En los ya casi dos años de pandemia por el SARS-CoV-2, la salud y la sobrevivencia de las personas, así como la oferta de servicios de salud y su personal han sido severamente afectados. A pesar de la notable expansión de los servicios de salud durante las últimas décadas ¹, aún presenta algunos desafíos relacionados, entre otros, a la cobertura, calidad y oportunidad de satisfacer la demanda en salud sexual y reproductiva y materna.

Difícil por igual, la pandemia continúa obstaculizando la vida social, las posibilidades de acceder al transporte, a los servicios de ambulancias, sistema de referencias y contra-referencias, e incluso de contar con el apoyo familiar a la hora de las atenciones y chequeos médicos durante el embarazo, de recibir vacunas, durante el trabajo de parto, o ante eventuales emergencias.

Como resultado, la mortalidad materna; es decir, las muertes de mujeres durante su embarazo, parto o hasta 42 días después del parto (puerperio), ha experimentado una tendencia al alza en los dos últimos años. A semanas de terminar el segundo año de pandemia, es muy probable que se registren unas 30 muertes maternas adicionales en el año 2021 en comparación con el año 2020 (en el que se registraron 439), y en el que, a su vez, se contaron 137 muertes más que en el 2019). Cabe mencionar, que en el año 2019 se contabilizaron 302 muertes maternas, el nivel más bajo de nuestra historia ².

¿Qué implica esa cifra? En principio, un retroceso no menor a diez años de los esfuerzos que el país había realizado para alcanzar ese nivel. La cifra significa alrededor de 470 familias peruanas, orfandad y viudez como resultado del luto por el fallecimiento de una mujer durante un acto de dar vida. Medidas en términos de la razón de mortalidad materna (RMM), y en un contexto de decrecimiento de los nacimientos anuales, en solo dos años hemos pasado de aproximadamente 60 a cerca de 100 muertes maternas por cien mil nacidos vivos. Dos tercios más en apenas dos años.

¿Cómo revertir esta situación?. A menos de una década del fin del ciclo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el año 2030, el esfuerzo del estado y de la sociedad peruana para revertir esta tendencia, según lo plantea la Política Nacional Multisectorial de Salud al 2030 (aprobada en agosto del 2020) ³ de reducir la RMM a 33 por cien mil nacidos vivos, debe ser de "alta prioridad" para alcanzar dos tercios menos del nivel que probablemente tendremos a fines del 2021.

Existen herramientas técnicas que, acompañadas de voluntad política, contribuirían a alcanzar esa meta. Algunas de ellas, como el estudio de inversión realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas-UNFPA en Perú, han sido puestas en conocimiento de las autoridades del sector. Dicho estudio propone alcanzar la meta nacional de reducción de la RMM al 2030 con una inversión adicional de aproximadamente US$ 130 millones, cuyos beneficios se expresan en un retorno de 3,3 dólares por cada dólar invertido ⁴.

En segundo término, aumentar el nivel de uso de métodos anticonceptivos modernos en mujeres en edad reproductiva (15 a 49 años) en unos veinte puntos porcentuales al 2030, cerrando así la brecha de necesidades insatisfechas, supondría una inversión de US$ 109 millones, cuyos beneficios se expresan en un retorno de 4,5 dólares por cada dólar invertido ⁴. Son ya dos décadas en las que Perú mantiene uno de los niveles más bajos de uso de métodos anticonceptivos modernos entre mujeres unidas en los países en la región, equivalente a 55%, mientras el promedio para América Latina alcanza 70% ⁵.

La evidencia nos ha demostrado que la mortalidad materna es el resultado de desigualdades socio-económicas que se expresan entre mujeres con las mayores dificultades en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, particularmente ante emergencias obstétricas o durante el ejercicio reproductivo de planificar sus embarazos. Sabemos qué hacer y cuánto cuesta salvar las vidas de las mujeres peruanas, por lo tanto, la aprobación de un presupuesto progresivo debe ser también una expresión de la equidad en salud.