Sr. Editor:
La pandemia del COVID-19 viene desafiando drásticamente la integridad de los sistemas de salud en más de 100 países alrededor del mundo incluyendo al Perú 1; a pesar de ello, se suman las enfermedades crónicas que generan una permanente carga de enfermedad en nuestro país y que requieren una constante atención médica como la Diabetes Mellitus (11%; aprox. 3 520 000 personas) y sus complicaciones tardías como el pie diabético 2.
Los gobiernos vienen implementando una serie de medidas de salud pública sin precedentes con el objeto de reducir la curva de infección y tasas de letalidad por el COVID-19; para ello se está priorizando la atención médica de los infectados, suspendiendo o cancelando los servicios médicos “no esenciales”, incluyendo a los procedimientos electivos 3,4. Esto en el caso de los pacientes con pie diabético ha interrumpido el flujo de atención, conllevando a que los procedimientos relacionados al salvataje del pie diabético no se realicen, por ser erróneamente clasificados como no esenciales 5.
Ante esta inusual problemática, diversas organizaciones nacionales e internacionales que velan por el salvataje del pie diabético, han publicado una serie de recomendaciones que replantean el sistema de triaje hacia una atención pandémica estándar para el pie diabético en riesgo 5,6. Entre ellas, destaca la recientemente publicada por Rogers et al. 5, y traducida al español por Quispe Y. et al. 6) (Tabla 1), donde se estratifica la evaluación del pie diabético basándose en el score de severidad planteado por el Infectious Diseases Society of America (IDSA); y además, resalta el papel que desempeña la podiatría y esta condición en el contexto de la pandemia del COVID-19.
Pacientes con pie diabético complicado con necrosis gaseosa, signos evidentes de sepsis (IDSA moderado-severo), isquemia aguda o crónica que amenaza la extremidad CLTI (por sus siglas en inglés Chronic Limb-Threatening Ischemia) son tributarios de manejo clínico-quirúrgico urgente y estrictamente hospitalario (prioridad 1). Por otro lado, sepsis asociada a un IDSA leve-moderado, necrosis seca, lesión ulcerosa complicada, CLTI y pie de Charcot activo (inflamación e inestabilidad) deben obtener una atención por consultorio o procedimiento quirúrgico ambulatorio (prioridad 2). Asimismo, lesiones ulcerosas en proceso de mejoría y un pie de Charcot inactivo, se podrían optar por una evaluación médica por consultorio, vía telemedicina o en casa (prioridad 3); y finalmente, lesiones ulcerosas recientemente curadas o de origen venoso, herida curada por amputación, pie de Charcot inactivo y las evaluaciones de riesgo para pie diabético, son atenciones meramente por vía telemedicina o en casa (prioridad 4) (5, 6).
Es evidente la necesidad de implementar y adoptar un sistema de triaje para el pie diabético en la actual pandemia del COVID-19, el cual permita mediante una atención hospitalaria oportuna, consultas ambulatorias, visitas domiciliarias y la telemedicina desde casa, reducir la carga de pacientes sobre el sistema de atención médica, evitar la exposición innecesaria al COVID-19 y aminorar el riesgo de pérdida de la extremidad.