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Revista de Investigaciones Veterinarias del Perú

Print version ISSN 1609-9117

Rev. investig. vet. Perú vol.21 no.1 Lima  2010

 

ARTÍCULOS PRIMARIOS

Tipo y frecuencia de agresividad canina a humanos en pacientes de una Clínica Veterinaria en Lima

Type and frequency of canine aggressiveness to humans in patients of a Veterinary Clinic in Lima

 

Eduardo Sal y Rosas M.1,2, Viviana Fernández P.1,3, Boris Lira M.4, Alexei Santiani A.5

1 Clínica de Animales Menores,

2 E-mail: eviridae@hotmail.com

3 E-mail: viviferpar@hotmail.com

4 Laboratorio de Fisiología Animal,

5 Laboratorio de Reproducción Animal, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima

 


RESUMEN

El presente trabajo tuvo por finalidad conocer el tipo y frecuencia de agresividad del perro hacia el humano, así como las situaciones o contexto que las producen. Se encuestó a 405 propietarios de pacientes caninos, sin alteraciones neurológicas aparentes, de la Clínica de Animales Menores de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima. Se determinó que el 27.2% de los perros mostraron algún tipo de agresividad, mayormente de tipo leve y media, siendo la de tipo dominante la más frecuente (50.0%). Se encontró una asociación entre los tipos de agresividad dominante, territorial y predatoria con el sexo del perro (p<0.05), así como entre la intensidad de la agresividad dominante con el sexo (p<0.05), donde los machos fueron más agresivos. La situación más frecuente donde se produce la agresividad dominante fue al acercarse o intentar tocar al perro mientras come o sostiene un objeto que considera de su propiedad (90.9%).

Palabras clave: caninos, agresividad, humanos, dominancia


ABSTRACT

The purpose of this study was to determine the type and frequency of aggressiveness directed to the human, and to identify the situations in which they occur. A survey was conducted on 405 owners of patients of the Small Animal Clinic of the Faculty of Veterinary Medicine, San Marcos University. All animals were without apparent neurological alterations. Results indicated that 27.2% of dogs showed some sort of aggressiveness, mainly light and medium intensity; where the dominant type was the most frequent (50.0%). The dominant, territorial and predatory aggressiveness was statistically associated with sex of the animal (p<0.05), as well as the intensity of the dominant aggressiveness (p<0.05), where males were more aggressive. The most frequent situation where dominant aggressiveness was manifested occurred when getting closer or trying to touch the dog while was eating or holding an object the dog considered its property (90.9%).

Key words: dogs, aggressiveness, humans, dominant


INTRODUCCIÓN

La agresividad que muestran algunos canes hacia los humanos, intentando o logrando morder, o de mostrar hostilidad mediante gruñidos o ladridos, es un comportamiento que el animal adquiere, sea a través de una característica genética de la raza o como respuesta a una situación adversa de convivencia que los hace proclive a tornarse agresivos.

La agresividad en los perros debe entenderse, en términos generales, como la consecuencia de la influencia de un conjunto de factores ambientales, genéticos, individuales, fisiológicos, motivacionales, instrumentales y hasta patológicos. Como consecuencia de este fenómeno, se puede encontrar distintos tipos y grados de violencia canina que deben ser tratados por especialistas de formas diferentes (Mentzel, 2006).

Desde el punto de vista de salud pública, los expertos coinciden en que las lesiones causadas por mordeduras de canes son el principal riesgo que el perro supone para las personas. La clasificación de la agresividad es importante pues cada tipo tiene un tratamiento distinto (Manteca, 2002). El Cuadro 1 muestra los tipos principales de agresividad.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se realizó en la Clínica de Animales Menores (CAM) de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, entre enero y abril de 2007.  

Se trabajó con 405 propietarios de caninos machos y hembras, mayores de un año y menores de 10, sean enteros o castrados, excluyendo monorquideos y criptorquideos, animales con alteraciones neurológicas evidentes, o con antecedentes de convulsiones o ataques de epilepsia. Todos los animales acudieron a la CAM por motivos que no fueron problemas de conducta.

La encuesta hecha a los propietarios tuvo por finalidad determinar si su mascota presentaba algún tipo de agresividad e identificar el tipo de la misma. Para determinar el tipo de agresividad de las mascotas se utilizó la clasificación de Manteca (2002), que considera agresividad dominante, territorial, por miedo, redirigida, depredadora, maternal y por juego. La intensidad de la agresividad por dominancia fue estimada con el Test de Overall (Ibáñez, 1996; Manteca, 2002; Overall, 2002; Askew, 2005) en leve (3 a 10), moderada (11 a 20), grave (21 a 34) y muy grave (>35 puntos). Además, se realizó una evaluación neurológica e inspección general y regional.

El tamaño muestral fue determinado mediante la fórmula estadística de comparación de proporciones, esperando encontrar un 50% de canes con comportamiento agresivo. Para el análisis de datos se uso la prueba del Chi cuadrado.

RESULTADOS

La encuesta evidenció que el 27.2% (110/405) tuvieron algún tipo de comportamiento agresivo. De estos, y sin considerar los ocho machos castrados, el 30.6% de los machos y el 22.5% de las hembras tuvieron algún tipo de comportamiento agresivo (p<0.05).

 

 

 

 

El tipo de agresividad más frecuente fue por dominancia (50%), seguido de la agresividad territorial (45.5%), y predatoria (23.6%) (Cuadro 2), donde los machos mostraron una mayor agresividad que las hembras (p<0.05).

El Cuadro 3 muestra que la intensidad de la agresividad estuvo en los niveles medios y leves, y que esta dominancia estuvo influenciada por el sexo (p<0.05), donde los machos enteros fueron más agresivos. La situación de mayor frecuencia donde el perro mostró un nivel de agresividad ocurre cuando la persona intenta acercarse o tocar al perro mientras come o sostiene un objeto que considera de su pertenencia (90.9%, Cuadro 4).

DISCUSIÓN

La frecuencia de caninos con algún tipo de comportamiento agresivo (27.2%) encontrado entre los pacientes de la clínica veterinaria fue menor a la esperada, así como lejos del 72% reportado por Aravena (2003). Sin embargo, ese estudio se hizo con otros instrumentos de medición de la agresividad y con perros Rottweiler y sus cruces, tipo de perro que se caracteriza por su dominancia y agresividad (Mentzel, 2004).

La frecuencia y tipo de agresividad canina puede ser divergente entre países, donde puede haber una legislación que sanciona al propietario de un perro que tenga un comportamiento indeseable, molesto o peligroso para la comunidad. Así mismo, en países europeos y en EEUU son comunes las escuelas de cachorros dirigidas por veterinarios especialistas en conducta, donde concurren propietarios para prever o solucionar tempranamente los problemas de comportamiento de sus cachorros. Además, en esas latitudes, los veterinarios aconsejan la esterilización temprana impidiendo en forma indirecta que algunos tipos de agresividad se presenten en perros machos (Pozuelo Jiménez de Cisneros, 2003). Por todo esto, el número de perros agresivos (en sus diferentes tipos) sería menor en esos países.

La agresividad por dominancia fue el tipo de mayor frecuencia en el presente estudio (50.0%). Este tipo de agresividad es una conducta natural del perro, ya que le permite regular el rango jerárquico para asegurarse una mejor fuente de alimento y refugio dentro de su grupo, en este caso, la familia que lo acoge. Es un comportamiento primitivo e instintivo que ha perdurado por generaciones ante la permisividad de sus propietarios.

Los resultados para agresividad territorial (45.5%), similares al estudio de Aravena (49%), se explica por el comportamiento primitivo del perro en estado silvestre para asegurarse el alimento y el mejor refugio. Asimismo, muchas razas fueron desarrolladas como cazadoras, a partir del instinto natural del perro de cazar su presa para sobrevivir, y esto hace que algunos perros exhiban ese tipo de agresividad en casa (23.6%).

La agresividad por miedo (10.0%) evidenciaría una mala socialización de los perros por parte de los criadores y propietarios, además de una falta de información sobre las consecuencias de no socializar adecuadamente a un perro. También podría deberse a experiencias traumáticas que sufrieron los perros, sea por parte de sus propietarios o de terceras personas. Otros estudios obtuvieron frecuencias similares (5%, Askew, 2005; 10%, Aravena, 2003).

Otros tipos de agresividad fueron de menor frecuencia, aunque es importante indicar que a varios perros se les diagnosticó más de un tipo de agresividad, ya que no son excluyentes, así como que un perro puede tener un comportamiento dominante hacia un grupo de personas pero puede mostrar miedo hacia otras, pudiendo llegar a tener un comportamiento agresivo por miedo. Además, los perros pueden mostrar agresividad en más de una situación o circunstancia, sea por factores fisiológicos, genéticos, o del medio ambiente (Ibáñez, 1996; Manteca, 2002).

El factor sexo estuvo asociado con la agresividad dominante, territorial y predatoria (p<0.05), donde el macho muestra una mayor agresividad, por efecto de la testosterona. Es por esto que el sexo no es una variable que influencia otros tipos de comportamientos agresivos no ofensivos como la agresividad redirigida, por miedo o por juego, ya que no intervienen las hormonas sexuales, sino otros factores como la crianza o genética de cada perro, así como las experiencias que tuvo el can (Manteca, 2002). En el caso de las hembras, es posible que hayan podido recibir cierta influencia de la testosterona de sus hermanos durante el periodo de gestación, lo que pudo producir un carácter más dominante y, por tanto, mayor tendencia hacia la agresividad de tipo ofensivo (Ibáñez, 1996; Pageat, 2006). Los estudios de Aravena (2003) y Askew (2005) demostraron la fuerte asociación entre sexo y agresividad, donde 51 de 56 perros y 26 de 43 perros agresivos fueron machos, respectivamente.

La situación más frecuente en que los perros se comportan en forma agresiva fue cuando alguna persona se acerca o intenta tocar al perro mientras come o sostiene un objeto que considera de su propiedad (90.9%). El predominio de la agresividad dominante en este contexto se debería a que el perro considera el alimento como el recurso más valioso y, por ello, atacaría si cree que alguna persona o animal se lo quitaría o disputaría. La segunda situación ocurrió cuando se molesta o intenta retirar al perro de su lugar de descanso (36.4%), ya que los animales, por instinto, defienden su propiedad, su lugar de refugio y su territorio a fin de ascender en la escala jerárquica de lo que consideran su manada. La frecuencia e importancia de estas situaciones coinciden con lo mencionado por Manteca (2002) y Askew (2005).

CONCLUSIONES

  • El 27.2% de caninos pacientes de una clínica veterinaria de Lima mostró algún tipo de comportamiento agresivo.

  • La agresividad de tipo dominante fue la más frecuente (50.0%).

  • La agresividad por dominancia es más intensa en machos que en hembras, especialmente en el tipo de agresividad dominante, territorial y predatoria (p<0.05).

  • La agresividad de tipo dominante ocurre en mayor frecuencia cuando la persona se acerca o intenta tocar al perro mientras come o sostiene un objeto que considera de su propiedad (90.1%).

 

LITERATURA CITADA

1. Aravena P. 2003. Influencia de la educación del cachorro como factor de riesgo en la presentación de comportamientos agresivos en perros domésticos (Canis familiaris) de raza Rottweiler y mestizos adultos en la comuna de Talcahuano, Octava Región. Chile. Tesis de Grado. Temuco, Chile: Universidad Católica de Temuco. 128 p.  

2. Askew HR. 2005. Tratamiento de los problemas de comportamiento en perros y gatos. 2ª ed. Buenos Aires: Ed. Inter- Médica. 449 p.  

3. Ibáñez Talegón M. 1996. Desarrollo del comportamiento en psicología animal. Madrid: Universidad Complutense de Madrid. 132 p.  

4. Manteca X. 2002. Etología clínica veterinaria. 2ª ed. Barcelona: Ed Multimédica. 261 p.  

5. Mentzel R. 2004. Sistematización del examen zoopsiquiátrico. I Jornada Latinoamericana de Etología Clínica de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría. Porto Alegre, Brasil.  

6. Mentzel R. 2006. Psicofarmacología clínica. I Curso internacional de Compor tamiento Animal y Segunda Jornada de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría. Lima, Perú.  

7. Overall K. 2002. Cuadro de agresión canina. Canis et felis (55): 11-70.  

8. Pageat P. 2006. Semiología comportamental. Segunda Jornada de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría. Lima, Perú.  

9. Pozuelos Jiménez de Cisneros, A. 2003. La etología del perro (como entender su comportamiento). Madrid: Ed. Ateles. 156 p.