INTRODUCCIÓN
En la actualidad el caballo se relaciona sobre todo con actividades orientadas al deporte. Al igual que en otras especies, tanto a nivel productivo como recreativo, proporcionar un mayor grado de bienestar a los animaes implica un compromiso para asegurar una buena calidad de vida durante todo su ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte o el sacrificio, y que este último paso también sea humanitario (Sørensen et al., 2001; Sanmartín et al., 2015).
Fraser et al. (1997) sugirieron que el bienestar es un concepto multidimensional reacionado con tres componentes interrelacionados de la salud y funcionamiento básicos, el estado afectivo y la vida natural. Utiizando estos entendimientos como base para la investigación, se ha proporcionado información sobre las necesidades de los animaes no humanos y los factores de riesgo que comprometa el bienestar (Horseman et al., 2017). La selección de indicadores de bienestar animal exige un consenso uniforme de los indicadores relacionados con los recursos; sin embargo, para determinar el bienestar actual se debe dar preferencia a los indicadores relacionados con los animales, que incluyan indicadores de comportamiento y salud (Boissy et al., 2007, Knierim y Winkler, 2009a, Hall et al., 2018). Por lo tanto, existe un gran interés por indicadores mixtos que puedan ser utilizados de modo independiente al sistema o ambiente en que se encuentren los animales (Pritchard et al., 2005; Sanmartín et al., 2015).
Dentro de los aspectos más importantes a evaluar se deben incluir aquellos relacionados con el comportamiento, mantención, alimentación y cuidado veterinario (Endenburg, 1999), teniendo como requisito básico la ausencia de dolor y sufrimiento (Sommerville et al., 2018), además, deben incluir la aparición de sentimientos positivos (Manteuffel, 2006; Boissy et al., 2007).
Existe un creciente reconocimiento de que el estudio de las actitudes y comportamientos individuales y sociales, asociados con el bienestar animal, deberían incorporarse a su evaluación. Así, Tuyttens, et al. (2010) indican que «una mejor comprensión de las diferencias de opinión acerca de lo que constituye el concepto de bienestar animal, puede ser beneficiosa para facilitar el debate público y mejorar la comunicación entre los involucrados directamente con los animales». Además, Heleski y Anthony (2012) argumentaron que las percepciones de las partes interesadas deberían generar evaluaciones éticas continuas de las prácticas diarias que tienen un impacto en el bienestar equino.
Se han desarrollado varios sistemas de evaluación con mediciones directas para evauar el bienestar de los animales de granja (Leeb et al., 2001; Whay, 2002), mayormente para animales de producción, habiendo un menor énfasis es especies como la equina. La mayoría de los estudios en equinos han utilizado combinaciones de indicadores directos e indirectos, incluyendo la condición corporal (CC), exámenes y cuestionarios para propietarios (Christie et al., 2003). Los estudios más completos se han realizado en poblaciones de équidos de trabajo (Pritchard et al., 2005; Tadich et al., 2008: Burn et al., 2010; Popescu y Diugan, 2013), mientras que en equinos de recreo o competición destacan las observaciones de salud (McGowan et al., 2010; Lesimple et al., 2012; Visser et al., 2014) y los ensayos de protocolos de evaluación basados en indicadores de salud y comportamiento (Pritchard et al., 2005; Burn et al., 2010). En años más recientes se ha adaptado a la especie equina el protocolo Welfare Quality© (Dalla Costa et al., 2014, 2016). El uso de indicadores basados en animales para la evaluación del bienestar equino permite la evaluación del bienestar en diferentes condiciones de vivienda, ya que los indicadores se refieren al animal en vez del ambiente (Dalla Costa et al., 2014, 2016). Las ventajas de usar indicadores directamente evaluables están dadas por la European Food Safety Authority - EFSA (AHAW, 2012).
Debido a las prácticas tradicionales de entrenamiento y mantención que se llevan a cabo en los centros hípicos de Chile, el bienestar de los equinos se ve vulnerado y se puede asumir que es de bajo nivel. En este caso, la detección precoz de situaciones que pudiesen derivar en casos de estrés crónico en reproductores podría ser útil para una mejor gestión de estas situaciones (Sanmartin et al., 2015). Hasta el momento no se han desarrolado herramientas que permitan evaluar el bienestar de estos animales y menos una protección legal que lo resguarde, ya que son considerados animales de deporte. Se requiere crear un sistema de evaluación para controlar los puntos críticos en el cuidado y mantención de equinos fina sangre de carrera (FSC) en Chile. Ante testo, el presente estudio tuvo como objetivo realizar una revisión enfocada en responder ¿qué indicadores basados en la actividad diaria de los hipódromos de Chile servirían para evaluar el bienestar equino? ¿son válidos, confiables y factibles?
MATERIALES Y MÉTODOS
Selección de Indicadores
La revisión se centró en la búsqueda de posibles indicadores de bienestar basados en animales a fin de abarcar mayor cantidad de citas relevantes, como paso inicial para desarrollar un protocolo de evaluación de bienestar práctico, válido, confiable y factible para equinos. Se realizó una búsqueda sistematizada en varias bases de datos (Science Direct, Web of Science, CAB Abstracts, PubMed y Scopus) incluyendo trabajos de tesis de maestría y doctorado, libros de texto y literatura gris de protocolos, guías de recomendaciones, manuales, ensayos, lineamientos y de organismos gubernamentales oficiales y ONGs (OIE, OMS, ICAM, WAP, IFAW, HSI, ICFAW), en los cuales se aplicaron criterios de búsqueda específicos [(Horse OR equine OR Equs caballus OR Racing horse) AND (welfare OR management OR indicators OR wellbeing) AND (stakeholders OR handler)].
Los criterios de inclusión fueron sin restricción de idiomas, entre los años: 2000 y 2019, siendo estos el bienestar animal de caballos, bienestar animal de equinos, indicadores de bienestar animal en equinos y protocolo de evaluación de bienestar equino. Los criterios de exclusión fueron: otras poblaciones o especies de animales, indicadores de bienestar animal de otras especies, trabajos sobre control de enfermedades que tocan de manera tangencial el bienestar de los equinos.
Se seleccionaron los indicadores basados en el animal, manejo e instalaciones de importancia para la especie y la actividad específica de los FSC (Figura 1). Esta selección se realizó en base a los criterios de Welfare Quality® y luego se clasificaron según los componentes más tradicionalmente manejados en los equinos FSC, como alimentación, manejo diario, ambiente, comportamiento y salud. El comportamiento se subdividió en cuatro categorías: relación humanoanimal, expresión corporal, conductas anormales y conductas sociales (Figura 1).
Los indicadores se organizaron por categorías relacionadas a los principios de Welfare Quality®, lo que permite llevar un orden adecuado al momento de realizar la evaluación. Una vez organizados, fueron evauados por expertos en caballos FSC para verificar la validez de la muestra, la confiabilidad y la factibilidad de cada indicador, así como las referencias de la literatura citada.
La validez se refiere a la relación entre un indicador y lo que se supone que mide o predice (Delnoij y Westert, 2012). Esta relaciona el criterio elegido con uno o más criterios o estándares para evaluar una escala, como una medida predictiva o concurrente. La validez predictiva mide la capacidad de un indicador para predecir algún criterio posterior, mientras que la validez concurrente mide la correlación entre un indicador y otras medidas con las que está teóricamente relacionado (Frick et al., 2010). La confiabilidad se refiere a la repetitividad en el tiempo y la consistencia dentro y entre los observadores (Martin y Bateson, 2007). La viabilidad considera la probabilidad práctica de usar el indicador durante la inspección en el área de trabajo y, por lo tanto, es un concepto más dinámico, que depende de factores como el propósito de la evaluación y las restricciones presupuestarias, en conjunto con la bioseguridad, la seguridad, el tiempo necesario para recopilar los datos, y la aceptación de los manejadores, criadores y otras partes interesadas (Knierim y Winckler, 2009).
Treinta y dos expertos en el área de equinos FSC reconocidos a nivel nacional e internacional (44% médicos veterinarios, 13% preparadores, 16% jinetes, 16% capataces, 13% cuidadores) evaluaron cada uno de los indicadores en base a la definición fija de validez, confiabilidad, factibilidad, y los calificaron como Aceptado, Aceptado con Modificación o Rechazado. La clasificación de «aceptado con modificaciones» tuvo la finaidad de modificar aquellos indicadores predefinidos que fueran complejos de ejecutar o los resultados no indicaran correctamente lo que se busca evaluar. El punto de vista de cada evaluador fue considerado, discutido y comparado con las demás opiniones, llegando a un consenso de los criterios más prometedores que se incluirían en el protocolo final de evaluación del bienestar equino FSC.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los 32 evaluadores que revisaron el protocolo inicial basado en los animales, manejos e instalaciones, concluyeron que los cinco criterios predefinidos cumplían con las características de validez, confiabilidad y factibilidad (Figura 1). Asimismo, estuvieron de acuerdo en que la herramienta a construir debía estar constituida por seis criterios fundamentales en el manejo y cuidado de los caballos FSC en entrenamiento (Cuadro 1), con los cuales se clasificaron cada uno de los 146 indicadores desarrollados, y que se deben ponderar en el cálculo final, integrando un peso específico en la evaluación de acuerdo con la importancia o repetitividad.
Los 146 indicadores están compuestos por 62 basados en los animales (21.2% comportamiento, 41.1% salud), 16 en recursos (11% alimentación), 20 en gestión (13.7% manejo diario) y 19 en el ambiente (13% infraestructura, clima, seguridad, aseo del entorno). Además, el criterio de evaluación de comportamiento se compone de 19.4% de indicadores sobre la relación humano-animal, 25.8% en la expresión corporal, 45.2% en la presentación de conductas anormales y 9.7% en conductas sociales. (Cuadros 2-7).
Principio de Alimentación
Debido a las características fisiológicas digestivas del caballo, su estómago debería estar relativamente lleno durante todo el día. Además, debido a la función de fermentación cecal y colónica del intestino grueso, es necesario el consumo de forraje con alto contenido de fibra de manera continua (Hoffman et al., 2001). Lamentablemente estas prácticas no siempre se cumplen, los caballos son alimentados con una combinación de concentrados de alta energía y relativamente poco forraje, y son alimentados dos veces al día, por lo que se ven sometidos a periodos de privación de alimentos relativamente largos (Henderson, 2007; Wickens y Heleski, 2010).
Los equinos en su ambiente natural pueden ocupar entre 16 a 20 horas diarias forrajeando, mientras que en estabulación esta conducta se ve reducida a aproximadamente tres horas al día. produciendo frustración alimenticia durante el encierro, lo que aunado al encierro continuo aumenta el riesgo de la presentación de conductas anormales o no deseadas (McBride y Cuddeford, 2001; Cooper y Albentosa, 2005; Christie, et al., 2006; McBride y Hemmings, 2009; Tadich y Araya, 2010).
Los criterios de alimentación en las prácticas diarias de manejo y entrenamiento de los caballos FSC están condicionados a los conocimientos de los preparadores y las fórmulas que van estableciendo con el fin de obtener los mejores resultados en las competencias; por lo tanto, se consideró que la definición de ciertas prácticas específicas en la alimentación son cruciales para alcanzar un mayor grado de bienestar; de allí que se incluyeron 16 indicadores específicos sobre alimentación que afectan el desempeño y calidad de vida de estos animales (Cuadro 2).
Principio de Manejo Diario
La estabulación del equino es una práctica que se ha ido masificando en el manejo de estos animales a través del tiempo. Sin embargo, el encierro puede tener un efecto negativo sobre el bienestar equino, principalmente debido a las modificaciones conductuales que sufren al reemplazar su ambiente natural por establos (McGreevy, 2004).
La motivación se define de manera general como un proceso que controla que comportamientos y cambios fisiológicos se presentan y cuando se presentan, o bien la tendencia a realizar un comportamiento (Galindo, 2004). Se considera que la restricción de una conducta de alta motivación genera un grave problema de bienestar, llegando incluso al sufrimiento, específicamente cuando se refiere a un comportamiento inelástico o porque constituye una necesidad biológica (Dawkins, 1990).
Muchos de los manejos diarios en las prácticas de entrenamiento y cuidado de los equinos FSC conllevan actividades que no tienen relación con las conductas naturales de la especie, causando problemas al manejador y al animal. Es así que los evaluadores, en forma unánime, concluyeron que los indicadores de bienestar que están relacionados con estas actividades (Cuadro 3), deben ser analizadas como parte de la herramienta diaria y que tiene un factor humano preponderante al momento afectar el bienestar.
Principio de Ambiente
Muchas veces, debido a condiciones inadecuadas de manejo ambiental y social, los equinos no son capaces de satisfacer sus necesidades, llevando a que los animales no puedan expresar comportamientos con demanda inelástica o de alta motivación, produciendo una reducción en el nivel de bienestar animal, que se relaciona con cambios fisiológicos y de comportamiento, como el aumento en la agresividad, estereotipias, conductas redirigidas e inactividad, entre otras (Galindo 2004).
La falta de indicadores basados en animales para evaluar la comodidad al momento del descanso se ve obstaculizada, por un lado, por la expresión temporal de sentimientos positivos y por otro lado, por los signos etológicos y fisiológicos a veces inciertos de los animales (Manteuffel, 2006; Boissy et al., 2007). En algunos casos, como lo demuestran Houpt et al. (2001), los caballos pueden ser renuentes a acostarse, encontrando en su estudio que 9 de las 16 yeguas no realizaban conductas de reposo durante un periodo de observación de seis meses. Es importante considerar un espacio de descanso adecuado (Raabymagle y Ladewig, 2006) que permita que los caballos puedan descansar. En el diseño de evaluación del bienestar del presente análisis se incluyeron 20 indicadores indirectos (Cuadro 4) que permiten analizar el nivel de confort en el que se encuentra el animal, y si se cumplen muchos de los requerimientos espaciales y necesidades básicas de los individuos.
Principio Conductual
En el equino se han descrito una serie de conductas normales y otras consideradas anormales, entendiéndose como tales, aquelas que presentan una desviación significativa del promedio del repertorio conductual de la especie y que no presentan una función obvia o pueden infringir un daño sobre el mismo animal (Mason, 1991). El principio «demandas de comportamiento» apunta a la posibilidad de que los caballos realicen un comportamiento específico de la especie y en las evaluaciones de bienestar se hace utilizando el componente conductual. Se entiende que los ambientes generan las condiciones de alojamiento adecuadas que permiten que los caballos vivan y muestren un comportamiento específico de la especie (Baumgartner et al., 2015).
Las conductas no deseadas en ciertas ocasiones parecen tener una función adaptativa para el animal, permitiéndole de esta manera enfrentar el cautiverio (Boyd, 1986). En términos generales las conductas no deseadas tienden a reducir el rendimiento deportivo debido a la posibilidad de predisponer a ciertas patologías específicas (Mills y Riezebos, 2005). Estas conductas, una vez que se instalan en el repertorio conductual del animal son muy difíciles de revertir (Boyd, 1986).
El libre forrajeo se encuentra notablemente restringido en estos caballos debido a las prácticas de trabajo en sistemas de alto rendimiento (Waters et al., 2002; Hall et al., 2018). La restricción la locomoción e imponer el aislamiento social como forma de entrenamiento crea un ambiente que carece de estímulos y genera poca o nula posibilidad de expresar un comportamiento natural, llegando a ser responsable del desarrollo de comportamientos anormales (McBride y Hemmings, 2009; Hothersall y Casey, 2012).
Estudios previos han demostrado que las estereotipias están relacionadas con indicadores fisiológicos de estrés crónico (Mason y Rushen, 2006). Una de las teorías más influyentes sobre la importancia funcional de las estereotipias es la de lidiar con el estrés en una situación de cautiverio (McGreevy, 2004; Cooper y Albentosa, 2005). Dicha capacidad de tolerancia al estrés puede verse disminuida cuando se inhiben la ejecución de estereotipias (McGreevy y Nicol, 1998; Nagy et al., 2009). Si la hipótesis de la función reductora del estrés es correcta, la inhibición de los comportamientos estereotípicos sin abordar las causas subyacentes es un problema mayor para el bienestar del caballo.
Desde el principio de la evaluación conductual como la herramienta más clara de reconocimiento del bienestar de los animales, los indicadores descritos como resultado del análisis bibliográfico y desde la experiencia de los expertos en caballos FSC, permitieron agruparlos según las características de las conductas y sus orígenes. En el Cuadro 5 se presentan los indicadores agrupados bajo Relación humano-animal, Expresión corporal, Conductas anormales o patoógicas y Conductas sociales.
La base de la relación humano-animal es que «los animales deben manejarse bien en todas las situaciones, es decir, los manipuadores deben promover las buenas relaciones entre humanos y animales» (Welfare Quality® Consortium, 2009). Para llevar a cabo prácticas comunes de manejo y confianza, los caballos deben manejarse diariamente, con una rutina específica y por personal capacitado para dichas actividades, ya que su nivel de confianza con la persona influye tanto en su desempeño como en sus reacciones de miedo (Dalla Costa et al., 2014).
Con la expresión corporal o expresión facial se puede obtener información precisa del estado de salud y emocional del animal, debido a que su lenguaje es muy descriptivo y legible desde el aspecto natural (Hall et al., 2018).
Principio de Salud
La presencia de la enfermedad se puede determinar mediante el uso de medidas basadas en los animales, en lugar de diagnosticar una enfermedad en particular. En la búsqueda de información se encontraron indicadores que sugieren que un animal puede estar sufriendo de una enfermedad subyacente, tales como postura deprimida y conductas relacionadas con el dolor, la presencia de ectoparásitos, pelaje poco saludable, suciedad fecal, tos, respiración anormal/disnea, secreción ocular y nasal, cambios en el color de la membrana mucosa (MMC) y anormalidades asociadas a las extremidades/pezuñas (McDonnell, 2002; Leeb et al., 2003; Pritchard et al., 2005; Burn et al., 2009, 2010; Mekuria y Abebe, 2010). Todos estos indicadores pueden ser evaluados por inspección visual.
La validez de estos indicadores no se ha determinado científicamente, pero se reconocen universalmente como signos clínicos relacionados con la presencia de la enfermedad. Así, Burn et al. (2009) evaluaron la salud del pelaje, la suciedad fecal, la secreción ocular, el MMC y las anomalías de las extremidades/pezuñas y se consideraron indicadores repetibles. Diversos autores evauaron varios de estos indicadores para determinar la confiabilidad entre observadores. La mayoría de los indicadores del principio de salud (Cuadros 6 y 7) se utilizan de una manera «simple» para evaluar la presencia de enfermedades en los equinos, lesiones o problemas generales de salud que afectan cotidianamente a los caballos en entrenamiento como un atleta de alto rendimiento.
CONCLUSIONES
El desarrollo de una herramienta de evauación del bienestar de los caballos fina sangre de carrera, permite dar una vigiancia continua a los manejos y cuidados que estos animales requieren, ya que en muchos países están fuera de las leyes de protección animal, por ser de deporte. El instrumento desarrollado abarca los componentes de vida más importantes de los animales (salud, comportamiento, manejo, nutrición e instalaciones), con 146 indicadores que se equilibran entre los cuidados médicos deportivos, sin ir en desmedro de uno u otro.
La validación de los indicadores por parte de expertos médicos y deportivos permitió crear un cuestionario equilibrado y exhaustivo, valido, confiable y factible de ejecutar de manera rutinaria.