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Anales de la Facultad de Medicina

Print version ISSN 1025-5583

An. Fac. med. vol.66 no.3 Lima Sept. 2005

 

“Nuevas tareas médicas en la nueva Rusia” (1924) *: La visión de ‘patología étnica’ y medicina científica de Max Kuczynski en los años anteriores a su emigración al Perú

Michael Knipper1
1Instituto de Historia de la Medicina, Universidad Justus Liebig, Gießen, Alemania.

“Tenemos que estudiar patología étnica en condiciones favorables, como fuente factible y -lo que se comprobará- 
productiva de conocimientos originales y simples sobre las condiciones básicas y causas de enfermedad humana.” **
Max H. Kuczynski, 
“La Estepa y el Hombre”, 1925, p. 15

* Título original: Kuczynski, Max Hans: Neue medizinische Aufgaben im neuen Russland. En: Das Neue Russland. 1924;7(8):25-6.
** Versión original: “Wir müssen unter günstigen Umständen ethnische Pathologie studieren als eine mögliche und -wie sich zeigen wird- reich fließende Quelle ursprünglicher und einfacherer Erkenntnisse der wesentlichen Bedingungen und Ursachen menschlicher Krankheit.” Kuczynski, Max H.: Steppe und Mensch. Kirgisische Reiseeindrücke und Betrachtungen über Leben, Kultur und Krankheit in ihren Zusammenhängen. Leipzig: Hirzel Verlag, 1925, p. 15.

Resumen 
Basado en un artículo publicado originalmente en 1924, se ofrece un acercamiento a los trabajos y pensamientos científicos de Maxime Kuczynski-Godard en los años anteriores de 1933 y su emigración forzosa de Alemania al Perú. El artículo se titula “Nuevas tareas médicas en la nueva Rusia”, y recoge las experiencias de Kuczynski durante de su primera estadía en Rusia como profesor invitado en el Instituto Médico de Omsk (Siberia) y de la siguiente expedición médico-geográfica a la estepa kirguiz entre 1923 y 1924. Al ejemplo de la situación en la Rusia de la época post-revolucionaria, el entonces profesor de patología de la Universidad de Berlín describe aquí su visión de lo que podría ser la medicina científica del futuro. Como concepto clave, introduce la noción de la ‘patología cultural’ o ‘étnica’, entendida como ciencia médica integral que combina planteamientos y métodos tanto de las ciencias naturales como sociales y culturales. 
La traducción del artículo original está enmarcada por informaciones adicionales acerca del contexto biográfico, científico e histórico en general.
Palabras clave: Historia de la medicina, Rusia; medicina; patología; medicina social; Kuczynski-Godard, Maxime.

“New medical tasks in the new Russia” (1924): The vision of ‘ethnic pathology’ and scientific medicine of Max Kuczynski in the years prior to his emigration to Peru
Abstract

Based on an article published originally in 1924, this text offers an approximation to the scientific works and concepts of Maxime Kuczynski-Godard in the years prior to 1933 and his forced emigration from Germany to Peru. The title of the article was “New medical tasks in the new Russia”, and was based on Kuczynski’s experiences made during his time as guest professor at Omsk's Siberian Medical Institute, and his first medical-geographic expedition to the Kyrgyz steppe in Central Asia between 1923 and 1924. In view of the situation in Russia in the post-revolutionary period, the then professor of pathology at the University of Berlin, relates in this article his personal vision of scientific medicine. As a key concept, Kuczynski introduces the notion of ‘cultural’ or ‘ethnic pathology’ as a comprehensive scientific approach that combines theories and methods of natural, social and cultural sciences. 
The translation of the original article is framed by an introduction and some final notes to provide additional information on the biographic, scientific and historical context. 
Keywords: History of medicine, Russia; medicine; pathology; social medicine; Kuczynski-Godard, Maxime.

INTRODUCCIÓN
Cuando Max Kuczynski llegó al Perú en el año 1936, tenía una experiencia de trabajos médicos y científicos de más de dos décadas, realizados en contextos académicos y geográficos muy diversos. Como miembro del Instituto de Anatomía Patológica de la Universidad de Berlín, donde dirigía desde 1921 el departamento de bacteriología, había realizado estudios microbiológicos y de anatomía patológica en Alemania, Polonia, la Unión Soviética, Mongolia, China y Brasil 1. Kuczynski era un experto reconocido en trabajos de laboratorio y autor de un gran número de publicaciones científicas acerca de los agentes patógenos y aspectos fisiopatológicos e histopatológicos de enfermedades infecciosas, como el tifo exantemático, la gripe y la fiebre amarilla (Figura 1). Trabajaba, además, sobre el metabolismo celular, la arteriosclerosis y el tema de la amiloidosis, y sus publicaciones destacan por su rigor metodológico. No obstante, el interés médico-científico de Kuczynski transcendía el enfoque de las ciencias naturales hacía la enfermedad humana. Desde los inicios de su carrera, Kuczynski buscaba desarrollar planteamientos más amplios, que incluyesen el contexto físico, social y cultural de la vida de los seres humanos y que no se limitasen a la descripción y al análisis científico. Perseguía, tal como lo expresó en el año 1919, la evolución de una ‘patología sintética’ mas allá de los conceptos morfológicos de la escuela de Virchow y pretendió la ‘recuperación de los campos de la higiene’ para la patología 2

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1 Archivo de la Universidad de Berlin, expediente personal de Max Kuczynski, Bestand MK/K 393, tomo 1-3.
2 Carta al botánico Prof. E. Pringsheim sin fecha, muy probablemente del año 1919. Biblioteca Estatal de Baja Sajonia y de la Universidad de Göttingen, Departamento de Autógrafos e Impresos raros (Niedersächsische Staats- und Universitätsbibliothek Göttingen, Abteilung für Handschriften und seltene Drucke, Cod. MS Pringsheim 272/3).


Para Max Kuczynski, la patología no se agotaba en el trabajo analítico y diagnóstico, sino que incluía un componente de intervención hacía la solución de problemas sanitarios según las condiciones sociales, culturales y económicas de las distintas poblaciones. En los años 1920, el único lugar donde veía la posibilidad para realizar este tipo de actividades fueron las estepas de Siberia en la Unión Soviética y en los países Asiáticos colindantes, especialmente Mongolia y China. Para poder analizar las relaciones básicas entre la enfermedad y el contexto social, cultural y geográfico, buscaba empezar en regiones donde estas mismas condiciones eran poco complejas (con poblaciones culturalmente y étnicamente homogéneas), y además estables durante siglos (sin mayores cambios sociales, económicos y geográficos). Tales condiciones esperaba encontrar en las estepas de la Asia, tal como en ciertas zonas de África y Latinoamérica. Pero, a consecuencia del aislamiento político internacional de Alemania después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Unión Soviética resultó ser el único país que le ofreciera estas posibilidades (1). 
Entre 1923 y 1924, Kuczynski fue docente de patología en el joven Instituto Médico de Siberia Occidental, en la ciudad de Omsk (2). Aprovechó su estancia para realizar una expedición científica extensa hacía la estepa Kirguiz en el sur-este, tierra que hoy en día pertenece en su mayoría a la república de Kazajstán (Figura 2). En el año siguiente, realizó otra expedición que le llevó hasta Mongolia y China, y que fue financiada por el gobierno Alemán y la Fundación Alemana de las Ciencias (Notgemeinschaft Deutscher Wissenschaft) (3,4). En algunas de las publicaciones que resultaron de sus trabajos en los países asiáticos, Max Kuczynski desarrolla de manera explícita este concepto integral de medicina científica llamado ‘patología étnica’. En el libro “La estepa y el hombre. Impresiones de un viaje a Kirguistán y consideraciones sobre vida, cultura y enfermedad en sus relaciones” (1925), acuña este término. Casi dos décadas después, utiliza esta misma expresión en el libro “La vida en la Amazonía Peruana”, publicada en Lima en 1944 (5). La obra ‘kirguiz’ se parece mucho a las que conocemos del médico social Maxime Kuczynski-Godard en Perú. Los temas abarcados y los métodos que empleó, tanto en la estepa como años después en la Amazonía y en los Andes, son muy parecidos.

Un texto que resume con agudeza los planteamientos teóricos y metodológicos de Max Kuczynski y su visión de lo que podría ser la medicina científica del futuro, es el que presentamos a continuación. Es titulado “Nuevas tareas médicas en la nueva Rusia” y fue publicado en el año 1924 en una revista intelectual llamada “La Nueva Rusia” 3. A base de su experiencia en el Instituto Médico de Omsk, Kuczynski describe aquí los desafíos y las posibilidades médicas en la Rusia de la época post-revolucionaria. La Unión Soviética – la “nueva Rusia” de aquellos tiempos – era un país inmerso en un proceso de ‘modernización’ y desarrollo socio-económico profundo y a la vez marcado por enormes contrastes sociales, económicos y culturales, entre los centros urbanos e industriales por un lado y las amplias regiones rurales por el otro. Entre los muchos textos publicados por Kuczynski, entre 1913 y 1936, se ha elegido justamente éste, porque resume, en relativamente pocas palabras, los conceptos claves de Kuczynski respecto a lo que él entendía de medicina y lo que pretendía hacer realidad durante tal vez toda su vida profesional. 
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3 La revista Das Neue Russland (“La Nueva Rusia”) era la publicación de la “Asociación de Amigos de la Nueva Rusia” (Gesellschaft der Freunde des neuen Russland) que fue fundada en 1923, en el contexto de las incipientes relaciones políticas y científicas entre ambos países en la posguerra. Tenía el apoyo de personas ilustres como Albert Einstein y Thomas Mann y puede ser caracterizada como una asociación de carácter burgués, con motivos principalmente culturales y científicos (6).

Professor Dr. phil. et med. Max H. Kuczynski (Berln):
Neue medizinische Aufgaben in neuen Rußland
Nuevas tareas médicas en la nueva Rusia
(7)

La guerra y la hambruna cultivan las epidemias. Sin duda, malaria, gonorrea, sífilis y el ejército de las enfermedades tifoideas imponen a Rusia y a sus médicos las tareas más grandes. Pero, la lucha ya ha sido iniciada y se la está llevando con mucho empeño. Mi trabajo en el joven instituto médico de Siberia occidental en Omsk me ha brindado múltiples ocasiones para reunir experiencias propias en este campo. El hecho de que esta lucha no puede llegar de golpe a todos los rincones de este imperio inmenso, no es sorpresa alguna. Menos aún, sabiendo lo difícil que suele ser enviar médicos, incluso cirujanos artesanos de guerra, a regiones rurales, especialmente de la Rusia no-europea.
Pero no quiero hablar de estas faenas. Éstas han sido y siguen siendo esencialmente las mismas, ligadas solamente a, y dominadas por, las respectivas condiciones climaticas-locales y las económicas, y que son acompañados además por los poderosos factores de la educación popular y del material humano disponible para el trabajo higiénico. Precisamente, en el campo del levantamiento de las creencias populares ya se ha logrado mucho. Especialmente, entre los jóvenes, tales conocimientos son difundidos y el sentimiento apático de la irrevocabilidad de lo presente ha sido quebrantado. Además, la nueva generación de profesionales es, como lo he podido indicar en otro lugar (Klinische Wochenschrift 1924), más que abundantes, por lo cual habrá cada año más personal médico disponible para las zonas rurales. 

Quiero hablar aquí de otras tareas, que por la manera más hermosa coinciden con lo que acabo de mencionar. Y estoy convencido de que, incluso, podrán encontrar la cooperación de todos los médicos y que serán hasta capaces de convertir un trabajo que bajo otras condiciones pudiera parecer triste y pobre, en una tarea preciosa y extraordinariamente útil – especialmente en zonas rurales o en los pueblos al margen de la selva y de la estepa.
Fue un ‘hecho’ importante, hace muchos años, la publicación de su famosa obra geográfica-patológica por el profesor berlinés Augusto ‘Hirsch’ (1860-64, “Manual de la patología histórica-geográfica”)
4. Lamentablemente, desde entonces no ha aparecido casi nada que hubiera desarrollado más esta iniciativa. Hoy nos encontramos ante la situación de tener que reconocer que estamos nada más que en la fase inicial de la tarea que Hirsch definió. Numerosas han sido las expediciones realizadas hacía todas las partes del mundo, pero ni una ha conseguido aportar más que comentarios pequeños y a veces fragmentados en relación a la cuestión del ‘cuadro nosológico’ que corresponde a una entidad étnica definida y una zona geográfica de condiciones climáticas conocidas, de alimentación conocida, de costumbres y también influencias nocivas conocidas. Los médicos que acompañaron tales expediciones eran muchas veces demasiado jóvenes y sin experiencia. Mas aún, les faltaba la simple conciencia por estas tareas. Observaciones étnicas son, por ejemplo, capaces – lo he experimentado personalmente y lo voy a presentar en otro lugar – de explicar el tema de la ‘arteriosclerosis’ y de las relaciones entre alimentación y arteriosclerosis, que tanta atención ha recibido en estudios de laboratorio. El estudio de estilos de vida estrechamente limitados, con los comportamientos individuales altamente predeterminados y una alimentación mas bien monótona, llevará a conocimientos hasta hoy desconocidos, especialmente en el campo de las enfermedades metabólicas y de las así llamadas glándulas de secreción interna. 
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4 “Junto está la obra visionaria de Boudin sobre Geografía médica y estadística y enfermedades endémicas, incluyendo la meterología y la geología médica, de las leyes de la demografía y de la mortalidad, de la distribución geográfica de las enfermedades y de la patología comparativa de las razas humanas”. (1857) (7).

Condición imprescindible para tales estudios es, desde luego, una formación médica excelente, mejor aún, patológica-científica. En el caso contrario, el médico no será capaz de observar e interpretar sus observaciones de una manera crítica. Aquí está, precisamente, el gran valor de la enseñanza en el campo de la actualmente tan despreciada teoría de la medicina, lo que para nosotros representa – en el sentido ideal – la ciencia patológica. Nos permite desarrollar un juicio nítido sobre las apariciones múltiples y embrolladas de la enfermedad, que el médico, como sanador y agente de prevención, suele ‘ver’ tanto al atender al enfermo tendido en su lecho, como en su comunidad. Toda observación médica consiste siempre en ‘clasificar’, sea cual sean las condiciones, el saber y las concepciones concretas. Así que el médico que no posee ‘conocimientos estructurados’, al fin y al cabo no será capaz de observar bien. No sabrá sacar provecho de sus observaciones, es decir, avanzar y crear ‘valores’.
Desde ‘Omsk’ emprendí un viaje inicial de exploración hacía la estepa kirguiz-dsúngara en el sur, que se extiende entre el río Irtish, el lago Baljash y las montañas del Altai. Aquí está ubicado el territorio de nómadas posiblemente más antiguo de Asia. En esta región y la zona vecina de Mongolia, alrededor de Koldo, moraban los hunos de los tiempos precristianos. Aquí, Ogotai, hijo de Djinghis Chan, tenía su carpa de fieltro, igual como las moradas familiares típicas de la estepa que todavía solemos encontrar hoy. Desde los tiempos de los Escitas de Herodot, se suele tomar aquí la leche fermentada de yegua, se come la carne de carnero y una multitud de quesos y se monta caballos pequeños con las sillas típicas de la estepa centroasiática. Es una vida venerable, de pocos cambios. Estudiar aquí las enfermedades que se habrán mantenido sin alteración desde tiempos antiguos era mi interés principal. La gente no ha cambiado, igual como la agricultura, los animales, el clima y la monotonía de la vida diaria, de la cual nos cuentan los escritores más antiguos y numerosos otros de los tiempos más recientes. Hay que mencionar aquí sobre todo los relatos del famoso viajero Marco Polo, quien nos bosqueja descripciones impresionantes. En estas latitudes, mil años no son nada. Por medio de las obras de los escritores chinos antiguos es, incluso, posible retroceder en la historia de la humanidad más de tres mil años, sin encontrar en estas zonas estilos de vida diferentes de los que existen hoy. He intentado demostrar todo eso en una pequeña obra específica (“La estepa y el hombre”, editada por Hirzel, Leipzig). El trabajo está nada más que comenzando. Tan duro como la estepa y el pueblo se chocan en el espacio, tan marcada es la diferencia entre los diferentes estilos de vidas. La comparación es de suma importancia. He aquí un ‘campo de trabajo para cada médico que no vive en la ciudad’ extremadamente valioso. Años de aparente aislamiento y soledad pueden convertirse en años de conocimientos profundos, sobre todo como no es deseable que los médicos se alejaran por temporadas demasiado largas de las ciudades sin tener la posibilidad de enriquecer sus impresiones y conocimientos médicos a través de cursillos de repetición y adiestramiento especiales en los centros de formación. De esta manera, cada médico puede, igual como un cartógrafo, contribuir al desarrollo del gran mapa de nuestros conocimientos médicos, en la cual las enfermedades aparecerán de una manera cada vez más nítida como ‘atributos de un biotopo’ y de un ‘estilo de vida’ específico. Esperamos que la constitución, como ‘resultado perdurable de una variedad específica de vida’, se convierta por fin en una categoría exactamente comprehensible. Hasta el momento, nuestro trabajo consiste en un grado demasiado alto en impresiones y opiniones. Ha llegado el tiempo de sustituirlas por mediciones y relaciones comprobadas con seguridad. Cada rama de la medicina saldrá ganando, no sólo la curativa y la preventiva, sino también la científica experimental. 
Rusia es un país rico en oportunidades para este tipo de trabajos. Y Rusia es aún más rica por la relativa facilidad de perseguir tales problemas en un pais de cultura elevada, en comparación con el interior de centro- y sudamérica o del África. Estas tareas pueden ser emprendidas en todo lugar. ¡Rusia, no obstante, posee una riqueza especial de estas oportunidades! No es solamente la estepa Kirguiz, sino también Mongolia, las amplias planicies en el norte y el este de Siberia, Manchuria y otras regiones que están esperando el desarrollo médico. También, éstas son regiones con propiedades muy antiguas. Es díficil predecir cuál será el área de hallazgos mayores: en la práctica sanitaria, en el campo de la ‘patología cultural’ (¡así podría denominarse nuestro trabajo!), en el campo etnológico o en el prehistórico. También aquí –lo que apenas necesita énfasis–, cada esfuerzo de trabajo serio revelará conocimientos fundamentales. Esto ya lo indican los escasos hallazgos de épocas anteriores, como son, por ejemplO, las grandiosas excavaciones recientes en el desierto Gobi. 
Estos ‘enclaves de poblaciones singulares’ son el lugar idóneo para el estudio de las enfermedades endémicas y muy probablemente también aptos para el estudio de brotes epidémicos, sobre los cuales nuestros conocimientos actuales son todavía poco precisos. A este respecto, la gran importancia justamente del continente asiático central y oriental ya es muy reconocida. Se fundamenta muy probablemente en la estepa y sus hombres con sus animales, y en sus predeterminaciones particulares.
Es muy lamentable que no dispongamos todavía del ‘instituto de estudios bio-patológicos de Asia central’. Tanto los animales como los hombres nos proponen aquí adivinanzas que serían muy importantes de solucionar, tanto práctica como teóricamente. Esperemos que hasta la creación de dicha institución, el trabajo sosegado e incansable de numerosos individuos e instituciones logre por lo menos progresos modestos, capaces de abrir el camino para trabajos de mayor escala y con medios superiores en el futuro. Hay que mencionar nada más los nombres de ‘Sievers y A. Humboldt’ para acordarse de la estrecha y casi constante ‘cooperación entre las ciencias alemanas y rusas’ en Rusia; un acercamiento, que ojalá vuelva a florecer mas bello que nunca frente a las tareas grandes en el Oriente.


NOTAS FINALES
El futuro evocado por Max Kuczynski en este texto no se cumplió. Al paso de pocos años, las condiciones políticas y sociales en Alemania acabaron radicalmente con todas sus posibilidades para seguir desarrollando sus ideas y proyectos tanto en Rusia como, finalmente, en su mismo país de origen. El reconocimiento recibido en la primera mitad de los años 20 se desvaneció frente a las fuerzas adversas a vísperas del nazismo. El financiamiento público de las expediciones, las reseñas generalmente muy positivas y respetuosas de sus publicaciones y también la aceptación que encontró la revista “Krankheitsforschung” (“investigaciones nosológicas”), que lanzó en 1925 junto con el patólogo holandés Nicolaas Philip Tendeloo, indican que la carrera de Max Kuczynski estuvo en buen camino cuando escribió el texto expuesto arriba 5 (8). Pero el panorama iba a cambiar pronto. 
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5 La revista Krankheitsforschung salió en nueve volúmenes seguidos (hasta 1932, con dos volúmenes en 1926), con amplia difusión dentro y fuera de Alemania.

Kuczynski fue de descendencia judía y esto sirvió de pretexto para excluirle paulatinamente –a él y a muchos más– de la comunidad científica alemana. Además, en sus publicaciones rechazaba de manera explícita cualquier razonamiento ‘racial’ y defendía el humanismo universal como fundamento principal del trabajo médico 6. Así, despertó hostilidades cada vez más abiertas de parte de los representantes de las ‘ciencias raciales’ y de todos aquellos que entendían la medicina como instrumento para la futura expansión alemana hacía el este. Ya en el año 1925, por ejemplo, el bacteriólogo y representante de higiene racial Heinz Zeiss calificó a Kuczynski de “judío impertinente y sospechoso” 7 (9). 
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6 En “La estepa y el hombre” descalifica la categoría ‘raza’ como ‘cobertura para ignorancia’, con la utilidad analítica de una ‘categoría residual’. Kuczynski, La estepa…, p. 12.
7 Citas en original: frecher Jude y finsterer Jude. Heinz Zeiss fue director de varias instituciones médico-científicas soviéticas y alemanas en Moscú entre 1921 y 1932. Desde 1933 y hasta el final de la dictadura Nazi, en 1945, fue catedrático de Higiene de la Universidad de Berlín e implicado en las atrocidades médicas relacionados con el Holocausto. Vea: Weindling P. Heinrich Zeiss, Hygiene and the Holocaust. En: Porter D, Roy P (Ed.): Doctors, Politics and Society: Historical Essays. Clio Medica. vol. 23:174-87.


Pocos meses después de que Hitler asumiera el poder, en 1933, las persecuciones racistas parecieron haberse vuelto insoportables para Kuczynski 8. Con su emigración en el verano del mismo año, se adelantó a su inminente expulsión del servicio público alemán, que fue efectuada formalmente el 24 de noviembre del mismo año 9
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8 Informe de la Oficina de Indemnizaciones de Berlín, del 22.09.1998, a Prof. P. Voswinckel, Lübeck, editor de de la revisión actual del diccionario biográfico: Fischer, Isidor: Biographisches Lexikon der hervorragenden Ärzte de letzten fünfzig Jahre; zugleich Fortsetzung des Biographischen Lexikons der hervorragenden Ärzte aller Zeiten und Völker. Berlin, 2002. Información personal de Prof. Voswinckel al autor.
9 Con una ley del 7 de abril de 1933, todos los profesores de descendencia judía fueron excluidos del servicio público alemán. En el expediente personal de Max Kuczynski en la Universidad de Berlín se encuentra en la hoja de datos personales la inscripción original ‘religión: evangélica’ tachada con la palabra ‘judío’ escrito a mano y en letra grande. Archivo de la Universidad de Berlín, Bestand MK/K 393, tomo 1, hojas finales, s/n.


La emigración forzosa de Alemania a Perú es, sin duda, la gran rotura en la biografía de Max Kuczynski 10 (10-13). La modificación del nombre hacia Maxime Kuczynski-Godard, y el cambio del área de trabajo –de la patología hacía la medicina social– son indicios que sugieren una discontinuidad profunda entre su vida antes y después del gran viaje que le llevó a establecerse en el Perú en 1936. No obstante, en lo que se refiere a los aspectos profesionales, la comparación detallada de la obra de Kuczynski en Alemania y Perú releva continuidades sustanciales que subyacen las diferencias. El análisis conjunto de los trabajos que ha publicado a lo largo de su tortuosa carrera demuestra que los trabajos de patólogo y de sociólogo, las investigaciones de laboratorio y de campo, o las refelxiones teóricas y las recomendaciones sanitarias son caras distintas de una misma moneda. Para Kuczynski, los planteamientos teóricos acerca de, por ejemplo, la fisiopatología de la arteriosclerosis por un lado y las instrucciones higiénicas respecto al cambio socio-económico de los pueblos nómadas de la estepa kirguiz por el otro, son íntimamente vinculados. El clima, la alimentación, modos de subsistencia o el estilo de vida representan, según este punto de vista, dimensiones de enfermedad con la misma importancia nosológica como las pruebas microbiológicas y los hallazgos de una autopsia. Y cada uno de los diversos aspectos del proceso patológico requiere, según Kuczynski, el análisis sosegado con una metodología adecuada. Las diferencias entre distintas disciplinas, como la ‘patología’, la ‘higiene’, la ‘medicina social’ y la ‘antropología’ se pierden, y la combinación de métodos distintos es una calidad esencial de este planteamiento 11
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10 En referencia al trabajo de Kuczynski en el Perú vea Cueto M. (10-13)
11 Históricamente, Kuczynski veía este planteamiento teórico en la tradición de la ‘medicina geográfica’ y de la ‘patología histórica-geográfica’, especialmente del siglo XIX, representada por Augusto Hirsch y otros. Acerca de la historia de la medicina geográfica
(14).

En Alemania, Kuczynski usaba las nociones ‘patología cultural’ (Nuevas tareas en la nueva Rusia, 1924) o ‘patología étnica’ (La estepa y el hombre, 1925) para denominar su proyecto. En Perú, menciona la ‘patología étnica’ en el proemio para el libro “La Vida en la Amazonía Peruana” (1944) (5), como referente a sus trabajos científicos antes de la emigración y más allá de la patología convencional. Sin ofrecer explicaciones detalladas acerca de este concepto, deja constancia de la importancia que atribuyó a su experiencias en ‘patología étnica’ para su trabajo médico-social en Perú. En el mismo libro dedica además, un capítulo al ‘cuadro nosológico’ de los habitantes de la Amazonía Peruana (p. 124-138), refiriéndose explícitamente a sus trabajos en Rusia y Asia Central, entre 1924 y 1925. Sin embargo, al analizar los temas y la metodología de las demás investigaciones de Maxime Kuczynski-Godard en Perú, se puede encontrar rasgos de la ‘patología étnica’ también en publicaciones sin alusiones directas hacía este concepto o a los tiempos anteriores a la emigración. Un ejemplo interesante es el estudio sobre la verruga peruana. El investigador no se limitó a la autoinoculación de los gérmenes y a la descripción detallada del curso de la enfermedad que sufría a continuación, sino fue a la Cordillera Central y se sometió a trabajos físicos fuertes para incluir el cambio de las condiciones geográficas y la actividad física al análisis de la enfermedad de Carrión (15). 
Trascender los límites del laboratorio, del hospital y de las ciudades fue parte esencial del concepto de ‘medicina científica’ de Max Kuczynski –tanto antes como después de su emigración. En 1926, indicó que “el médico investigador ha de sumergirse en el pueblo que está estudiando, ya que no estudia enfermedades de por sí, sino enfermedad en el pueblo. Tiene que conocer el pueblo, el grupo natural. Tiene que estudiar su historia, conocer sus costumbres y concebir su espacio vital” 12 (16). Siendo profesor de patología en Berlín, Kuczynski dependía de expediciones a Rusia y Asia Central para realizar investigaciones de campo; y los objetivos principales residían en el campo de la teoría de la enfermedad. Como miembro del Instituto de Medicina Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la balanza se inclinó más hacía la práctica y los problemas sanitarios concretos.
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12 Cita en original: “Der forschende Arzt muß in dem Volke, das er studiert, untertauchen. Er studiert ja nicht Krankheit schlechthin, sondern Krankheiten am Volke. Er muß das Volk, die natürliche Gruppe kennen. Er muß seine Geschichte studieren, seine Lebensgewohnheiten erfahren, seinen Lebensraum erfassen”. 

El estudio en conjunto de las obras de Maxime Kuczynski-Godard, antes y después de su emigración forzosa de Alemania, en 1933, es capaz de relevar el trasfondo común en los pensamientos y actividades médico-científicos que desarrolló a lo largo de su vida. Sin haber sido una teoría de medicina científica claramente definida, delimitada e inconmovible, la ‘patología étnica’ o ‘cultural’ puede ser el hilo conductor para el entendimiento de la obra de este médico particular en los diferentes contextos geográficos, sociales y científicos donde trabajaba a lo largo de su vida. Además, suscita reflexiones importantes acerca de la medicina científica de hoy. Más allá de la biografía y la obra de un científico extraordinario, la visión de medicina científica de Kuczynski ofrece modos alternativos de ‘pensar medicina’ y de ‘realizar investigaciones médicas’, sobre todo, respecto a la diversidad socio-cultural de la humanidad.

AGRADECIMIENTO
El autor agradece profundamente el apoyo de Prof. Marcos Cueto y del profesor Juan Murillo en la preparación de la presente publicación, y a Celia Moliz Garrido la revisión linguística del manuscrito.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Manuscrito recibido el 29 de agosto de 2005 y aceptado para publicación el 09 de setiembre de 2005.

Correspondencia: Dr. Michael Knipper
Correo-e: Michael.Knipper@histor.med.uni-giessen.de

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