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Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica

versão impressa ISSN 1726-4634

Rev. perú. med. exp. salud publica v.8 n.1-4 Lima  1951

 

 

Estudio folklórico de algunas plantas medicamentosas y tóxicas de la región norte del Perú

 

Guillermo Cruz Sánchez

 


 

SUMARIO

El estudio de nuestro plant-lore expuesto en esta nota nos ha dado el conocimiento de especies botánicas de valor inapreciable para la Farmacoetrapéutica. Entre ésta se han encontrado algunas plantas, cuyos principios, activos tienen acciones metabólicas, otras que producen gran aumento de la coagulación de la sangre y del tiempo de sangría, sin producir trombosis, ni homólisis, aún otras que producen acciones catatónicas, farmaconeurológicas y farmacopsiquiátricas muy intensas. Todas estas drogas pueden administrarse por vía oral, parenteral o tópica; algunas de estas plantas medicamentosas y tóxicas se encuentran actualmente en estudio Farmacológico y clínico.

 


SUMMARY

Some remarks about the plantlore of the northern part of Perú (de partments of Piura, Lambayeque and Libertad) are made, especially in connection with those plants which have metabolic, coagulant, pharmaconeurologic and pharmacopsiquiatric properties. The active principles of these plants are now under pharmacologic study.

 


 

El folklore en general es bastante rico y variado en la población autóctona de los departamentos de Piura, Lambayeque y La Libertad.

Pero, en lo que concierne a la Farmacología, desgraciadamente muy poca atención ha merecido de los investigadores peruanos. Así, tenemos, por ejemplo, que numerosas plantas y sus invalorables principios activos tienen que viajar al extranjero para regresar con etiqueta de otros países. Las hierbas como las llaman los médicos, con sus incalculables propiedades terapéuticas, se les desdeña. Importamos multitud de tinturas, extractos y otras preparaciones farmacéuticas por cuyo motivo fugan del país miles de dólares: el curare, el barbasco, el ojé, la polígala, la belladona, la lobelia, passiflora, el matico, la tara, gran número de Daturáceas, la Vallesia dichotoma (cuncuna), y multitud de otras plantas que sería largo enumerar.

Nuestro objeto principal es exponer en esta nota algunos datos sobre el plant-lore del brevaje llamado "cimora", uno de los más conocidos productos de la farmacopea nativa del Norte del Perú y cuyo uso popular es muy antiguo.

Es muy difícil que el hombre culto pueda imaginarse el estado de temor, de incertidumbre y de prejuicio mágico en que viven los adherentes a la "cimora". Estos adherentes o creyentes consideran las cosas, de curso ordinario, como sobrenaturales; lo que nos parece mágico, para ellos es banal. Les falta el sentido de lo imposible, más creen en las fuerzas invisibles y en las influencias malignas, Para protegerse usan amuletos como implementos imperiosos. Los niños son particularmente azotados por los maleficios aún antes de nacer que perdurarán durante toda su existencia, para "neutralizar" las malas influencias que puedan ejercer sobre ellas tienen que "limpiarse". El cuidado que los martiriza, es evadirse de las influencias malignas, no incurrir en alguna falta a los poderes misteriosos de los cuales depende su bienestar o su malestar.

Cuando el hechicero no resuelve el problema se debe a que fuerzas invisibles, hostiles, ejercen sus influencias maléficas; los espíritus no tienen quietud e interfieren la bondad de las "yerbas" y del hechicero.

La "cimora" es una complicada mezcla de plantas de propiedades tóxicas o medicinales cuya composición varía según las aplicaciones. En otros términos, se da el nombre de "cimora" a diversos brebajes en cuya composición casi siempre figura la Opuntia cylindrica, cactus cuyos efectos farmacodinámicos han sido ya estudiados (1 ).

La "cimora" tiene, en general, la siguiente composición: Opuntia cylindrica popularmente llamado "San Pedro", Pedillanthus titimaloídes sp. folklóricamente "cimora misha" o planta mágica, Isotoma longiflorum (2) o "cimora toro" o "misha veneno", Cactus cereus o sea "cardo". Cereus rnacrostibas o "gigante", Datura stramonium o "chamico", Datura datula, y otras plantas no clasificadas botánicamente, la mayoría de ellas del género Datura: "cimora misha curandera", "cimora misha rastrera", "cimora misha galga", "cimora misha huaquera", "cimora misha adivinadora", "cimoramisha morada", "cimora misha blanca", "cimora misha amarilla", "yerba del carnero" y otras plantas más.

La "cimora" es muy conocida y aplicada en los departamentos de Piura y Lambayeque y en parte en el de La Libertad. Las poblaciones de los primeros departamentos donde más se usa son: Ayabaca y Huancabamba, Salas, Illimo, Motupe, Olmos, Pacora, Mórrope, Monsefú, Chiclayo, Lambayeque, Jayanca. En La Libertad, Trujillo, La Anda, que es el foco principal de las supersticiones relacionadas con este interesante brebaje, pues en sus cercanías se encuentran las "huaringas", o sea, extensiones de terreno que comprenden en su seno lagunas donde se recolectan las plantas de efectos tóxicos que componen la "cimora".

Según la creencia popular, las plantas se deben recolectar en luna llena. Los expendedores, en su mayoría de sexo femenino, son yerbateras que tienen el oficio de preparar el brebaje, según la receta del curandero. Los curanderos preparan sus propios brebajes o las "curiosas", algunos son preparados por los mismos pacientes.

Para preparar el brebaje se corta el tallo del cactus en rodajas de uno o dos centímetros de grosor, eligiéndose de preferencia la variedad de siete aristas o "vientos". Otras veces se pone una mezcla de diferentes Opuntias, que se distinguen por el número de aristas o "vientos" del tallo; así por ejemplo: tres lonjas de siete aristas, dos lonjas de seis aristas y dos de cinco aristas. Todo esto se pone en cocción durante cuatro horas (de 2 p.m. a 6 p.m.) en una olla de barro.

Otra forma de brebaje, sobre todo, en la provincia de Ayabaca y Sullana, es la siguiente: a la mezcla anterior se le añade hojas de Pedi-llanthus y diferentes Daturas. En Huancabamba, hacia la frontera con el Ecuador, utilizan la Isotoma. Este brebaje lo dan a tomar a todos los que asisten a la "mesa" nombre con que se designa a la reunión de personas que beben la "cimora". En casos excepcionales el brebaje es administrado por mujeres llamadas "curiosas", las que siguen las indicaciones del curandero. Hay diferentes clases de curanderos o nigromantes: adivinadores, curanderos propiamente dicho, rastreadores, hechiceros o maleros. La mayoría de ellos son depravados sexuales. Los adivinadores son charlatanes y embaucadores que afirman predecir el porvenir con el auxilio de la "cimora".

Se trata, en general de individuos poco sociables, parcos en hablar, y que viven en sitios apartados. Los llamados maleros son sus prosélitos, entre los que se cuentan personas de buena sociedad, que presumen tener poder para inducir sentimientos de odio o de amor por medio de brebajes, por ingestión o por inhalación o provocando determinadas enfermedades con substancias tóxicas (polvo de hueso de muerto, secreciones del sapo reducidas a polvo, escamas de culebra reducidas a polvo). También creen conferir cierto, poder a los jóvenes de ambos sexos para tener éxito en el amor, propiedad que llaman "enguayachar". Por conceder esta supuesta propiedad cobran fuertes sumas de dinero, estafando a los crédulos que solicitan sus servicios. También utilizan las "cimoras" o mishas para producir trastornos mentales.

A los auxiliares de los curanderos que administran la "cimora" se les llama "suspendedores" y "alzadores". Los primeros, se utilizan como mediums, casi todas las noches toman la infusión de la Opuntia y "singan" (esta última es la propiedad de absorber y tragar tabaco en maceración o extracto alcohólico por la nariz). Los segundos sólo toman Opuntia. Ambos son cómplices en las maniobras de los curanderos y son sus defensores. Los acompañan a todo sitio y después terminan por ser curanderos o "maestros" en las "artes". Todos estos individuos experimentan continuamente los efectos tóxicos de la Opuntia cylindrica y de otras plantas de propiedades tóxicas, neuroestimulantes. También se emplea la "cimora" como diagnóstico y como abortivo. En otros casos se emplea para producir alteraciones mentales. Según el fin que se persigue es diferente la preparación de la droga, sola o mezclada con otras "yerbas". Así, para las alteraciones renales se administra Opuntia con maíz blanco, en enemas. Para abolir la voluntad se usa Opuntia con "yerba de carnero". Para la ceguera, "cimora toro" con "yerba del susto" o "cimora guarguar" con "yerba del susto". Para diabetes, cimora misha con cuti-cuti y Opuntia. Para aligerar el parto, "cimora morada" u "órnamo morado". Para cultivos eróticos se emplea Opuntia con "guarnarpo", Opuntia con "catache" (es una piedra). Para las alteraciones circulatorias: "San Pedro" (Opuntia) con hojas de ruda y torongil (la ruda es una planta de la familia de las Rutáceas de la que se ex trae la rutina); "San Pedro" con "Piripiri", que es una variedad de Rutácea con gran porcentaje de principio activo, rutina; como colerético y colicistocinético. "San Pedro" con "granadilla"; contra el alcoholismo, Ipomea cárnea ("borrachera") a la que se agrega un tipo de Euforbiácea, cuando se administra esta "pócima en alcohol" (aguardiente), produce malestar general, náuseas, vómitos y enorme despeños diarréicos, este estado se presenta cuando se toma el brebaje y se ingiere alcohol después de algunas horas o viceversa.

Los síndromes epileptiformes, debilidad mental, imbecilidad, idiocía, ciertos estados de excitabilidad y algunas otras alteraciones mentales u orgánicas de diversa índole nosológica las explican como "sustos". Así, distinguen cuatro clases de "sustos": a) "susto de huaca", se caracteriza por palidez acompañada de un tinte terroso. b) "susto de culebra", manchas amarillas en la cara y conjuntivas oculares pálidas. c) "susto de muerto" (creen que las ánimas vagan a las doce de la noche), hiperpigmentación en la cara en un fondo amarillo pa. d) "susto de agua", color pálido y edemas. Para tratar el paludismo y la anemia utilizan Opuntia con "palo de huaco", hojas de granadilla y miel de abejas. Como, se ve, se ha formado una completa polifarmacia en torno a la Opuntia, planta que constituye una verdadera panacea y que forma parte de la composición de la mayoría de los brebajes. Se supone que esta planta estimula las virtudes de otras plantas medicinales.

Se administra la "cimora" de preferencia en cierto períodos. El de luna llena reúne las condiciones óptimas, después de las doce de la noche para evitar las interferencias de los espíritus, que opacan las virtudes de las "cimoras".

En general, para la administración, del brebaje se eligen lugares solitarios y lúgubres, prefiriéndose las noches de luna. Pero en cualquier época pueden realizar estas ceremonias, siempre en la noche y en lugares alejados de los pueblos para evitar la persecución.

Si el sujeto que usa la "cimora" es un enfermo, éste es transportado al campo, aunque también las ceremonias de la intoxicación pueden tener lugar en la propia casa. El curandero no sólo administra el brebaje al paciente, sino también a todos los asistentes, en particular a sus parientes. De esta manera, las alteraciones mentales que produce la Opuntia se experimentan colectivamente, y, por supuesto, pueden existir fenómenos de sugestión recíproca, se dan casos en que todos los concurrentes a la ceremonia experimentan la misma alucinación visual.

Se concede mucha importancia, con fines curativos, a las alucinaciones del paciente, quien ve las plantas que necesita para su curación. La planta curativa en este caso se determina gracias a un fenómeno alucinatorio, En otros casos el curandero sugestiona al paciente durante el periodo de intoxicación y le hace ver, lo mismo que a los concurrentes, lo que él sugiere. Por ejemplo, el paciente ve que sale de su cuerpo cierto animal, que el curandero había pronosticado ser causa de la dolencia. En un trabajo ya publicado sobre la Opuntia (3) se ha señalado el caso de una verdadera ilusión colectiva en el curso de una intoxicación producida por ella. El curandero hace ver a sus prosélitos y clientes lo que él desea, y, en general, los estados alucinatorios provocados por el tóxico se consideran como una prueba mágica y terapéutica del curandero, y contribuyen a aumentar su prestigio.

Vamos a describir, a continuación una de las ceremonias de la que fuimos testigos, en que se administró la "cimora". Estas observaciones fueron realizadas en Illirno, pueblo de la provincia de Lambayeque.

La ceremonia se realizó en el campo en una noche de luna, a las doce de la noche en punto, en un lugar situado entre la casa del curandero y un cerro. El sitio, por lo demás, era a propósito para infundir temor, La "mesa" se pone en el suelo con un conjunto de artefactos, utensilios, vasijas, huacos, brebajes, empomados. (Empomar, es mantener el espíritu, el alma, el afecto, el odio, en un pomo; así, se dice, "tal persona ha sido empomada", cuando hace de su amante lo que ella quiere). La "mesa" se extiende delante del brujo; yendo del extremo distal al proximal tenemos: dos o tres espadas, dos puñales, varias "chontas". (Las "chontas" son varas de membrillo o de otras plantas con las que a veces azotan a los pacientes para purificarlos y limpiarlos, o a los que asisten a la "mesa" cuando no guardan la debida compostura. También sirven para azotar el aire, con el fin de espantar a supuestos espíritus que interfieren la ceremonia). Todos estos objetos están clavados en tierra. También se dice que son para defensa del "brujo" cuando es atacado por alguien.

Primero, nos encontramos con una fila de santos, de los que más infunden fe, y que son más venerados en los pueblos aledaños y de aquél en que se realiza la "mesa". Así, la Cruz del Río, la Cruz del Camal, la Cruz de Chalpón, Jesús del Gran Poder, varios San Antonios atravesados por alfileres, alambres viejos, pitos de barro, picos de aves "chunganas (o potos para hacer ruido). En las conchas hay hojas de tabaco y en guaria. La tercera fila está formada por pomos llenos de diferentes brebajes, yerbas, olores, esencias, agua florida; en medio de esto una gran olla de barro conteniendo la infusión de Opuntia. Los pacientes e interesados rodean esta cábala y guardan una solemnidad asombrosa, ávidos de saber lo más pronto lo que ocurrirá.

El brujo empieza por "singar", es decir, por aspirar por una ventanilla de la nariz una maceración de tabaco en agua o una infusión de tabaco en alcohol o en agua florida de hojas o quaña de tabaco. La maceración se pone en una concha grande y de aquí se distribuye en pequeñas porciones de 10 a 20 cc. a otras conchas más pequeñas. Puede empezarse a "singar" por cualquier ventanilla de la nariz, el brujo ordena dos o tres por la derecha y dos o tres por la izquierda; en este caso se tiene que absorber otras tantas por cada ventanilla, u ordena, tres o cuatro manos, en este caso se toman las tres o cuatro veces del contenido de una conchita por cualquier ventanilla de la nariz. Si se absorbe una vez por una ventanilla tiene que emparejarse con la otra. Esperar 20 minutos para cada "singada" después de dos "singadas" se toma la Opuntia. También puede tomarse sin "singar" Esta costumbre es muy antigua, y data seguramente de la época preincaica, pues, MONTESINOS la menciona en su crónica.

En el transcurso de cada singada el brujo permanece silencioso, sentado, con las manos sobre la cabeza. Este acto de singar produce repugnancia, que se refleja en los múltiples gestos de desagrado y enorme repulsión que hacen los pacientes y aún el brujo, sobre todo, cuando el tabaco está en infusión alcohólica o en agua florida. Un buen "singador" es aquél que no hace ningún gesto ni deja caer una sola gota.

Media hora después de la segunda "singada" toma media taza de Opuntia. Veinticinco minutos después de la ingestión el brujo comenzó a temblar, sentía frío en la mitad izquierda del cuerpo. Luego comenzó a silvar (para infundir temor y respeto), una melodía triste y monótona. Luego el temblor se generalizó en todo el cuerpo con gran intensidad.

Los curanderos son, en general, sujetos con anormalidades mentales, que en ciertos casos pueden ser consecuencia del uso crónico de la Opuntia y de otros neuroestimulantes. Con frecuencia son sujetos alcohólicos, torpes y pervertidos sexuales. Adquieren la profesión de curanderos de los que ya la practican, sometiéndose para su consagración como tales a una serie de extrañas ceremonias. Estas casi siempre se practican en los lugares donde se recolecta la cimora y otras plantas de propiedades tóxicas. Ya hemos indicado que tales localidades llevan el nombre común de "Huaringas". El que se inicia en la profesión de curandero debe purificarse previamente para adquirir poder mágico. Con este fin se efectúa una ceremonia en la que los curanderos viejos, con especiales vestimentas, toman a su cargo la iniciación de los nuevos curanderos. Estos, después se bañan en una laguna de las "Huaringas", se embardurnan el cuerpo con el jugo de las plantas curativas, se les instruye en él manejo de los brebajes, nombre de éstos y lugar donde se encuentran las plantas, todo en secreto. Se supone que esta ceremonia es muy antigua y que existe desde la época de los Incas. En el pueblo de Salas existen algunas tradiciones sobre la "cimora" antes de la conquista del Perú, que nos abstenemos de referir porque no estamos seguros si son verdaderamente antiguas, o si son recientemente inventadas.

Otra cuestión que nos ha interesado averiguar es si el uso de la "cimora" produce alteraciones mentales o somáticas de tipo crónico. Hay personas que toman continuamente este brebaje, ya sea por su profesión de curanderos o porque se han habituado a experimentar los efectos neuroestimulantes de la "cimora". Desgraciadamente no nos ha sido posible poner en claro si este uso continuo de droga tan peligrosa origina alteraciones psicológicas permanentes. Entre los habituados a la "cimora" no sólo figuran personas ignorantes y de baja situación social, sino personas instruidas y de situación económica superior.

Hay datos más concretos sobre casos de intoxicación aguda producida por el brebaje. La víctima después de beber una fuerte dosis, es acometida por un acceso de locura en el que se manifiestan abundantes alucinaciones visuales y auditivas. En casos extremos se produce una fuerte excitación maníaca que pone en peligro la vida del sujeto.

Ninguna droga es indispensable ni puede recomendarse en forma continua para corregir estados psicológicos constitucionales. Sobre todo, estas drogas que suscitan un sentimiento de felicidad artificial, y esta compensación constituye, uno de los factores que originan la toxicomanía.

Y quien busca en las drogas compensación a las privaciones en que vive. Deja de realizar los esfuerzos indispensables para satisfacer sus aspiraciones, renuncia casi a la lucha por la vida, adopta una actitud pasiva e indiferente, y se aleja de la realidad.

 

BIBLIOGRAFÍA

1. CRUZ SÁNCHEZ, G.: Farmacología de la Opuntia cylindrica. Rev. Farmacología y Med. Exp.; 1: 143-168, 1948.         [ Links ]

2. CRUZ SÁNCHEZ, G.: Farmacología de la Isotoma longiflorum. Rev. Med. Exp., 4: 284-105, 1945.         [ Links ]

3. GUTIÉRREZ NORIEGA, C. & CRUZ SÁNCHEZ, G.: Alteraciones mentales producidas por la Opuntia cylindrica. Rev. de Neuro-Psiquiatría. 10: 422-482, 1947.         [ Links ]

 

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