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Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica

versión impresa ISSN 1726-4634

Rev. perú. med. exp. salud publica v.22 n.4 Lima oct./dic 2005

 

SECCIÓN ESPECIAL

 

Alberto Hurtado, Médico de los Mineros

 

Roger Guerra-García1

1 Profesor emérito y titular de la cátedra Alberto Hurtado, Facultad de Medicina, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú.

 


 

EI Dr. Alberto Hurtado nació en Lima el año 1901; estudió en el Colegio de La Recoleta donde fue destacado alumno. Luego ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero sus estudios se interrumpieron por la huelga del año 1919.

HURTADO EL MÉDICO

EI cierre de la Universidad San Marcos lo obliga a viajar a Estados Unidos en el año 1920; se gradúa como médico en la Universidad de Harvard y luego inicia su práctica en Boston en el prestigiado hospital de la ciudad, donde trabajó como residente al lado de su maestro el profesor Francis Peabody; en esos años su labor fue incesante, incluyendo los fines de semana; fruto de ello es la publicación de varios trabajos, además de ganarse el aprecio de sus maestros y compañeros.

Concluido su adiestramiento, declinó una proposición para continuar trabajando en tan prestigiado hospital, y regresó al Perú donde empezó a ejercer la noble carrera, premunido de la sólida formación que obtuvo en Estados Unidos.

LA ALTURA COMO DEVOCIÓN

De regreso a la capital en 1927, organizó la Primera Expedición Médica Peruana a la Altura, la cual fuera iniciativa del profesor Monge; los resultados obtenidos en esta expedición hacen que decida dedicarse a investigar la biología y patología de la altura, para ello, solicita trabajar en La Oroya, donde radica par varios años. Allí ejerce con nobleza su profesión, preocupándose en particular por la atención de los mineros y las enfermedades respiratorias a que estaban expuestos por razones de su ocupación, agravada por la inclemencia del ambiente frío de las grandes alturas. Para cumplir su labor como médico, Hurtado se enfrentó más de una vez a gerentes y administradores que no se preocupaban debidamente de la salud y vida de los trabajadores, y por ello recibió como respuesta el reconocimiento y respeto de estos.

Su mayor aporte médico de esa época es la descripción del edema pulmonar agudo por la exposición a la altura, que ahora se denomina merecidamente «enfermedad de hurtado» y sigue siendo estudiado por el alto riesgo que significa, en particular, para los niños que viajan a lugares elevados.

HURTADO EDUCADOR

Preferimos este calificativo para la obra docente del profesor, pues creemos que cumplió ese digno papel desde su llegada al Perú al rodearse de discípulos que se fueron sucediendo durante las décadas de su quehacer como médico e investigador.

Profesor en San Fernando, Alberto Hurtado evidenció su probidad y rigor académico entre los años 1935 a 1960; dio oportunidad a jóvenes colaboradores haciendo que debutaran en la docencia numerosos médicos que después le sucedieron tanto en la Universidad San Marcos, como en la por él fundada, Universidad Cayetano Heredia.

Pero no fue la docencia clásica con lecciones magistrales su predilección, sino la enseñanza diaria en el laboratorio, el gabinete, el manejo de nuevos instrumentos y la aplicación del método científico en la investigación.

Desde 1950 evidenció mayor interés en la educación médica, participando en forma destacada en el Congreso Panamericano de Educación Médica realizado en Lima y después en la Conferencia Mundial sobre el tema realizada en Londres.

Destacamos de su intervención en Londres el siguiente párrafo:

La educación médica es problema sanitario, político y social. Decimos sanitario porque es ingenuo, sino inútil, tratar de mejorar las condiciones higiénicas de un país, organizando servicios sociales, hospitales, campañas preventivas, etc., si este vasto plan no cuenta, como basamento esencial, con la preparación eficiente de quienes van a tener la responsabilidad inmediata de la labor sanitaria.

Y es problema político, porque es deber del Estado cuidar del bienestar de la colectividad y esta acción implica como primera providencia y nos atreveríamos a decir como primera obligación, procurar que quien la ejerce, en último término, reúna las amplias exigencias de su profesión, las que sólo pueden ser satisfechas con una buena educación.

Finalmente, decimos que esta educación constituye un problema social. Entre los derechos del hombre, quizás ninguno ha entrado más a la conciencia universal que el derecho de tener una protección adecuada contra el desarrollo de la enfermedad y a recibir el mejor cuidado posible cuando se es víctima de ella. Este derecho, indiscutible, crea a su vez un deber individual y colectivo en la sociedad. La obliga a una retribución que es la de contribuir a la preparación de quien la va a proteger y cuidar.

(Conferencia del Centenario «Alberto Hurtado: Medico y Educador», abril 2001. Lima: UPCH; 2001. p. 17-18.)

HURTADO SALUBRISTA

Otra importante época de su vida médica fue la dedicada al Ministerio de Salud en los años 40, siendo ministro el Dr. C. Carvallo; allí trabajó como director general, y fue el autor de la iniciativa que creó el Instituto de Higiene Industrial, hoy Instituto de Salud Ocupacional, que lleva su nombre; dedicado a la atención de los mineros a quienes personalmente había tratado en La Oroya y Morococha.

Su informe, basado en visitas que el mismo realizó, fue decisivo para persuadir al Gobierno de entonces, de lo urgente que era atender a estos trabajadores; debido a eso se dio la legislación necesaria que obligaba a las compañías mineras a realizar exámenes médicos periódicos; y si se establecía el diagnóstico de neumoconiosis, a otorgar la indemnización requerida por una enfermedad ocupacional; por lo expuesto, el Hospital de La Oroya lleva su nombre.

Alberto Hurtado fue ministro de salud en 1946 y 1948, y durante su gestión se hila un censo de la situación de la salud, se crearon las unidades de epidemiología y estadística, y los programas de control de la malaria y tuberculosis, enfermedades que asolaban al Perú de esos años.

RECONOCIMIENTOS

Premio «Bernardo Houssay» conferido por la Organización de Estados Americanos (O.E.A.) 1972. 
Condecoración con el Grado de Amauta del Perú, por el Ministerio de Educación, 1983.
Premio otorgado por American Industrial Hygiene Association, 1966.
Profesor Honorario de la Universidad de Rochester (EEUU), 1954.
Profesor Honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Profesor Honorario de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa.
Doctor Honoris Causa de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Conmemorado como Héroe de la Salud Pública en el Perú, por la Organización Panamericana de la Salud;
2002.

 

 

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