INTRODUCCIÓN
Eucoleus boehmi (sin. Capillaria boehmi) es un parásito nematode trichurideo del tracto respiratorio superior descrito por primera vez en zorros de la región de Moravia y Austria (Alho et al., 2016). Los vermes adultos se localizan en la mucosa de los cornetes nasales, los senos frontales y paranasales de los caninos domésticos, zorros y lobos (Campbell et al., 1991; Di Cesare et al., 2012; Veronesi et al., 2014). Su ciclo biológico y forma de transmisión no se conocen en detalle; sin embargo, se propone que los animales se infectan al ingerir los huevos larvados del parásito o por la ingesta de lombrices de tierra que podrían actuar como hospedadores intermediarios o paraténicos (Traversa et al., 2010; Veronesi et al., 2013; Di Cesare et al., 2015).
La eucoleosis por E. aerophilus es una enfermedad potencialmente zoonótica llamada capilariasis pulmonar en las personas (Laloševiæ et al., 2008). Si bien existen escasos registros a nivel mundial, la misma ha sido documentada en Rusia, Ucrania, Marruecos, Serbia, Irán y Francia (Coudert et al., 1972; Aftandelians et al., 1977; Cockshott y Middlemiss, 1979; Vilella et al., 1986). En cuanto a E. boehmi, su rol como agente zoonótico es incierto.
La infección en los caninos puede cursar de manera asintomática; sin embargo, en casos con altas cargas parasitarias, los animales pueden evidenciar signos clínicos como tos, estornudo, estornudo inverso, epistaxis, arcadas, descarga nasal e hipo o anosmia (Conboy et al., 2009; Traversa et al., 2010; Veronesi et al., 2013, 2014; Di Cesare et al., 2015;). Clark et al. (2013) registraron la presencia de convulsiones generalizadas en un canino debido a la migración errática de los vermes en el cerebro.
Los huevos de los parásitos de la familia Trichuridae se caracterizan por tener forma similar a un barril con tapones polares en sus extremos. La similitud presente entre los miembros de esta familia conlleva a dificultades en su diagnóstico. Los huevos de E. boehmi pueden medir 54-60 x 30-35 µm, contienen un embrión multicelular, cámara de aire, color claro a amarillento y muestran una delicada superficie externa con hoyos (Campbell et al., 1991; Schoning et al., 1993; Di Cesare et al., 2012). En Argentina, Lavallén et al. (2018) realizaron la primera descripción molecular de E. boehmi en materia fecal de caninos naturalmente infectados de la Ciudad de Mar del Plata.
Debido a la falta de información respecto al seguimiento del tratamiento antihelmíntico en animales con recuentos altos de huevos por gramo de heces (hpg), el objetivo del presente trabajo fue describir un caso clínico de eucoleosis por E. boehmi en un canino con recuentos elevados de hpg.
DESCRIPCIÓN DEL CASO
Un canino macho mestizo de 9 años (animal 1), entero, de 20 kg de peso, de la localidad de La Matanza (Villa Luzuriaga), Provincia de Buenos Aires, fue derivado por un profesional veterinario a la Cátedra de Parasitología y Enfermedades Parasitarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para corroborar el diagnóstico y efectuar el manejo terapéutico de una reinfección por E. boehmi. El animal convivía con otro canino de 5 años (animal 2), en una casa con jardín con césped natural cercado de 20 m2, al que eventualmente accedían felinos.
Un año antes, el propietario había concurrido a la consulta con un profesional veterinario debido a que el animal presentaba tos y estornudos de manera permanente. El profesional realizó el examen clínico, sin encontrar otra particularidad más allá de los signos mencionados con anterioridad. Por ello, indicó realizar un análisis de sangre, un hisopado de cavidad nasal y una rinoscopía. El examen de sangre arrojó la presencia de eosinofilia (recuento relativo: 14%, recuento absoluto: 1225 células/mm3), en tanto que el cultivo bacteriológico y micológico de la muestra de la cavidad nasal fue negativo. En cuanto a la rinoscopía, se informó la presencia de mucosa congestiva y engrosada, con el hallazgo de vermes en los cornetes nasales derecho e izquierdo, emitiendo como diagnóstico «rinitis parasitaria». A partir de la observación de las características morfológicas de los vermes adultos extraídos de la cavidad nasal, utilizando un microscopio óptico, se identificó a E. boehmi (Supperer, 1953). Ante estos resultados, se prescribieron tres aplicaciones cada dos semanas de ivermectina 200 µg/kg por vía subcutánea.
Con el tratamiento aplicado, el paciente logró una mejoría de su estado general; sin embargo, los signos clínicos reaparecieron al cabo de tres meses, por lo cual el propietario consultó a otro profesional, quien decidió derivar la consulta al servicio de Parasitología y Enfermedades Parasitarias (UBA).
Al examen clínico, el animal presentaba tos, estornudos, estornudos inversos y abundante secreción nasal serosa bilateral. A la auscultación, los sonidos cardíacos y pulmonares no mostraron particularidades. La temperatura rectal fue de 38.4 ºC. No se observaron linfonódulos agrandados ni otra anomalía al examen particular.
Se indicó la recolección de materia fecal de cada can durante tres días consecutivos de los dos canes (si bien el animal 2 no presentaba signos clínicos, se realizó el muestreo para evaluar la existencia de una infección asintomática). Este procedimiento se llevó a cabo en las semanas 0, 4, 6, 8, 10, 12, 14, 16, 20, 24, 28 y 32.
El valor de hpg en muestras de heces colectadas cada cuatro semanas desde la semana 16 a la 32 fue de 0 en los dos canes
Las muestras fueron procesadas a través de las técnicas de Benbrook y McMaster (Dolcetti et al., 1947; Permin y Hansen, 1998). En ambos animales se encontraron huevos en forma de barril, con cámara de aire evidente, tapones polares asimétricos, y pequeños hoyos en la superficie de la membrana externa brindando un aspecto poroso. Se tomaron microfotografías a través de la cámara ICC-50HD incorporada al microscopio LEICA® DM-500. Para efectuar las mediciones, se utilizó el módulo de medición interactiva del software LAS V4.5. Se obtuvieron valores promedio de 52.2 µm de largo y 30.5 µm de ancho (Figura 1), compatibles con E. boehmi (Di Cesare et al., 2012). Se encontró un valor de 10 900 hpg de E. boehmi para el animal 1 y de 200 hpg para el animal 2 (Cuadro 1).
Se inició el tratamiento antihelmíntico con imidacloprid 10% y moxidectina 2.5% spot-on tal y como señalan Veronesi et al. (2014, 2017). Asimismo, dada la severidad de los signos clínicos del animal 1, se instauró un tratamiento con prednisolona 1 mg/kg cada 12 h durante 10 días, para continuar con un esquema de días alternos.
Al mes, el animal 2 no presentaba huevos del parásito en las heces, mientras que el animal 1 tuvo 7800 hpg. Ante esto, se continuó con el tratamiento modificando el intervalo de aplicación cada dos semanas, observándose una reducción de los valores de hpg hasta la semana 10 en que se presentó un aumento de la carga parasitaria (Cuadro 1) y reaparición de signos clínicos (estornudos). Se reforzaron las indicaciones al propietario sobre la aplicación del producto spot-on (separar a los perros durante la administración, evitar que se frote o lama, permanecer junto al animal hasta verificar la absorción del producto). Estas medidas permitieron una reducción de la carga parasitaria hasta su negativización en la semana 16. A partir de allí, se espaciaron los tratamientos cada cuatro semanas, hasta observar cuatro resultados negativos (Cuadro 1).
DISCUSIÓN
El diagnóstico de muchas de las helmintiasis gastrointestinales y respiratorias de los caninos depende, entre otras cosas, de la correcta identificación de huevos o larvas de los parásitos en materia fecal. El reconocimiento inapropiado puede conducir a un diagnóstico erróneo y, en consecuencia, a un tratamiento incorrecto.
Este trabajo describe el primer caso clínico en el país de un canino naturalmente infectado por E. boehmi en el que se realizó la cuantificación de huevos en materia fecal, el tratamiento y el seguimiento durante un periodo de 32 semanas. Esto último resulta fundamental en el manejo de la parasitosis, ya que los animales enfermos o portadores constituyen una fuente importante de contaminación, que sumado a la elevada resistencia ambiental que poseen los huevos de Eucoleus spp, pueden contribuir a la reinfección de los animales luego de aplicado el tratamiento (Veronesi et al., 2013).
Considerando la transmisión fecal-oral y la resistencia de los huevos, las medidas sanitarias como la remoción de las heces del ambiente, la prevención de las prácticas de geofagia y coprofagia, resultan procedimientos cruciales para controlar la enfermedad y evitar la reinfección de los animales (Baan et al., 2011). Los caninos pueden contraer infecciones por helmintos del orden Trichocephalida, entre los que se encuentra Trichuris vulpis, Eucoleus boehmi, Eucoleus aerophilus. Si bien los estadios adultos se localizan en intestino grueso, cavidad nasal y pulmón, respectivamente, los huevos se liberan junto con la materia fecal y poseen características morfológicas similares, lo que configura un importante desafío diagnóstico, tanto en el escenario epidemiológico como clínico (Di Cesare et al., 2012).
Si bien existen investigaciones con respecto a protocolos de tratamiento para E. boehmi, las mismas son escasas. La administración de una única dosis por vía oral de ivermectina de 200 µg/kg o de milbemicina oxima de 2 mg/kg, así como la administración de fenbendazol por vía oral a dosis de 50 mg/kg cada 24 h durante 14 días se han reportado como efectivas para el tratamiento (Alho et al., 2016). Por otro lado, Veronesi et al. (2014) demostraron la eficacia contra E. boehmi en perros de una formulación spoton de 10% imidacloprid / 2.5% moxidectina.
La inclusión de Eucoleus spp en el diagnóstico diferencial de las enfermedades cardiorrespiratorias de los caninos es importante. El análisis coproparasitológico de rutina por técnicas de flotación resulta suficiente para evidenciar la presencia de huevos de trichurideos. La correcta identificación y medición de las características morfológicas permite confirmar el diagnóstico de eucoleosis ante un caso sospechoso o detectar la presencia de una infección asintomática