Introducción
La adolescencia es un período único y de formación, en el cual los cambios pro pios de la edad, como los físicos, psicológicos, afectivos y de interacción, pueden volver a los adolescentes mucho más vulnerables ante una variedad de desafíos presentados por un mundo cada vez más exigente, donde los factores de riesgo son afrontados por un conjunto de variables biopsicosocioculturales que dan paso al bienestar o a la más profunda inestabilidad emocional en esta etapa (Iriarte et al., 2018).
De la Barra (2012) sostiene que de los 11 a los 19 años se padece de diferentes trastornos mentales que impactan en su comportamiento, estado de ánimo, senti mientos y pensamientos; identificando a los depresivos como los más habituales en esta etapa. Bajo la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (2021) afirma que los síntomas generados por depresión en los adolescentes tienen una incidencia del 2.8 % entre los 15 a 19 años, con un efecto colateral en distintos aspectos como la educación, el aprendizaje, el bajo rendimiento, la deserción escolar, conductas de aislamiento social que, agravadas y con cronicidad patológica, pueden llegar a ser un incremento en la estadística mortal. Además, un estudio realizado en el Perú por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM, 2020) a adolescentes mayores de 11 y menores de 18 años, entre varones y mujeres, pertenecientes a Lima y Callao, reveló que el 28 % del total de adolescentes presentan episodios de depresión mayor.
Por ello, es necesario que los adolescentes cuenten con las competencias ne cesarias para afrontar las adversidades del día a día a lo largo de su vida, resistien do con fortaleza, convicción y seguridad hasta el más violento desafío, en donde el factor familia será determinante para asumir con responsabilidad las decisiones tomadas (Martínez et al., 2014). En tal sentido, la familia es un factor protector que, cuando funciona adecuadamente, se convierte en uno de los principales ám bitos de prevención para los adolescentes (Jaramillo, 2018). Sin embargo, cuando los hogares poseen dinámicas hostiles y poco saludables se generan conductas inadecuadas, malestar emocional y ausencia de formación de valores e identidad (Herrera, 2019).
Esta afirmación confirma la preocupación por las realidades de las familias peruanas, pues en la Encuesta Nacional de Relaciones Sociales del Perú (INEI, 2015) se afirma que el 60 % de niños y adolescentes han sido maltratados física mente alguna vez en sus hogares y que el 48 % del total de adolescentes cree que los padres tienen derecho a golpear a un hijo por no cumplir sus responsabilidades domésticas y/o académicas. También, un estudio realizado en tiempos de pande mia (MINSA, 2020) reflejó que el 77 % de personas encargadas de la protección de los niños y adolescentes creen que ellos están en la obligación de seguir las indicaciones sin cuestionar, ni refutar; y un 10.2 % consideran que utilizar la vio lencia física es necesaria para lograr el cumplimiento de las normas.
En ese contexto, el efecto de la carencia de afecto, el uso de violencia y/o la sobreprotección generan en el adolescente pensamientos negativos, irracionales, intermitentes y de inutilidad, los cuales, en conjunto con el comportamiento ais lado, desembocan en actitudes irritables y autodestructivas (Orozco et al., 2020). Entonces, es fundamental que, en la crianza, los padres manifiesten conductas oportunas y prudentes, evitando con sus pensamientos, emociones y acciones agravar los síntomas depresivos y convertirse en factores protectores (Gutiérrez-Izquierdo & Zambrano, 2021).
Los estilos de crianza se conceptualizan considerando ideas, respuestas, dispo siciones, disponibilidad y opiniones que los padres refieren sobre diversas áreas de la vida de sus hijos, como el bienestar físico y psicológico, el progreso académico, sus vínculos sociales, sus formas de interactuar con los miembros de la familia y la obediencia frente a las instrucciones que se brinden en casa (Izzedin-Bouquet & Pachajoa-Londoño, 2009).
Baumrind (1967), en su teoría de los estilos de crianza, identificó el ejerci cio de dos factores importantes en la práctica con los hijos: apego y supervisión responsable. Al combinar ambos, creó una tipología de los tres estilos de crianza en donde contempla al estilo democrático, autoritario y sobreprotector. Tiempo después, Maccoby y Martin (1983), tras analizar estos estilos propuestos, decidie ron ampliar la teoría creando un cuarto modelo conocido como estilo negligente o también llamado indulgente.
La depresión es un problema psicológico que genera un efecto preponderan te en la salud pública, con elevadas tasas de patrones patológicos y mortandad a nivel mundial, afectando el estado de salud y bienestar del ser humano (Corea Del Cid, 2021). La preocupación investigativa de conocer la etiología de la depresión ha permitido dejar de considerar solo una mirada endógena, dando un giro al ya no centrar el estudio de la depresión en un diagnóstico certero, sino que vuelca la mirada hacia el contexto, hacia lo que genera la afección desde afuera (García - Martínez, 2021).
Lo expuesto anteriormente nos obliga a enfocarnos en la dinámica familiar y el vínculo directo que tiene esta con el desarrollo de los hijos, ya que una diná mica hostil y con bajos niveles de comunicación estaría promoviendo la aparición y/o mantenimiento de distintos trastornos psicopatológicos (Rosa-Alcázar et al., 2019), haciendo imperceptibles los síntomas ansiosos, depresivos y problemas so máticos que se hallan últimamente en los adolescentes. Ante eso, se requiere de una adecuada práctica de la elección de pensamientos, emociones y conductas para con los hijos, con un mayor sostén y atención ante la aparición de síntomas depresivos (Yamuza et al., 2019).
Diferentes investigaciones en adolescentes han relacionado ambas variables en diferentes contextos. Romero-Acosta et al. (2021) afirmaron que los niveles de síntomas depresivos y ansiosos diferían según los estilos parentales: el estilo au toritario es el que explica mejor la depresión en los jóvenes del estudio, y el estilo negligente no es un predictor significativo de la depresión. Además, Romero et al. (2021) también manifestaron que el estilo de crianza basado en la indiferencia y el poco compromiso por parte de los padres está muy vinculado con los síntomas de depresión infantil; mientras que la ideación suicida de los infantes está más relacionada con el estilo de prácticas autoritarias.
En la misma línea, Quintal y Flores (2020) manifiestan que los adolescentes que perciben mayores niveles de comunicación, calidez en el trato y motivación para el logro perciben mayores niveles de desarrollo personal, interacción social, mejor planificación de su futuro, autoestima y buen autocontrol emocional. Por otro lado, Ruíz et al. (2020) aseguran que las variables que explican con mayor precisión los síntomas depresivos en mujeres son la ausencia de instrucciones y pautas, la carencia de nexos comunicativos y aprobación familiar; sin embargo, la depresión en varones se da por la falta de acogimiento en la familia y las pugnas de diferente índole entre los padres.
Otros estudios afirman que las formas de crianza y de cuidado inciden direc tamente en el desarrollo emocional y social, desencadenando conductas particulares con relación a trastornos emocionales. Se da una relación entre los síntomas depresi vos con los conflictos entre padres, agresión hacia los hijos y el consumo de alcohol (Martínez et al., 2021; Enriquez et al., 2021; Olivera et al., 2019 y Rivera et al., 2018).
A pesar de que las investigaciones mencionadas anteriormente demuestran que existe literatura referente al vínculo directo entre la depresión y los compor tamientos expresados a través de los diferentes estilos propuestos por Baumrind (1967), no se han encontrado estudios a nivel nacional donde utilicen ambas varia bles, ni en donde se mencione directamente el estilo que mejor explica a la depre sión. Ante lo expuesto, esta investigación busca ampliar los conocimientos desde un análisis de las propias percepciones del adolescente frente a las estrategias de formación utilizadas por sus padres. De forma práctica, los resultados obtenidos son de ayuda para cualquier profesional que se dedique al trabajo con esta pobla ción, ya que podrá ejecutar, modificar y/o agregar estrategias de prevención e in tervención con ejes orientados a la recuperación de vínculos familiares saludables.
Por lo tanto, la investigación considera como objetivo general determinar la influencia de los estilos de crianza en la depresión en adolescentes escolarizados de una muestra peruana. Y, como específico, se busca determinar la incidencia de los estilos de crianza en el factor somático y el factor cognitivo/afectivo de la depresión.
Método
Diseño
Se utilizó un diseño no experimental, porque no se realizó ninguna forma de control o manipulación de las variables; es empírica de estrategia asociativa, clasificado dentro de un estudio explicativo, ya que el fin es utilizar diferentes modelos que expliquen las relaciones que existen entre las variables de estudio derivadas de una teoría (Ato et al., 2013).
Participantes
Para esta investigación la muestra fue elegida mediante un procedimiento no pro-babilístico de tipo por conveniencia. La información se recabó con formularios aplicados a los estudiantes de una institución educativa del distrito “Villa El Sal vador”. Se contó con la participación de 308 adolescentes pertenecientes al año escolar 2021, siendo 145 varones (47.1 %) y 163 mujeres (52.9 %), de primero a quinto de secundaria. Sus edades están comprendidas entre los 12 y 17 años (M edad = 14.5; DE edad = 2.218). Los adolescentes que participaron de la investiga ción no presentaron deterioro cognitivo, lo hicieron de forma voluntaria, contaron con un consentimiento y asentimiento informado, y no presentaron limitaciones en su lenguaje comprensivo.
Instrumentos
Para medir los estilos de crianza, se aplicó la Escala Estilos de Crianza Familiar (ECF29) creada por Darling y Steinberg en 1993. Se empleó para esta inves tigación la versión adaptada al Perú por Estrada et al. (2017). El instrumento clasifica a 29 afirmaciones en cuatro grupos donde cada grupo hace referencia a un estilo diferente: 7 ítems evalúan el estilo autoritario, 9 al democrático, 6 al indulgente y 7 ítems al estilo sobreprotector. Las opciones de respuesta son tipo Likert que se presentan de cuatro formas (1: nunca; 2: a veces; 3: a menudo y 4: siempre).
Para medir la depresión, se utilizó la versión española del Cuestionario sobre la Salud del Paciente (PHQ-9), que fue traducido por Kroenke et al. en el 2001 y para esta investigación se empleó el análisis de las propiedades psico-métricas hecho por Villarreal-Zegarra et al. (2019). El instrumento contiene 9 ítems que se dividen en dos factores: somático y cognitivo-afectivo. Su objetivo es ayudar al diagnóstico a través de los indicadores del DSM-V y precisar la pre sencia de síntomas depresivos en las dos últimas semanas. Está estructurado por 9 ítems que se presentan con cuatro opciones de respuesta en escala de Likert: ningún día (0), varios días (1), más de la mitad de los días (2) y casi todos los días (3).
Procedimiento
Considerando los aspectos éticos, el primer paso fue solicitar revisión al Comité de Ética de la Investigación, en donde se obtuvo aprobación para la viabilidad de la presente. Después, se solicitó autorización a los autores de los instrumentos, obteniendo como respuesta la aceptación para la aplicación de los mismos. Ade más, se contó con el consentimiento del director de la institución educativa y el asentimiento de los evaluados, en los cuales se consideraron los aspectos éticos y procedimentales de la investigación basados en la Declaración de Helsinki. La aplicación de los instrumentos fue a través de la plataforma Google Forms en don de se describió el objetivo de la investigación y se detalló el uso exclusivo para as pectos académicos de la información recolectada. El enlace estuvo abierto desde el 15 de noviembre hasta el 10 de diciembre del 2021, en donde se tuvo en cuenta la privacidad de los datos y la confidencialidad de los resultados.
Análisis descriptivo
Para medir los valores de normalidad de la escala de Estilos de Crianza Familiar (ECF-29) y cuestionario de depresión PHQ-9 se realizaron análisis multivariantes, teniendo como resultado que el valor de ratio crítico (3.580) es mayor al valor esperado (0.5). El valor de curtosis fue 3.997. Por esta razón, se constata que la distribución de los datos transgrede el supuesto de normalidad y cumple una dis tribución normal.
Variable | G1 | c.r. | G2 | c.r. |
---|---|---|---|---|
Autoritario | 0.295 | 2.111 | -1.086 | -3.890 |
Democrático | 0.310 | 2.224 | -1.301 | -4.661 |
Indulgente | 0.121 | 0.869 | -1.528 | -5.474 |
Sobreprotector | 0.258 | 1.851 | -1.244 | -4.456 |
Factor cognitivo-afectivo | 0.928 | 6.649 | -0.029 | -0.105 |
Factor somático | 0.729 | 5.224 | -0.435 | -1.557 |
Multivariante | 3.997 | 3.580 |
Nota. G1= asimetría; G2= Curtosis; c.r = ratio crítico.
Análisis psicométrico
En primer lugar, a través del alfa ordinal y omega, se obtuvo la confiabilidad para cada uno de los cuatro estilos de crianza como para cada factor de la depre sión. El método del análisis factorial confirmatorio (AFC) sustenta la covarianza que existe entre las variables seleccionadas para el estudio. Este análisis tiene el objetivo de confirmar la estructura recomendada mediante del modelo propues to (Manzano & Zamora, 2009).
La escala de Estilos de Crianza Familiar (ECF-29) se validó por medio de un análisis de consistencia interna aplicando el coeficiente alfa ordinal. Se obtuvo para el estilo parental autoritario un α ordinal =0.561; democrático α ordinal= 0.772; indulgente α ordinal =0.801 y sobreprotector α ordinal =0.810. Además, para hallar la evidencia de validez interna se aplicó el AFC utilizando un intervalo de con fianza de 95 % con el que se obtuvo un modelo de cuatro factores con 17 ítems con los siguientes índices de bondad de ajuste: SB-χ2/gl=0.807 (Satorra & Bent-ler, 2001); CFI=0.932>0.90; TLI=0.918>0.90; SRMR= 0.093<0.08 (Brown, 2015); RMSEA=0.080<0.08 (Hu & Bentler, 1999).
El cuestionario de depresión PHQ-9 se validó a través de un análisis de con sistencia interna en donde se encontró un coeficiente alfa ordinal α ordinal=0.848 en el factor somático y un α ordinal=0.900 en el factor cognitivo afectivo, mientras que en la depresión obtuvo un α ordinal =0.931. Asimismo, la evidencia de validez interna se halló utilizando el AFC con un intervalo de confianza de 95 %, obte niendo un modelo de dos factores: somático y cognitivo afectivo de la depresión, el cual presenta un ajuste de bondad SB-χ2/gl=0.492<0.5 (Satorra & Bentler, 2001); CFI=0.995>0.90; TLI=0.994>0.90; SRMR= 0.032<0.8; RMSEA=0.041<0.05 (Brown, 2015).
Análisis de contraste de hipótesis
En la investigación se analizaron las características sociodemográficas de la mues tra: edad, sexo y grado. Se utilizaron las variables que le correspondían a cada estilo de crianza para relacionarlas con los factores considerados en la variable depresión y se comparó con lo restante de la muestra. Para demostrar la evidencia de validez de la estructura interna, se utilizó el Análisis Factorial Confirmatorio mediante el estimador WLSMV, en el que se denota el índice de bondad de ajuste comparativo (CFI= >0.90), el índice Tucker-Lewis (TLI= >0.90), la raíz residual estandarizada cuadrática media (SRMR= <0.05) y el error de la media cuadrática de la aproximación (RMSEA=<0.05). Los niveles de confiabilidad se obtuvieron a través del coeficiente alfa de Cronbach y omega de McDonald. Además, se utilizó el método de estimación de Máxima Verosimilitud Robusta (MLR) para la reali zación del análisis de ecuaciones estructurales.
Resultados
Hipótesis general: El modelo explica la varianza entre los estilos de crianza y la depresión en adolescentes escolarizados.
Los resultados hallados a través del modelo de ecuaciones estructurales (figura 1) evidenciaron que el 42 % (r2=.42) explica la varianza de la depresión y el 65 % (r2=.65) explica la varianza de los estilos de crianza. Además, el índice de ajuste comparativo (CFI=0.99), el índice de Taker-Lewis (TLI=0.980) y la raíz cuadrada media de aproximación (RMSEA=0.050) se ajustan a los parámetros establecidos, por lo que se consideró aceptable el modelo propuesto de cuatro factores para la Escala de Estilos de Crianza Familiar (ECF-29) y de dos factores para el cuestio nario de depresión PHQ-9.
Hipótesis específica 1: Los estilos de crianza explican la depresión en adoles centes escolarizados.
En la figura 2, se observa que los cuatro estilos parentales (r2=0.42) explican el 42 % de la varianza de la depresión en los estudiantes, donde el mejor predictor de la depresión es el estilo sobreprotector (13=0.43), seguido del estilo autoritario (13=0.18) e indulgente (13=0.17). Sin embargo, el estilo democrático evidencia no ser un predictor significativo de la depresión en los estudiantes (13= -0.09). Pode mos concluir que las actitudes características del estilo sobreprotector explican la presencia de síntomas depresivos en los adolescentes.
Nota. Predictores: Autoritario, democrático, indulgente y sobreprotección. Variable dependiente: a= depresión; b=Somático y c= Cognitivo afectivo.
Hipótesis específica 2: Los estilos de crianza explican los factores de la de presión en adolescentes escolarizados.
En la figura 3, se evidencia que el factor somático (r2=0.32) de la depresión (13=0.56) en estudiantes de secundaria es explicado al 32 % por los cuatro estilos parentales. Por otro lado, el factor cognitivo-afectivo (r2=0.34) de la depresión (13=0.58) es explicado en un 34 % por los cuatro estilos parentales.
Discusión
Los resultados del modelo de ecuaciones estructurales señalaron que los cuatro es tilos de crianza explican la depresión en adolescentes, en donde el mejor predictor es el estilo sobreprotector, seguido del estilo autoritario e indulgente; sin embargo, el estilo democrático no lo hacía de forma significativa. Lo mencionado se con trasta con lo propuesto por Ruíz et al. (2020) en su estudio con varones y mujeres. Ellos aseguran que las variables que mejor predicen la depresión en las adolescen tes son la ausencia de disciplina, la inestabilidad de reglas y normas, la falta de integración familiar y el componente fundamental en la familia, la comunicación; y en lo varones, lo que explica mejor el desarrollo de síntomas depresivos son la constante desaprobación familiar y disputas entre los padres.
De la misma forma, los resultados de la presente investigación se sustentan con el estudio realizado por Quintal y Flores (2020), quienes en su estudio con ado lescentes evidenciaron que, quienes consideran que sus padres están en constante comunicación, los tratan con amabilidad y los estimulan para alcanzar sus metas, poseen un autoconcepto relacionado a personas saludables a nivel emocional, so cial, personal y académico. Se evidencia de esa manera que las actitudes ejercidas por el estilo de crianza democrático generan comportamientos más sanos en los adolescentes; es decir, el estilo que menos explica la depresión es el democrático.
Asimismo, se evidenció que el factor cognitivo afectivo de la depresión pre senta un efecto moderado con el estilo sobreprotector y pequeño con el demo crático; se coincide así con Panuera (2018), quien dedujo en su investigación que mientras más demostración afectiva, menos existencia de síntomas depresivos y que podría existir relación entre las actitudes relacionadas a la sobreprotección pa-rental y los síntomas depresivos o el desarrollo de la depresión en los hijos. Defi nitivamente, para los adolescentes, el vínculo que tengan sus padres, las actitudes que asumen y la relación que desarrollen con ellos logra disminuir o aumentar los síntomas depresivos (Florenzano et al., 2011).
No obstante, los presentes resultados discrepan con los obtenidos por Igle sias y Romero (2009). Ellos sustentan que las actitudes ligadas a la negligencia practicadas por la mamá y el autoritarismo ejercido por el papá son los compor tamientos que, generalmente, obtienen las puntuaciones más altas en las escalas relacionadas con la depresión. Así, identifican niveles más altos de depresión y el estilo de crianza autoritario, aunque estas diferencias no fueron significativas, lo que podría no tener un gran sustento en la discrepancia.
De la misma forma, los resultados hallados distan de lo encontrado por Romero-Acosta et al. (2021), quienes aseguran que la ansiedad y los síntomas de presivos se relacionan más cuando se utilizan acciones autoritarias que cuando se ejercen actitudes negligentes y sobreprotectoras. También, se contradice con lo hallado por Romero et al. (2021) quienes en su estudio aseguraron que la depre sión infantil se asocia más con las respuestas negligentes ante las necesidades; así como, la ideación suicida infantil, que se relaciona directamente con la práctica de actitudes negligentes y autoritarias.
Con relación al factor somático, se evidencia un efecto pequeño en el estilo democrático y autoritario, mientras que el indulgente y sobreprotector presenta un efecto moderado; este hallazgo coincide con lo propuesto por Florenzano et al. (2011), quienes analizaron las correlaciones existentes entre las ideas suicidas y estilos de crianza, hallando que los adolescentes cuyos padres poseen bienestar psicológico, consideración parental, manifestación de afectos corporales y, sobre todo, supervisión y control paterno, poseen menor síntoma depresivo. Asimismo, los resultados encontrados por Ramírez y Díaz (2017) se contrastan al afirmar que existe relación relevante entre la forma de crianza que percibe el adolescente y la depresión, y se establece que la convivencia y la relación de los padres con sus hijos serán factores determinantes para la estabilidad de los menores.
Es preciso mencionar que, debido a las limitaciones del muestreo, no es po sible realizar generalizaciones sobre los resultados, los datos transversales no per miten inferir causalidad y análisis longitudinales, el rango de edad utilizado es limitado, no pudiendo generalizarse a otras etapas de desarrollo. Por último, se considera que el uso de una encuesta online limita la oportunidad de participar a un número importante de adolescentes que no desean utilizar este tipo de platafor mas. Asimismo, de cara a posteriores investigaciones, sería idóneo investigar las diferentes variables psicológicas y sociales (ansiedad, niveles de estrés, nivel edu cativo, etc.) que poseen los progenitores o el contexto familiar de los adolescentes, y cómo estas podrían influenciar en la aparición de síntomas depresivos según el estilo de crianza que se practique en casa.
En conclusión, los resultados de esta investigación confirman que los proble mas afectivos están latentes y que la práctica de ciertas actitudes inadecuadas de los diferentes estilos de crianza se manifiesta de diferentes formas. Sin embargo, estas condiciones podrían ser modificables al ser corregidas a tiempo, siendo la familia un gran factor de protección para disminuir la prevalencia de depresión en la etapa adolescente y en la adultez futura. El estilo sobreprotector es el mayor predictor para la presencia de síntomas depresivos.
Por ello, es necesario resaltar que existe en la actualidad una imperiosa ne cesidad de una crianza saludable y estable para los adolescentes, una que utilice lo mejor de cada estilo y se vea fuertemente influenciada por los valores familia res. Esto permitirá crear generaciones con objetivos claros en sus días, capacidad para gestionar su tiempo, habilidades para concretar su proyecto de vida y con bajas probabilidades de que aparezcan síntomas depresivos. Si estos últimos fue ran inexorables y aparecieran como parte natural de la edad, los adolescentes se puedan ver fortalecidos por lo que pudieron rescatar de la crianza de sus padres.