Introducción
El pelo es una de las características distintiva y exclusiva de los mamíferos, abarca una amplia variedad de formas y coloraciones, las cuales pueden informar acerca de la edad, el estado reproductivo, el sexo, estacionalidad y enfermedades, además de ser muy importante para la comunicación, protección y camuflaje (Caro 2005; Stoner et al. 2003). Sin embargo, en algunas ocasiones pueden existir anomalías cromáticas en el pelo, relacionadas principalmente con mutaciones. Estas expresiones que implican la mutación de uno o varios genes, generalmente se encuentran relacionados con la síntesis de melanina, responsable de dar la coloración a la piel o pelo (Contreras & Ruiz 2011; Guevara et al. 2011).
Existen varios tipos de anomalías cromáticas en los mamíferos, entre las que destacan el leucismo, albinismo y melanismo. El leucismo se caracteriza por la falta total o parcial de pigmentos (principalmente melanina), manteniendo la coloración normal en ojos y garras (van Grouw 2006). El albinismo es caracterizado por la falta total de melanina en pelo, ojos y piel (Nordberg et al. 2009) y el melanismo representa un exceso de pigmentación oscura en un animal (Medina & Medina 2019).
Se ha mencionado que las anomalías cromáticas de los mamíferos silvestres tienden a reducir su capacidad de supervivencia, por ejemplo, el leucismo puede ser un factor determinante en cuanto a la supervivencia, debido a que dicha condición aumenta la visibilidad ante posibles depredadores (Chętnicki et al. 2007; Jogahara et al. 2008). En el caso de los individuos albinos, los problemas de visión pueden limitarlos en su capacidad para encontrar recursos alimenticios (Sazima & Di Bernando 1991; McCardle 2012; Abreu et al. 2013). Respecto al leucismo, ésta se considera la anomalía más común en la naturaleza (Forrest & Naveen 2000), la cual se ha registrado en varios grupos de mamíferos, como cetáceos (Stockin & Visser 2005; Andreu & Fernández-Maldonado 2012), perisodáctilos (Tirira & Arbeláez 2020; Nivelo-Villavicencio & Rodas López 2021), carnívoros (López-González 2011; Silva-Caballero et al. 2014; Cronemberger et al. 2018), primates (López-Platas et al. 2021), quirópteros (García-Morales et al. 2012; Olarte-González et al. 2014) y roedores (Brito & Valdivieso-Bermeo 2016; Mejía 2019; Romero-Briceño & González-Carcacía 2020), entre otros.
En los organismos llegan a ocurrir variaciones en su coloración natural, dichas aberraciones cromáticas generalmente se deben a la expresión de un gen recesivo (Owen y Shimmings 1992).
En el presente estudio registramos dos casos de anomalías cromáticas en el mapache Procyon lotor (Linnaeus, 1758) y pecarí de collar Pecari tajacu (Linnaeus, 1758) en vida libre en el estado de Guerrero, México.
Material y métodos
Desde el 2009 al 2021 se realizó el monitoreo de mamíferos silvestres del Estado de Guerrero, México; principalmente en la ecorregión de la Sierra Madre del Sur y algunas porciones de la planicie costera y las depresiones intermontanas (Fig.1).
El monitoreo fue realizado con cámaras-trampa, basado en el protocolo estandarizado para el Censo Nacional del Jaguar (Chávez et al. 2007), donde las cámaras fueron dispuestas para cubrir áreas mayores de 80 km2, en zonas con vegetación de bosque tropical, bosque de encino, bosque mesófilo de montaña y bosque de pino en asociación con encinos y oyamel, en altitudes entre los 358 y 2942 m de altitud. Las cámaras fueron programadas para funcionar las 24 horas del día, en intervalos de 60 segundos entre cada fotografía o video. Se revisaron cada 30 días para asegurar su correcto funcionamiento y que ninguna hubiera sido retirada del sitio. Posteriormente a lo largo de 12 años, se colocaron en distintos sitios con el objetivo de cubrir una mayor extensión territorial en el estado.
Resultados
El esfuerzo de muestreo realizado fue de 27794 mil días-trampa, cubriendo un total de 1170 km2. Registramos 27 especies de mamíferos medianos y grandes, de los cuales se obtuvo un total de 181 registros de P. lotor y 1103 de P. tajacu.
Los individuos de P. lotor registrados presentaron las características descritas por Valenzuela-Galván (2014): una coloración grisácea a negruzca, con tonos amarillentos o pardos en las partes dorsales y el rostro con un antifaz negro muy característico. Sin embargo, entre el 5 de noviembre y el 1 de diciembre de 2019, obtuvimos una fotografía y 5 videos de un mapache con coloración atípica (Fig. 2).
El registro del individuo fue obtenido en una estación de muestreo instalada en un arroyo en el municipio de Cualác, en la región montaña baja de Guerrero (17°47’35”N, 98°39’59”W a 1134 metros de altitud), en vegetación riparia de bosque tropical caducifolio.
El individuo con coloración atípica se observaba de color muy claro o blanco, y fue registrado en compañía de otros individuos (1 y 3) de coloración típica de la especie y de talla similar o mayor. Debido a la calidad de la fotografía y de los videos no pudo determinarse si se trataba de un caso de leucismo o de albinismo; además, tampoco fue posible determinar su sexo.
Respecto a P. tajacu, los individuos fotografiados presentaron una coloración típica, la cual varió de grisácea a negra en las extremidades y el tronco, pálida en el vientre y la punta de las orejas, con una franja blanquecina a manera de collar en ambos lados del cuello (March & Mandujano 2005). Sin embargo, se obtuvieron tres fotografías y un video de un individuo adulto con coloración muy clara en la porción anterior, principalmente en el rostro y parda en la parte posterior (Fig. 3).
Las fotografías y el video fueron obtenidos en una brecha saca cosecha abandonada en el ejido Cordón Grande, municipio de Técpan de Galeana (17°38’12”N, 100°40’50”W a 1532 metros de altitud), el 7 de junio de 2021 a las 17:02 h y el 22 de julio a las 11:54 h. Se presume que el individuo de coloración atípica sería un caso de leucismo, al no distinguirse una coloración roja en sus ojos. Debido al ángulo de las fotografías y del video, el sexo del individuo no pudo ser determinado.
Discusión
Las anomalías cromáticas se encuentran presentes en todos los grupos de vertebrados, habiendo pocos registros en peces (Kimball 1990), y siendo común en las aves (Thompson et al. 2000; Davis 2007; Nolazco 2010); y recientemente, ha sido frecuente el reporte de estas anomalías en especies de mamíferos, principalmente de talla mediana o grande (Brito & Valdivieso-Bermeo 2016; Mejía 2019; Romero-Briceño & González-Carcacía 2020; Rivero-Castro et al. 2020).
El registro de P. tajacu con leucismo en vida libre constituye el primer reporte para México, y a nivel continental corresponde al tercer registro. En Brasil ha habido reportes de dos casos de albinismo (Veiga 1994) y uno de leucismo (da Silva et al. 2019). Mientras que, en cautiverio se cuenta con el registro de un grupo de 10 ejemplares que formaban parte de la colección del zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT) en el estado de Chiapas, México, donde esta anomalía fue atribuida a la consanguinidad generada por varios años de entrecruzas en la piara (Torres 2010).
Respecto al registro de P. lotor con coloración atípica, éste corresponde al tercero para México. Anteriormente habían sido reportado dos individuos albinos, uno en el estado de Michoacán (Peña-Mondragón et al. 2018) y otro en el estado de Veracruz, México (Flores-Peredo et al. 2021). Así también, en los Estados Unidos existen registros previos de individuos albinos en vida silvestre (Allen & Neill 1956) y en cautiverio (Long & Hogan 1988).
Cabe destacar que, a pesar de llevar a cabo el monitoreo con cámaras-trampa a lo largo de 12 años y la amplia superficie monitoreada, solo hayan sido registrados dos individuos de dos especies diferentes con coloraciones atípicas, lo que significa que es poco común.
Los individuos de ambas especies aquí documentados fueron encontrados acompañados de otros individuos de coloración normal, lo que indicaría que pertenecían al mismo grupo. Se considera que el gregarismo potencialmente favorecería la sobrevivencia de individuos con estas anomalías hasta la adultez, lográndose reproducir y seguir su ciclo de vida normal, lo cual ha sido observado en varias especies de vertebrados, (Atauchi 2015; Rodríguez-Ruíz et al. 2017; da Silva et al. 2019).
Por otra parte, se ha planteado que individuos con anomalías cromáticas son afectados en su supervivencia, ya sea como consecuencia de problemas en sus comportamiento social, éxito reproductivo, detectabilidad por parte de depredadores, efectos en su termorregulación y patologías relacionadas con la anomalía genética (Abreu et al. 2013; Caro 2005, Miller 2005; Vignieri et al. 2010; Romero-Briceño & González-Carcacía. 2020). Sin embargo, el hallazgo de ejemplares adultos y subadultos como los aquí documentados, así como los de otras especies reportados por otros grupos de investigadores, puede ser un indicativo de que una coloración atípica no siempre es una limitante (Romero-Briceño y González Carcacía, 2020).
Finalmente, aunque no se conocen con certeza las verdaderas causas de las coloraciones atípicas en los organismos, se ha mencionado que una baja variabilidad genética y la prevalencia de endogamia originada por diversos factores del tipo ecológico y/o genético, así como cambios significativos en el ambiente, podrían provocar anomalías en la coloración de algunos individuos (Bensch et al. 2000; McCardle 2012). Por lo tanto, se requieren estudios encaminados a determinar cuáles serían las condiciones ambientales y ecológicas que estarían generando este tipo de alteraciones en la coloración natural de la fauna silvestre, así como las implicaciones positivas del gregarismo y el ambiente, en la sobrevivencia y ecología de las especies con coloración atípica.