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Acta Médica Peruana

On-line version ISSN 1728-5917

Acta méd. peruana vol.32 no.1 Lima Jan. 2015

 

HISTORIA DE LA MEDICINA

Cómo se expresaron en 1925, Gastañeta y Monge sobre la muerte de Carrión y sobre el informe de la comisión Strong. Anales de la Facultad de Medicina. 1 de octubre de 1925 

Annals of the department of medicine. Oct 1st 1925 Dr. Gastañeta and Dr. Monge's reactions to Dac's passing and the strong commission's report

 

Bertilo Malpartida-Tello 1,

1. Médico cirujano cardiovascular, Clínica Limatambo. Presidente de la Asociación Médica Peruana Daniel A. Carrión.


RESUMEN

Después de la muerte de Daniel Alcides Carrión (DAC) hubo un estado de evidente olvido de su hazaña, el pueblo del Perú se encontraba desmoralizado y luego de la evacuación del ejército chileno, una guerra civil. Pero DAC se empeñó en seguir con su experimento que le causó su muerte en 1885, el pueblo conmovido le rindió homenaje hasta 1887 en la que se le erige un Mausoleo para perpetuar su nombre. Pero luego el estado de posguerra con quiebra de todas las empresas se vivió un largo período de incertidumbre y algo se presentó para opacar la memoria de nuestro héroe, la llegada de una Comisión en 1913 de la Universidad de Harvard, presidida por Strong presentó un informe desafortunado contra el experimento de DAC, informe que demostró su incapacidad y sus antecedentes antiéticos que son refutados por prestigiados médicos. Los doctores Gastañeta y Monge auspiciaron un número especial y extraordinario de los Anales de la Facultad de Medicina San Fernando, donde ponen en evidencia indiscutible el sacrificio de Carrión, refutan el informe de la comisión Strong y enaltecen los hallazgos de Battistini y Barton que reivindican a DAC. He aquí las versiones exactas mostradas en 1925 ya que la mayoría son copias de la verdad histórica que no han variado hasta la fecha.

Palabras clave: sacrificio y olvido de Carrión


ABSTRACT

After the death of Daniel Alcides Carrion (DAC), his memory was forgotten by most of Peruvian society, partly due to the devastating effects of the war between Peru and Chile on the Peruvian population. Nevertheless, given DAC’s self-experiment on 1885 that ended with his life, the Peruvian society paid homage to his medical martyrdom with the construction of a mausoleum to perpetuate his memory. In the post-war period, in the midst of an economic crisis that led to the collapse of several businesses in Peru, in 1913 an academic commission from Harvard University presented a report criticizing DAC’s legacy. The commission, presided by Dr. Strong, presented DAC as an unethical medical doctor. The report was criticized by prestigious Peruvian medical doctors, such as Dr. Gastañeta, MD, and Dr. Monge, MD. Gastañeta and Monge sponsored a special edition of the Annals of the Department of Medicine of the San Fernando Medical School at National University of Saint Mark. In the special edition, the doctors emphasized DAC’s outstanding contribution to the medical field, rejected the Strong Commission’s report. Accordingly, the doctors praised the findings made by Battistini and Barton, which vindicated DAC. In the present document, the exact account of the events published in 1925. The documents shown are copies of the original document, which has not changed through these years.

Key words: sacrifice and oblivion of Carrion


INTRODUCCIÓN

En los años siguientes a la muerte de Daniel Alcides Carrión (DAC) hubo un estado latente de posible olvido de su acto heroico, los estragos de la guerra con Chile estaban frescos, se vivía en un estado de penumbra y de tragedia que tocó a todos los peruanos principalmente a los más pobres y además por el estado de guerra civil que terminaba; a pesar de ello el estado Peruano atiende a los condiscípulos de DAC y publican el libro "La verruga peruana y Daniel A. Carrión" de gran trascendencia histórica cuyo significado y prestigio crece con el tiempo y que es tomada en cuenta por la "Sociedad Médica Unión Fernandina" que ante el pedido fundamentado de Mariano Alcedán deciden que la dualidad, verruga andícola y fiebre de La Oroya se le tome como una sola enfermedad y a partir de la fecha se le denomine "enfermedad de Carrión" que es aceptada por unanimidad y nadie lo contradice. Luego al año siguiente 1887 se le erige un Mausoleo junto al nicho donde descansan sus restos y son exhumados y depositados con gran ceremonia en su nueva morada.

Después de ese acto poco se conoce sobre los homenajes que se le rinden a Daniel, solo la madre se preocupa anualmente en hacerle una misa en su honor el día 5 de octubre en cada aniversario de su muerte.

Los Estados Unidos de Norte América que habían iniciado a mediados del siglo XIX y XX la captación de sabios principalmente de Europa, siendo las más importantes la Universidad de Harvard y la Fundación Rockefeller quienes se interesan sobre la verruga peruana, entidad patológica propia de nuestro País, casi desconocida en el mundo, en 1913 la Universidad de Harvard envió una Comisión Americana de Medicina Tropical de la Universidad, presidida por Strong (Richard P, profesor de Medicina tropical) e integrada por Tyzzer (Ernest E, profesor asistente de Patología, asistente de Entomología), Brues (Charles T.) y Sellards (A.W. asociado en Medicina tropical), a los que se incluyen en la comisión de investigaciones al peruano Gastiaburú (Julio César, director del laboratorio municipal de Higiene de Lima), en la que se hace notar su firma al final de las investigaciones, en su informe, donde se aprecia el escudo de la Universidad de Harvard, Cambridge – Harvard University-Press-1915, esta nota es de la "Bibliografía de la enfermedad de Carrión" o de la verruga peruana, no es una "biografía de Daniel Alcides Carrión", publicada por H. Valdizán en la edición extraordinaria de los Anales de la Facultad de Medicina de San Fernando en 1925, pero que no hace ningún comentario del contenido sobre el informe de la comisión Strong, ni siquiera una crítica.

Las conclusiones de esos estudios, primero se conocieron en un Informe preliminar que llegaron a Lima para ser presentados al V Congreso Médico latino Americano y VI Panamericano de 1913 y su lectura produjo en todos los interesados, sensación de verdadero estupor. Hacía ya mucho tiempo que el concepto unicista etiopatogénico de las formas extremas de la enfermedad de Carrión se había impuesto cómo artículo de fe.

La conclusión de los investigadores americanos <según la cual la "fiebre grave de La Oroya" y la "verruga peruana eruptiva" serían dos enfermedades distintas, teniendo la primera como agente la bartonela y siendo el de la segunda un virus desconocido, significaba restablecer la antigua concepción dualista y producir confusión, por lo menos mientras la verdad volviera a imponerse. En la discusión habida, con este motivo, en la sección de Medicina Tropical del Congreso, impugnaron la concepción dualista los doctores: Arce, quien adujo razones clínicas y epidemiológicas; Barton, quien, además, hizo la historia de su descubrimiento del germen; y Rebagliati R, quien recordó que Gastiaburú (quien había formado parte de la comisión Strong) y él, desde 1909, habían comprobado los cuerpos endoglobulares de Barton (bartonela) en casos de verruga eruptiva.

Como se hace notar en un informe conocido mucho después, dicen de Strong "el celebérrimo Richard Strong había experimentado con el Clostridium tetani efectuando experimentos reñidos con la ética, aquél que había inoculado en la prisión de Bilibid, en Manila, a 24 "voluntarios" con una vacuna viva anticólera preparada según el procedimiento de Haffkine, a raíz de lo cual habían fallecido 13 de ellos; el mismo que en 1912 condujo, con autorización oficial, un experimento en Bilibid en prisioneros condenados a muerte, para ver si una determinada dieta de arroz les producía beri-beri. Este historial negro de Strong estaba olvidado cuando llegó a Lima con ocasión del V Congreso Latino americano de Medicina, llamada la Comisión de la Universidad de Harvard-Boston.

Hercelles O., en "enfermedad de Carrión", 1914, deja constancia de su "opinión adversa a la Comisión Americana"; pues, siempre, ha encontrado unidad anatomopatológica entre los dos procesos. Odriozola E. 1914, proclama la "Unidad de la enfermedad de Carrión", fundándose en razones de orden etiológico, clínico y anamopatológico. También Arce, 1916, hace "Algunas consideraciones sobre la nueva teoría dualista de la enfermedad de Carrión", expuesta cómo conclusión de los estudios de la Comisión de Harvard, y demuestra que "esta doctrina no descansa en fundamentos clínicos, anatómicos ni epidemiológicos; se basa tan solo en investigaciones de laboratorio, interpretadas y generalizadas prematuramente".

Es de suponer que en esa fecha aparecieron los primeros "detractores de Carrión" que trataron de desmerecer su proeza, ya que trataron de ocultar documentos ampliamente conocidos en nuestro ambiente científico y parece que ninguno de los miembros de la Comisión de Harvard hablaban castellano y el doctor Gastiaburú posiblemente no dominaba el inglés y no existió una relación amical, profesional y científica entre ellos y más le dieron importancia a lo que ellos encontraron en el laboratorio que lo tomaron como verdades y redactaron un informe completamente equivocado, (que los descalifica como investigadores y quedaban desacreditados ante la Historia de la Medicina Peruana) desgraciadamente algunos médicos peruanos los aceptaron.

No hay pues, que extrañarse que en el extranjero no solo se niegue importancia alguna a la experimentación que llevó a la tumba a Daniel, sino que aún se desconozca que sus trabajos fueran publicados. (Estos son comentarios en 1925) Efectivamente en el Report of the first expedition to South América (Harvard University) Strong et al. dicen: "aunque se ha dicho que Carrión, durante su enfermedad, escribió notas y dio una descripción minuciosa de sus síntomas, a sus amigos, parece desgraciadamente, que nada de esto se conserva ni se publicó. No ha sido posible obtener el protocolo del caso de Carrión o de su autopsia. Se ha supuesto que murió de tifoidea o de alguna septicemia aguda". Estas aseveraciones enteramente inexactas, "dice Monge" son explicable en personas que solo pasaron unas cuantas semanas entre nosotros y que confundieron lamentablemente las cosas, haciendo dos enfermedades de una sola. Se hace, pues, indispensable dar a la obra de Carrión su verdadero valor; hacerla difundir e interpretarla a la luz de los conocimientos actuales. Tal es el objeto de estas notas (1925).

Aquí cabe preguntarse, ¿donde estuvo el doctor Gastiaburú, miembro de la Comisión, él conocía el libro publicado en 1886 por el gobierno, "La verruga peruana y Daniel A. Carrión", él sabía que había un protocolo de la autopsia, él sabía que en la descripción del libro estaba la transcripción primigenia de la verruga peruana y de la fiebre de La Oroya, que era la enfermedad que mató a Daniel? Además, el doctor Rebagliati en su libro informa que en 1909 hizo experimentos con Gastiaburú y encontraron corpúsculos endoglobolares del mal en pacientes con verruga.

El doctor Hermilio Valdizán habla poco o nada sobre estos episodios, solo nombra a los miembros de la comisión, él, un estudioso sobre la "Bibliografía de la enfermedad de Carrión" no dice nada sobre este episodio, de tanta trascendencia, que fue tratado ampliamente no solo en conferencias sino también artículos con participación de destacados conocedores del experimento de Carrión y de sus resultados, y lo más importante el informe preliminar fue presentado en el V Congreso Latinoamericano y VI Panamericano de 1913 en Lima y luego el informe final publicado como un libro, en inglés y en castellano en 1915 que se hizo de conocimiento mundial, ¿porqué no se ocupó Valdizán de eso, siquiera en media página en su "famosa" bibliografía de la Enfermedad de Carrión"? pero sí lo hace con dedicación y verdadera devoción sobre otros incluso sobre el libro de E. Odriozola publicado en 1898, que, según él, no estaba traducido al español.

Valdizán habla sobre E. Odriozola en más de una página, lo cual se lo merece: "dice"; marca una verdadera etapa en la historia de la Medicina peruana: precioso homenaje a la nacionalidad, es el estudio acabado, hasta la época de su publicación, de la enfermedad genuinamente peruana; estudio monográfico, en el cual todos los aspectos de la verruga peruana han sido cuidadosamente estudiados, y en el cual se ha dado forma a los conocimientos dispersos hasta entonces adquiridos; la historia de la enfermedad y la sintomatología de ella; la distribución topográfica, la sintomatología de las dos formas clásicas de la verruga (eruptiva y febril grave), el diagnostico diferencial, el pronóstico, la anatomía patológica; todo ello está debidamente estudiado en el libro de Odriozola, libro que, por tales motives, sigue constituyendo fuente ineludible de todos los estudiosos de la patología del autor.

Lástima, y grande, que no haya sido posible aún la edición española de la obra, originalmente escrita en francés. El año de 1924, el Gobierno encomendó al autor de estos apuntes bibliográficos, (lo dice Valdizán) la edición de un libro sobre la verruga peruana en el cual estuviesen incluidos todos los estudios peruanos, publicados o inéditos, respecto a tan importante argumento. Desgraciadamente, el comité organizador de dicho certamen no me ofreció las facilidades que debiera, y quedó sin realizarse el proyecto, que hubiese representado justiciero homenaje a la memoria de Odriozola, y que para los delegados extranjeros al Congreso hubiese constituido el más preciado recuerdo de las actuaciones científicas del Centenario de la acción de Ayacucho.

Yo me atrevo, pues no debiera tocar este asunto, pero veo como si trataran de comparar los libros "La verruga peruana y Daniel A. Carrión" y la obra de Odriozola, "La maladie de Carrión", ensalzar una para desprestigiar la otra y por otro lado sugiere que es lástima que se desconozca el Libro de Odriozola porque está en francés y no se ha traducido al castellano hasta esa fecha, pero olvida conscientemente la obra de Carrión, no hace mención de su libro que él llama folleto y a pedido de la Asamblea en pleno, como aporte justiciero a la obra de Carrión, va a ser reeditado en la edición extraordinaria de los Anales de la Facultad de Medicina de ese año haciendo honor a la obra de Carrión.

Pero de lo que se conoce, ambos libros ya son considerados clásicos (aunque al libro de Carrión lo llama folleto y el libro de Odriozola todavía no ha sido traducido al español). El libro de Carrión "La verruga peruana y Daniel A. Carrión" lo han analizado destacados médicos e historiadores y lo han considerado de gran valor científico e histórico. De igual manera, el de E. Odriozola, pero a medias, porque está en francés. Odriozola con espíritu justiciero hace de Carrión de conocimiento universal, en su libro escrito en Francia, en idioma francés, que en ese tiempo era la cuna de las ciencias y las artes, la llama "La maladie de Carrión" o "enfermedad de Carrión", exhibe su rostro en el libro, lo hace de fiebre grave de la enfermedad, lo llama fiebre grave de Carrión, y la fase eruptiva de la verruga, la erupción de Carrión. Odriozola fue un médico que supo reconocer el acto y el estudio de Carrión sobre la verruga, de gran admiración al sacrificio de su condiscípulo, fue su gran amigo, posiblemente en sus tertulias le contó los secretos de Cerro de Pasco que en el curso de su vida visitó esa zona y fue un próspero minero. Lo que hay que recalcar de ambos es que su vida de estudiantes fue fructifica y el libro de Odriozola se nutre con lo descubierto por Carrión y lo enriquece con lo que descubre. Eso es la historia real y justa despojada de intereses mezquinos.

Luego lo que R. Rebagliati recalca en su libro es, que en 1909, que él con Gastiaburú publican un trabajo "sobre la hematología y la etiología de la enfermedad de Carrión", estudian los cuerpos endoglobulares de Barton, que hallan "en seis casos de fiebre grave y tres de verruga eruptiva".

La Comisión de Medicina Tropical de la Universidad de Harvard, presidida por Strong e integrada por Tyzzer, Brues y Sellards, a los que se reunió en sus investigaciones nuestro compatriota Gastiaburú (dice Rebagliati) presenta al V Congreso Médico Latino-Americano, reunido en Lima, una comunicación preliminar sobre el resultado de sus estudios acerca de la etiología de la fiebre grave de Carrión y la verruga eruptiva; investigan la naturaleza de los cuerpos endoglobulares de Barton, que consideran parásitos y agentes específicos de la fiebre grave, proponiendo la creación del género Bartonia, en honor del descubridor del germen, y la especie B. bacilliformis, que designaría el nuevo organismo. En el informe definitivo, aparecido dos años más tarde, teniendo en cuenta que el nombre de Bartonia había sido ya empleado para designar una especie botánica (gencianáceas) y otra zoólogica (moluscos), los autores proponen el nombre genérico de Bartonella, reteniendo el de especie: Bartonella bacilliformis. Concluyen que la fiebre grave de La Oroya y la verruga peruana eruptiva son dos enfermedades distintas; que la primera es debida al germen descrito por Barton, mientras la segunda es debida a un virus desconocido, trasmisible a los animales por inoculación directa. Con este concepto, inoculan a un individuo con producto de verruga cutánea y obtienen en el sitio de las escarificaciones dos grupitos de pápulas de color cereza, sin generalización ni alteraciones de la sangre. Hablan por último, de la posibilidad de obtener una vacuna antiverrucosa, efectuando "uno o dos pasajes del virus en el testículo del conejo o también de varios monos".

ANALES DE LA FACULTAD DE MEDICINA: LIMA 1 DE OCTUBRE DE 1925

Después de nueve años de existencia de la revista, órgano de la Facultad de Medicina de Lima, ofrecen por primera vez un número extraordinario destinado a perpetuar la Sesión Solemne celebrada por la Institución el día 8 de setiembre pasado (1925).

Fue promovida por el decano, doctor Guillermo Gastañeta, donde se le concede el grado de "doctor honorario" al doctor Alberto Barton, sobre los estudios experimentales sobre la enfermedad de Carrión, sobre su transmisibilidad sobre el mono de la verruga peruana por Battistini que contradice sin lugar a dudas el experimento de Strong. Se incluyen los discursos pronunciados por el decano, por el doctor Barton y por el profesor Monge, y, por último, reimprimen a "40 años de distancia", la "pequeña monografía" publicada, a raíz del sacrificio de Carrión por la Sociedad Médica "Unión Fernandina" (fue el Estado Peruano quien lo publicó) en la cual está comprendida la historia clínica de la enfermedad del glorioso estudiante.

¿Quienes estuvieron presentes? Abierta la sesión a las 7:30 p. m. con la asistencia de los doctores Aljovín, Avendaño, Bello, Campodónico, Dammert, Denegri, Febres, Odriozola, Fernández Concha, Fernández Ávila, García (don Alberto Carlos y don Enrique León) González Olaechea, Graña, Hercelles, Lavorería, Monge, Palma, Pardo Figueroa, Paz Soldán, Pazos Valera, Quesada, Rebagliati, Tabusso, Voto Bernales y el infrascrito secretario (H. Valdizán), es decir, los más destacados médicos de la época.

El señor decano después de felicitar y exponer la historia de las investigaciones peruanas respecto a la enfermedad de Carrión, exponiendo a grandes rasgos sobre la investigación y lo conseguido por Barton y Battistini, se recuerda el discurso del decano, del doctor Monge, y también se incluye en el número extraordinario de la revista, una "bibliografía de la enfermedad de Carrión" por H. Valdizán y al final el manuscrito, o libro publicado en 1886 por el Estado Peruano de los apuntes de DAC "La verruga peruana y Daniel A. Carrión". Es decir, que esta asamblea extraordinaria de Anales de la Facultad de Medicina, la primera en la historia fue para perpetuar la memoria de DAC.

En su discurso, Guillermo Gastañeta pone como esencia de ese certamen el estudio de la verruga peruana y demostrada su dualidad de la verruga peruana con la fiebre de La Oroya por DAC, merced a su heroico sacrificio, habla sobre los trabajos de Manuel Odriozola escritos en inglés, de Tomás Salazar y Armando Vélez. El elogio de Carrión es forzosamente pálido, dice, esta Facultad mantiene vivo el recuerdo de su figura excelsa y merece la erección de un monumento perpetuador, el olvido de las acciones heroicas puede ser causa de la decadencia de un país.

Luego se presenta el trabajo "La enfermedad y la muerte de Carrión", por el doctor Carlos Monge –1925–, en Anales de la Facultad de Medicina, que se transcribe casi literalmente.

"La demostración de la unidad etiológica de la verruga eruptiva del Perú y la llamada fiebre de La Oroya, se hizo el día que Carrión se inoculó el botón verrucoso y reprodujo la forma maligna de la enfermedad (fiebre de La Oroya) pagando con su muerte su devoción científica".

Por desgracia, entre nosotros, se ha hecho resaltar más su sacrificio que su labor científica, lo que ha traído como consecuencia que la juventud médica actual no sepa apreciarla debidamente. No hay pues, que extrañarse que en el extranjero no solo se niegue importancia alguna a la experimentación que lo llevó a la tumba, sino que aún se desconozca que sus trabajos fueran publicados. Efectivamente en el "Report of the first expedition to South América (Harvard University)" Strong y sus colaboradores dicen: "aunque se ha dicho que Carrión, durante su enfermedad, escribió notas y dio una descripción minuciosa de sus síntomas, a sus amigos, parece desgraciadamente, que nada de esto se conserva ni se publicó. No ha sido posible obtener el protocolo del caso de Carrión o de su autopsia. Se ha supuesto que murió de tifoidea o de alguna septicemia aguda". Estas aseveraciones enteramente inexactas, son explicable en personas que solo pasaron unas cuantas semanas entre nosotros y que confundieron lamentablemente las cosas, haciendo dos enfermedades de una sola. Se hace, pues, indispensable dar a la obra de Carrión su verdadero valor; hacerla difundir e interpretarla a la luz de los conocimientos actuales. Tal es el objeto de estas notas.

LA ENFERMEDAD QUE MATÓ A CARRIÓN

Si analizamos la historia clínica <de la enfermedad que mató Carrión, que él escribió durante ocho días y que sus amigos continuaron hasta su muerte (observando el protocolo científico más riguroso) son de señalar los siguientes hechos fundamentales.

  • Inoculación: 27 de agosto de 1885; primeros síntomas: el 17 de setiembre; lo que significa una incubación de 21 días.

  • Ligero malestar general (seguramente estado subfebril) durante dos días, seguidos de 39,8 °C al tercero, y que luego baja paulatinamente: 37,9 ºC, 37,6 ºC, 37,2 ºC para llegar a la hipotermia: 36,7 ºC, 36,3 ºC, en que se produce la muerte, con una exacerbación pre agónica de 37,2 ºC, el 5 de octubre de 1885.
  • Algias atípicas: cefalalgia intensa, gravativa; dolor constrictivo del tórax y paredes abdominales; artralgias; calambres dolorosísimos en las extremidades, que inmovilizan al enfermo y que solo ceden cuando el mal ha llegado a su culminación.
  • Tinte subictérico, y luego anemia intensa de la piel y las mucosas. Soplo suave de la base que, más tarde, con los progresos de la enfermedad, adquiere tal significación, que el enfermo lo percibe en las carótidas y le impide el sueño. La anemia llega a tal grado, que el enfermo no puede levantar la cabeza, porque sobrevienen vértigos. A los 17 días de enfermedad presenta 1 085 000 glóbulos rojos; 600 000 la víspera de la muerte (comunicación del doctor R. Flórez) Hay una sed insaciable.
  • Aparición de pequeñas "manchitas rojas", según la expresión de Carrión, en el ala de la nariz y en la frente, que desaparecieron al cabo de cuatro a cinco días.
  • Anorexia, insomnio, postración, perturbación digestiva, sensibilidad en el hipocondrio derecho. Pulso frecuente.

No conocemos en la patología ninguna entidad morbosa que ofrezca un cuadro semejante. No vale la pena discutir siquiera si pudo tratarse de fiebre tifoidea o de una septicemia piógena. Solo la ignorancia de los hechos, el desconocimiento absoluto de lo que es la verruga, pudo originar tan pueril afirmación. En realidad, ese cuadro es característico de la forma maligna de verruga del Perú (fiebre grave de Carrión de Odriozola; verruga maligna de Arce; fiebre de La Oroya de los antiguos clínicos.)

LA ENFERMEDAD DE CARRIÓN Y LA VERRUGA EXPERIMENTAL DE BATTISTINI

Los trabajos de Battistini han conseguido reproducir la verruga del Perú en el mono, en sus diferentes formas. Ahora, bien; basta leer el protocolo de la inoculación del Macaccus rhesus, en que este investigador reprodujo la verruga maligna, para ver reproducida la enfermedad que mató a Carrión. Efectivamente, en él puede verse como después de un alza de temperatura de dos días, la fiebre llega al tercero, a su periodo de acmé; puede observarse como se instala la anemia y, día a día, va acentuándose, hasta adquirir enormes proporciones; puede verse como la temperatura comienza a descender, para caer después a la hipotermia, con una exacerbación preagónica. Quizá si hasta puede asegurarse que los dolores formaron parte del cortejo sintomático, puesto que el menor contacto hacia gritar al animal. El cuadro clínico es, pues, exactamente superponible en uno y otro caso.

LA ENFERMEDAD DE CARRIÓN Y SU HISTORIA CLÍNICA

Nos parece conveniente dejar constancia expresa de que la historia de la enfermedad de Carrión fue escrita sin prejuicio alguno. En efecto, es de notar que, en aquella época, (octubre de 1885) la patología de las formas malignas de verruga no estaban hechas. Carrión ignoraba en lo absoluto que la fiebre de La Oroya representase la forma virulenta de este mal. Por eso, hay que dar a sus anotaciones un enorme valor. El buscaba los signos premonitorios de la verruga eruptiva. En cuanto al grupo de sus amigos (Medina, Mestanza, Arce, Alcedán, Miranda, Montero; todos los cuales han tenido después una actuación destacada en la Medicina y en el profesorado nacional, y que terminaron el protocolo de su enfermedad), conocían probablemente, menos sobre verruga de 1881 a 1885. Es preciso convenir, pues, que la primera descripción que se ha hecho de la verruga maligna, en debida forma, es la historia de la enfermedad de Carrión, escrita sin prejuicio, cómo que no se conocía bien esta entidad morbosa.

Vale la pena hacer resaltar este punto, porque hubiera podido creerse, por algún espíritu suspicaz, que pesaba sobre Carrión, o sus amigos, la sugestión de la fiebre de La Oroya. El mismo Carrión, al darse cuenta de su mal, exclama: "Hasta ahora había creído que me encontraba tan solo en la invasión de la verruga, en aquel periodo anemizante que precede a la erupción; pero ahora me encuentro firmemente persuadido de que estoy atacado de la fiebre de que murió nuestro amigo Orihuela: he aquí la prueba palpable de que la fiebre de La Oroya y la verruga reconocen el mismo origen". La verdad histórica no necesita más demostración.

LA LABOR CIENTÍFICA DE CARRIÓN

La obra de construcción clínica y nosológica de la verruga del Perú, se debe enteramente a DAC. La llevó a cabo durante los años de 1881 a 1885. Consta de nueve historias clínicas, de las que una terminada por su muerte; pues Carrión sabía que su inoculación lo exponía a un grave riesgo, lo que es sensible no se haya hecho resaltar, para mayor información de los que prefieren la crítica a la labor constructiva.

Tiene observaciones, sobre la sintomatología de la verruga eruptiva, de tal importancia, que nos complacemos en reproducir:

"Al principio y en los lugares en que va a tener lugar la erupción, se presenta, algunas veces, pequeñísimas manchas rojas y, otras (es este el caso más general), globulitos o vesiculitas muy diminutas, brillantes y enteramente semejantes a lo que en Patología se llama sudamina blanca: en ambos casos la piel es el sitio de una comezón bastante notable." En otra parte, agrega: "Algunas veces, los enfermos acusan dolores al nivel de los tumores verrucosos, comparando sus sufrimientos a los que producirían pinchazos de alfiler. Cuando la erupción es abundante, se observa, entonces, abotagamiento o tumefacción de la piel." En realidad, sus descripciones de las distintas formas de verruga eruptiva, no han sido superadas. A nuestro juicio, este capítulo bastaría por si solo para hacer de Carrión un hombre de ciencia.

En lo que respecta a la parte nosográfica, su definición es insuperable y de un alcance verdaderamente sorprendente. La división en períodos, la evolución de cada uno de ellos, su terminación, tienen toda la fuerza de los clínicos sagaces de su época. En realidad, se debe a él y al recordado doctor Tomás Salazar, el establecimiento de los caracteres preeruptivos. La sintomatología de la verruga eruptiva, que supone de origen parasitario, está expuesta con tal precisión, tal juicio clínico y un tan sagaz espíritu de observación, que su lectura constituye la mejor información sintética que el práctico puede obtener sobre esta forma de enfermedad.

De otro lado, basta su enfermedad y muerte, aparte de algunas sugestiones sobre la posible identidad de la fiebre de La Oroya y la verruga eruptiva, no se había hecho todavía un cuerpo de doctrina. Y no hay que extrañarse; puesto que recientemente Strong ha creado en el mundo, con la enorme difusión de sus publicaciones, la era de confusión de la verruga, haciendo, nuevamente, dos enfermedades de una sola, error pernicioso contra el que se elevaron todos los clínicos peruanos; que ha hecho extraviar la opinión de los autores extranjeros; y al que felizmente ha puesto término los brillantes trabajos experimentales de Battistini, en forma final e indiscutible. Para Strong, teníamos en el Perú "el triste privilegio de dos enfermedades exclusivas en nuestro país, con la misma distribución geográfica, y que simultáneamente atacaban al mismo individuo". Pues, bien, Carrión, con su inoculación, hizo la primera demostración experimental de la unidad de la verruga. Y no solamente eso, sino que se apercibió del resultado de su inoculación, cuando pronunció las frases que hemos copiado en el capítulo anterior y que demuestran cómo ni la enfermedad obscureció el criterio admirable de este hombre de ciencia. Por eso, conviene insistir en que corresponde a Carrión el mérito de haber hecho la unidad de la verruga. Pero hay más todavía: Las descripciones que se han hecho de la verruga maligna podrán renovarse periódicamente para adaptarlas a las informaciones de la ciencia moderna, pero permanecerá inalterable la descripción de la enfermedad que lo llevó a la tumba y que él escribió de su puño y letra en el doloroso diario de su enfermedad. En él describe síntomas sutiles, cómo las petequias que le aparecieron en la cara, y que constituyen signos preciosos, cuando el clínico está perplejo, para el diagnostico clínico de la enfermedad. La fiebre grave de Carrión (Odriozola), verruga maligna (Arce), está, pues, admirablemente descrita en el diario de Carrión.

En suma, en el acervo científico de Carrión debe señalarse: sus observaciones clínicas, que llevó a cabo durante cuatro años; la descripción nosológica de la verruga eruptiva; su inoculación, que estableció la unidad de la verruga eruptiva y maligna; el reconocimiento que Carrión hizo de que quedaba establecida la unidad clínica de la verruga en sus dos formas; y la descripción acabada de la verruga maligna en la historia de la enfermedad que lo llevó a la tumba.

Esta ha sido la obra científica de observación, de experimentación y de síntesis, que llevó a cabo un genial y modesto investigador peruano.

CONCLUSIONES

¿Por qué ese ensañamiento contra un héroe de la medicina que murió sin siquiera avizorar que algún día su nombre sería venerado?, es difícil responderse uno mismo sin herir nuestras propias raíces. ¿Celos de su encumbramiento, envidia de su prestigio, de la veneración y amor de un pueblo? Algunos piensan que es el afloramiento de instintos impropios de gente mediocre, que diariamente se oponen al progreso de jóvenes con talento en diferentes organismos que impiden que las instituciones y el estado progresen. El remedio será cuando cada uno de nosotros nos desprendamos de esas taras y apoyemos a estos genios sin importarnos su raza, su credo o su apariencia.

REFERENCIAS

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6. Gastañeta G. Discurso del Sr. decano Guillermo Gastañeta. An Fac Méd (Lima). 1 octubre 1925.

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Correspondencia

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Conflictos de interés

El autor declara no tener conflictos de interés durante el planteamiento, ejecución de la investigación y la elaboración del artículo para su publicación.