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Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica

Print version ISSN 1726-4634

Rev. perú. med. exp. salud publica vol.9 no.1-2 Lima Dec. 1955

 

 

Aislamiento de Histoplasma capsulatum del suelo de una cueva en el Perú

 

Alfred s. Lazarus1 y Libero Ajello2

1 Instituto Nacional de Higiene y Salud Pública de Lima 
2 Mycology Unit. Communicable Disease Center Laboratory Branch, Chamblee, Georgia.

 


 

SUMARIO

1. Se informa acerca del aislamiento de H. capsulatum en una de cuatro muestras de tierra procedentes de la "Cueva de las Lechuzas" en Tingo María, Perú. 
2. El aislamiento se hizo de tierra obtenida en el área de la cueva, en la cual el ave nocturna frugívora S. caripensis es más abundante. 
3. Se discute la importancia de la presencia de H. capsulatum en la tierra y su relación con la "Fiebre de Tingo María".

 


SUMMARY

1. There is reported the isolation of H. capsulatum from one of four specimens of soil from the "Cueva de las Lechuzas" at Tingo María, Perú.
2. The isolation was made from soil coIlected in the area of the cave where the nocturnal fruit-eating S. caripensis is most abundant.
3. The significance of the presence of H. capsulatum in the soil and its relationship to "Tingo María Fever" are discussed.

 


 

INTRODUCCIÓN

Hasta la última década, no se había reconocido la amplia distribución de Histoplasma capsulatum. En 1944 dicho organismo aún no había sido identificado en la naturaleza y, por todos los datos que se podían conseguir, se pensaba que la histoplasmosis en el hombre era siempre fatal (Conant y col., 1944).

Sin embargo debido a las investigaciones de CHRISTIE y PETERSEN (1945), a partir de 1945 se considera la histoplasmosis como una enfermedad frecuente y un tanto benigna. Estos autores, correlacionando calcificaciones pulmonares observadas en el hombre con reacciones negativas a la tuberculina y positivas a la histoplasmina, verifican la prevalencia de una forma benigna y asintomática de histoplasmosis en el área de las cuencas de los ríos Mississippi y Ohio, en los Estados Unidos de Norte América. Estudios similares llevados a cabo por otros investigadores, particularmente por PALMER (1945), han confirmado y ampliado las observaciones de CHRISTIE y PETERSEN.

Uno de los hechos de mayor trascendencia en la epidemiología de la histoplasmosis tiene lugar en 1949, cuando EMMONS aísla del suelo el Histoplasma capsulatum y demuestra sin lugar a dudas que este hongo se desarrolla activamente en la tierra como un saprofito.

Aproximadamente, a partir del año 1947 se comenzó a acumular informaciones y pruebas que indicaba que el H. capsulatum estaba comprendido en una serie de epidemias y que la infección era, frecuentemente benigna (WASHBURN, TUOHY y DAVIS, 1948; FELDMAN y SABIN, 1948). Los estudios productivos de FURCOLOW y GRAYSTON(1953), GRAYSTON y FURCOLOW (1953) y SALVIN, FURCOLOW y NISHIO (1954) no solamente establecieron, sin duda alguna, la relación del H. capsulatum a brotes de enfermedad epidémica, sino también demostraron que el reservorio del hongo era la tierra contaminada y que la vía de infección era por el tracto respiratorio. Aunque la hisplasmosis en seres humanos fué descrita por primera vez en Panamá hace ya cierto tiempo (DARLING, 1906), el hongo causante de esta enfermedad sólo recientemente ha sido aislado del suelo en una localidad tropical de América (AJELl.O, 1954).

La denominada "Cueva de las Lechuzas" cercana a Tingo María fué descrita adecuadamente por primera vez por ANTONIO RAIMONDI (1874). Uno de los caracteres más notables de ésta gran caverna natural es la presencia de un gran número de Steatornis caripensis, ave rara y muy valiosa por el aceite que se obtiene de su grasa. Esta ave, conocida con el nombre vulgar de Guacharo, fué descubierta y designada originalmente con el nombre de S. caripensis por ALEX VON HUMBOLDT (1814), quien la encontró en la cueva de los Guacharos del Valle de Caripe en Venezuela. Actualmente se conoce la existencia de estas aves nocturnas y frugívoras solamente en tres cuevas del Perú, una en Venezuela y otra en la isla de Trinidad. La "Cueva de las Lechuzas" aún en la actualidad sirve de refugio a gran número de especímenes del S. caripensis por lo que es frecuentada por la gente que captura dicha ave con el objeto de obtener el aceite que de ella extrae, como en los días de Von Humboldt y Raimondi.

Informaciones de la así llamada "Fiebre de Tingo María" y su relación con visitas a la "Cueva de las Lechuzas" han sido conocidos desde hace diez años, aproximadamente, por la profesión médica del Perú. Ciertas referencias sugirieron la posible relación de la enfermedad a la infección con un hongo. El significado de la asociación con las deyecciones de las aves en la epidemiología de histoplasmosis, sólo ha sido reconocida recientemente (ZEIDBERG, AJELLO, DILLON Y RUNYON, 1952).

Debido a: 1) el cuadro clínico de la "Fiebre de Tingo María"; 2) la relación de visitas a una cueva; y 3) el contacto probable con las partículas de tierra inhaladas procedentes de áreas contaminadas con las deyecciones de las aves, les sugirió a los autores que un estudio de la tierra de la "Cueva de las Lechuzas", no sólo podría proporcionar evidencia respecto con la posible causa de la "Fiebre de Tingo María", sino también progresaría el conocimiento de la distribución de hongos patógenos en la América del Sur.

MATERIALES Y MÉTODOS

A fines del mes de abril de 1955, se obtuvo muestras de tierra de cuatro sitios diferentes de la "Cueva de las Lechuzas". Muestra número 1 recogida del lado derecho de la entrada; número 2, del lado derecho del fondo de la segunda cámara grande; número 3, del lado izquierdo del frente de la segunda cámara; y número 4, del fondo derecho de la primera parte de la cueva. Cada muestra fué dividida en dos partes iguales; una parte se usó para ensayos de aislamiento con métodos de cultivo e inoculaciones en animales, efectuados en el Instituto Nacional de Higiene y Salud Pública de Lima, y la otra se remitió por vía aérea al Mycology Unit, Communicable Disease Center Laboratory Branch, United States Public Health Service, Chamblee, Georgia.

El método usado con las muestras retenidas en Lima fué el siguiente: Se suspende 20 gramos de tierra con 100 ml. de solución salina (CINa, 0.85 %); se agita y se filtra a través de gasa y algodón. Después de una hora de reposo, se centrifuga el líquido filtrado, luego el líquido se mezcla con penicilina y streptomycina en una concentración final de 8.000 unidades de cada uno por ml. Se siembra en medios de agar sangre y de Sabouraud, y se inocula tres pericotes por vía intraperitoneal con el líquido filtrado procedente de cada una de las cuatro muestras de tierra. La observación de los cultivos se realiza durante 30 días. Se sacrifica uno de los pericotes de cada grupo al finalizar las seis semanas y el otro a los tres meses. Se realiza exámenes macroscópicos, microscópicos y de cultivos del hígado, bazo y médula ósea de estos animales.

Las muestras recibidas en los Estados Unidos fueron examinadas para determinar la presencia del H. capsulatum por inyección intraperitoneal en pericotes del líquido sobrenadante de suspensiones de tierra; así como por cultivos de porciones de hígado y bazo. El método originalmente fué desarrollado por STEWART y MEYER (1932) para el aislamiento de Coccidioides immitis de tierra y ha sido modificado por otros científicos (EMMONS, 1949; AJELLO y RUNYON, 1953). Con las muestras de Tingo María se usó el siguiente procedimiento:

  1. Una muestra de tierra de unos 10 gr., íntegramente mezclada, sirvió para hacer una suspensión de 30 ml. de solución salina (CINa, 0.85%) conteniendo 5.000 unidades de penicilina y 1. 000 unidades de streptomycina por ml.

  2. Después de agitar enérgicamente, se deja sedimentar durante una hora. Este intervalo permite el depósito de partículas pesadas e inactivación de bacterias patógenas, que podrían encontrarse en la tierra.

  3. Se extrae con pipeta, 5 ml. del sobrenadante y se inyecta un ml. por vía intraperitoneal en cada uno de cuatro pericotes.

  4. Después de ocho semanas, se sacrifica los pericotes y se siembra porciones pequeñas de sus hígados y bazos en tubos de agar dextrosa-peptona neutra(1). Se inocula tejidos de cada pericote en cuatro tubos de este medio, dos tubos con hígado y dos con bazo, haciendo un total de 16 tubos inoculados por cada muestra original de la tierra.

  5. Se incuba los cultivos a 25°C. Y se examinan durante seis semanas para comprobar la presencia de hongos patógenos.

RESULTADOS

Los cultivos y las inoculaciones en animales efectuados en el Instituto Nacional de Higiene de Lima para este estudio, no rindieron nada de interés inmediato. Los hongos aislados eran de especies no patógenas y ningún cultivo dió la evidencia positiva de la presencia de H. capsulatum.

De las cuatro muestras enviadas a los Estados Unidos, tres fueron negativas por el procedimiento expuesto arriba. De una de las muestras, número 2, correspondiente a la parte de la cueva donde se concentra la población de aves se obtuvo cultivos de H. capsulatum en 11 de los 16 tubos inoculados de acuerdo con la etapa número cuatro del procedimiento indicado. La fig. 1 exhibe un cultivo típico de este tipo (B), al lado de otros igualmente positivos pero que contienen al mismo tiempo otros microorganismos saprofitos.

 

 

El desarrollo en los tubos de aislamiento primario fué en principio húmedo y en partes sumergido, pero pronto adquirió aspecto algodonoso de color blanco. Se produjeron en abundancia los grandes conidios, característicos de H. capsulatum, con paredes gruesas y tuberculadas y con diámetro de 12 a 18 micras, (fig. 3 y 4). Con el tiempo, la superficie de la colonia se tornó amarillenta. Se convirtió fácilmente los cultivos aislados de las muestras de Tingo María a la fase de levadura mediante subcultivos en serie, en tubos de agar infusión de cerebro-corazón,(2) incubados a 37°C.

 

 

DISCUSIÓN

Debido a la conocida historia de una enfermedad no diagnosticada después de visitas a la cueva en la que ahora se conoce la presencia de H. capsulatum, los resultados comunicados en este estudio son de importancia para la salud pública. Basándose en este aislamiento se planeó y se Ilevó a cabo una encuesta mediante pruebas intradérmicas con histoplasmina y tuberculina en el área de Tingo María, cuyos resultados fueron presentados por el doctor PÉREZ LAGOS en el Segundo Congreso Nacional de Medicina del Perú, celebrado en Lima en octubre de 1955. La presencia de un número significativo -más de 43% de reacciones positivas a histoplasmina de esta encuesta- indica claramente que el problema de esta infección se relaciona no sólo a visitas a la cueva sino también implica al área circundante y, probablemente, otras numerosas partes de la vertiente oriental de los Andes, donde el clima, la humedad y los factores ambientales se combinan determinando condiciones favorables para el desarrollo del hongo.

Desde el punto de vista clínico, parece que la etiología de la "Fiebre de Tingo María" puede ser esclarecida. El reciente informe de los doctores CELSO ARELLANOS y JOSÉ GÁLVEZ BRANDON, que también fuera presentado en el Segundo Congreso Nacional de Medicina del Perú, proporciona la evidencia final y concluyente por el aislamiento de H. capsulatum en dos casos clínicos típicos correspondientes a pacientes que habían visitado la cueva de Tingo María.

Es de la mayor importancia que los resultados positivos fueran obtenidos de muestras de tierra pertenecientes al área donde S. caripensis es más numeroso, desde que la predilección del H. capsulatum por los lugares donde se encuentran aves ha sido establecida y confirmada no sólo por los estudios de ZEIBERG y colaboradores (1952 y 1954) sino también por los de EMMONS (1954) y GRAYSTON Y FURCOLOW (1953). Además estudios que se efectúan actualmente en Tennessee indican que las aves a través de sus deyecciones, indirectamente crean condiciones en el suelo favorables para el desarrollo del H. capsulatum, anulando la competencia de los demás microorganismos que de otra manera inhibirían dicho desarrollo. A la lista de aves (gallina, paloma doméstica) conocida hasta ahora como que intervienen en esta relación ecológica debería agregarse el "Guacharo" (S. caripensis).

RECONOCIMIENTOS

Los autores desean expresar sus sinceros agradecimientos a los doctores Oscar Rondón S. y Manuel Fernández S. del Instituto Nacional de Higiene y Salud Pública de Lima por sus esfuerzos en la preparación de cultivos e inoculaciones en animales; igualmente, expresan reconocimiento a la Unidad Sanitaria del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública de Tingo María y al Dr. Wilfredo Flores B., Jefe de la Unidad, por su ayuda en obtener las muestras de tierra de la cueva; finalmente dejar constancia de gratitud al Dr. Michael L. Furcolow, Chief, Kansas City Field Station, Communicable Disease Center, United States Public Health Service, Kansas City, Kansas, por las valiosas sugerencias y referencias proporcionadas.

 

(1)
Neopeptona (Difco): 1.0 gm.
Dextrosa: 1.0 gm.
Agar: 2.0 gm.
Agua destilada c. s. p.: 100.0 ml.

Se ajusta a pH.7 antes de esterilizar en autoclave a 120 °C. durante 10 minutos. Después de enfriar se agrega 40 unidades de penicilina y 20 unidades de streptomycina por ml.

(2) 
Infusión de cerebro-corazón(Difco): 3.7 % 
Agar: 2.0 % 
Agua destilada c. s. p.: 100.0 ml.

Se esteriliza el medio en autoclave a 120° C. durante 10 minutos.

 

REFERENCIAS

1. AJELLO, L. Ocurrence of Histoplasma capsulatium and Other Human Pathogenic Molds in Panamanian Soil. Am. J. Trop. Med. & Hyg. 3: 897-904. 1954.         [ Links ]

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