INTRODUCCIÓN
Actualmente, el mundo enfrenta una pandemia de escala y evolución sin precedentes, la cual tiene origen a finales del 2019 en la ciudad de Wuhan (China), donde se descubrió un brote epidemiológico de una nueva cepa de coronavirus que se denominó como SARS-CoV-2. En marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la COVID-19 como pandemia, invocando a los gobiernos y autoridades sanitarias a incrementar sus esfuerzos para contener su propagación 1,2. Por ello, el gobierno estableció una serie de medidas de contingencia para allanar la curva epidemiológica, siendo el confinamiento, la principal medida implementada al inicio de la pandemia 3. Esto ha impactado significativamente en la rutina de las personas, particularmente en las conductas alimentarias, que condujo a un incremento acelerado de la masa corporal lo que se conoce como “covibesidad” 4.
La conducta alimentaria es una actividad humana que se relaciona con la ingesta de alimentos y depende de factores intrínsecos y extrínsecos a la persona 5. Durante el confinamiento, se han presentado cambios como el aumento de la cantidad total de alimentos consumidos, especialmente dulces y salados con alta densidad energética 6,7. Sin embargo, se ha producido una disminución del consumo de verduras, frutas y legumbres 8. Esta modificación de la dieta diaria debido a una excesiva ingesta de alimentos, incluso de 10 a 50 calorías al día, aumentan el riesgo de obesidad 6. Los múltiples factores asociados fueron: cuarentena, incertidumbre, problemas económicos, estrés, aburrimiento, soledad y ansiedad 9.
La cuarentena ha provocado una reducción del gasto energético porque se han limitado las actividades deportivas al aire libre y el acceso a las instituciones educativas, impulsando la educación virtual en estudiantes universitarios 10,11; por tanto, aumentó el sedentarismo 12. El exceso de información y rumores infundados sobre la COVID-19 a través de los medios de comunicación durante este período, han producido incertidumbre y niveles de estrés elevados que incrementaron la adopción de dietas poco saludables ricas en grasas saturadas y carbohidratos refinados con el objetivo de reducir el estrés 8, ya que estos alimentos estimulan la producción de serotonina con un efecto positivo en el estado de ánimo 4,5. Esta situación ha aumentado el riesgo de padecer obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso problemas inmunológicos, que empeoran la COVID-19 9.
Las respuestas psicológicas y emocionales producidas por la modificación de la rutina diaria, presiones económicas, aislamiento social han generado estrés, ansiedad, miedo, tristeza y soledad; los cuales han aumentado el porcentaje de trastornos de salud mental. Además, la alteración de los patrones de sueño ha desarrollado conductas alimentarias disfuncionales, para responder a la experiencia negativa del aislamiento social, donde la sensación de aburrimiento durante el encierro ha sido relacionada con el exceso en la ingesta de alimentos para escapar de la rutina 8,10.
Por todo lo mencionado, es importante estudiar el impacto de la cuarentena en la conducta alimentaria de las personas, actividad física y salud mental. Por tal motivo, el objetivo del estudio fue determinar las modificaciones de la conducta alimentaria, actividad física y salud mental durante la cuarentena por la pandemia de la COVID-19 en adultos jóvenes.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño del estudio: Observacional, descriptivo, longitudinal.
Muestra: El estudio se realizó en 384 adultos jóvenes entre 18 y 24 años de edad con residencia en la región de La Libertad durante el período de la cuarentena de la COVID - 19 empleando la fórmula “Cálculo del tamaño de la muestra conociendo el tamaño de la población” 13. La muestra fue reclutada a través de las redes sociales mediante un muestreo no probabilístico, se consideró a los estudiantes universitarios que aceptaron ser parte del estudio y llenaron la encuesta, hasta alcanzar el número de la muestra. Se empleó un protocolo que contemplaba información sociodemográfica general (sexo, grupo de edad).
Criterios de inclusión: Se incluyeron adultos jóvenes con estudios universitarios y residencia en el departamento de La Libertad durante el período de cuarentena por COVID-19.
Criterios de exclusión: No participaron aquellos que estaban imposibilitados de hacer ejercicio físico y gestantes jóvenes.
Encuestas: Se utilizaron los cuestionarios de conductas alimentarias que incluye la distribución de frecuencia de consumo y el tipo de alimentos antes y durante la cuarentena por COVID-19 14, como las modificaciones de factores condicionantes de la conducta alimentaria durante este período 7. Además, se empleó el Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ) modificado, relacionado a las actividades físicas de los participantes antes y durante la cuarentena, mediante el cual se categorizó en niveles de actividad: alto, moderado y bajo 15. Por último, para analizar los cambios en la salud mental se utilizó 10 ítems relacionados a sentimientos de soledad, depresión, ansiedad, pensamientos negativos y violencia física o verbal 7.
Aplicación de las encuestas: La recolección de información se realizó durante 3 semanas. Se utilizó la herramienta de formularios de Google con la opción de colocar su identificación (nombre, correo electrónico, N° DNI).
Análisis estadístico
La estadística descriptiva e inferencial de los datos se realizó utilizando el programa Microsoft Office Excel 2016. Se determinó número y porcentaje en las variables categóricas y se empleó la prueba de ji - cuadrado para evaluar la asociación entre variables con el fin de comparar cada uno de ítems planteados en el cuestionario antes y durante la cuarentena por COVID - 19; se consideró significativo p < 0,05.
Ética: El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo.
RESULTADOS
Participaron 384 estudiantes, de los cuales 46,6% fueron mujeres. El 53,9% de los encuestados tenía entre 20 y 22 años (Tabla 1). El 95% residían en la ciudad de Trujillo y el porcentaje restante, se encontraba en la sierra de la región La Libertad.
Grupo de edad | Mujeres n (%) | Hombres n (%) | TOTAL n (%) |
17 | 5 (2,8) | 5 (2,4) | 10 (2,6) |
18 | 13 (7,2) | 11 (5,4) | 24 (6,3) |
19 | 24 (13,4) | 21 (10,4) | 45 (11,7) |
20 | 38 (21,2) | 41 (20) | 79 (20,6) |
21 | 33 (18,4) | 51 (24,8) | 84 (21,9) |
22 | 18 (10,1) | 26 (12,7) | 44 (11,4) |
23 | 30 (16,8) | 26 (12,7) | 56 (14,6) |
24 | 18 (10,1) | 24 (11,6) | 42 (10,9) |
TOTAL | 179 (46,6) | 205 (53,4) | 384 (100,0) |
Los cambios en las conductas alimentarias durante la cuarentena por COVID-19 presentaron un aumento significativo del número de comidas al día, tanto en el desayuno (p < 0,001), media mañana (p < 0,05), almuerzo (p < 0,001), merienda (p< 0,001) y cena (p < 0,05) (Tabla 2). Asimismo, durante la cuarentena por COVID-19 hubo un incremento significativo de frutas (p = 0,005), y sin cambios en la ingesta de gaseosas o bebidas azucaradas, verduras, legumbres, carnes, pastelería; incluso, los participantes consumieron en mayor medida comida rápida (p < 0,05) y golosinas (p = 0,03) antes de la pandemia (Tabla 3). La percepción de los participantes respecto a los comportamientos del control de peso muestra una variación en relación con el período de cuarentena por COVID-19, se incrementaron las interrupciones de sueño en el 38,8% de participantes y los cambios de horarios en el 59,9%. No se observan variaciones relevantes en los otros ítems (Tabla 4).
Período / Frecuencia | Número de horas de sueño | Interrupción del sueño | Cambios del horario de sueño | Acceso a alimentos saludables | Mayor consumo de alimentos por influencia de sentimientos | Menor consumo de alimentos por influencia de sentimientos | Conocimiento del consumo de alimentos saludables | Motivación para comer saludablemente | Presencia de alimentos poco saludables en casa |
Mucho menos | 29 (7,6%) | 26 (6,8%) | 7 (1,8%) | 8 (2,2%) | 28 (7,3%) | 20 (5,2%) | 18 (4,7%) | 19 (4,9%) | 29 (7,6%) |
Menos | 111 (28,9%) | 72 (18,8%) | 25 (6,5%) | 42 (10,9%) | 52 (13,5%) | 89 (23,2%) | 100 (26,0%) | 65 (16,9%) | 105 (27,3%) |
La misma cantidad | 101 (26,3%) | 137 (35,6%) | 122 (31,8%) | 179 (46,6%) | 185 (48,2%) | 243 (63,3%) | 131 (34,1%) | 140 (36,5%) | 162 (42,2%) |
Más | 96 (25,0%) | 124 (32,3%) | 173 (45,1%) | 123 (32,0%) | 90 (23,4%) | 25 (6,5%) | 107 (27,9%) | 111 (28,9%) | 65 (16,9%) |
Mucho más | 47 (12, 2%) | 25 (6,5%) | 57 (14,8%) | 32 (8,3%) | 29 (7,6%) | 7 (1,8%) | 28 (7,3%) | 49 (12,8%) | 23 (6,0%) |
Se evidenciaron cambios en el patrón de los niveles de actividad física durante la cuarentena, siendo los más frecuentes el nivel bajo y moderado, en relación a antes de la cuarentena que se encontró al nivel moderado y alto con mayores porcentajes (p < 0,001) (Figura 1).
La salud mental durante la cuarentena por COVID-19 presentó un incremento significativo de soledad (p < 0,001), depresión (p < 0,001), ansiedad (p < 0,001), ganas de hacerse daño (p = 0,000356), pensamientos suicidas (p=0,0083), síntomas de salud física (p < 0,001), conflictos o discusiones (p < 0,001) y sentimientos negativos por el peso presentado en este período (p < 0,001) (Tabla 5).
DISCUSIÓN
El estudio de investigación tuvo como principal finalidad comparar la conducta alimentaria, la actividad física y la salud mental en adultos jóvenes antes y durante la cuarentena por la pandemia de la COVID-19.
Se encontró un incremento en la distribución de frecuencia de comidas diarias, cambios en las preferencias alimentarias con mayor consumo de frutas y una disminución de comidas rápidas y golosinas. El nivel de actividad física disminuyó significativamente. La salud mental fue afectada por incremento de soledad, depresión, ansiedad, ganas de hacerse daño, pensamientos suicidas, síntomas de salud física, conflictos o discusiones y sentimientos negativos.
En el presente estudio, durante la cuarentena por la COVID-19, se encontró cambio en la distribución de frecuencia de consumo: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Esto coincide con lo reportado en otros estudios sobre una mayor ingesta de alimentos 7,16,17; siendo una de las razones según señala Eric y col., el consumo principal de bocadillos dentro de las comidas con mayor frecuencia 7, y una tendencia al consumo de algún refrigerio durante la noche 10.
Respecto al tipo de alimentos durante la cuarentena, se observó mayor consumo de frutas semejante a lo hallado en el confinamiento aplicado en España, lo cual es importante debido a que las frutas tienen un potencial efecto inmunomodulador y son fuentes de vitaminas 16. Asimismo, hubo una disminución en la ingesta de comida rápida y golosinas, contrario a lo señalado en otros estudios 7,17,18. Esto se debe a que en los primeros meses de cuarentena los establecimientos de comida rápida estaban cerrados y los jóvenes permanecieron en sus hogares donde se prioriza la comida casera. No hubo cambios en el resto de los alimentos a diferencia de lo reportado en otros países 7,8,16.
El nivel bajo de actividad física incrementó del 15 al 54%, lo que coincide con diferentes estudios que muestran el impacto de los niveles de actividad física de la población por el aislamiento social 19,20,21. Esto puede deberse al cierre de gimnasios, acceso restringido a parques públicos, escuelas y playas para la actividad física al aire libre 22. Además, muchas personas tuvieron que trabajar de manera remota y los estudiantes continuaron con sus obligaciones académicas a través de la educación virtual, por lo que permanecieron sentados frente a la computadora durante largos períodos de tiempo, aumentando de este modo el comportamiento sedente 11,23. Ello puede ocasionar “efectos negativos en la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas” 24. La reducción del gasto energético produce un aumento de peso 10, desencadenando obesidad, la cual constituye un riesgo de infección y mortalidad para la COVID-19. Además, se ha reportado, que la infección del tracto respiratorio superior, una de las principales complicaciones de la COVID-19, está estrechamente relacionado con el nivel de actividad física 19. También, según algunos estudios, es probable que la reducción en los niveles de actividad física agrave los efectos psicológicos que se incrementaron con la pandemia 20,21,25.
De forma similar, el estudio muestra una significativa afectación de la salud mental en los participantes destacando un incremento de la sensación de soledad, ansiedad, depresión, disconformidad por el peso, sensación de autolesionarse y pensamientos suicidas. Algunas de las razones para estos hallazgos fueron tener familiares o amigos infectados por la COVID-19 26, problemas económicos, cambio de rutina, aislamiento social y retraso académico 27. Este último relacionado a la insatisfacción por el modelo de aprendizaje virtual no estructurado y, subsecuentemente, el agotamiento físico y mental 27. Estos hallazgos concuerdan con el impacto negativo de la pandemia sobre la salud mental en universitarios de otros países, siendo el estrés y la ansiedad, los problemas más experimentados 28.
Se puede señalar como limitaciones que la muestra no fue obtenida de forma probabilística; sin embargo, fue lo suficientemente amplia para demostrar validez.
En consideración de los datos recabados y la contrastación con la literatura existente, se recomienda desarrollar programas y establecer estrategias que brinden orientación nutricional, promuevan la actividad física y sirvan de soporte psicológico para fortalecer el estado de resiliencia en los adultos jóvenes.
Se concluye que en los adultos jóvenes de La Libertad por efecto de la cuarentena se ha producido cambios en la conducta alimentaria, disminución de la actividad física y aumento en los problemas de salud mental, lo que conlleva a un mayor riesgo de sobrepeso, obesidad y, por consiguiente, el desarrollo de enfermedades no transmisibles.