INTRODUCCIÓN
En el Perú, la crianza de llamas (Lama glama) se concentra en las regiones altoandinas donde generalmente se crían tradicionalmente junto con alpacas y ovinos (Quispe et al., 2008). En la región Pasco, entre los 3500 y 5000 msnm, se crían 43 970 llamas, que representa el 5.9% de la población nacional, distribuidas en 1593 productores (INEI, 2012). En su gran mayoría están manejadas por criadores individuales en tierras de uso comunal, y alimentadas con pastos naturales de bajo valor nutritivo, característicos de zonas altoandinas (Leyva, 1991). Otro grupo de llamas está manejado por cooperativas comunales, que son asociaciones empresariales con fines de lucro, conformadas por criadores individuales que tiene poder de decisión sobre sus recursos naturales, cuentan con territorio común, obedecen a órganos de gobierno comunes; asimismo, las tierras agrícolas se encuentran repartidas en forma individual, mientras que sus pastos naturales son considerados como área comunal (Laos y Valera, 1998).
La crianza de llamas constituye un recurso estratégico para la seguridad alimentaria de la población altoandina, debido a su adaptación a condiciones climáticas adversas, su capacidad para utilizar los recursos alimenticios de calidad limitada, así como a su tolerancia a una serie de enfermedades. En estas condiciones imperantes, la crianza de llamas en Pasco es una actividad económica importante para los productores con escasos recursos económicos y empresas comunales. A pesar de su importancia, existen pocos trabajos en torno a la caracterización del sistema de manejo de llamas, lo que dificulta plantear programas de mejora de la productividad. Por lo tanto, este trabajo tuvo por objetivo describir el sistema de crianza de llamas en cooperativas comunales y en criadores individuales de la región Pasco, Perú.
MATERIALES Y MÉTODOS
El trabajo de investigación fue realizado en cuatro cooperativas comunales y en las ganaderías de 145 criadores individuales, localizados en dos provincias de la región altoandina de Pasco (4000-5000 msnm), en la sierra central del Perú. Se trabajó en los distritos de Huayllay, Simón Bolívar, Tinyahuarco, Ticlacayan y Ninacaca de la provincia de Pasco y en los distritos de Santa Ana de Tusi y Yanahuanca de la provincia Daniel Carrión. La temperatura promedio anual del área de estudio es de 4 ºC, con precipitación anual entre 650 y 900 mm, de clima frígido o tundra (Ministerio de la Producción, 2015).
La información fue recogida mediante encuestas a los administradores de las cooperativas comunales (San Pedro de Racco, Huayllay, Sacrafamilia y Cochamarca) y a los criadores en 2011 y 2012. Al inicio del trabajo de campo se informó a los dirigentes de las cooperativas comunales y de las autoridades locales sobre el objetivo del estudio y se les solicitó que informaran a los productores. El equipo de investigación se puso en contacto con las personas interesadas para realizar las entrevistas.
La encuesta fue estructurada en tres secciones: a) importancia de la crianza de llamas, b) manejo de los rebaños, y c) estrategias de mejoramiento genético. La encuesta se sometió a pruebas previas para asegurar que los productores entendieran las preguntas. Todas las entrevistas fueron realizadas en español por el primer autor de este documento. Las respuestas se registraron en papel y posteriormente se colocaron en formato de Excel para su análisis. Al principio de cada entrevista se pidió permiso a cada entrevistado y se garantizó su anonimato.
Las variables en estudio fueron los objetivos de crianza, así como la composición, tamaño, estructura y manejo del rebaño. En este último se abordó el apareamiento, la edad al primer servicio, la edad a la primera parición, el intervalo entre partos, la proporción de machos y hembras, los años de permanencia de machos y hembras en el rebaño y la procedencia de los reproductores. Asimismo, se determinó la venta de reproductores por año, la edad de selección y los criterios de selección.
Para el objetivo de crianza y criterios de selección se estableció una la lista con posibles categorías predefinidas basadas en resultados de trabajos previos (Mendoza, 2015). Además, se solicitó a los productores que priorizaran (ranking) estos aspectos de acuerdo con su importancia del primer al tercer puesto. La información sobre el tamaño del rebaño y el tipo de clasificación de los animales fue proporcionada por el entrevistado (no se verificó visitando los rebaños). La variable tamaño de rebaño fue descrita por el tipo de llamas (K’ara, Chaku e Intermedio) y clases de edad (crías, ancutas, hembras adultas, machos adultos y capones) (Ayala, 2018). El tipo de llama intermedia es definida por su uso (producción de lana y carne) y/o tamaño, y posee mayor cantidad de fibras que la tipo K’ara pero menos que la tipo Chaku (Lamas, 1994). Para estimar la venta de reproductores por año se tomó en consideración el movimiento de último año (2012) y el destino de la venta.
Los datos de las variables fueron comparados entre las cooperativas comunales (CC) y los criadores individuales (CI). Los resultados de los criadores individuales se agruparon por distritos. Los índices para las variables objetivo de la crianza y criterios de selección se obtuvieron teniendo como referencia la metodología usada por Guangul (2014), quien estimó los índices para cada categoría de respuesta mediante la siguiente fórmula: I= (N° respuestas en el rango * 3) + (N° respuestas en el rango 2 * 2) + N° respuestas en el rango 3 * 1) / = (N° respuestas en el rango * 3) + (N° respuestas en el rango 2 * 2) + N° respuestas en el rango 3 * 1). De esta manera, la suma de los índices de todas las categorías de respuesta será igual a 1.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Objetivos de Crianza
Las cuatro cooperativas comunales tuvieron como objetivo principal la producción de carne, seguido de la producción de fibra y la venta de reproductores en el mercado local, regional y nacional. Se observaron similares objetivos en los CI, donde la producción de carne fue el objetivo principal en el 93.8% de ellos con índice promedio de 0.481, seguido de la crianza como medio de ahorro económico de la familia (30.3%), con un índice promedio de 0.152 y la producción de fibra (12.4%) con un índice promedio de 0.151 (Cuadro 1).
La fibra de llamas es utilizada para la fabricación de tejidos y sogas. Las llamas son utilizadas principalmente como animal de carga en los distritos de Ticlacayán y Yanahuanca, especialmente para el traslado de productos de cosecha, carga de champa (material vegetal obtenido de los bofedales y usado como combustible) y carga de minerales (posiblemente para la minería informal). Estos resultados coinciden con los estudios de Mendoza (2015) para Pasco y de Quina (2015) para Marcapomacocha (Junín, Perú), quienes señalan a la producción de carne como principal propósito de la crianza.
Tamaño y Estructura de los Rebaños
El tamaño promedio de los rebaños en las CC fue de 200 + 116 animales (Cuadro 2). La amplia variación en el tamaño de la población se debería a que la CC de Cochamarca estuvo en proceso de repoblamiento de sus llamas. Al respecto, Mendoza (2015) reportó 210 + 34 llamas en las CC de Pasco. Las cooperativas comunales tienen sus propios sistemas de crianza y mayor extensión de terreno (Gutiérrez et al., 2019; Barrantes et al., 2018) por lo cual pueden albergar un mayor tamaño de animales que los criadores individuales (Cuadro 3).
En los CI, el tamaño promedio del rebaño fue de 48 + 37 llamas, lo que demuestra la condición de pequeño productor. Estos resultados fueron similares a los reportados por Guadalupe (1994) con 47 + 32 llamas en Pasco, pero mayores a los obtenidos por Mendoza (2015) con 39.5 + 7.5, ambos en Pasco. De otra parte, Markemann y Valle Zarate (2009) encontraron un tamaño promedio de 49 llamas en la provincia de Ayopaya, Bolivia, en tanto que Genin y Alzérreca (2006) hallaron rebaños más grandes con alrededor de 60 cabezas por productor en Tarija, Bolivia.
La estructura de la población de llamas en las CC y en CI se presenta en los cuadros 2 y 3, respectivamente. En los CC no se reportó la presencia de capones. Mendoza (2015) y Quina (2015) reportaron similares estructuras en rebaños de llamas de CI. El porcentaje de hembras, tanto en las CC como en los CI, representa más de la mitad del rebaño. Las categorías de animales se diferencian por sus características fisiológicas y por su edad (Ayala, 2018).
Composición de los Rebaños por Tipo
La composición de los rebaños en las CC fue muy variada. En la CC San Pedro de Racco predominó el tipo K’ara «aguanacada» (Cano et al., 2012) y en menor porcentaje el tipo Chaku e Intermedio con 96.4 y 3.6%, respectivamente. En las CC Huayllay y Cochamarca se encontraron poblaciones de llamas de tipo K’ara e Intermedio con 95.6 y 4.4%, y 66.7 y 33.3%, respectivamente. Sin embargo, la población de llamas en la CC Sacrafamilia fue del tipo Chaku.
El tipo de llama que predomina a nivel de los CI fue el Intermedio, seguido del K’ara y Chaku, con 53.7, 40.8 y 5.5%; respectivamente, con variaciones entre distritos (Figura 1). El alto porcentaje de Intermedio y K’ara refleja el interés de los criadores en la producción de carne.
La predominancia de llamas Intermedio en los CI podría deberse como resultado del apareamiento entre los tipos Chaku y K’ara; sin embargo, también podría atribuirse a otro genotipo de llamas predominante en la región Pasco. En este sentido, Pozo y Solano (2005) reportaron poblaciones de llamas Chaku y K’ara de 69.2 y 30.8%, respectivamente, en comunidades campesinas de la provincia de Antabamba (Apurímac, Perú). Asimismo, Wurzinger et al. (2005) reportaron 89.7 y 10.3% de llamas Chaku y K’ara, respectivamente, en la zona andina del departamento de Cochabamba (Bolivia); Mendoza (2015) reportó 62.4% de llamas K’ara en cooperativas comunales y 71.6% de llamas Intermedio en CI de Huayllay, Pasco; en tanto que Quina (2015) reportó 63.7% de llamas K´ara, 12.1% de Chaku y 24.3% de Intermedio en Marcapomacocha (Junín). Esta variabilidad en el tipo de llama que poseen tanto las CC como los CI podría atribuirse a sus diferentes objetivos de crianza, y como producto de la selección aplicada a sus rebaños.
Manejo de las Llamas
Apareamiento
En las CC, el apareamiento fue controlado; es decir, un macho fue apareado con una hembra según una programación de empadre. Esta actividad se realizó usualmente entre enero y marzo (82% de los casos estudiados) y bajo la supervisión de los técnicos responsables de la administración de las cooperativas. En la CC San Pedro de Racco la monta fue en corrales usando un macho con una hembra y asegurando una cópula mayor a 20 minutos para garantizar el éxito de la cubrición, tiempo que se ubica dentro del rango reportado por Quispe (2002) y FAO (2005a). En otras CC, el empadre se realiza en grupos de machos con grupos de hembras en terreno de pastoreo. De acuerdo con uno de los administradores, este sistema mejora la tasa de preñez y el uso racional de los machos. Según Quispe (2002), utilizando similar empadre controlado reportó una tasa de preñez de 76% en la Paz, Bolivia.
A nivel de los CI, el apareamiento sin control fue el predominante. Las hembras y los machos permanecieron juntos todo el año (93.8% de los casos estudiados), dando lugar a un empadre libre. Los criadores justificaron estos procedimientos debido al limitado número de machos, la falta de cercos y de conocimientos adecuados sobre el tema. Estos resultados concuerdan con otros estudios (Saavedra et al., 2012; Mendoza, 2015; Quina, 2015). No obstante, el 6.2% de CI manejaron el empadre de las llamas de forma similar a las CC.
Edad al primer servicio
La edad del primer servicio de los machos y las hembras en los CC fue de 34.5 + y 23.5 + 1.0 meses, respectivamente, valores que tienen relación con el desarrollo fisiológico corporal para alcanzar la madurez sexual, que depende del tipo de manejo y de la alimentación. Estos resultados concuerdan con los reportes de 36 y 24 meses para machos y hembras, respectivamente, señalados por FAO (2005a) y Novoa (1998), bajo un sistema de alimentación en praderas nativas y con un mínimo del 60% de su peso vivo adulto. Sin embargo, en condiciones de mayor disponibilidad de pasturas, el inicio del primer servicio se podría adelantar; así, Novoa (1986) y Campero (2005) reportaron el servicio de hembras de un año, con pesos mínimos por encima del 50% del peso vivo adulto, bajo condiciones de praderas nativas.
En los CI, la edad al primer servicio fue de 26.3 + 6.1 y 23.1 + 6.1 meses para machos y hembras, respectivamente; sin embargo, un grupo pequeño de productores no tuvieron conocimiento de la edad del primer servicio de sus animales. Para este tipo de criadores, Mendoza (2015) reportó edades al primer servicio de llamas machos y hembras de 26.3 + 8.3 y 22.8 + 5.6 meses en Pasco, mientras que Markemann y Zarate (2009) reportaron 26.4 y 30.0 meses para machos y hembras, respectivamente, y Nürnberg (2005) reportó 36 meses para ambos sexos, estos dos últimos trabajos llevados a cabo en Bolivia.
Edad al primer parto e intervalo entre partos
La edad al primer parto fue reportada a los 35.5 + 1.0 meses y con un intervalo entre partos de 12.5 + 1.1 meses a nivel de las CC, mientras que fue a los 34.8 + 6.1 meses y con un intervalo entre partos de 12.5 + 1.1 meses a nivel de los CI. Nürnberg (2005) reportó valores similares para llamas de Bolivia, en tanto que Mendoza (2015) reportó una edad al primer parto de 31.2 + 6.4 meses e intervalo entre partos de 12.4 + 2.2 meses.
Proporción de machos y hembras
La proporción promedio de llamas macho: hembra en las CC fue de 1:13 (Cuadro 4). Las personas entrevistadas indicaron que los machos cubren casi la totalidad de las hembras con estas proporciones.
En el caso de los CI, la proporción macho: hembra fue de 1:18 con diversa variabilidad entre distritos (Cuadro 4). Estas proporciones fueron mayores a las recomendadas por Martínez (2007) y Sepúlveda (2011), donde este último recomienda la proporción de 1 macho por cada 7-10 hembras como máximo, para evitar el desinterés y desgaste físico de los machos.
Permanencia en el rebaño
La permanencia promedio de los machos en las CC fue de 2.54 + 1.45 años y en los CI de 4.14 + 1.45 años; siendo variable entre distritos (Cuadro 4). Sin embargo, Cardozo (1995) reportó el uso de machos por 3 a 10 años en rebaños de Turco (Bolivia), en tanto que Rodríguez y Quispe (2007) y Markemann y Valle Zarate (2009) en Bolivia indicaron promedios de reemplazo de machos de 3.7 y 5.5 años, respectivamente.
Las hembras en las CC permanecieron en el rebaño durante 8 + 1.0 años, llegando a tener 6 + 0.6 partos, mientras que en los CI permanecieron 9.6 + 1.7 años, produciendo 6 + 1.5 partos, aunque en algunos casos se mantuvieron hasta su muerte. En este sentido, Markemann (2010) y Markemann y Zarate (2009) reportaron promedios de permanencia de 8.9 años en rebaños de Bolivia.
Saavedra et al. (2012) sugieren que el tiempo de uso de los reproductores machos y hembras sea entre 2 y 8 años, pero evitando que los padres puedan llegar a aparearse con las hijas a fin de evitar el incremento de la tasa de consanguinidad del rebaño.
Procedencia de los reproductores
El 70 y 75% de los remplazos de machos y hembras fueron del propio rebaño en el caso de las CC, siendo las restantes adquiridas en otras ganaderías. La CC San Pedro de Racco adquirió las hembras en 2010 de Marcapomacocha, las cuales fueron utilizadas para formar el núcleo genético élite de la CC, y de esa manera incrementando la población de llamas K´ara aguanacados.
En los CI, las llamas machos y hembras provinieron de fuentes propias, así como de otras fuentes, ya que algunos fueron comprados, alquilados, prestados e intercambiados (Cuadro 5). Según los entrevistados, los machos comprados provienen principalmente de zonas cercanas de las regiones de Pasco y Junín; actividad que realizan para permitir el refrescamiento de sangre. Markemann (2010), de otra parte, reportó para ganaderías bolivianas como fuentes de machos reproductores los propios rebaños (85%), siendo el resto compradas (14%) y prestadas (1%).
Venta de reproductores
En las CC, la venta de reproductores machos se hizo a criadores vecinos (80%) y a otras regiones (20%). La venta a criadores vecinos fue realizada especialmente a socios de las CC como una estrategia de cooperación para el fortalecimiento de su crianza de llamas. La venta a otras regiones se ha ido incrementando en los últimos años, especialmente las llamas machos tipo K’ara «aguanacado» de la CC San Pedro de Racco. En los CI, la venta de reproductores se realizó a los criadores vecinos (65%) y a otras regiones (35%) para el caso de machos, y en 15% y 85% para hembras, respectivamente.
Selección
En las CC es práctica rutinaria la selección de las llamas machos y hembras, mientras que solo el 26.9 y 16.6% de los CI seleccionan llamas machos y hembras, respectivamente. La edad promedio al momento de la selección de llamas machos y hembras en las CC fue 6.5 + 2.0 meses, coincidiendo con el destete; mientras que en los CI fue a los 11.4 + 3.7 y 14 + 3.0 meses para machos y hembras, respectivamente. Al respecto, Wurzinger et al. (2008) y Rodríguez y Quispe (2007), reportan la selección de machos entre 12 y 18 meses de edad.
La selección de las hembras en los CI que indicaron este procedimiento lo hacen a la edad de 24 meses. Markemann y Valle Zárate (2009), de otra parte, indicaron esta práctica en los rebaños de Bolivia se realiza mayormente con los machos, ya que, por motivos de bajos índices de natalidad y alta mortalidad de crías, no es factible prescindir de las hembras para las funciones reproductivas.
Asimismo, en ambos tipos de criadores, la selección de llamas de reemplazo y reproductores se realiza mediante evaluación visual del fenotipo. Los criterios de selección en las CC fueron determinados por el profesional técnico responsable de la conducción y administración de la ganadería, en tanto que en 2.1% de los CI señalaron que aplicaron los criterios de selección establecidos por el Reglamento de Registros Genealógicos de Alpacas y Llamas del Perú (MINAGRI, 2011) (Cuadro 7).
El criterio principal para la selección de llamas machos en las CC fue el tamaño del animal, seguido por el tipo y la conformación. El tamaño implica la selección de animales fuertes y de buena alzada a la cruz, dorso y grupa. Nürnberg (2005) y Wurzinger et al. (2008) reportaron, asimismo, el tamaño del animal como criterio importante en la selección de llamas en Bolivia. En el caso de las hembras, los criterios fueron similares al de los machos, con énfasis en hembras con «ancas desarrolladas», a fin de tener «buenas madres» a juicio de los entrevistados.
En las CC se buscan animales de tipo definido (K’ara o Chaku) y con características de pecho amplio, de caña gruesa y de buen aplomo. Los colores de preferencia son el «aguanacado» y marrón en todas las tonalidades. No se seleccionan animales con defectos como «ojos sarcos» u ojos de color celeste, orejas cortas («moros») y polidactílicos.
Los criterios de selección de mayor importancia en los CI para llamas macho (56.3%) y hembras (60.8% de los criadores) fue el tamaño, seguido de la conformación y del tipo definido (Cuadros 6 y 7). Los colores preferidos por los CI fueron el «aguanacado», canela, café, plomo, bayo, «checche» (blanco con manchas de color negro en todo el cuerpo), blanco y negro con 51, 15, 10, 8, 6, 5, 3 y 2%; respectivamente.
Productores en Bolivia tomaron como criterio de selección en machos la altura del animal, largo de cuerpo, largo de cuello, y ausencia de defectos congénitos (Rodríguez y Quispe, 2007; Saavedra et al. 2012; Sepúlveda, 2011). Asimismo, Wurzinger et al. (2008) reportan como criterio el tamaño corporal, diámetro de fibra y el estado de salud, en tanto que Campero (2005) reporta como criterios de selección el peso vivo y el color de la fibra. Por otro lado, FAO (2005b) reporta como criterios de selección en machos en rebaños chilenos el vellón de color entero, de preferencia con tonalidad de la vicuña, tamaño corporal, belleza y la agresividad e interés sexual, en tanto que Calderón (2019) reportaron para CI de la región Pasco el perímetro de caña, amplitud de pecho y altura a la cruz. Las diferencias en criterios de selección podrían atribuirse a los diferentes objetivos de producción como carne o fibra.
CONCLUSIONES
La crianza de llamas en la región Pasco se realiza en las cooperativas comunales y por criadores individuales, siendo la producción de carne el principal objetivo de la crianza.
Las cooperativas comunales tienen mayor tamaño de rebaño y con predominio de tipo K’ara que los criadores individuales, en los cuales predomina el tipo Intermedio.
El criterio de selección más importante en ambos grupos fue el tamaño del animal, aunque no todos los criadores individuales realizan procesos de selección. El manejo de las llamas en las cooperativas comunales fue superior al de la mayoría de criadores individuales, debido a que aplican criterios técnicos para el manejo reproductivo y de selección