Sr. Editor,
He leído con interés el editorial del reciente número publicado en la revista que usted dirige (1, en el cual se hace un análisis integral de la mortalidad neonatal y sus determinantes, identificando desafíos a ser abordados desde la universidad. La mortalidad neonatal en el Perú es un problema relevante de salud pública, con indicadores negativos en ascenso:
La tasa de mortalidad neonatal no desciende de 10 muertes/1000 nacidos desde el 2014 2. De cada 10 muertes en menores de 1 año, 7 son neonatos; así, el descenso de la mortalidad en menores de 1 y 5 años también se encuentra estancada con una tasa de mortalidad específica de 15 y 19 muertes/1000 nacidos vivos, respectivamente, en el último quinquenio.
La mortalidad proporcional de neonatos prematuros con respecto a todos los neonatos fallecidos está en ascenso continuo, pasando de 62,6% en el 2011 a 71% en el 2019 3; sin embargo, la prevalencia de nacimientos prematuros que reporta el Ministerio de Salud se mantiene alrededor de 7% en los últimos años 4.
La mortalidad proporcional de neonatos en etapa tardía con respecto a todos los neonatos fallecidos también tiene un ascenso continuo, pasando de 16% en el 2011 a 24% en el 2019 3. La mortalidad neonatal después de la primera semana de vida se encuentra relacionada con el cuidado del recién nacido en el hogar, complicaciones posteriores al alta hospitalaria o por nacimiento prematuro.
Las complicaciones por prematuridad son la primera causa de mortalidad neonatal (30%) y las muertes por malformaciones congénitas están en continuo ascenso llegando a 15% en el 2019 3.
Existe desigualdad en la distribución de las defunciones neonatales entre los departamentos del país, siendo la probabilidad de muerte dos veces mayor en Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Puno y Ucayali, comparada a Lima, Arequipa, Callao, Ica, La Libertad, Lambayeque y Moquegua; la pobreza, la educación materna, y accesibilidad a la atención de salud, son algunos determinantes sociales que limitan el progreso sostenible y el derecho de todos los niños y niñas a sobrevivir y crecer 2.
Por tanto, urge fortalecer la capacidad de respuesta de los servicios de salud materno infantiles, disponer de suficiente personal de salud calificado, y mejorar las prácticas de la madre, familia y comunidad en el cuidado del neonato y reconocimiento oportuno de signos de alarma para buscar asistencia oportunamente. La universidad tiene un papel protagónico en la mejora de la sobrevivencia neonatal porque tiene la capacidad y posibilidad de integrar al estudiante en las actividades educativas y preventivo promocionales (prenatales y posnatales) dirigidas hacia las gestantes y a las madres con sus hijos inmediatamente después del nacimiento, ya sea a nivel hospitalario o comunitario. Además, desde el posgrado, la universidad puede fomentar el desarrollo de investigaciones en la línea de promoción y educación para la salud materno infantil y fortalecer las competencias del profesional en metodologías de evaluación de políticas, programas y estrategias de intervención en salud materno infantil 5.