1. Introducción
Las fuentes de información desempeñan un papel crucial en la configuración de la labor periodística (Sigal, 1986; Ericson et al., 1989; Manning, 2012). No sólo representan el origen de la información y su aval, sino que devienen como eje transversal del texto periodístico (Dimitrova & Strömbäck, 2009; Casero Ripollés & López Rabadán, 2013). A través de este artículo se pretende estudiar el uso de las fuentes informativas en el actual ecosistema de medios.
Desde que hace más de tres décadas, los medios tradicionales convergieron en Internet, se vienen produciendo una serie de transformaciones sobre la base de la intensificación de las interconexiones entre medios y audiencias (Reese, 2010, pp. 344-350). La audiencia - o al menos parte de la misma - participa, en mayor medida, en todos los aspectos de las noticias, como fuentes, creadores de contenidos y difusores, lo que ha provocado que el control tradicional de las noticias por parte de las organizaciones mediáticas haya cambiado (Anderson et al., 2014, pp.80-86). Las empresas periodísticas han perdido el monopolio de la producción de noticias (Anderson et al., 2014, Fidalgo, 2009, Eldridge, 2020). Esta coexistencia entre los nuevos actores mediáticos y las empresas periodísticas tradicionales - legacy media - ha dado lugar al desarrollo de un “sistema híbrido de medios basado en el conflicto y la competencia entre lógicas mediáticas más antiguas y más recientes, pero que también presenta importantes focos de interdependencia entre estas lógicas” (Chadwick, 2013, p. 207).
Para profundizar en la búsqueda de diferencias y similitudes, se analiza la tipología de las fuentes con las que trabaja el periodista, así como el resto de actores mediáticos cuya aparición propicia el sistema híbrido de medios (Chadwick, 2013). Asimismo, se estudia la función de los relatos, el espacio donde se publican, la temática que abordan, el momento en el que se publican, el contexto geográfico y la línea editorial del medio; teniendo en cuenta a su vez las consecuencias en cuanto a su profundidad y el grado de infoentretenimiento.
De este modo, los objetivos del presente artículo son: O1. Conocer el uso de fuentes, los elementos que condicionan su uso y los efectos en la construcción de los contenidos periodísticos. O2. Descubrir las posibles diferencias vinculadas a la identidad de la fuente en el desarrollo de los contenidos periodísticos.
Para alcanzar tales objetivos se realiza un análisis de contenido de carácter longitudinal durante el primer año de la pandemia por coronavirus. El objeto de estudio lo conforman los textos periodísticos que abordan una problemática de calado y relevancia: la relación entre la desigualdad y los efectos de la crisis por la COVID-19 (Odriozola-Chéné et al., 2020). Tales relatos fueron publicados en los seis periódicos españoles, todos ellos en su versión digital, situados entre los más leídos en los meses previos al confinamiento según Comscore1.
La elección del momento y del tema de fondo se presentan como ejes vertebradores del análisis, puesto que si se persigue conocer los efectos del empleo de las fuentes se hace necesario partir de un asunto con cierta trascendencia y así poder observar el uso de las fuentes periodísticas cuando se trata de moldear la opinión pública en temas sensibles (Guardino, 2019). De igual modo, la crisis por la pandemia provocó una muy alta demanda de información, lo cual es habitual en momentos de incertidumbre (Seeger et al., 2003; Masip et al., 2020). En España, durante el confinamiento de la población, aumentó notablemente el consumo de todos los medios, sobre todo la televisión y los digitales (Newman et al., 2020; Barlovento Comunicación, 2020; AIMC, 2020a). De igual modo, la pandemia ha tenido un impacto significativo en los medios, tanto en lo que se refiere a hábitos de consumo, como a las rutinas y el tipo de información que publican (Guallar et al., 2022). Este hecho ahonda en el interés por conocer el empleo de las fuentes en una situación sensible, sobre un asunto crítico, con gran volumen de información y alta demanda por parte de los ciudadanos (Green González et al., 2022).
2. Marco referencial
Resulta innegable la trascendencia de las fuentes en la labor periodística (Rodríguez Carcela, 2016), ya que estas proveen de contenidos, datos y/o argumentos a los periodistas, quienes elaboran así sus textos. Al respecto, encontramos la ya clásica definición de De Fontcuberta que las identifica como las “personas, instituciones y organismos de toda índole que facilitan la información que necesitan los medios para suministrar noticias” (1993, p. 58).
No obstante, en esta genérica concepción de fuentes como inocuas abastecedoras de información, no se tiene en cuenta un hecho definitorio de las mismas: la influencia en el relato de lo acaecido, lo que se podría entender como la obtención de un beneficio en su relación con los periodistas (Gomis, 1991; Castelli, 1995). Al respecto, cabe reflexionar sobre la dependencia de los periodistas con ciertas fuentes, especialmente las gubernamentales (Franklin, 2011) o su excesiva pasividad (O’Neill & O’Connor, 2008; Franklin & Carlson, 2011), por una cuestión de tiempo en la era de la inmediatez (Reich & Godler, 2014). Por tanto, es importante entender que las fuentes con mayor poder de negociación a menudo pueden influir en el encuadre y el contenido de las noticias (Mayoral Sánchez, 2015).
En este sentido, y para una mejor definición, es importante reflexionar sobre la credibilidad de las fuentes. Volviendo a la intención, al beneficio que buscan ciertas fuentes cuando informan a los profesionales, este hecho nos indica que estas pueden ser parciales. De este modo, los periodistas han de tener cuidado y verificar la exactitud de los hechos para mantener la credibilidad (Wintterlin & Blöbaum, 2016; Golder & Reich, 2017). Por lo tanto, un factor clave para generar confianza en el periodismo es la fiabilidad de sus fuentes (Sanahuja-Sanahuja y López-Rabadán, 2022). El proceso de comprobación de los hechos para verificar el material informativo es de gran importancia para minimizar el riesgo. Sin embargo, la digitalización y el espectacular aumento de las posibles fuentes de noticias exigen nuevas y mejores formas de abordar la cuestión de la fiabilidad de las fuentes (Manning, 2017). Así las cosas, el auge de los medios digitales ha ampliado la gama de fuentes disponibles para los periodistas (Van Leuven et al., 2018), pero también ha creado nuevos desafíos en términos de verificación de la información y lucha contra la desinformación (Medoff & Kaye, 2021). Los investigadores han destacado la tensión existente entre la facilidad para encontrar información en línea y la necesidad de cribar un volumen cada vez mayor de fuentes poco fiables o sesgadas (Shoemaker & Reese, 2014).
Además, la relación entre reporteros y fuentes, desde la confrontación hasta la colaboración (Franklin, 2011), puede afectar a la calidad y exactitud de la cobertura informativa, puesto que la credibilidad del propio relato periodístico depende de la correcta identificación de las fuentes (Casals Carro, 2005). Sobre la identificación, se retoma la investigación de Diezhandino (2009), quien reflexiona sobre la idoneidad de fuentes y asevera que la información sólo es válida si cuenta con más de una fuente. Entender las influencias que conforman el contenido de los medios es esencial para comprender cómo crean las noticias los periodistas.
Por otro lado, Rich y Borney (2019) hacen un análisis epistémico del enfrentamiento; centrándose en cómo piensan, actúan y establecen conocimientos los reporteros durante la cobertura de los desacuerdos cotidianos. Estas desavenencias sobre los hechos, en los que las fuentes informativas llevan a los periodistas en direcciones opuestas, son una prueba definitiva de sus conocimientos, ya que les obligan a desarrollar su propia comprensión del estado real de las cosas.
Todo ello, no hemos de olvidar, desde la lógica del sistema híbrido de medios (Chadwick, 2013). En el actual ecosistema mediático, donde internet es el eje transversal, se multiplican los actores mediáticos, es decir, aquellos que producen información (Eldridge, 2020; Holton & BelairGagnon, 2018); los espacios para publicar (Singer, 2005); y crecen las fuentes de información como redes sociales (Von Nordheim et al., 2018; Paulussen & Harder, 2014; Broersma & Graham, 2013), expertos (Anderson, 2017; Chua & Duffy, 2019, Venger, 2019), activistas (Breindl, 2016) o fuentes de élite (Carlson, 2016).
En cuanto al aumento, resulta interesante acercarse hasta la clasificación de las fuentes informativas. La literatura científica es prolija en taxonomías (Ruiz y Albertini, 2021), pero para esta investigación se hace un acercamiento desde la perspectiva de lo tradicional y lo nuevo. En este sentido, se toman de referencia las reflexiones de Randall (2016) quien afirma que, en la prensa de calidad, las fuentes empleadas no son ni mucho menos tan convencionales como la gente se imagina (p. 54). De esta forma, diferenciamos entre las tradicionales, que estarían configuradas por las fuentes oficiales gobiernos en los distintos niveles, partidos políticos, sindicatos y patronal, además de las agencias de noticias (Lewis et al., 2008) -; frente a las que han ganado en peso e importancia gracias al uso masivo de la red: ONG, asociaciones, expertos, activistas, miembros de instituciones u organismos, famosos, entre otros. Este cambio se explica por el espacio que ha venido ocupando la agenda política en los medios, entendiendo la política como aquello que se hace desde los gobiernos y centros de poder. Tradicionalmente, su preponderancia ha sido indiscutible; sin embargo, con la irrupción de internet y la subsiguiente democratización de la agenda mediática (Carlson, 2016), nuevos actores provenientes de la sociedad civil encuentran un nuevo espacio en los medios (Gallego-Ayala y Luengo-Cruz, 2014, pp. 20-22).
Asimismo, es importante recordar que, si el ecosistema mediático es híbrido, la calidad informativa es atravesada por la mayor “megatendencia” del periodismo (Prado, 2003; Berrocal Gonzalo et al., 2012; Hallin & Mancini, 2004): el infoentretenimiento. La fenomenología de la trivialización atraviesa todo el sistema de medios y llega hasta la prensa seria. De esta forma, los periódicos de referencia operan desde la lógica del libre sistema de mercado, priorizando la espectacularización para llegar a un público más amplio (Labio Bernal, 2008). Tanto es así que Mellado et al. (2021) afirman que el infoentretenimiento aparece de forma acusada en las noticias políticas de los países con sistemas democráticos. Para detectarlo, más allá de la prevalencia de lo soft frente a lo hard (Thussu, 2015), ciertos autores determinan una serie de estilos distintivos (Berrocal et al., 2014, Andueza-López y Pérez-Arozamena 2016). Entre ellos destacan: la fragmentación, explicación aislada del acontecimiento; la dramatización, dominio del conflicto exacerbando factores emotivos; la personalización mediante un personaje central; y el uso de imágenes impactantes (Lozano, 2004).
3. Metodología
La investigación se basa en un análisis de contenido cuantitativo (Krippendorff, 2004). Para ello se escogen seis cibermedios españoles que se encontraban entre los más visitados en los meses previos al inicio del análisis (Dircomfidencial, 2019). De ellos, dos son nativos digitales eldiario. es y elconfidencial.com y los otros cuatro proceden de medios matrices impresos abc.es, elmundo. es, elpais.com and lavanguardia.com -2.
El estudio longitudinal se desarrolla a lo largo de un año, desde el mes de marzo de 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la crisis del coronavirus como una pandemia global hasta febrero de 2021. De este periodo se obtuvieron 27273 textos en los que se vincula el coronavirus con la desigualdad. Así, partiendo de esta población se desarrolla una muestra estratificada (n=958) según la producción de contenidos por trimestre y por medio de comunicación. Para asegurar la fiabilidad del acuerdo entre codificadores se aplica el índice Alpha de Krippendorff (2004, p. 222) sobre el 10 % del total de la muestra.
De acuerdo a los objetivos planteados, se crea una variable que permita medir la presencia de fuentes y la identidad de la fuente principal de los contenidos periodísticos (α=0.753).
En cuanto a los posibles condicionantes en el uso de fuentes, se estudia: el trimestre de publicación (α=1.000), la ideología del medio (α=1.000), la autoría del contenido (α=0.962), el espacio de publicación (α=0.896), la función periodística (α=0.919), la temática general (α=0.739) y el contexto geográfico del contenido (α=0.822). En estos casos, las relaciones entre variables se medirán mediante la prueba de chi cuadrado y la fuerza de la relación mediante la V de Cramer.
En relación a los posibles efectos del uso de fuentes en los contenidos periodísticos, se analiza el grado de profundización en la cobertura de la desigualdad y el grado de infoentretenimiento de los contenidos mediante la creación de dos variables de medición de razón que permitirán observar diferencias según el uso de fuentes y la identidad de la fuente principal, de acuerdo a la prueba ANOVA4.
Para medir el nivel de profundidad se construye una variable de razón cuya escala puede variar entre los 0 y 11 puntos de acuerdo a la presencia de menciones a: los diferentes tipos de desigualdad de ingresos (α=0,706), de riqueza (α=0,747), de oportunidades en educación (α=0,907), de oportunidades en salud (α=0,795) y de oportunidades en investigación (α=0,796) -; los diferentes tipos de brecha de género (α=0,796), de raza (α=0,823), de clase (α=0,665) o de edad (α=0,728) -; el enfoque macro o micro de la desigualdad (α=0.773)5; y las posibles consecuencias derivadas de la desigualdad (α=0.683).
El grado de infoentretenimiento se construye de acuerdo a la presencia de cuatro estilemas propios del desarrollo del infoentretenimiento: la fragmentación, basada en la explicación aislada del acontecimiento (α=0,673); la dramatización, de acuerdo a la relevancia del conflicto por encima de otros encuadres (α=0,790); la personificación, resultante de un protagonismo excesivo de un personaje como elemento central (α=0,904); y el impacto visual, centrado en la potenciación de la emotividad y/o del conflicto (α=0,663).
4. Resultados
Condicionantes y efectos de la utilización de fuentes en los contenidos periodísticos
A la hora de estudiar el uso de fuentes, cabe destacar que un porcentaje significativo, aproximadamente uno de cada cinco contenidos, no incluye ninguna fuente de información. Esto sugiere una falta de respaldo y fundamentación en dichos contenidos. En cuanto a la identidad de las principales, destaca el empleo de expertos o científicos independientes, lo cual otorga credibilidad y conocimiento especializado a los contenidos, representando un 19,1 % de las menciones. Asimismo, se observa la presencia de fuentes gubernamentales, incluyendo administraciones locales, regionales, nacionales e internacionales, aportando, de este modo, una perspectiva oficial y autorizada. También se mencionan organismos supranacionales reconocidos, como la Organización Mundial de la Salud, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que respalda los contenidos, con un 12,8 %. Además, se hace referencia a las ONG y otros movimientos sociales vinculados al activismo, cuyas opiniones y acciones enriquecen el debate. Hay otras fuentes presentes en los contenidos analizados, pero su presencia, tal y como muestra la tabla 1, es menor. No obstante, es importante resaltar que la calidad y relevancia de las fuentes utilizadas es crucial para asegurar la veracidad y la solidez de los contenidos periodísticos. Una mayor diversidad y variedad de fuentes puede enriquecer la información presentada y permitir al lector obtener una perspectiva más completa y fundamentada.
El uso de fuentes en los contenidos periodísticos está influenciado por diversos factores que pueden aumentar o disminuir su presencia. Uno de estos factores no es el tiempo, ya que según los datos presentados en la tabla 2, no se observan diferencias estadísticamente significativas en la ausencia de fuentes a lo largo de los cuatro trimestres del análisis.
La presencia de fuentes de información en los contenidos periodísticos se ve, principalmente, condicionada por la autoría (χ²(4)= 283,543; p= 0,000; V de Cramer= 0,544) y la función de los contenidos periodísticos (χ²(2)= 301,933; p= 0,000; V de Cramer= 0,561). De esta manera, aparecen no solo diferencias significativas, sino un considerable grado de asociación entre estas variables y el uso de fuentes de información. En relación a la autoría de los contenidos periodísticos, se observa un mayor porcentaje de ausencia de fuentes en aquellos elaborados por colaboradores externos al medio de comunicación, llegando al 60,8 %. Por el contrario, en el caso de los contenidos escritos por periodistas del propio medio, la ausencia de fuentes se sitúa en torno al 10 por ciento. En cuanto a la función de los contenidos, destaca que los géneros de opinión presentan una alta falta de fuentes de información, sobrepasando la mitad (60, 9 %). Contrastan los productos informativos, que tan solo prescinden de fuentes en el 5,5, seguidos por los productos interpretativos, con un 11,1 %.
Además, hay otros elementos en los que se observan diferencias significativas en el uso de fuentes, aunque la fuerza de asociación es menor que en las variables anteriores. En el caso de la ideología del cibermedio (χ²(2)= 58,619; p= 0,000; V de Cramer= 0,247), se observa que los cercanos a la socialdemocracia presentan una mayor ausencia de fuentes, llegando al 29,9 %. Respecto a la ubicación, (χ²(4)= 68,597; p= 0,000; V de Cramer= 0,268), los contenidos desarrollados en blogs muestran una tendencia más pronunciada a prescindir del uso de fuentes, con un 57,8 %. Por el contrario, los textos ubicados en las secciones generales presentan un porcentaje inferior a la media, con un 16,3 %, en cuanto a la falta de identificación de la fuente.
Por último, la vinculación de la desigualdad a diferentes temáticas (χ²(9)= 22,328; p= 0,009; V de Cramer= 0,153) y contextos geográficos (χ²(5)= 46,250; p= 0,009; V de Cramer= 0,220) también provoca variaciones en la utilización de fuentes de información. Entre las temáticas más recurrentes, la política destaca como aquella donde más habitualmente no se recurren a fuentes, 29,5 %, frente a lo que ocurre en otras como la economía, 15,8
% o el trabajo, 12 %. Además, se evidencia que la ausencia de fuentes se incrementa en temáticas menos habituales en la cobertura de la desigualdad, según se muestra en la tabla
2. Asimismo, se observa que a medida que se amplía el ámbito geográfico, la presencia de fuentes en los contenidos periodísticos disminuye, siendo los contenidos que no se vinculan a una ubicación geográfica específica los que más abusan de textos sin fuentes de información, con un 42,7 %.
En resumen, estos resultados revelan que el uso de fuentes en los contenidos periodísticos está influido por múltiples factores, como la autoría, la función, la ideología, la ubicación de los contenidos, la temática y el contexto geográfico. Por tanto, enfatizan la importancia de asegurar una sólida fundamentación y respaldo en los contenidos periodísticos, a través de la inclusión adecuada de fuentes de información confiables y relevantes.
Por otro lado, el uso de fuentes tiene un impacto significativo en la configuración misma de los contenidos periodísticos. Así, el grado de profundización de la cobertura de la desigualdad en aquellos productos que incorporan al menos una fuente de información es mayor (M= 4,05; DS= 1,686) que en aquellos que no hay fuentes (M= 3,49; DS= 1,744), siendo esta diferencia estadísticamente significativa tal y como lo demuestra la anova de un factor (p= 0.000). En relación al grado de infoentretenimiento, aunque es cierto que en ambos casos la presencia de estilemas es muy baja, se observan también diferencias estadísticamente significativas (p=0,012). De esta manera, aquellos productos que incorporan al menos una fuente de información presentan un menor grado de desarrollo del infoentretenimiento (M= 0,5; DS= 0,762) que aquellos en los que no hay fuentes (M= 0,65; DS= 0,767). Es importante señalar, sin embargo, que la fuerza de asociación entre el uso de fuentes y el grado de profundización de la cobertura de la desigualdad (η²= 0,018) y el desarrollo del infoentretenimiento (η²= 0,007) es muy baja. Esto indica que, aunque existe una relación estadísticamente significativa, el impacto de las fuentes en estos aspectos específicos de la configuración del contenido periodístico es relativamente limitado.
Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | ||||
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Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | ||||
Trimestre | 1er trimestre (mar 20-may 20) | 63 | 21,9% | 225 | 78,1% | Temática general | Ciencia y Tecnología | 6 | 31,6% | 13 | 68,4% |
2º trimestre (jun 20-ago 20) | 43 | 19% | 183 | 81% | Cultura y ocio | 5 | 26,3% | 14 | 73,7% | ||
3er trimestre (sep 20-nov 20) | 57 | 24,5% | 176 | 75,5% | Economía | 27 | 15,8% | 144 | 84,2% | ||
4º trimestre (dic 20-feb 21) | 38 | 18% | 173 | 82% | Guerras | 0 | 0% | 1 | 100% | ||
χ²= 3,488 | gl= 3 | p= 0,322 | Medio ambiente | 2 | 25% | 6 | 75% | ||||
Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | Política | 61 | 29,5% | 146 | 70,5% | |||
Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | Protestas sociales | 6 | 31,6% | 13 | 68,4% | |||
Autoría del contenido | Agencias | 11 | 4,4% | 238 | 95,6% | Seguridad | 2 | 22,2% | 7 | 77,8% | |
Colaborador/ es | 135 | 60,8% | 87 | 39,2% | Social | 74 | 20,8% | 281 | 79,2% | ||
Firma Genérica | 11 | 19% | 47 | 81% | Trabajo | 18 | 12% | 132 | 88% | ||
Periodista/s propios | 43 | 10,3% | 375 | 89,7% | χ²= 22,328 | gl= 9 | p= 0,009 | V de Cramer= 0,153 | |||
Sin firma | 1 | 9,1% | 10 | 90,9% | Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | |||
χ²= 283,543 | gl=4 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,544 | Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | ||||
Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | Ideología del cibermedio | Conservador | 7 | 13% | 47 | 87% | ||
Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | Liberal | 34 | 9,2% | 335 | 90,8% | |||
Espacio | Blogs | 37 | 57,8% | 27 | 42,2% | Socialdemócrata | 160 | 29,9% | 375 | 70,1% | |
Otras publicaciones del grupo mediático | 10 | 37% | 17 | 63% | χ²= 58,619 | gl=2 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,247 | |||
Otros medios colaboradores | 3 | 33,3% | 6 | 66,7% | Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | |||
Secciones generales | 121 | 16,3% | 620 | 83,7% | Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | |||
Suplementos/ especiales | 30 | 25,6% | 87 | 74,4% | Contexto geográfico | Local | 1 | 2,3% | 42 | 97,7% | |
χ²= 68,597 | gl= 4 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,268 | Autonómico | 14 | 12,3% | 100 | 87,7% | |||
Variable | Categorías | Ausencia de fuentes | Presencia de fuentes | Nacional | 56 | 19,4% | 232 | 80,6% | |||
Presencia | Frecuencia | Presencia | Frecuencia | Unión Europea | 13 | 22,8% | 44 | 77,2% | |||
Función del contenido periodístico | Informativo | 22 | 5,5% | 377 | 94,5% | Internacional | 70 | 20,2% | 276 | 79,8% | |
Interpretativo | 36 | 11,1% | 288 | 88,9% | No aplica | 47 | 42,7% | 63 | 57,3% | ||
De opinión | 143 | 60,9% | 92 | 39,1% | χ²= 68,597 | gl= 4 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,268 | |||
χ²= 301,933 | gl=2 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,561 |
Fuente: elaboración propia
Condicionantes y efectos de la identidad de la fuente en los contenidos periodísticos
Además de analizar los aspectos vinculados a la utilización de fuentes en los contenidos, también es necesario profundizar en los posibles condicionantes y consecuencias en función de la identidad de la fuente. Por ello, se realiza un análisis específico en aquellos contenidos donde había al menos una fuente (n=757).
Los resultados mostrados en la tabla 2 revelan diferencias estadísticamente significativas en la identidad de la fuente principal en función del trimestre de análisis (χ²(21)= 43,913; p= 0,02); la autoría del contenido (χ²(28)= 94,880; p= 0,000); el espacio donde se publica el contenido (χ²(28)= 71,219; p= 0,01); la función periodística (χ²(14)= 110,985; p= 0,000); la temática general (χ²(63)= 196,020; p= 0,000); la ideología del cibermedio (χ²(14)= 60,129; p= 0,000) y el contexto geográfico (χ²(35)= 212,290; p= 0,000).
Así, el análisis de las principales fuentes de información muestra comportamientos diferentes. Los expertos se presentan como fuente principal en el 24,2 % de los contenidos, y su relevancia se incrementa en los últimos dos trimestres, llegando al 27,3 % y 25,4 % respectivamente. Además, su presencia destaca en los contenidos generados por colaboradores y periodistas del propio medio, blogs y suplementos, así como en los contenidos interpretativos y de opinión. Asimismo, tienen una mayor presencia en temas importantes relacionados con la desigualdad, como la economía y lo social, en medios de ideología socialdemócrata y en contenidos desarrollados a nivel nacional, internacional o sin un contexto geográfico específico.
Por su parte, las fuentes gubernamentales también aparecen como fuente principal en el 19,9 % de los casos, y se observa un mayor protagonismo en los dos primeros trimestres de la pandemia, así como en los contenidos basados en información de agencias y en las secciones generales del medio. Además, destacan en los textos informativos y en temas políticos, especialmente en cibermedios de ideología liberal, y en textos de ámbito local y nacional.
El tercer tipo de fuente más común son los organismos supranacionales, como la OMS, la OCDE o el FMI, entre otros, presentes como fuente principal en el 16,2 % de los casos. Su relevancia como fuente principal aumenta en el último trimestre, en contenidos desarrollados por colaboradores externos al medio, en suplementos y/o especiales, así como en temas económicos y laborales. También se observa una mayor presencia en medios de ideología socialdemócrata y en coberturas autonómicas, internacionales y genéricas.
Por último, las organizaciones no gubernamentales y otros movimientos sociales vinculados al activismo se configuran como fuente principal en un 12,4 % de los contenidos que se apoyan en fuentes. Destacan en informaciones provenientes de agencias, blogs, textos informativos, temas sociales y laborales, y acontecimientos desarrollados desde una perspectiva europea.
Para terminar el análisis centrado en los posibles condicionantes en la identidad de la fuenteprincipal de los contenidos periodísticos, es importante mencionar que, aunque se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre las diferentes fuentes de información, la fuerza de la asociación, medida mediante la V de Cramer, en todos los casos es muy débil: trimestre (0,172), autoría (0,177), espacio (0,153), función periodística (0,271), temática general (0,192), ideología del cibermedio (0,199) y contexto geográfico (0,237). Esto indica que, si bien existen diferencias, su impacto en la elección de la fuente principal es relativamente limitado.
En cuanto a los efectos de la identidad de la fuente principal en los contenidos periodísticos publicados, se puede observar, de acuerdo a los resultados del Anova de un factor, como el grado de profundización en la cobertura periodística de la desigualdad varía significativamente dependiendo de la fuente principal (F(7, 749) = 7,24, p=0,000, ηS= 0,063), siendo, por tanto, la fuerza de esta asociación moderadamente fuerte. Este hecho no se repite en el caso del grado de infoentretenimiento. en el que no se observan diferencias significativas (F(7, 749) = 1,844, p=0,076).
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
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Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Trimestre | 1er trimestre (mar20may20) | 63 | 9 | 26 | 27 | 30 | 47 | 3 | 20 |
28 % | 4 % | 11,6 % | 12 % | 13,3 % | 20,9 % | 1,3 % | 8,9 % | ||
2º trimestre ( jun20ago20) | 44 | 12 | 18 | 28 | 20 | 44 | 1 | 16 | |
24 % | 6,6 % | 9,8 % | 15,3 % | 10,9 % | 24 % | 0,5 % | 8,7 % | ||
3er trimestre (sep20nov20) | 22 | 10 | 15 | 29 | 22 | 48 | 3 | 27 | |
12,5 % | 5,7 % | 8,5 % | 16,5 % | 12,5 % | 27,3 % | 1,7 % | 15,3 % | ||
4º trimestre (dic20feb21) | 22 | 4 | 16 | 39 | 22 | 44 | 7 | 19 | |
12,7 % | 2,3 % | 9,2 % | 22,5 % | 12,7 % | 25,4 % | 4 % | 11 % | ||
X2= 43,913 | gl= 21 | p= 0,02 | V de Cramer= 0,172 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Autoría del contenido | Agencias | 70 | 5 | 33 | 35 | 42 | 33 | 0 | 20 |
29,4 % | 2,1 % | 13,9 % | 14,7 % | 17,6 % | 13,9 % | 0,0 % | 8,4 % | ||
Colaborador/es | 10 | 3 | 2 | 28 | 8 | 25 | 1 | 10 | |
11,5 % | 3,4 % | 2,3 % | 32,2 % | 9,2 % | 28,7 % | 1,1 % | 11,5 % | ||
Firma Genérica | 10 | 4 | 2 | 5 | 6 | 9 | 2 | 9 | |
21,3 % | 8,5 % | 4,3 % | 10,6 % | 12,8 % | 19,1 % | 4,3 % | 19,1 % | ||
Periodista/s propios | 60 | 23 | 36 | 55 | 37 | 113 | 11 | 40 | |
16 % | 6,1 % | 9,6 % | 14,7 % | 9,9 % | 30,1 % | 2,9 % | 10,7 % | ||
Sin firma | 1 | 0 | 2 | 0 | 1 | 3 | 0 | 3 | |
10 % | 0 % | 20 % | 0 % | 10 % | 30 % | 0 % | 30 % | ||
X2= 94,880 | gl=28 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,177 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Espacio | Blogs | 2 | 3 | 1 | 5 | 5 | 10 | 0 | 1 |
7,4% | 11,1% | 3,7% | 18,5% | 18,5% | 37% | 0% | 3,7% | ||
Otras publicaciones del grupo mediático | 0 | 3 | 1 | 2 | 0 | 7 | 1 | 3 | |
0% | 17,6% | 5,9% | 11,8% | 0% | 41,2% | 5,9% | 17,6% | ||
Otros medios colaboradores | 0 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 0 | |
0% | 16,7% | 16,7% | 16,7% | 16,7% | 16,7% | 16,7% | 0% | ||
Secciones generales | 145 | 24 | 69 | 93 | 77 | 136 | 8 | 68 | |
23,4% | 3,9% | 11,1% | 15% | 12,4% | 21,9% | 1,3% | 11% | ||
Suplementos/ especiales | 4 | 4 | 3 | 22 | 11 | 29 | 4 | 10 | |
4,6% | 4,6% | 3,4% | 25,3% | 12,6% | 33,3% | 4,6% | 11,5% | ||
X2= 71,219 | gl= 28 | p= 0,01 | V de Cramer= 0,153 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Función del contenido periodístico | Informativo | 109 | 14 | 51 | 58 | 58 | 46 | 2 | 39 |
28,9% | 3,7% | 13,5% | 15,4% | 15,4% | 12,2% | 0,5% | 10,3% | ||
Interpretativo | 29 | 19 | 21 | 41 | 28 | 107 | 10 | 33 | |
10,1% | 6,6% | 7,3% | 14,2% | 9,7% | 37,2% | 3,5% | 11,5% | ||
De opinión | 13 | 2 | 3 | 24 | 8 | 30 | 2 | 10 | |
14,1% | 2,2% | 3,3% | 26,1% | 8,7% | 32,6% | 2,2% | 10,9% | ||
X2= 110,985 | gl=14 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,271 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Temática general | Ciencia y Tecnología | 0 | 1 | 2 | 3 | 1 | 5 | 0 | 1 |
0% | 7,7% | 15,4% | 23,1% | 7,7% | 38,5% | 0% | 7,7% | ||
Cultura y ocio | 0 | 0 | 0 | 2 | 0 | 4 | 0 | 8 | |
0,0% | 0% | 0% | 14,3% | 0% | 28,6% | 0,0% | 57,1% | ||
Economía | 11 | 5 | 11 | 41 | 16 | 45 | 2 | 13 | |
7,6% | 3,5% | 7,6% | 28,5% | 11,1% | 31,3% | 1,4% | 9% | ||
Guerras | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | |
100% | 0% | 0% | 0% | 0% | 0% | 0% | 0% | ||
Medio ambiente | 0 | 1 | 0 | 2 | 1 | 1 | 0 | 1 | |
0% | 16,7% | 0% | 33,3% | 16,7% | 16,7% | 0% | 16,7% | ||
Política | 65 | 7 | 14 | 9 | 10 | 22 | 5 | 14 | |
44,5% | 4,8% | 9,6% | 6,2% | 6,8% | 15,1% | 3,4% | 9,6% | ||
Protestas sociales | 2 | 0 | 2 | 1 | 3 | 1 | 0 | 4 | |
15,4% | 0% | 15,4% | 7,7% | 23,1% | 7,7% | 0% | 30,8% | ||
Seguridad | 1 | 0 | 0 | 1 | 3 | 1 | 0 | 1 | |
14,3% | 0% | 0% | 14,3% | 42,9% | 14,3% | 0% | 14,3% | ||
Social | 57 | 18 | 18 | 39 | 40 | 74 | 7 | 28 | |
20,3% | 6,4% | 6,4% | 13,9% | 14,2% | 26,3% | 2,5% | 10% | ||
Trabajo | 14 | 3 | 28 | 25 | 20 | 30 | 0 | 12 | |
10,6% | 2,3% | 21,2% | 18,9% | 15,2% | 22,7% | 0% | 9,1% | ||
X2= 196,020 | gl= 63 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,192 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Ideología del cibermedio | Conservador | 9 | 3 | 3 | 1 | 13 | 9 | 1 | 8 |
19,1% | 6,4% | 6,4% | 2,1% | 27,7% | 19,1% | 2,1% | 17% | ||
Liberal | 85 | 8 | 39 | 37 | 46 | 70 | 7 | 43 | |
25,4% | 2,4% | 11,6% | 11% | 13,7% | 20,9% | 2,1% | 12,8% | ||
Socialdemócrata | 57 | 24 | 33 | 85 | 35 | 104 | 6 | 31 | |
15,2% | 6,4% | 8,8% | 22,7% | 9,3% | 27,7% | 1,6% | 8,3% | ||
X2= 60,129 | gl=14 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,199 | ||||||
Variable | Categorías | Fuente Principal | |||||||
Fuentes gubernamentales | Cargos técnicos AAPP | Partidos políticos, sindicatos y empresas | Organismos supranacionales | ONG y activismo | Expertos | OMC | Otras | ||
Contexto geográfico | Local | 40 | 4 | 20 | 4 | 12 | 7 | 0 | 13 |
40% | 4% | 20% | 4% | 12% | 7% | 0% | 13% | ||
Autonómico | 38 | 6 | 14 | 78 | 31 | 76 | 9 | 24 | |
13,8% | 2,2% | 5,1% | 28,3% | 11,2% | 27,5% | 3,3% | 8,7% | ||
Nacional | 21 | 7 | 3 | 0 | 3 | 2 | 0 | 6 | |
50% | 16,7% | 7,1% | 0% | 7,1% | 4,8% | 0% | 14,3% | ||
Unión Europea | 43 | 18 | 34 | 15 | 37 | 61 | 1 | 23 | |
18,5% | 7,8% | 14,7% | 6,5% | 15,9% | 26,3% | 0,4% | 9,9% | ||
Internacional | 5 | 0 | 2 | 12 | 6 | 25 | 3 | 10 | |
7,9% | 0% | 3,2% | 19% | 9,5% | 39,7% | 4,8% | 15,9% | ||
No aplica | 4 | 0 | 2 | 14 | 5 | 12 | 1 | 6 | |
9,1% | 0% | 4,5% | 31,8% | 11,4% | 27,3% | 2,3% | 13,6% | ||
X2= 212,290 | gl= 35 | p= 0,000 | V de Cramer= 0,237 |
Fuente: elaboración propia
Además, para evaluar las diferencias entre los diferentes tipos de fuentes principales se realizó una prueba post hoc de HSD Tukey. De esta manera, se constata diferencias estadísticamente significativas entre el grupo compuesto por las organizaciones no gubernamentales (N= 94; M= 4,6; DS= 1,966) y los organismos supranacionales (N= 123; M= 4,57; DS= 1,761) y el grupo compuesto por las fuentes gubernamentales (N= 151; M= 3,72; DS= 1,551) y las fuentes provenientes de partidos políticos, sindicatos y empresas (N= 75; M= 3,64; DS= 1,342). Cabe destacar también, como aquellas fuentes categorizadas como “Otras” son las que presentan un menor nivel de profundización (N= 82; M= 3,37; DS= 1,696). Estas fuentes revelan diferencias significativas con los organismos supranacionales, ONG y movimientos sociales, pero también con los cargos técnicos de las administraciones públicas (N= 35; M= 4,49; DS= 1,721) y los expertos independientes (N= 183; M= 4,09; DS= 1,495). Estos hallazgos resaltan las disparidades en el nivel de profundización entre los diferentes tipos de fuentes principales. Las organizaciones no gubernamentales y los organismos supranacionales pueden proporcionar un mayor nivel de profundidad y conocimiento en la cobertura de los temas evaluados, mientras que las fuentes gubernamentales y las provenientes de partidos políticos, sindicatos y empresas pueden presentar un menor nivel. Por su lado, las fuentes clasificadas como “Otras” presentan el menor nivel de profundización en general.
5. Discusión
Los resultados muestran cómo, pese a que el uso de fuentes de información es un aspecto fundamental en el desarrollo de un periodismo de calidad (Casero-Ripollés & López-Rabadán, 2013; Diezhandino, 2009; Maning, 2012; Shoemaker & Reese, 2014), uno de cada cinco contenidos periodísticos analizados se construye sin ellas, 21 %.
Esta ausencia de fuentes se vincula en gran medida (V de Cramer=0,544) al desarrollo de contenidos por parte de colaboradores no periodistas del medio de comunicación, que no incorporan fuentes en un 60,8 % de sus relatos. Además, los blogs, como espacio preferencial de publicación de estos actores, serán los espacios donde más se produzca esta situación, 57,8 %, configurándose como el otro factor dominante en la proliferación de textos sin fuentes de información (V de Cramer=0,561). Sin embargo, tal y como se ha afirmado con anterioridad, es necesario tener en cuenta que la ausencia de fuentes en este tipo de textos provoca que los argumentos desarrollados, en ocasiones, no se apoyen en datos y en ejemplos, o al menos no se cite la procedencia de los mismos, yendo en detrimento de la propia capacidad persuasiva de estos contenidos (Moya-Morales, 2000). Esta tendencia de no incorporar fuentes, aumenta también en el caso de los cibermedios de ideología socialdemócrata, 29,9 %, pese a que se configuren como punta de lanza de esta problemática (Odriozola-Chéné y Pérez-Arozamena, 2022, p.153). Su intención persuasiva, y la de los actores mediáticos que acceden como colaboradores capaces de generar contenidos a nuevos espacios mediáticos como los blogs se verá reducida. En cuanto al desarrollo específico de los contenidos, el desarrollo de temas de carácter político provoca un menor uso de fuentes. La política, como eje de la agenda de los medios (Gallego-Ayala y Luengo-Cruz, 2014; McCombs & Shaw, 1972; Randall, 2016), cuenta con menos dificultades para acceder a las páginas de los periódicos, aun sin apoyarse en fuentes que refuercen la importancia del tema, 29,5 %.
Una vez analizados los condicionantes que contribuyen en mayor medida a que los medios publiquen contenidos, sin el respaldo de fuentes de información, resulta importante constatar los efectos específicos que esta situación provoca en el desarrollo de los propios contenidos. Cuando no hay fuentes, se reduce el nivel de profundización en la cobertura de la desigualdad (p= 0.000) y aumenta el grado de infoentretenimiento (p=0,012); pero la relación es débil (ηS= 0,018 y 0,007, respectivamente), es decir, hay otros aspectos que explican mejor las variaciones en estos dos aspectos. En el caso de la profundización, tal y como se mostrará a continuación, es más importante la propia identidad de la fuente que el uso o no de las mismas.
Así, entre las diferentes fuentes del análisis, los expertos son la más utilizada, 24,2 % por encima de las fuentes gubernamentales, 19,9 %, que, tradicionalmente, se han constituido como el principal recurso de los medios de comunicación (Casero-Ripollés, 2012; Guardino, 2019; Randall, 2016). Otras fuentes que destacan en el análisis son las organizaciones supranacionales, 16,2 %; organismos no gubernamentales y otros vinculados a movimientos sociales, 12,4 %. Resulta relevante también la presencia de otras fuentes provenientes de los ámbitos de la cultura, el deporte..., en principio no ligadas a la desigualdad, 10,8 %, que aparecen en los contenidos cuando precisamente se abandonan las temáticas habituales (social, política, economía y trabajo). Se produce, por tanto, un cambio en el protagonismo de los actores sociales en las agendas de los medios (Casero-Ripollés, 2012). Nuevos protagonistas mediáticos como los expertos, organismos supranacionales y ONG pierden su tradicional rol secundario (Randall, 2016). En contraposición a fuentes con un mayor atractivo mediático como han sido los gobiernos, partidos políticos, empresas y sindicatos (Gallego-Ayala y Luengo-Cruz, 2014) que verán reducida su presencia.
Además, los resultados muestran la diferente evolución y comportamiento de cada una de las fuentes en su relación con otros aspectos. Así, mientras los expertos y los organismos supranacionales ganan protagonismo con el paso de los meses, pasando de una presencia del 20,9 % en el primer trimestre al 27,3 % o el 25,4 % en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente; los actores tradicionales fuentes gubernamentales y partidos políticos, sindicatos y empresas, específicamente lo van perdiendo. De esta forma, las fuentes gubernamentales reducirán su presencia desde el 28 % del primer trimestre hasta el 12,7 % del cuarto trimestre. En el caso de las fuentes vinculadas a partidos políticos, sindicatos y sector empresarial se reducirá su presencia, desde el 11,6 % del primer trimestre al 9,2 %. Hay, por ende, un traslado de la confianza, de la credibilidad (Maning, 2012) desde los actores que habitualmente dominan la agenda de los medios a otros actores que han venido cobrando una mayor relevancia en los últimos años (Anderson, 2017; Van Leuven et al., 2018). En cuanto a la influencia de la autoría, mientras las fuentes gubernamentales y las ONG aumentan su presencia en las informaciones de agencia, 29,4 % y 17,6 %, respectivamente; los organismos supranacionales lo hacen en los textos de colaboradores, 32,2 %. Vinculado a esto, se observa como las fuentes gubernamentales y ONG cobran una mayor importancia en los contenidos informativos, 28,9 % y 15,4 %, respectivamente; mientras que los expertos aumentan como fuente principal en los textos interpretativos y de opinión, 37,2 % y 32,6 %, respectivamente. Por su parte, los organismos supranacionales protagonizan los de opinión, 26,1 %; siendo este un lugar preferencial para mejorar los efectos persuasivos del discurso, por la posibilidad de construir mensajes propios (Petrova, 2008) como nuevos actores mediáticos y no como fuente en textos construidos por los periodistas. Por su parte, la ocupación de los espacios mediáticos, muestra cómo el lugar más habitual para el desarrollo de contenidos en los que la fuente principal proviene del ámbito gubernamental son las secciones tradicionales, 23,4 %. Actores, que tradicionalmente han tenido una menor presencia en las noticias de los medios, como las ONG, 18,5 %; expertos, 37 %; y organismos supranacionales, 18,5 %; ocupan los blogs, ejemplo específico de espacios mediáticos donde los medios tradicionales adoptan las nuevas lógicas de producción en internet (Chadwick, 2013); “colonizando” también los suplementos o especiales, 12,6 %, 33,3 % y 25,3 %, respectivamente. En relación a la temática y al propio contexto geográfico, las fuentes gubernamentales dominan en los temas políticos, 44,5 %; y locales 40 %; decreciendo su influencia en el resto de temas principales y contextos; mientras que los expertos, ONG y organismos supranacionales6 aumentan su relevancia en temas sociales, 26,3 %, 14,2 % y 13,9 %; económicos, 31,3 %, 11,1 % y 28,5 %; y laborales, 22,7 %, 15,2 % y 18,9 %, dentro del ámbito internacional, 39,7 %, 9,5 % y 19 %; y europeo, 26,3 %, 15,9 % y 6,5 %. El último condicionante sería la ideología del cibermedio, mostrando unos resultados que, en ocasiones, no reflejan lo esperado de acuerdo a la importancia de la línea ideológica del medio en la creación de contenidos periodísticos (Shoemaker & Reese, 2014). Las fuentes gubernamentales acrecientan su importancia en cibermedios liberales7, 25,4 %; los organismos supranacionales y expertos aumentan relevancia en medios socialdemócratas, 22,7 % y 27,7 %; y las ONG en medios conservadores8, 27,7 %.
Para terminar, tal y como se había adelantado con anterioridad, la identidad de la fuente tiene influencia en el grado de profundización de la cobertura periodística (p=0.000), siendo esta influencia superior a la de la ausencia o presencia de fuentes de información. Actores mediáticos como los organismos supranacionales, 4,57 y ONG, 4,6, contribuyen a esta mayor profundización frente al papel de fuentes tradicionales como las gubernamentales, 3,72 y partidos políticos, sindicatos y empresas, 3,64. Los expertos se sitúan en un punto medio, 4,09; junto a los cargos técnicos de las Administraciones Públicas, 4,49. Además, esas otras fuentes no ligadas en principio a la problemática contribuyen a un tratamiento superficial, 3,37. En este caso, estas fuentes simplemente mencionan la desigualdad; si bien, esta dinámica también muestra la capacidad de la problemática de empezar a aparecer en otros ámbitos en principio ajenos a la misma. Por otro lado, la identidad de la fuente no influye en el grado de infoentretenimiento presente en los contenidos (p=0.076). De esta manera, las formas de producción periodística asociadas al nuevo ecosistema mediático (Chadwick, 2013; Guallar et al., 2022) provocan un cambio en la selección de las fuentes informativas por parte de los medios que redunda en una mejor cobertura del acontecimiento, mejorando, a su vez, la calidad periodística de los contenidos generados.
6. Conclusiones
La credibilidad de las fuentes, su poder de negociación, la relación que se establece entre periodistas y estas para mantener la independencia, así como la verificación de la información en la era digital son factores que se presentan como uno de los retos primordiales de los profesionales: producir textos de alta calidad que reflejen con precisión el mundo que nos rodea.
Sin embargo, la construcción de los relatos periodísticos, en ocasiones, se construyen sobre parámetros que van en contra de estos principios. De esta manera, los contenidos periodísticos no siempre se apoyan en fuentes. Este hecho se vincula tanto a la aparición de nuevos actores mediáticos que aprovechan los espacios concedidos para dirigirse directamente a los usuarios sin poner en práctica las rutinas periodísticas habituales, como por viejos hábitos en los que los temas que han dominado la agenda mediática se desarrollan de acuerdo a unos filtros más laxos en el proceso de producción periodística para su publicación. Dos consecuencias de esa ausencia de fuentes es la reducción de la calidad periodística tanto en relación al nivel de profundización en las coberturas periodísticas, como en el desarrollo de prácticas vinculadas al infoentretenimiento.
Además, la investigación muestra cómo los medios, adaptándose a las nuevas lógicas recurren a fuentes de información que les ayuden a mejorar sus estándares de calidad, de tal manera, que los actores que tradicionalmente han acaparado la atención mediática se ven sustituidos por otros que contribuyen a la mejora de las coberturas periodísticas. Estos actores entre los que destacan los expertos, las organizaciones no gubernamentales, los movimientos sociales o los organismos supranacionales aprovechan los nuevos espacios mediáticos para contribuir a una profundización en la desigualdad mediante una mayor variedad de géneros y formatos. Por su parte, las fuentes que, tradicionalmente, han centrado el interés de los medios las fuentes gubernamentales, partidos políticos, sindicatos o actores económicos mantienen su relevancia en los espacios tradicionales y en los formatos informativos. Por tanto, la consecuencia de la prevalencia de uno u otro tipo de fuentes deviene en un efecto directo sobre el nivel de profundización de los contenidos periodísticos generados.
Para concluir, es necesario resaltar que estas dinámicas no son trasladables al conjunto de la agenda completa de los medios, pues, la desigualdad en su relación con la pandemia ha sido un tema importante pero no central en dichas agendas. La política, o la perspectiva política de los problemas que se desarrollan en la sociedad actual, siguen siendo el eje del interés mediático y, como se ha visto en este estudio, desde ese encuadre, las fuentes de información tradicionales mantienen su hegemonía y prevalencia en su relación con los medios.