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Acta Médica Peruana

versión On-line ISSN 1728-5917

Acta méd. peruana v.25 n.3 Lima jul./set. 2008

 

ARTÍCULO DE OPINIÓN

 

Terminología mal empleada en la lepra

Inadequately employed terms in leprosy

 

José Neyra Ramírez1

1 Médico Infectólogo, ex Director Superior del Ministerio de Salud; Ex Decano del Colegio Médico del Perú, ex Profesor Principal de Medicina Tropical de la Facultad de medicina de la UNMSM.

 


RESUMEN

La lepra es una enfermedad infectocontagiosa que aun se encuentra en el Perú especificamente en algunas regiones de la amazonía peruana. La terminologia utilizada para expresar aspectos relevantes de esta enfermedad son muchas veces erróneos y se vienen arrastrando desde la época del medioevo. En este artículo de opinión nos vamos a referir a tres aspectos en los que profesionales de la salud y los que no lo son, siguen utilizando términos y conceptos errados.

Palabras clave: lepra, lepromatoso, enfermedad de Hansen.

 


ABSTRACT

Leprosy is a transmissible disease that still can be found in Peru, specifically in some areas within the Peruvian Amazon jungle. Many times, the terminology used to describe relevant aspects of this disease is wrong, and some terms have been widely used since the middle ages. In this opinion article we will deal with three aspects in which both healthcare professionals and lay people continue using wrong terms and concepts.

Key words: leprosy, lepromatous, Hansen’ disease.

 


INTRODUCCIÓN

En este artículo considero necesario señalar los errores que se vienen cometiendo desde lejanos tiempos en relación a la lepra.

Siendo esta una enfermedad que existe en algunos países del Asía, Africa y América Latina incluido, desde luego, el Perú pensamos que ya es tiempo de desterrar para siempre los errores que vienen desde el Medioevo en relación a la enfermedad.

Vamos a enseñar tres aspectos en los que profesionales de la salud y los que no lo son, siguen utilizando términos y conceptos errados y que el que escribe como antiguo trabajador en la lucha antileprosa siente que deben ser eliminados de la terminología médica así como se ha desterrado los términos de “tísico”, “loco”, etc.

Señalamos enseguida los términos y/o conceptos que deben ser eliminados.

EL NOMBRE

El término de lepra y leproso viene desde la más remota antigüedad, quizás desde Moisés que se dice también estuvo enfermo y dictó medidas draconianas para prevenir la dolencia. Se atribuye a otros personajes de la antigüedad el haber sido enfermos como Job y algunos más pero se ha objetado con razón que en esa época cualquier mancha, ulcera, o deformación en manos o pies era atribuida a la lepra cuando podía ser otra enfermedad dermatológica o neural.

La parábola que se refiere al rico Epulon que daba migajas de sus ricos festines a un mendigo llamado Lázaro y la coincidencia que por la misma época Cristo hubiera resucitado a un hermano de Martha y María Magdalena que se llamaba también Lázaro, hiciera que se divulgara el nombre de enfermedad de San Lázaro a todo aquel que era o se sospechaba que tenía lepra y el enfermo era un “Lazarino”.

Resulta que el resucitado no era enfermo de lepra si no homónimo del mendigo que si lo era. Por eso la escuela brasilera que contaba con leprólogos ilustres como Nelson de Souza Campos, Lauro de Souza Lima, Abrahao Rotberg y los leprólogos peruanos de 1950, encabezados por el maestro Hugo Pesce y entre los que figuraban Federico Brezani, Oscar Sigall, Marino Molina, Juan Aguilar, Víctor Noria, Anibal Alosilla, Gustavo Hermoza, Alejandro de la Fuente, Luis Chávez Pastor, Raúl Montoya, Manuel Sotelo, Aizic Cotlear, Zuño Burstein, Rafael Acosta, Augusto Saldaña, Crisanto Palacios y después Roberto Robles, Manuel Salcedo, Emilio Alfaro, Ciro Beltrán y algunos más que se me escapan, adoptamos de inmediato el nombre de hanseniasis para la enfermedad y de Hanseniano para el enfermo desterrando la palabra lepra de nuestro léxico.

LA CONTAGIOSIDAD

Con el nombre ya instalado se comenzó a considerar que la enfermedad era muy contagiosa sea en la forma dermatológica o en la nueural. Se construyeron leproserías en Europa para segregar a esos enfermos que además estaban prohibidos de circular libremente y debían llevar una campanilla o una castañuela para advertir a la gente que se alejen por que se aproximaba una lazarino o leproso, un inmundo altamente contagioso y desde entonces nació la fama de la elevada contagiosidad de esta enfermedad. Un mito que se prolongó durante siglos.

Con ese antecedente histórico de siglos fue fácil, desde esa época aceptar el concepto de la elevada contagiosidad de la enfermedad.

Se dice “el leproso” y hasta nuestros días se escucha a personas de alto nivel (que se supone culto) expresarse en formas denigrantes para los enfermos. “Me persiguen como un leproso”, “me tengo que esconder como un leproso”, “me consideran un ser peligroso como un leproso”.

Pues bien. La lepra es la menos contagiosa de las enfermedades infectocontagiosas. El contagio es difícil y solamente atrapan la enfermedad las personas inmunológicamente predispuestas. Ya Abrahao Rotberg de Brasil hablaba del factor N cuando la inmunología estaba en pañales. Entre nosotros los Drs. Cotlear y Burstein tienen amplios conocimientos al respecto.

Es decir, no se enferma cualquiera si no el que está predispuesto inmunológicamente.

Son ejemplos la lepra conyugal en la cual a pesar de la estrecha convivencia de la pareja no se enferma el sano si no está predispuesto.

También la larga exposición a la enfermedad como sucede con el personal que les brinda atención es difícilmente contagiosa.

Juega papel en esta situación el factor de resistencia frente a la enfermedad y que se puede detectar por la reacción a la lepromina que descubrió el médico japones Kensuke Mitsuda y según la cual el que reacciona positivamente, (un lepromino positivo), o no se enferma o lo hace con la forma benigna no contagiosa de la enfermedad.

En cambio el que no reacciona, a la inyección intradérmica de lepromina, (lepromino) negativo está predispuesto por no contar con la resistencia natural previa, inclusive se ha demostrado que una infección tuberculosa previa vuelve a la persona lepromino positiva por la correlación inmunológica entre ambas enfermedades y por eso se ha usado la vacunación BCG que previene la primo infección tuberculosa y de paso la hace lepromino positivo con resistencia a la Hanseniosis.

CURABILIDAD

La lepra es curable con los nuevos tratamientos. Pasaron a la historia medicamentos como el aceite de chaulmugra con inyecciones tan dolorosas que hacia decir al Dr. Máximo Kncynski cuando era Director del Asilo Colonia de San Pablo “se aplica chaulmugra al paciente que desea”. Ahora se tiene a las sulfonas, a la clofazimina, a la rifampicina como medicación triple que cura a un enfermo tratado en fase inicial como cualquier enfermedad que se atiende a tiempo y con una duración de tratamiento relativamente corta contrastando con las largas terapéuticas que hemos visto en décadas pasadas en que se necesitaba varios años para “blanquear” como decían los brasileros.

Y para las lesiones avanzadas con complicaciones neurales o tróficas y sobre todo en las primeras, los progresos de la rehabilitación permiten recuperar a un enfermo.

Ojalá se escuche esta prédica y se trate a los enfermos de Hanseniosis como pacientes de una enfermedad a penas contagiosa.

 

CORRESPONDENCIA

José Neyra Ramírez
josenera@hotmail.com