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Anales de la Facultad de Medicina

versión impresa ISSN 1025-5583

An. Fac. med. v.69 n.1 Lima ene./mar 2008

 

 

La presencia de San Fernando en nuestra medallística

The presence of San Fernando in our medals

 

Ricardo Álvarez1,2,3

1 Médico Patólogo Clínico del Instituto Nacional Materno Perinatal.
2 Miembro titular de la Sociedad Peruana de Patología Clínica.
3 Past - Presidente de la Sociedad Numismática del Perú.

 


Resumen

La Facultad de Medicina de San Fernando no solo es la escuela galénica más antigua de nuestro país, sino además es una de las pocas instituciones peruanas que pueden ufanarse de una existencia continua, que se aproxima al bicentenario. Durante una vida institucional tan dilatada, en un país como el Perú, con una rica y secular tradición en la confección de medallas, era de esperarse que algunos de sus principales acontecimientos hayan quedado perennizados por medio de ejemplares conmemorativos. Es gracias a la medallística, es decir, aquella rama de la numismática que estudia todo lo concerniente a las medallas, que podemos darlos a conocer a los peruanos en general, y a la comunidad sanfernandina en particular, a la par de perpetuarlos en estas páginas.

Palabras clave: Historia de la Medicina, Perú; numismática, Perú; San Fernando, Perú.


Abstract

San Fernando Medical Faculty is not only the oldest medical school in our country, but also one of the few Peruvian institutions that can boast of a close to two hundred years continuous existence. Throughout an extended institutional life in a country with rich and long medals minting tradition, it is to be expected that some of its main events have been recalled for posterity by commemorative medals. Thanks to that branch of numismatics dealing with the minting and study of medals we can allow Peruvian public and San Fernando alumni in particular to learn on this fascinating subject as well as keeping a written record for the future.

Key words: History of Medicine, Peru; numismatics, Peru; San Fernando, Peru.


INTRODUCCIÓN

El virreinato del Perú fue, junto al de la Nueva España, la principal posesión española en el continente americano. Su importancia política, militar y económica hicieron necesario el establecimiento de las Casas de Moneda de Lima y Potosí.

La ceca de Lima se fundó en virtud de la Real Cédula que dictó Felipe II, el 21 de agosto de 1565 (1). Sin embargo, recién inició sus funciones en marzo de 1568 (2). Su principal actividad era la acuñación de las monedas necesarias para el pago del tributo a los monarcas españoles, y para permitir las actividades del gobierno colonial y las transacciones cotidianas de los habitantes de este extenso virreinato. No obstante, también se ocupó, en mucha menor medida, de la manufactura de medallas conmemorativas.

Durante el virreinato, las principales ciudades de la América española acostumbraron celebrar, con toda pompa, el ascenso al trono hispano de cada uno de los monarcas. Estas festividades, cuya fastuosidad fue particularmente evidente en Lima, tenían su punto culminante en la ceremonia en la que todas las autoridades y el pueblo en general juraban fidelidad al nuevo Rey.

Lima fue precisamente la primera ciudad americana que mostró una medalla para conmemorar esta magna ocasión, aunque curiosamente dicha pieza es anterior a la fundación de su propia Casa de Moneda (3). Tal ejemplar festejó el ascenso de Felipe II, que fue jurado en Lima el 25 de julio de 1557 (4). Por ello, es de suponer que estas raras medallas no fueron acuñadas, sino simplemente fundidas (3); incluso, hay quien afirmó que “no pueden haber sido acuñadas en el Perú”, y que sus inscripciones correspondían a “monedas acuñadas en Londres, alrededor de 1554, año del matrimonio entre Felipe II y la Reina María de Inglaterra” (5).

En 1588, la Real Casa de Moneda de Lima fue cerrada, a causa de la amarga disputa que sostenía con la de Potosí, por el monopolio monetario de la América meridional. Solo en 1683, el Rey Carlos II ordenó su reapertura, disposición que se cumplió al año siguiente (2). En 1751, la ceca limeña recibió la primera máquina volante (6), bautizada con el nombre de San Andrés, que permitió modernizar la tecnología de acuñación, dejando para siempre el antiguo sistema de troquelado a martillo. Fue en esta nueva era en la que se fabricaron las magníficas medallas conmemorativas a la ascensión de Carlos III (1760), Carlos IV (1789) y Fernando VII (1808) (3). Esta última fue grabada por el artista limeño José María Fernández de Soto, quien también fue el autor de la que festejó en Tarma la jura de fidelidad a Fernando VII (7), el 18 de noviembre de 1808 (3).

Aunque la Real Casa de Moneda de Lima demostró sobradamente su capacidad para acuñar soberbias medallas, durante la Colonia se troqueló, casi excluyentemente, piezas conmemorativas a las juras reales. Aquellas referidas a otras temáticas son excepcionalmente raras.

Recién al instaurarse el gobierno patriota, se ordenó la fabricación de piezas concernientes a los hechos ocurridos por entonces. La primera medalla de este período conmemoró la proclamación de la independencia, el 28 de julio de 1821, y muy probablemente fue grabada por el mismo Fernández de Soto (8).

En los primeros años de la República, nuestras medallas rememoraron fundamentalmente sucesos bélicos y las juras de las Constituciones. Estas últimas constituyen por sí mismas todo un capítulo en nuestra numismática, a tal punto que prácticamente todas las Cartas Magnas han tenido una o más medallas que las conmemoran (9).

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, se hizo más frecuente la acuñación de medallas que festejaban circunstancias diferentes, entre ellas la inauguración de los ferrocarriles, la instalación de las logias masónicas, la fundación de las sociedades gremiales y de auxilios mutuos, etc. Es en esta etapa de diversificación temática en que surge tímidamente la medallística médica y, dentro de ella, la referida a la Facultad de Medicina de San Fernando.

LA MEDALLÍSTICA SANFERNANDINA

El Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando, cuyas actividades se iniciaron el 13 de agosto de 1808, se fundó formalmente en el año de 1811 (10). Constituyó una de las instituciones de enseñanza más importantes de las postrimerías del coloniaje.

En agosto de 1821, al inicio del protectorado de José de San Martín, su nombre fue cambiado por el de Colegio de la Independencia (10), en el afán de ensalzar la gesta emancipadora y eliminar cualquier recuerdo de la dominación española, ya que su denominación original le fue dada en homenaje al rey Fernando VII.

Luego de consolidada la independencia, el país en general y el colegio en particular entraron en un período de franca decadencia, a causa de la permanente inestabilidad política y de las serias carencias del erario público. En 1842, asumió la dirección del colegio el doctor Cayetano Heredia, quien inició su transformación académica y científica, cuyo punto más notable se alcanzó en 1856, con la fundación de la Facultad de Medicina de San Fernando, que desde entonces pasó a formar parte de la reformada Universidad Mayor de San Marcos (10).

Durante la existencia del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando (1808 a 1821) y del Colegio de la Independencia (1821 a 1856), aparentemente ni sus autoridades ni los estudiantes encargaron la acuñación de medallas conmemorativas o institucionales, lo cual recién sucedería al fundarse la Facultad de Medicina de San Fernando (9). Esta aseveración tiene el carácter de condicional, pues en el futuro podría aparecer alguna pieza que la desvirtúe.

Seguidamente detallaremos, en orden cronológico, las medallas conmemorativas relacionadas a San Fernando.

La Facultad de Medicina en homenaje a Benito Juárez - 1867

Entre 1864 y 1867, México luchó arduamente por liberarse del yugo francés, personificado en el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, quien se proclamó su Emperador (11). El paladín de la causa mexicana fue el eminente político don Benito Juárez (1806-1872), quien finalmente logró expulsar a los invasores (11).

Estos hechos sucedieron en el contexto de una época muy turbulenta, en la que los europeos intentaron recuperar sus posesiones en América. Si no, recordemos nuestra disputa con España, concluida con la victoria peruana del 2 de mayo de 1866. Por ello, no resultó extraño que los alumnos sanfernandinos, conmovidos por esta demostración de patriotismo y en aras de la solidaridad americana, decidieran obsequiar a Juárez una soberbia medalla de oro, lo que debió significar un desembolso muy oneroso para el peculio de estos jóvenes.

La pieza fue llevada a México y entregada en manos de este distinguido hombre público, quien la conservó hasta el fin de su existencia. Años después, la referida medalla pasó a formar parte del numerario numismático del antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía de México. Luego, en 1939, todo el patrimonio de dicha institución pasó al Instituto Nacional de Antropología e Historia, que dispuso la fundación del Museo Nacional de Historia, que se instaló en el Castillo de Chapultepec y es en este lugar donde actualmente se exhibe la medalla de la que se hace mención.

El eminente bibliófilo y numismático italiano don Sergio Guarisco Pozzi, quién vivió muchos años en nuestro país, fue quien vio dicha medalla y nos relató esta interesante historia. Ello nos estimuló a buscar información más precisa acerca de aquella medalla. Con ese propósito, nos comunicamos con la Curaduría Numismática del Museo Nacional de Historia de México, que gentilmente nos proporcionó la siguiente descripción:

La medalla es una pieza acuñada, grabada y esmaltada, con una estrella surmontada de diamantes, que pende de una cinta de color rojo y blanco. El ejemplar está circundado por una corona de hojas de laurel esmaltadas en color verde y rematada en su parte superior por una estrella de 9 diamantes, de los cuales destaca el central, por su mayor tamaño; en el extremo inferior, presenta un moño de oro con esmalte negro.

La leyenda del anverso, con letras en altorrelieve, reza “AL D. D. BENITO JUÁREZ, LA ESCUELA DE MEDICINA DE LIMA” (Figura 1) y, al centro, también en altorrelieve, aparecen los escudos nacionales del Perú y México. La leyenda del reverso, con letras grabadas y esmaltadas en negro, advierte que la medalla fue otorgada al presidente Benito Juárez “POR EL TRIUNFO OBTENIDO SOBRE LA INTERVENCIÓN EXTRANJERA, JULIO 28 DE 1867”.

Carlos Sierra refiere que la medalla “representa un homenaje de los estudiantes de la carrera de medicina de Lima, Perú, al Benemérito de las Américas, Benito Juárez, que le mandaron hacer por medio de una recaudación de fondos para manifestar su reconocimiento por el triunfo obtenido sobre la intervención extranjera en México, en el año de 1867” (12).

 

Los alumnos de San Fernando en celebración de las Fiestas Patrias – 1874

Desde el principio de la República hasta inicios del siglo XX, fue una costumbre muy arraigada que las principales corporaciones públicas, entre ellas el Colegio de la Independencia y luego su sucesor la Facultad de Medicina de San Fernando, participaran con carácter obligatorio y pleno en los festejos de las efemérides nacionales organizados por el gobierno. Las Fiestas Patrias eran la principal celebración del calendario oficial y ello suscitaba la competencia entre las Facultades de San Marcos, para ver quien lo hacía con mayor esplendor. Es en aquel contexto que los alumnos sanfernandinos decidieron encargar, presumiblemente a la Casa de Moneda de Lima, una pequeña medalla conmemorativa a las Fiestas Patrias de 1874 (9).

Tal pieza tiene 23 milímetros de diámetro, es de plata de alta fineza (9) y probablemente se acuñó en poca cantidad, considerando que actualmente es un ejemplar sumamente raro entre los coleccionistas.

En su anverso destaca el Caduceo abrazado por dos serpientes, que se utiliza desde la antigüedad como el símbolo de la Medicina, debajo del cual aparece la expresión semicircular “28 DE JULIO DE 1874”. En tanto, en el reverso, se lee la inscripción “LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA DE LIMA”, que es rodeada por dos ramas de olivo (Figura 2) (9). El autor de su diseño no dejó alguna inicial o marca que permitiera identificarlo.

 

Inicio de los trabajos de construcción del nuevo edificio de la Facultad de Medicina, en la Alameda Grau – 1899

A principios de 1897, el Presidente Nicolás de Piérola autorizó la edificación del nuevo local de la Facultad de Medicina, que se ubicaría en un amplio solar vecino al Jardín Botánico, con frente a la espaciosa Alameda Grau.

En marzo de ese año, el gobierno convocó al concurso público para elegir el proyecto del edificio. El 10 de junio se declaró ganador al participante inscrito con el seudónimo ‘Neroli’, quien era el ingeniero Santiago Manuel Basurco Tarelli (13).

Su proyecto proponía un edificio central a cuya izquierda se erigiría el Instituto de Química, Toxicología y Farmacia, y a la derecha el Instituto de Anatomía y Medicina Operatoria; detrás de este conjunto se construiría el Instituto de Fisiología, Bacteriología e Higiene.

El 20 de julio de 1897, Piérola convocó a Basurco y lo instruyó para que formara el presupuesto detallado de la obra, que se estimó en 145 482 soles (13). El 8 de noviembre se dictó el Decreto Supremo, que la dotaba con los recursos económicos provenientes del pago de la deuda que tenía el Estado con la Facultad, del producto de la venta del antiguo local, y de las partidas necesarias que serían consignadas en el Presupuesto Nacional.

Las obras empezaron el 17 de julio de 1899 (14), aunque la primera piedra recién se colocó el domingo 3 de septiembre, en una breve, pero significativa, ceremonia, que contó con la asistencia de Piérola y las principales autoridades del régimen (15). Este mandatario, que apenas cinco días después entregaría el mando a su sucesor Eduardo López de Romaña, quiso que la posteridad lo recordara como el gestor de la obra, por lo que ordenó a su Ministro de Fomento, el doctor Francisco Almenara Butler, que encargara la acuñación de una medalla conmemorativa a la Casa Nacional de Moneda de Lima.

El diseño fue obra de Juan Francisco Rodríguez Walhen (9), quien buriló en el anverso el busto de Piérola, en perfil derecho y en alto relieve, rodeado por las palabras “PERSEVERANCIA. INTELIGENCIA. TRABAJO. HONRADEZ” (Figura 3). En el reverso, se lee la inscripción “ESCUELA DE MEDICINA DE LIMA. INAUGURÓ LOS TRABAJOS S. E. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Dn. NICOLÁS DE PIÉROLA 3 DE SETIEMBRE DE 1899. SIENDO MINISTRO DE FOMENTO Dr. FRANCISCO ALMENARA BUTLER. D I R E C TOR D E OBRAS PÚBLICAS Dn. TEODORICO TERRY. DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA Dr. ARMANDO VELEZ. ADMINISTRADOR DE LOS FONDOS Dr. CONSTANTINO T. CARVALLO. DIRECTOR DE LA OBRA ING° SANTIAGO M. BASURCO”.

 

Rodríguez, uno de los más notables grabadores que ha tenido nuestro país, nació en Lima el 7 de marzo de 1867, y desde muy joven mostró sus innatas condiciones artísticas, que lo llevaron a laborar en la Casa de Moneda de Lima, desde 1886 (16). Entre sus medallas referidas a la Medicina, destacan aquella por la apertura de la Clínica Pasteur (1907) y la de la inauguración del monumento a Raimondi, en la plaza Italia (1910) (16). Luego de una vida fructífera, corta y llena de bohemia, falleció en el Hospital Francés (hoy Clínica Maison de Santé), el 21 de mayo de 1912, a la edad de 45 años (16).

Inauguración del edificio de la Facultad de Medicina de San Fernando - 1903

Las obras del nuevo edificio de la Facultad de Medicina sufrieron notables retrasos, a causa de las carencias fiscales y de las modificaciones que introdujeron al proyecto original los sucesivos Ministros de Fomento (14). Tales cambios incrementaron los costos, hasta sobrepasar los 200 000 soles.

El celo en la administración de los fondos, a cargo de Armando Vélez (entre julio y agosto de 1899) y luego de Constantino Carvallo (desde septiembre de 1899 hasta el término de la misma), solo mitigó la serie de contratiempos (14).

Las obras estuvieron concluidas a fines de agosto de 1903, señalándose como fecha inaugural el 6 de septiembre. A las tres y treinta de la tarde de ese día, se presentó en la nueva sede sanfernandina el Presidente Eduardo López de Romaña, acompañado por una comitiva que conformaban su sucesor Manuel Candamo, los Ministros de Estado, los Generales Andrés Avelino Cáceres, César Canevaro e Isaac Recavarren, entre otros (17).

Allí fueron recibidos por el Decano, doctor Belisario Sosa Peláez, y los principales catedráticos de la Facultad, quienes los condujeron al paraninfo. En este local, cuyos acabados aún estaban inconclusos, pero profusamente adornado con flores y banderas nacionales (17), se hallaba una multitud de invitados que prorrumpieron en nutridos aplausos al ingreso del séquito presidencial.

El primero en tomar la palabra fue el director de Obras Públicas Teodorico Terry, luego lo hizo el ingeniero Santiago Basurco, que a su vez fue seguido por el Ministro de Fomento doctor David Matto, y el Decano de San Fernando, doctor Sosa; finalmente, el Presidente López de Romaña declaró inaugurada la obra (17).

Los principales invitados fueron obsequiados con unas magníficas medallas conmemorativas, acuñadas en la Casa Nacional de Moneda de Lima, cuyo diseño fue obra de Guillermo Gonzales Moreno (9), quien en su anverso buriló la fachada del nuevo edificio, con un alto relieve notable, por encima del cual se leía “ESCUELA DE MEDICINA DE LIMA” y debajo de este conjunto la expresión “AUTOR DEL PROYECTO DEL EDIFICIO PREMIADO EN CONCURSO ING. DE ESTADO DR. SANTIAGO M. BASURCO” (Figura 4).

 

En el reverso, se grabó la extensa expresión “INAUGURÓ EL EDIFICIO S. E. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Dn. EDUARDO L. DE ROMAÑA EL 6 DE SETBRE. DE 1903. SIENDO MINISTRO DE FOMENTO Dr. DAVID MATTO. DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA Dr. BELISARIO SOSA. DIRECTOR DE OBRAS PÚBLICAS Dn. TEODORICO TERRY. ADMINISTRADOR DE LOS FONDOS Dr. CONSTANTINO T. CARVALLO. DIRECTOR DE LA OBRA EL ING°. AUTOR DEL PROYECTO”.

Sobre Gonzales Moreno se sabe muy poco; la primera referencia data de 1887, cuando reemplazó a su hermano Oswaldo en sus labores de contabilidad y tesorería en la Escuela de Ingenieros, en vista que aquel debía viajar a la sierra para atender la salud de su madre (18). Luego, figuró en el cargo de auxiliar del Museo Mineralógico de la misma escuela (18).

El 28 septiembre de 1891, a raíz de la renuncia de Juan Francisco Rodríguez al cargo de aprendiz de talla, el director de la Casa de Moneda propuso al director general de Hacienda que Gonzales Moreno ocupara dicha plaza. El 5 de octubre de ese año, el Presidente Remigio Morales Bermúdez firmó la Resolución Suprema que lo nombraba en ese cargo.

Primer centenario de la fundación del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando - 1911

El 1 de octubre de 1911, se cumplió el primer centenario de la fundación oficial del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando. Para dicha ocasión, se preparó una magnífica ceremonia, que estuvo encabezada por el Decano, doctor Ernesto Odriozola (19).

Entonces, se congregaron las principales luminarias de nuestra medicina, todas ellas maestros de la centenaria casa, entre ellos los doctores Francisco Almenara Butler, Leonidas Avendaño Ureta, Eduardo Bello Porras, Constantino Carvallo Loli, Juvenal Denegri, Rómulo Eyzaguirre, Ricardo L. Flores, Guillermo Gastañeta, Maximiliano Gonzales Olaechea, Francisco Graña Reyes, Oswaldo Hercelles Monterola, Daniel Eduardo Lavorería, David Matto Usandavaris, Wenceslao Mayorga, Estanislao Pardo Figueroa, Tomás Salazar Sanlusti, Belisario Sosa Artola, Manuel Velásquez Morales y Carlos Villarán (19).

Las autoridades fernandinas estimaron que la ocasión merecía la acuñación de una medalla conmemorativa, que fue encargada a la Casa de Moneda de Lima, aunque la identidad del autor de su grabado no es conocida (9).

En el anverso destaca la fachada de San Fernando, por encima de la cual se lee la expresión “ESCUELA DE MEDICINA DE LIMA”, y debajo de ese conjunto la frase “CENTENARIO DE SU FUNDACIÓN”; esta última expresión aparece en algunas piezas en disposición recta y en otras en disposición curva, lo que constituye una interesante variante. El reverso, de manufactura más sencilla, solo presenta un Caduceo alado, flanqueado por los años 1811 y 1911, a izquierda y derecha, respectivamente (Figura 5).

 

Primer centenario de la fundación de la Facultad de Medicina de San Fernando - 1956

El 9 de septiembre de 1956 se cumplió el primer centenario del decreto de creación de la Facultad de San Fernando. Con tal motivo, se llevó a cabo la ceremonia de celebración en el paraninfo, que fue presidida por el doctor Carlos Enrique Paz Soldán, quien representaba al Decano Alberto Hurtado Abadía, ausente por enfermedad, y a la que concurrieron el Presidente de la República don Manuel Prado Ugarteche y las principales autoridades civiles y eclesiásticas del país (20).

En aquella ocasión, hicieron uso de la palabra Ernesto Ego Aguirre, Secretario de la Facultad, Carlos Monge Medrano, como el catedrático titular más antiguo, Alfredo García Terry, Subsecretario del Centro de Estudiantes de Medicina, Carlos Enrique Paz Soldán, representante del Decano, y finalmente el Presidente Prado, quien declaró inauguradas las celebraciones del centenario (20). Dicho mandatario apadrinó a la promoción que egresó ese año, que llevó el nombre de Centenario.

Esta efeméride quedó perennizada a través de una medalla conmemorativa, que se fabricó en la Casa Nacional de Moneda, por encargo del Ministerio de Educación Pública. Aquella fue burilada por Armando F. Pareja Landeo (9), quien grabó en su anverso Figura 4. Anverso de la medalla conmemorativa a la inauguración del nuevo local de la Facultad de San Fernando, en 1903. el busto de Cayetano Heredia, rodeado por el nombre de este galeno. En el reverso se leía la inscripción “FACULTAD DE MEDICINA 1er CENTENARIO 1856-1956”, rodeada a su vez por la expresión circular “UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SN MARCOS” (Figura 6).

 

Esta fue la primera medalla que presentó la imagen de aquel ilustre médico peruano, reconstructor de la Medicina nacional, a mediados del siglo XIX.

El grabador Armando Pareja nació en Huancavelica, el 16 de octubre de 1901 (21). Ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1920, siendo alumno de Manuel Piqueras Cotolí (22), allí descubrió sus grandes facultades para el tallado de monedas y medallas. Merced a ello, el Presidente Augusto B. Leguía lo recomendó para que fuera admitido en la Casa Nacional de Moneda de Lima (21).

Durante su prolongada carrera artística, diseño varias medallas relacionadas a nuestra Medicina, tales como la del VII Congreso Interamericano de Cirugía (1950), del V Congreso Peruano de Cirugía (1951), del bicentenario del nacimiento de Hipólito Unanue (1955), del primer centenario del nacimiento de Daniel Alcides Carrión (1957), del VI Congreso Interamericano de Radiología (1958), del I Congreso Panamericano de Neurología (1963), del primer centenario de la Clínica Maison de Santé (1967) y del 25 aniversario de la reorganización del Instituto de Enfermedades Neoplásicas (1977) (9).

Fue miembro fundador de la Sociedad Numismática del Perú, instalada el 12 de mayo de 1951, el mismo día en que la Universidad Mayor de San Marcos celebraba su cuarto centenario. Falleció en Lima, el 21 de abril de 1984 (21).

Aquí hemos concluido la descripción de las medallas de San Fernando conocidas hasta hoy. A continuación les presentamos la Tabla 1 en la que se resume las características técnicas de cada una de ellas.

 

EPÍLOGO

La presencia de San Fernando en nuestra medallística denota su importancia en la vida nacional, en la que desde su fundación le cupo el honor de ser el crisol de la Medicina peruana. Ello es particularmente notable si comparamos la vigencia numismática de sus pares, tales como el Convictorio de San Carlos, la Escuela de Ingenieros y el resto de las Facultades de San Marcos, de los cuales, en conjunto, se conoce menos medallas que las de nuestra Alma Mater, en el período comprendido desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera del XX.

Todo ello sin menoscabo de la calidad artística de las medallas sanfernandinas, algunas de las cuales constituyen verdaderas obras de arte y piezas emblemáticas dentro de la numismática peruana. Lamentablemente, en los últimos decenios, nuestra querida Facultad ha dejado de lado esta culta costumbre, que en su momento reafirmó la tradicional grandeza de San Fernando, la cual estamos llamados no solo a conservar, sino a engrandecer día a día.

AGRADECIMIENTO

El autor agradece a las siguientes personas: - Señora María de los Ángeles Colunga, del Museo Nacional de Historia de México. - Doctor Luis Robles Guerrero. - Señor Richard Stoddart Lindarte.

 

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Correspondencia:
Ricardo Iván Álvarez Carrasco
Jirón Antonio Miro Quesada 1088 Dpto. 207 Lima 1, Perú
Correo-e: ralvarezcarrasco@yahoo.com  

Manuscrito
recibido el 10 de enero de 2008
y aceptado para publicación el 15 de febrero de 2008.

 

 

 

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