Sr. Editor:

He leído con sumo interés la carta al editor titulada “Desigualdad de género en la prevalencia de anemia en niños menores de 5 años en la sierra norte del Perú” y a modo de réplica puedo responder que:

La situación de la anemia en nuestro país es crítica. Pese a que se vienen realizando de manera constante las mismas estrategias año tras año, no se ha visto de manera significativa una disminución de la prevalencia de la anemia en el Perú.

Esta problemática quizá se deba tal y como lo menciona Tokumura et al. ¹, que cada política o estrategia de intervención debe de ser adaptadas para cada región de nuestro país.

Se tiene que reconocer desde ya, que las realidades culturales y geográficas de la costa, sierra y selva no son las mismas, por ende, el extrapolar las mismas estrategias para cada zona sin una adaptación previa implicaría una probable falla de esta.

Tal como se menciona en la carta al editor, el hecho de exponer desde cortas edades a los niños al campo, a la agricultura y ganadería vulneran la salud de esta población y los predisponen a múltiples tipos de enfermedades.

Siempre se estudian factores clásicos como la educación, el acceso a servicios, las infecciones crónicas asociadas como parasitosis o el nivel de pobreza, pero muy rara vez se ha estudiado cómo las creencias y costumbres de los padres o cómo la cultura de una comunidad puede condicionar la perpetuación de patologías crónicas como la anemia. Solo por citar un ejemplo ², hay testimonios de personal de salud que informan que los padres desechan para su ganado los multi micronutrientes que se les brinda a sus hijos o los usan como veneno para insectos, no llegando a dárselos sustentando que no les gusta, o que muchas veces porque el hierro en su presentación de sulfato ferroso suele estar más asociado a constipación o tiene un sabor poco agradable, los padres le suspenden por iniciativa propia la suplementación de hierro, y dado que el costo de los otros tipos de suplementos de hierro es alto y al no ser brindados por el Ministerio de Salud, pues los padres prefieren no comprarlo y que sus menores hijos continúen sin recibir tratamiento. Esto claramente es una grave falla en dicha estrategia pero que lamentablemente no se aborda como tal, y sigue sin ser solucionado.

Es por tal razón que se requiere la realización de estudios que evalúen cada estrategia y ver si verdaderamente están funcionando o únicamente están representando una pérdida económica que sigue un ciclo sin fin. ³

Esto se empeora ante la situación actual de nuestro país, en la cual, si de por sí la crisis económica post-Covid 19 ha afectado seriamente a Lima, la capital, la situación económica de las familias de la sierra y selva del Perú está siendo mucho más afectada. La canasta familiar ya no es la de antes, por más que se sigan realizando sesiones demostrativas como plan de estrategia del primer nivel de atención, estas sesiones no podrán ser aplicadas en casa porque simplemente no se cuenta con los alimentos requeridos por el elevado costo actual de los mismos.

Para concluir, es más que notorio que se requiere un replanteamiento de las políticas contra la anemia y darles el enfoque intercultural que les falta. Así mismo, es necesario el intervenir de manera inmediata para que la crisis económica que atraviesa el Perú actualmente no afecte la alimentación que cada niño de nuestro país requiere para su desarrollo integral, libre de enfermedades como la anemia.