INTRODUCCIÓN
El pescado es un alimento de importancia por su aporte de nutrientes, tales como proteínas, ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas (Mohanty et al., 2018), por lo que es un complemento ideal de la dieta humana (Thilsted et al., 2016; Balami et al., 2019), especialmente para la salud cardíaca, por su elevado contenido de ácidos grasos ω3 que incluyen los ácidos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) (Durmus, 2019). El consumo de pescado es recomendado para mantener alejado al cardiólogo (Peter et al., 2013), y sobre todo para la alimentación de la población de bajos recursos económicos (Kwasek et al., 2020).
La trucha arcoíris (Oncorhynchus mikkis), desde su introducción en el lago Titicaca en 1942, fue una alternativa importante que impulsó la pesca artesanal y comercial, lográndose capturar hasta 500 t en 1965, disminuyendo posteriormente por la elevada presión de pesca (Everett, 1973). A partir de 1970, la crianza de truchas se convirtió en una actividad económica emergente, con un crecimiento sistemático (Araníbar et al., 2013), a través de una producción intensiva, registrando 1206 t en 2002 (FAO, 2005), 8543 t en 2009 (Chura y Mollocondo, 2009) y una producción que supera las 20 000 toneladas para la comercialización con destino a los mercados de la república de Bolivia (Onda Azul, 2020).
El lago Titicaca es el recurso hídrico más importante de la meseta andina de Perú y Bolivia, donde desembocan los ríos procedentes de las partes altas, arrastrando metales pesados de origen minero que explotan oro y plata (Martínez et al., 2007). Los reportes indican que las aguas superficiales que escurren de las mineras están fuertemente contaminadas por drenaje ácido (Salvarredy et al., 2008), por lo que los sedimentos y la bahía interior del lago Titicaca están contaminados con metales pesados de origen minero (Cáceres et al., 2013; Moreno et al., 2017). SEs así que se ha encontrado mercurio en músculo (Gammons et al., 2006) y metales pesados (Hg, Cd y Pb) en hígado y músculos de los peces de vida libre de este lago, en niveles que superan los umbrales de seguridad establecidos (Monroy et al., 2014). Esta situación es preocupante, puesto que las truchas criadas en jaulas podrían estar también contaminadas por metales pesados pudiendo afectar la salud de la población que las consumen (Maurya et al., 2019).
Los metales pesados y metaloides más peligrosos para el medio ambiente incluyen Cr, Ni, Cu, Zn, Cd, Pb, Hg y As (Ali et al., 2019), siendo más importantes para el medio ambiente acuático el Hg, Cd, Cu, Pb y Zn, por lo que los peces se utilizan como bioindicadores de los efectos de la contaminación (Authman et al., 2015). De estos, Pb, As, Cd, Cu y Zn son los más tóxicos para el humano (Huseen y Mohammed, 2019), con un índice de peligro para niños y adultos que desciende en el orden de Cr > As > Pb > Cd > Cu > Ni > Zn, con un riesgo cancerígeno de Cr y As, para niños y adultos, superiores a 10-4 (Wu et al., 2018). Es por esto que el monitoreo en los peces es muy importante a fin de garantizar el consumo de alimentos saludables (Authman et al., 2015; Bosch et al., 2016).
La bioacumulación de metales pesados en los peces y la distribución en sus órganos depende principalmente del ambiente acuático donde viven y sus hábitos de vida, debido a que los contaminantes metálicos no están uniformemente distribuidos en el medio ambiente acuático (Zhao et al., 2012). Existen grandes variaciones en las branquias, hígado y músculos, y una mayor acumulación de metales en la piel de los peces pelágicos (Canli y Atli, 2003), así como en intestinos y riñones (Rajeshkumar y Li, 2018). La mayoría de los estudios sobre acumulación de Cu, Zn y Fe enfocan el hígado como el órgano objetivo; sin embargo, Pb y Mn presentan concentraciones más altas en las branquias, mientras que los músculos siempre muestran las concentraciones más bajas de todos los metales (El-Moselhy et al., 2014). Así mismo, las concentraciones de metales más altas se encuentran en los peces omnívoros/herbívoros y las más bajas en los peces carnívoros (Bawuro et al., 2018).
Los estudios experimentales en truchas criadas en medios acuáticos con niveles crecientes de metales pesados han evidenciado que, esta especie acumula Zn y Cu en sus tejidos corporales en una relación directa con el incremento de las concentraciones de estos metales en el agua (Gündoðdu y Erdem, 2008). Así mismo, las truchas criadas en jaulas y alimentadas con alimentos peletizados acumulan en sus cuerpos Hg, Cd y Pb (Majlesi et al., 2019), evidenciando que también son susceptibles a la contaminación por metales pesados. A partir de las consideraciones expuestas, el trabajo tuvo como objetivo evaluar las concentraciones de metales pesados (Pb, Cd, Hg, Cu, Fe, Zn y Mn) en truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) en dos áreas representativas de la zona noroeste del lago Titicaca de Perú, donde se practica la producción intensiva de esta especie acuícola con fines comerciales para la alimentación humana.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se realizó en las provincias de Puno y Huancané del departamento de Puno, Perú, donde se desarrolla la crianza intensiva de truchas arcoíris. Las muestras de truchas se obtuvieron de las jaulas flotantes de las localidades de Llachón (Puno) y Jonsani (Huancané), ubicadas en las coordenadas 15° 43’ 34,4" S, 69° 47’ 27,1" O y 15° 17’ 41,2" S, 69° 43’ 49,0" O, respectivamente, ambas ubicadas a 3812 m de altitud en el lago Titicaca (Figura 1).
Las truchas fueron especímenes adultos, con talla y peso superiores a las de uso comercial (Cuadro 1), las mismas que fueron obtenidas con la asunción de que la acumulación de metales pesados en el cuerpo está en relación con la edad de los peces (Afshan et al., 2014; Huseen y Mohammed, 2019) y que el monitoreo más importante constituye la carne por ser la parte comestible (Doan et al., 2020).
Los muestreos se realizaron en la época de lluvias (marzo), capturándose de las jaulas, al azar, nueve (9) truchas por zona, con pesos entre 700 y 820 g y tallas entre 21 y 34 cm de longitud. Los peces fueron procesados en fresco, obteniéndose los filetes de músculos sin piel, considerando que es la parte más comestible y de mayor valor comercial. Las muestras fueron envasadas en sobres de polietileno, congelados y enviados a los Laboratorios Analíticos del Sur de la ciudad de Arequipa, siguiendo estrictamente la cadena de custodia recomendada. El laboratorio se encuentra acreditado bajo la Norma NTP ISO/IEC 17025.2006.
El orden de la secuencia de concentración de metales pesados en la carne de las truchas colectadas en la provincia de Puno fue Zn > Fe > Cd > Mn > Pb > Cu > Hg, mientras que en la provincia de Huancané fue Zn > Fe > Mn > Cu > Pb > Cd > Hg. La diferencia en la secuencia de concentración en algunos elementos químicos se debe a la existencia de minería aurífera artesanal de importante escala, siendo su principal impacto asociado con la evacuación de plomo (Loza del Carpio y Ccancapa, 2020) y otros metales pesados (Salas, 2009) a través de los ríos y riachuelos, los que finalmente drenan a través del río Ramis al lago Titicaca.
Se empleó el método espectrofotométrico utilizando la técnica de plasma de acoplamiento inductivo junto a un espectrofotómetro de emisión óptica ICP-OES (Roca et al., 2003; Silva et al., 2003), siguiendo el protocolo 7003 EPA 200.7 certificado por INACAL (LAS, 2021). Los datos fueron analizados mediante la prueba de comparación de medias, t Student (α = 0.05), y contrastados con los referentes de los límites máximos permisibles de metales pesados en productos acuáticos (WHO/FAO, 2015; FSANZ, 2013; MHPRC, 2013).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La secuencia de las concentraciones medias de los metales pesados en las truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) colectadas de la provincia de Puno fue: Zn > Fe > Mn > Pb > Cu > Cd > Hg, y en la provincia de Huancané: Zn > Fe > Mn > Cu > Pb > Cd > Hg (Cuadro 2).
A nivel general, los niveles de metales pesados encontrados en los músculos de la trucha arcoíris están por debajo de los niveles máximos permisibles (WHO/FAO, 2015; FSANZ, 2013; MHPRC, 2013; OMS, 2016; Memet et al., 2017; European Commission, 2008), lo cual es un aspecto favorable, puesto que aún no constituye problema para la salud pública, pudiéndose consumir sin mucha preocupación (Mahjoub et al., 2020). El comparativo entre ambas zonas evidencia algunas variaciones (p<0.05) en el contenido de los metales pesados, lo cual puede ser indicador de la diferencia en el contenido de estos contaminantes en los cuerpos de agua; sin embargo, todos los valores están por muy debajo de los niveles máximos permisibles.
El plomo es un elemento no esencial para los seres vivos y la exposición excesiva al plomo causa problemas neurológicos, alteraciones hematológicas, insuficiencia renal, hipertensión y cáncer (Bosch et al., 2016; Garcia et al., 2010; Shaheen et al., 2016). Las concentraciones medias de Pb en los músculos de la trucha en Puno (0.051 ± 0.0028 mg.kg-1) y de Huancané (0.049 ± 0.0032 mg.kg-1) son diferentes (p<0.05); sin embargo, estuvieron por debajo de los límites máximos permisibles para Pb en peces (Ministry of Health of the People’s Republic of China [MHPRC, 2013]; Food Standards Australia and New Zealand [FSANZ, 2013]; World Health Organization / Food and Agriculture Organization of the United Nations [WHO/FAO, 2015; FAO, 2003]).
La exposición excesiva al cadmio está asociada con efectos renales, pulmonares, hepáticos, esqueléticos, reproductivos y cáncer (Bosch et al., 2016; Shaheen et al., 2016). La concentración media de Cd en el músculo de la trucha fue menor a 0.022 mg.kg-1 (Cuadro 2), valor que se encuentra por debajo de los niveles máximos permisibles recomendados (MHPRC, 2013).
Los elementos como el Cd, Pb y Hg son categorizados como elementos tóxicos, sin función metabólica; sin embargo, pueden ser perjudiciales para el humano, incluso en bajas concentraciones, cuando se ingieren durante periodos prolongados (Somers, 1974). En el presente estudio, las concentraciones de estos elementos en el músculo de la trucha no superaron los límites permisibles (0.05 µg/g; 0.3 µg/g y 0.5 µg/g, respectivamente) para el consumo humano señalado por la Comisión Europea (2008).
El Fe, Cu, Mn y Zn son elementos esenciales debido a su importante papel en los sistemas biológicos (Pis et al., 2008; Fallah et al., 2011; Bosch et al., 2016). En el presente estudio se encontró concentración (p<0.05) de Fe, Mn y Cu en las truchas de Huancané en comparación con las de Puno, indicando que ese cuerpo de agua estaría acumulando mayores niveles de contaminantes, lo cual sería debido a que esa zona recibe la descarga del río Ramis (Cuadro 2). Se ha demostrado que los músculos oscuros contienen concentraciones de Fe más altas que los músculos claros (Lal, 1995), lo cual podría explicar que los tejidos de las truchas de crianza intensiva de la provincia de Huancané son más oscuros que los de la Provincia de Puno. En todo caso, las concentraciones obtenidas de Fe, Cu, Mg y Zn no superaron los límites permisibles (Alonso, 2019).
CONCLUSIONES
La secuencia de las concentraciones medias de los metales pesados en las truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) colectadas de la provincia de Puno fue de Zn > Fe > Mn > Pb > Cu > Cd > Hg y en la provincia de Huancané fue de Zn > Fe > Mn > Cu > Pb > Cd > Hg.
Las concentraciones de los metales pesados evaluados en los músculos de las truchas arcoíris están por debajo de los límites máximos permisibles, siendo aptos para el consumo humano