INTRODUCCIÓN
La equinococosis o hidatidosis fue reportada por Hipócrates desde el siglo IV a.C., quien observó que los quistes hidatídicos irrumpían en la cavidad abdominal de las personas, porcinos y bovinos, denominándolos «tumores llenos de agua» (WOAH, 2020). Es una zoonosis ocasionada por el parásito Echinococcus granulosus, el cual taxonómicamente es considerado en la actualidad como un complejo multiespecie llamado E. granulosus sensu lato, el cual se encuentra constituido por las especies E. granulosus sensu stricto, E. equinus, E. ortleppi, E. canadensis y E. felidis. El E. granulosus es el que se presenta con mayor frecuencia alrededor del mundo (PANAFTOSA, 2017).
Los mamíferos, incluso el humano, pueden ser hospedadores intermediarios, siendo de condición de declaración obligatoria a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) los casos detectados en animales (Pavletic et al., 2017). En el hospedador intermediario, los cestodos establecen quistes en diferentes órganos, especialmente hígado y pulmones. Los quistes son vesículas de lento crecimiento que contienen líquido y larvas, denominándose quistes hidatídicos. Estos alteran las funciones del órgano en el que se encuentran, afectando el crecimiento corporal, la producción de leche y el rendimiento de la canal, además de las pérdidas por el comiso de órganos infectados en la inspección sanitaria de las vísceras (WOAH, 2020; WHO, 2020).
La prevalencia de equinococosis (EQ) en mataderos de zonas hiperendémicas de América del Sur varía entre 20 y 95%, siendo más altas en zonas rurales donde se faenan animales de mayor edad (WHO, 2020). Probablemente, Perú sea el país de las Américas con mayor incidencia y prevalencia de EQ, con prevalencias en ovinos, porcinos y bovinos faenados en establecimientos locales de 87, 76.7 y 42.9%, respectivamente (Irabedra y Salvatella, 2010; Sierra-Ramos y Valderrama-Pomé, 2017; Lucas et al., 2019), con pérdidas económicas estimadas en 178 millones de dólares anuales (Irabedra y Salvatella, 2010).
Existe una clara necesidad de trazar un mapa de los procesos relacionados con la inspección post mortem en los mataderos (Pavletic et al., 2017). Los registros del matadero se han utilizado como un método eco- nómico para el registro de datos de EQ en el ganado, así como para coadyuvar en la ejecución de programas de control o como indicador para ajustar las medidas de control (Lucas et al., 2019). En consecuencia, al existir pocos estudios con respecto a la EQ en la región Apurímac, el objetivo de la investigación fue analizar el comportamiento epidemiológico de esta infección en animales faenados en mataderos de la provincia de Andahuaylas durante el periodo 2011-2016.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio fue de diseño analítico, nivel básico, tipo observacional y corte longitudinal. Se realizó en la provincia de Andahuaylas, la cual posee una superficie de 4034 km2 que representa el 19.1% del área total de la región. La zona se encuentra a una altitud de 2850 m y el clima es típico de sierra, con temperatura máxima de 21 ºC y mínima de 5 ºC, alta humedad atmosférica y moderadas lluvias (SENAMHI, 2020). La principal actividad económica es la producción agropecuaria (INEI, 2020). La provincia alberga la mayor población pecuaria de la región Apurímac y cuenta con tres matade- ros municipales en los distritos de Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo, donde se faenan animales de distintas especies para consumo humano (Figura 1).
Se estudió a la totalidad de animales faenados entre octubre y diciembre de 2016 (n=8535 animales). Asimismo, para el estudio retrospectivo se consideró a todos los animales faenados entre 2011 y 2016, correspondiente a 45 263 bovinos, 77 921 ovinos, 5938 caprinos y 74 259 porcinos.
Para el registro de datos se aplicaron los procedimientos de inspección post mortem determinados en el Reglamento Sanitario del Faenado de Animales de Abasto emitido por del Servicio Nacional de Sanidad Agraria de Perú (SENASA, 2012), siguiendo las técnicas de inspección de vísceras, observación externa (superficie, color), palpación, consistencia, tamaño y examen de vísceras en una superficie plana, considerando que la presencia de equinococosis es causante de condena parcial de carcasas y vísceras.
La información para el estudio retrospectivo se recuperó de los registros del Formato Epidemiológico de Enfermedades Detectadas en Centros de Beneficio, que obran en los archivos del Servicio Nacional de Sanidad Agraria y de las Municipalidades de los distritos de Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo. Con esa información se calculó el porcentaje de infección (PI) por EQ mediante la siguiente fórmula: PI = (anima- les infectados / animales faenados) x 100.
La valoración de la pérdida económica se estimó con el peso promedio de las vísceras sanas del animal, considerando que el costo por víscera fue de USD 4.31 y el costo por kilogramo de USD 2.77 (Cuadro 1). De esta manera, para la estimación de la pérdida eco- nómica se utilizó la fórmula siguiente: PE=N x PV x PrV(kg), donde PE=Pérdida económica, N=Total de vísceras comisadas, PV=Peso promedio de la víscera (1.50 kg), PrV(kg)=Precio por kilogramo de víscera (USD 2.77).
El análisis de la información se realizó mediante el paquete estadístico SPSS v. 23 con la prueba de Chi cuadrado de Pearson, el Odds ratio para determinar diferencias entre proporciones y la prueba t Student para igualdad de medias utilizando un nivel de con- fianza de 95% e intervalos de confianza de α=0.05.
RESULTADOS
Factores asociados a la infección por equinococosis quística
Entre octubre y diciembre de 2016 se faenaron 8535 animales entre porcinos, bovinos, ovinos y caprinos en los mataderos municipales de Andahuaylas, Talavera y San Jerónimo. El porcentaje de infección (PI) por EQ fue de 25.7% (IC95%=24.7-26.7), donde los mayores PI se presentaron en el matadero de Andahuaylas (28.4%) y en la especie porcina (29.9%) (p<0.05). El mes de faenamiento no mostró diferencia significativa (p>0.05).
El PI en las hembras de las especies porcina, bovina y ovina fue significativamente mayor que en los machos (p<0.01). La edad no estuvo asociada a la presencia de quistes hidatídicos en ninguna de las especies (p>0.05). Por otro lado, el hígado estuvo más afectado que el pulmón en todas las especies (p<0.01) a excepción de la caprina (p>0.05).
Procedencia de animales y porcentaje de infección con equinococosis quística
La Figura 2 muestra la procedencia de los animales con EQ, donde los distritos de San Miguel de Chaccrampa y Santa María de Chicmo presentaron los mayores PI (32.4 y 29.6%, respectivamente), aunque sin diferencia significativa entre localidades (p<0.05). Es interesante notar que estos mataderos también se faenan animales procedentes de la región Ayacucho (26%) y de regiones de la costa del país (15%).
Peso de carcasas de animales sanos e infectados con equinococosis quística
No hubo diferencias significativas entre el peso de las carcasas de los animales sanos y el peso de las carcasas de los animales con EQ (Cuadro 4).
Equinococosis quística y pérdida económica (2011-2016)
El PI por EQ en el periodo 2011-2016 fue de 30% (IC95%=29.8-30.2). El mayor PI se dio en el matadero de Talavera (57.3%), seguido de San Jerónimo (19.3%) y Andahuaylas (12.7%) (p<0.01). No obstante, los PI anuales y mensuales no mostraron diferencias significativas (Cuadro 5).
La pérdida económica total estimada fue de USD 155,650, correspondiente al comiso de 63 603 hígados y pulmones de porcinos, vacunos, ovinos y caprinos. Dicha pérdida comenzó a incrementarse a partir de 2014, alcanzando su máxima pérdida en 2015 (USD 28 977). El matadero con mayor pérdida eco- nómica por comiso de vísceras infectadas con EQ fue el de Talavera (USD 110,983.2). Así mismo, se estimó que 49.1% de la pérdida económica corresponde al comiso de vísceras de porcinos, seguido del comiso de vísceras de bovinos (25.8%), ovinos (24.4%) y caprinos (0.7%).
DISCUSIÓN
Factores asociados a la infección por equinococosis quística
La especie porcina fue la que presentó el mayor PI (29.9%), al igual que lo reporta- do en un estudio previo en Huancarama, cercano a la zona de este estudio (Sierra-Ramos y Valderrama-Pomé, 2017), pero en Chile se reportaron PI más bajos (Acosta-Jamett et al., 2016). El PI en bovinos fue de 23.6% similar a lo reportado en Chile (Acosta- Jamett et al., 2016) y Etiopia (Bekele y Butako, 2011; Kebede et al., 2011; Abebe et al., 2014), pero superior a reportes en Chile (Cruzat et al., 2019), Brasil (Hubener et al., 2019), Italia (Poglayen et al., 2017) y Egipto (Abo-Aziza et al., 2019), habiendo reportes con valores superiores en Huancayo, Perú (Lucas et al., 2019), Argentina (Dubarry et al., 2013) y Turquía (Oðuz y Deðer, 2013).
El 28.1% de PI en ovinos fue similar a lo hallado en Chile (Acosta-Jamett et al., 2016), pero mucho mayor a lo reportado en Italia (Loi et al., 2019), Egipto (Abo-Aziza et al., 2019) y China (Yang et al., 2015). No obstante, se reportan valores mayores en Turquía (Oðuz y Deðer, 2013). Por otro lado, el 20% de PI en caprinos fue muy superior a lo reportado en Irak (Jarjees y Ai-Bakri, 2012), Irán (Abdi et al., 2013) y Omán (Al- Kitani et al., 2014).
Las diferencias entre los PI reportados con los del presente estudio podrían deberse al tipo de crianza, las prácticas de higiene en los mataderos, condiciones climatológicas y de los pastizales, sistema de pastoreo, presencia de perros y en gran medida a la forma de faenamiento y eliminación de órganos afectados (Al-Kitani et al., 2014). Por otro lado, se sabe que las cepas difieren en la forma de transmisión del parásito. Tal es así que en Europa se encuentran «cepas» perro-porcino, perro-bovino, perro-ovino, ovino-bovino-humano, entre otras (Tercero y Olalla, 2008).
En la provincia de Andahuaylas, la crianza de bovinos, ovinos y caprinos es extensiva. Por otro lado, los porcinos son mayormente criados bajo la modalidad de«traspatio», con instalaciones inadecuadas, permitiendo que los cerdos deambulen por los alrededores y consuman desperdicios e inclusive heces, además de mantener contacto con los perros de los pastores o guardianes, razones por las cuales el PI en esta especie es tan alto, muy superior al de otras especies (Sierra-Ramos y Valderrama-Pomé, 2017).
El mes de faenamiento, la procedencia de los animales y la edad de estos no estuvo asociada a la equinococosis quística EQ, lo que evidencia el estado de endemicidad de esta parasitosis en la zona. Del mismo modo, no existió diferencia entre el peso de las carcasas de los animales sanos con el de los animales con EQ, probablemente debido a que el crecimiento de los quistes es lento y progresivo, pudiendo tardar varios años en alcanzar un tamaño considerable, lo que, sumado a la rusticidad propia de los animales criollos no afectaría al peso vivo.
El mayor PI en hembras de las especies porcina, bovina y ovina concuerda con otros reportes (Lucas et al., 2019; Carrión- Ascarza et al., 2021). Podría existir una explicación biológica para esta aparente susceptibilidad femenina, pero se requiere más investigación al respecto. Sin embargo, las hembras son mantenidas por más tiempo en los rebaños que los machos en los Andes de Perú de modo que tendrían una mayor oportunidad de infectarse y desarrollar los quistes.
El órgano afectado con mayor frecuencia con quistes hidatídicos fue el hígado (70.2%), de manera similar a otros estudios (Jarjees y Ai-Bakri, 2012; Abdi et al., 2013; Ghebremariam et al., 2014; Sierra-Ramos y Valderrama-Pomé, 2017). Esto se debería a que el hígado actúa como la primera barrera para las oncosferas en su recorrido hacia la circulación portal. Posteriormente, los embriones son transportados por la sangre a todas las partes del cuerpo. Debido al tamaño de las oncosferas, la mayoría de ellos quedan retenidas en el hígado; no obstante, las posibles variaciones en el sitio de los sinusoides en diferentes especies juega un papel en la distribución de la oncosfera hasta su ubicación final en varios órganos (Jarjees y Ai- Bakri, 2012).
Equinococosis quística y pérdida econó- mica (2011-2016)
El PI con EQ en animales faenados en el periodo 2011-2016 fue de 30%, superior a lo reportado en otros países de la región (Acosta-Jamett et al., 2016; Cruzat et al., 2019; Hubener et al., 2019; Rau et al., 2019) así como en otros países del mundo (Abebe et al., 2014; Al-Kitani et al., 2014; Ghebremariam et al., 2014; Yang et al., 2015; Poglayen et al., 2017). El PI encontrado en este estudio solo fue superado por reportes en Argentina (Dubarry et al., 2013) y Turquía (Oðuz y Deðer, 2013).
Si bien el PI encontrado en esta investigación es elevado, se debe de considerar que la verdadera frecuencia podría ser más alta, si se considera la poca eficacia de detectar quistes pequeños en las vísceras durante la inspección de las carcasas en los mataderos (Acosta-Jamett et al., 2016) y que esta investigación no incluye información respecto al faenamiento domiciliario, donde podría esperarse una frecuencia mayor de casos positivos.
La EQ suele presentar una gran diversificación con relación a la especificidad del hospedador, morfología, epidemiología, biología del desarrollo, fisiología, bioquímica y genética; los cuales, se asocian a diferentes especies animales (WOAH, 2020). En ese sentido, las diferencias encontradas entre mataderos se relacionan principalmente con las especies animales que son beneficiadas en dichos establecimientos. Tal es así que, el mayor IP fue de 57.3% en el matadero municipal de Talavera donde se faenan mayoriariamente porcinos, especie que en el distrito de Huancarama, aledaño al distrito de Andahuaylas, presenta el PI con EQ más alto del Perú (Sierra-Ramos y Valderrama- Pomé, 2017). Por otro lado, en el matade- ro municipal de San Jerónimo se faena solo ganado bovino, mientras que el matadero municipal de Andahuaylas se faena mayormente ovinos, seguido de ganado bovino, porcino y caprino.
La pérdida económica anual estimada a causa del comiso de vísceras con EQ fue similar a lo reportado en mataderos del Norte de Etiopía (Bekele y Butako, 2011), pero inferior a otros resultados en mataderos de la zona oeste del mismo país (Alembrhan y Haylegebriel, 2013). En el matadero municipal de Talavera se estimó la mayor pérdida económica durante los seis años de estudio, lo cual se debería al mayor número de animales faenados y a que presentó el PI más alto (57.3%).
Debido a que la mayoría de los anima- les faenados proviene de la crianza de traspatio en la zona, se estima que la prevalencia de la enfermedad en el ganado de la región es alta, donde el faenamiento domiciliario es frecuente y, por lo general, las vísceras son consumidas por los canes, manteniendo así un ciclo doméstico que permite una alta endemia de esta zoonosis (Valderrama y Huaranca, 2014). Aunque se ha comprobado que la medida de control más efectiva para reducir la prevalencia de la equinococosis es el tratamiento de los canes, la medida preventiva fundamental es la educación, a fin de que las personas hagan suyo el compromiso de cambiar hábitos y conductas de riesgo (Apt et al., 2000).