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versión impresa ISSN 1729-4827
liber. v.15 n.1 Lima ene./jun. 2009
ARTÍCULOS
Fuentes de resiliencia en estudiantes de Lima y Arequipa
Sources of resilience in students from Lima and Arequipa
Naomi Erika Peña Flores1
Universidad de San Martín de Porres
RESUMEN
El presente estudio tiene como objetivos generales identificar y comparar los niveles de Fuentes de Resiliencia que posee un grupo de estudiantes entre9y 11 años de edad de colegios nacionales de la ciudad de Lima y la ciudad de Arequipa. La muestra estuvo conformada por 652 estudiantes, 311 de la ciudad de Lima y 341 de la ciudad de Arequipa, de los cuales 332 eran varones y 320 mujeres; el muestreo utilizado fue intencional. Se utilizó el instrumento Inventario de Fuentes de Resiliencia construido y validado por Peña en el 2008. Los datos fueron analizados mediante la distribución de frecuencia, la media aritmética (x), la desviación estándar (DS) y la prueba U Mann-Whitney. Entre los principales resultados no encontramos diferencias estadísticamente significativas en las fuentes de resiliencia entre los grupos de Lima y Arequipa; por otro lado, sí encontramos diferencias significativas en las fuentes de resiliencia entre los grupos de varones y mujeres. Finalmente las implicancias del estudio han sido discutidas.
Palabras clave: Resiliencia, Fuentes de Resiliencia, Niños, Ciudad de Origen, Género, Colegios Nacionales.
ABSTRACT
The present study has as general aims identify and compare the levels of the Sources of Resilience of a group between 9 and 11 years old of public schools from Lima and Arequipa. The sample was intentional. The instrument used was The Inventory of Resilience's sources constructed and validated by Peña in 2008. The results were analyzed through the distribution of frecuency, the arithmetic mean (x), the standard deviation and the U Mann-Whitney test. Among the principal results, we didn't find statistically significant differences in the levels of resilience's sources between groups from Lima and from Arequipa, and we found significant differences in levels of resilience's sources between the groups of males and women. The implications of the study have been discussed.
Keywords: Resilience, Resilience's Sources, Children, City of Origin, Gender, Public School.
Introducción
El ser humano se ve expuesto a diversas tragedias a lo largo de su existir. Los investigadores de las ciencias sociales pensaron por largo tiempo que estas dificultades afectaban negativamente el desarrollo y el crecimiento personal, pero en la actualidad se ha tomado conciencia de que muchos individuos ven en sus tragedias una oportunidad de superación y mejora. Es a partir de ello que se han propuesto nuevas teorías y ha nacido el estudio de la resiliencia.
Al revisar la historia, se puede encontrar individuos destacados que aportaron significativamente a la humanidad después de haber enfrentado severas circunstancias adversas; así como pueblos enteros que se sobreponen exitosamente a la persecución, pobreza, aislamiento o catástrofes. Se puede concluir entonces que muchos seres humanos logran superar condiciones severamente adversas y logran transformarlas en una ventaja o estímulo para su desarrollo biopsicosocial (Munist et al., 1998). Para describir esta característica se adopta el término resiliencia.
El concepto de Resiliencia ha sido un fenómeno objeto de muchas discusiones y controversias en los últimos años, al respecto Luthar, Cicchetti & Becker (2000) refieren que para poder explotar el potencial de este constructo debemos prestar una atención científica continuada hacia algunos problemas conceptuales y metodológicos. Buscando llegar a un consenso científico se postularon variadas definiciones de resiliencia entre las cuales podemos mencionar a Suárez (1993) quien refiere que la resiliencia es la capacidad de afrontar de modo efectivo eventos adversos, que puedan llegar incluso a ser un factor de superación (Krauskopf, 1995). Asimismo, Wolin & Wolin (1993) definen la resiliencia como la capacidad de sobreponerse, soportar las penas y enmendarse uno mismo (Mendirsan & Milstein, 2003). Por su parte, Grotberg (1996) afirma que la resiliencia es la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas, salir de ellas fortalecido o incluso transformado positivamente por ellas. Por otro lado, Luthar & Cushing (1999) entienden la resiliencia como el proceso dinámico donde las influencias del ambiente del individuo interactúan en una relación recíproca que permite a la persona adaptarse a pesar de la adversidad (Infante, 2002).
Haciendo un análisis de las definiciones existentes se puede observar aspectos comunes que podemos resumir en la siguiente definición: "Capacidad humana universal que se manifiesta cuando un individuo se ve expuesto a condiciones de riesgo o adversidades, permite afrontar de modo efectivo dichos eventos y salir fortalecido o transformado positivamente por ellos. Este proceso se da en una interacción recíproca entre las influencias del ambiente y el individuo, a través de la adaptación o la transformación constructiva y conduce a un desarrollo sano y productivo".
Es en base a ello que Vanistendael (1994) propone dos componentes de la resiliencia: En primer lugar la capacidad de resistencia frente a la destrucción, es decir la capacidad de proteger la propia identidad bajo presión, y en segundo lugar la construcción positiva, es decir la capacidad para construir pese a las circunstancias difíciles (Puerta, 2002).
En las investigaciones posteriores que se realizaron nació la tendencia anglosajona o enfoque psicobiológico de la resiliencia. Bajo este enfoque encontramos dos generaciones. La primera generación surgió a inicio de los años 70 y orientó sus estudios bajo la pregunta: ¿Qué distingue a los niños que ante la adversidad se adaptan positivamente?, referido a las cualidades personales; y la segunda generación de investigadores que orientan sus estudios bajo la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los procesos asociados a la adaptación positiva dada la adversidad? Aquí se expandió el tema en dos aspectos: El concepto de proceso como interacción dinámica entre el ambiente y la persona y la búsqueda de modelos para promover la resiliencia a través de programas sociales (Basile, s.f.).
Dentro de este enfoque encontramos una de las teorías más ampliamente aceptadas por los investigadores de resiliencia: Teoría de las Fuentes de la Resiliencia, propuesta por Grotberg en 1996. Para esta autora, la resiliencia es un proceso donde hay factores, comportamientos y resultados resilientes. Por lo tanto, resiliencia no es una simple respuesta a la adversidad, sino que implica: desarrollo de factores resilientes, identificación de la adversidad, selección del nivel y clase de respuesta resiliente y valoración de los resultados que conllevan sentido de bienestar y mejoramiento de calidad de vida. Grotberg hace un análisis exhaustivo de estos factores, concluyendo que estos factores serían: Soporte externo, las fortalezas personales y las habilidades interpersonales; afirma además que se les puede identificar a través de la posesión de determinadas expresiones verbales: Yo Tengo, Yo Puedo, Yo Soy/Estoy .
Los Factores de Soporte Externo (Yo tengo) están referidos al soporte que el niño recibe antes de que tenga conciencia de quién es o de lo que puede hacer y que le brindan sentimientos de seguridad como núcleo central para desarrollar la resiliencia. Los Factores Internos o Fortalezas Personales (Yo soy/estoy) están referidos a sentimientos, actitudes y creencias que posee el niño resiliente. Las Habilidades Sociales o Interpersonales (Yo puedo) son principalmente adquiridas de los pares y de quienes les brindan educación.
Un niño resiliente no tiene necesariamente todos los factores, pero tener uno solo no basta para que se le considere resiliente. Sin embargo no debemos confundirnos, ningún niño usará todo el conjunto de factores de resiliencia, ni los necesitará. Algunos usarán muchos factores, otros usaran pocos factores, pero mientras más factores posea mayor flexibilidad al momento de seleccionar una respuesta resiliente apropiada.
Por lo general, cuando los niños incrementan su confianza van cambiando los soportes externos (yo tengo) por habilidades interpersonales (yo puedo), mientras que continuamente construyen y fortalecen sus actitudes y sentimientos personales (yo soy). Estas características parecen obvias pero no lo son.
Por otro lado, Grotberg (1996) también hace énfasis en el género como variable de la resiliencia. Mientras que los niños se perciben inhibidos, inseguros y con problemas de comunicación, las niñas se ven más flexibles y dependientes de las figuras de apego. Muestra cómo en la resolución de conflictos, las niñas tienden a contar con habilidades interpersonales y fortalezas internas, en tanto que los niños tienden a ser más pragmáticos. También se nota grandes diferencias en cuanto a la interacción con el ambiente mostrando que los muchachos desarrollan más fácilmente perturbaciones emocionales y de conducta que las muchachas, cuando están expuestos a discordia familiar, los muchachos reaccionan más frecuentemente con conductas de oposición disociadora en lugar de reaccionar con dolor emocional (Ospina & otros, 2005).
Como vemos existen diversos factores que fomentan la resiliencia, a continuación mencionaremos otras propuestas sobre el tema.
Rutter (1992) destaca la exposición previa a la adversidad psicosocial y haber logrado un enfrentamiento exitoso. Estas adversidades se deben exponer al individuo de forma gradual, de manera que puedan operar de modo similar a las inmunizaciones. En cambio, tanto la sobreprotección como el sometimiento permanente a las adversidades reducen el desarrollo de la resiliencia (Krauskopf, 1995
).Los esposos Wolin (1993) consideran que no existe simplemente resiliencia en singular sino resiliencia en plural, identificando 7 de ellas: Introspección, independencia, capacidad de relacionarse, iniciativa, humor, creatividad y moralidad. Por su parte, Munist et al. (1998) identifica como atributos de niños y adolescentes resilientes a: La competencia social, el sentido del humor, la resolución de problemas, la autonomía y el sentido de propósito y de futuro. Asimismo, Lara et al. (2000) concluyeron que las áreas desarrolladas en niños y niñas resilientes serían: Autoestima, creatividad, humor, ideología personal y voluntad de sentido, vínculo afectivo con una persona significativa y red social de pertenencia. Por otro lado, Panez & Silva (2002) refiere cinco variables para el modelo de resiliencia: autoestima, autonomía, creatividad, humor e identidad cultural. Por su parte, Puerta (2002) identifica cinco circunstancias que pueden ser reconocidas fácilmente en las personas resilientes: Las redes sociales informales que brindan aceptación incondicional, la capacidad de encontrar significado a todo lo que ocurre en la vida, el desarrollo de aptitudes, el desarrollo de autoestima y el sentido del humor. Finalmente, Núñez (2003) refiere los siguientes atributos: Humor, creatividad, tolerancia a la frustración, haber aprendido a esperar, reconocer sus propias capacidades, locus de control interno y creer que las cosas pueden cambiar.
En la actualidad se empieza a estudiar resiliencia desde un enfoque multidisciplinario, considerada tanto un concepto psicológico (características individuales) y un concepto sociocultural (familia y comunidad), es decir es un concepto psicosocial (PROMUDEH, 2001).
Además de acuerdo a las últimas investigaciones realizadas en el tema, se ha acordado dejar de considerar a la resiliencia como algo absoluto y estable, para pasar a considerarla como algo relativo que depende del equilibrio dinámico entre factores personales, familiares, sociales, así como de los momentos del ciclo vital (Villalba, 2004). Es así, que se empieza a presentar a la resiliencia como estado y no como una condición de ser (Kotliarenco, 1998 citado por Torres, 2002), lo que puede explicar el que los individuos sean resilientes en un medio sí y en otro no (Melillo et al., 2001).
Inicialmente se pensaba que la resiliencia era una capacidad que pocos poseían, sin embargo estudios a largo plazo realizados por Bernard (1996) han demostrado que entre 50% y 70% de los niños nacidos en condiciones de alto riesgo terminan desarrollando vidas exitosas. Estas cifras significan que la resiliencia es una capacidad humana que se distribuye en campana de Gauss en la población en general y por tanto las personas resilientes no reflejan excepciones sino la norma. Pero no debemos olvidar que la resiliencia como cualquier otra característica humana está distribuida en forma desigual, es decir hay gente más resiliente que otra (Salazar, 2004).
En nuestro país, entidades del Estado: Promudeh, Ministerio de Educación y ONG's, han venido ejecutando experiencias piloto que han permitido construir modelos de intervención y promoción de resiliencia en niños afectados por la violencia política, la pobreza y el maltrato infantil. Es así que los estudios sobre resiliencia en nuestro contexto cobran importancia, al brindar aportes conceptuales que permitan mejorar y optimizar los programas en acción.
El objetivo de la presente investigación es identificar y comparar los niveles de Fuentes de Resiliencia que posee un grupo de estudiantes de 9 a 11 años de edad de colegios nacionales de la ciudad de Lima y Arequipa , que les permitan tener comportamientos resilientes frente a las adversidades. Ello nos permitirá dar un vistazo a la real capacidad de resiliencia que tendrían los niños en nuestro medio e identificar si existe influencia del medio cultural de estas dos regiones, sobre la posesión de fuentes de resiliencia. Con ello lograremos corroborar si el medio social influye directamente en la adquisición de factores que permitan la resiliencia.
Finalmente otro aporte que pretendemos brindar es la comparación del nivel de fuentes de resiliencia de niños prepúberes de acuerdo al género. Esto permitirá corroborar o descartar las teorías propuestas que refieren que las niñas son más resilientes que los niños cuando son prepúberes, y por consiguiente determinar si es necesario un enfoque diferente en la promoción de resiliencia en cuanto a género.
MÉTODO
Diseño
El diseño de investigación para responder el planteamiento corresponde a un diseño descriptivo comparativo en la modalidad intracultural.
Participantes
La muestra estuvo conformada por 652 estudiantes de colegios nacionales entre9y11 años de edad, 311 de la ciudad de Lima y 341 de la ciudad de Arequipa, de los cuales 332 eran varones y 320 mujeres. El muestreo utilizado fue intencional por ser el que corresponde a los objetivos de investigación.
Instrumento
Se utilizó en instrumento "Inventario de Fuentes de Resiliencia (INFRES)", para evaluar cuantitativamente las fuentes de resiliencia de la muestra. Dicha instrumento está compuesto por 3 factores: Apoyo del Entorno Social, Fortalezas Personales, y Habilidades Interpersonales, medidos a través de 31 ítems, redactados de forma positiva, con modalidad de respuesta de elección forzada (Si-No), pudiendo efectuarse la aplicación tanto a nivel individual como colectivo. El instrumento posee una validez de Contenido a través del método de Criterio de Jueces, de 0.96. Asimismo, posee una confiabilidad de consistencia interna de 0.83.
RESULTADOS
Niveles de Fuentes de Resiliencia
A Nivel General
Se identificó la distribución porcentual de los niveles de fuentes de resiliencia a nivel general: De la muestra total, de la ciudad de Lima, de la ciudad de Arequipa, de los varones y de las mujeres. (Figura 1)
A Nivel Factorial
Asimismo, se ha identificado la distribución de frecuencia y la distribución porcentual de los niveles de Fuentes de Resiliencia, en los factores de Apoyo del Entorno, Fortalezas Personales y Habilidades Interpersonales, estos resultados se aprecian en las tablas 1,
2 y 3 respectivamente.
Se identificó también la distribución porcentual de quienes obtuvieron niveles altos por cada factor de resiliencia: En la muestra total, en la ciudad de Lima, en la ciudad de Arequipa, de los varones y de las mujeres. (Figura
2)
Diferencias entre Lima y Arequipa
Como se puede observar en la Tabla 4, las diferencias entre Lima y Arequipa demostraron no ser estadísticamente significativas. Las variaciones en los rangos promedio son provenientes de las fluctuaciones de muestreo.
Diferencias entre Varones y Mujeres
Como se puede apreciar en la Tabla 5 las diferencias entre varones y mujeres demostraron ser estadísticamente significativas. Las diferencias en los rangos promedios, sin embargo, han tendido a ser pequeñas y todas a favor de las mujeres, es decir las mujeres han tendido a puntuar más alto con pequeñas diferencias.
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos en ambos grupos reflejan que la gran mayoría posee un nivel medio o alto de fuentes de resiliencia, podemos corroborar a partir de ello que en nuestro medio los niños poseen adecuados factores que fomenten la conducta resiliente frente a dificultades o tragedias, ello es un resultado esperanzador en nuestro medio, donde la inestabilidad económica y la deficiencia de servicios de salud y educación son factores de riesgo constantes para el desarrollo de nuestra población infantil.
También podemos inferir, que la pobreza como variable común puede haber actuado como variable generadora de resiliencia, sobretodo en el factor de fortalezas personales cuyos niveles son altos en la mayor parte de nuestra muestra. Como lo sostiene Rutter (1992) la exposición previa a la adversidad (pobreza) de forma gradual y con desenlace exitoso promueve la resiliencia.
El que la gran mayoría de miembros de nuestra muestra obtenga niveles altos o medios de resiliencia también corrobora que la resiliencia es una característica innata y universal, que poseen todos los individuos desde su nacimiento como lo refieren los resultados de los estudios realizados por Bernard (1996), siendo por lo tanto una característica común en la mayoría de los niños.
En cuanto a los resultados a nivel factorial, la mayoría de los niños (53.53%) posee altos niveles de fortalezas personales, el 40.64% posee altos niveles de apoyo del entorno, mientras que sólo el 31.75% posee altos niveles en habilidades interpersonales. Esto corrobora la teoría de Grotberg (1996), quien sostiene que las primeras fuentes adquiridas son los factores de soporte externo (inclusive antes de que tenga conciencia) y que conforme van creciendo estos van disminuyendo y los cambian por fortalezas personales, para finalmente adquirir las habilidades para relacionarse en la etapa adolescente. Por lo tanto estos resultados demuestran que los niños evaluados se encuentran en esta transición, es decir ya están abandonando el apoyo del entorno para adquirir sus propias fortalezas personales.
Como vemos, de los tres factores la muestra obtuvo menores niveles en el factor de habilidades interpersonales. Podemos inferir que los medios de comunicación influyen en el déficit de habilidades sociales, puesto que fomenta la agresividad como medio de comunicación adecuado para lograr los objetivos. Además también tienen la influencia del medio sociocultural, donde la falta de comunicación entre padres e hijos es un factor común, así como la educación en colegios nacionales que no promueve en desarrollo personal del niño en habilidades personales o interpersonales (competencias sociales).
Por otro lado, los resultados obtenidos indican que no existen diferencias significativas entre los niveles de las fuentes de resiliencia entre el grupo de estudiantes de colegios nacionales de la ciudad de Lima y el grupo de estudiantes de la ciudad de Arequipa, tanto a nivel general como a nivel factorial. Esto probablemente pueda deberse a diversas variables compartidas.
En primer lugar la etapa de desarrollo es un factor común a la muestra, tanto de Lima como de Arequipa, y probablemente determinante en cuanto a la similitud de los resultados. Algunas teorías lo sustentan, por ejemplo tenemos a Wolin & Wolin (1993) quienes sostienen que el desarrollo de la resiliencia depende de la etapa de evolución, haciéndose más fuerte y consistente a medida que desarrolla el individuo. Siendo la muestra de niños se asume que estas respuestas reflejan comportamientos intuitivos y no deliberados.
Otro factor determinante de la similitud de los resultados al comparar la ciudad de procedencia, es ambas muestras tuvieron como variable común el provenir de colegios nacionales en zonas urbanas. Por lo que se puede inferir que la mayoría comparte un nivel socioeconómico bajo. Este factor puede determinar variables comunes tales como: redes sociales similares, influencia de pares con características similares.
Por otro lado, los resultados obtenidos indican que existen diferencias significativas entre los niveles de las fuentes de resiliencia entre el grupo de estudiantes varones y el grupo de estudiantes mujeres a nivel general.
Estos resultados corroboran la teoría de Grotberg (1996) quien sostiene que ello se puede deber a que los niños pueden ser inhibidos, inseguros y con problemas de comunicación, mientras que las niñas son más flexibles y capaces de pedir apoyo de las figuras de apego, lo que facilita el desarrollo de su resiliencia.
En cuanto al apoyo del entorno social, se encontró que las niñas tienen niveles significativamente más elevados que los niños. La razón de ello se puede remontar al ambiente sociocultural en que se han criado. La muestra evaluada posee familias del nivel sociocultural inferior, el que probablemente tiene actitudes machistas, por lo tanto el niño se ve expuesto a mayores exigencias y en algunos casos se les inculca que demostrar o recibir afecto no son propios de su género, por lo que son desconfiados y agresivos. Mientras que las niñas por lo general son tratadas con más demostraciones de afecto, lo que las torna flexibles, confiadas y asertivas. Es otras palabras, los niños podrían estar recibiendo mayor apoyo del entorno.
Analizando los resultados a nivel factorial también podemos observar que en cuanto a fortalezas personales y habilidades interpersonales, las niñas poseen niveles ligeramente más elevados que los varones. Esto puede corroborar lo que Grotberg (1996) sostiene en cuanto a diferencias de género. Esta autora afirma que en cuanto a la resolución de conflictos las niñas tienden a contar con habilidades interpersonales y fortalezas internas, mientras que los niños son más pragmáticos.
Por todo lo anterior inferimos que las niñas tienen una mayor competencia social que los niños, pueden expresar sus emociones y pensamientos, lo que les ayuda a ser más empáticas y asertivas durante la interacción con otros y por lo tanto lograr su objetivos y solucionar sus conflictos de manera más efectiva que los varones, por lo tanto pueden ser más resilientes que los varones en momentos de adversidad, sobretodo cuando la adversidad está relacionada a algún tipo de conflicto interpersonal.
Esto coincide con los resultados de otras investigaciones realizadas en muestras de adolescentes en nuestro medio. En primer lugar Prado & Del Aguila (2001) que refieren que respecto al género se hallan diferencias significativas en el área de interacción a favor del género femenino, en segundo lugar la investigación realizada por Del Aguila (2003) que indica que las mujeres obtienen un mayor porcentaje de resiliencia en el nivel superior promedio que los varones y en tercer lugar la investigación de Dextre (2004) que halló diferencias significativas en los niveles de resiliencia de los escolares adolescentes de Lima Metropolitana según sexo a favor de las mujeres.
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Recibido: 22 de Abril de 2009
Aceptado: 20 de Mayo de 2009