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Revista de Comunicación

versión impresa ISSN 1684-0933versión On-line ISSN 2227-1465

Revista de Comunicación vol.24 no.1 Piura mar./ago. 2025  Epub 10-Abr-2025

http://dx.doi.org/10.26441/rc24.1-2025-3777 

Artículos

Propuestas de alfabetización mediática desde el fact checking profesional en Latinoamérica

Proposal for media literacy through professional fact checking in Latin America

Eva Mª Ferreras Rodríguez¹ 
http://orcid.org/0000-0002-8604-034X

Celia Sancho Belinchón² 
http://orcid.org/0000-0001-5979-1853

1¹ Universidad Antonio de Nebrija (España). Doctora en Periodismo. Actualmente es profesora en el Máster Universitario en Periodismo Digital y de Datos de la Universidad Antonio de Nebrija y profesora colaboradora en la Universidad Internacional de La Rioja. Su investigación se ha centrado en innovación digital, periodismo de datos, desinformación y fact checking. , eferrerr@nebrija.es

2² Universidad Antonio de Nebrija (España). Doctora en Comunicación Audiovisual, Publicidad y Relaciones Públicas. Dirige el Máster Universitario en Periodismo Digital y de Datos en la Universidad Antonio de Nebrija. Líneas de investigación: periodismo, comunicación digital, redes sociales, estrategia de medios sociales, fact-checking y publicidad. , csanchobe@nebrija.es

Resumen:

La desinformación es un fenómeno cada vez más sofisticado (Frau-Meigs, 2022) y normalizado en el ecosistema digital por lo que urge implementar soluciones que refuercen la resiliencia de los públicos. La alfabetización mediática junto con la verificación son las respuestas que más impulso han recibido y la relación entre ambas disciplinas se ha estrechado (Frau-Meigs, 2022). La alfabetización digital ha pasado a tener un enfoque interpretativo como herramienta imprescindible para contrarrestar la desinformación (Sádaba-Chalezquer y Salaverría, 2023; Roozenbeek et al., 2022). En los últimos años, numerosos verificadores han implementado la alfabetización como parte de sus actividades profesionales; por ello, en algunos circuitos académicos se les denominafact checkersde “segunda generación” (Çömlekçi, 2022). Entendemos que se trata de una tendencia y, desde esta perspectiva, se propone un estudio exploratorio sobre los programas de alfabetización ofertados por los verificadores que forman parte de la red latinoamericanaLatamChequea. Se aborda desde una metodología mixta: el análisis de contenido y la entrevista semiestructurada con los profesionales. La interpretación de los resultados conduce a plantear el grado de profesionalización de los programas educativos examinados.

Palabras clave: de verificación; alfabetización mediática; LatamChequea; programas educativos

Abstract:

Disinformation is an increasingly sophisticated (Frau-Meigs, 2022) and normalised phenomenon in the digital ecosystem, which makes it urgent to implement solutions that strengthen the resilience of audiences. Media literacy and verification are the responses that have received the most impetus and the relationship between the two disciplines has become closer (Frau-Meigs, 2022). Digital literacy has shifted to an interpretative approach as an essential tool to counter misinformation (Sádaba-Chalezquer and Salaverría, 2023; Roozenbeek et al., 2022). In recent years numerous fact-checkers have implemented literacy as part of their professional activities; for this reason, in some academic circles they are referred to as ‘second generation’ fact checkers (Çömlekçi, 2022). We understand that this is a trend and from this perspective, we propose an exploratory study on the literacy programmes offered by the fact checkers that are part of the Latin American networkLatamChequea. It is approached using a mixed methodology: content analysis and semi-structured interviews with the professionals. The interpretation of the results leads us to consider the degree of professionalisation of the educational programmes examined.

Key words: journalism; media literacy; LatamChequea; education programmes

Introducción

La convergencia entre alfabetización digital y periodismo es imprescindible en un contexto mediático complejo y dónde la desinformación se ha normalizado. El fact checking o verificación de la información es una práctica periodística ya consolidada a nivel global, dando lugar a lo que Graves y Cherubini denominan “un excepcional ejemplo de un movimiento periodístico genuinamente transnacional” (Graves y Cherubini, 2016, p.18). Algunas de sus publicaciones pueden además ser entendidas como vía complementaria de formación y alfabetización (Rodríguez-Pérez, 2020), por ejemplo, aquellas piezas de periodismo explicativo que publican. Pero, además, muchas de estas plataformas de verificación ofrecen programas de alfabetización y cuentan con secciones educativas en las que promueven actividades y materiales divulgativos.

La alfabetización mediática se está redefiniendo como consecuencia de los desórdenes informativos. Esta disciplina se consolida más allá de sus circuitos tradicionales y se multiplican las iniciativas ofrecidas por instituciones públicas, privadas, organizaciones civiles o periodísticas para dotar a los públicos de las competencias necesarias y reforzar el papel de la educación como herramienta clave en la lucha contra la desinformación. Y aunque dichas soluciones responden a lógicas diferentes (prebunking y debunking) han encontrado puntos de convergencia, y la desinformación “ha estrechado la relación entre ambos campos (periodismo y educación)” (Frau-Meigs, 2022, p.915).

Así, consideramos que uno de los puntos de convergencia serían los programas educativos que las plataformas de verificación ofrecen. El principal objetivo de esta contribución es catalogar y analizar los recursos de alfabetización ofertados por los verificadores que forman parte de la red LatamChequea, una coalición creada por Chequeado en 2014. Actualmente reúne a más de 40 medios en 21 países y su propósito es compartir experiencias, herramientas y fomentar la colaboración entre medios. Se trata de una Red plenamente consolidada y como afirman Herrero y Herrera-Damas (2021) y Moreno-Gil et al. (2021) el fact checking de habla hispana es un ecosistema particular, con un contexto político, social e informativo claramente diferente al ámbito anglosajón.

Marco teórico

Los llamados estudios de desinformación han abordado en los últimos años múltiples líneas de investigación para desentrañar este fenómeno tan complejo. En el ámbito de las soluciones coinciden academia, expertos e instituciones en que requieren de un enfoque multidisciplinar. En este sentido, señala Frau-Meigs (2022) que para mitigar los efectos de los desórdenes informativos las políticas públicas han reforzado las respuestas “confiando en dos profesiones (...) el periodismo (...) y la alfabetización mediática” (Frau-Meigs, 2022, p. 913). Sin embargo, en su aplicación tienen una lógica diferente; la verificación es una estrategia debunking que se produce tras la emisión del mensaje, mientras que la alfabetización digital se enmarca en las estrategias prebunking, es decir en actuaciones de carácter preventivo.

La verificación se refuerza como concepto en la sociedad actual (Walter et al., 2021); y también su institucionalización, ya que se han originado instituciones que trabajan con ella. La creación de entidades como la International Fact checking Network (IFCN) o la propia Red LatamChequea, entre otras, refuerzan su posición institucional y la profesionalización de sus miembros. En este sentido, Núñez-Mussa (2023) propone niveles de institucionalización para los verificadores mediante una revisión/actualización de los parámetros establecidos por la IFCN atendiendo a su diversidad y heterogeneidad.

La utilización de un amplio repertorio de herramientas, aplicaciones y estrategias también da cuenta de su grado de profesionalización tal y como constatan Westlund et al. (2022). Igualmente, si nos fijamos en las innovaciones editoriales que incorporan constantemente a sus quehaceres; desde sofisticados posts en redes sociales, nuevas narrativas aplicadas a las piezas informativas (piezas sonoras, cómics, etc.) o incluso gamificación (Sánchez et al., 2022; FerrerasRodríguez, 2023).

Tal y como señalan Tejedor et al. (2024) la mayor parte de las investigaciones sobre fact checking se centran en Europa y Estados Unidos y entre las temáticas más analizadas encontramos tipología de las desinformaciones, estudios de caso de verificadores o la relación entre la desinformación política y la verificación, entre otros. En lo relativo a la política, son numerosos las investigaciones que han puesto el foco en los periodos electorales en diversos países de la región latinoamericana. Por ejemplo, Cazzamatta y Santos (2024) observaron los resultados de las verificaciones realizadas por Lupa y Aos Fatos, Estadão Verifica y AFP Checamos durante la segunda vuelta de las elecciones en Brasil de 2022. Por su parte, Aruguete et al. (2023) proponen un estudio centrado en el usuario/votante y las motivaciones para compartir las verificaciones sobre desinformación política. A través de una encuesta con usuarios de Twitter en Argentina durante las elecciones de 2019 demuestran que los usuarios tienden a compartir las verificaciones que refuerzan sus creencias políticas y que los chequeadores etiquetan como ‘verdadero/verdad’. Otros estudios, como el propuesto por Primig (2022) indagan en la credibilidad que los usuarios otorgan a los verificadores; en ocasiones percibidos también como un componente más del periodismo de élite o las estructuras de poder.

Por otra parte, y entrando en el terreno de la convergencia entre verificación y alfabetización mediática, autores como Lotero-Echeverri et al. (2018, p.295) entienden que el fact checking es una “técnica sencilla y replicable a través de la cual se refuerza la competencia mediática de los ciudadanos y de los profesionales de la comunicación”. En la misma línea, Kačinová (2022) y Frau-Meigs (2019) consideran que la comprobación de hechos es una herramienta clave para fomentar el pensamiento crítico y “la distinción entre información y desinformación o pseudoinformación” (Kačinová, 2022, p. 9).

Además, las piezas que publican los chequeadores contienen cierto enfoque pedagógico puesto que explican conceptos relativos a la desinformación, circulación, métodos de comprobación, herramientas y fuentes de información. Esta concepción del fact checking como una herramienta en sí misma para la alfabetización de los públicos sería un primer punto de convergencia entre ambos campos (Ferreras-Rodríguez, 2023).

La alfabetización mediática implica dar a las personas habilidades para analizar de manera crítica la información que reciben, evaluar la credibilidad de esta y comprender, al mismo tiempo, cómo los medios pueden influir en la toma de decisiones de los diferentes públicos (Abuín-Penas et al., 2024).

Son varios los términos que desde la academia se han manejado para conceptualizar este tipo de educación: alfabetización informacional, educomunicación, alfabetización mediática, alfabetización digital; que como bien señalan Sádaba-Chalezquer y Salaverría (2023) tienen diferentes matices y se desarrollaron como áreas de conocimiento diferentes. Pero actualmente el enfoque interpretativo de la alfabetización como una de las soluciones a la desinformación supone que todas esas alfabetizaciones múltiples se superponen (Roozenbeek et al.,2022).

En estrecha relación con el objeto de investigación de la presente contribución conviene resaltar que según Sádaba-Chalezquer y Salaverría (2023) en relación con la alfabetización existe una nueva percepción según la cual “es la propia ciudadanía la que debe formarse en el buen uso de los medios, para ser capaz de identificar la información rigurosa y distinguirla de las falsedades” (2023, p.20).

Por otro lado, subrayamos que en el ecosistema de la educación digital además de los actores institucionales que tradicionalmente han venido insistiendo en la necesidad de reforzar la alfabetización, como la Unesco o la Unión Europea, se han incorporado otros nuevos: compañías tecnológicas (como por ejemplo Google y Meta) dedicadas al desarrollo de herramientas para la comprobación de datos, medios de comunicación u organizaciones de diferente tipología. Se generan así nuevos productos y estrategias para concienciar sobre la desinformación con elementos innovadores como los juegos en línea como Go Viral analizado por Morejón-Llamas (2023). Este novedoso entorno en el que la ludificación se utiliza para el diseño de instrumentos que sensibilicen contra los desórdenes informativos ha sido examinado también por GarcíaOrtega y García-Avilés (2020) quienes han desarrollado diferentes estrategias basadas en juegos.

Explica Morejón-Llamas (2020, p. 115) que el empleo de la alfabetización mediática contra la desinformación tiene sentido desde “la colaboración y cooperación (...) pues la alfabetización mediática no se puede considerar una herramienta que por sí sola funcione”. Existen ya múltiples ejemplos de iniciativas surgidas al calor de estas alianzas entre los dos ámbitos.

En España, por ejemplo, podemos citar el proyecto Learntocheck (2024), una propuesta pedagógica que ofrece recursos en abierto y colabora con diferentes entidades para impulsar la alfabetización. Por su parte, Desconfio.org centra su labor en Latinoamérica y busca la capacitación en educación mediática en universidades de comunicación. Con este mismo propósito se creó en 2022 la Red de Formadores en Fact checking, también en la región latinoamericana y de la mano de Chequeado, uno de los verificadores que forma parte de la muestra elegida para este artículo. Su objetivo es introducir en las universidades el conocimiento sobre verificación y comprobación de datos, y como veremos, se ha implantado con éxito en varias universidades. Su lanzamiento cuenta con el apoyo de Google News Initiative, lo que demuestra que la colaboración entre diversos actores es una práctica ya consolidada.

Otro ejemplo, serían sin duda los programas de alfabetización que han puesto en marcha innumerables plataformas de verificación, se trata, como observa Çömlekçi (2022) de una tendencia emergente y son ya varios los estudios que analizan su vertiente educativa. Si atendemos a una perspectiva europea, precisamente este mismo autor ha analizado las políticas educativas de 12 organizaciones pertenecientes a la IFCN desde una perspectiva cualitativa. Las plataformas van más allá de la comprobación de datos e informaciones, ofreciendo formación por lo que considera que estamos ante “fact checking de segunda generación” (Çömlekçi, 2022, p. 4564). Centrado en Europa también Ferreras-Rodríguez (2023) examinó los programas educativos de verificadores en España, Italia y Portugal. Por su parte, Kuś y BarczyszynMadziarz (2020) han analizado las propuestas educativas de los verificadores en Polonia. Kačinová y Vrabec (2022) revisan las iniciativas de alfabetización en Eslovaquia propuestas por algunas instituciones y agentes en el ámbito de la lucha contra la desinformación. En el ámbito latinoamericano, Sánchez y Sánchez (2022) estudiaron iniciativas educativas de verificadores adscritos a la IFCN. De igual modo, otros autores como Abuín-Penas et al. (2024), SierraMartínez (2023) y Sierra y Dafonte-Gómez (2021) también investigaron algunas de las agencias de verificación analizadas en la presente investigación.

Por último, de esta convergencia entre el fact checking y la alfabetización mediática resurge el profesional educomunicador, que puede definirse como un perfil especializado en alfabetización mediática en la sociedad, desarrollando su labor en diferentes contextos (Rodríguez-Rosell y Melgarejo-Moreno, 2012) y que hoy debe ofrecer enfoques multidisciplinares en contextos socioeducativos muy diversos.

Martín-Martín y Palomo (2023) explican que a pesar de que el periodista verificador esté realizando funciones educomunicativas, “no se trata de un perfil especializado en la materia” (p.196). Aunque se trata de una figura imprescindible, ni las empresas periodísticas asumen la responsabilidad formativa de los educomunicadores, ni las universidades, en general, aportan asignaturas en grado sobre materias de alfabetización mediática (Sádaba-Chalezquer et al., 2022).

Visto todo lo anterior, parece pertinente continuar examinando las estrategias o programas formativos de las plataformas de verificación conocer su grado de profesionalización y los desafíos a los que se enfrentan.

Objetivos y planteamiento metodológico

El objetivo principal de esta contribución es conocer el grado de profesionalización de los programas educativos ofertados por los verificadores que forman parte de la red latinoamericana LatamChequea. El trabajo pretende ofrecer un análisis descriptivo de dichos programas y finalmente en base a estos resultados observar el grado de profesionalización de los mismos. Para ello se considera necesario abordar los siguientes objetivos específicos:

  • OE1: Comprobar el grado de implantación y su estructura organizativa.

  • OE2: Catalogar la oferta formativa (actividades y materiales), públicos a los que se dirigen y competencias que se refuerzan.

  • OE3: Conocer su financiación.

  • OE4: Identificar desafíos y retos de futuro.

Así, y dado el carácter exploratorio de este trabajo se plantean estas preguntas de investigación:

  • PI1: ¿Cuántos verificadores de la muestra realizan labores de alfabetización? ¿Y con qué estructura organizativa cuentan para ello?

  • PI2: ¿Qué recursos (actividades/materiales) ofrecen, para qué tipo de público y qué tipo de alfabetización proponen?

  • PI3: ¿Cómo sostienen económicamente estas intervenciones? ¿Suponen una vía de ingresos para las organizaciones verificadoras?

  • PI4: ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan en su vertiente educativa?

El conocimiento de estos datos nos permitirá también categorizar dichas propuestas atendiendo a la mayor o menor profesionalización.

Material y método

Como punto de partida para la elaboración de la muestra se utilizó la Red LatamChequea, una red de verificadores que comenzó su andadura en 2014, por lo que su consolidación en la región está fuera de duda. Está formada por 46 organizaciones en 16 países, entre ellos se encuentran España o Estados Unidos. Sin embargo, para esta contribución se cuenta únicamente con los chequeadores de Latinoamérica con el fin de ajustarse a un mercado con rasgos comunes y a una única región ya que como refieren Graves y Cherubini (2016), el contexto condiciona enormemente las formas de actuar frente a la desinformación. Además, autores como Salaverría (2021), Vizoso y Vázquez-Herrero (2019) o Herrero y Herrera-Damas (2021) señalan que el fact checking latinoamericano constituye un ecosistema particular; por tanto, las organizaciones pertenecientes a España, Estados Unidos quedaron fuera de la muestra de análisis. Se decidió también prescindir de APF Factual división de fact checking de la agencia AFP, que opera en varios países latinoamericanos dado su carácter multinacional. Polétika, de República Dominicana tampoco se incluye, puesto que es una alianza que sólo funciona en época electoral. De este modo el censo final quedó compuesto por 17 organizaciones de una docena de países (Tabla 1).

El abordaje metodológico combina técnicas cuantitativas y cualitativas (Tabla 2). Así, se ha utilizado un análisis de contenido web cuya primera fase se centró en la identificación de los programas educativos y se confirmó la presencia o no de éstos con las propias organizaciones, sin tener en cuenta el factor temporal. Posteriormente se diseñó una ficha de análisis para registrar indicadores relacionados con la estructura organizativa, la oferta formativa y la financiación. Para delimitarlos se tuvieron en cuenta las aportaciones de Ferreras-Rodríguez (2023), SierraMartínez (2023), Sierra y Dafonte-Gómez (2022) y Sánchez y Sánchez (2022). Conviene aclarar que las categorías se han formulado de forma muy general con el propósito de que estas permitieran recoger la diversidad de actividades, materiales, públicos, etc., de cada programa educativo. Para esta contribución entendemos por competencias instrumentales aquellas cuyo objetivo formativo es el manejo de técnicas de comprobación, así como de las herramientas de verificación. Mientras que las competencias complejas engloban aquellos recursos destinados a instruir sobre el ecosistema de los desórdenes informativos (ej.: circulación, difusión, desinformadores); la última, abarcaría aquellos recursos destinados a interpretar y analizar la información desde perspectivas más críticas.

Tabla 1 Muestra de análisis 

País Plataforma
Argentina Chequeado
Bolivia Bolivia Verifica
Chequea Bolivia
Brasil Aos Fatos
Estadao Verifica
Lupa
Chile Malaespinacheck
Colombia Colombia Check
La Silla Vacía
Costa Rica DobleCheck
Ecuador Ecuador Chequea (Ecuador Verifica)
Guatemala Agencia Ocote
México El Sabueso
México Escenario Tlaxcala
Paraguay El Surti
Perú Ojo Público
Salud con Lupa
Verificador La República
Venzuela Cotejo
Efecto Cocuyo
Espaja

Fuente: Elaboración propia a partir de Red Latamchequea.

En una segunda fase (abril-septiembre de 2023) se consideró necesario confirmar y ampliar los datos obtenidos mediante entrevistas semiestructuradas con responsables del área educativa de algunos de los proyectos que forman parte de la muestra. Los entrevistados fueron: Milena Rosenzvit 1 (Chequeado), Paola Simbaña (Ecuador Verifica), Juan Carlos Uribe (Chequea Bolivia), Mariela Torrealba (Medianálisis/Cotejo), Ana María Saavedra (Colombiacheck) y Raphael Kappa (Agência Lupa). Se obtuvo información relevante y útil que complementa lo recabado en la revisión web ya que en ocasiones no hay información en la web acerca de los equipos, colaboraciones o sobre los objetivos educativos. Paras las mismas se siguió un guion estructurado en tres bloques; 1) estructura; 2) características del programa: actividades, materiales, públicos, competencias mediáticas y financiación; 3) perspectiva de los profesionales: limitaciones y enfoques futuros sobre sus áreas educativas.

Tabla 2 Ficha de análisis 

Estructura organizativa Equipo
Sección Web
Recursos propios
Colaboraciones
Oferta informativa Actividades Materiales
Formales Tipología
No formales
Universidad
Públicos Competencias
Generalista Instrumentales
Especializado Complejas
Financiación Entidades colaboradoras
Vía de ingresos

Fuente: Elaboración propia.

Resultados

Identificación de programas y estructura organizativa

En primer lugar, cabe destacar que un total de 15 verificadores de la muestra de análisis (22) ofrecen algún recurso educativo con el fin de contrarrestar la desinformación. España, El Toque, Efecto Cocuyo, La República (Verificador), Salud con Lupa, La Silla Vacía y Estadão Verifica de momento no ofrecen actividades formativas. Sin embargo, en las comunicaciones mantenidas con algunos de ellos, como La Silla Vacía, muestran su voluntad de crear una unidad educativa específica para ello. Otros 15 verificadores sí brindan contenidos educativos, aunque como veremos con significativas diferencias en cuanto a las propuestas y a su aplicación (Tabla 3).

Se comprueba que varios verificadores cuentan con equipos específicos y secciones web con recursos educativos propios y materiales en abierto, aquí incluimos a Chequeado, Lupa, Bolivia Verifica. Por otro lado, están los fact checkers que llevan a cabo labores divulgativas (de diversa naturaleza) de manera regular o más puntual, con sección web, pero sin equipo específico, siendo el caso de MalaespinaCheck, Ecuador Verifica, La Silla Vacía, Aos Fatos, El Sabueso (Animal Político), Escenario Tlaxacala, El Surti, y Ojo Público. Es preciso aclarar que los verificadores ecuatorianos se analizan como un único caso puesto que su actividad respecto a la educación mediática se complementa entre sí. Ecuador Verifica es una coalición de medios, organizaciones civiles y universidades cuya coordinación ejerce Ecuador Chequea. Así, en lo referente a los contenidos educativos es en el portal de Ecuador Verifica dónde se publican en la sección ‘Alfabetización mediática’, pero estos recursos se diseñan y producen desde Ecuador Chequea.

La responsable de este departamento es Paola Simbaña que no cuenta con equipo especializado siendo los miembros de la redacción los que diseñan y elaboran las publicaciones y actividades formativas.

Por último, se sitúan los chequeadores que llevan a cabo actividades divulgativas a través de otras entidades como Colombiacheck y Cotejo; el verificador colombiano lo hace con Consejo de Redacción (https://consejoderedaccion.org/ ) y Cotejo por su parte en alianza con Medianálisis (https://www.medianalisis.org/ ). En ambos casos carecen de equipo y de sección web, pero sus periodistas participan en las labores educativas (por ejemplo, elaborando los materiales y ofreciendo talleres) que promueven las organizaciones citadas.

Tabla 3 Estructura organizativa 

Plataforma Sección Web Equipo Recursos Propios
Chequeado Aprender SI SI/ Colaboraciones
Bolivia Verifica Alfabetización mediática SI SI/ Colaboraciones
Chequea Bolivia Educa SI SI/ Colaboraciones
Aos Fatos NO NO
Lupa Educación SI SI/ Colaboraciones
MalaespinaCheck NO NO
Colombia Check NO NO SI/ Colaboraciones
La Silla Vacía / El detector de mentiras NO NO
Doble Check NO NO
Ecuador Chequea / Ecuador Verifica Alfabetización Digital NO SI/ Colaboraciones
Agencia Ocote NO NO Colaboraciones
El Sabueso (Animal Político) NO NO SI
Escenario Tlaxcala NO NO
El Surtidor / La Precisa NO NO
Ojo Público NO NO SI/ Colaboraciones
Cotejo NO NO Colaboración

Nota: Los guiones (-) indican que no se localizaron datos en la revisión web. Fuente: Elaboración propia.

Finalmente conviene ofrecer algunos datos sobre la estructura de organización de los verificadores del primer grupo. En el caso de Chequeado, el equipo de educación, dirigido por Milena Rosenzvit, cuenta con seis miembros que diseñan, crean y producen todos los contenidos. En su sección web denominada ‘Aprender’ aparece detallado su programa de alfabetización mediática; además, colaboran en ocasiones con otras instituciones académicas y educativas. Lupa Educação está formado por cinco expertos (consultor educativo de enseñanza superior, analistas educativos y pedagoga, entre otros) coordinados por Raphael Kappa. Sus programas son producción propia con el apoyo de la división de periodismo de Lupa y están disponibles en su sección web. Al igual que Chequeado mantienen alianzas con otras entidades educativas para distribuir y poner en marcha sus diferentes programas de alfabetización.

Por otro lado, Chequea Bolivia cuenta con un equipo destinado a estas labores, pero su sección web aparece sin contenido. Según explica su coordinador, Juan Carlos Uribe, las publicaciones sobre alfabetización se hacen a través de la plataforma web que utilizan para desarrollar las actividades educativas, por tanto, su acceso es restringido. Además, también buscan la colaboración con otras entidades sociales o educativas. Mientras Bolivia Verifica cuenta con Tania Frank como coordinadora académica y dos secciones (sectores), Capacitaciones y Bolivia Verifica Educa dónde postean los contenidos formativos. La Fundación para el Periodismo (https://fundacionperiodismo.org/ ) es el principal aliado de esta agencia en el ámbito formativo.

Oferta formativa: actividades y materiales

En este aparatado encontramos significativas diferencias en cuanto a su tipología y aplicación de las formaciones. En la tabla 4 se han recogido las actividades y materiales propuestos por las diferentes plataformas.

Tabla 4 Actividades y materiales 

Medio Actividades Materiales
Formales No formales Universidades
Chequeado Curso para docentes Webinars, charlas, explicadores, caja de herramientas, capacitaciones/cursos Asignatura (Red de formadores) Guías, Manuales, Podcast, Juegos, Infografías, Newsletter
Agência Lupa Intervenciones en escuelas (proyecto Finlandia), Fake ou News Mirante, Democracia Digital, Teen Fact Cheeking Talleres, postgrado, investigación académica Estudios sobre AMI, Newsletters, Repositorio académico, ´Na Mochila'
Chequea Bolivia Capacitaciones verificación Capacitaciones verificación Curso Universidad Católica (Asignatura), Talleres Caja de herramientas, vídeos, guías, investigaciones, podcast...
Ecuador Chequea/ Ecuador Verifica Cursos secundaria Curso periodistas, talleres, seminarios, webinars Talleres Contenido web, Bajo la Lupa
Cotejo Cursos (verificación, desinformación...) Talleres verificación, talleres sobre desinformación, Radio Talleres
Agencia Ocote/Fática Capacitaciones verificación Talleres de fact checking ´La Liga Interna', La Luciérnaga Contenido web, post redes sociales
Bolivia Verifica Capacitaciones verificación Cursos, talleres, webinar Infografías, Boletín (BV)
Colombia Check Charlas Talleres regionales, ´Conectando Caminos', charlas, talleres Vídeos, Infografías
Malaespinacheck Curso para docentes (Red de formadores) Curso básico
Aos Fatos Curso con Sefarnet Cómics, explicadores
El Sabueso / Animal Político Capacitación verificación (Universidad Monterrey) Vídeos
Ojo Público Curso para docentes y estudiantes

Fuente: Elaboración propia.

Chequeado en su sección ‘Aprender’ recoge diversos recursos didácticos divididos en función de los tres tipos de públicos en los que se enfocan: docentes (secundaria y universidad) periodistas e investigadores. Para ello, llevan a cabo intervenciones en escuelas, institutos y universidad dónde ofrecen diversas iniciativas. Chequeado creó en 2022, con la colaboración de Google News Initiative la ‘Red latinoamericana de Formadores de fact checking’ con el objetivo de trasladar la enseñanza de estas prácticas a periodistas y profesores universitarios para que actúen como multiplicadores. En un principio, la Red se estableció con la participación de Verificado (México), Colombia Check (Colombia), Convoca y Ojo Público (ambas de Perú), pero ya hay otras plataformas como Bolivia Verifica que se han unido al proyecto y a través de la Red de Formadores trabajan con más de 60 universidades en estos países. Explica Rosenzvit, que les sorprendió la avalancha de peticiones de profesores de Periodismo cuando abrieron la primera convocatoria y ahora su objetivo es “implementar el conocimiento del fact checking en la currícula universitaria de manera oficial, sin que esta materia dependa solamente del interés de los profesores y de organizaciones como Chequeado”. Con el apoyo de esta Red la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) incorporó como materia optativa ‘Periodismo de verificación: una herramienta contra la desinformación’.

Por otro lado, se constata el amplio catálogo de materiales (newsletters, guías, juegos, podcast, herramientas, etc.) también organizados en función de los públicos, que se presentan en abierto y son totalmente gratuitos. De igual manera para los recursos ofertados para profesores universitarios; en este caso se realizan a través de la Red Latinoamericana de Formadores financiada por Google. Además, en opinión de Rosenzvit, sus chequeos o piezas informativas también contienen información acerca del proceso de verificación, herramientas y fuentes para que el público en general pueda identificar la desinformación y esto también es ‘divulgación educativa’.

Fuente: Chequeado.

Imagen 1 Secuencia didáctica del catálogo de Chequeado 

Conviene resaltar que Chequeado (Imagen 1) mide el alcance de su trabajo a través de su programa ‘Impacto y Nuevas iniciativas’, incluidas las intervenciones educativas. Según Rosenvintz utilizan diferentes fórmulas como pruebas a los alumnos de secundaria, feedback con los estudiantes y profesores. “Se trata de evaluar y medir para tomar decisiones futuras y mejorar” sostiene Rosenvintz.

La agencia brasileña Lupa (Imagen 2) lanzó su sección educativa en abril de 2017. Sus actividades educativas están estructuradas en diversos “ejes de enseñanza” con productos y proyectos específicos, como destaca su coordinador de alfabetización Raphael Kappa.

Fuente: Lupa Educação.

Imagen 2 Recurso educativo de Lupa de su programa ‘Na Mochila’ 

A través de su programa o eje centrado en la Educación Básica llevan a cabo intervenciones en escuelas mediante colaboraciones con departamentos de educación y fundaciones. Lupa Educação diseña e implementa los proyectos mientras que los socios financian su implementación en una red de educación pública (trabajo que será evaluado y validado conjuntamente por Lupa y las autoridades educativas involucradas). Un ejemplo sería el Proyecto Finlandia que Kappa define como “proyecto piloto para adaptar el plan de estudios de Río de Janeiro a los requisitos de inclusión de la educación mediática en la praxis pedagógica de los profesores de enseñanza primaria de forma transdisciplinar”.

Por otro lado, y con el objetivo de formar educomunicadores que trabajen la alfabetización producen un boletín informativo sobre educación mediática llamado Intervalo. En esta newsletter quincenal se recoge información sobre educación en medios, nuevos contenidos de Lupa Educação y avisos sobre eventos promovidos por Lupa. Además, otra newsletter semanal, ‘A lente’, se dedica a las narrativas desinformativas presentando un texto que, con ayuda de diversos recursos se analiza y verifica. En este mismo sentido, pero dirigido a profesores, mantienen otro recurso, ‘Na Mochila’, donde se analiza un asunto que genera desinformación y se presenta con diversos recursos para que los profesores pueden utilizar este material en las aulas.

En 2018 Lupa Educação lanzó su plataforma Fake ou News que hoy es un programa educativo permanente dirigido a estudiantes de secundaria. En dicha web se alojan contenidos explicativos en relación con la verificación, tutoriales y contenidos sobre desinformación electoral, entre otros. Además, gracias a este programa se formó a profesores de escuelas públicas y privadas de Río de Janeiro.

Por otro lado, en 2023 Lupa participó en el proyecto Teen Fact checking Network , un programa que trata de formar a un grupo de adolescentes en la práctica del fact checking para que luego ellos enseñen a otros compañeros las claves de la verificación, las herramientas y cómo consumir información digital con garantías.

En la enseñanza superior son múltiples los cursos que han impartido en diversas universidades; además, participan en un posgrado de periodismo y emprendimiento de la Universidad Católica de Pernambuco (UNICAP). Asimismo, producen contribuciones académicas tanto de fact checking como de educación mediática. En su sección educativa encontramos ‘Achado’, un repositorio académico que reúne artículos, tesis, disertaciones y contenidos multimedia sobre desinformación. Según Kappa, el objetivo es “facilitar el acceso de investigadores, profesores, estudiantes y público en general al conocimiento producido en los últimos años sobre la desinformación y su lucha en Brasil y en el mundo”.

‘Mirante’ es su programa de formación en verificación abierto a estudiantes y profesionales dónde se aportan bases teóricas acerca del fenómeno de la desinformación y además los seleccionados pueden realizar un periodo de formación práctica en la propia agencia. Se financia gracias a instituciones que “quieren vincular sus marcas a la lucha contra la desinformación”, afirma Kappa.

Por último, con ‘Democracia Digital’ se ofrecieron capacitaciones a servidores públicos, estudiantes y periodistas en técnicas de verificación para las elecciones presidenciales de 2020. En esta ocasión las formaciones se llevaron a cabo con la colaboración del Instituto de Tecnología y Equidad (IT&E) y el Movimiento de Lucha contra la Corrupción Electoral (MCCE). Este programa se reanudó el año pasado con motivo de las elecciones regionales.

Además de lo que se ha descrito, desde Lupa Educação se dictan talleres y cursos abiertos a la ciudadanía y también enfocados en otros colectivos, como profesionales de la justicia, miembros de tribunales electorales, personal de la administración y periodistas.

Chequea Bolivia anuncia en ‘alfabetización mediática’ sus actividades. El equipo encargado de estas labores está formado por cuatro personas y son quienes diseñan los recursos educativos a partir de las investigaciones que Chequea Bolivia lleva a cabo sobre desinformación y posteriormente lo convierten en vídeos, podcast o guías para sus capacitaciones. En abierto sí encontramos ‘Caja de herramientas’ aunque hay que mencionar que también publican contenidos educativos en redes sociales como Instagram y TikTok. Por ahora, brindan un curso para periodistas de habilidades digitales contra la desinformación y anteriormente dictaron otro en relación con la ‘infodemia’ durante la crisis de salud provocada por la Covid-19. Además, según explica Juan Carlos Uribe, su coordinador, han creado un curso (en abierto) para frenar el discurso de odio dirigido a la sociedad civil, estudiantes de secundaria y activistas de derechos humanos. En el momento de realizar la entrevista, Chequea Bolivia trabajaba en el diseño de contenidos para mitigar la violencia contra los periodistas en dicho país. Asimismo, imparten talleres en varias universidades, tanto públicas como privadas, a estudiantes de comunicación, en su mayoría, y además en la Universidad Católica dictan cursos de forma continuada.

En Ecuador Verifica (Imagen 3) cuentan con una sección web de alfabetización mediática cuyas publicaciones versan sobre aspectos del ecosistema digital fundamentalmente relacionados con el manejo de herramientas, desinformación y seguridad digital, etc. Las convocatorias para las formaciones se publican en redes sociales y llevan a cabo cursos sobre verificación en aulas de secundaria y en universidades. Este tipo de actividades no se promocionan en la web, sino que se buscan alianzas con instituciones (ministerios, colegios, ayuntamientos o universidades) y se ofrecen de manera presencial. Su responsable de alfabetización, Paola Simbaña, puntualiza que se han desplazado a varias ciudades y regiones para impartir diversos talleres y seminarios.

Cotejo es un proyecto de la asociación civil Mediánalisis. Esta organización es la encargada de realizar programas de alfabetización con contenidos enfocados a la práctica de la verificación, pero también al conocimiento del entramado de la desinformación. La ejecución de estas actividades depende fundamentalmente de la financiación que consigan, así lo asegura Mariela Torrealba, directora académica de Medianálisis. Su ámbito de actuación ha sido la capacitaciónen verificación, pero en los últimos años están trabajando más en los talleres el conocimiento de la desinformación y las noticias falsas. En este sentido han dictado una formación en colaboración con la Unesco y han tenido financiación de la embajada alemana en Venezuela para talleres y capacitaciones que en ocasiones realizan de forma presencial en diversas regiones. Precisamente, con el objetivo de alcanzar regiones más alejadas y poblaciones más vulnerables a las informaciones falsas, han realizado simulacros de programas de radio en los que enseñan sobre estas cuestiones. En cuanto a los materiales no se ofrece nada en abierto, pero en la sección ‘campus’ de Medianálisis se anuncian los cursos y formaciones.

Fuente: Ecuador Verifica.

Imagen 3 Recurso ofrecido por Ecuador Verifica 

El medio digital Ocote, realiza capacitaciones sobre alfabetización mediática e informacional, también imparten talleres en los que enseñan la metodología de verificación empleada por Fáctica para otros medios de comunicación, organizaciones y centros educativos. Asimismo, desarrollan otros dos proyectos más que pasamos a desarrollar. El primero, ‘La Liga Linterna’, formación enfocada para dar respuesta a los contenidos falsos y a los discursos polarizantes que se lanza en alianza con diferentes organizaciones como Instituto 25ª, Agencia Universitaria de Noticias, AGUND, Avina, Catafixia, Diálogos, Diseño Arte y Cultura (DAC), entre otras.

El segundo sería ‘La Luciérnaga’, una iniciativa sonora de formación en verificación en idiomas mayas que se inició en 2021 con el apoyo de Chequeado y Google News Initiative y, en esta ocasión, se centró en la desinformación en torno a la vacuna contra la Covid-19. Las notas explicativas se traducían a cuatro de los idiomas mayas más hablados de Guatemala y se transmitían en las radios comunitarias.

Bolivia Verifica (Imagen 4) ejecuta las actividades divulgativas en colaboración con Fundación para el Periodismo. En la sección ‘Bolivia Verifica Educa’ presentan infografías de carácter divulgativo y en ‘Capacitaciones’ anuncian sus cursos y talleres. Además, tienen un boletín (BV) en el que profundizan en asuntos relacionados con la desinformación de modo más extenso y con contenido alfabetizador como explicativos, consejos o contextualizaciones. No se registraron otros materiales en abierto y tampoco se ha podido confirmar si en sus redes sociales postean contenido educativo.

Colombia Check pertenece a Consejo de Redacción, que es una asociación de periodistas de investigación que pone énfasis en la formación de periodistas. Sus trabajos divulgativos se centran en talleres y charlas en colegios, pero también están dirigidos a periodistas. En épocas electorales han llevado a cabo talleres enfocados en la desinformación electoral. Por otra parte, han contribuido en un proyecto llamado ‘Conectando Caminos por los derechos’ promovido por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) e implementado por el consorcio integrado por Pact, ABA-ROLI, Freedom House e Internews. Sus contribuciones son charlas sobre verificación y desinformación que tenían como objetivo brindar información verificada, pertinente y de interés para los migrantes en Colombia. Así lo manifestó Ana María Saavedra, directora de Colombia Check en la entrevista. En referencia a los materiales suelen postear vídeos e infografías con afán alfabetizador en sus redes sociales. Además, algunas de sus publicaciones en la web (explicativas) contienen elementos educativos.

Fuente: Bolivia Verifica.

Imagen 4 Infografía divulgativa en Bolivia Verifica 

En Malaespina (Imagen 5) han comenzado a realizar cursos en 2023 con una formación básica sobre los conceptos relativos a la desinformación, su circulación en redes, metodologías y herramientas de verificación. Esta iniciativa contó con el apoyo de la Delegación de la Unión Europea en Chile y de la Embajada de Alemania en Chile. También se han integrado recientemente al proyecto Red de Formadores, que lidera Chequeado, con el fin de instruir a profesores de periodismo en verificación; pero las autoras no han podido confirmar si estas intervenciones se han llevado a cabo. En adición, se observa que en su web no hay materiales disponibles.

En cuanto al verificador brasileño Aos Fatos, sin sección web y sin equipo para la divulgación, se ha confirmado que, a pesar de esto, producen contenido que puede ser considerado alfabetizador. En ocasiones utilizan cómics (Hqs) para explicar aspectos importantes relacionados con la desinformación. Para crear estos contenidos, se apoyan en las herramientas que han ido desarrollando e implementando, como Fátima o Radar . Por otro lado, según nos confirma Ana Rita Cunha, directora de audiencias, en 2018 publicaron un manual en formato cómic con consejos para realizar verificaciones. Además, colaboran con otras organizaciones en la elaboración de contenidos educativos como, por ejemplo, en el diseño del módulo sobre desinformación en un curso para profesores de Safernet que se centra en cómo preparar a los estudiantes para tomar buenas decisiones en línea.

Fuente: MalaespinaCheck.

Imagen 5 Cursos ofertados en MalaespinaCheck 

El caso de Animal Político y su sección de verificación ‘El sabueso’ es similar al anterior. En su página no hay sección y tampoco se ha podido confirmar si tienen equipo o no, pero lo cierto es que publican vídeos en su canal de YouTube en los que se enseña, por ejemplo, a verificar imágenes, a diferenciar una sátira de una información falsa o se muestra cómo se distorsiona el debate público en las redes sociales. Por otra parte, en su informe de cuentas se contabilizan ingresos procedentes de capacitaciones, por lo que es de suponer que realizan actividades de este tipo más allá de las señaladas.

La intervención educativa más destacada de Ojo Público se ha puesto en marcha en alianza con Fe y Alegría (Institución Educativa). Además, dos institutos de Educación Superior integrarán la metodología de verificación en su programa de estudios. Por otra parte, periodistas y editores del medio realizan formaciones con docentes y estudiantes. Ojo Público puso en marcha un proyecto para difundir contenido de verificación (durante la pandemia) en idiomas andinos y amazónicos a través de una alianza de emisoras de radio. Por ello, recibió en 2021 el premio de la Asociación Mundial de Editores de Noticias en la categoría de Mejor Proyecto de Alfabetización de Noticias en América Latina.

Por último, resaltamos que son varios los verificadores que, a pesar de no contar con unidades específicas, realizan de forma puntual intervenciones educativas. Sería el caso de El Surtidor/La Precisa, Escenario Tlaxcala, Doble Check y La Silla Vacía.

Doble Check es la sección de verificación de la red de emisoras UCR. En su área ‘recursos’ alojan vídeos en los que se explican conceptos relativos a la desinformación, como tipologías y falacias, aunque todos son de 2020 o anteriores. En El Surtidor de Paraguay han realizado un taller destinado a periodistas para chequear información durante las elecciones de 2023 que estuvo dirigido por Natalia Leal directora de la Agência Lupa. En Escenario Tlaxcala, como nos explica Aldo Castillo , director del medio, no cuentan con sección web ni con actividades de alfabetización; sin embargo, sí llevaron a cabo algunos talleres presenciales en 2021 tras un trabajo periodístico sobre las desinformaciones en torno a la vacuna contra la Covid-19 centrado en el estado de Tlaxcala. Con el fin de contrarrestar estas informaciones falsas se realizaron algunos talleres en varias regiones. Por su parte en La Silla Vacía (El detector de mentiras) no tienen sección de educación, pero Sofía Matiz, periodista del medio, señala en una comunicación por correo electrónico que están pensando en crearla. Añade que sí han realizado un curso sobre cómo innovar en los productos o publicaciones de verificaciones.

Públicos y competencias

En lo referente a los públicos destinatarios de estas políticas educomunicativas destacan los periodistas y estudiantes de comunicación como uno de los colectivos centrales para estas intervenciones (Tabla 5).

Tabla 5 Públicos y competencias 

Públicos Competencias
Medio Estudiantes Docentes Universitarios Periodistas Generalista Profesionales Otros Capacitacion verificacion Ecosistema Desinformacion Sentido Critico
Chequeado x x x x x x x x x
Agência Lupa x x x x x x x x x
Chequea Bolivia x x x x x x x
Ecuador Chequea / Ecuador Verifica x x x x x x x x x x
Cotejo x x x x x x x x x x
Agencia Ocote / Fática x x x x x x x x x
Bolivia Verifica x x x x x
Colombia Check x x x x x
Malaespinacheck x x x x
Aos Fatos x x
El Sabueso / Animal Político x x
Ojo Público x x x x x

Fuente: Elaboración propia.

Son muchos los verificadores que dirigen sus actividades a estudiantes y docentes en diferentes etapas (secundaria, universidad, etc.), incluso algunos como Lupa o Chequeado han diseñado programas específicos para estos grupos. Los investigadores académicos también tienen su espacio en Chequeado o Lupa con repositorios de contribuciones de fact checking y desinformación. Se observan diversas estrategias para alcanzar a la ciudadanía en general como recursos divulgativos en abierto en sus webs y la difusión en redes sociales. Pero, además, son varios los verificadores que ofertan cursos, charlas o similares para públicos generalistas o para diversos colectivos profesionales (funcionarios o personal de administración de justicia, entre otros).

En la categoría ‘Otros’ se registran diferentes comunidades a las que atienden. Del mismo modo, plataformas como Agencia Ocote, Colombia Check y Ojo Público han puesto el foco en la población indígena con diferentes iniciativas. Además, el medio colombiano participó en un programa específico para migrantes. Es necesario agregar que Ecuador Chequea/Ecuador Verifica es el único medio que trabaja con personas mayores (seniors).

Por último, fijándonos en el impacto de estas políticas, aportamos algunos datos facilitados por algunos verificadores grosso modo. Kappa (Agência Lupa) explica que sus newsletters educativas cuentan con 1.200 suscriptores y la primera edición de Teen Fact checking (Brasil) llegó a mil jóvenes. En dicha agencia todos los proyectos y productos tienen sus propios indicadores para evaluar el desempeño, que van desde el número de suscriptores/lectores hasta la producción de vídeos y sus visualizaciones; pero más allá de esto no contamos con datos cuantificados al respecto.

Mientras, en Chequea Bolivia el impacto real se traduce en la capacitación de más de 4.000 personas igual que en Ecuador Verifica que también serían 4.000 personas por año. Se trata de datos muy generales y referidos a las formaciones sin quizá tener en cuenta los impactos o alcances de muchos de sus programas o recursos. Pero, en todo caso, pone de manifiesto que los medios son conscientes de que es imprescindible conocer estas estadísticas para optimizar sus políticas alfabetizadoras.

En referencia a las competencias es claro el objetivo de fomentar habilidades relativas a la verificación; ya sea mediante capacitaciones o incluso con sus materiales en abierto, en los que se proponen herramientas y metodologías para contrarrestar la desinformación. Observados los materiales, recursos, programas y actividades se constata un elevado interés de los verificadores por trasladar y explicar a los diferentes públicos la complejidad de la desinformación y su ecosistema. Algunos programas como los propuestos por Chequeado o Lupa, profundizan más en este conocimiento y tratan de instruir acerca de la manera en la que diferenciar enunciados falaces, conocer el sesgo de confirmación o identificar vacíos de información con el fin de fomentar el sentido crítico del público y el conocimiento del sistema de medios. Kappa (Lupa) expone que buscan reforzar “tanto las habilidades periodísticas (comprobar hechos y producir contenidos analíticos y periodísticos sobre los fenómenos de desinformación) como las habilidades de educación mediática (comprender cómo funcionan los medios, su contenido y el desarrollo del pensamiento crítico)”.

Financiación y desafíos

Tras examinar los datos, se constata que las alianzas o colaboraciones económicas son imprescindibles para el sostenimiento de las políticas educativas en todos los casos. Las entidades con las que se alían son de diversa índole, desde instituciones de la educación formal (colegios, institutos, universidades) hasta otras organizaciones al margen de la administración como Red de Formadores en fact checking u organizaciones supranacionales como la Unesco (Chequeado y Cotejo). No olvidemos que la primera, Red de Formadores en fact checking, es un proyecto sostenido por Google News Initiative.

Ecuador Verifica se financia a través del National Democratic Institute (NDI) de Estados Unidos que también contribuye a la sostenibilidad del programa alfabetizador, lo que permite que gran parte de sus actividades sean gratuitas. En ocasiones sí cobran por las formaciones lo que suma un 10% de sus ingresos, tal y como se refleja en su web.

Chequea Bolivia, como explica Uribe, realiza investigación relacionada con la desinformación lo que reporta a la organización ingresos económicos con los que posteriormente sufragan las propuestas divulgativas. Así, han conseguido que la mayor parte de éstas se puedan brindar sin coste para los participantes.

Bolivia Verifica y Cotejo dejan en manos de Fundación para el Periodismo y Medianálisis sus labores educativas, pero además recurren a organizaciones externas para obtener financiación. Colombia Check depende de las organizaciones colaboradoras y de Consejo de Redacción, pero también tienen pagos establecidos cuando les piden talleres o charlas desde otros ámbitos.

En Agencia Ocote trabajan en colaboración con diversas entidades como el Instituto 25ª, 25A Agencia Universitaria de Noticias, AGUND, Avina, Catafixia, entre otras, y también obtienen ingresos por formaciones para empresas y medios.

En Malaespina la formación que han puesto en marcha contó con el apoyo de la Delegación de la Unión Europea en Chile y de la Embajada de Alemania en Chile.

Agência Lupa necesita igualmente financiación externa para sus programas y traza alianzas con fundaciones y entidades para ofrecer sus intervenciones en escuelas. Por otra parte, Mediawise (Poynter Institute) apoya la iniciativa Teen Fact checking. En colaboración con el Instituto de Tecnología y Equidad (IT&E) y el Movimiento de Lucha contra la Corrupción Electoral (MCCE) se efectuaron intervenciones para funcionarios públicos y periodistas en 2020 en torno a la desinformación electoral.

Desafíos y retos de futuro

Coinciden todos los medios en señalar que la verificación no es suficiente para combatir la desinformación y por eso impulsan la alfabetización mediática. En cuanto a los desafíos a los que se enfrentan en esta tarea concuerdan en los siguientes puntos:

  • Necesidad de reforzar la alfabetización mediática: “el fact checking no es suficiente”.

  • Inteligencia artificial: necesidad de contar con mejores herramientas para combatir la desinformación más sofisticada a la que está dando lugar la inteligencia artificial, pero subrayan que se deben generar contenidos divulgativos al respecto.

  • Financiación: implicar a otras organizaciones y encontrar fondos para continuar con esta labor.

  • Competencias de alfabetización: perfeccionar métodos y estrategias de formación para obtener más impacto y alcance.

  • Academia: reforzar la investigación académica para avanzar en el conocimiento de la desinformación y en las soluciones basadas en la educomunicación.

  • Acortar la brecha con respecto a la industria de la desinformación, mucho más avanzada tecnológicamente, lo que subraya la necesidad de contar con mejores herramientas para la verificación y la alfabetización. Lo expresa claramente Ana María Saavedra de Colombia Check: “el fact checking y la alfabetización van en bici eléctrica y la desinformación en tren de alta velocidad”.

Niveles de profesionalización

Como se ha explicado no existe uniformidad en las estrategias educativas de los fact checkers analizados a pesar de que todos pertenecen a la misma Red LatamChequea. Entendemos que esto debe a varias razones; por ejemplo, que se trata de una muestra no homogénea, con plataformas de diversa naturaleza y de diferentes países con realidades sociales, educativas y mediáticas diversas. No obstante, y tras el análisis de los resultados, consideramos que serían tres los factores a tener en cuenta para evaluar su nivel de profesionalización. En primer lugar, destacamos la estructura organizativa puesto que la existencia de un equipo y/o una sección web específica dedicada a promover la alfabetización supone que la organización verificadora asuma estas tareas como parte de estrategia profesional e institucional. El segundo factor sería la colaboración con otras entidades educativas del ámbito formal o con otras organizaciones, lo cual es fundamental no solo para promover y ejecutar sus intervenciones educativas, sino también para alcanzar a más públicos y, por supuesto, para obtener fondos económicos. Por último, la financiación, ya que su estabilidad puede determinar su estrategia formativa. Observados los resultados, proponemos una categorización formada por tres modelos: profesionalizado, semiprofesionalizado y no profesionalizado en la siguiente tabla (Tabla 6).

Encontramos únicamente dos verificadores, Chequeado y Lupa, cuyas políticas de alfabetización cuentan con un nivel alto de profesionalización, con estructura organizativa (equipos y secciones web), una red de alianzas con otras instituciones y una financiación estable. En la categoría de modelo semiprofesional son varios los verificadores que se incluyen. En primer lugar, aquellas plataformas que no tienen equipos específicos, pero tienen una sección educativa (aunque no siempre con sección web) en las que son los propios redactores los que crean y ejecutan las formaciones y los materiales. Sus redes de colaboración y su financiación son menos estables, pero realizan intervenciones de diversa naturaleza de forma regular; sería el caso de Bolivia Verifica, Ecuador Chequea y Malaespinacheck. Por otro lado, incluimos aquí a los chequeadores que llevan a cabo actividades divulgativas a través de otras entidades como Colombiacheck y Cotejo. Sin embargo, la gran mayoría de los verificadores de la muestra presentan un patrón no profesional que no cuenta con estructura organizativa y financiación para estas labores, es escasa o depende de sus propios recursos. A pesar de ello, llevan a cabo diversas actividades educomunicativas de forma muy puntual.

Tabla 6 Niveles de profesionalización 

Plataforma Profesional Semiprofesional No Profesional
Chequeado x
Bolivia Verifica x
Chequea Bolivia x
Aos Fatos x
Lupa
Malaespinacheck x
Colombia Check x
La Silla Vacía / El detector de mentiras x
Doble Check x
Ecuador Chequea / Ecuador Verifica x
Agencia Ocote x
El Sabueso (Animal Político) x
Escenario Tlaxcala x
El Surtidor / La Precisa x
Ojo Público x
Cotejo x

Fuente: Elaboración propia.

Discusión

Tras analizar las propuestas divulgativas de estas plataformas de verificación se comprueba el elevado interés por el ámbito de la alfabetización mediática, lo que demuestra una relación evidente entre ambos campos. Por tanto, queda patente la convergencia entre ambos campos de actuación en el ámbito de la lucha contra los desórdenes informativos, como señala FrauMeigs (2022).

La mayor parte de los verificadores incluidos en la muestra realizan alguna labor o intervención en el ámbito de la alfabetización, eso sí, con diferentes estrategias de actuación. Si atendemos a las estructuras organizativas (OE1.) se ha comprobado que Chequeado y Agência Lupa son los verificadores con estructuras más sólidas. Ambos medios cuentan con equipos dedicados a la producción de materiales y a las formaciones, así como con secciones web dónde se pueden consultar algunos de sus materiales. Otro grupo incluye aquellas plataformas en las que existe más diversidad en cuanto a la estructura organizativa que, en ocasiones, no tienen equipo específico pero sí una sección en su web y son los propios redactores los que crean y ejecutan las formaciones y los materiales; es el caso de MalaespinaCheck, Ecuador Verifica, Aos Fatos, El Sabueso (Animal Político) y Bolivia Chequea. En el caso de Bolivia Verifica no se ha podido confirmar si tienen o no equipo específico, pero sí tienen una sección web.

Por otro lado, Colombia Check y Cotejo carecen de estructura y llevan a cabo sus labores a través de otras entidades. Igualmente para La Silla Vacía, Escenario Tlaxcala, Ojo Público, y El Sabueso (Animal Político) a pesar de que realicen publicaciones educativas puntuales o solamente en sus redes sociales (ámbito no cubierto en este trabajo).

El catálogo de las actividades formativas (OE2.) es muy amplio. Encontramos formatos clásicos como talleres, conferencias, charlas o cursos en contextos formales (educación reglada) como en contextos no formales. Ahora bien, destacamos el elevado interés por promover intervenciones en el ámbito de la educación formal. Son muchos los verificadores que llevan a cabo charlas o talleres en colegios, institutos y universidades. En este sentido, los programas de Chequeado y Lupa son los más avanzados y también ponen el foco en las facultades de comunicación ya que Chequeado, Lupa y Chequea Bolivia realizan intervenciones en este ámbito tales como talleres, cursos, etc. También colaboran en la impartición de asignaturas y en proyectos de investigación académica. Por último, en cuanto a las actividades divulgativas, no podemos dejar de destacar los proyectos radiofónicos de la Agencia Ocote y de Cotejo.

En relación con los materiales didácticos los registros son considerablemente amplios desde las propias verificaciones, hasta cajas de herramientas, guías, infografías, vídeos, newsletters, cómics, podcast, etc. Resultan de gran valor los repositorios académicos así como los materiales para docentes que ofrecen Lupa y Chequeado.

Entre los públicos (OE2.) destinatarios de estas políticas educomunicativas destacan los periodistas y estudiantes de comunicación como uno de los colectivos centrales para estas intervenciones. Como se ha descrito, son varios los verificadores que dirigen sus actividades a estudiantes y docentes en diferentes etapas (secundaria, universidad, etc.), incluso algunos como Lupa o Chequeado han diseñado programas específicos para estos grupos. También hay espacios para públicos generalistas o para diversos colectivos profesionales (funcionarios o personal de administración de justicia). Hay que mencionar que, aunque en menor medida, también se focalizan en otros colectivos vulnerables como la población indígena, los migrantes o las personas mayores.

En cuanto a las competencias (OE2) cabe resaltar que se ocupan tanto de aquellas consideradas instrumentales como de la instrucción más compleja relacionada con la comprensión del ecosistema de la desinformación, lo que denota la intención de alfabetizar más allá de conocer las técnicas de comprobación. Se puede deducir así el compromiso que tienen con la alfabetización y con el desarrollo de la capacidad crítica de las audiencias, conscientes de que éstas también forman parte del ecosistema de la desinformación, pero también de que los públicos formados o alfabetizados pueden hacer frente mejor a los desórdenes informativos.

Respecto a la financiación (OE3.) ni uno solo de los verificadores realiza estos programas sin acuerdos o alianzas con otras instituciones. Y aquí encontramos una gama más que amplia de nuevos actores desde Google News Initiative hasta la Embajada de Alemania en Chile, que invierten en alfabetización. En muchos casos las alianzas y los fondos provienen de instituciones educativas (universidades, por ejemplo), pero también hay espacio para entidades del ámbito civil, empresas o tecnológicas. Para algunas plataformas la formación también es una vía de ingresos, pero mínima. En todo caso, queda patente que la creación y mantenimiento de estos programas que dependen de la financiación de agentes externos a las organizaciones analizadas.

Se puede decir que son muchos los desafíos (OE4.) que los propios chequeadores identifican. De forma unánime expresan la necesidad de reforzar la alfabetización mediática porque el fact checking no es suficiente. Del mismo modo, subrayan la urgencia de contar con herramientas más sofisticadas que disminuyan la brecha tecnológica con respecto a la desinformación. La mejora de sus políticas de alfabetización y la búsqueda de fórmulas más efectivas para llegar a la sociedad es un desafío que destacan varios verificadores. Asimismo, apelan al refuerzo de la investigación académica en el ámbito de la desinformación y la alfabetización. Y, por último, reclaman la necesidad de mantener y crear acuerdos con actores que apoyen económicamente estos programas educacionales.

Respecto a la propuesta de categorizar el nivel de profesionalidad observando las estructuras organizativas, las redes de colaboración y su financiación, nos ha conducido a plantear tres modelos de profesionalización: ‘no profesional’, ‘medio o semiporofesionalizado’ y ‘totalmente profesional’. La mayoría de los verificadores estudiados son clasificados en el patrón ‘no profesional’ al carecer de estructuras organizativas en cuyas redes de colaboración y financiación resultan débiles. Mientras, otras plataformas se sitúan en un nivel ‘medio o semiprofesionalizado’, con distribución organizacional dispar que, en ocasiones, tienen sección web, pero no equipo específico. Dentro de esta categoría están también los chequeadores que realizan intervenciones educativas en colaboración con entidades externas. Chequeado y Lupa presentan una política de alfabetización que podemos calificar de ‘totalmente profesional’ sostenida por unas estructuras organizativas y económicas muy sólidas. Se considera un ejercicio que puede resultar útil para futuras investigaciones sobre el tema.

A criterio de las autoras, se reconoce el enorme esfuerzo y compromiso de todos verificadores con el ámbito de la alfabetización. Sin embargo, existen líneas de mejora que pueden abordar, como presentar de modo más claro sus secciones educativas en la web, promocionar más sus materiales educativos y crear equipos específicos en la medida de lo posible.

Conclusiones

Tras la discusión de los resultados destacamos tres puntos como conclusiones finales.

  • La alfabetización digital forma parte de la estrategia editorial de los verificadores analizados, aunque con grados de implantación muy dispares. Los programas formativos que ofrecen los verificadores se consolidan como espacio de convergencia entre el periodismo de verificación y la alfabetización digital. Hay que destacar que algunos de estos programas y estructuras están ampliamente profesionalizados con equipos específicos y con producciones didácticas con estándares de calidad elevados.

  • Existe un grado de compromiso e interés por canalizar y difundir sus programas formativos en el ámbito de la educación formal, tanto para estudiantes de cualquier etapa como para docentes. Hay que mencionar que algunas de sus iniciativas al respecto están ya consolidadas.

  • Redes de colaboración: la propia Red LatamChequea, utilizada para elaborar la muestra, es una coalición de plataformas de verificación. El periodismo de verificación es una de las disciplinas donde las redes de colaboración entre los diferentes medios son habituales (épocas electorales, por ejemplo). Pues bien, se puede decir que en el ámbito de sus actuaciones formativas replican el mismo modelo: promueven las colaboraciones con diversas entidades, y no únicamente con entidades educativas, lo que genera un entramado complejo de colaboraciones. Cierto es que, en ocasiones, el objetivo es la financiación, pero también puede ser observado como una nueva metodología de trabajo.

El trabajo aquí presentado adolece de algunas limitaciones. La primera es su carácter descriptivo y en segundo lugar la muestra heterogénea; sin embargo, consideramos que puede ser el punto de partida para abordar esta cuestión desde otras perspectivas, ámbitos mediáticos y áreas geográficas. Asimismo, sería interesante evaluar la efectividad e impacto de estos programas y materiales educativos y/o profundizar en el análisis desde criterios más propios de la alfabetización mediática e informacional.

Por otro lado, parece también pertinente profundizar en su perfil profesional desde la perspectiva educativa, tal y como apuntan Martín-Martín y Palomo (2023), indicando que los verificadores, aunque están realizando funciones alfabetizadoras no son un perfil especializado, pero cabe preguntarse si podrían llegar a serlo.

En lo referente a la financiación en el Sur Global es frecuente que grandes corporaciones o entidades filantrópicas inviertan en medios de comunicación. En el caso de los verificadores, todos dependen de agentes externos para el área educativa. Existen empresas tecnológicas, como Google o Meta, que intervienen en la financiación de estos programas siendo este punto merecedor de una reflexión crítica. En futuras contribuciones, podrían revisarse qué implicaciones suponen estas financiaciones en el proceso editorial o, sus aportaciones en las intervenciones educativas, pero también observar si estas ‘donaciones’ generan dependencias económicas en los verificadores y si el modelo es sostenible a medio y/o largo plazo.

De forma más global, estas reflexiones nos llevan a plantear la cuestión sobre quién asume las responsabilidades en materia de educomunicación, aunque la muestra de este trabajo es demasiado heterogénea para analizar dicho punto. No obstante, parece importante conocer el rol de los fact checkers en cada país en relación con la educación formal. Además, desde otro punto de vista conviene preguntarse si estos programas creados por los verificadores ocupan un espacio (alfabetización mediática) poco integrado en los sistemas educativos oficiales y actúan como proveedores externos en esta materia. El responsable de educación de Lupa, Raphael Kappa, apunta en la entrevista que la formación en alfabetización es “una oportunidad para el periodismo” lo que nos invita a indagar a su vez en el rol que los medios convencionales en este ámbito.

Por último, autores como Newman y Cherubini (2025), Salaverría, (2024) e instituciones como Nieman Journalism Lab (2024) que señalan que los contenidos generados por Inteligencia Artificial aumentarán la desinformación, algo que apuntan también los entrevistados en esta contribución como uno de los principales desafíos para la verificación informativa. Conviene, por tanto, no perder de vista estas tecnologías y sus posibles aplicaciones en el ámbito de la lucha contra la desinformación y de la alfabetización mediática.

Contribución

Tarea Autor 1 Autor 2
Conceptualización x
Análisis formal x
Obtención de fondos
Administración del proyecto
Investigación x x
Metodología x x
Tratamiento de datos x x
Recursos x
Software
Supervisión x x
Validación
Visualización de resultados
Redacción – borrador original x x
Redacción – revisión y edición x x

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Recibido: 30 de Septiembre de 2024; Aprobado: 27 de Febrero de 2025

Autor para correspondencia:eferrerr@nebrija.es

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