INTRODUCCIÓN
La crianza de mascotas es una característica universal desarrollada en las sociedades humanas. La relación entre el hombre y el perro es una entidad compleja, iniciada a partir de la domesticación de los animales, y mantenida hasta hoy, gracias a sentimientos muy peculiares (Faraco y Seminotti, 2004; Aprobato Filho, 2013). Según cifras recopiladas por el IBGE (2018) y actualizadas por la inteligencia comercial del Instituto Pet Brasil, se encuentran 54.2 millones de perros en 2018 en el país.
Estos animales, cuando son criados por tutores que aplican una custodia responsable, son llevados a clínicas veterinarias para resolver problemas de salud. Los perros padecen, entre otras, de afecciones en la piel, y dependiendo de la causa, el proceso de cicatrización puede tomar mucho tiempo (Reinke y Sorg, 2018). La cicatrización se produce cuando el tejido lesionado se reemplaza por tejido conectivo vascularizado, de modo que se restaura la función del tejido y la continuidad anatómica (Diegelmann y Evans, 2004; Panobianco et al., 2012).
El proceso comprende tres fases: inflamación, proliferación y remodelación (Demidova-Rice et al., 2012). La fase inflamatoria comienza poco después de la lesión, con migración de leucocitos y plaquetas que se adhieren a los vasos sanguíneos dañados, desencadenando una reacción hemostática. Luego, ocurre la fase proliferativa o de granulación, con recuperación de células epiteliales sobre el área lesionada, neovascularización, producción de colágeno por fibroblastos y contracción de la herida. Finalmente, la fase de remodelación, que puede durar meses, tiene como objetivo lograr una mejora en los componentes de la fibra de colágeno y la reabsorción de agua para aumentar la fuerza de la cicatriz y disminuir su grosor (Flanagan, 2013).
Para combatir los procesos inflamatorios y restaurar el tejido dañado, generalmente se utilizan medicamentos alopáticos. Sin embargo, estos fármacos son costosos, de difícil acceso y pueden causar efectos secundarios severos. Ante esto, se observa un creciente uso de productos de origen natural para la remediación de problemas de salud, la fitoterapia (Balbinot y Vieira, 2013). Entre estos, el uso de la corteza de barbatimão (Stryphnodendron adstringens) y jucá o granadillo brasileño (Caesalpinia ferrea) ha ido cobrando protagonismo debido a su alto poder para acelerar el proceso de cicatrización (Malaquias et al., 2015). Del barbatimão se utiliza la corteza del tallo como agente antiinflamatorio, antimicrobiano y cicatrizante, e internamente para el tratamiento de úlceras (Pereira et al., 2013). La jucá tiene un alto potencial antiinflamatorio atribuido a la inhibición de las prostaglandinas, actividad cicatrizante y actividad antimicrobiana (Govindasamy y Arulpriya, 2013).
Ambas plantas tienen en su composición taninos, los cuales tienen la capacidad de formar puentes de hidrógeno duraderos, provocando la formación de tanino-proteína, insoluble en agua, formando una costra protectora sobre la lesión (Lima et al., 2016), favoreciendo la reepitelización. Estas sustancias son capaces de promover la proliferación de células epiteliales y su migración desde la periferia de las lesiones. Este fenómeno está regulado por genes, factores de crecimiento, integrinas y enzimas similares a las metaloproteinasas de matriz (MMP) (Hernandes et al., 2010; Lima et al., 2016). En vista de lo anterior, se presenta el tratamiento herbolario para el proceso de cicatrización en un canino con una herida nasal profunda.
REPORTE DE CASO
Historia Clínica y Anamnesis
Un canino rescatado por una Organización No Gubernamental (ONG) fue atendido en una Clínica Veterinaria de la ciudad de Santarém-Pará, Brasil. Una hembra Pastor Alemán, de aproximadamente un año de edad y peso de 19 kg. En la anamnesis solo se pudo determinar que el animal había sido encontrado en una zona alejada de la ciudad, sumamente debilitado y con lesiones en la región nasal.
Exploración Física y Clínica
Al examen físico se evidenciaron lesiones ulceradas en región nasal con área de necrosis, además de una sustancia similar a la sulfadiazina de plata en las lesiones. El examen clínico identificó apatía, letargo, enoftalmos, caquexia, pelo áspero, ausencia de ectoparásitos y mucosas pálidas. Asimismo, otros valores clínicos hallados en el paciente se presentan en el Cuadro 1.
Protocolo de Emergencia
Se tomó una muestra de sangre para análisis de hemograma y determinación de la concentración de proteína C reactiva para descarte de leishmaniasis. En el hemograma se encontró anemia normocítica normo-crómica y el resultado de PCR para leishma-niasis fue no reactivo. Se continuó con la evolución de la atención de urgencia con fluido-terapia mediante solución de Ringer lactato en dosis de 1.9 L/24 h para corregir el déficit hídrico, junto con tratamiento de soporte para corregir el desequilibrio hídrico. Se administró ácido ascórbico y complejo B vía intra-venosa.
Posteriormente, el paciente fue anestesiado con acepromazina al 0.2% y ketamina clorhidrato al 10% vía intravenosa. Se procedió con la técnica de desbridamiento de la zona de necrosis en la región nasal, se limpió la zona afectada con un antiséptico a base de clorhexidina al 1% y solución salina y se aplicó una pomada a base de óxido de zinc y alantoína para protección previa frente a agentes externos.
Luego de los procedimientos de emergencia, el animal fue sometido a terapia antibiótica a base de amoxicilina, asociada a clavulanato de potasio, y antiinflamatorio a base de meloxicam 0.2% vía subcutánea durante 3 d consecutivos. Para el control del dolor se administró dipirona sódica vía intravenosa. El paciente permaneció bajo observación completa durante las primeras 24 horas. Asimismo, debido a la anemia severa del paciente, se administró epoetina alfa por vía subcutánea en tres días alternos, además de suplemento vitamínico durante 60 días (Eritrós® - 1 comprimido/día) y dieta balanceada.
Tratamiento
Además de la atención de urgencias, se instauró un tratamiento herbolario con infusión a base de los principios activos de Stryphnodendron adstringens y Caesalpinia ferrea. La infusión (Cuadro 2) fue preparada a fuego medio durante 10 minutos en una olla esmaltada, luego se filtra la infusión a través de un paño fino y se deja enfriar. La infusión puede utilizarse hasta por dos días, siendo necesario conservarlo en un ambiente refrigerado y protegido de la luz. El medicamento embebido en gasas se aplicó sobre las lesiones una vez al día durante 55 días La paciente no mostró efectos secundarios con el uso del medicamentos a base de hierbas (Figuras 1 - 3).
DISCUSIÓN
En el presente caso se optó por utilizar la infusión de jucá asociada con barbatimão, infusión de fácil preparación, y que forma una capa protectora sobre la lesión de la piel, aislándola y protegiéndola contra la lamedura, ya que, la aparición de lesiones en la región nasal a consecuencia de traumatismos o patologías presenta un reto en el proceso de cicatrización por el sitio de la lesión (húmedo) y por el lamido constante del animal (Rodrigues et al., 2017). La forma en que se trata la herida afecta directamente la tasa de curación, el tiempo de mejora, el retorno de la función en la región dada y la apariencia final (Valente, 2014). La fase de cicatrización puede durar meses, mientras disminuye el tamaño de la cicatriz, siendo el periodo donde los elementos cicatrizantes se transforman en tejido maduro con características bien diferenciadas (Oliveira, 2012; Medeiros y Dantas-Filho, 2016).
En el animal reportado fue fundamental el uso de la fitoterapia, donde cada una de las plantas utilizadas tiene efectos cicatrizantes y reepitelizantes que, al sumarse, favorecen y potencian el efecto cicatrizante (Ywata et al., 2006; Piriz et al., 2014; Silva et al., 2015a). Los taninos presentes en ambas plantas forman puentes de hidrógeno que recubren la lesión de la piel, protegiéndola de posibles agentes patológicos externos que pudieran retrasar el proceso de cicatrización, hecho que fue indicado en los estudios de Oliveira et al. (2010), Govindasamy y Arulpriya (2013) y Rodrigues et al. (2017), donde refieren que los taninos son los responsables de la acción farmacológica, debido a su acción protectora frente a lesiones del tejido cutáneo.
Las hierbas medicinales utilizadas en el presente informe se encuentran fácilmente y se adquieren por un bajo valor monetario en la región estudiada. Además de tener efectos beneficiosos a partir del conocimiento empírico, cuenta con evidencia científica. Diversos autores (Veiga Junior et al., 2005; Ozaki y Duarte, 2006; Hernandes et al., 2010); Silva et al., 2015b; Lima et al., 2016) reportan los beneficios de la fitoterapia en comparación con la medicina alopática, incluyendo la diferencia en costos.
Así, la búsqueda y uso de la corteza de Stryphnodendron adstringens y el fruto de Caesalpinia ferrea para la cicatrización de heridas se ha vuelto cada vez más popular, ya que acelera, favorece y potencia el proceso de cicatrización de las heridas de la piel, además de evidenciarse la nula actividad tóxica (Silva et al., 2009; Barroso et al., 2010; Costa et al., 2010). Asimismo, los resultados obtenidos por Carvalho et al. (1996) y Ríos y Pastore Júnior (2011) confirman que tanto el fruto como el resto de la planta Caesalpinia ferrea tienen actividad analgésica, antiinflamatoria y alta cicatrización.
CONCLUSIÓN
El tratamiento herbolario a base de hierbas medicinales, Stryphnodendron adstringens asociado a Caesalpinia ferrea es una alternativa viable, que mostró resultados satisfactorios en el proceso cicatrizante, antiinflamatorio y acción reepitelizante. El uso de estos medicamentos a base de hierbas es una alternativa de tratamiento eficiente y de bajo costo para lesiones de piel.