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Areté

Print version ISSN 1016-913X

arete vol.23 no.1 Lima  2011

 

IN MEMORIAM

 

Homenaje a Vicente Santuc S.J.
(1936-2011)

 

Ciro Alegría

Pontificia Universidad Católica del Perú

 


Vicente Santuc S.J. fue un filósofo que unió en su vida la praxis con la reflexión. Sus dos mayores trabajos, la promoción de los campesinos pobres de la costa norte del Perú y la organización de un centro de enseñanza humanística y filosófica, representan las dos mitades inseparables de su forma de ser. Fue fundador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) en Piura, donde trabajó diecisiete años, en los que impulsó múltiples proyectos de formación técnica y humana, con importantes logros en desarrollo local y organización de los campesinos. A partir de 1989 se dedicó a su proyecto más personal, crear la Escuela Superior de Letras y Filosofía Antonio Ruiz de Montoya, hoy Universidad, de la que fue Rector desde el año 2005 hasta el año 2011. Allí puso en práctica su idea de que la consideración amplia y detenida de las cosas humanas, unida a la experiencia de la filosofía, permite comprender en qué preciso sentido es necesaria la responsabilidad ética y política.

Esta idea de investigación antropológica para la acción está expresada ampliamente en su libro El topo en su laberinto (reseñado en el primer número del volumen XVIII de Areté). La base de sus indagaciones en ética y política es en este libro un diagnóstico de la época actual. La característica de nuestro tiempo es estar doblemente separado del pasado, primero por la modernidad y, segundo, por la ruptura con la modernidad. Santuc estudió los nuevos "espacio y tiempo" que constituyen nuestro mundo más allá del mecanicismo moderno y son la razón de la deconstrucción de la historia bajo el concepto de "postmodernidad". Más allá de lo que recogemos en la conciencia o vivencia consciente de lo que nos sucede, hay muchos aspectos de la realidad que dejan huella en nosotros y subyacen a nuestro comportamiento. Esto supone la ruptura con el sujeto moderno que fue iniciada por Freud. Santuc trabajó también sobre la historia de la filosofía, encontrando que en ella hay improntas de lo que adviene en el tiempo, y que reconocerlas es el principal asunto de la reflexión. Este contenido de experiencia histórica aflora de manera cada vez más clara en el debate entre las posiciones metafísicas, hasta llegar a pensar la identidad de la filosofía con su historia y con la "mera historia". Santuc reelaboró mediante muchas investigaciones puntuales la concepción hegeliana de la historia y de la política que recibió de Eric Weil.

Más importante, sin embargo, que la maduración de acuerdos en el diálogo y en la experiencia histórica, es para Santuc la conciencia del "hecho metafísico fundamental" a que llega mediante el estudio de Sentido y no sentido de Maurice Merleau Ponty. No podemos entender ni hacer nada sin encontrarle un sentido, pero el sentido no está ahí fuera, adherido a las cosas, es más bien una categoría práctica, late en el individuo pensante como exigencia. Se podrán diseñar concepciones de la totalidad del mundo o de la humanidad para satisfacer esta demanda de sentido, pero ese no es el asunto. El sentido se realiza en la disposición práctica del individuo, sin ese testimonio no hay cómo encontrarlo. El acto más definitivamente entregado a la producción de sentido será aquel que deje perderse esta vida por no dejar perderse el sentido. Lo hacemos siempre que se nos va la vida en algo, cuando concretamos un deseo de comunicación con la dedicación de una parte irrecuperable de nuestro propio tiempo de vida. Vicente Santuc vivió una vida dedicada, entregada de a pocos, y hasta su último momento, a animar a los demás a que realicen en sí mismos la plenitud humana.