SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.77 issue4An update on diagnosis of coeliac diseasePsychiatric disorders in Chinese immigrants during the 19th century: Second part: Life conditions and mental health of the Chinese immigrants between 1865 and 1900 author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Anales de la Facultad de Medicina

Print version ISSN 1025-5583

An. Fac. med. vol.77 no.4 Lima Oct./dic. 2016

 

HISTORIA DE LA MEDICINA

 

Carlos Alberto Seguin: A 75 años de su labor asistencial en el Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen

Carlos Alberto Seguin, at 75 years of his clinical work at the Hospital Nacional Guillermo Almenara lrigoyen

 

Jeff Huarcaya-Victoria1,2,a

1 Facultad de Medicina de San Fernando, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.
2 Departamento de Psiquiatría, Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, Perú.
a Médico residente de Psiquiatría.

 


Resumen

En febrero del 2016 se conmemoraron los 75 años de fundación del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen (HNGAI), antiguamente conocido corno Hospital Obrero de Lima. Entre los médicos notables que laboraron en dicho hospital, querernos destacar la figura de Carlos Alberto Seguin, maestro de la psiquiatría peruana. Seguin se incorporó corno neuropsiquiatra desde la fundación del hospital, en 1941; Y en 1942 integró la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de San Fernando. Participó en la actividad académica de la segunda mitad del siglo XX, cuando se produjeron cambios en la Psiquiatría peruana, tales corno la integración fenomenológica y neurocientífica con la orientación psicosocial y psicodinámica. Reintrodujo ideas psicodinámicas y psicosomáticas con vigor y pasión, enriqueciendo con ello a la psiquiatría peruana, fundada por Valdizán y liderada por Delgado. El magisterio de Seguin trascendió a la psiquiatría misma hasta llegar a la formación básica del médico general. Su obra se puede resumir corno una forma de reacción frente al cientificismo deshumanizado que convirtió al hombre en una máquina reparable por un técnico. Las enseñanzas del maestro marcaron la identidad del HNGAI.

Palabras clave. Seguin, Carlos Alberto; Educación Médica.

 


Abstract

In February 2016, we commemorate the 75th foundation anniversary of the Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen (HNGAI), formerly known as Hospital Obrero de Lima. Among the prominent doctors who worked in this hospital, we want to highlight the figure of Carlos Alberto Seguin, rnaster of Peruvian Psychiatry. He joined the hospital as a neuro-psychiatrist since its foundation in 1941, and in 1942 he joined the Department of Psychiatry at the Medical School of San Fernando. He participated in academic activities during the second half of the twentieth century, when changes occurred in the Peruvian psychiatry, like phenornenology and neuroscience integration with psychosocial and psychodynamic orientation. Seguin reintroduced psychodynamic and psychosomatic ideas with vigor and passion, thus enriching the Peruvian Psychiatry founded by Valdizán and led by Delgado. Seguin's lessons transcended Psychiatry itself to the basic training of the general physician. His work can be summarized as a form of reaction against the dehumanizing scientism which turned man into a machine repairable by a technician. The rnaster's teachings marked the HNGAI identity.

Keywords. Seguin, Carlos Alberto; Medical Education.

 


INTRODUCCIÓN

En los inicios de la práctica médica, esta era concebida como una disciplina ligada a operar con fuerzas psíquicas. Actualmente parece que ha cambiado el objeto de su práctica, hasta casi perder toda relación con el ser anímico del enfermo (1). No somos ajenos al contexto en el que nos desarrollamos, vivimos en el apogeo del capitalismo, donde se considera que las ciencias naturales son más redituables y útiles para la sociedad, siendo estas las que cuentan con mayor inversión y respaldo académico, dejando a las ciencias humanas en un segundo plano (2,3).

Estas circunstancias perjudican el desarrollo humanístico del médico del siglo XXI y, consecuencia directa de esto, es la observación de conductas profesionales inadecuadas, así como disparidades en los sistemas de salud que generan reclamos ya no solo de los pacientes, sino también de la sociedad (4). Basta echar un vistazo a cómo nos desenvolvemos en nuestra práctica médica: deshumanizada y sesgada al estudio y tratamiento de la enfermedad y del cuerpo del enfermo y no del ser humano en situación de enfermedad. Jaspers (5) señaló que la terapéutica médica se sustentaba sobre dos pilares: el conocimiento científico y la humanidad. En este contexto surge la figura del maestro Carlos Alberto Seguin (figura 1) y su «medicina de hombres» (6). Con motivo de conmemorar los 75 años de inicio de su labor asistencial en el antiguo Hospital Obrero de Lima, actualmente Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen (HNGAI), se realiza una revisión biográfica y académica, con el fin de bosquejar las enseñanzas del maestro que marcan la identidad del HNGAI.

 

EDUCACIÓN E INICIOS DE SU FOMACIÓN MÉDICA

Carlos Alberto Seguin nació un 8 de agosto de 1907, en Arequipa. Hijo de Alberto Gonzalo Seguin, periodista con vocación plena, agudo y combativo, valiente y franco, según propias palabras de Seguin, y de Emma Escobedo, señora arequipeña, hermosa mujer, cariñosa con sus hijos y «engreidora» (7,8). La personalidad y la pluma de su padre entraron en conflicto con el régimen de turno. Políticos, cuyo arribismo y mediocridad eran patentes, determinaron que Alberto Gonzalo debía ser deportado por representar un «peligro para el país». El padre de Seguin, siempre tan apasionado por las causas que él consideraba justas, regresó al Perú de incógnito, siendo descubierto y enviado 10 meses a Taquila para posteriormente ser deportado a la Argentina en 1921. A la muerte de su padre, en 1924, se discutió el regreso al Perú, pero Seguin se negó a hacerlo «mientras Leguía ensuciara la presidencia» (6). Fueron tiempos difíciles para Seguin. Nunca se sintió cómodo ni llegó a querer a la Argentina, donde tuvo que luchar constantemente contra una xenofobia marcada: « ... se trataba de inferiorizar al extranjero, casi como una defensa ... su aparente arrogancia -refiriéndose a los argentinos-, para mí, encubre una básica inseguridad» (7,8). Pese a todo, logró terminar la secundaria, mostrándose ya como un estudiante polifacético, lo que le permitió trabajar como profesor de Ciencias Naturales en el colegio donde estudió, en el cual ejerció además de profesor suplente de literatura, filosofía, historia, psicología, zoología, anatomía, francés, entre otras materias. Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en donde, un año antes de graduarse, publicó su primer libro titulado 'Tratado de Farmacología y Terapéutica' (1931), a sus 24 años.

Como anécdota aparte, resulta curioso que las figuras más representativas de la psiquiatría peruana hayan sido parientes. Honorio Delgado fue primo del padre de Seguin; parentesco que llenó de orgullo a Seguin en su adolescencia, mientras se encontraba en la Argentina. El maestro Delgado le brindó toda la ayuda que le fuera posible, facilitándole artículos y libros (figura 2). No es el momento de analizar las diversas vicisitudes que atravesó la relación de ambos maestros. A pesar de una etapa posterior de alejamiento ideológico entre ambos, no se alteró el respeto mutuo que se profesaban. Todo esto, más bien, enriqueció el debate académico de la segunda mitad del siglo pasado.

 

Seguin se graduó como médico cirujano el 14 de abril de 1932, para luego comenzar a trabajar en el interior de la Argentina. Vio una excelente oportunidad de trabajo en Formosa, ciudad ubicada al norte de Argentina. Su inquietud y ganas de trabajar lo llevaron a fundar un colegio secundario y un club de ajedrez, inclusive llegó a ser candidato a alcalde por el Partido Socialista. Cuando era médico general en Formosa, ocurrió un incidente que marcaría su vida -hecho recurrente en quienes nos dedicamos a la práctica médica-, orientándolo hacia la psiquiatría. Cierto día llegó a su consultorio un hombre con molestias precordiales. Seguin, después de examinarle y al no encontrar evidencia de patología, trató de tranquilizar al hombre diciéndole que no había encontrado nada alarmante. Al poco tiempo, el paciente regresó con las mismas molestias. Seguin repitió el examen físico y nueva­ mente no observó patología alguna, por lo que por segunda vez trató de tranquilizar al paciente. Fue terrible para Seguin enterarse, semanas después, del suicido de ese mismo paciente. ¿Qué habría sentido el maestro en ese momento? Esta experiencia le sirvió para comprender la esencia de la medicina: «No se trata de enfermedades, sino de enfermos» (6,9). Posteriormente regresaría a su patria para ejercer la medicina.

INICIOS EN EL HOSPITAL OBRERO DE LIMA

Al llegar a Lima, Seguin recibió la ayuda de Honorio Delgado, siguió sus clases y su actividad asistencial en el Hospital Víctor Larca Herrera. Luego de un año de práctica se le presentó la oportunidad de incorporarse a la cátedra de Psiquiatría como Jefe Instructor (7). La ayuda que Delgado le brindó a su sobrino continuó: a) lo incorporó a la plana editorial de la Revista de Neuropsiquiatría, b) apoyó la publicación de sus primeros trabajos; e) lo presentó a las autoridades del naciente Hospital Obrero de Lima con tal de ayudarle a obtener la plaza de psiquiatra. En 1941, el Hospital Obrero de Lima abrió sus puertas a los pacientes. Seguin quedó hondamente impresionado cuando conoció el hospital. Lo describió como un modernísimo edificio. El director de entonces, don Guillermo Almenara, encargó a Seguin atender las emergencias psiquiátricas. Una vez superado el cuadro agudo, todos los pacientes serían inmediatamente trasladados al Hospital Víctor Larca Herrera. Seguin trató de explicar cordialmente a don Guillermo Almenara que se hallarían con el problema de los pacientes neuróticos, especialmente los conversivos, más que con el de los pacientes psicóticos, pero don Guillermo Almenara, con la amabilidad de un gerente, invitó a Seguin a que inicie sus labores asistenciales. Así fueron los primeros meses de trabajo de Seguin: «No se había previsto la existencia de un consultorio para psiquiatría y, a mi exigencia, se me permitió atender en un cuartito destinado a la limpieza y anexo a los consultorios de medicina ... Mi labor, además, consistía en ir, de piso en piso, a contestar las consultas de los colegas debiendo, para hacerlo, no solamente realizar personalmente las investigaciones clínicas sino todas las maniobras semiológicas sin poder contar con ayuda alguna. Los primeros casos fueron neurológicos, lo que implicaba punciones raquídeas, exámenes de fondo de ojo, etc., amén de las pruebas psicológicas que aún no sé cómo ni en qué tiempo pude intentar... Los colegas me miraban, naturalmente, como a un verdadero extraño, casi un intruso. Era comprensible, desde su punto de vista. Habían sido educados para ver en el psiquiatra un 'loquero' y en sus pacientes casi animales peligrosos cuyo lugar era el manicomio» (7).

Poco después, mediante un concurso, Seguin ganó una beca en el Instituto Neuropsiquiátrico de Hartford, Connecticut. Era 1942, cuando la recién formada familia de Seguin, su esposa y su hijo de 2 meses, fueron a Argentina a vivir con la familia de ella, mientras el maestro se perfeccionaba académicamente en Estados Unidos. El inicio de esta nueva experiencia fue muy duro, no solo por el cambio de clima, sino por las limitaciones que suponía el idioma. En aquel entonces el movimiento psicosomático se hallaba en auge. Seguin narró su encuentro con dicho movimiento: «Leí mucho y me entusiasmé enormemente, tanto más cuanto que lo que leía parecía cristalizar una serie de conceptos y actitudes que habían llenado mi vida siempre y que, vaga e inarticuladamente, había tratado de expresar desde hacía años» (8).

Terminada la beca, continuó sus estudios en la Universidad de Columbia en el grupo de Flanders Dunbar, considerada por Seguin como la representante más importante del movimiento psicosomático. Dunbar le propuso continuar trabajando en su grupo, facilitarle un consultorio y pacientes, además de un respetable puesto en la Universidad de Columbia, en definitiva, el tan deseado «sueño americano» de muchos; pero el vínculo con la patria era muy fuerte. Seguin no quería permanecer más en tierras extranjeras. En 1945, Seguin regresó al Perú.

EL GRUPO DEL OBRERO

La agudeza y visión de Seguin le permitieron ver la necesidad de fundar un Servicio de Psiquiatría en el Hospital Obrero de Lima, con esto rompe los modelos tradicionales de la Psiquiatría, ya no solo del Perú sino de Amé­ rica. Hasta entonces, los pacientes con trastornos mentales eran confinados en manicomios, quedando aislados no solo ellos, sino también los psiquiatras. El llevar a los pacientes a un hospital general permitió que el trastorno mental sea visto como cualquier otra enfermedad en un medio hospitalario. Esto permitió romper el aislamiento del paciente psiquiátrico y de la Psiquiatría misma, aislada de la Medicina. Seguin pronto comprendió que el incipiente Servicio de Psiquiatría que se estaba formando en el Hospital Obrero de Lima, el primero en un hospital general de Latinoamérica, debía convertirse en el centro referente nacional de la enseñanza psicosomática. Hubo muchos inconvenientes, pero Seguin continuó con su empresa, entonces considerada extravagante. Al igual que ahora, el Hospital tenía organizadas las interconsultas entre especialidades, pero la política de Seguin fue la de no responder la consulta, sino solicitar al «interconsultor» que estuviera presente en las reuniones clínicas semanales que se hacían en el servicio de Psiquiatría, en las cuales se consideraban otros casos.

El empeño de Seguin dio frutos y poco a poco los demás especialistas entendieron que la Psiquiatría no se trataba de cosas esotéricas, que realmente se podía ayudar al paciente si se le abordaba de una manera integral. Las reuniones clínicas del ya formado Grupo del Obrero fueron cada vez más concurridas, llegaban más colegas del Hospital y de fuera de él, así como estudiantes de medicina interesados en el quehacer psiquiátrico.

Siguiendo el pensamiento de Hermilio Valdizán, Seguin definió al psiquiatra que el Perú necesita como « ... uno que esté seriamente interesado en la Realidad nuestra, que se preocupe con nuestros problemas y ofrezca soluciones posibles para nosotros. Desgraciadamente, la mayoría de los profesionales se han desinteresado de la investigación de esa realidad» (8). Fundó, así, la primera Escuela de Psiquiatras del país, posteriormente conocida como la Escuela de Psiquiatras de la Caja Nacional del Seguro Social Obrero, en la cual se han formado hasta la actualidad varias generaciones de psiquiatras del país y del extranjero (10). En la formación de los jóvenes psiquiatras, dio gran importancia a la psicoterapia, definiéndola como « ... una forma de relación interpersonal en la que, a través de experiencias emocionales correctivas, se modifican rasgos indeseables de la personalidad» (11).

Así lo recuerda Saúl Peña (12): «Seguin no solo sabía, sino que sabía enseñar. Decía que la vida había que vivirla, como dice Goethe: 'En la integridad, la plenitud y la belleza', con ansia de descubrir; con una pasión lúcida, como digo yo, y con el intento de encontrar respuestas a interrogantes, enigmas y misterios. Esta alivia el sufrimiento del hombre no solo físico, sino espiritual y psíquico. Es importante comprender la destructividad de uno, del otro y del nosotros, intentar superarla con una intención de resonancia social».

José Alva Quiñones (13,14) mencionó que, desde el Hospital Obrero, Seguin participó activamente en la actividad académica de la segunda mitad del siglo XX, cuando ocurrieron cambios en la Psiquiatría peruana; un énfasis profundo en la integración fenomenológica y neurocientífica con la orientación psicosocial y psicodinámica. Fue, además, introductor de una gran variedad de técnicas psicoterapéuticas en nuestro medio: psicoanálisis, psicoterapia dinámica, psicodrama, psicoterapia sistémica, gestáltica, comunidades terapéuticas, análisis transaccional, terapia conductual, entre otras. Tal fue su preocupación por la psicoterapia que, junto con otros colegas, fundó la Sociedad Peruana de Psicoterapia, además de la Asociación Psiquiátrica Peruana (10).

Según Max Silva Tuesta (7), lo que funcionó como elemento unificador en el grupo del Obrero fue « ... el reconocimiento del enorme valor de los afectos en la vida, en la vida propia y en la ajena. y esa ligazón es producto de una influencia netamente seguineana».

Otro de los valiosos aportes de Carlos Alberto Seguin fue la introducción de la Historia Clínica Psicosomática, modelo que los residentes de Psiquiatría del HNGAI empleamos actualmente. Ya lo dijo el maestro: «Es una buena historia clínica la que nos permite ver al hombre detrás del caso clínico y comprender al caso clínico en función del hombre». La primera entrevista clínica constituye el andamiaje sobre el que se construirá la relación médico­ paciente, por lo tanto, debemos saber realizarla. Para Seguin, esto implicaba tanto actitud y técnica: actitud del verdadero médico, aquel interesado no solo por la circunstancialidad de la enfermedad, sino también por ayudar a sus semejantes, de lo cual se desprende la técnica que nos llevará a enfocar al enfermo como una persona.

Desde el comienzo del Grupo del Obrero predominó una orientación psicodinámica en las conceptualizaciones patogénicas y en los métodos terapéuticos, para posteriormente dar cabida a un criterio ecléctico, una concepción holística equilibrada entre lo biológico y lo psíquico (10,15).

LABOR DOCENTE Y ACADÉMICA

En 1961 se produce la escisión san­fernandina. Honorio Delgado y varios docentes renunciaron a San Marcos y fundaron la nueva Facultad de Medicina en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Inmediatamente, Seguin fue llamado para ayudar a reestructurar la centenaria casa de estudios. Las expectativas de Seguin fueron muy altas. Aspiró a que se produzca una total renovación en la enseñanza médica, con una preparación humanista amplia; enseñar en forma paralela la anatomía, fisiología, farmacología y la psicología médica, psicopatología y estructura de la personalidad. Entendió que el médico ya no podía seguir siendo solo un técnico versado en ciencias naturales y gran conocedor de la anatomía y fisiología, sino que además debía ser consciente de la humanidad de sus enfermos. Este era el máximo sueño de Seguin: formar médicos psicosomáticos que observen al paciente como poseedor de una biografía. Solo así podría ser llamado verdaderamente médico (16). Como sucede siempre que se plantean cambios de gran envergadura, algunos docentes y alumnos se opusieron a esta reforma. Tras la férrea oposición, Seguin renunció con una carta, en cuyo párrafo final indicó: « ... no quiero seguir enseñando a alumnos que no quieren aprender ... » (6).

Al final de Don Quijote de la Mancha (17), Sancho Panza dice afligido: «No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben sino las de la melancolía». Seguin no se dejó morir, perseveró en su empresa quijotesca, si bien ya no en las aulas de pregrado, sino formando residentes en el Hospital Obrero. Este ánimo solidario para con sus discípulos, que puede sintetizarse en entrega constante a los demás, hizo que Carlos Alberto Seguin sea considerado un paradigma docente de la Facultad de Medicina de San Fernando (6).

Continuó con su producción bibliográfica, amplia y variada. Oscar Valdivia Ponce (18) documentó el trabajo de Seguin para 1991 en 374 trabajos de psiquiatría y sus disciplinas conexas, entre los que sobresalen, como temas centrales de su pensamiento, la tendencia psicosomática en la medicina, la psicoterapia, la docencia médica y los grupos formativos. Debido a su exquisita sensibilidad, Seguin se vio conmovido por el arte y su actividad, desbordando así los límites de la medicina (19), por lo que no nos resultan sorprendentes los 68 artículos sobre sociología, antropología, arte, literatura y otros temas diversos de la cultura que escribió. Ob­ tuvo el Premio a la mejor obra teatral del año en 1963 por su obra 'Encrucijada', además de la Medalla de Oro de la Municipalidad de Lima por su ensayo «Lope de Aguirre, el rebelde» (7).

SEGUIN EN LA ACTUALIDAD

El magisterio de Seguin fundamentaba que el acto médico se basa en los sentimientos mutuos entre el médico y el paciente. ¿Cuáles son esos sentimientos? ¿Podría ser acaso el amor? Seguin reflexionó sobre este asunto y nos dio el concepto del eros psicoterapéutico (10). Permítaseme la libertad de llevar las características negativas mencionadas por Seguin del campo psicoterapéutico a la relación médico-paciente en general: a) autoridad o tendencia a la posesión, b) dogma, imposición de valores, reglas o conocimientos, y e) atracción sexual. Consciente de esto, la labor docente de Seguin señaló los vicios que condicionan una pobre relación médico-paciente.

¿Qué diría Seguin si viera la situación de la medicina peruana actual? En sus últimos años, le dijo a Max Silva Tuesta: «Recuerde usted que hubo un tiempo en el que trabajaban en nuestro Servicio muchos más médicos ad honorem que los rentados; que venían desde otros países a hacerlo y que no se quejaban. Es que los movían intereses distintos: el deseo de aprender, la mística de la psiquiatría, el espíritu de grupo. Todo eso ha desaparecido» (4,6).

Continúa el maestro Seguin con una serie de preguntas: «¿Recuerda usted cuando cada reunión clínica era una oportunidad para cambiar ideas, para plantear puntos de vista propios, para mejorar el trabajo y beneficiarse con las opiniones y sugerencias de los demás? ¿Recuerda usted cuando, todos los sábados, nos reuníamos para oír y discutir presentaciones de literatos, artistas, sacerdotes, maestros, sexólogos, antropólogos, sociólogos, políticos? ¿Recuerda usted cuando nosotros mismos leíamos nuestros trabajos a los otros miembros del grupo, entusiasta y fructíferamente? ¿Recuerda cuando cada miembro del grupo debía exponer ante un público numeroso y cordial, un capítulo de psicología y psicopatología y tenía que esmerarse en estudiar y aprender? ¿Recuerda cuando se discutían proyectos de investigación y se estimulaba a cada uno para que los emprendiera?» (7,8).

No podemos evitar reflexionar con las preguntas del maestro, podemos sentir además la tristeza de ver una obra caer poco a poco en el olvido. ¿Qué pasó con la visión integrada humanista por la que luchó tanto Seguin? ¿En qué momento fuimos seducidos por la tecnología y comenzamos a ver a los humanos solo como un cuerpo enfermo sin una biografía? ¿Cuándo se perdió toda la mística y el valor de ser médicos para reducirlos a comentarios inapropiados, falta de liderazgo? Y más importante aún, ¿por qué dejaron de importarnos nuestros pacientes y solo vemos el afán de lucro? ¿Sería posible imaginarnos a los maestros Valdizán, Delgado, Seguin, entre otros, revisando su peculio?

Jorge Basadre (20) caracterizó los atributos que se suelen adjudicar a la mente criolla: la simulación, la improvisación, la ligereza, el apresuramiento, la inautenticidad, la frivolidad, la impresionabilidad, el arribismo, el afán de figuración, la retórica, la falta de método, la inconstancia y otros defectos similares, defectos que se encuentran patentes en nuestra medicina peruana. Es en esta situación de crisis cuando debemos acudir a la presencia siempre constante (para los que saben buscarla) de los maestros formadores de la medicina (21).

A MANERA DE RECAPITULACIÓN

Destacamos la relación de Seguin con la medicina psicosomática, pero existen muchas otras facetas que quedan por explorar: a) Seguin periodista, en la cual trataba una inmensa variedad de temas, fruto de su formación humanística (22); b) Seguin como «etnopsiquiatra», siendo el que más se adentró en la exploración de la singularidad cultural de los habitantes del continente y en las raíces de la psiquiatría peruana (23).

Ya lo dijo Berrios (2): «Los psiquiatras con inclinaciones filosóficas podrán no solo aclarar su disciplina, sino también satisfacer las profundas (y completamente respetables) ansias intelectuales y estéticas». Así vivió Seguin, satisfaciendo sus ansias intelectuales, estéticas, pero, sobre todo, sus ansias de ayudar a los demás.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Delgado H. El médico, la medicina y el alma. 3° ed. Lima: Universidad Peruana Cayetano Heredia: 1992.

2. Berrios G. Hacia una nueva epistemología de la Psiquiatría. Buenos Aires: Editorial Polemos: 2011.

3. Delgado H. De la cultura y sus artífices. Lima: Universidad Peruana Cayetano Heredia: 2001 :69-87.

4. Perales A. Ética y Humanismo en la Formación Médica. Acta Bioethica. 2008:14(1):30-8.

5. Jaspers K. La práctica médica en la era tecnológica. Barcelona: Editorial Gedisa: 2003:27-78.

6. Perales A. Carlos Alberto Seguin: Paradigma docente de la Facultad de Medicina de San Fernando, a 100 años de su nacimiento. An Fac med. 2008:69(1):59-61.

7. Silva M. Conversaciones con Seguin. Lima: Mosca Azul Editores: 1979.

8. Silva M. Carlos Alberto Seguin. Otros perfiles, otros frentes. Lima: Banco Central de Reserva Fondo Editorial: 1994.

9. Seguin C. Tú y la Medicina. Córdoba: Editorial Assandri; 1957.

10. Cabrejos JC. Carlos Alberto Seguin (1907-1995) Semblanza. An Fac med. 1995;56(1):61-2.

11. Seguin C. Amor y Psicoterapia. Buenos Aires: Editorial Paidós; 1963.

12. Peña S. Seguin y la psicoterapia: Aspectos de su vida y obra. Rev Neuropsiquiatr. 2010;73(4):164-9.

13. Seguin C. Psicoterapia. Lima: Colegio de Psicólogos del Perú; 2007:11-2.

14. Alva J. Evocando a Carlos Alberto Seguin, en el centenario de su nacimiento. Acta méd Peruana. 2007;24(2):62-3.

15. Alva J. El Servicio de Psiquiatría del Hospital Obrero de Lima - Reseña Histórica. Anales del Servicio de Psiquiatría. 1959;1(1):4-12.

16. Seguin C. La Preparación Psicológica del Estudiante de Medicina. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos; 1964: 11-4.

17. Cervantes M. Don Quijote de La Mancha. Buenos Aires: Editorial El Ateneo; 1944:916-7.

18. Valdivia O. Panorama de la Psiquiatría en el Perú Vol 2. Lima: Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos; 1991: 111-6.

19. Valdivia O. Historia de la Psiquiatría peruana. Lima; 1964:221-9.

20. Basadre J. Historia de la República del Perú 1822­1933. Tomo 16. 6a ed. Lima: Editorial Universitaria; 1970:113 pp.

21. Alarcón R. Crisis institucional de la Psiquiatría Peruana. Rev Neuropsiquiatr. 2012;75(4):109-10.

22. Seguin C. Seguin Periodista. Lima: Ediciones Libro Amigo; 1994.

23. Alarcón R. ¿Psiquiatría Folklórica, Etno-Psiquiatría o Psiquiatría Cultural? Examen crítico de la perspectiva de Carlos Alberto Seguin. Rev Latinoam Psiquiatría. 2005;5:8-15.

 

Fuente de financiamiento: Autofinanciado.

Conflictos de interés: El autor declara no tener conflictos de interés.

 

Correspondencia:

Jeff David Huarcaya Victoria.
Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen ­ Departamento de Psiquiatría.
Av. Grau 800.
Teléfono: 324-2983/324-2980
Correo electrónico: jeff.huarcaya@unmsm.edu.pe

 

Articulo recibido el 6 de agosto de 2016
Aceptado para publicación el 10 de octubre de 2016.