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Revista Estomatológica Herediana

versión impresa ISSN 1019-4355

Rev. Estomatol. Herediana vol.25 no.1 Lima ene. 2015

 

Asociación entre el biotipo facial y la sobremordida. Estudio piloto

 

 

Association between facial biotipe and overbite. Pilot study

 

 

Marco Antonio Sánchez-Tito 1,a,b, Emerson Elecsi Yañez-Chávez 1,c

 

 

1 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Privada de Tacna. Tacna, Perú.

a Especialista en Ortodoncia y Ortopedia Maxilar.

b Profesor Asociado.

c Residente del Programa de Especialidad en Ortodoncia y Ortopedia Maxilar.

 

 

 

RESUMEN

 

Objetivo: Determinar la asociación entre el biotipo facial y el nivel de sobremordida. Material y métodos: La muestra estuvo constituida por 152 estudiantes entre 12 y 17 años con dentición permanente. Se tomaron registros fotográficos en norma frontal con los estudiantes en posición natural de la cabeza. Sobre las fotografías impresas se determinó el ángulo de apertura facial para establecer el biotipo facial. El registro de la sobremordida vertical se realizó de forma clínica con la ayuda de un calibrador Vernier y un lápiz dermatográfico Resultados: La distribución del biotipo facial en la muestra fue de 80,3% para los dolicofaciales, seguido por los mesofaciales con 19,7%, no se encontró pacientes de biotipo braquifacial. En el grupo de dolicofaciales hubo una predominancia de sobremordida normal (55,7%), seguido por la mordida profunda (36,9%) y mordida abierta (7,4%). El grupo de mesofaciales presentó mayor frecuencia de sobremordida normal (63,3%), seguido por la mordida profunda (33,3%) y la mordida abierta (3,3%). No se encontró asociación estadísticamente significativa (P> 0,05). Conclusiones: Debido a que no se encontraron resultados que respondan a un patrón específico, podemos concluir que los biotipos faciales no están asociados al grado de sobremordida vertical.

 

PALABRAS CLAVE: Cara, desarrollo maxilofacial, clasificación, sobremordida, maloclusión. (DeCS, Bireme)

 

 

SUMMARY

 

Objective: To determine the association between facial biotype and the degree of overbite. Methods: The sample consisted of 152 students, aged 12-17, with their permanent dentition. Frontal photographs were taken of the students in natural head position. Face opening angle was determined based upon printed photographs in order to establish facial biotypes. Vertical overbite was measured using a Vernier caliper and a dermatograph pencil. Results: Distribution of facial biotypes in the sample was 80.3 per cent for dolichofacials, followed by a 19.7 per cent for mesofacials, with no brachyfacial types found. Among dolichofacials, a normal overbite was found to be predominant (55.7%), followed by a deep bite (36.9%), and an open bite (7.4%). Among mesofacials, a normal overbite was the most frequent finding (63.3%), followed by a deep bite (33.3%), and an open bite (3.3%). No statistically significant association was found (P> 0.05). Conclusions: Since results show no specific patterns, we conclude that facial biotypes are not associated with the degree of vertical overbite.

 

KEYWORDS: Face, maxillofacial development, classification, overbite, malocclusion. (MeSH, NLM)

 

 

INTRODUCCIÓN

 

El diagnóstico en ortodoncia es un análisis crítico de las condiciones iniciales que presenta el paciente, no se trata sólo de determinar la maloclusión, sino también del estudio de un conjunto de características morfológicas que direccionan la planificación de tratamientos adecuados. A lo largo de la historia, las proporciones e índices para caracterizar las estructuras anatómicas del cuerpo humano han sido un tópico muy estudiado (1,2,3). Angle (4) en 1899 señalaba que, para que el ortodoncista sea capaz de diagnosticar correctamente las maloclusiones, debería estar familiarizado también con el estudio de las características faciales del paciente; así se podría detectar si las estructuras faciales se encuentran en armonía y en concordancia con dientes bien posicionados y una oclusión balanceada.

 

El concepto de biotipo facial fue descrito por Ricketts (5), quien lo definió como el conjunto de caracteres morfológicos y funcionales que determinan la dirección de crecimiento y comportamiento de la cara. La literatura es clara en señalar que la determinación del biotipo facial es fundamental para poder diseñar planes de tratamientos, debido a que la aplicación de mecánicas ortodónticas pueden generar respuestas diferentes al ser aplicadas en pacientes con similares maloclusiones pero con distintos patrones de crecimiento (6,7).

Las maloclusiones se caracterizan por una alteración del crecimiento y desarrollo de los maxilares, así como por alteraciones a nivel dentario, que generan modificaciones en la forma, función y estética del sistema estomatognático (8,9). La etiología es multifactorial, siendo el factor hereditario y el ambiental los de mayor importancia (10).

 

Schwarz (11) concluye que “no existe una conexión causal entre las maloclusiones y la arquitectura esqueletal. Cada maloclusión puede estar combinada con las más diferentes variaciones naturales de la arquitectura esquelética”. Sin embargo, algunos estudios han relacionado el patrón de crecimiento facial con las maloclusiones, pero a menudo se refieren a clasificaciones de maloclusiones sagitales, sin considerar otros grupos importantes de maloclusiones (12,13).

El objetivo del estudio fue determinar la existencia de asociación entre el biotipo facial de los estudiantes, evaluados por medio del ángulo de apertura facial, con el establecimiento de la sobremordida.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

 

Estudio descriptivo relacional, de diseño no experimental y de corte transversal. La muestra estuvo constituida por 152 estudiantes de la Institución Educativa Particular (I.E.P.) Alexander Von Humboldt de la ciudad de Tacna. Los criterios de inclusión fueron: estudiantes entre 12 y 17 años de edad, en dentición permanente y completa, sin antecedente de tratamiento ortodóntico previo y sin asimetría facial evidente. Se les informó acerca de los alcances de la investigación y aprobaron su participación voluntaria por medio de un consentimiento informado.

 

Registros fotográficos

Las fotografías fueron tomadas en norma frontal, con el estudiante en posición natural de la cabeza. Se solicitó a los estudiantes ubicarse a 20 cm de una pared blanca con los pies separados para brindarles estabilidad. Se utilizó una cámara digital compacta modelo DSC-W690 adaptada a un trípode ubicado a 150 cm del estudiante; todas las fotografías fueron tomadas por un solo operador (EY). Las fotografías fueron impresas en papel bond A4 y se marcaron los puntos anatómicos de tejidos blandos correspondientes a Queilon y Exocanto para determinar el biotipo facial de cada uno de los estudiantes por medio de la medición del ángulo de apertura facial. Se consideró como mesofacial aquellos estudiantes en quienes el ángulo de apertura facial fue de 45º ± 5º, los estudiantes con medidas menores a 40º se consideraron dolicofaciales y aquellos con medidas mayores a 50º, braquifaciales.

 

Registro de la sobremordida

Con los estudiantes en oclusión, se determinó la sobremordida marcando con lápiz dermatográfico la proyección tomada desde el centro del borde incisal de los incisivos centrales superiores sobre la cara vestibular de los incisivos inferiores; posteriormente con el calibrador Vernier se midió desde la marca hasta el borde incisal de los incisivos inferiores. En los casos donde se observó una mordida abierta, el registro fue hecho por medio del calibrador Vernier apoyándolo sobre los bordes incisales de los incisivos superiores e inferiores. Los datos fueron registrados en la ficha de observación.

El análisis estadístico fue realizado por medio del programa SPSS para Windows en su versión 17. Se Empleó estadística descriptiva y estadística analítica por medio de la prueba Xi cuadrado fijando un nivel de significancia de 0,05 que corresponde a un intervalo de confianza del 95%.

 

 

RESULTADOS

 

De los 152 estudiantes evaluados, el 60,5% (n= 92) fue de sexo masculino y el 39,5% (n=60) de sexo femenino. La prevalencia de las maloclusiones verticales fue la siguiente: 57,2% (n= 87) presentó sobremordida normal, 36,2% (n=55) mordida profunda y 6,6% (n=10) mordida abierta. Con respecto a la distribución del biotipo facial: 80,3% (n=122) correspondió a estudiantes dolicofaciales y 19,7% (n=30) a mesofaciales; no se identificaron estudiantes que correspondan al biotipo braquifacial (Tabla 1).

 

 

La asociación del biotipo mesofacial con la sobremordida fue la siguiente: 63,3% (n=19) presentó una sobremordida normal, 33,3% (n=10) mordida profunda y el 3,3% (n=1) mordida abierta. Para el grupo con biotipo dolicofacial la distribución fue: mordida normal 55,7% (n= 68), mordida profunda 36,9% (n= 45) y mordida abierta 7,4% (n=9) (Tabla 2).

 

 

No se encontró asociación estadísticamente significativa (prueba Xi Cuadrado; p>0,05) entre las variables. La distribución de la asociación entre biotipo facial y género, sobremordida y género se muestran en el gráfico 1 y el gráfico 2 respectivamente.

 

 

 

En el gráfico 3, se puede apreciar la correlación entre la sobremordida y los ángulos de apertura facial para la muestra estudiada.

 

 

DISCUSIÓN

A menudo el biotipo facial ha sido determinado por medio de análisis cefalométricos (14,15). Arnett (16) y Farkas (17) idearon metodologías para determinar el biotipo facial por medio de un análisis del rostro en norma frontal. Farkas (17) determino el biotipo facial por medio del Indice Facial, que es una expresión de la relación entre la altura facial (Nasion-Mentón) y el ancho bizigomático (Zygion-Zygion) en el paciente vivo. Otro método para determinar el biotipo facial es la fotometría (18). Por medio de esta técnica se puede cuantificar de manera tangible las características individuales a través de la fotografía, permitiendo ubicar de forma sencilla los puntos anatómicos que son usados como referencias para las medidas antropométricas. Esta ventaja permite aplicar la fotometría en los métodos que emplean valores de proporciones como el índice facial o medidas angulares como el ángulo de apertura facial, ya que estos valores no se verán alterados si son realizados directamente sobre el paciente o sobre una fotografía.

 

El empleo del ángulo de apertura facial para determinar el biotipo facial ha sido usado en ortodoncia como método inicial para cuantificar las características del contorno facial de los individuos a través de fotografías (19,20,21); esta caracterización permite establecer qué exámenes auxiliares serán necesarios para un diagnóstico preciso. Para el presente estudio se decidió emplear el ángulo de apertura facial como herramienta de medición del biotipo facial, debido a la imposibilidad de contar con registros radiográficos de la muestra estudiada; así la obtención de registros fotográficos permitió la evaluación del biotipo facial de manera sencilla y rápida. Herzberg (22) señala que las fotografías estandarizadas podrían ser el mejor método para la evaluación facial, debido a que sólo con ellas es posible evaluar en detalle medidas y proporciones. En el presente estudio la toma de las fotografías para la determinación del biotipo facial, fue realizada con los pacientes en posición natural de la cabeza (23,24). Moorrees (25) señala este método como el más adecuado para el diagnóstico y tratamiento de ortodoncia ya que es reproducible en el tiempo.

 

Las alteraciones verticales pueden ser divididas en aquellas de origen predominantemente esquelético; cuando están relacionadas al patrón de crecimiento maxilar y mandibular; y aquellas de origen dentoalveolar, pudiendo presentarse de forma conjunta (26,27). Para Hartsfield (28) la etiología de las alteraciones verticales es multifactorial, donde se asocian aspectos genéticos y ambientales; y por lo tanto, suele ser difícil determinar el grado de contribución de estos factores. Algunos estudios sugieren que para los pacientes dolicofaciales corresponderían alteraciones como la mordida abierta, y para los braquifaciales tendencia a la mordida profunda (29,30,31,32). Este estudio mostró que la distribución del biotipo facial fue del 80,3% para pacientes dolicofaciales y 19,7% para los mesofaciales, no se identificaron pacientes braquifaciles. Estos datos difieren a los reportados por Carrillo y col. (33) donde el 35,45% de los pacientes fueron dolicofaciales, el 45% mesofaciales y el 19,5% braquifaciales. Así mismo, la prevalencia de la sobremordida normal fue de 55,7%, para la mordida profunda 36,9% y 7,4% para la mordida abierta. Estos autores encontraron que el 67.5% presentó mordida profunda y el 32% mordida abierta. Estos datos pueden deberse a que la muestra estudiada por Carrillo y col. (33) estuvo constituida en su totalidad por pacientes que presentaban características de alteración vertical.

 

La falta de asociación entre el biotipo facial y la sobremordida encontrada en el presente estudio es coherente con los resultados presentados por Otto y col. (34), quienes encontraron que el biotipo facial no influencia la extensión de la intrusión de los incisivos. Claro y col. (35) evaluaron la asociación entre la sobremordida y el patrón de crecimiento craneofacial, y no encontrando relación de dependencia entre el incremento de la sobremordida y el patrón de crecimiento braquifacial, tampoco entre la mordida abierta y el patrón de crecimiento dolicofacial. El factor determinante de la sobremordida en pacientes dolicofaciales fue la altura facial inferior, mientras que en los pacientes braquifaciales, la mayor influencia en la sobremordida fue la morfología dentoalveolar. Una sobremordida normal en las personas dolicofaciales podría ser mantenida por una compensación dentoalveolar inferior limitada (36). Algunos factores como un sistema de erupción normal y balance correcto de las fuerzas ejercidas por los tejidos blandos pueden influenciar la ocurrencia de mecanismos compensatorios (37,38). La falta de asociación entre la sobremordida y el patrón facial encontrados en el estudio, sugieren que los mecanismos compensatorios podrían ser muy frecuentes.

Por tratarse de un estudio inicial, donde se evaluó el biotipo facial por medio del ángulo de apertura facial, la principal limitación fue el no poder establecer patrones esqueléticos que pudieran influenciar en la presencia de mordida abierta o mordida profunda. Sería interesante determinar en futuros estudios, el grado de confiabilidad de la evaluación clínica y fotográfica, sobre la cefalométrica del biotipo facial.En relación a los resultados de la investigación y bajo la metodología empleada se concluye que no existió una tendencia de asociación directa entre los biotipos faciales y la presencia de alteraciones verticales en la sobremordida.

 

 

 

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Correspondencia:

Marco A. Sánchez Tito

Av. San Martín Nº 747, Tacna. Tacna, Perú.

Correo electrónico: marcosanchez2183@gmail.com

 

 

 

Recibido: 18/12/2014

Aceptado: 20/02/2015

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