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Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica

versión impresa ISSN 1726-4634

Rev. perú. med. exp. salud publica v.24 n.4 Lima oct./dic. 2007

 

SECCIÓN ESPECIAL
DESTACADAS PERSONALIDADES DE LA SALUD PÚBLICA EN EL PERÚ

Dr. Raúl Schmidt Pinedo (1924 – 1999)

 

José Neyra Ramírez1

1 Profesor Emérito de la Facultad de Medicina, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Miembro emérito de la Academia Nacional de Medicina. Lima, Perú.
Correo electrónico: josenera@hotmail.com


 

 

Me limitaré a recordar y presentar algunas facetas de su obra en salud pública, pero antes, consignaré algunos datos biográficos. Raúl Schmidt nació en Lima el 18 de diciembre de 1924 y falleció también en Lima el 13 de enero de 1999, estuvo casado con la Sra. Consuelo del Carmen Álvarez Riva con quien tuvo seis hijos: Rocío, Lucero, Raúl, Milagros del Rosario, Jorge y Emilio Alberto.

Siendo alumno de la facultad de medicina no lo traté con frecuencia, primero, porque formaba parte de una numerosa promoción, y luego porque en la distribución del alumnado en grupos, para la enseñanza de clínica médica y medicina tropical, nunca tuve la ocasión de ser su jefe de clínica, Pero sí conversábamos, años después, acerca de de don Sergio Bernales, el Dr. Oswaldo Hercelles o del maestro Hugo Pesce, quienes también fueron sus profesores.

Fue después en el Ministerio de Salud (MINSA), donde pude apreciar sus condiciones de sanitarista, así como su espíritu de sacrificio cuando nos tocaba pasar por situaciones difíciles. Cultivamos una verdadera amistad, gocé de su bonhomía y de sus anécdotas graciosas y ocurrentes. Luego de una ligera actividad política, que felizmente no prosperó porque la salud pública hubiera perdido uno de sus mejores baluartes, regresó al MINSA a continuar con su valiosa labor.

Al iniciar sus labores sanitarias, obtiene una beca para estudiar salud pública en Brasil (Sao Paulo), al regresar se le designa para trabajar en la ciudad de Tarma, en el Hospital Regional que lleva el nombre de otro querido amigo e ilustre tarmeño como fue el Dr. Félix Mayorca Soto. Otros lugares donde laboró fueron también San Martín, donde ocupó el cargo de director regional, y Loreto, exactamente en la ciudad de Iquitos en el viejo local de la calle Brasil.

Luego de cumplir una brillante labor sigue su infatigable tarea y es llamado a laborar en la dirección de ORDENOR en Huaraz. En el año 1970, cumpliendo sus labores, se encontraba en Cajamarca cuando ocurrió el desastre del terremoto que afectó la ciudad de Huaraz, sin pensarlo dos veces viajó a esa ciudad el mismo día, demostrando su valor y su don de ser humano. Luego de esa experiencia es designado para dirigir la Región de Salud de Lima Metropolitana con lo cual interviene más directamente en las labores del Organismo Central que reclamaba la eficiencia y honestidad de su trabajo.

Es por esas dotes que fue nombrado integrante de la comisión encargada de la elaboración del Proyecto de Ley del Trabajo Médico, dicha comisión también estuvo integrada por otros personajes como el entonces joven médico Alfredo Chirinos Rebaza, presidente de la Asociación Latinoamericana de Seguridad Social (1978) y los delegados del Colegio Médico del Perú, la Federación Médica y los Colegios Profesionales. Dicho proyecto fue casi en su totalidad obra de Raúl Schmidt quien con sus ideas claras orientó su discusión y redacción. El proyecto fue presentado a la alta dirección y fue aprobado, pero la carencia del Reglamento de la Ley que nunca salió, hizo que se olvidara el trabajo; años después, en marzo de 1999, se gestó una nueva versión que finalmente fue aprobada y promulgada como D.L. N.º 559, a pesar de eso, quedó la satisfacción de haber sentado las bases de la futura ley. Su labor en la Dirección Regional de Lima Metropolitana fue intensa, multiplicándose entre las tareas de organización, control, supervisión y participación en diversos comités y comisiones que se le encomendaron.

Raúl Schmidt gozó de diferentes becas las cuales fueron muy bien aprovechadas en bien de su desarrollo profesional, también participó en la actividad gremial, presidió la Asociación de Médicos y Jubilados del MINSA, desarrolló fructífera actividad docente y fue reconocido con diversas distinciones que no le hizo perder la serenidad, el buen humor la honestidad y el compañerismo.

Muestra de ese buen humor es la anécdota ocurrida en el MINSA y que me la refirió él mismo: estando en Tarapoto le sobrevino una aguda crisis asmática que obligó a sus superiores a trasladarlo de urgencia a Lima por vía aérea para su tratamiento especializado. Una vez en Lima comenzó a sentirse bien y luego de un par de días se dirigió al Ministerio para presentarse ante el entonces Director de Áreas de Salud el Dr. Andrés Bello, quien se sorprendió de verlo en buen estado y se lo dijo con un tono entre severo y burlón. Raúl no se inmutó y cuando el Dr. Bello terminó su especie de filípica, le solicitó su traslado a Lima pues había una vacante en un servicio de salud.

– “No se puede”, le contestó el Dr. Bello, “Porque esa vacante ya tiene dueño”.

Raúl, sin embargo, que ya sospechaba quien podía ser el dueño, le replicó:

– “Excúseme Dr. Bello pero el candidato elegido no tiene conocimiento de salud, es un magnífico clínico hospitalario”.

– “No importa, trabajando se aprende”, replicó el Dr. Bello.

Raúl, decidido a no regresar y quedarse en Lima por su salud volvió a responder:

– “Perdone Dr. Bello pero en Santo Toribio (donde funcionaba oftalmología) hay también una vacante para un oftalmólogo”

A lo que el Director le dijo:

– “Pero usted no es oftalmólogo, no conoce la especialidad”.

– “No importa doctor, trabajando se aprende” dijo Schmidt.

Sorprendido Bello respondió “Chistosito, no” para luego despedirlo, pero una semana después, seguramente admirado de la firmeza, inteligencia y de su currículo sanitario, le asignó una plaza en Lima.

 

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