INTRODUCCIÓN
De acuerdo con Yuste (2003), en la actualidad el consumo de drogas y alcohol se manifiesta como una problemática que ha ido aumentando progresivamente, a nivel mundial. Teniendo en cuenta, además, que el abuso de sustancias estupefacientes es un factor de riesgo para el cometimiento de actos violentos, para la ocurrencia de enfermedades crónico degenerativas y para la siniestralidad vial; el Estado ha enfocado sus esfuerzos por mitigar su uso y consumo a través de creación de política pública intersectorial basada principalmente en la educación y prevención de la población (Villena, 2009). La relación entre su uso y la ocurrencia de delitos, que tienen como saldo negativo la inseguridad y los asesinatos en el país, coincide con el dispendio de alcohol y drogas ilegales de los agresores en el 88% de los casos (El Telégrafo, 2021). Al mismo tiempo, la violencia en la vida conyugal o en pareja responde a una influencia del alcohol hasta en el 40 % de los altercados. El uso frecuente que ocasiona su dependencia compulsiva se manifiesta tiempo después en enfermedades cardíacas, cáncer, enfermedades pulmonares y patologías mentales (Laita, 2018). Con respecto a los accidentes de tránsito, una de cada cuatro personas fallece en las vías por conducir bajo los efectos del alcohol. La facilidad de distracción, la disminución en la capacidad de reacción y la sobrevaloración de las habilidades de los conductores en estado de embriaguez, también, causan incapacidades permanentes con costos altos en pensiones, subsidios e indemnizaciones para las familias y el estado (Muñoz, 2018).
Tal como lo establece Angarita (2008) en su libro Drogas, cárcel y género en Ecuador, con respecto a la legislación, la ley ecuatoriana ha sufrido algunas reformas desde principios del siglo XX y es que en 1916 se expide la Ley de control del opio , en 1924 la Ley sobre la importación, venta y uso del opio, sus derivados y de los preparados de la morfina y de la cocaína , en 1958 la Ley sobre el tráfico de las materias primas, drogas y preparados estupefacientes , en 1974 la Ley de control y fiscalización del tráfico de estupefacientes . En todas ellas se reprimía moralmente con sanciones pecuniarias y privaciones de libertad el uso y consumo de las sustancias psicotrópicas bajo un evidente sistema de control punitivo y coercitivo (Álvarez, 2019). A principios del siglo XXI, la legislación ecuatoriana, que contenía las penas más drásticas para la tenencia de drogas en América Latina, concedió, en 2008, reformas constitucionales, cuyo nuevo enfoque impide la criminalización y la vulneración de derechos.
La dependencia gubernamental encargada de implementar la gestión fue la Secretaría Técnica de Prevención Integral de Drogas (SETED), suprimida el 23 de abril de 2018 por decreto ejecutivo 376, pasando las competencias al Ministerio de Salud Pública. No obstante, la desaparecida SETED, en junio de 2017, presentó un plan de trabajo integral 2017-2021 sobre la base de un diagnóstico de varios estudios en colegios, universidades y empresas con participación de actores claves como profesionales de la salud. Si bien en este documento y sus estudios anexos no existe detalle explicativo de los factores asociados con el uso y consumo, arrojan datos descriptivos importantes desde el año 2012 (SETED, 2017).
De acuerdo con Betancourth (2017), el inicio aproximado de consumo de alcohol empieza desde los 12 a 14 años de edad y continúa hacia los 21 años. Los alumnos del instituto superior donde se realizó el presente estudio, se encuentran dentro de este rango etario. El acceso fácil al mercado de la droga aumenta las posibilidades de consumo y de dependencia entre los estudiantes; además su uso se asocia directamente con situaciones de violencia, deserción escolar y delincuencia
. Con referencia a lo anterior, los jóvenes de 17 a 24 años de edad, alguna vez, han consumido alguna droga en su vida, incluyendo cocaína, marihuana u otra sujeta a control y fiscalización (Callado, 2011).
Respecto del consumo del alcohol, los informes de la Organización Panamericana de la Salud (2015) señalan que un mayor porcentaje de hombres que mujeres mueren por causas relacionadas con el alcohol -l7,6 % de los hombres y 4 % de las mujeres -, aunque hay evidencia de que las mujeres pueden ser más vulnerables a los efectos nocivos del alcohol en comparación con los hombres (Camacho, 2005). Basándose en la investigación de Gómez (2018), existe preocupación por el aumento constante en el consumo de alcohol entre las mujeres. A esto se suma que el consumo de alcohol estaría siendo un factor importante para el desarrollo de 200 enfermedades y trastornos físicos. Si se compara la ingesta de alcohol en América latina, el Ecuador está entre los tres países que más lo consumen por detrás de Chile y Colombia: la tasa oscila entre los 9 litros de consumo de un individuo al año.
La marihuana es una sustancia sujeta a fiscalización cuyo consumo anual alcanza las 48 toneladas de acuerdo con la Dirección Nacional de Antinarcóticos (2018), de alta demanda en población universitaria y su legalidad está en los 10 gramos para consumidores habituales. De acuerdo con Guerrón (2016), la administración terapéutica del fármaco ha demostrado clínicamente ser efectivo para el dolor crónico en pacientes terminales, para impedir el daño del nervio óptico en algunos casos de glaucoma, para la disminución de convulsiones en casos de epilepsia y sigue en debate su acción frenadora en el desarrollo de cáncer. Posiblemente, estos aspectos positivos de la marihuana medicinal obnubilen la conciencia de los efectos nocivos sobre la salud que caracteriza a esta substancia, sobre todo en la población más joven, Para ilustrar, el tetrahidrocannabinol (THC), compuesto psicoactivo del cannabis, altera el funcionamiento de la esfera socioafectiva, por lo que está muy relacionado con trastornos como depresión, ansiedad, nerviosismo, psicosis, suicidio y trastornos de personalidad. También están las enfermedades pulmonares, cardíacas y el cáncer de páncreas, entre los padecimientos de orden físico. El riesgo de problemas mentales graves se incrementa con la menor edad de consumo y la inestabilidad familiar característica de la adolescencia y de adultos jóvenes (Castañeda, 2020).
Por eso, el Comité Interinstitucional de Prevención Integral del Fenómeno Socio Económico de las Drogas y de Regulación y Control del Uso de Sustancias Catalogadas Sujetas a Fiscalización (anteriormente SETED), dentro del ámbito de su competencia y en virtud de la Ley Orgánica de prevención, regula, coordina y articula en todas las casas de educación superior la implementación de programas y planes de prevención de consumo. Al respecto, cabe señalar que dichos esfuerzos no solucionan la problemática, puesto que los institutos de educación superior no cuentan con los diagnósticos que les permitan tener una línea base de indicadores que ilustren la realidad del uso y consumo de drogas de la comunidad educativa. Más aún, el desconocimiento de los factores asociados impide gestionar las probabilidades de recudir ese consumo; y esta es la principal causa para que dichos programas de mitigación fracasen y no dejen de ser meros esfuerzos repetitivos que las unidades de bienestar institucional realizan con el único afán de cumplir, pero que no se acercan en nada a resolver el problema (Kuri, 2021).
De lo anteriormente expuesto, el problema de las drogas es un fenómeno multicausal que obedece a factores culturales de vida y de educación de la población. Conocer el grado de exposición y las características de consumo es necesario para el diseño e implementación de planes de mitigación, más aún en una casa de educación superior que alberga población joven que presenta mayor probabilidad de consumo tal como lo concluye Gómez (2018) en un estudio realizado en una universidad de México.
En tal virtud, este estudio tuvo el objetivo de determinar el grado en el que los factores socioeconómicos se encuentran asociados con el consumo de alcohol, cigarrillo, marihuana y cannabis en los estudiantes del ISTS durante la pandemia covid-19. Para tal propósito se describieron las variables sociodemográficas nominales, se evaluó el porcentaje de consumo y se construyeron los marcos teóricos y metodológicos sobre los cuales se interpretaron los resultados finales.
MÉTODO
Diseño
El diseño del estudio fue no experimental, transversal, descriptivo y correlacional. La investigación fue no probabilística.
Participantes
La edad que más se repitió es 20 años, cincuenta por ciento de los estudiantes están por encima de los 22 y el restante lo están por debajo del valor. La media de la edad fue de 22,84 del cual se desvían en promedio 4,6 años.
GÉNERO | f | porcentaje |
---|---|---|
FEMENINO | 752 | 42,8% |
MASCULINO | 1003 | 57,2% |
EDAD | ||
0 - 17,0 | 5 | 0,3% |
18,0 - 26,0 | 1498 | 85,4% |
27,0 - 35,0 | 201 | 11,5% |
36,0 - 44,0 | 42 | 2,4% |
45,0 - 53,0 | 9 | 0,5% |
ETNIA | ||
Mestizo | 1655 | 94,3% |
Indígena | 52 | 3,0% |
Afroecuatoriano | 32 | 1,8% |
Blanco | 9 | 0,5% |
Montubio | 7 | 0,4% |
ESTADO CIVIL | ||
Soltero/a | 1553 | 88,5% |
Casado/a | 121 | 6,9% |
Unión Libre / Unión de Hecho | 62 | 3,5% |
Divorciado/a | 19 | 1,1% |
DISCAPACIDAD | ||
Presenta discapacidad | 16 | 0,9% |
No presenta | 1739 | 99,1% |
TRABAJO | ||
Sí trabaja | 356 | 20,3% |
No trabaja | 1399 | 79,7% |
Nota. total de participantes 1755
Instrumentos
La encuesta socioeconómica ISTS es un instrumento institucional de 80 preguntas, de sondeo autoadministrado a través de encuesta Google Forms en el momento de la matrícula, que explora información categórica nominal dispuesta en 4 ejes: indicadores de eficacia profesional, datos descriptivos, necesidades educativas especiales y datos de vida familiar - trabajo. La información recolectada permite a la Coordinación de Bienestar Institucional identificar necesidades educativas especiales, condiciones de ingresos y gastos, números de contacto en caso de emergencia, género y autoidentificación étnica. Al ser un instrumento que mide condiciones y no categorías ordinales, sus resultados son expresados en porcentajes y frecuencias sin necesidad de usar baremos.
Por otro lado, la encuesta EST-Diagnóstico de la situación del consumo de alcohol, tabaco y otras substancias psicoactivas en la comunidad universitaria, fue elaborada por la Universidad Central del Ecuador (2000) y evalúa el consumo en el último mes, el deseo de consumo y los problemas de consumo en alcohol, cigarrillo, marihuana y cocaína. En el análisis de este estudio no se toma en cuenta los resultados de otras drogas como opiácidos, anfetaminas, inhalantes sedantes y alucinógenos. Por otra parte, la segunda dimensión del test evalúa los factores asociados al consumo como problemas de estudios, agrado de la carrera, cantidad de amistades, aceptación social y conflictos laborales. La última dimensión es el número de horas dedicadas al tiempo libre: a la televisión, deportes, programas, actividad física, fiestas, escuchar música, visitar amigos, redes sociales, paseos - excursiones y juegos de azar. Con relación a la fiabilidad del predictor, el alfa de Cronbach fue alto con un valor de 0,82. Para el proceso de calificación del instrumento, se calcularon las frecuencias de los resultados del primer, segundo y tercer grupo de preguntas relacionadas con el consumo en el último mes, el deseo de consumo y los problemas de consumo. Las respuestas en los tres grupos son diariamente, semanalmente, una vez y nunca. Para la última dimensión, existen 4 posibles respuestas: no le dedica tiempo, entre 0 a 1 hora, entre 1 a 3 horas y más de 3 horas.
Procedimiento y Análisis estadístico
Se realizaron tres tipos de análisis estadísticos. El primero descriptivo permitió confirmar los porcentajes y frecuencias de los resultados de los factores socioeconómicos de la primera encuesta y de las tres dimensiones del segundo instrumento. En segundo orden, se estimó a través de la Chi cuadrada las relaciones estadísticamente significativas entre las variables nominales con la encuesta de consumo de drogas. Consecuentemente, la utilización de esta misma prueba permitió relacionar el tiempo libre y los factores asociados con la frecuencia / intensidad de consumo de la encuesta de drogas. Para ambos casos, el nivel de significancia calculado fue de p<0,05. Complementario a la Chi cuadrada, se utilizaron los estadísticos de V-Crammer y Gama con el objetivo de comprender el tamaño de efecto (Cohen, 1989) de las asociaciones. La investigación se basó en la hipótesis de que valoraciones altas en el agrado de la carrera, cantidad alta de amistadas, alta aceptación familiar y bajos conflictos laborales, estarían relacionados con baja frecuencia y/o intensidad de consumo de las sustancias estupefacientes. Finalmente, se calculó el Odd Ratio o razón de momios para confirmar la probabilidad de ocurrencia de las inferencias estadísticas. En este mismo punto, se generaron tablas de 2 x 2 en los cuales se conformaron grupos de expuestos y no expuestos. En las dimensiones de consumo en el último mes, deseo de consumo y problemas de consumo, las respuestas diariamente, semanalmente y una vez, fueron consideradas como presencia de consumo, presencia de deseo y presencia de problemas respectivamente. Las agrupaciones de las respuestas nunca, pasaron a demostrar ausencia de consumo, ausencia de deseo y ausencia de problemas. Para la última dimensión del tiempo libre, no le dedica tiempo y entre 0 a 1 hora, corresponde al no uso de tiempo, y entre 1 a 3 horas y más de 3 horas indican tiempo de dedicación.
RESULTADOS
Resultados del EST-Diagnóstico de la situación del consumo de alcohol, tabaco y otras substancias psicoactivas en la comunidad universitaria
Consumo en el último mes | Tabaco | Alcohol | Cannabis | Cocaína |
---|---|---|---|---|
1. DIARIAMENTE O CASI DIARIAMENTE | 13 (0,7%) | 7 (0,4%) | 3 (0,2%) | 2 (0,1%) |
2. SEMANALMENTE | 56 (3,2%) | 72 (4,1%) | 7 (0,4%) | 2 (0,1%) |
3. UNA VEZ | 322 (18,3%) | 832 (47,4%) | 52 (3,0%) | 4 (0,2%) |
4. NUNCA | 1364 (77,7%) | 844 (48,1%) | 1693 (96,5%) | 1747 (99,5%) |
Deseo de consumir la substancia | Tabaco | Alcohol | Cannabis | Cocaína |
1. DIARIAMENTE O CASI DIARIAMENTE | 11 (0,6%) | 5 (0,3%) | 2 (0,1%) | 1 (0,1%) |
2. SEMANALMENTE | 29 (1,7%) | 38 (2,2%) | 4 (0,2%) | 1 (0,1%) |
3. UNA VEZ | 152 (8,7%) | 368 (21,0%) | 22 (1,3%) | 1 (0,1%) |
4. NUNCA | 1563 (89,1%) | 1344 (76,6%) | 1727 (98,4%) | 1752 (99,8%) |
Problemas ocasionados por el consumo | Tabaco | Alcohol | Cannabis | Cocaína |
1. DIARIAMENTE O CASI DIARIAMENTE | 1 (0,1%) | 0 (0%) | 0 (0%) | 0 (0%) |
2. SEMANALMENTE | 8 (0,5%) | 11 (0,6%) | 2 (0,1%) | 1 (0,1%) |
3. UNA VEZ | 86 (4,9%) | 179 (10,2%) | 8 (0,5%) | 2 (0,1%) |
4. NUNCA | 1660 (94,6%) | 1565 (89,2%) | 1745 (99,4%) | 1752 (99,8%) |
Nota. total de participantes 1755
391 personas (22,3 %) han consumido cigarrillo durante el último mes, de es- tos 92 (23,5 %) son mujeres y 299 (75,5 %) hombres. Por cada mujer que consume cigarrillos hay 3 hombres que lo hacen también. En alcohol, 911 (51,9 %) indican haber ingerido bebidas alcohólicas de los cuales 374 (41,1 %) son mujeres y 537 (58,9 %) son varones con una razón de 1:1,4. Para cannabis, se registra consumo en 62 (3,5 %) informantes (14 (22,6 %) mujeres y 48 (77,4 %) hombres, proporción 1:3,4). El consumo de cocaína muestra a 8(0,5 %) estudiantes, compuestos por 2(25 %) mujeres y 6(75 %) hombres.
192 (10,9 %) informantes frecuentemente han sentido un fuerte deseo de con- sumo de tabaco, de los cuales 39 (20,3 %) son mujeres y 153 (79,7 %) son hombres. Otros 411 (23,4 %) han experimentado deseo de alcohol en los que 143 (34,8 %) son de sexo femenino y 268 (65,2 %), masculino. 28 (1,6 %) estudiantes registran deseo de consumo para cannabis, de los cuales 7 (25 %) son mujeres y 21 (75 %) son hombres, y 3 (0,2 %) hombres se identifican en necesidad de consumo para cocaína. La razón entre hombres y mujeres es: 1:3,9 en tabaco, 1:1,8 en alcohol, 1:3 en cannabis, y en cocaína no hay frecuencia femenina.
Para responder con qué frecuencia el consumo de la droga ha causado problemas en los estudiantes, el tabaco evidencia que 95 (5,4 %) de los sujetos han presentado problemas de salud, sociales, legales o económicos. De estos individuos, 15 (15,8 %) son mujeres y 80 (84,2 %) son varones. En el alcohol, aparecen 190 (10,8 %) alumnos entre los cuales 58 (30,5 %) son de género femenino y 132 (69,5 %) son de género masculino. Para el caso de cannabis, el número de participantes con problemas es de 10 (0,6 %), de los cuales hay 2 (20 %) mujeres y 8 (80%) hombres. Para terminar, la cocaína solo cuenta con 3 (0,2 %) hombres. Al igual que en las dos dimensiones anteriores, los varones evidencian la mayor frecuencia de problemas derivados del consumo tal como lo indica las razones: 1:5,3 tabaco, 1:2,2 alcohol, 1:4 marihuana.
Resulta interesante que el número de hombres y mujeres con deseo de consumir tabaco, alcohol y marihuana resultó ser casi la mitad de la frecuencia de consumo en el último mes. El cincuenta por ciento de los estudiantes que consumieron estas substancias en los últimos 30 días han sentido un fuerte deseo o ansias de fumarlas o ingerirlas. Esto podría indicar que 46 mujeres y 150 hombres tienen algún grado de adicción al cigarrillo, 187 mujeres y 269 hombres al alcohol, y 7 mujeres y 24 hombres a la marihuana.
El alcohol, con algo más del 50 %, es la droga que se ha consumido con mayor frecuencia en el último mes, seguida del tabaco con 22,3 %, la marihuana con 3,5% y la cocaína con 0,5 %. De la misma manera el alcohol registra el porcentaje más alto en el deseo de consumo con el 23,4 %, delante del tabaco con 10,9 %, cannabis 1,6 % y cocaína 0,2 %. Los problemas que son originados por el consumo siguen el mismo patrón: 10,8 % para alcohol, 5,4 % tabaco, 0,6 % cannabis y 0,2 % cocaína.
Relación entre variables nominales de la encuesta socioeconómica con frecuencia, deseo y problemas de consumo
DESEO DE CONSUMO ALCOHOL | DESEO DE CONSUMO ALCOHOL | ||||||
P | V Cramer | OR | p | V Cramer | OR | ||
MATERIAS REPETIDAS 2020 II | ,039 | ,064 | 1,5 | INGRESO MENSUAL | ,000 | ,113 | - |
DESEO DE CONSUMO TABACO | DESEO DE CONSUMO ALCOHOL | ||||||
P | V Cramer | OR | p | V Cramer | OR | ||
GÉNERO | ,000 | ,160 | - | GÉNERO | ,000 | ,090 | - |
AUTOIDENTIFICACIÓN | ,000 | ,131 | - | AUTOIDENTIFICACIÓN | ,000 | ,097 | - |
Nota. El valor p es el nivel de significancia estadística de la prueba.
Gamma es una prueba estadística no paramétrica para relacionar datos nominales y categóricos, que evalúa la intensidad de la relación estadística. El OR determina la probabilidad de ocurrencia de las dos variables inferenciadas.
De todas las variables sociodemográficas, las materias repetidas 2020 II, el ingreso mensual, el género y la autoidentificación étnica fueron estadísticamente significativas para deseo de consumo de alcohol y tabaco. El estadístico que mide la fuerza de la relación para variables nominales es la V de Cramer que, en todos los casos, arrojó valores de baja intensidad. No se evidenciaron probabilidades de ocurrencia significativos.
Inferencias estadísticas entre los factores de la encuesta de drogas con la frecuencia de consumo - deseo de consumo y problemas por el consumo
Frecuencia de consumo | Tabaco | Alcohol | Cannabis | Cocaína | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
p | gamma | OR | p | gamma | OR | p | gamma | OR | p | gamma | OR | |
PROBLEMAS DE ESTUDIOS | .199 | - | - | .861 | - | - | .824 | - | - | .655 | - | - |
CARRERA DE AGRADO | .164 | - | - | .012 | 0.052 | - | .038 | 0.262 | - | .032 | 0.463 | - |
GRUPOS AMIGOS ISTS | .018 | -0.097 | - | .225 | - | - | .227 | - | - | .394 | - | - |
ACEPTADO POR COMPAÑEROS | .589 | - | - | .190 | - | - | .804 | - | - | .029 | -0.6 | 5 |
COMPARTE PROBLEMAS CON COMPAÑEROS | .376 | - | - | .105 | - | - | .183 | - | - | .373 | - | - |
SE PREOCUPA POR PROBLEMAS DE SUS AMIGOS | .234 | - | - | .280 | - | - | .841 | - | - | .025 | 0.6 | - |
PERTENECE A ORGANIZACIONES | .822 | - | - | .351 | - | - | .000 | -0.5 | - | .004 | -0.7 | - |
TRABAJA ACTUALMENTE | .003 | -0.2 | - | .141 | - | - | .903 | - | - | .070 | - | - |
CONFLICTOS LABORALES | .006 | 0.3 | 2 | .000 | 0.194 | - | .190 | - | - | .002 | 0.64 | - |
Nota. El valor p es el nivel de significancia estadística de la prueba igual a 0,05.
Gamma es una prueba estadística no paramétrica para relacionar datos categóricos y categóricos, que evalúa la intensidad de la relación y dirección de la inferencia estadística. El OR determina la probabilidad de ocurrencia de las dos variables inferenciadas.
Existieron 12 relaciones estadísticamente significativas entre factores asociados al consumo con la frecuencia de consumo. Los problemas de estudios y el compartir problemas con compañeros no registraron ninguna asociación. La fuerza inferencial fue baja para tabaco y alcohol, mientras que para cannabis y cocaína es media y alta. La direccionalidad de Gamma confirma la hipótesis de investigación en las 12 asociaciones. La dirección negativa de Gamma en cigarrillo indica que los informantes sin trabajo y con menor cantidad de amigos en el ISTS tienden a consumir más tabaco. Con referencia a la probabilidad, los conflictos laborales aumentan en dos veces más el consumo de tabaco, y la falta de aceptación de los compañeros incrementa en cinco veces el consumo de cocaína.
DISCUSIONES
Las cifras que la OMS (2017) advierte sobre el consumo de tabaco indican la diferencia entre hombres y mujeres: por cada mujer que fuma, existen cuatro hombres que lo hacen a nivel mundial. La explicación de este hecho reside en la dinámica de los efectos de recompensa de la dopamina que en los hombres se activa de mejor manera (NIH, 2020). Según se ha citado, el consumo de alcohol también es superior en varones que en mujeres sin que haya diferencias significativas por grupos etarios. Gómez (2018) investigó la prevalencia de alcohol en 234 jóvenes universitarios de Jalisco (México), analizando la frecuencia de consumo y el tipo de bebida alcohólica. En todos los análisis, la mujer presentó menor exposición al licor. A decir del autor, la afectación que causa el alcohol perjudica más a la mujer porque en su composición corporal hay mayor concentración de grasa y menor porcentaje de agua, además de una digestión más aletargada en comparación con el hombre. Esta interpretación sumada a otros factores socioculturales, como los estereotipos de género, explica las relaciones del consumo entre hombres y mujeres obtenidos en estas investigaciones y las del presente estudio. El consumo de las drogas psicoactivas cannabis y cocaína, también, tiene en el hombre a su mayor consumidor y, de acuerdo con Callado (2011), la razón recae en la mayor sensibilidad de la mujer por los efectos sobre el estrógeno y la progesterona.
Las personas con un deseo de consumo alto corresponden a la mitad de quienes presentaron en el último mes alta frecuencia de consumo en tabaco, alcohol y cannabis. Para López (2012), la frecuencia de consumo en el último mes no necesariamente explica el deseo, necesidad o pulsión, ni tampoco se puede determinar características de dependencia. En este sentido, la mitad de los consumidores que coinciden con deseo alto de consumo deben ser analizados en ulteriores estudios para confirmar esta posible asociación.
El alcohol es la droga que más se consume en los estudiantes del instituto investigado, seguido del tabaco, marihuana y cocaína. Estas dos últimas no llegan a más del 4 % de los informantes. En un estudio sobre alcohol, cigarrillo y drogas ilícitas realizado por Morales (2019) en un centro preuniversitario de Perú, el licor resulta ser la droga de mayor frecuencia, seguido del cigarrillo con valores similares a los registrados en la tabla 3. En la muestra en donde además participaron 815 adolescentes, el consumo de la cocaína obtuvo el tercer puesto con 7 % y, después la marihuana, con 0,7 %. Sin embargo, Sepúlveda (2011) descubrió una prevalencia de consumo de cocaína de 5,3 % y de marihuana de 44,1 % en 1577 estudiantes universitarios chilenos. Otro estudio, al respecto, esta vez realizado en Colombia por Tirado (2012) sobre una muestra de 1264 estudiantes universitarios, puntúa el consumo de la marihuana (4,7 %) por encima de la cocaína (2 %). Estos registros sobrepasan la frecuencia de consumo de las substancias sujetas a fiscalización y confirman el mayor consumo de marihuana sobre cocaína. El deseo de consumo de substancias estupefacientes en los estudios de Gómez (2018), Callado (2011), López (2012), Morales (2019) y Tirado (2012) registró mayores valores para el alcohol, seguido del tabaco, marihuana y cocaína. Ninguno de los instrumentos de medición utilizados fue específico para conducta adictiva.
En referencia a la relación de variables sociodemográficas con la frecuencia y el consumo de estupefacientes, Camacho (2005) encontró que el género y el rendimiento académico se relaciona estadísticamente con el consumo de alcohol en una población de 618 estudiantes universitarios. Otros datos nominales como la raza, trabajo fijo, el ingreso económico no fueron significativos. Comparando estos resultados con los del presente estudio, hay que recalcar que el sueldo, las materias reprobadas del semestre anterior, el género y la autoidentificación étnica tuvieron relación con el deseo de consumo de alcohol y tabaco; en todas ellas con una fuerza baja y sin valor predictivo.
Para Muñoz (2014), el consumo de tabaco en adolescentes, a partir de los 16 años, está directamente relacionado con la existencia de familiares que fumen y no por el nivel académico, el aspecto laboral, la práctica de deportes y la asistencia a fiestas. En este mismo aspecto, Villena (2009), en un estudio de 146 adolescentes, concluye que el hábito de consumo de tabaco se incrementó por la exposición a la substancia a través de los padres fumadores (OR:11,3), ausencia de actividades físicas (OR:3,3), disponibilidad de dinero, y el número de asignaturas aprobadas. Estos datos difieren a los encontrados en los estudiantes del ISTS, ya que los factores que ejercen influencia fueron la presencia de los compañeros, la falta de un empleo (OR:2) y los conflictos laborales. Es posible que las diferencias obedezcan a la mayor libertad que tienen los estudiantes al cumplir la mayoría de edad y la ocupación laboral. En una investigación en la que se determinó el grado de asociación del consumo de alcohol en 849 estudiantes universitarios realizado por Betancourth (2017), los factores relacionados fueron los amigos, la familia y el género antes que el agrado de la carrera o conflictos laborales. El consumo de alcohol en el último mes se registró en 25,8 % que es la mitad del consumo total de licor medido en el ISTS.
CONCLUSIONES
Las variables sociodemográficas como el género, la etnia, las materias repetidas en 2020 y el ingreso mensual influyen el consumo de tabaco y alcohol con baja intensidad y sin presentar asociación predictiva OR. Los factores que se relacionan más en el consumo, deseo y problemas derivados del uso de las substancias estupefacientes fueron: el desagrado a la carrera, la no pertenencia a organizaciones, los conflictos en el trabajo, los problemas de estudio y la aceptación por los compañeros. En cuanto a las asociaciones encontradas en el consumo de tabaco, las personas con conflictos laborales tienen el doble de probabilidad de deseo de consumo y 3,8 veces más problemas derivados del uso de esta substancia. Se registraron 3 personas que consumen cocaína en el instituto. La poca aceptación social que experimentan en la institución incrementa en 5 veces su consumo y los conflictos laborales en 16 veces su deseo de esta droga.
En cuanto a las actividades de ocio, el mayor tiempo que los jóvenes dedican a la música, a la televisión y al arte disminuye el consumo de cannabis; y, por otro lado, los deportes, las visitas a familiares y las excursiones previenen el consumo de tabaco y alcohol. Se evidenció que las reuniones sociales, las celebraciones y fiestas se relacionan directamente con el consumo de alcohol y cigarrillo, intensificando la probabilidad de consumo de tabaco hasta en 2 veces más, y de alcohol en hasta 2,5 veces más. Asimismo, los participantes expuestos a las fiestas duplican la intensidad del deseo de consumo de alcohol y cigarrillo.
La droga de mayor consumo en los estudiantes del ISTS es el alcohol, seguido del cigarrillo, la marihuana y la cocaína. En todos los resultados, es el hombre quien presenta mayor frecuencia y deseo de consumo. No fue posible describir el grado de dependencia de las substancias en este estudio. Los indicadores pedagógicos muestran que, desde 2017, se ha disminuido el porcentaje de aprobación de materias, aunque desde el 2020, los indicadores han presentado un leve mejoramiento. Esta situación ha sido vinculante con un ligero aumento en el consumo de alcohol.
Las actividades que más practican los informantes en el ISTS son las fiestas, escuchar música, las redes sociales, la práctica de ejercicio - deportes, la visita a familiares, la lectura, la televisión, los paseos y las actividades artísticas. De todas estas, se debe considerar a la música, la televisión, el arte, los deportes y las excursiones en el diseño de actividades de mitigación de consumo droga, debido a que estos son factores protectores o eugenésicos que disminuyen la probabilidad del deseo y consumo de marihuana, alcohol y cigarrillo.