños pequeños son monolingües en urarina y tienen una comprensión reducida del castellano; las generaciones jóvenes en general, especialmente hombres, son bilingües con el castellano (que usualmente comienzan a aprender en la escuela) como segunda lengua.

El urarina es considerado una lengua aislada; sin embargo, de acuerdo con las descripciones coloniales, es muy posible que haya estado emparentada con el itucale, con cuyos hablantes los antiguos urarina habrían mantenido mutua inteligibilidad (Figueroa [1661] 2004; Chantre y Herrera [1738-1801] 1901:350). Sin embargo, la lengua itucale desapareció sin mayor documentación, por lo que no se conocen mayores detalles lingüísticos sobre ella. De acuerdo con Cajas y Gualdieri (1987:13), los urarina actuales consideran a los itucale como parte de sus antepasados.

En cuanto al perfil tipológico del urarina, se trata de una lengua aglutinante, mayormente sufijante, que posee una morfología verbal relativamente tendiente a la polisíntesis, con un buen número de posiciones morfológicas, aunque solo una de estas, la indexación de persona/número, es de ocurrencia obligatoria en un verbo finito. Existen tres paradigmas de indexación de persona/número, la ocurrencia de las marcas pertenecientes a estos paradigmas está condicionada morfosintácticamente y restringida al tipo de construcción específico de acuerdo con tres parámetros: cláusula principal sin elemento focalizado, cláusula principal con elemento focalizado y cláusula subordinada. Una característica tipológicamente importante del urarina es que exhibe un orden básico OVS, el cual es muy raro interlingüísticamente y se encuentra documentado solamente en un puñado de lenguas alrededor del mundo (Greenberg 1966; Derbyshire 1977; Tomlin 1986; Hammarström 2016; ver Olawsky 2006 para una discusión enfocada en el urarina). El sistema de relaciones gramaticales que exhibe la lengua es nominativo-acusativo. El urarina hace uso de posposiciones, no tiene marca de concordancia entre núcleo nominal y modificadores, la construcción genitiva más usada es una construcción analítica de orden Poseedor-Poseído, aunque existen dos prefijos asociativos poco productivos que ocurren en construcciones de posesión o de algún otro tipo de relación metonímica afín, así como también en nombres de animales, de plantas, y en algunos compuestos y frases lexicalizadas (Silva 2021a; 2021b). Además, también existen construcciones de posesión con proclíticos descritas en Olawsky (2006)1. Los nombres, además, reciben marcación de número, posesión y locación, entre otras. La clase de adjetivos es bastante débil, como en otras lenguas de la región (véase Payne 1990: 220), y para la mayoría de conceptos de propiedad, el urarina hace uso ya sea de verbos, o de nombres y nominalizaciones en función atributiva. El uso de nominalizaciones en el discurso es bastante común, así como también el uso de estructuras de cabo-arranque (head-tail linkage), aunque, a diferencia de muchas lenguas amazónicas, el urarina no exhibe un sistema gramatical de cambios de referencia con paradigmas de marcas de persona claramente diferenciados.

3. ETNOBIOLOGÍA LINGÜÍSTICA Y ESTRATEGIAS DE NOMINACIÓN DE ENTIDADES BIOLÓGICAS

El estudio de la organización de diferentes dominios de conocimiento, entre ellos el conocimiento etnobiológico, constituye un campo de gran interés interdisciplinario. Dentro de la etnobiología lingüística y de la lingüística cognitiva, se ha prestado especial atención al estudio de las taxonomías populares, a principios para etiquetar los tipos de entidades biológicas, y para el análisis de las complejas motivaciones semánticas que parecen subyacer estas nomenclaturas. Asimismo, varios estudios han apuntado a tratar de capturar generalizaciones sobre las categorías taxonómicas y sobre diferentes tipos de nombres que se encuentran asociados al glosario etnobiológico de una lengua.

A nivel teórico, quizás el aporte más significativo de la etnobiología lingüística es la propuesta de que las categorías etnobiológicas son gobernadas por principios de nomenclatura regulares que forman parte de procesos generales de la cognición humana. En palabras de Berlin (1992), las regularidades tipológicas y estructurales que se observan en los sistemas de clasificación etnobiológicos «can be best explained in terms of human beings’ similar perceptual and largely unconscious appreciation of the natural affinities among groupings of plants and animals in their environment» (xi).

Tales regularidades obedecen a principios que han sido establecidos en diversas propuestas de tipologías taxonómicas populares, basadas, entre otros, en trabajos clásicos de Conklin (1962) y Berlin (1992). En relación con estas categorías, se han observado también principios en la organización de la nomenclatura etnobiológica. Así, Conklin distingue entre lexemas unitarios (unitary lexemes) y compositivos (composite lexemes) de acuerdo con su relación con el referente. Los lexemas unitarios no contienen ninguna forma o segmento que designe a una categoría que sea idéntica o superordinaria a aquella designada por dicha forma, mientras que los lexemas compositivos contienen alguna forma o segmento con fuerza descriptiva que designa claramente a una categoría superordinaria designada por tal segmento. Por ejemplo, en inglés white oak ‘roble blanco’ es un lexema compositivo pues es un hipónimo (un tipo de) de la categoría inmediatamente superordinaria oak ‘roble’; en cambio, oak ‘roble’ es un lexema unitario pues no contiene ninguna forma o segmento que designe a una categoría superordinaria de sí misma. Por su parte, Berlin, Breedlove y Raven (1973) y Berlin (1992) dividen a los nombres en primarios y secundarios. Los nombres primarios se dividen en simples y complejos; a su vez, los nombres complejos se subdividen en productivos e improductivos, tal como se puede observar en la Figura 1.

Figura 1 Tipología de nombres de plantas y animales (adaptado de Berlin 1992

Por otro lado, Berlin (2006), propone una tipología más particular enfocada en la nomenclatura etnozoológica. La Figura 2 muestra la propuesta tipológica de Berlin (2006). Nótese que esta tipología clasificatoria está basada también en un principio similar al de fuerza descriptiva visto arriba. Para ejemplificar su propuesta, Berlin utiliza el término en inglés red-headed woodpecker ‘carpintero de cabeza roja’ y los términos del idioma awajún (familia Jíbaro) páipainch ‘piha gritona’2 (Lipaugus vociferans) y wámpag ‘mariposa morfo’ (Morpho peleides).

* El término original en inglés del trabajo de Berlin es sound-symbolic

Figura 2 Distinciones de tipos de nomenclatura etnozoológica (adaptado de Berlin 2006:26) 

Como se puede apreciar, de acuerdo con Berlin, los nombres de animales pueden ser descriptivos o fono-simbólicos, es decir, pueden estar basados en la descripción de algún rasgo prototípico del animal (como tener la cabeza roja) o pueden estar basados en alguna característica que sea evocada a partir del sonido del nombre. El fono-simbolismo puede ser por lo menos de dos clases: onomatopéyico, es decir, el nombre trata de imitar el sonido que hace el animal; o puede ser sinestésico, es decir, puede evocar una propiedad no relacionada con el sonido. En awajún, paipainch (Lipaugus vociferans), es onomatopéyico en tanto imita el sonido del ave, mientras que wampag (Morpho peleides) es sinestésico en tanto, según Berlin (2006: S30), evoca la sensación del tamaño grande de la mariposa: de acuerdo con Berlin, existe una correlación entre la vocal /a/ y la evocación de tamaño grande, lentitud, forma esférica, redonda, corta o fornida, en contraposición con la vocal /i/, que evoca rapidez, tamaño pequeño y forma larga, angular o delgada (véase también Sapir 1929; Ohala 1984; Hinton, Nichols y Ohala 1994).

En este artículo, tomamos una dirección paralela a la que hemos presentado líneas arriba. El trabajo se centra en analizar las herramientas lingüísticas involucradas en las estructuras de nominación de animales y no tanto en las tipologías de nombres basadas en universales enfatizadas en las propuestas de Conklin (1962) o, sobre todo, Berlin (1992; 2006). Para ello, encontramos bastante útil distinguir entre tipos y estrategias de nominación. Siguiendo a Zariquiey (2018; ver también Messineo y Cúneo 2013; Silva 2021a), las estrategias de nominación se entienden como los procesos lingüísticos usados para crear nombres de diferentes tipos, independientemente del tipo de nombre que generan. Por ejemplo, aunque mono aullador y mono negro son considerados como un mismo tipo -ya sea lexemas compositivos (en la tipología de Conklin 1962), secundarios (en la tipología de Berlin 1992) o descriptivos (en la tipología de Berlin 2006)-, ambos difieren en términos de la estrategia morfosintáctica usada: mono aullador contiene una derivación mediante el nominalizador -dor que no se encuentra en mono negro. Así, mientras que el primer término contiene una estrategia que aquí llamamos nominalización atributiva (ver sección 5.7), el segundo es un compuesto endocéntrico Nombre-Adjetivo (ver sección 5.6). Este artículo se enfoca en el análisis de las estrategias de nominación, tal como se han definido líneas arriba, usadas en el caso particular del urarina, independientemente de cómo estas se relacionan con tipologías como las Conklin o Berlin. Asimismo, cabe indicar que los nombres de animales en urarina están lexicalizados, por lo que debe entenderse que las estrategias analizadas en este trabajo fueron aplicadas en el pasado, pero ya no todas son productivas sincrónicamente; además, no todos los nombres de animales son semánticamente transparentes, por lo que algunos pueden ser analizados solo de manera tentativa o, en algunos casos, no son analizables.

4. METODOLOGÍA Y DATOS

La presente investigación forma parte de un proyecto de documentación más amplio sobre las diversas expresiones lingüísticas del saber ecológico tradicional del pueblo urarina. La base principal de los datos que se analizan en este artículo proviene de varios trabajos de campo realizados entre los años 2017 y principios del 2020 en la comunidad urarina de Nuevo Porvenir, en el río Corrientes, así como de encuentros más cortos en otras comunidades presentes en dicho río y en las localidades de Nauta, Iquitos y Lima con hablantes urarina. Aparte de la documentación de términos de nombres de animales provenientes de los trabajos de campo, nuestros datos han sido complementados con algunos términos encontrados en trabajos previos sobre el idioma, tales como Olawsky (2006).

El trabajo aquí presentado se basa en un proyecto colaborativo de documentación en el cual los hablantes de urarina constituyen parte integral del equipo de investigación. El proyecto incorpora a miembros representantes de la comunidad de Nuevo Porvenir, distrito de Trompeteros, provincia y departamento de Loreto, en el río Corrientes, con quienes hemos trabajado de manera conjunta en el diseño e implementación de la documentación del saber ecológico tradicional de los urarina. Así, se ha formado un equipo local relativamente estable integrado por mujeres y hombres urarina que, dentro del proyecto, ha colaborado en distintas actividades, tales como discusiones grupales, caminatas en chacras y bosques, identificación de especies de plantas y animales, registro audiovisual de plantas y animales, grabaciones de narraciones y conversaciones sobre mitos, y de explicaciones sobre el conocimiento y uso de plantas y animales por el pueblo urarina, entre otros. Los datos y roles de los principales miembros del equipo local aparecen en la Tabla 1.

Para nuestro estudio, hemos analizado un subconjunto léxico que contiene alrededor de 500 términos urarina para plantas y animales; este subconjunto forma parte de una base de datos léxica más amplia del urarina que se está construyendo como parte de nuestro proyecto. Alrededor de la mitad de los términos de este subconjunto son exclusivamente de animales. La sistematización de la base de datos contiene el término urarina, la traducción al castellano general/sudamericano y al castellano regional de Loreto usado por los urarina (que no siempre coinciden), el nombre científico del animal o planta, y notas adicionales sobre aspectos culturales o analíticos asociados con el término. Además, para los objetivos del presente estudio, agregamos en cada caso el tipo de estrategia que podría asociarse con cada término. A modo de ilustración, la Tabla 2 muestra algunos ejemplos con la sistematización de datos que hemos llevado a cabo para este trabajo. Por cuestión de espacio, no incluimos notas culturales o de análisis morfosintáctico detallado, simplemente colocamos el nombre de las estrategias empleadas (estas se explican en las siguientes secciones).

Tabla 1 Equipo local urarina 

Tabla 2 Breve muestra de sistematización de nombres de animales urarina 

Para representar el idioma, dentro del contexto del proyecto, hemos elegido emplear el alfabeto oficial urarina, de tal manera que tanto los datos como sus posibles productos (más allá de artículos de corte académico) maximicen su utilidad para todas las personas involucradas, incluyendo a los propios usuarios urarina. La Tabla 3 muestra las correspondencias entre los fonemas urarina y su representación grafémica en el alfabeto oficial.

Tabla 3 Fonemas urarina y sus correspondientes grafías 

Este alfabeto fue oficializado el 2016 mediante la Resolución Ministerial N° 095-2016-MINEDU. Para su elaboración, el Ministerio de Educación tomó como referencia descripciones previas de la lengua, como Cajas y Gualdieri (1987) y Olawsky (2006), además de datos recogidos por el propio Ministerio. Para mayores detalles sobre la fonología del idioma, se pueden consultar dichas fuentes, así como Elías-Ulloa y Muñoz (2019). Es bueno señalar que el urarina posee vocales nasales, que no se representan directamente en el alfabeto3; sin embargo, este hecho no tiene mayor consecuencia para los objetivos particulares de este trabajo

5. ESTRATEGIAS DE NOMINACIÓN EN LA NOMENCLATURA ETNOZOOLÓGICA URARINA

En esta sección, analizamos los nombres de animales en urarina teniendo en cuenta las estrategias morfosintácticas involucradas en su formación. Las estrategias para nombres de animales que hemos encontrado en nuestros datos y que contemplamos en esta sección son las siguientes: acuñación, onomatopeya, identidad formal, derivación, composición, lexicalización de frases nominales y nominalización clausal.

Definimos brevemente cada estrategia, dentro del contexto del presente estudio, en las siguientes líneas (detalles más particulares sobre cada una de ellas son discutidos en las secciones 5.1-5.8). Dentro de nuestro análisis, la acuñación es el uso de un término morfológicamente no analizable y patrimonial de una lengua que parece no tener motivación onomatopéyica. Los préstamos son términos adoptados de alguna otra lengua. Por onomatopeya, nos referimos a la creación de una palabra que imita fonéticamente la entidad a la que designa. Identidad formal es el uso de una misma forma para referirse a dos o más entidades. La derivación (en urarina, mediante el uso de sufijos) consiste en la adición de un sufijo a una raíz o base y crea, como resultado, un nuevo nombre. La composición crea un nuevo nombre mediante la unión de dos o más raíces. Por lexicalización de frases nominales nos referimos a la extensión de una secuencia de elementos propios de una frase nominal para crear un elemento léxico conceptualmente único con una semántica especializada (en este caso, para referirse a una especie o género animal). Finalmente, la nominalización clausal crea una construcción referencial que funciona como un nombre simple a partir de la nominalización de una cláusula entera que funciona por sí misma referencialmente o como modificador de un núcleo dentro de una construcción referencial.

En la Figura 3 y Figura 4 mostramos los datos porcentuales de las estrategias favorecidas en la nomenclatura etnozoológica urarina. Por cuestión de parsimonia, hemos dividido los grupos de animales en dos, uno para animales con mayor saliencia perceptiva, y otro para animales con menor saliencia perceptiva, según categorías que se relacionan con distinciones propias de la taxonomía popular urarina.4 Por «animales que viven en el agua (no peces ni tortugas)» nos referimos sobre todo a lagartos (iguanas, lagartijas, etc.) y a ­cocodrilos. Dentro de «monos y afines» se encuentran algunas especies de ardillas y otras especies como la chosna y el oso hormiguero.

De la Figura 3, se puede apreciar que la acuñación predomina en general como estrategia para animales relativamente grandes, aunque es notable el hecho de que no aparezca como una estrategia favorecida con serpientes, para las cuales predomina la composición (con el núcleo siendo normalmente akanu ‘serpiente’) y la derivación con el formativo -nu (ver sección 5.5). Esta última también predomina en animales como lagartijas y afines de cuerpo alargado. En cuanto a las aves, también predomina la derivación, esta vez con -ri (ver sección 5.5) así como las onomatopeyas. Cabe indicar que en varios casos con nombres de aves hay una combinación de base onomatopéyica con derivación con -ri. El único rubro donde predominan los préstamos es para animales domésticos, lo cual es esperable ya que estos fueron introducidos a la cultura urarina.

Figura 3 Estrategias favorecidas para nombres de animales relativamente grandes 

Figura 4 Estrategias favorecidas para nombres de animales relativamente pequeños 

Como muestra la Figura 4, dentro de las estrategias para animales relativamente pequeños, la composición, el uso de frases lexicalizadas y de nominalizaciones clausales es bastante importante para varias categorías, como escarabajos, larvas, abejas, mariposas, caracoles y otros tipos de insectos y moluscos. Esto posiblemente se deba a la necesidad de descripción específica que se necesita para diferenciar unos de otros, debido a su baja saliencia perceptual. Por otro lado, para sapos y ranas así como algunos otros insectos, también es importante la derivación con -ri, un formativo que, como proponemos en 5.5, se usa para animales pequeños. Además, es importante indicar que, en el caso de sapos y ranas, dentro de las bases derivadas predominan las onomatopeyas, cuestión que no se refleja en el cuadro porque hemos etiquetado la mayoría de estos casos como casos de derivación con -ri.

Con esta información, las siguientes secciones analizan en mayor detalle cada una de las estrategias encontradas para el urarina.

5.1. Acuñación

Por acuñación nos referimos a términos morfológicamente simples, que parecen ser patrimoniales del urarina; es decir, términos que no se puedan identificar como préstamos de otras lenguas ni como derivaciones a partir de bases léxicas del urarina. La Tabla 4 muestra algunos ejemplos de acuñación en nombres de animales urarina.

Tabla 4 Ejemplos de acuñación en nombres de animales urarina 

5.2. Préstamo

En nuestros datos, algunos nombres de animales provienen de préstamos, especialmente de lenguas que tienen relación con la familia Tupí y el quechua. Algunos préstamos de otras lenguas indígenas pueden haber ingresado a través del contacto con el español regional, aunque sean préstamos también en esta lengua. Otros préstamos (como misitu ‘gato’) son originalmente del español, pero es muy probable que hayan ingresado a través del quechua. Como se sabe, la lengua quechua fue utilizada por los misioneros jesuitas de la antigua Maynas como lengua de evangelización y ha jugado un rol importante en la difusión de algunos términos no nativos en las lenguas locales. Además de préstamos de las lenguas más extendidas en Perú, como el español y el quechua, es muy interesante el préstamo de varios términos de animales, especialmente nombres de peces, que provienen de lenguas Tupí y que seguramente ingresaron al léxico de la región a través del omagua y del kukama-kukamiria. El omagua y el kukama-kukamiria dominaron el río Amazonas en la parte peruana y tuvieron una cultura fluvial bastante desarrollada, que les permitía ejercer el control sobre una región relativamente extensa a lo largo del Amazonas, aproximadamente entre el río Ucayali y la boca del río Napo hasta el río Iça, en la cuenca media del Amazonas, en Brasil (Vallejos 2010: 27, Michael y O’Hagan 2013: 2). Cabe indicar, además, que algunos términos de animales urarina también aparecen en otras lenguas relativamente cercanas en la región de Loreto, como lenguas de la familia Zápara, el yagua (familia Peba-Yagua), entre otros. Es probable que sean préstamos en estas otras lenguas también o que se trate de «palabras viajeras» (wanderworten) cuyo origen y difusión es muy difícil de elucidar.

La Tabla 5 muestra algunos ejemplos de préstamos encontrados en nombres de animales urarina con su fuente más probable.

Tabla 5 Ejemplos de préstamos en nombres de animales urarina 

Cabe indicar que la mayoría de préstamos para términos de animales encontrados en urarina muestran la adopción de préstamos introducidos a la lengua con adaptación a su sistema fonológico. Algunos de los préstamos son muestras claras de la acomodación de las lenguas a nuevas realidades y conceptos encontrados a partir del contacto con otras culturas (ver Basso 1967; Brown 1994); en el caso de los préstamos de base tupí, que en su mayoría están asociados a especies de río, quizás reflejen, además, un cambio en el patrón del aprovechamiento ecológico de algunas especies acuáticas.

5.3. Onomatopeya

Los términos onomatopéyicos tienen una motivación relativamente transparente basada en la imitación del sonido producido por los animales a los que se refieren. En general, una gran cantidad de nombres de aves y batracios tienen una motivación onomatopéyica en urarina, tal y como sucede también en otras lenguas (ver Berlin y O’Neill 1981 sobre la relación entre el simbolismo del sonido y los nombres de animales en la Amazonía). La Tabla 6 ofrece una muestra de algunos nombres de animales basados en onomatopeya: los nombres de estos animales se relacionan con cómo se perciben sus cantos y/o sonidos.

Tabla 6 Ejemplos de nombres de animales urarina basados en onomatopeya 

5.4. Identidad formal

Es posible encontrar que una sola forma se refiera a más de una entidad biológica. Normalmente, para los casos que hemos encontrado en urarina, esto ocurre en términos etnozoológicos que pueden aplicarse tanto a una categoría superordinada como a un miembro de esa categoría. Por ejemplo, eruri es el nombre genérico de ‘caracol’, pero también se aplica a una variedad específica de caracol terrestre. Y, por otra parte, el término masu se aplica a pericos y algunos loros pequeños, y también para taxones subgenéricos como el perico de ala blanca (Brotogeris versicolurus). Asimismo, el término ükasi es el nombre genérico para ‘gusano’ y se emplea para referirse tanto a los gusanos de tierra como a los gusanos intestinales. Entre los nombres tradicionales de animales (ver 5.7), nünera karaana se refiere a dos especies de mono grandes: al ‘mono aullador’ y al ‘mono araña’.

5.5. Derivación

Los procesos de derivación que hemos encontrado en los nombres etnozoológicos urarina no son productivos. Sin embargo, algunos formativos parecen ocurrir en varios nombres de animales que no son analizables sincrónicamente, pero que parecen revelar procesos derivativos en estados anteriores de la lengua. Los dos formativos morfológicos más comunes de encontrar son las formas -ri y -nu, y podrían inclusive reflejar trazos de clasificación nominal. Además, aunque el número de ejemplos es menor, es posible considerar un tercer formativo morfológico -je, que podría considerarse como un derivador, como se ve más abajo.

La forma -ri ocurre muy frecuentemente con animales pequeños, especialmente con aves, insectos, y algunas especies de sapos y ranas. Es muy probable que esta sea un vestigio de una antigua raíz o morfema para hacer referencia a tamaño pequeño, pues también se encuentra en las formas laajuiri ‘pequeño’ y - jiri ‘diminutivo verbal’, entre otras. La Tabla 7 presenta ejemplos que ilustran la ocurrencia de -ri en varios nombres de animales pequeños.

Tabla 7 Ejemplos de nombres de animales con formativo morfológico -ri 

La segunda forma, -nu, ocurre como formativo en nombres de insectos y reptiles de forma alargada. Además, también aparece en algunos peces que tienen una forma similar a las serpientes, como la macana (Familia Gymnotidae5). Es posible que -nu derive del término genérico akanu ‘serpiente’. El formativo -nu se puede observar en los ejemplos en la Tabla 8.

Tabla 8 Ejemplos de nombres de animales con formativo morfológico -nu 

Un dato interesante de notar es que el nombre rürüinu ‘ciempiés’ contiene uno de los pocos casos de nominalización a nivel léxico que hemos encontrado en nuestros datos, en los cuales predomina la nominalización clausal (ver sección 5.8). El término rürüinu se puede analizar morfológicamente como rürü ‘caminar’ más el nominalizador -i y el formativo para animales e insectos alargados -nu.

Existe un tercer elemento que ya no es productivo, pero que ocurre en unos cuantos nombres de animales. Este tiene la forma -je y parece ser un antiguo nominalizador, pues el nombre makaaje ‘especie de tortuga’ puede analizarse de la siguiente manera6:

En otros casos, es más difícil analizar los términos morfológicamente, pues no hemos encontrado las probables raíces verbales que estarían siendo derivadas. A continuación, se muestran algunos otros ejemplos con -je.

Tabla 9 Ejemplos de nombres de animales con formativo morfológico -je 

5.6. Composición

La composición es un proceso bastante productivo en urarina y una de las principales estrategias empleadas en la nominación de plantas, animales, lugares y objetos foráneos (Silva 2021a; 2021b). En nuestra base de datos, hemos identificado cuatro esquemas construccionales donde se ve implicada la composición, y cada uno se configura a partir de la categoría gramatical de los elementos que se combinan, la presencia/ausencia de núcleo y el tipo de relación semántica entre los elementos del compuesto. La Tabla 10 resume los cuatro patrones identificados. Para validar estos esquemas, cada uno de ellos se ilustra y explica más abajo.

Tabla 10 Esquemas estructurales de compuestos y caracterización semántica 

El primer patrón identificado es el de compuesto con modificador metonímico atributivo, que posee una estructura [N(mod) + N(núcleo)], donde el nombre ubicado a la izquierda (N1) modifica al nombre que se encuentra a la derecha (N2). En este tipo de compuestos, como se observa en la Tabla 11, N1 activa como target un rasgo específico del referente del compuesto nominal, como puede ser su color o su comportamiento, es decir, opera de forma metonímica. N2, por su parte, señala la especie a la que pertenece el animal. En jiiane akanu (achiote + víbora), jiiane activa como rasgo saliente el color rojo del fruto, que es similar al de la especie de víbora que designa el compuesto. De forma similar, en jiü kürae (palo de yuca + pelejo) opera un proceso metonímico sobre jiü, donde se activa el color marrón claro característico de esta planta y funciona como modificador atributivo de kürae ‘pelejo’ (u ‘oso perezoso’ en castellano general). En nure enaürü (añuje + avispa), al igual que en los casos anteriores, la avispa tiene el cuerpo marrón y las alas blancas, que se asemejan al color de las cerdas del añuje (Dasyprocta fuliginosa). Por otro lado, en taji enaürü, a diferencia de los casos anteriores, el rasgo que se activa en taji es su comportamiento, ya que esta especie se caracteriza por ser capaz de bucear en el agua, al igual que la especie de avispa a la que hace referencia el compuesto. En todos estos ejemplos, además, se observa claramente que N2 es hiperónimo de los compuestos.

Tabla 11 Muestra de compuestos nominales con modificador metonímico 

El segundo patrón combina dos nombres entre los cuales se establece una relación metonímica parte-todo, donde N1 refiere a un elemento que es parte de N2. En el ejemplo identificado, ajeri ate (piedra + pez) ‘corvina’ debe su nombre a una pequeña piedra (otolito) que se encuentra ubicada en la cabeza de dicho pez.

El tercer patrón identificado corresponde a un subtipo de compuesto con modificador metonímico, que presenta la estructura [Posp(mod) + N(núcleo)], donde el primer elemento es una posposición que opera en sentido metonímico y modifica al nombre que acompaña. El único ejemplo encontrado en nuestra base de datos es asaae akanu ‘culebra ciega’ (debajo + culebra). Como señala Silva (2021b), esta construcción no es productiva en la lengua y resulta llamativa por la posición prenominal que ocupa el lexema asaae ‘debajo’, que en la gramática urarina es una posposición. Ante esto, una posible explicación que sugiere Silva es la pérdida de un antiguo argumento akaü ‘agua, río’, el cual ahora se interpreta metonímicamente.

El cuarto patrón, que denominamos compuesto basado en metáfora de imagen, se caracteriza por ser un compuesto nominal exocéntrico, es decir, ninguno de los elementos que lo componen es hiperónimo de la construcción, como sucede con tijia baru ‘golondrina’ (pie + bola= ‘talón’). En este ejemplo, el compuesto como un todo funciona como una metáfora de imagen del referente por su forma y tamaño.

5.7. Frases lexicalizadas y compuestos en nombres tradicionales de animales

Olawsky (2006: 890-892) describe patrones fascinantes de nombres tradicionales de animales en urarina; aunque este tipo de nombres, hoy en día, parece estarse olvidando en favor de nombres innovadores y préstamos7. Estructuralmente, tales nombres son construcciones complejas que tienen en común anteponer un modificador clasificador a un nombre nuclear. Los términos clasificadores recogidos por Olawsky son edara ‘gente del agua’, ate ‘mamífero grande’ y nünera ‘mono’.

El primer patrón de nombres tradicionales de animales, estrictamente hablando, está constituido por frases lexicalizadas que involucran en su mayoría de casos a los prefijos asociativos ku-/b- según el esquema [N(mod) + ku-/b-N(núcleo)] y está basado directamente en la mitología urarina. De acuerdo con la cosmovisión urarina, la mujer mitológica Lumai ocasionó una inundación, y los objetos que quedaron bajo el agua se convirtieron en animales y en accidentes geográficos. Muchos de los nombres tradicionales de animales urarina se consideran, por eso, ‘gente del agua’ o edara, término que aparece como modificador en todos los nombres de este tipo. Algunos ejemplos de nombres animales tradicionales urarina clasificados como edara se ofrecen en la Tabla 12.

Tabla 12 Nombres tradicionales de animales con clasificador edara 

El segundo patrón involucra el término ate, que de acuerdo con Olawski (2006:890), es un término antiguo que solía clasificar animales mamíferos terrestres grandes. Este término es homófono con ate ‘pez’, pero la relación entre los significados de ‘pez’ y ‘mamífero grande’ no es clara8. La mayoría de los pocos términos encontrados con este tipo de nombres siguen el mismo esquema [N(mod) + ku-N(núcleo)] visto arriba, aunque en el caso de ‘huangana’, en el ejemplo de abajo, solo encontramos [N(mod) + N(núcleo)]. Los siguientes ejemplos en la Tabla 13 ilustran este tipo de términos9.

Tabla 13 Nombres tradicionales de animales con clasificador ate 

El tercer patrón utiliza el término tradicional nünera ‘habitante del bosque’10 (de nüna ‘bosque’ + -era ‘nominalizador’). A diferencia de la estructura de los dos casos anteriores, en este caso, no se registra el prefijo asociativo ku-/b-, sino que se aprecia la estructura de un compuesto simple [N(mod) + N(núcleo)], como se puede observar en los ejemplos de la Tabla 14.

Tabla 14 Nombres tradicionales de animales con clasificador nünera 

5.8. Nominalización clausal

Otro patrón bastante importante en el léxico etnobiológico urarina es el uso de construcciones nominalizadas complejas. A diferencia de la derivación de un elemento puramente léxico (verbo o nombre, por ejemplo), las construcciones nominalizadas complejas ocurren a nivel de la cláusula y, por ende, su estructura contiene la complejidad interna de esta. Este tipo de nominalizaciones es conocido como nominalización clausal (Genetti, Coupe, Bartee, Hildebrandt y Li 2008) o nominalización gramatical (Shibatani 2009). Cabe indicar que, en principio, las nominalizaciones clausales o ­gramaticales crean expresiones referenciales para el momento, es más, según Shibatani (2009; 2019), estas no tienen estatus léxico. Sin embargo, en urarina la nominalización clausal es una estrategia bastante usada para la nominación de animales11; es decir, crea expresiones con estatus léxico, lo cual tipológicamente parece ser poco común en las lenguas del mundo. A este respecto, Fleck (2019) muestra también que, como el urarina, el matsés (familia Pano) hace uso de la nominalización clausal para nombres de plantas y animales.

En urarina, existen nominalizaciones que permiten que una cláusula cumpla con las funciones referenciales propias de un elemento nominal en un contexto sintáctico más amplio (Genetti y otros. 2003). Existen dos patrones generales de nominalización clausal en urarina y ambos permiten que una estructura compleja sea usada como un nominal en función referencial. La diferencia fundamental entre estos dos tipos de construcciones nominalizadas radica en su estructura morfosintáctica: una posee un núcleo externo (es decir, la nominalización funciona como una cláusula relativa modificando a un núcleo nominal) y la otra no posee un núcleo (tradicionalmente conocida como headless relative en la literatura especializada). En las construcciones que ocurren con núcleo, la nominalización funciona como modificador, por lo que, siguiendo a Genetti y otros. (2008), se puede caracterizar como una nominalización clausal atributiva. Siguiendo a las mismas autoras, la nominalización sin núcleo es una nominalización participante. La Tabla 15 muestra los esquemas construccionales, el tipo y la caracterización semántica de las nominalizaciones clausales que hemos encontrado en nuestros datos. El elemento entre paréntesis es un elemento que ocurre en algunas nominalizaciones, pero no en todas. Los esquemas estructurales de la Tabla 15 se ilustran y discuten en los párrafos de abajo.

Tabla 15 Tipos estructurales de nominalización en nombres de animales urarina 

Los siguientes ejemplos ilustran nominalizaciones con núcleo, que se caracteriza por tener una función atributiva. En (2) y (3) se usa el nominalizador -era ~ -ra ~ -cha, cuyo target comúnmente es A (agente de una construcción transitiva), y en (4) se utiliza el sufijo nominalizador -i, cuyo target es el paciente de una construcción transitiva (P) o el único participante de una intransitiva (S).

Como se puede observar, la estructura de estos nombres de animales está compuesta de un núcleo nominal más una nominalización que lo modifica y el orden interno es Núcleo-Modificador. Como se dijo líneas arriba, este tipo de nominalización es una atributiva.

El otro caso es el de la nominalización sin núcleo, que semánticamente se caracteriza por ser una nominalización participante: la nominalización, en su totalidad, se refiere al agente de la ­cláusula nominalizada. Los ejemplos (5) y (6) ilustran este tipo de construcción.

Hasta donde sabemos, las nominalizaciones para términos de animales urarina se encuentran bastante lexicalizadas; es decir, a pesar de su estructura interna compleja propia de nominalizaciones clausales, funcionan exactamente como nombres simples en términos referenciales y, como etiquetas biológicas, solamente pueden interpretarse con relación al animal al que hacen referencia. De este modo, si bien es cierto que, en general, los procesos de nominalización son productivos en urarina, en el caso de nombres de animales, puede decirse que las nominalizaciones forman parte ya del vocabulario etnozoológico de la lengua de la misma manera (y cumplen las mismas funciones) que un nombre simple como, por ejemplo, nure lo hace para referir a ‘añuje’.

Por último, cabe indicar que un hallazgo bastante interesante de esta investigación tiene relación con el orden de las construcciones de relativo en los nombres de animales. De acuerdo con Olawsky (2006: 325), si bien los modificadores del nombre urarina pueden ocurrir antes o después del núcleo, el orden preponderante para las construcciones relativas es prenuclear. Sin embargo, aunque podría haber excepciones no documentadas, en nuestro caso, para las nominalizaciones clausales que funcionan como nombres de animales en urarina, no hemos encontrado modificadores con relativas prenucleares, sino que todos los casos de nuestra base de datos son posnucleares.

6. CONCLUSIONES

Este artículo ha presentado y analizado, por primera vez, las estrategias morfosintácticas utilizadas en la nominación de animales urarina documentándolas con variados ejemplos. Para ello, el artículo se ha basado en un corpus de más de 250 términos de animales, recopilado a través de un trabajo colaborativo con miembros de la comunidad urarina, y que ha incluido diferentes trabajos de campo, entrevistas a profundidad, tareas de identificación biológica así como discusiones en grupo con hablantes de esta lengua.

De las estrategias analizadas, tres de ellas se correlacionan fuertemente con la formación de lexemas simples: acuñación, préstamo y morfología no productiva. Por otra parte, tres estrategias se correlacionan con la creación de lexemas complejos: frases lexicalizadas en nombres tradicionales de animales, composición y nominalización clausal. Por último, dos estrategias, onomatopeya e identidad formal, se relacionan tanto con la formación de lexemas simples como con la de lexemas complejos.

Tipológicamente hablando, el análisis de los nombres de animales urarina ha echado luces sobre algunas características de interés desde un punto de vista interlingüístico. Tal como sucede en el caso del léxico botánico urarina analizado por Silva (2021a), un hallazgo notable por su ausencia en los nombres de animales urarina es el (no) uso de procesos de derivación denominal y deverbal a nivel léxico mediante la adición de afijos que puedan identificarse como productivos sincrónicamente en la lengua, aunque, como vimos en la sección 5.5, en algunos casos es posible segmentar algunos formativos morfológicos ya lexicalizados. Relacionado con esto, también se ha podido observar rudimentos de clasificación nominal tanto en nombres tradicionales como en nombres que contienen un formativo no productivo. Esto es notable en tanto no se ha documentado un sistema de clasificadores para el urarina, aunque podría haber tenido algún tipo de sistema incipiente de clasificación en el pasado. Además, este hecho también es interesante arealmente por la cantidad de lenguas con clasificadores que existen en la región circundante en el nororiente peruano, tales como el yagua, las variedades del bora, del witoto, así como las lenguas záparas y las lenguas kawapanas, entre otras. Asimismo, los casos de préstamo evidencian el contacto con lenguas de otras familias lingüísticas del área -a este respecto, especialmente interesante son los préstamos de origen tupí, que están relacionados en su mayoría con especies acuáticas-.

Por último, otro asunto puesto de relieve en este trabajo tiene que ver con la manera cómo estructuras complejas que surgen en sistemas de nominación etnobiológicos, tales como compuestos y nominalizaciones clausales, se comportan como lexemas simples. En ese sentido, este trabajo no solo constituye una contribución por su aporte documental y por el análisis de una parte del léxico y la gramática urarina que todavía hace falta conocer a mayor profundidad, sino que contribuye a la tipología de estrategias taxonómicas de lenguas amazónicas y a la discusión más teórica de la relación entre lexema, frase y creación de palabras.

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1Estas construcciones con proclíticos son descritas en Olawsky (2006) para las variedades de los ríos Tigrillo y Chambira, pero ya son poco utilizadas en la variedad del río Corrientes, de donde más provienen nuestros datos.

2También conocida como ‘huishuincho’ en el castellano regional amazónico del Perú.

3Aunque algunas combinaciones de escritura de <vocal + n>, a veces, coinciden con la existencia de nasalidad en una palabra, esta no es una regla convencionalmente aplicada en la escritura urarina para representar la nasalidad.

4El estudio de la categorización taxonómica popular de animales y plantas entre los urarina también está siendo llevado a cabo por los autores de este artículo.

5El término macana se refiere a especies del género Gymnotus, no así a la anguila (asü en urarina), que también pertenece a la misma familia, pero al género Electrophorus.

6Es posible especular un tanto con la forma -je. Podría estar relacionada con el aspecto continuativo -je que podría haber extendido sus funciones para cumplir derivación —este tipo de cambio es común de encontrar en varias lenguas (Salanova 2007; Gildea 2008) —. Otro posible origen de -je podría ser mediante un derivador no productivo -ja más el nominalizador -i. Ambos suelen aparecer con verbos estativos como makaa ‘ser plano’. En algunas variedades urarina, es común un proceso de monoptongación de [ai] a [e], con lo que se obtendría la forma -je. En todo caso, sincrónicamente es difícil decidir si -je está relacionado con algunos de estos morfemas, o si constituye un morfema históricamente distinto.

7Al menos en las comunidades del río Corrientes, estos nombres de animales parecen estar, efectivamente, olvidándose, aunque aparecen esporádicamente en algunos relatos tradicionales.

8Si bien Olawsky (2006), a quien seguimos en este punto, considera ate ‘término clasificador para mamíferos grandes’ y ate ‘pez’ como distintos, los ejemplos de este tipo de nombres de animales con el término ate que él proporciona consignan la traducción literal ‘pez’. Es posible también pensar que ‘pez’ y ‘término clasificador para mamíferos grandes’ tienen algún tipo de conexión histórica; sin embargo, sincrónicamente tal relación es completamente opaca.

9Es altamente probable que los segmentos taba de ate kutabaji ‘tapir’ y la de ate kulareri ‘venado’ se relacionen con las raíces tabaa ‘ser grande’ y lanaja ‘ser rojo’ del urarina contemporáneo. Olawsky (2006:890) traduce estas palabras de manera literal como ‘tapir (pez grande)’ y ‘venado (pez rojo)’, respectivamente.

10Nünera también era el término tradicional genérico para ‘mono’. Nótese que el término genérico moderno para ‘mono’ en urarina es enechu.

11Y también para plantas (ver Silva 2021a).

Abreviaturas

asoc

Sufijo asociativo

der

Sufijo derivativo

n

Nombre

nmlr

Sufijo nominalizador

posp

Posposición

rel

Cláusula relativa

v

Verbo

Received: March 28, 2021; Accepted: November 18, 2021

Autor de correspondencia: * jaime.penat@pucp.edu.pe

Autor de correspondencia: ** gsilvav@pucp.edu.pe

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