Introducción
Existe una preocupación internacional por el abuso de las tecnologías desde los 11 años (Asociación Europea para la Transición Digital, 2024, p. 2) y de las redes sociales, como medio principal de socialización de los menores de 15 años, quienes acceden a ellas mediante dispositivos móviles y al menos 56 minutos al día (Qustodio, 2023; ONTSI, 2024). Un motivo de esta preocupación son los riesgos asociados al consumo de imágenes que producen cosificación sexual, especialmente de las chicas: problemas de salud mental (Sapien Lab, 2023, p. 3), recibir mensajes sexuales online -fotos, imágenes o vídeos personales de carácter erótico o sexual- (UNICEF, 2021, p. 8), presiones para hacer sexting (Fundación Barrié, 2022) o perjuicio en la esfera afectivo-sexual, de maduración sexual y de autoestima (Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de los menores de edad en los entornos digitales, 2024). En concreto, el Pacto Menores Digitales define este problema asociado a la socialización como:
contenidos inapropiados para el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, como los pornográficos, que generan una banalización de las relaciones sexuales, sexualización precoz, sesgos de género para los que no están preparados los niños, las niñas y los adolescentes (Asociación Europea para la Transición Digital, 2024, p.2).
Para desarrollar la alfabetización mediática sobre esta cuestión, se concreta en la legislación más reciente en España en “la difusión de información a las familias, y personas que habitualmente estén en contacto con menores, el uso seguro de dispositivos, la investigación y la creación de espacios de interacción y colaboración sobre cultura digital” (Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de los menores de edad en los entornos digitales, 2024, p. 10).
Los jóvenes disponen de varias fuentes de información sexual para hacer frente a este contenido: los compañeros (68,7%), internet (59,1%), la televisión (47%), los profesores (36,5%), los libros (23,5%) y los padres (14,8%) (Baati et al., 2020). Más que el acceso a la información, se detecta la necesidad de procesar esa información críticamente y evitar los riesgos potenciales, por lo que se requieren programas integrales de educación sexual que ayuden a adquirir los conocimientos y la confianza que los jóvenes necesitan (Yu et al., 2021). Dos ejemplos de campañas de concienciación serían, en el caso de España, #GeneraciónXXX promovida por el Parlamento europeo y realizada junto a la ONG Dale una vuelta, para reflexionar sobre las medidas de verificación de edad en las plataformas de contenido sexual, y, Un móvil es más que un móvil (AEPD, 2024a), destinada al uso de smartphones.
Marco teórico
Efectos del contenido persuasivo en torno al cuerpo en las redes sociales
La tendencia mayoritaria de la conversación en las redes sociales sigue siendo el estilo de vida, un tipo de contenido sobre el que más publican los influencers (Feijóo, Vizcaíno-Verdú y Núñez-Gómez, 2024). Identificados por su elevado número de seguidores en redes sociales, interactúan mediante tuits, videos y posts (Asociación Española de Anunciantes AEA y Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial Autocontrol, 2020). Buscan establecer relaciones parasociales con los usuarios de forma que generen un vínculo afectivo y un compromiso emocional con ellos (We are social, 2023).
Un ejemplo del contenido de estilo de vida más frecuente en redes es la imagen corporal y la autoexpresión, que en Instagram se concreta en proclamar un yo ideal, fomentar la interacción de los seguidores y compararse mediante selfies, atendiendo a un canon de belleza (LozanoBlasco et al., 2023, pp. 133-134). Este hecho es indicativo de que la persuasión no solo se produce en la publicidad directa o encubierta de productos, servicios e ideas, sino también en la generalización de comportamientos y actitudes, especialmente en públicos como la infancia y la adolescencia. Tal y como aseguran Feijoo y Fernández-Gómez:
El reto consiste en captar eficazmente la atención de los usuarios dadas las diversas situaciones de uso, el limitado espacio de pantalla y la naturaleza personal de los dispositivos móviles. Estos factores, hacen que los usuarios sean muy sensibles a los contenidos y mensajes que reciben (2024, p. 37).
Las redes de contactos son el medio más usado por los más jóvenes -generación Alpha-, quienes más tiempo pasan conectados, más siguen a influencers en TikTok e Instagram y recuerdan contenidos más visuales (imágenes, vídeos) según el informe de Interactive Advertising Bureau Spain (2024), que ha incluido por segundo año a los menores de 12 a 17 años. Aunque 8 de cada 10 adolescentes consumen contenidos en las redes sociales a diario, solo 1 de cada 10 sube diariamente contenidos propios como fotos, vídeos o mensajes (Rodríguez y Rodero, 2024).
El uso excesivo de internet desde los 11 años -particularmente de las redes sociales- se asocia con depresión, ansiedad, estrés, soledad y otras formas de malestar corporal y comportamientos disfuncionales (Puertas, 2020). Los contenidos y estrategias populares en estas plataformas tienen impacto en la salud de los adolescentes por la presión de sus iguales (Castillo-Abdul et al., 2021) y por los contenidos emocionales que comparten las celebrities alcanzan popularidad (Eyiah-Bediako et al., 2021). Se ha demostrado la relación significativa entre el grado de bienestar subjetivo de los adolescentes y algunos problemas de salud o conductas de riesgo (Sánchez López et al., 2003) ya que los cerebros de los adolescentes “son muy maleables y vulnerables a la adicción” (Giray, 2022, p. 5).
Efectos de la socialización sexual digital
A esta realidad digital se suman las “complejas relaciones entre la edad, la sexualidad y los medios” (Scarcelli et al., 2021), en un entorno donde no se clasifica el contenido sexual de forma explícita (Albury, 2021). Y es que las redes se han convertido, para los adolescentes, en “un potente transmisor de información y mensajes mediante la publicidad y el consumo de pornografía” que resultan “contradictorios en relación a la sexualidad y a las relaciones sexuales” (Rodríguez et al, 2021, p. 552). Una línea de trabajo académico ha analizado la socialización de los jóvenes mediante la auto sexualización y auto objetificación (Gothreau et al., 2024; Huang et al., 2024; Plieger et al., 2024; You y Kwon, 2024). Es el caso del sexting, que consiste en “el envío voluntario de fotografías o grabaciones íntimas a una persona” ya que se clasifica como práctica de riesgo por constituir un delito, por extenderse a personas que no eran las destinatarias y por conllevar una pérdida de privacidad, ansiedad o depresión, según la Agencia Española de Protección de Datos -AEPD- (2024a).
El fenómeno de la “pospornografía” se usa para referirse a la estética pornográfica de la sociedad caracterizada por lo visual y la espectacularización donde lo que está fuera de la escena -lo sublime, lo que está más allá de toda representación porque está censurado- se alía con “afinidades publicitarias, posmodernas y hasta reaccionarias” (Pérez, 2021, pp. 15-16). Otros estudios encuentran “cultura sexualizada” en vídeos de adolescentes en TikTok (SuárezÁlvarez et al., 2023).
La tendencia a mostrar el cuerpo en la cultura digital se ha denominado “pornocultura en los medios de comunicación” (Naief, 2013), y se vincula a los influencers, a los blogs y las redes sociales (Dejmanee, 2016; LLovet y Establés, 2023). La pornificación de identidades online se extendió con la plataforma OnlyFans, particularmente durante la pandemia del COVID19, pero es Instagram la plataforma que generaliza la estética “porno chic” como una promesa de empoderamiento por la capacidad de las redes de ofrecer reconocimiento social (Drenten et al., 2019, Bussy-Socrate y Sokolova, 2024).
Otros vinculan la sexualidad contemporánea de redes sociales como YouTube a la extimidad, un concepto del ámbito psicológico que alude a la representación en público de lo que solía preservarse para el entorno más íntimo (Baldallo González et al., 2020). Al fenómeno de integrar manifestaciones que antes eran exclusivas de la pornografía y que ahora son de uso común en la cultura cotidiana también se han referido como “pornificación” de la cultura (Domínguez y Porto, 2020). De hecho, para un tercio de de chicas y chicos entre 12 y 17 años, la pornografía supone su única fuente de información sobre la sexualidad (Save the Children, 2020).
La comercialización de este tipo de imágenes que se distribuyen de forma indiscriminada podría llegar a los menores (Anteproyecto de Ley Orgánica, 2024, p. 13). La legislación regula casos reales de ultra falsificaciones de contenido sexual o deepfakes pornográficas ocurridos los últimos años en España como los falsos desnudos de menores realizados con inteligencia artificial. Antes de la medida anunciada por Instagram de desdibujar los desnudos para evitar el acoso sexual en abril de 2024 (Meta, 2024), el algoritmo de esta plataforma recomendaba vídeos sexuales de contenidos creados por adultos a cuentas de jóvenes de 13 años en los primeros tres minutos de iniciar sesión y promovía el envío de fotos de desnudos a quienes interactuaron con mensajes propios (Vigario, 2023).
La alteración de la apariencia y de atributos sexuales entre los jóvenes se vincula a la presión de las redes sociales de forma globalizada (Guizzo et al., 2021; Wang et al., 2021). Se ha demostrado que las experiencias de objetivación sexual en línea entre las mujeres producen mensajes no deseados y comentarios negativos sobre la apariencia y objetivación sexual indirecta más allá de la objetivación sexual interpersonal fuera de línea (Cary et al., 2024), hasta relacionarse con violencia hacia las mujeres (Vance et al., 2015). El problema de normalizar la estética y cultura sexual que dificulta diferenciar la estética pornográfica “que se usa por gusto o por dinero” (Neely, 2012). Además, las mujeres cosificadas son percibidas menos competentes y auténticas, más auto promocionales y promotoras de auto objetivación en las personas que se exponen a esas imágenes (Vendemia, 2024). Un análisis de contenido que desarrolla una escala ad-hoc sobre la cultura sexual en la plataforma de livestreaming Twitch.tv demuestra que las mujeres se autosexualizan más y en mayor intensidad que los hombres (Anciones-Anguita et al., 2024). Este tipo de estudios explican que el impacto emocional de la exhibición de imágenes desnudas de otros sin consentimiento y como venganza se produce de forma mayor y más duradera en las mujeres (McGraw et al., 2024).
Protección de la infancia y la adolescencia y educación mediática
Con la carta de Derechos Digitales se busca involucrar a todos los agentes en un aprendizaje ajustado a la transformación digital de la sociedad “centrada en el ser humano” (Ministerio de Asuntos Económicos y de Transformación Digital, 2021, p. 18). El Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales de 2024 recoge que el contenido sexual de ciertas imágenes produce la cosificación de los jóvenes -especialmente la instrumentalización de las chicas, tratados como objeto de consumo-. El rol pasivo que muestran las personas retratadas en estas imágenes podría afectar a su desarrollo afectivo sexual, de maduración sexual y de autoestima, así como constituir un delito contra la integridad moral.
A nivel autonómico la Ley 4/2023, de 22 de marzo, de Derechos, Garantías y Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia de la Comunidad de Madrid (artículos 41 a 44) limita la publicidad directa, indirecta o encubierta de carácter erótico o pornográfico, tanto en publicaciones dirigidas a niños, como en los medios audiovisuales en franjas horarias de especial protección infantil, como en actividades recreativas o servicios de consumo por ser contrario a los derechos de la infancia y adolescencia y perjudicial para su desarrollo.
Por su parte, la Ley 13/2022 General de Comunicación Audiovisual en su artículo 89 e) exige sistemas de verificación de edad a los prestadores del servicio de intercambio de vídeos mediante plataforma, para proteger a los menores y al público en general de contenidos audiovisuales “que puedan perjudicar el desarrollo físico, mental o moral de los menores que, en todo caso, impidan el acceso de estos a los contenidos audiovisuales más nocivos, como la violencia gratuita o la pornografía” (pp. 42-43).
Junto a la legislación, se ha visto útil adoptar medidas de educación crítica en la cultura popular, que proporcione a los jóvenes autonomía en su interacción en contextos sociales y culturales complejos que involucran contenido social, político y estético, según Alvermann et al. (2018). En entornos virtuales con la inteligencia artificial al alza, se plantea el doble reto de prevenir y concienciar a partir de un proceso de alfabetización visual en torno a la persona sujeto-mujer que identifique las violencias que cosifican a las mujeres. Por ejemplo, aún cuando se usan como recurso cultural (para el aprendizaje o el entretenimiento), se reconoce que la pornografía es una representación defectuosa del sexo y la sexualidad (Neely, 2012).
El pensamiento crítico se torna imprescindible en los programas de educación mediática ante el uso problemático de internet y redes sociales -sesgos discriminatorios, manipulación, violencia, abusos, ciberdelitos (ciberacoso, sexting, grooming…), adicciones sin sustancias, pornografía, mercantilización de los datos de los menores, falta de pensamiento crítico-, como por el consumo de contenidos inapropiados para su edad, en particular de pornografía (Asociación Europea para la Transición Digital, 2024, p. 2) En cuanto al juicio moral de los adolescentes sobre los anuncios online, el uso de la desnudez y la belleza femenina resultan polémicos, debido, entre otros motivos, a los efectos negativos para la autoestima de las adolescentes y al deseo de perder peso (Adams et al., 2017).
Metodología
Esta investigación tiene como objetivo principal abordar la cosificación sexual, que es uno de los retos principales en la protección digital de la infancia y la adolescencia. Este proceso responde a la necesidad de abordar la amplitud del fenómeno en estudio, desde diferentes perspectivas (comunicación, protección de menores y alfabetización mediática) y matices teóricos, por lo que se generan dos preguntas de investigación:
¿Qué percepciones de uso tienen, tanto las personas expertas en la infancia y menores de edad como los usuarios adolescentes, respecto a la protección digital de los jóvenes en el uso que estos hacen de las redes sociales para enviar o recibir contenidos sexuales?
¿Qué motivaciones de uso tienen las personas adolescentes respecto a los contenidos sexuales que consumen y/o intercambian mediante las redes sociales?
Para llevar a cabo esta investigación de carácter exploratorio, se combinan técnicas cuantitativas y cualitativas mediante la perspectiva de los profesionales. El diseño de una triangulación metodológica mixta ha permitido aumentar la validez y la consistencia de los hallazgos. La revisión documental del marco conceptual sirvió para diseñar tanto el modelo de las entrevistas como el de la encuesta1.
En primer lugar, se realizaron entrevistas con preguntas semi estructuradas enfocadas a profesionales internacionales a modo exploratorio (Hernández Sampieri, 2014, p. 10). Las entrevistas, que permitieron captar puntos de encuentro en la conversación, se consideran fundamentales para conocer en profundidad el asunto por su carácter explicativo. En concreto, se realizaron 14 entrevistas (nueve hombres y cinco mujeres) entre marzo de 2022 y junio de 2024. Las entrevistas se realizaron mediante correos electrónicos y/o videollamadas. Las que fueron grabadas en vídeo se transcribieron para ser codificadas posteriormente. Para la elección de las personas entrevistadas se aplicaron estos criterios:
Especialización en alfabetización mediática de menores de edad y en competencias digitales.
Experiencia sobre las temáticas de la socialización sexual y la prevención de la pornografía.
Especialización en temas sobre psicología y en particular sobre adicciones de personas jóvenes.
Experiencia en legislación sobre violencia contra menores de edad.
En la tabla 1 se muestra el listado de personas expertas consultadas, pero teniendo en cuenta el tipo de especialización con el que cuentan. De hecho, por cuestiones de preservar la identidad de las personas entrevistadas, se ha procedido a anonimizar tanto sus nombres como sus cargos laborales.
Tabla 1 Tipo de especialización de las personas expertas entrevistadas
Experto/a | Experiencia profesional |
---|---|
Experto 1 | Investigador sobre estética pornográfica y comunicación |
Experto 2 | Psicólogo experto en adicciones en personas menores de edad |
Experto 3 | Educador y experto en prevención de la pornografía |
Experto 4 | Abogado especializado en familia y juventud |
Experto 5 | Profesor e investigador en psicología |
Experto 6 | Experto y divulgador sobre adicciones |
Experto 7 | Experto en competencias digitales |
Experto 8 | Investigador experto en delitos sexuales en internet |
Experto 9 | Experto en educación y derechos digitales de la infancia |
Experta 1 | Abogada penalista especializada en personas menores de edad |
Experta 2 | Educadora y experta en alfabetización mediática |
Experta 3 | Psiquiatra experta en prevención de adicciones |
Experta 4 | Abogada experta en delitos sexuales en internet |
Experta 5 | Educadora experta en competencias digitales |
Fuente: Elaboración propia.
En segundo lugar, para completar los datos obtenidos con las entrevistas, se acudió al método de la encuesta (Medina y Bustamante, 2023) dirigida a adolescentes, lo cual permitió una perspectiva más amplia del estado de la cuestión. Los adolescentes son el público objetivo de este estudio, y debido a que se necesitaba una muestra amplia, por cuestiones prácticas, se optó por hacer cuestionarios que permitieran cuantificar los resultados, para obtener conclusiones de tipo confirmatorio.
En este sentido, las preguntas y respuestas se revisaron por miembros de la ONG Dale una vuelta para que los términos de la revisión teórica fueran entendibles para los jóvenes, como, por ejemplo, a la hora de traducir sexy o estética pornográfica por imágenes de partes del cuerpo desnudos.
En total, se encuestó a 421 adolescentes, de un universo infinito, procedentes de los talleres de Sexualidad y pornografía (Dale una vuelta, s.f.) impartidos por esta ONG entre noviembre de 2023 y abril de 2024. La encuesta se envió vía online dos semanas antes de la impartición de los talleres. Tal y como señala la AEPD (2024b), desde la ONG se enviaron a los colegios los consentimientos informados para que pudieran ser cumplimentados por los participantes y sus familias.
Entrevistas
Tras el diseño, la validación, el testeo y la ejecución de las 14 entrevistas semiestructuradas, se realizó el proceso de codificación. En concreto, se llevó a cabo desde una perspectiva deductiva, considerando la revisión bibliográfica y las preguntas de la investigación. En particular, la sistematización de las respuestas de las personas entrevistadas fue ejecutada mediante una doble codificación, primeramente, automatizada y posteriormente de forma manual. Para el proceso de codificación, se ha utilizado el software de análisis de datos cualitativos y mixtos Lumivero NVivo. Para garantizar la fiabilidad entre los distintos codificadores, los criterios de análisis se acordaron en reuniones del equipo investigador, y las codificaciones se revisaron y ajustaron conforme a las definiciones operativas de las categorías analíticas de la investigación (Rodríguez-Fernández y Establés, 2023).
Muestra y procedimiento de las encuestas
Respecto a la muestra, se ha seleccionado una población comprendida entre 14 y 17 años, procedentes de distintas comunidades autónomas españolas, recogiendo percepciones de realidades de distintos centros, concretamente los ubicados en 7 ciudades de España: Teruel, Zaragoza, Madrid, Toledo, Lugo, Mallorca y Valencia. A continuación, la tabla 2 recoge las características de la muestra.
Tabla 2 Muestra de la encuesta
Variable | Distribución | Porcentaje |
---|---|---|
Nacionalidad | Española | 100% |
Sexo | Varones Mujeres N.D. | 51.3% 47.2% 1.5% |
Edad | 14 años | 47.2% |
15 años | 38.7% | |
16 años | 11.8% | |
17 años | 1.8% | |
Nivel de estudios | Educación Secundaria | 100% |
Fuente: Elaboración propia.
La estructura de la encuesta (Medina y Bustamante, 2023) se basa en cuatro bloques: 1) la percepción del papel de las redes sociales como plataforma de intercambio de imágenes del cuerpo (de tipo comercial por parte de actores, influencers o de sus propios colegas); 2) sobre el consumo de las redes sociales con propósitos sexuales (por ejemplo, el sexting); 3) sobre las creencias de si escoger esa estética para los perfiles propios produce reconocimiento social, resistencia a la auto cosificación, auto sexualización, violencia, dificultades en el desarrollo o en las relaciones con los demás; 4) sobre la educación mediática que consideran poseen sobre la sexualidad y el uso y la conciencia crítica en torno a las redes sociales.
Respecto al diseño del cuestionario, se realizó durante el mes de octubre de 2023 una prueba piloto de 100 casos entre participantes del taller citado, para asegurar que las cuestiones eran comprendidas por parte del público objetivo de la encuesta, ya que al dirigirse a un público muy joven era importe determinar que los términos estaban planteados correctamente. Mediante esta prueba también se aseguró que la extensión del cuestionario era adecuada para cumplimentarse en su totalidad. Los datos procedentes del cuestionario fueron analizados mediante Excel 2021 para Windows, utilizando tablas dinámicas, ya que de este modo se pudieron realizar los sumatorios que permitieron tener datos precisos que pudieran ser representables en gráficas. Las categorías y subcategorías de análisis fueron medidas a través escalas de Likert de cinco puntos, recomendadas para medir actitudes, y escalas nominales de tipo dicotómico, recomendadas para detectar percepciones de forma rápida.
Se obtuvieron un total de 421 respuestas, mediante un formulario de Google Forms, entre los meses de noviembre de 2023 y abril de 2024 (21 de noviembre de 2023 al 10 de abril de 2024). El 47,2% de las respuestas correspondió a niñas, el 51,3% correspondió a niños, y el 1,5% restante, prefirió no decirlo. Para la obtención de estos datos cuantitativos, se realizó un cuestionario estructurado, y se seleccionó un procedimiento de recogida de datos no probabilístico, concretamente por conveniencia, basado en un acuerdo de colaboración sobre los talleres en educación sexual digital de la ONG Dale una vuelta.
Análisis de los resultados
A continuación, se presentan los resultados obtenidos mediante la triangulación metodológica propuesta, con la intención de dar respuesta a las preguntas de investigación anteriormente planteadas.
Resultados de las entrevistas
Los resultados analizados en las 14 entrevistas se han procesado, en primer lugar, de forma automática mediante Nvivo donde se han podido detectar las principales unidades temáticas. Una vez realizada dicha codificación automática, se procedió al análisis deductivo manual siguiendo tanto las unidades temáticas como la primera pregunta de investigación. En concreto, se han condensado los resultados obtenidos en las entrevistas en cinco áreas temáticas:
Las redes sociales como plataformas de intercambio y consumo de contenidos sexuales.
El rol de los influencers.
El análisis crítico sobre compartir contenido sensible en redes sociales.
Alteraciones en el desarrollo emocional y afectivo en la juventud.
El papel de la legislación española para la protección integral de la infancia y la adolescencia.
Las redes sociales como plataformas de intercambio y consumo de contenidos sexuales
Uno de los factores que más preocupan a las personas expertas es el papel que juegan las redes sociales como plataformas de intercambio de contenidos sexuales, puesto que consideran que se han convertido en un canal fundamental para el consumo y la distribución de contenido sexual, afectando especialmente a los adolescentes. En este sentido, el experto 8 destaca que “la pornografía ha encontrado su edad de oro con el desarrollo de internet” gracias a la interactividad, la privacidad y la reducción de costes que ofrece. Menciona que las plataformas especializadas en Internet son los principales canales, aunque también están penetrando en redes sociales como OnlyFans.
Por su parte, el experto 7 subraya que la mayoría de los jóvenes entre 12 y 16 años tienen múltiples cuentas en varias plataformas de redes sociales, donde “manifiestan sus distintos niveles de privacidad o publicidad”. Destaca el notable volumen de intercambio de contenidos sexuales, especialmente el sexting, con una mayor presión sobre las chicas para compartir contenido. De hecho, las expertas 3 y 5 coinciden en que las redes sociales facilitan el intercambio y la viralización de contenido sexual, convirtiéndose en la primera vía de acceso para los y las jóvenes. Por su parte, experto 2 afirma que las redes sociales han pasado a ser más “redes socio sexuales” que plataformas de interacción social tradicional. Es por ello, que la validación y aprobación mediante la exhibición sexual se ha convertido en un factor primordial, especialmente entre adolescentes.
Asimismo, el experto 4 señala que la pornografía está “al alcance de un simple click” y que la sociedad ha cambiado su percepción y mentalidad sobre el consumo de estos contenidos, transformando a los usuarios en “consumidores y proveedores” deliberadamente inconscientes. En este sentido, reflexiona sobre cómo la vida privada se ha convertido en un escaparate público debido a internet. En relación con esta reflexión, el experto 1 describe el concepto de la “hipersexualización” y cómo se propaga mediante las redes sociales. Es por ello por lo que el experto 1 indica que estas han eliminado la distinción entre fantasía y realidad, lo que crea una especie de “caldo de cultivo” para la distribución de discursos pornográficos. Relacionada con la viralidad de las redes sociales, la experta 2 menciona que las redes sociales son un canal prioritario para el intercambio de contenidos sexualizados, alcanzando un público masivo sin necesidad de páginas webs especializadas.
El rol de los influencers
Otro de los factores sobre los que reflexionan las personas expertas es el rol que juegan los influencers respecto a la protección digital de los jóvenes, particularmente a su influencia respecto a la proliferación de una estética sexualizada en las redes sociales. El experto 8 señala que “más allá de las fotos explícitamente eróticas, o incluso pornográficas, existe una estética sexual muy potente no sólo por parte de los/las celebrities, sino también por parte de muchos y muchas influencers, que ven en su atractivo un valor añadido para conseguir seguidores”. Muy relacionada con esta afirmación se encuentra la del experto 7 que destaca que “incorporan una cultura del contenido sexual para atraer a determinado público”, normalizando ciertos estándares que influyen especialmente en las chicas, quienes imitan estos patrones populares.
Por su parte, el experto 9 subraya que los influencers “crean la idealización de la forma del cuerpo: cómo debe ser tu rostro, tus músculos, la delgadez, etc. Puedes convertirte en una celebridad solo por eso”. Siguiendo esta línea, el experto 5 explica que estas figuras “sirven como modelos a seguir para sus seguidores”, y pueden influir negativamente en aquellos más vulnerables y con menores competencias mediáticas. En consonancia con esta reflexión, el experto 6 afirma que “los influencers se vuelven famosos por sobreexponer su cuerpo”, y descarga parte de la responsabilidad que puedan tener ya que apunta a la validación social que premia estos comportamientos que fomentan la viralidad y la sobreexposición.
En otro orden de cosas, el experto 2 reflexiona sobre la influencia de la que deben ser conscientes los artistas e influencers en las personas adolescentes ya que “cualquier relato o estética audiovisual, aunque sea ficción, educa, crea referentes, cambia percepciones y modela patrones de conducta”. De hecho, el experto 4 menciona que “las 20 primeras cuentas más seguidas en Instagram son de futbolistas, cantantes, modelos e influencers: gente guapa, joven, y a ser posible con unos cuerpazos de otro planeta”, lo que es un claro culto al cuerpo y la imagen y que deja de lado otras virtudes de corte intelectual. Yendo más allá de esta reflexión, la experta 1 destaca que “los influencers son modelos a seguir”, y su influencia es evidente en trastornos de conducta alimentaria y otros comportamientos. Así, la experta 3 destaca la importancia del marketing digital de este tipo de contenidos ya que “la estética sexual llama más la atención de los usuarios, por lo que puede utilizarse para aumentar cantidad de seguidores en redes sociales”.
La experta 2 llama también la atención sobre el rol de los progenitores ya que, si bien influencers y celebrities “crean tendencia entre los más jóvenes”, influenciando su forma de vestir y de actuar, es pertinente que los progenitores se interesen por los contenidos que consumen sus hijos y poder educarlos de forma crítica.
Análisis crítico sobre compartir contenido sensible en redes sociales
El factor relativo a si los jóvenes son conscientes de la repercusión de compartir, recibir o enviar información sexual en las redes sociales, entre las personas expertas existen ciertos matices a la hora de medir esta cuestión. De hecho, varios expertos consideran que no son conscientes o que dependerá del nivel de madurez que tengan los jóvenes. El experto 8 sostiene que “a menor edad, menor conciencia” y añade que el deseo de agradar, ser popular y la presión grupal contribuyen a que los jóvenes bajen la guardia, incurriendo en prácticas de riesgo al compartir imágenes o comentarios de carácter sexual. Por otro lado, el experto 7 observa que, aunque los jóvenes están cada vez más informados sobre los riesgos de prácticas como el sexting, estos no tienen “la capacidad para marcar límites” ni son suficientemente conscientes de las repercusiones. Es por ello por lo que menciona que la difusión no intencional de contenidos privados es un problema persistente, exacerbado por nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.
Por su parte, el experto 3 destaca que hay que tener también en cuenta el efecto que puede tener también la desinhibición online, ya que la distancia física facilita comportamientos más atrevidos y disminuye la percepción de riesgo. Es por ello por lo que el experto 3 afirma que “dar a un botón de ‘enviar’ es mucho más fácil y parece más inocuo”.
Algunas personas expertas consideran que sí existe en los jóvenes conciencia sobre los riesgos de compartir contenidos sexuales donde la educación juega un papel fundamental. No obstante, por ejemplo, la experta 4 resalta los esfuerzos educativos en escuelas para enseñar sobre las repercusiones legales, sanitarias y sociales de compartir imágenes de desnudos si bien señala que la tendencia a asumir riesgos en la adolescencia puede dificultar la internalización de estas lecciones. De hecho, esta necesidad de una educación sexual coincide con el análisis de la experta 2 quien alerta a los jóvenes de que las imágenes compartidas ya no son suyas y que “pueden provocar problemas graves como el sexting y el grooming”.
Asimismo, la experta 5 advierte que el contenido sexual en las redes sociales puede convertirse en la principal fuente de educación sexual para algunos jóvenes, lo que puede fomentar comportamientos sexuales de riesgo y actitudes sexuales más permisivas. Además, respecto a cuestiones educativas, la experta 3 identifica tres desafíos educativos a raíz de las redes sociales: la autoestima, la atención y el aburrimiento.
Alteraciones en el desarrollo emocional y afectivo en la juventud
Respecto al factor sobre si se pueden vincular los contenidos sexuales en redes sociales a alguna de las alteraciones en el desarrollo emocional y afectivo de los jóvenes, tanto a nivel personal como académico, existe un consenso generalizado, aunque matizado, entre las distintas personas expertas consultadas.
Por ejemplo, el experto 8 destaca la existencia de una amplia literatura científica que documenta los efectos del consumo de contenido sexual en menores, especialmente cuando este consumo es continuado o compulsivo. Estos efectos incluyen alteraciones en el desarrollo afectivo-sexual, la salud mental y el rendimiento académico.
Por otro lado, el experto 7 señala que aquellos jóvenes que hacen un uso intensivo de las redes sociales tienden a experimentar peores resultados en términos de bienestar emocional y satisfacción con la vida. Además, la reflexión del experto 3 va en esta línea ya que subraya la importancia de la conexión emocional, la identificación y regulación de las emociones en el desarrollo de la sexualidad.
El papel de la legislación española para la protección integral de la infancia y la adolescencia
El quinto aspecto más destacado por las personas expertas se centra en la importancia social de la nueva legislación española sobre la protección integral de la infancia y la adolescencia. En concreto, se trata de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, que modifica la Ley General de Publicidad (art.3.a) Ley 34/1988, de 11 de noviembre, declarando ilícita tanto la publicidad que incite a cualquier forma de violencia sobre las personas menores de edad como aquella que fomenta estereotipos de carácter sexista, racista, estético, homofóbico o transfóbico. A colación de esta nueva ley, el análisis de las personas expertas consultadas sobre la protección integral de los menores de edad se ha centrado en si se debe considerar la pornografía una forma de violencia.
Por su parte, el experto 7 resalta la importancia de construir un entorno protector para la infancia, libre de contenidos inapropiados, implicando a toda la sociedad en esta labor ya que “la única forma de conseguir un entorno protector sea que estemos a salvo de recibir unos contenidos para los que no estamos preparados.” Por ello, argumenta que esto requiere el trabajo conjunto de toda la sociedad, incluyendo a las familias, quienes deben facilitar el acceso y mantener un canal de comunicación con los jóvenes. Es vital que los menores de edad tengan una relación de confianza con sus padres y puedan pedir ayuda si enfrentan dificultades. Asimismo, añade que “cualquier sistema de protección de ley que declare ilícito las publicidades o la violencia contra las personas va a ser un golpe a una industria que está encontrando una cantera a la que no debería tener acceso con la facilidad que hasta ahora ha tenido.” Además, menciona también el riesgo asociado con los videojuegos y las redes sociales, donde “hay plataformas de videojuegos para edades muy tempranas donde también puedes poner [a los jóvenes] en situaciones de un riesgo que no deberían tener que asumir”.
En esta línea, el experto 8 coincide con su diagnóstico ya que sugiere que, más allá de la modificación de la Ley General de Publicidad, considerar la pornografía no solo como contenidos que pueden afectar a los menores sino como una forma de violencia hacia ellos permitiría el desarrollo de una normativa más garantista.
Respecto a la vigencia de la legislación, el experto 4 destaca la obsolescencia de la actual Ley General de Publicidad frente a la rapidez de la evolución digital, sugiriendo que las regulaciones legales suelen ser reactivas en lugar de preventivas lo que hace que sea más complicado proteger efectivamente a los menores de edad ante riesgos como la adicción a la pornografía.
Por su parte, la experta 3 subraya la necesidad de un mayor control del contenido publicitado en redes sociales, aunque también enfatiza la responsabilidad de la sociedad en general. Además, la experta 2 señala la relación entre la pornografía y los estereotipos sexistas, sugiriendo que la pornografía mediática podría encuadrarse en la descripción de estereotipos sexistas. Siguiendo esta línea, la experta 5 plantea que la exposición a la pornografía a edades tempranas es preocupante -se calcula que el 17,4% de los adolescentes entran en contacto accidental con la pornografía mediante anuncios en dispositivos digitales-, sugiriendo que la nueva ley podría tener efectos positivos para la protección de los menores.
Resultados de la encuesta
Los resultados analizados correspondientes a los 421 adolescentes se agrupan en dos temáticas principales: 1) percepciones de uso y 2) motivaciones para el intercambio de imágenes.
Percepciones de uso de los jóvenes adolescentes
Respecto a las percepciones de uso de los jóvenes españoles afirman que utilizan la tecnología en su día a día. De 421 encuestados, solamente 7 de ellos afirman no utilizar nunca o casi nunca su teléfono móvil y dos de ellos afirman utilizar con mucha frecuencia su tableta. El teléfono móvil es utilizado por 369 encuestados con una frecuencia de “siempre” y “casi siempre”, lo cual representa un alto porcentaje del total (87.6%). En base a esta cifra, es interesante conocer cómo acceden a la red. La mayoría lo hace desde su teléfono móvil, mientras que está solo en un 71,2% de los casos, y en un 45,5% de las ocasiones desde su propio teléfono móvil delante de sus padres.
Las respuestas de los adolescentes arrojan que las redes como TikTok, Whatsapp Youtube e Instagram son las más consumidas por los jóvenes, los cuales, en un porcentaje significativo afirman pasar más de 5 horas diarias en estas plataformas.
Por su parte, el 54,6% de los encuestados afirma pasar más de dos horas diarias en TikTok, frente al 30,4% que afirma pasar menos de dos horas diarias. Sólo el 14,9% afirma no pasar tiempo en la red social. Siendo TikTok la red social que experimenta un mayor número de conexiones entre los más jóvenes. Instagram se sitúa como segunda red social con más uso por parte del público encuestado. En el 34,2% de las respuestas se afirma pasar más de dos horas diarias en Instagram, frente al 48,4% que afirma pasar menos de dos horas diarias. Sólo el 11,8% afirma no pasar tiempo en la red social. Los porcentajes por género apenas son significativos, y todos los adolescentes afirman conocer esta red.
En la figura 2, se puede apreciar que ambas redes son las que más diversidad de uso presentan, frente a otras que están fuera del interés de los adolescentes, como Tinder, Kik y Reddit.
En base a lo ya expuesto, es un hecho que las redes sociales por su inmediatez actúan como catalizador para enviar y recibir imágenes, ya que crear y compartir contenido es la razón por la que siguen activas. Es por ello, que se quiere conocer la percepción de los jóvenes, en relación con la interacción que realizan con imágenes del cuerpo, bien sea desnudo o parcialmente desnudo.
Los encuestados muestran una gran concienciación sobre la importancia de no compartir imágenes del cuerpo desnudo, siendo predominante la afirmación de que “no es un juego” como se puede observar en la figura 3, detectan que realizar este tipo de prácticas puede suponer un peligro para ellos en el 81% de las respuestas, y también apuntan que lo son para los demás en el 79,8% de los casos.

Fuente: Elaboración propia.
Figura 3. Percepciones de las redes sociales y su interacción con imágenes del cuerpo
Los medios mediante los cuales los adolescentes detectan mayor envío/visualización de imágenes o mensajes del cuerpo o parte del cuerpo desnudo son las películas, -siendo percibido como algo habitual en un 39,4% de los casos-; seguidos de redes sociales, -con un 38,9% de frecuencia en este tipo de plataformas-; y, a continuación, las series de televisión, con un 38%. En contraposición, se encuentran los videojuegos, -al arrojar un resultado del 87,4% con la opción de que nunca han visto este contenido en ellos-; seguido de los animes como lugar dónde no existe apenas este tipo de imágenes.
En su mayoría, un 60,5% los jóvenes afirman conocer qué es la sexualidad, -aunque no han preguntado sobre ella a sus padres en la mayoría de los casos-, pero se han informado de ello mediante la pornografía, según asegura el 73,1% de los encuestados. Aun así afirman en un pequeño porcentaje (19%) que algunas veces sus padres les han hablado sobre ello.

Fuente: Elaboración propia.
Figura 4 Envío de imágenes o mensajes del cuerpo o partes del cuerpo desnudo mediante medios
Respecto a hábitos de uso, es relevante la percepción de los jóvenes, ya que afirman en su mayoría, distinguir qué es publicidad en un 63,6% de los casos, y recomiendan a otros compañeros utilizar redes sociales en un 50,5% de las veces. Además, afirman saber encontrar la información que buscan en internet en un 52,7% de las ocasiones.
Motivaciones de uso de los jóvenes adolescentes
Respecto a las motivaciones de uso de los jóvenes españoles, afirman que los jóvenes no utilizan las redes sociales para enviar o recibir imágenes del cuerpo desnudo. Sin embargo, algunos afirman que casi nunca lo utilizan para este fin, y se detecta que existe una tendencia mayor a recibir tanto por perfil público como privado, que a enviar imágenes de este tipo en un 8,7% de los casos.
El motivo principal, en caso de hacerlo, es “porque valoran su cuerpo como lo más importante de su personalidad”. Aunque la razón citada es la más numerosa en el 12,3% de las respuestas obtenidas, hay otros factores como “porque me lo ha pedido mi pareja” en un 9,2%. Sin embargo, las respuestas más significativas son las referidas a que nunca hacen este tipo de prácticas.

Fuente: Elaboración propia.
Figura 8 Motivaciones para el envío de imágenes o mensajes sobre el cuerpo o parte del cuerpo desnudos
Por otro lado, también se han detectado las motivaciones para el no envío de este tipo de imágenes o mensajes sobre el cuerpo desnudo, afirman que el motivo principal para no hacerlo es “porque creo que la sexualidad es algo personal” en el 85% de las respuestas; seguido de “porque no me gusta mostrar mi cuerpo o partes del cuerpo desnudos” con un 77,4%, tal y como se muestra en la figura 9.

Fuente: Elaboración propia.
Figura 9 Motivaciones para no enviar de imágenes o mensajes sobre el cuerpo o parte del cuerpo desnudos
Las motivaciones tienen un impacto significativo en la actitud, en base a esto, los jóvenes son conscientes de que pueden manipular sus imágenes en internet (71,2%), demostrando una actitud consecuente de que no todo lo que aparece en internet es real (71,9%), y que la información que comparten se queda en las redes (66,5%), indistintamente de los motivos que les llevan a realizar intercambio de imágenes.
Discusión y conclusiones
Esta investigación ha cumplido su propósito de abordar la cosificación sexual, uno de los retos principales en la protección digital de la infancia y la adolescencia, tanto desde la perspectiva de los propios jóvenes como de las personas expertas entrevistadas.
Aplicar una metodología mixta nos ha permitido comparar las perspectivas de los expertos con las de los jóvenes que acceden a internet mediante dispositivos móviles (ONTSI, 2024). Esta doble visión encaja con dos corrientes, quienes entienden la cosificación sexual como una forma de expresión de la sexualidad (Albury, 2021), y quienes consideran los riesgos que supone (Fernández et al., 2025).
Si bien los dos grupos perciben el elevado uso que los jóvenes hacen de las redes desde dispositivos móviles, y en particular del uso de estas como canal para socializar (Lozano Blasco et al., 2020; We are social, 2023), sin embargo, varía la percepción sobre el contenido sexual o exhibición del cuerpo desnudo como una forma habitual de socialización entre los jóvenes. Asimismo, los expertos y los jóvenes coinciden en detectar la falta de educación y la falta de control, que puede llevar asociado el peligro de compartir imágenes íntimas en internet por parte de los jóvenes cuando están solos (Villanueva Blasco y Serrano Bernal, 2019). Sin embargo, desde las instituciones educativas se está reclamando un mayor control parental (Villanueva Blasco y Serrano Bernal, 2019).
Nuestra investigación responde a una necesidad social global concretada mediante el Pacto Menores Digitales, donde se expone el impacto de las redes sociales en niños, niñas y adolescentes.
Un público especialmente sensible por el momento evolutivo y de neurodesarrollo y porque son productos diseñados para adultos. Como resultado, puede afectar a su socialización y potenciar posibles problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, además de “facilitar situaciones de violencia como el acoso escolar y sexual que se trasladan a Internet o específicas del entorno digital” (Asociación Europea para la Transición Digital, 2024, p.2).
Ante ello, resulta esencial la formación en competencias mediáticas para que la ciudadanía pueda responder de forma inteligente, crítica y creativa ante el gran reto de la “pantalla global” (Baldallo González et al., 2020). Especialmente entre los menores, quienes muestran menos iniciativa para contrastar los contenidos que consumen en internet (Zozaya Durazo et al., 2023).
Entre las principales conclusiones sobre la primera pregunta de investigación, en torno a las percepciones de los expertos, las personas entrevistadas coinciden con los estudios revisados en percibir la cosificación sexual digital como un problema grave que puede desembocar en adicciones, e influir en el bienestar de los jóvenes (Sánchez López et al., 2003; Castillo-Abdul et al., 2021; Giray, 2022; Puertas, 2020; Rodríguez y Rodero, 2024). Así lo corroboran también las tasas de uso problemático preocupante de las redes sociales señaladas en 1 de cada 3 adolescentes según UNICEF (2021, p. 15).
Las personas expertas también detectan que se promueven relaciones sexoafectivas mediante el intercambio de contenido de imágenes del cuerpo en redes, lo que genera preocupación entre todos los entrevistados. Este fenómeno está alineado con el estudio de Martín Critikián y Medina Núñez (2021) que alerta de las implicaciones que puede tener en los jóvenes las redes sociales y la pérdida de autocontrol derivada de su uso.
Los entrevistados relacionan la falta de control de la información que manejan los jóvenes con el hecho que estos siguen las tendencias de los influencers, aunque consideran que los jóvenes no lo perciben así. Esta conclusión enlaza con la advertencia de varios estudios sobre la protección frente a influencers que proporcionan consejos engañosos, con consecuencias graves para la salud pública (Bromberg y Fitzgerald, 2021; Feijoo et al., 2024) o para la transmisión contradictoria de valores y contravalores (Digón Regueiro et al., 2023). El peligro es que “personas normales y corrientes compartan sus opiniones sobre las marcas” lo que ha hecho que crezca el marketing de influencia (Ramos Gutiérrez y Fernández Blanco, 2021, p. 84).
Uno de los riesgos de la socialización que lideran las influencers consiste en trasladar experiencias de vida y mostrar su cuerpo mediante imágenes cosificadoras “que transmiten la exhibición corporal como empoderamiento” (Cuenca Orellana et al., 2024, p. 24). Asimismo, se enmarca en las producciones mediáticas que escogen representaciones convencionales del cuerpo femenino inspiradas en la pornografía, la moda y la cultura popular (Dejmanee, 2016).
Hay un consenso generalizado entre los expertos sobre las posibles consecuencias negativas asociadas con el consumo de contenido sexual en las redes sociales por parte de los jóvenes tal y como señala la literatura existente (Guizzo et al, 2021; McGraw et al, 2024; Pérez, 2021; Plieger et al., 2024; Rodríguez et al., 2021). Especialmente, hay que tener en cuenta que la edad de los jóvenes determina las características sexualizantes incluidas en los vídeos de usuarios de redes sociales como Tik Tok (Suárez-Álvarez et al, 2024).
Estas percepciones coinciden con los estudios que vinculan la estética sexual con una actitud especialmente dañina para los jóvenes (Vendemia, 2024). La disociación entre los cuerpos reales y los modelos de cuerpo femenino -hipersexualizado- y masculino -un modelo de proporción- son otras consecuencias de “nuevos modelos de sociabilidad y relaciones sexuales donde el deseo, el dominio y la violencia se normalizan” (Rodríguez et al., 2021, p. 556).
En conjunto, estas declaraciones subrayan el poderoso rol que artistas, influencers y celebrities ejercen en la configuración de una estética sexual en las redes sociales, moldeando comportamientos y percepciones especialmente entre los jóvenes, como también destacan otros estudios (Segarra-Saavedra e Hidalgo Marí, 2018; Drenten et al., 2019; LLovet y Establés, 2023; Bussy-Socrate y Sokolova, 2024; IAB, 2024).
Es por ello que la mayoría de los expertos coinciden en la necesidad de una mayor protección para los menores frente a la pornografía, considerándola una forma de violencia que requiere una normativa más estricta, así como la colaboración de toda la sociedad para crear un entorno seguro para la infancia. En este sentido, la nueva legislación recoge la necesidad de abordar el acceso a internet de los jóvenes “desde una perspectiva formativa, preventiva y social, bajo los principios de igualdad, accesibilidad, interseccionalidad, respeto, protección y garantía de los derechos de la infancia y de la adolescencia” (Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad, 2024, pp. 23-24).
Entre las principales conclusiones sobre la segunda pregunta de investigación en torno a las percepciones de los jóvenes respecto a la protección digital de los jóvenes en el uso que estos hacen de las redes sociales para enviar o recibir contenidos sexuales, es relevante señalar la desproporción que existe entre los resultados de la encuesta -donde la mayoría pasa más de dos horas diarias en redes sociales como TikTok e Instagram-, con los datos disponible sobre el tiempo de consumo de redes sociales durante 50 minutos al día (Qustodio, 2023). Sin embargo, sí coinciden con las más de tres horas diarias que arroja el estudio de Martín Critikán y Medina Núñez (2021), y con el tipo de redes favoritas de esta generación, Instagram y WhatsApp. Estas contradicciones sugieren comparar el contexto en el que se han llevado a cabo estos estudios de campo para determinar la posible influencia del tipo de metodología empleada en los sesgos. Por ejemplo, si los jóvenes responden a la encuesta mediante sus propios dispositivos, con los de sus progenitores o delante de sus profesores.
Otra conclusión sobre el uso que hacen los jóvenes de las redes sociales es que no está exclusivamente dedicado a actividades lúdicas -como perciben los progenitores- según Besolí et al. (2018), sino que hay prácticas de los adolescentes en el ámbito digital que “buscan el reconocimiento de sus iguales con el objetivo de convertirse en influencer” (Guerrero-Pico y Establés, 2021, p. 422).
Sobre si los jóvenes utilizan las redes sociales para ver o intercambiar imágenes de contenido sexual y en qué tipo de medios de entretenimiento lo hacen, las personas entrevistadas evidencian cómo la interactividad y accesibilidad a las redes sociales han transformado radicalmente el consumo y la percepción del contenido sexual, planteando desafíos significativos para la privacidad, la salud mental y la seguridad de los usuarios jóvenes, tal y como anticipa Albury (2021).
La principal motivación de los jóvenes para usar las redes sociales es la aprobación mediante la exhibición sexual, enfatizando el rol de las redes sociales para la expresión sexual de estudios previos (Albury, 2021; Badallo-González, Anciones-Anguta y Checa Romero, 2024). La mayoritaria falta de percepción que tienen los jóvenes encuestados de usar los medios habituales que consumen -películas, redes, series, etc- para enviar imágenes de su cuerpo podría explicarse por la distinción que los jóvenes realizan entre las representaciones pornográficas y la noción de intimidad romántica que atribuyen al sexo real (Spišák, 2024).
Aunque la percepción de los jóvenes de considerar el envío de información como un juego, la mayoría de ellos asegura ser celoso de su intimidad y por ello prefiere recibir a enviar imágenes, lo que está alineado con el dato de que solo 1 de cada 10 sube diariamente contenidos propios, ya sean de contenido sexual o no (Rodríguez y Rodero, 2024). Sin embargo, estos jóvenes se exponen a una gran cantidad de información personal y privada a las redes sociales (VizcaínoVerdú et al., 2022), que aluden al concepto de extimidad de Baldallo González et al. (2024). De hecho, los jóvenes contestan que la principal motivación para compartir imágenes o mensajes del cuerpo desnudo es valorar el cuerpo como lo más importante de su personalidad, corroborando los estudios que inciden en la prioridad de la apariencia física (Castillo-Abdul et al., 2021; Dejmanee, 2016; Huang et al., 2024) a pesar de que esta focalización produce efectos negativos (Yu et al, 2021), y sugiriendo hacerles reflexionar sobre la construcción de la identidad online mediante la exhibición corporal.
Por esta razón, se evidencia la implicación de nuestra investigación en la educación sexual digital, razón de ser de los talleres de la ONG Dale una vuelta, avalada por estudios coetáneos a esta iniciativa española sobre los fenómenos más representativos en los medios que consumen los jóvenes: la pornificación de identidades online, también llamada pospornografía o pornocultura en los medios de comunicación (Domínguez y Porto, 2020; Yu et al., 2021). Impera la necesidad de fomentar una actitud crítica de los jóvenes sobre la sexualidad en la socialización digital desde una perspectiva multidisciplinar (mediática, psicológica, estética, comercial, etc.)
Es preciso realizar un estudio a los jóvenes en España acerca de los peligros que los entrevistados han manifestado enfrentar para no enviar imágenes del cuerpo desnudo en las redes que más usan: que no sea legal y que sea información privada. Por ejemplo, si les provocan sentimientos de insatisfacción respecto de su propio cuerpo (Guizzo et al., 2021; You y Known, 2024), malestar psicológico (McGraw et al., 2024) o de falta de empoderamiento (Vendemia, 2024). Una primera contradicción es la preocupación sobre el derecho que tienen de que las redes y los demás respeten su privacidad y consentimiento sexual y, sin embargo, los escojan para representarse y relacionarse (Spišák, 2022). Es importante saber si encuentran en las redes que frecuentan algún ejemplo de violencia sexualizada (Naief, 2013) o de sexismo (Plieger et al., 2024).
En todo caso, se sugiere una investigación futura sobre los efectos de la auto objetificación, ya que algunos estudios la vinculan a los deseos de someterse a una cirugía estética (Huang et al., 2024). Este estudio les haría reflexionar sobre el mensaje contradictorio que reciben para cuidar su salud mental aceptándose, y a la vez enfocar todo su valor en su apariencia o en la imitación de otros. Por ejemplo, sería oportuno preguntarles cuáles de los influencers que siguen se autoobjetifican o comprobar si estos hacen uso de los mecanismos para proteger a las audiencias vulnerables (Bromberg y Fitzgerald, 2021; Ramos Gutiérrez y Fernández Blanco, 2021).
La recomendación ante el hecho que los jóvenes no puedan identificar el carácter persuasivo de los mensajes que reciben en las redes sociales -especialmente visible en los influencers (Rozendaal et al., 2011; Adams et al., 2017; Feijoo y Fernández-Gómez, 2022)- es definir el contenido sexual como persuasivo no explícito. Respecto de las recomendaciones a la práctica profesional, se alienta la implicación del entorno de la adolescencia y la infancia en una discusión conjunta sobre los efectos que produce el contenido de exhibición corporal que frecuentan los jóvenes, al que acceden de forma individual y anónima desde los smartphones.
Una última línea de trabajo podría explorar la competencia mediática y las estrategias informales de aprendizaje de los jóvenes en torno a sus fuentes de información respecto a la sexualidad (Fernández et al., 2025), replicando en España el estudio de Baati et al. (2020) al concluir que las principales fuentes de sexualidad son los compañeros e Internet.
Finalmente, sería necesario que una investigación como la que hemos realizado pudiera aumentar su muestra a otros países de la Unión Europea y de América Latina con el objetivo de realizar una comparativa sobre las percepciones obtenidas sobre esta cuestión tan preocupante en la sociedad actual, así como proponer posibles estrategias y soluciones sobre cómo abordar la protección digital de los menores de edad, tanto a legisladores y stakeholders, como a progenitores y educadores.
Contribución
Experto/a | Experiencia profesional |
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Male Expert 1 | Researcher on pornographic aesthetics and communication |
Male Expert 2 | Psychologist specializing in addictions in minors |
Male Expert 3 | Educator and expert in pornography prevention |
Male Expert 4 | Lawyer specializing in family and youth law |
Male Expert 5 | Professor and researcher in psychology |
Male Expert 6 | Expert and public speaker on addictions |
Male Expert 7 | Expert in digital competencies |
Male Expert 8 | Researcher specializing in online sexual crimes |
Male Expert 9 | Expert in education and children's digital rights |
Female Expert 1 | Criminal lawyer specializing in minors |
Female expert 2 | Educator and expert in media literacy |
Female expert 3 | Psychiatrist specializing in addiction prevention |
Female Expert 4 | Lawyer specializing in online sexual crimes |
Female Expert 5 | Educator specializing in digital competencies |