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Revista Medica Herediana

versión impresa ISSN 1018-130Xversión On-line ISSN 1729-214X

Rev Med Hered vol.29 no.1 Lima ene. 2018

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.20453/rmh.v29i1.3261 

CONTRIBUCIÓN ESPECIAL

 

Educar en Bioética: Retos para el profesor universitario de ciencias de la salud

Educating in Bioethics: Challenges for the university professor of health sciences

 

Fernando Cubas Benavides 1,a, Franco León Jimenez 2,b, César A. Ñique Carbajal 3,c,d

1 Gerencia General ESSALUD. Lambayeque, Perú.
2 Hospital Regional Lambayeque. Lambayeque, Perú.
3 Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. Lambayeque, Perú.
a Medico Gastroenterologo; b Medico Internista, Epidemiólogo Clínico; c Biólogo; d Master en Bioética

 


RESUMEN

En este artículo se pretende dejar en claro que la enseñanza de la bioética es importante para la formación de los futuros profesionales en ciencias de la salud. Implica contar con profesores que cumplan con una serie de cualidades positivas que le permitan desarrollar, con alegría, una tarea con calidad educativa. El profesor, además de su perfeccionamiento en la asignatura que imparte, debe contar con una sólida formación moral y ética. El ambiente para la enseñanza en bioética y en todas las demás asignaturas, no requiere solamente de tener una infraestructura adecuada, sino tener también profesores que sean un ejemplo vivo de lo que dicen, con vocación de servicio, capacidad de diálogo, empatía y voluntad, transmitiendo principios y valores, a través de una metodología adecuada. Se destaca también la importancia de la enseñanza activa y la participación de los alumnos y de sus respectivas familias en este proceso.

PALABRAS CLAVE: Bioética, estudiantes de medicina, humanismo. (Fuente: DeCS BIREME).


SUMMARY

This article pretends to make clear that the Bioethics teaching is important for the formation of future health science professionals. It implies that teachers should have positive qualities to left them develop, with joy, educational quality. The teacher should have a moral and bioethics formation. The environment for bioethics teaching and all other subjects, not only requires an adequate infrastructure; it is essential teachers who are a living example of what they say, with vocation, dialogue capacities, empathy and willingness, transmitting principles and values, through an appropriate methodology. The importance of active learning and participation of students and their families in this process, is also highlighted.

KEY WORDS: Bioethics, medical, students, humanism. (Source: MeSH NLM).


INTRODUCCIÓN

Educar según el latín “educere” significa precisar las razones por las cuales un hombre para realizar su propia esencia humana, debe actuar de un modo determinado y no de otro (1); por tal razón, tal actividad se constituye en una de las relaciones interpersonales más calificadas y cualificadas que existen en la vida. La educación es parte de la naturaleza humana y esta incide tanto en el aspecto corpóreo como espiritual del hombre.

La educación de la persona, es, antes que nada, una educación moral: una educación de la libertad, o de la gestión responsable de la libertad a fin de que pueda hacer una completa adhesión a esa verdad inscrita en su naturaleza (1); en ese sentido, la educación ética no puede ser forzada, ya que no perseguimos un adoctrinamiento en la que el alumno solo repite la información que se le inculca, sino la formación de una jerarquía de valores y virtudes libremente elegidos.

Leonardo Polo (2), manifiesta que el ser humano es un ser de carencias en todas las dimensiones de su vida, tales como: ética, psíquica, orgánica y social, llamado a colmarlas mediante la educación, esta imperfección requiere de mucha ayuda por parte de la misma persona, la familia y de la sociedad, para llegar a moldear y perfeccionar su propia naturaleza.

En este contexto, los fines que persigue la enseñanza universitaria se vuelven trascendentes para la formación de personas y de la sociedad, la cual reclama profesionales idóneos y coherentes con lo que profesan. Lamentablemente, la Universidad inmersa en la denominada “sociedad del conocimiento”, producto del cientificismo, ha caído en la trivialidad, invirtiéndose principios rectores de su finalidad, por lo cual se debe volver a redescubrir y fomentar una cultura humanística en la que se afirme la práctica del espíritu sobre la materia, del hombre sobre las cosas, de la ética sobre la técnica.

La incorporación de la bioética dentro de la currícula en ciencias de la salud, es un hecho que se ha comprobado en los últimos años como un fenómeno universal (1). Existe una preocupación especial en las diferentes escuelas y facultades, incluso en las entidades acreditadoras de educación, para que las instituciones universitarias cumplan con la formación de los alumnos en bioética y humanismo; ello se ha traducido en la incorporación de competencias en ética y bioética en el currículo de varias de ellas.

La práctica de la bioética en el proceso formativo de los profesionales de la salud, ayudaría a formar la libertad con sentido de responsabilidad, a vivir en valores y virtudes entre todos los agentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, recuperando y promoviendo la apertura y donación de la persona para superar el individualismo y la descarnada indiferencia ante los demás.

Algunos autores consideran la enseñanza de la bioética como la educación de la inteligencia y de la voluntad del alumno y del profesional de la salud para aspirar a la búsqueda de la verdad (1).

Es preciso tener claro que para lograr una adecuada formación en bioética se necesita, no solo de la inclusión de un número determinado de créditos y asignaturas en los planes curriculares, sino que estos sean dinámicos y flexibles, acorde a las necesidades antropológicas y filosóficas del mundo de hoy. Un elemento crucial en este proceso, es sin duda el docente cualificado, quien debe ser una persona que actúe con coherencia, entre lo que piensa, siente y actúa, con la intencionalidad de ayudar a cumplir la misión de formar personas en la práctica de la virtud.

El docente universitario debe tener ciertas características que le ayuden a ser modelo a imitar, no solo por su sapiencia científica, si no y, sobre todo, por su vocación como persona llamada a servir a los demás. Se requiere de docentes que trabajen por vocación y voluntariamente por su libre elección, y sean poseedores de conocimientos, con preparación pedagógica y dominio técnico de enseñanza formativa. La personalidad de los docentes debe ser atractiva e influyente para ayudar, exigir y comprender mejor a los alumnos; ello les permitirá ser una buena guía gracias a su prestigio y autoridad.

Por otro lado, será muy importante contar con la participación activa de los alumnos, en quienes también habrá que fomentar la empatía y la importancia de las relaciones interpersonales en todos los niveles: familiar, académico y laboral.

Después de esta breve visión panorámica de la enseñanza de la bioética, el objetivo que persigue el artículo es dejar acentuada la necesidad e importancia de enseñar bioética en las universidades que forman profesionales en ciencias de la salud, con calidad educativa. Es conveniente empezar por definir algunos términos tales como: ética, moral, bioética y calidad educativa, para luego poder entender su articulación en la práctica diaria de la enseñanza en quienes ejercen la profesión de docente universitario.

Ética, moral y bioética

Las definiciones que se utilizan en este trabajo las pueden encontrar en cualquier artículo, revista electrónica o texto, se ha considerado conveniente emplear las que parecen más claras en relación al objeto de estudio de la presente investigación.

De acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (3), moral posee una significación más amplia que la de ética, y se define como “la ciencia que trata del bien en general y de las acciones humanas, en orden de su bondad o malicia, actividades circunscritas al fuero interno de la persona”. Para ser más explícito, por moral se entiende a la apreciación del comportamiento de un individuo, medido de acuerdo con las normas acerca de lo bueno y lo malo aceptado en el medio donde vive, en función de su vida individual y sobre todo colectiva.

El término bioética, neologismo de origen anglo sajón, fue descrito en el año 1971 por el médico oncólogo Van Rensselaer Potter de la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos de Norteamérica. En julio del mismo año, Andre Hellegers, obstetra holandés de la Universidad de Georgetown, en Washington, introduce el término, pero con un enfoque dirigido a una ética de las ciencias de la vida, consideradas particularmente al nivel de lo humano (2).

En 1978, Warren Reich, define formalmente la bioética como “el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la atención de la salud, en tanto que dicha conducta es examinada a la luz de los principios y valores morales” (2).

Entonces, teniendo claras estas definiciones, se puede hablar que la bioética, no es una ciencia nueva ni reciente como muchas veces se ha pretendido hacer creer, en realidad viene a representar la articulación o la integración de dos saberes, uno filosófico, pues es una disciplina que nace junto con la medicina, muy ligada e inseparable de los actos propios de los profesionales de la salud y es que en la práctica lleva implícita una dimensión moral que se hace efectiva en virtud de la aplicación de valores o principios. El otro saber, es esencialmente práctico, relacionado con la práctica profesional (2).

La bioética debe ser considerada como un modo de pensar y actuar, teniendo a la persona humana como valor fundamental. De tal manera que cualquier profesional o alumno pueda practicarla, pues está relacionada con el desarrollo y estructura de la vida, así como también con el equilibrio medioambiental en el que se desenvuelve y donde vivimos todos los seres (2).

El profesional de la salud que practique la bioética, es una persona con voluntad de diálogo, dispuesta a trasmitir valores a los estudiantes, a mantener una buena relación con las personas que padezcan de alguna enfermedad. Es alguien dispuesto a trabajar en equipo, solidario, reflexivo; capaz de involucrarse con las demás personas, dispuesto a ayudarlas en su formación integral, con mucho conocimiento y habilidades para llevar a cabo su labor.

De lo anterior se deduce que, para enseñar bioética, el profesor debe cumplir con algunas cualidades ordenadas al fin propio de la educación. Él - profesor- deberá lograr que el alumno comprenda la bioética como parte de su actividad formativa, ya que interiorizando a nivel racional y contando con el apoyo de la voluntad ordenada, el estudiante además de estar motivado, entenderá con mayor facilidad los temas analizados por la bioética ya que los podrá relacionar e interiorizar a su propia vida.

Calidad educativa y calidad del docente

La calidad educativa está directamente relacionada con la calidad del profesor; actualmente hay muchos escritos sobre la calidad de la educación y no se encuentra que una de las condiciones necesarias para que un profesor tenga calidad es que tenga vocación (4).

La vocación lleva consigo una inclinación a perseguir el fin trazado, a hacerlo con libertad y con amor, a tener apertura, comunicación, a trabajar por tanto con alegría. El trabajo, como sabemos, es la respuesta a un estímulo, por tanto, debo querer hacerlo, debe gustarme lo que he decidido voluntariamente hacer. El profesor que tiene vocación se interesa por cada uno de sus alumnos, tiene espíritu de servicio, hace de su vida un ejemplo para sus alumnos, es innovador.

El profesor de calidad, debe ser un científico, tener la capacidad de descubrir y captar principios. Debe practicar la prudencia, la justicia, y ser un artista, es decir tener inventiva y personalidad. Otro aspecto importante, es que debe convertirse en fuente de energía para el alumno, sabiendo utilizar de la mejor manera los recursos que tiene (4), y poner en práctica lo que dice para que no se quede solo en palabras. Debe conseguir una calidad permanente a través de la formación continuada, lo cual debe ser una preocupación institucional.

La aplicabilidad de lo que acabamos de mencionar se tiene que dar en un ambiente adecuado, el cual no solo se refiere a una estructura material y bien implementada, si no a un espacio de buenas acciones y de ejemplo, por tanto, la formación ética y moral del profesor es muy importante.

Educar en bioética

El profesor tiene una tarea nada sencilla: primero, entrega conocimientos desde una visión interdisciplinar sobre un ámbito cada vez más amplio y complejo de temas como es la bioética; segundo, debe cambiar actitudes y comportamientos e incidir en la relación profesional de la salud-paciente y en el cambio de los modelos de asistencia en salud. Finalmente, deberá trasmitir los valores éticos más apropiados y necesarios para estos profesionales y para la sociedad en general (5).

Tal como lo menciona el profesor Tomás Alvira (6): “una cualidad importante en el profesor, es el poseer una voluntad fuertemente desarrollada, pues la ejemplaridad es esencial para la educación, pero, por otra parte, no le dará importancia a esta facultad quien no se ha esforzado por conseguirla. Se ha dicho que la voluntad es la fuerza o facultad del espíritu con la que podemos llegar a hacer aquello que queremos y a querer aquello que hacemos. De todos es conocida la importancia de la voluntad en el desarrollo de las facultades humanas y cómo eleva al hombre sobre los demás seres ya que los minerales se rigen por leyes; los vegetales, responden a estímulos, los animales a instintos y sólo el hombre en virtud de su voluntad puede lograr el señorío del mismo. Sin voluntad no conseguiremos interés por parte de los alumnos y sin interés será difícil conseguir un rendimiento adecuado”.

No olvidemos que la bioética requiere de educar la voluntad hacia el bien honesto, pues nos enfrentamos diariamente a una serie de dilemas bioéticos que debemos enfrentar y decidir. Las personas que no tienen esta facultad serán personas dubitativas, que inician alguna tarea y luego no la terminan. Entonces debe quedar claro el papel de esta cualidad –la voluntad- en el profesor y la necesidad de trasmitirla a los alumnos, algo que actualmente se ha dejado de lado y que es prioritario retomar (7).

El profesor puede proponer no acciones sino intenciones o campos de acción, no solo algo que el alumno “debe hacer”, sino que “debe querer-hacer”. Lo importante de la acción educativa –al menos en bioética– no es conseguir que el alumno haga algo, sino que quiera por sí mismo hacer algo, porque lo encuentra valioso como futuro profesional de la salud y como persona (5).

Una metodología empleada en varios países y con buenos resultados es la presentación de casos clínicos que implican aspectos de decisión ética, además del aprendizaje basado en problemas; estas metodologías generan dialogo, hacen participar activamente a profesores y alumnos, compartir opiniones, discutir, y a la vez, evaluar al alumno y de detectar falta de interés por parte de ellos.

Existe de hecho, una separación entre lo enseñado en aulas en relación a casos clínicos hipotéticos y la vivencia diaria del profesor-médico asistencial. Quedarse con simples soluciones teóricas no es suficiente para el abordaje de las situaciones. La complejidad y características del sistema de salud, la cobertura de los seguros de salud, la cosmovisión del entorno familiar y las expectativas del paciente van a variar la manera en la que debería enfocarse cada caso particular.

Entre las estrategias o recursos pedagógicos de enfoque constructivista y activo, la metodología MCD (Moral Case Deliberation) aúna la experticia cotidiana del personal de ciencias de la salud y la teoría de la bioética para la solución de los conflictos (8). Esta es pues una alternativa para la enseñanza de la bioética actualmente.

Sin embargo, al revisar los contenidos en formación humanística que se imparte en las diferentes facultades de Medicina en el Perú, sólo 14 (56%), tienen al menos 2% de sus créditos, en asignaturas de ética, deontología o bioética, como se muestra en la tabla 1. Según estas cifras, actualmente existe un déficit en la enseñanza de estos tópicos en las universidades de nuestro país, tanto en las estatales como las de régimen privado.

Ante esta situación es muy importante realizar una autoevaluación sobre la nómina en el incremento de las asignaturas de formación humanista o en observar la transversalidad de este conocimiento en los planes curriculares de las facultades de ciencias de la salud en el Perú, que involucre el impacto de la transmisión de sus contenidos en la resolución de situaciones o dilemas bioéticos que el estudiante tiene que afrontar durante su formación como profesional, como insumo necesario para lograr desarrollar el perfil profesional que nuestra sociedad demanda y reclama.

Finalmente, es importante mencionar aquí el rol de la familia, que constituye una institución natural, anterior a las demás, y célula viva de la sociedad. Es allí donde el futuro profesional y el profesor, deben cultivar el amor por los suyos, el trabajo, la solidaridad y la importancia de las relaciones interpersonales.

CONCLUSIONES

La formación idónea en bioética ayudará a tener profesionales competentes e íntegros en su desempeño, que conjugan los conocimientos, la práctica y la actitud con sentido de trascendencia, es decir profesionales que piensan en el beneficio de sus pacientes, cuyo axis de su labor será la satisfacción intima que produce el servir a los demás, comprometidos con la sociedad, dedicados a su trabajo, que hace de los valores y principios fomentados una práctica diaria de su actuar. Esto no es una tarea fácil, por eso constituye un reto para toda la sociedad. El solo hecho de reflexionar y pensar en lo que se ha podido exponer ahora ya es un buen comienzo.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.Di Pietro M. Sexualidad y Procreación humana. Buenos Aires: Pontificia Universidad Católica de Argentina; 2005.         [ Links ]

2.Polo L. Ética: Hacia una versión moderna de los temas clásicos. Madrid: Editorial Aedos;1997.         [ Links ]

3.Real Academia Española. Moral. Madrid: RAE; 1998.         [ Links ]

4.Quintanilla A. Algunos aspectos de la enseñanza de la bioética. Boletín de la Escuela de Medicina. 1998; 27:24-26.         [ Links ]

5.Hodelin R, Fuentes D. Formación de profesionales universitarios: un desafío bioético. MEDISAN. 2004;8(1):62-69.         [ Links ]

6.Santa Cruz J. Calidad de la educación = Calidad del profesor: Discurso de Don Tomás Alvira; Octubre 2008.         [ Links ]

7.León F. Enseñar Bioética: Como trasmitir conocimientos, actitudes y valores. Acta Bioética. 2008; 14(1):11-18.         [ Links ]

8.Molewijk B, Verkerk M, Milius H, Widdershoven G. Implementing moral case deliberation in a psychiatric hospital: process and outcome. Med Health Care Philosophy. 2008; 11:43–56.         [ Links ]

 

Correspondencia:

César A. Ñique Carbajal
Av. San Josemaría Escrivá de Balaguer Nº 855 Chiclayo - Perú.
Teléfono. 074 606200
Correo electrónico: cnique@usat.edu.pe

 

Recibido: 19/08/2017
Aceptado: 11/10/2017