Sr. Editor,
En el Perú, en el contexto de la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), un gran número de pacientes contagiados son evaluados en los servicios de emergencia de los diferentes hospitales del país. En ese sentido, es vital que se realice un diagnóstico precoz de la enfermedad con el fin de identificar inmediatamente a los pacientes de alto riesgo que necesitarán ser ingresados a diversas áreas críticas y para realizar un correcto triaje de los pacientes afectados por otras enfermedades agudas.
Si bien es cierto que la prueba de referencia para el diagnóstico de la enfermedad es la técnica de reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real (RT-PCR), en nuestro medio, su resultado demora entre cuatro y cinco días, retrasando un diagnóstico oportuno. Además, se ha identificado, en la práctica clínica, que la RT-PCR presenta una alta frecuencia de falsos negativos que, dependiendo del tiempo de enfermedad, puede variar del 38% al 66%, lo cual provocaría un triaje inadecuado y un diagnóstico tardío de los enfermos, exponiendo a otros pacientes sin la enfermedad y a la población sana a un potencial contagio 1,2.
El rendimiento diagnóstico de la RT-PCR no es el mejor 3. Wang et al.4 evaluaron, mediante la RT- PCR, a 1 070 muestras provenientes de 205 pacientes con COVID-19 confirmado y encontraron un resultado positivo en el 63% de las muestras provenientes de hisopado nasal y en el 32% de las de hisopado faríngeo. Estos hallazgos son semejantes a lo reportado por Ai et al.5, quienes evaluaron a 1 014 pacientes hospitalizados con sospecha de COVID-19 y en los que la prueba RT-PCR inicial resulto positiva solo en el 59%. Asimismo, Vidal-Anzardo et al.6 observaron un bajo rendimiento diagnóstico de la RT-PCR, el cual se debería a problemas con la calidad de la muestra, el transporte o hasta con la técnica de procesamiento.
En este sentido, la tomografía computarizada de tórax (TCT) asumiría un rol importante para coadyuvar al diagnóstico precoz y evaluar la extensión del compromiso pulmonar en pacientes hospitalizados con enfermedad moderada a severa. En la serie retrospectiva de Ai et al.5, las tasas de positividad de la RT-PCR y la TCT fueron de 59% (601/1014) y 88% (888/1014) respectivamente; con la RT-PCR como referencia, la sensibilidad de la TCT llegó hasta el 97% (580/601). Por su parte el estudio de Yang et al. (7) evaluó el valor de la puntuación de gravedad de la TCT en la diferenciación de formas clínicas de COVID-19 y encontró una sensibilidad del 83,3% y una especificidad del 94% para identificar pacientes graves. Asimismo, en el estudio de Yuan et al.8 se elaboró un sistema de puntuación pronóstica, aún no aceptada ampliamente, para estratificar a los pacientes; la mortalidad fue mayor en aquellos con puntuaciones altas.
Recientemente se publicó el estudio de Buyun Xu et al.9, un revisión sistemática y metaanálisis de 16 estudios de precisión diagnóstica de la TCT para detectar la COVID-19; encontraron que la sensibilidad agrupada fue del 92% (IC 95%: 86 - 96%) y concluyeron que la TCT es un método rápido, conveniente y efectivo para reconocer de forma temprana los casos sospechosos sobre todo en un medio de alta carga de enfermedad. El estudio en preimpresión de De Smet et al.10, una cohorte prospectiva de 1 997 pacientes, encontró que la puntación tomográfica CO-RADS tuvo un poder diagnóstico significativo en pacientes sintomáticos con un 89,1% de sensibilidad y un 72,5% de especificidad.
Aunque el Colegio Americano de Radiología 11 ha recomendado no realizar TCT de rutina para identificar a la enfermedad, puesto que los hallazgos no son específicos y se superponen con otras infecciones, el consenso multinacional e interdisciplinario publicado por Rubin et al.12 emite recomendaciones que serían más afines con nuestra realidad, un escenario en donde los recursos son limitados, con alta carga de transmisión comunitaria y por ende una alta probabilidad pretest; los autores proponen que los estudios de imagen están recomendados para aquellos pacientes con características clínicas de enfermedad moderada o severa compatibles con COVID-19, para ayudar a su triaje oportuno y a la rápida toma de decisiones (Ver propuesta de algoritmo en Figura 1).
Durante esta coyuntura, no se conoce con certeza si los hospitales de referencia del país cuentan con un tomógrafo operativo en las áreas donde se admiten pacientes con sospecha o diagnóstico de la COVID-19. El informe de la Defensoría del Pueblo del año 2016 13 indicó que el 42% (n=38) de los servicios de emergencia a nivel nacional contaban con un equipo de tomografía, la mayoría de ellos en hospitales de referencia. En este sentido se sugiere a las autoridades de salud que en las instituciones que cuenten con tomógrafo, se garantice su implementación para ayuda diagnóstica de la COVID-19, respetando las medidas de bioseguridad, aprovechando su rendimiento diagnóstico, su valor pronóstico, la rapidez de su realización y que no es necesario el uso de contraste endovenoso, todo ello aunado al correcto proceso de diagnóstico clínico.