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Revista de Investigaciones Veterinarias del Perú

Print version ISSN 1609-9117

Rev. investig. vet. Perú vol.29 no.4 Lima Oct./Dic. 2018

http://dx.doi.org/10.15381/rivep.v29.i4.15306 

ARTÍCULOS PRIMARIOS

 

Evaluación anatómica e histopatológica de la anastomosis yeyunal equina revestida con xenoinjerto de pericardio bovino

Anatomical and histopathological evaluation of the equine jejunal anastomosis coated with bovine pericardium xenograft

 

Ceesar N. Aguilar G.1, Alfredo Delgado C.1, Alfonso Chavera C.2, Medalí Cueva R.1

1 Clínica de Animales Mayores, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú

2 Laboratorio de Histopatología, Embriología y Patología Animal, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú

3 E-mail: ceniague@gmail.com

 


RESUMEN

Se hizo la evaluación del xenoinjerto de pericardio bovino no tratado como biomaterial para el revestimiento de la anastomosis de intestino delgado en equinos. Se practicó la cirugía a siete equinos con edades entre 3 y 10 años. Se seleccionaron al azar a dos de ellos, haciendo una laparatomía a uno de ellos a los 15 días y al otro a los 100 días del posoperatorio. En los estudios macroscópicos e histopatológicos de la zona cicatricial de la anastomosis término-terminal se evidenció que el xenoinjerto no se contrae ni se desplaza de la línea de sutura, garantizando el proceso de remodelación cicatricial y evitando complicaciones como peritonitis, estenosis, abscesos, fugas anastomóticas y adherencias. Se concluye que el xenoinjerto de pericardio bovino no tratado es viable y efectivo, como revestimiento de la enterectomía yeyunal; demostrando buena adaptabilidad como microambiente natural para células progenitoras encargadas de la remodelación cicatricial, aunque conlleva a una moderada flogosis y fibrosis que después del periodo de convalecencia desaparecen progresivamente, sin observarse calcificación ni degeneración del colágeno.

Palabras clave: equino; pericardio bovino; anastomosis; xenoinjerto; enterectomía; intestino delgado; biomaterial


ABSTRACT

The evaluation of the untreated bovine pericardium xenograft as a biomaterial for the lining of the small intestine anastomosis in equines was conducted. Seven horses with ages between 3 and 10 years were operated on. Two of them were randomly selected, doing a laparotomy to one of them at 15 days and the other at 100 days post-surgery. The macroscopic and histopathological evaluation of the end-to-end anastomosis cicatricial area evidenced that the xenograft does not contract or move from the line of suture, guaranteeing the process of cicatricial remodeling and avoiding complications such as peritonitis, stenosis, abscesses, anastomotic leakage and adhesions. It is concluded that the untreated bovine pericardium xenograft is viable and effective as a jejunal enterectomy lining, showing good adaptability as a natural microenvironment for progenitor cells responsible for cicatricial remodeling, although it leads to a moderate phlogosis and fibrosis that disappear progressively after the convalescence period, without calcification or collagen degeneration.

Key words: equine; bovine pericardium; anastomosis; xenograft; enterectomy; small intestine; biomaterial


INTRODUCCIÓN

La falla anastomótica gastrointestinal produce dehiscencia, fugas y fístulas, consideradas complicaciones importantes después de la cirugía a pesar de las mejoras en la técnica quirúrgica (Telem et al., 2010; Testini et al., 2014). Las adherencias frecuentemente causan frustración entre los profesionales de la salud, lo que estimula la investigación de productos y métodos para prevenir su formación (Claunch y Mueller, 2012), dado que repercuten en cólico posoperatorio, siendo la segunda complicación más común que conlleva a laparotomía repetida, con tasas de supervivencia reportadas entre 0 y 20% (Alonso et al., 2014).

Actualmente se disponen de parches de pericardio bovino tratados con glutaraldehído para evitar el trasplante de proteínas o ADN bovino en el receptor, que son usados generalmente en cirugía cardiovascular, pero que podrían calcificarse e incluso adquirir un comportamiento citotóxico (Li et al., 2014). El pericardio bovino tratado con glutaraldehído se ha usado, además, para parchar la línea de sutura de la anastomosis yeyunal, con miras a mejorar la técnica quirúrgica entérica en medicina humana (Testini et al., 2014).

El presente estudio tuvo como objetivo caracterizar macroscópica e histopatológicamente la zona quirúrgica de la anastomosis término-terminal con revestimiento de xenoinjerto de pericardio bovino sin tratar en dos equinos.

MATERIALES Y MÉTODOS

El presente estudio forma parte de un estudio más amplio, parte del cual ha sido reportado (Aguilar et al., 2018). El trabajo se hizo en las instalaciones de la Universidad Nacional de Cajamarca, Perú, bajo condiciones de campo, utilizándose para esta investigación siete equinos criollos (machos y hembras) entre 3 y 10 años, procedentes de la campiña de Cajamarca. Los animales fueron dosificados con Ivermectina al 1.85% y recibieron alfalfa ad libitum durante 20 días previos a la cirugía. Los caballos fueron clasificados como ASA 1, según los criterios de la Asociación Americana de Anestesiología (Nazar et al., 2015).

Los equinos fueron sometidos a enterectomía término-terminal aplicándose un xenoinjerto de pericardio bovino como revestimiento. La técnica anestésica y quirúrgica se encuentran descritas en Aguilar et al. (2018) (Ver Figura 1). En términos generales, se realizó una laparatomía ventral medial en la línea alba, a la altura del ombligo, de 8 a 12 cm, se exteriorizó un asa intestinal yeyunal, se ligaron los vasos sanguíneos, se seccionó el asa yeyunal (10 cm) en corte oblicuo en un ángulo de 50° (Freeman, 2012). La anastomosis término-terminal se realizó con un patrón de sutura simple discontinuo (Fossum, 2009), con material de sutura absorbible desde la serosa e incluyendo la muscular longitudinal, la muscular circular y la submucosa basados en las estructuras histológicas (Gelberg, 2014). El xenoinjerto de pericardio bovino no tratado fue aplicado según el reporte de Testini (2014), donde la línea de sutura fue revestida con el xenoinjerto utilizando de 8 a 10 suturas simples discontinuas para fijarlo en la línea de sutura de la anastomosis (Figura 1). El cierre del mesenterio se hizo con sutura simple continua (Bladon y Hillyer, 2000).

El xenoinjerto pericárdico fibroso se obtuvo de bovinos menores a 6 años de un centro de beneficio, antes de que las vísceras torácicas pierdan su condición de limpieza fisiológica y sin recibir tratamiento previo. El tejido fue trasportado en suero fisiológico para usarse en la línea de sutura anastomótica (ver Aguilar et al., 2018).

Dos de los siete equinos sometidos a la enterectomía yeyunal término-terminal revestida con xenoinjerto de pericardio bovino fueron seleccionados al azar para realizar la caracterización macroscópica e histopatológica de la línea de sutura quirúrgica, uno a los 15 días y el otro a los 100 días del posoperatorio.

Para esto, se hizo una segunda laparotomía exploratoria a nivel de la línea alba, previo ayuno de 18 horas, con una incisión generada en la línea alba desde el xifoides hasta la zona inguinal, con la finalidad de exponer todo el contenido abdominal. Macroscópicamente se determinaron posibles estenosis, abscesos, fuga anastomótica, peritonitis, contracción o desplazamiento del xenoinjerto, dándoles un escore de 0 a 4 puntos (0 = ausente, 1 = mínima, 2 = moderada, 3 = considerable, 4 = severa); como también la presencia de adherencias con un score de 0 a 3 puntos (0 = sin adherencias; 1 = adherencias ligeras; 2 = adherencias fijas; 3 = adherencias sólidas, solo removibles con daño) (Testini et al., 2014). Se registraron, además, las variaciones macroscópicas de color, movimientos peristálticos, determinando la actividad biomecánica al verificar el tránsito de los contenidos intraluminales (Sasaki y Yoshihara, 1998). Así mismo, se evaluó la presencia o ausencia macroscópica del hilo de sutura en la zona anastomótica (Figura 2).

Se tomó una sección de 4 cm anterior y 4 cm posterior a línea de sutura anastomótica con xenoinjerto de pericardio bovino para el análisis histopatológico. Las muestras se fijaron con formalina tamponada neutra y encajadas en parafina. Se hicieron cortes longitudinales en secciones consecutivas de 3 µm de espesor (longitudinalmente al tracto intestinal), con el fin de observar la sección entera desde la mucosa hasta la serosa. Los cortes fueron teñidos con hematoxilina-eosina, según técnicas histopatológicas estándares. Se describieron los procesos de remodelación cicatricial y se evaluaron los grados de inflamación (flogosis), fibrosis, así como los estados de infiltración del xenoinjerto, de la mucosa y de la serosa, según la escala de Testini et al. (2014); además de evaluar la reacción histológica causada por el hilo de sutura.

El estudio fue aprobado por el Comité de Ética Institucional de la Unidad de Posgrado de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En la metodología se respetaron las directrices internacionales para la investigación biomédica respecto al uso de animales.

RESULTADOS

Se evidenció un correcto proceso de cicatrización, destacando la ausencia de abscesos, peritonitis, fugas anastomóticas y estenosis que impidan el peristaltismo a los 15 días (Figura 3), presentando en todos los casos un grado 0 en la escala de Testini et al. (2014), lo que indica un adecuado funcionamiento del sistema nervioso entérico (Berthoud, 2008; Furness, 2008; Merritt y Julliand, 2013), que junto a las células intersticiales de Cajal generan los patrones motores que rigen la motilidad gastrointestinal (Koning y Liebich, 2011; Mazzone y Farrugia, 2007). Por otro lado, no se encontró contracción ni desplazamiento del xenoinjerto de pericardio bovino, ni adherencias al xenoinjerto, intestinos o a la pared abdominal (grado 0 en la escala de Testini et al. [2014]).

Al realizar pruebas de distención, se comprobó que el intestino normal podía llegar a distenderse mucho más que la zona anastomótica con xenoinjerto de pericardio bovino. Por otro lado, al evaluar el peristaltismo, la zona anastomótica evidenció un comportamiento similar al resto del intestino, destacando la acción inofensiva del xenoinjerto a la fisiología intestinal (Koenig y Cote, 2006). Así mismo, el hilo de sutura – ácido poliglicólico 3-0 –, se veía sin cambios aparentes a los 15 días del posoperatorio y no evidenciándose a los 100 días. Finalmente, es importante señalar que los nódulos linfáticos mesentéricos no fueron evidentes a la palpación durante la relaparotomía.

En la evaluación histopatológica (Cuadro 1) se demostró que a los 15 días de colocado el xenoinjerto no se diferenciaba de la serosa intestinal, aunque contenía infiltración de neutrófilos, con tejido de granulación y angioblastos; sin embargo, se encontró una reacción inflamatoria mucho más contundente vestimiento con xenoinjerto de pericardio bodebida al hilo de sutura (Figura 6). En camcambio, a los 100 días del posoperatorio, la serosa se nota delgada, sin presencia de infiltración inflamatoria en las capas del intestino, aunque se mantenía un infiltrado inflamatorio en la zona del hilo de sutura, indicando que el pericardio bovino sin tratar se adapta mejor al organismo que el ácido poliglicólico (Figura 7). Los resultados demuestran que el revestimiento con xenoinjerto de pericardio bovino de la anastomosis término-terminal es viable.

DISCUSIÓN

Se resalta la viabilidad de la técnica quirúrgica de anastomosis término-terminal yeyunal con un solo patrón de sutura simple discontinuo en tres capas. Las suturas que provocan eversión o inversión retrasan la cicatrización del intestino y pueden provocar la formación de estenosis (Fossum, 2009); así mismo, la tasa de mortalidad y la presencia de cólicos en el posoperatorio son mayores en caballos con anastomosis latero-lateral (Proudman et al., 2007), a lo que se suma el aporte de Davis y Rivadeneira (2013), quienes señalan que la necrosis de la anastomosis ocurre dentro de 48 horas de la cirugía cuando la saturación de oxígeno disminuye a menos del 30% en la línea de sutura.

Con relación al manejo del pericardio bovino, Santos et al. (2013) enfatizan la necesidad de tomar precauciones especiales en su manejo, debido a que puede ser una fuente potencial de transmisión de enfermedades infecciosas. Sin embargo, en el presente estudio se utilizó una hora después de haber sido extraído, sin contar con precauciones especiales para evitar posibles transmisiones, no habiéndose detectado infecciones evidentes, aunque claro está, el peligro de transmisión de enfermedades infecciosas debe ser evitado.

Los resultados de este estudio indican que el xenoinjerto de pericardio bovino no tratado es una buena opción para evitar las fallas anastomóticas del intestino delgado en el equino, garantizando el proceso de remodelación cicatricial, evitando la falla anastomótica (Telem et al., 2010; Testini et al., 2014). Por otro lado, las perforaciones o fístulas podrían manifestarse con bajo grado de cólico (Freeman, 2012), representando mayor dificultad durante el manejo postoperatorio y falla en el pronóstico. Los resultados obtenidos son positivos frente al reporte de Hansen y Monnet (2013), quienes señalan que aún no se tienen evidencias objetivas para el uso de los métodos de revestimiento con ácido poliglicólico, injerto peritoneal y selladores de fibrina.

En la evaluación macroscópica del yeyuno durante la relaparotomía no se halló contracción ni desplazamiento del xenoinjerto; encontrándose más bien, fijado a la zona anastomótica, al igual que en los reportes de Testini et al. (2014). No obstante, otros reportes describen que el refuerzo con vellones de colágeno tratado puede causar obstrucción intestinal, dando como resultados fenómenos de contracción y desplazamiento de las prótesis (Hoeppner et al., 2009; Schreinemacher et al., 2011).

Se conoce que la formación de adherencias se produce principalmente entre los días 7 y 10 de la cirugía (Gorvy et al., 2008) y que para caracterizar la magnitud de las adherencias y órganos implicados se requiere ingresar a la cavidad peritoneal (Siobhan, 2014), de allí que se hizo la segunda laparatomía en dos de los caballos intervenidos. En la evaluación macroscópica no se encontró presencia de adherencias ligeras, fijas, ni sólidas, lo que repercutió en la ausencia del cólico posoperatorio por fallas quirúrgicas. Sin embargo, se reporta que deficiencias intestinales pueden producirse como resultado de la inflamación intestinal o incluso en lugares distantes al lugar de la disfunción intestinal (Tuan et al., 2006; Tappenden, 2008). También es importante considerar la posible presencia de adherencias congénitas en algunos pacientes (Liakakos et al., 2001), que no deberían relacionarse con la cirugía abdominal.

En este estudio, si bien es cierto, no se evaluó la actividad mieloeléctrica de la zona anastomótica, se puede decir que la actividad mecánica y el tránsito gastrointestinal fueron normales después del periodo de 100 días de convalecencia de los equinos, dado que llegaron a obtener un comportamiento alimenticio normal.

El pericardio bovino usado en esta investigación no fue sometido a tratamiento alguno, a diferencia del utilizado por Testini et al. (2014), que junto a otros investigadores indican que el procesamiento del pericardio bovino con glutaraldehído sirve para evitar antígenos celulares, iones de calcio en la circulación y fosfolípidos presentes en el tejido nativo, los cuales son predominantemente responsables de la calcificación, degeneración y falla de los tejidos implantados como un microambiente natural para la migración de células progenitoras (Mathapati et al., 2013). Sin embargo, los exámenes histopatológicos realizados en los dos equinos no evidenciaron calcificación ni degeneración del colágeno, ni mucho menos inviabilidad (figuras 4-5).

Por otro lado, McDade et al. (2013) reportan que los macrófagos se activan para liberar metaloproteinasas de matriz de colágeno, producto del reclutamiento de células fagocíticas responsables de la degeneración estructural de las bioprótesis tratadas con glutaraldehído. En este estudio se evidenció presencia de macrófagos en el tejido a los 15 días del posoperatorio, pero denotándose ausencia de macrófagos a los 100 días, lo que demuestra la buena adaptabilidad yviabilidad del xenoinjerto implantado (Cuadro 1). Así mismo, mencionan que las células U937 son predictivas de la respuesta a los biomateriales de los macrófagos derivados de los monocitos, los cuales ya diferenciados en el pericardio bovino descelularizado con glutaraldehído, alteran morfológicamente su membrana y disminuyen su actividad enzimática celular, con un aumento de la liberación de citoquinas proinflamatorias; sin embargo, esto no se evidenció en esta investigación. No obstante, es importante recalcar que la inflamación es una respuesta homeostática y su objetivo es limi-tar la entrada de materiales extraños al organismo y de facilitar la reparación (Martin y Wallace, 2006), aunque la naturaleza de la inflamación depende de la etiología subyacente (Valenciano y Cowell, 2014).

Los hallazgos encontrados alrededor del hilo de sutura (Figuras 6 y 7) evidencian un gran infiltrado inflamatorio compuesto por células gigantes, coincidiendo con Coleman et al. (1974), y numerosos macrófagos con leve número de neutrófilos degenerados ante la presencia del ácido poliglicólico 3-0 usado como hilo de sutura durante el revestimiento con xenoinjerto de pericardio bovino. Esos hallazgos sugieren realizar futuras investigaciones sobre la biocompatibilidad del hilo de sutura, porque incluso a los 100 días del posoperatorio se comprobaron restos de ácido poliglicólico con procesos inflamatorios, siendo lo contrario en el xenoinjerto.

CONCLUSIONES

  • El xenoinjerto de pericardio bovino no tratado, como revestimiento de la anastomosis término-terminal yeyunal equina, es viable porque garantiza el proceso de remodelación cicatricial, no se contrae ni se desplaza de la línea de sutura, evitando peritonitis, estenosis, abscesos y fugas anastomóticas, ni genera adherencias en la cavidad abdominal.

  • El xenoinjerto de pericardio bovino no tratado, como revestimiento de la anastomosis término-terminal yeyunal equina, demuestra buena adaptabilidad como microambiente natural para células progenitoras encargadas de la remodelación cicatricial; aunque conlleva a una moderada flogosis y fibrosis que después del periodo de convalecencia desaparecen progresivamente, sin observarse calcificación ni degeneración de colágeno.

 

LITERATURA CITADA

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Recibido: 30 de enero de 2018

Aceptado para publicación: 26 de julio de 2018

 

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