INTRODUCCIÓN
Los roedores son mamíferos fecundos del orden Rodentia. Dentro del grupo de los mamíferos abarcan el 40% con un aproximado de 2280 especies y al menos el 10% de su población es de importancia sanitaria y económica (Priotto et al., 2002; Carleton y Musser, 2005). Su gran capacidad de adaptabilidad y flexibilidad les ha facilitado una estrecha relación con el hombre, principalmente para los del género Rattus, siendo considerados como roedores sinantrópicos o comensales (Priotto et al., 2002; Carleton y Musser, 2005).
Las especies Rattus norvegicus (rata parda o de alcantarilla) y Rattus rattus (rata negra o de los tejados) son las que han alcanzado la mayor distribución mundial con ecología periurbana. Estos roedores tienen un rol importante como transmisores de agentes zoonóticos de origen parasitario, viral y bacteriano siendo de gran impacto en la salud de las personas y animales (Duque et al., 2012).
Los helmintos hepáticos zoonóticos que se reportan en roedores (sinantrópicos y silvestres) son el nematodo Capillaria hepatica y Cysticercus fasciolaris (metacestode de Taenia taeniaeformis) (Ahmad et al., 2011; Simões et al., 2014). C. hepatica afecta a roedores y diversos mamíferos, su ciclo biológico es directo ubicándose en el hígado de su hospedero. Los huevos son liberados en el parénquima hepático donde terminan siendo encapsulados (no se liberan directamente por el hospedero) y una vez que este muera los huevos maduran hasta larvar y son ingeridos por un predador, las larvas se liberan en el intestino, viajan por vía mesentérica y porta hasta llegar al hígado continuando así con el ciclo (Chao-Ding et al., 2010; Kataranovski et al., 2010). Los roedores infectados no suelen mostrar signos clínicos y en los humanos suele darse fiebre, hepatomegalia y disminución de peso (Baker, 2007).
Taenia taeniaeformis posee un ciclo de vida indirecto, siendo los carnívoros de las familias Mustelidae, Canidae y Felidae los hospederos definitivos (liberación de huevos en heces) y los roedores junto con el hombre sus hospederos intermedios (ingestión de huevos embrionados por alimentos contaminados) en donde se observa la presencia de su forma larvaria en el hígado (Cysticercus fasciolaris). El metacestode C. fasciolaris posee una amplia distribución geográfica reportándose en Nueva Zelanda, Europa (Battersby et al., 2002), Asia (Claveria et al., 2005; Singla et al., 20013) y Canadá (Fuehrer, 2014).
Si bien ambas especies de roedores han sido reportados alrededor del mundo y son considerados como reservorios de helmintos, en el Perú existe muy poca investigación concerniente a infecciones hepáticas zoonóticas transmitidas por estos roedores, así como las alteraciones histopatológicas como respuesta hepática con relación al agente parasitario y a la variabilidad de su presencia (C. hepatica y C. fasciolarias) en diferentes medio- ambientes. Ante esto, el objetivo de la presente investigación fue determinar la prevalencia de helmintos hepáticos zoonóticos y su caracterización histopatológica en roedores (Rattus spp) procedentes de un zoológico, granjas porcinas y mercados de abastos en Lima, Perú.
MATERIALES Y MÉTODOS
Lugares de Captura de Roedores
Se capturaron 267 roedores procedentes de un parque zoológico del distrito de San Miguel, tres granjas porcinas de Huaral, Lurín y Villa El Salvador y ocho mercados de abastos de los distritos de Chorrillos, La Victoria, San Luis, San Juan de Miraflores, San Martín de Porres y Surco ubicados en la región Lima-Perú, durante el periodo 2013-2015 (Figura 1).
El manejo de los animales se realizó en áreas aisladas dispuestas por las autoridades responsables de los diferentes medio- ambientes trabajados. Asimismo, se dispuso de un ambiente aislado en la Facultad de Medicina Veterinaria (FMV) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) antes de su ingreso al Laboratorio de Parasitología, donde se realizó el análisis parasitológico e identificación de los helmintos.
Toma de Muestras
Captura e identificación de roedores
La captura, manipulación, identificación y recolección de muestras de los roedores se realizó según las normas de bioseguridad y protocolos establecidos por el Centro de Enfermedades Infecciosas y Prevención de Atlanta (Mills et al., 1998).
Se emplearon trampas de captura viva tipo «Tomahawk» ubicándolas durante la noche en lugares con indicios de la presencia de roedores y a una distancia de 5 m entre ellas. Las trampas se revisaban a la mañana siguiente. Los roedores no permanecieron más de 24 horas dentro de las trampas (Kataranovski et al.,1994; Simões et al., 2014)
La identificación de las especies de roedores se basó en la medida de los parámetros morfométricos de longitud total del cuerpo, largo de la cola, largo de la cabeza, patas, orejas y peso. Rattus rattus presenta la cola más larga que la suma del cuerpo más la cabeza, a diferencia de Rattus norvegicus, donde la cabeza más el cuerpo es mayor o igual que la cola (Priotto et al., 2002).
La edad se clasificó en juvenil-subadulto y adulto variando según el peso de la especie de roedor; la cual se midió con una misma balanza con un margen de error de ± 0.1 g. Así, en Rattus norvegicus los animales que pesaron más de 200 g se categorizaron como adultos y en Rattus rattus los mayores a 130 g (Kataranovski et al., 1994; Milazzo et al., 2010). Asimismo, se registró el sexo y el medioambiente de procedencia.
Se capturaron 267 ratas; de las cuales, 163 fueron Rattus rattus, 104 Rattus norvegicus, 145 juveniles-subadultos, 122 adultos, 131 machos y 136 hembras.
Necropsia
La anestesia de los roedores fue por inhalación de cloroformo y administración de ketamina a 10 mg/kg vía intramuscular. El sacrificio se realizó por punción intracardiaca aplicando sobredosis de pentobarbital sódico a 150 mg/kg (Marshall et al., 1994; Rocha et al., 2015).
Histopatología
Se realizó una evaluación macroscópica de los hígados durante la necropsia. Se tomaron fragmentos del lóbulo lateral derecho (1 cm de largo por 1 cm de ancho y 0.5 cm de grosor) de cada roedor que evidenciaran o no lesión hepática. Asimismo, se tomaron muestras adicionales del parénquima de otros lóbulos que evidenciaran alguna alteración macroscópica. Las muestras se conservaron en frascos con formol tamponado al 10% para su procesamiento histopatológico. Las secciones de tejidos se tiñeron con hematoxilina y eosina (H&E) para su evaluación histopatológica al microscopio óptico.
Parásitos y Análisis Histopatológico
Evaluación macroscópica
La evaluación macroscópica de los hígados consistió en dos fases: Primero, cada hígado fue analizado in situ durante la necropsia, luego se procedió a extraerlo de la cavidad abdominal para observar en detalle y revisar cada lóbulo en busca de lesiones externas evidentes y/o alteraciones macroscópicas indicativas de daño hepático como cambios en el tamaño, forma, superficie, color, presencia de quistes (figura 2), etc. (Paredes y Cubillos, 1995).
Evaluación microscópica
Las infecciones en el hígado se confirmaron a nivel histopatológico si se observaba la presencia de huevos o adultos de Capillaria hepatica y/o la presencia del quiste o la larva para el caso de Cysticercus fasciolaris.
La evaluación histopatológica se basó en la observación de cambios y/o alteraciones a nivel de la cápsula hepática, lobulillos o espacio porta evaluando la presencia de algún tipo de degeneración, infiltrado inflamatorio y exudados reconociendo así procesos de hiperplasia en conductos biliares, fibrosis y presencia de depósitos extracelulares (Cullen y Brown, 2013).
El diagnóstico lesional de los hígados con alteraciones histopatológicas se realizó con base al patrón de distribución y nivel o grado de afección clasificándolas como ausente, leve, moderada y severa. Asimismo, según el tipo de respuesta inflamatoria se clasificaron como agudo y crónico (Slauson y Cooper, 2002).
Análisis Estadístico
Los datos fueron ordenados y agrupados en una hoja de cálculo de MS Excel para su análisis estadístico. Las prevalencias de helmintos hepáticos se expresaron en forma porcentual con sus respectivos intervalos de confianza al 95%. La asociación entre las variables de estudio (especie, edad, sexo y procedencia) con la presencia de helmintos hepáticos zoonóticos se evaluó mediante las pruebas de Chi cuadrado y regresión logística empleando el software STATA v. 12.0.
Además, se determinó la frecuencia de los diagnósticos histopatológicos hepáticos según su grado de afección (leve, moderada y severa) y tipo de respuesta inflamatoria (aguda y crónica) en todos los roedores afectados (R. rattus y R. norvegicus).
RESULTADOS
La prevalencia general de Cysticercus fasciolaris en roedores de Lima (zoológico, granjas porcinas y mercados de abastos) fue 3.7% (IC 95% 1.81 - 6.78). Por otro lado, no se halló Capillaria hepatica mediante el diagnóstico histopatológico (Cuadro 1). El análisis estadístico mediante las pruebas de chi cuadrado y regresión logística no evidenció asociación significativa entre las variables de estudio (especie, edad, sexo, procedencia) con C. fasciolaris (p>0.05) (Cuadro 1).
Se determinaron siete diagnósticos histopatológicos en los hígados de los 10 roedores positivos a C. fasciolaris, siendo la colangiohepatitis eosinofílica granulomatosa la más común (Cuadro 2, Figura 3). Según el grado de afección, ninguno fue leve (0/10), tres fueron moderados (3/10) y siete severos (7/10). Asimismo, todos tuvieron una respuesta inflamatoria crónica (Cuadro 2). Se observaron estructuras parasitarias caracterizadas por una cutícula delgada, bordes planos, fibras musculares lisas y ganchos del metacestode (figuras 3 y 4) rodeadas de diversos tipos de infiltrados celulares, los cuales variaron según el tipo de lesión histopatológica (Figura 5).
DISCUSIÓN
Los roedores son fuente de una serie de patógenos responsables de una importante morbilidad y mortalidad humana en todo el mundo, incluyendo infecciones parasitarias zoonóticas como Capillaria hepatica y Cysticercus fasciolaris donde Rattus spp desempeñaría un rol de hospedero definitivo y hospedero intermediario respectivamente. Sin embargo, la fauna parasitaria en cada entorno ecológico puede ser diferente debido a las diferencias ambientales (Himsworth et al., 2013).
El presente estudio estuvo abocado a determinar la ocurrencia de helmintos en Rattus spp de potencial zoonótico mediante hallazgos macroscópicos e histopatológicos, en contraste a otros estudios en el que solo se evalúan lesiones macroscópicas (Duque et al., 2012), además de considerar diversos entornos ambientales. Los resultados del estudio indicaron la presencia de formas larvarias de Cysticercus fasciolaris; sin embargo, no se detectaron adultas o huevos del nematodo Capillaria hepatica., aunque no se puede descartar la presencia de este nematodo pues el análisis microscópico sólo contempló la evaluación del lóbulo lateral derecho. Asimismo,McGarry et al. (2015) indican que la sección aleatoria no es siempre óptima para el diagnóstico, pues los huevos de Capillaria hepatica suelen agruparse de manera desigual en todo el parénquima hepático.
Al menos 80 especies de roedores y entre ellos Rattus spp se sitúan como los principales hospederos primarios y reservorios de C. hepatica, con prevalencia a entre 0.5% hasta cifras elevadas alrededor del 90 % (Freeman y Wright, 1960, Araujo, 1967; Solomon y Handley, 1971; Farhang- Azad y Schlitter, 1978), siendo esta variabilidad en la prevalencia por factores tales como la madurez del hospedero, estación del año, densidad de poblaciones, tipo de hábitat y lugares geográficos (Sinniah et al., 1979; Easterbrook et al., 2007). Así, diversos autores encontraron grandes diferencias entre poblaciones de ratas de las ciudades «ratas sinantrópicas» (0.7%) y ratas en de ambientes tropicales (0%) con ratas de campo (17.7%) capturadas en áreas agrícolas (Freeman y Wright, 1960; Araujo, 1967; Solomon y Hadley; 1971; Farhang-Azad y Schiltter, 1978). Las áreas evaluadas en el presente estudio, al estar ubicadas en zonas urbanas (mercados y zoológicos) y suburbanas (granjas porcinas) tendrían menor riesgo de presentar estas parasitosis.
C. hepatica suele presentar dificultades y complicaciones diagnósticas en el hombre, debido a las características biológicas únicas del parásito, por su particular ubicación anatómica hepática donde se congregan huevos y adultos. Son pocos los casos registrados a nivel mundial, informándose al menos 100 casos hasta 2012 (Führer et al., 2011). En Perú solo se ha reportado la presencia de huevos de C. hepatica en heces de un poblador de la zona del Manú quien manifestó haber consumido hígado de un tapir (Tapirus sp), hospedero mamífero no múrido del nematodo (Cabada et al., 2013), considerándose infección como espuria (pseudoparasitismo).
Cysticercus fasciolaris es el estado larval y quístico del cestodo Taenia taeniformis, cuyo hospedero definitivo son individuos de las familias Canidae y Felidae, y los hospederos intermediarios mientras son los roedores y el humano. Semejante a la situación de Capillaria hepatica, Cysticercus fasciolaris, se ha reportado una variable prevalencia en ratas en diversas latitudes; sin embargo, la presencia del complejo roedor- helminto de interés zoonótico no es evidente en ambientes urbanos (Duque et al., 2012; Yousefi et al., 2014).
La prevalencia para Cysticercus fas- ciolaris en roedores (Rattus spp) de Lima fue de 3.74%, prevalencia similar y baja al 2.4% encontrado por Duque et al. (2012) en un mercado minorista de Medellín, Colombia, mediante histopatología hepática convencional a 54 roedores que exhibieron lesiones macroscópicas. En ambas situaciones, la presencia de mamíferos domésticos como gatos o perros, demostraron deficiente control básico de sanidad, propiciando la aparición y propagación de roedores y en consecuencia favoreciendo la circulación de la forma adulta (Taenia taeniaeformis), del cual no se tienen reportes en poblaciones animales en Perú.
En cuanto a la relación entre la especie de ratas (R. rattus / R. norvegicus) y la positividad a C. fasciolaris no se encontraron diferencias estadísticas, debido posiblemente a sus hábitos alimenticios. Si bien ambas especies son omnívoros oportunistas, R rattus suele ser frugívora y granívora, mientras que R. norvegicus opta por frutas, hortalizas, cereales, insectos y carne (carroñera) (Kingdon, 1974; Bonino, 1999).
Respecto al hábitat, la rata negra suele vivir en terrenos elevados debido a que es una excelente trepadora y a menudo vive en árboles o planos elevados de edificios, techos y tejados, a discrepancia de la rata parda, que su actividad se limita casi exclusivamente al nivel del suelo. Sin embargo, en ocasiones ambas variedades se hallan cohabitando. Así, en edificaciones de varios pisos R. norvegicus elige vivir en las partes bajas, mientras que R. rattus lo hace en los pisos superiores (Bonino, 1999, Jarbas et al., 2002).
No se observaron diferencias significativas entre las variables estrato etario y sexo con la presencia de C. fasciolaris, similar a lo observado por otros autores (Stojcevic et al., 2002; Kia et al., 2010). Esto es probablemente debido a que ratas de ambos sexos y e independientemente de la edad tienen similar oportunidad de infectarse por la disponibilidad de alimento contaminado con heces. Esto mismo sucede con la variable procedencia, pues se asume que los roedores dispondrían la misma oportunidad de infección con el parásito. Por otro lado, no se dispone de estudios en el país sobre la prevalencia de T. taeniaeformis en hospedadores definitivos, teniéndose solo como base de información reportes de Inglaterra (12% en gatos de zonas urbana; Nichol et al., 1981) e India (reporte de un gato; Singla et al., 2009).
El número de ratas capturadas en la granja porcina y en el zoológico fue relativamente similar, a diferencia del número de ratas en los mercados, donde se pudo capturar un menor número. Esta diferencia puede ser debida a las medidas de control que realizan los municipios, tanto en el alcantarillado momo en las estrategia y frecuencias de desratización. Asimismo, se notó que la población de gatos varió en relación inversa a la presencia de roedores en los mercados.
Con relación al examen histopatológico, la respuesta inflamatoria más común fue la colangiohepatitis granulomatosa eosinofílica. Se definió un patrón de lesión histopatológica con predomino de una distribución focal, con estadios mayormente de tipo crónico y un compromiso hepático de moderado a severo. Estos resultados concuerdan con el estudio de Kumar et al. (2006), quienes reportan infiltrado eosinofílico, células plasmáticas y macrófagos alrededor de los quistes. No obstante, Singla et al. (2013) en roedores Bandicota bengalensis observaron que los quistes de C. fasciolaris estaban encapsulado por tejido conectivo y sin mayor reacción inflamatoria. Estas diferencias probablemente podrían deberse al tipo de relación hospedador-parásito entre las especies de roedores.
A partir de los resultados encontrados es posible concluir que los roedores infectados con Cysticercus fasciolaris, estadio larval de la Taenia taeniaeformis constituyen una fuente potencial de transmisión para felinos domésticos o silvestres y en consecuencia constituir un riesgo sustancial para el humano, principalmente niños y ancianos. Se debe considerar en el sistema de salud la vigilancia del parásito por riesgo de contraer la parasitosis por medio del agua o alimentos contaminados con huevos del cestodo en heces de felinos, cuya población se ha incrementado en los últimos años.
CONCLUSIONES
Se reporta por primera vez la presencia de Cysticercus fasciolaris en hígados de roedores Rattus spp en Lima, Perú.
Se encontró una baja prevalencia de Cysticercus fasciolaris (3.74%) en roedores Rattus spp procedentes de un zoo- lógico, tres granjas porcinas y ocho mercados de abastos de Lima, Perú.
El análisis histopatológico no halló Capillaria hepatica en los hígados de todos los roedores evaluados.
La lesión histopatológica predominante fue una moderada a severa colangiohepatitis granulomatosa eosinofílica asocia- da a quiste parasitario de Cysticercus fasciolaris.
No se encontró asociación significativa entre las variables de estudio (especie, edad, sexo y procedencia) con C. fasciolaris (p>0.05).