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versão impressa ISSN 1729-4827

liber. v.18 n.1 Lima jan./jun. 2012

 

ARTÍCULOS

 

Ideología política y actitudes hacia la minería en el Perú: entre el crecimiento económico, el respeto por las formas de vida tradicionales y el ambientalismo

Political ideology and attitudes toward mining in Peru: between economic growth, respect for traditional modes of life and environmentalism

 

Jan Marc Rottenbacher de Rojas* y Marco De la Cruz Sánchez**

* Licenciado en Psicología Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesor del Departamento de Psicología de la PUCP. Miembro del Grupo de Psicología Política de la PUCP. Ha publicado diversas investigaciones sobre memoria colectiva, ideología política e identidad en revistas del Perú, Colombia y España. jrottenbacher@pucp.edu.pe
** Estudiante del decimoprimer semestre de la Especialidad de Psicología Social de la PUCP. m.delacruzs@pucp.pe

 


RESUMEN

Este estudio analiza la relación entre la ideología política y las actitudes hacia la minería en una muestra de adultos jóvenes de la ciudad de Lima (N = 144). Se utilizó el modelo conceptual del conservadurismo como cognición social motivada, por lo que la ideología política fue evaluada a través de medidas de autoritarismo (RWA), orientación hacia la dominancia social (SDO), orientación política en términos de izquierda/derecha, intolerancia a la incertidumbre e intolerancia a la ambigüedad. Las actitudes hacia la minería fueron evaluadas a través de un instrumento ad hoc que se divide en tres dimensiones: la minería como sinónimo de progreso y crecimiento económico, el respeto por las formas de vida tradicionales y una tendencia hacia el ambientalismo. El conservadurismo político se asoció directamente con una actitud favorable hacia la minería percibida como causa del progreso y crecimiento económico. Asimismo, el conservadurismo político se asoció inversamente con el respeto por las formas de vida tradicionales y el ambientalismo. Se discute finalmente acerca de la posible relación entre el conservadurismo político y algunas formas de conservadurismo económico.

Palabras clave: Ideología política, conservadurismo, minería, actitudes.

 


ABSTRACT

This study analyzes the relationship between political ideology and attitudes towards mining in a sample of young adults of the city of Lima (N = 144). It was used the conceptual model of conservatism as motivated social cognition. Political ideology was assessed by measures of authoritarianism (RWA), social dominance orientation (SDO), left/right political orientation, intolerance of uncertainty and intolerance of ambiguity. Attitudes toward mining were evaluated by an ad hoc instrument which was divided in three dimensions: mining as synonymous of progress and economic growth, respect for traditional modes of life and a trend toward environmentalism. Political conservatism was directly associated with favorable attitudes towards mining perceived as the cause of progress and economic growth. In addition, political conservatism was inversely associated with respect for traditional life modes and environmentalism. The final discussion suggests a possible link between political conservatism and some forms of economic conservatism.

Key words: Political Ideology, Conservatism, Mining, Attitudes.

 


Introducción

Minería, crecimiento económico y conflicto social

Desde la década de 1990, en el ámbito mundial, la actividad minera se ha incrementado considerablemente con respecto a las décadas anteriores y el Perú ha sido uno de los territorios en los que más se ha expandido (De Echave, Diez, Huber, Revesz, Ricard & Tanaka, 2009; Dammert & Molinelli, 2007). Asimismo, la demanda mundial de metales y el precio internacional de los mismos ha aumentado de manera dramática desde los años noventa, llegando a tasas de crecimiento de alrededor del 180% en promedio durante el período 2001-2006, donde resaltan los casos del cobre y del zinc que llegaron a triplicar sus precios (Dammert & Molinelli, 2007). Frente a esta situación, desde esa misma década, los gobiernos peruanos han ido estableciendo un sistema legal dirigido principalmente a ofrecer condiciones políticas y normativas favorables para la inversión privada y extranjera en el sector minero, con el objetivo de incrementar los ingresos del país provenientes de la exportación de minerales e hidrocarburos (Glave & Kuramoto, 2007; Dammert & Molinelli, 2007; De Echave, et al., 2009). Algunas cifras nos demuestran que estos objetivos se cumplieron en gran parte: entre 2001 y 2006 los ingresos percibidos por el Perú como consecuencia de la exportación de cobre se quintuplicaron y, en general, para el caso de otros metales se triplicaron o duplicaron (Dammert & Molinelli, 2007). Entre 1995 y 2004 la economía peruana creció a un promedio de 3,5% anual y la minería lo hizo a un promedio cercano al 7,2% anual. Como efecto de esto, mientras en 1995 la minería representaba el 47,6% del total de las exportaciones peruanas, en 2004 había pasado a representar el 55%. Esto último la convierte actualmente en el principal generador de divisas para el Perú (Glave & Kuramoto, 2007; Dammert & Molinelli, 2007).

Su contribución a la generación de las divisas necesarias para mantener el equilibrio y crecimiento macroeconómicos hacen que el sector minero sea apreciado y considerado positivamente por los grupos de la sociedad que pueden beneficiarse directamente de los ingresos generados por éste. Estos grupos son principalmente, como afirman Glave y Kuramoto (2007), los habitantes urbanos de los sectores socioeconómicos medios y altos de la costa y, en especial, de la ciudad de Lima. Para Glave y Kuramoto (2007), esta actitud favorable hacia la minería se basa en una concepción simplista del desarrollo en la cual la generación de mayores ingresos monetarios generará, como consecuencia necesaria, un mayor nivel de bienestar para los ciudadanos de todo el país. En contraste con esta visión, en la última década, el volumen y magnitud de los conflictos sociales vinculados directa o indirectamente con la actividad minera (De Echave, et al., 2009) muestran que la creencia acerca de la minería como motor del desarrollo y la consecuente actitud favorable hacia ella, no es compartida por aquellas poblaciones que, ubicadas lejos de las ciudades, habitan alrededor de los centros de explotación minera (Glave & Kuramoto, 2007; De Echave, et al., 2009; Bebbington & Humphreys, 2009). El descontento de las poblaciones cercanas a los núcleos de actividad minera se basa principalmente en dos consecuencias potenciales de la propia actividad extractiva: a) los riesgos ambientales que la minería representa y b) la modificación y hasta la destrucción de las formas de vida y organización social de las comunidades rurales andinas, amazónicas e incluso costeñas (Moran, 2001; De Echave, et al., 2009; Bebbington & Humphreys, 2009). Fuera del contexto peruano, en un estudio realizado en poblaciones rurales de El Salvador, la actitud hacia la minería de los pobladores adyacentes a los centros mineros fue bastante negativa con respecto a sus consecuencias ambientales (contaminación, perjuicio para la agricultura y la pesca), sociales (destrucción de las formas de vida originales y aparición de actividades delictivas) y económicas (pocas expectativas con respecto al progreso económico local) (IIDOP, 2007). En el Perú, como señalan Tanaka, Huber, Revesz, Diez, Ricard y De Echave (2007), con respecto a las comunidades rurales ya sea de la región andina, la Amazonía o la costa, los proyectos mineros «(.) terminan alterando sus vidas y comprometiendo su futuro hacia vías que, por lo general, no habían considerado ni evaluado anteriormente». (Tanaka, et al., 2007, p. 10). Pese a ello y a los conflictos sociales que se desencadenan, la posición del Estado y de los sectores privilegiados de la población urbana con respecto a los conflictos socio-ambientales producidos por la minería, se enfoca principalmente en asegurar o restablecer el orden público para que las protestas no desalienten la inversión privada en este sector (De Echave, et al., 2009).

Como se ha mencionado anteriormente, los sectores urbanos que pueden beneficiarse con mayor facilidad de las divisas generadas por la minería, la conciben como una fuente de desarrollo y progreso en sí misma y tienden a olvidar que el progreso no es automático, que no se reduce al aumento de los ingresos en materia de exportación y que debe estar acompañado de una serie de complejas estrategias de desarrollo local. Estos sectores también olvidan (quizás por su lejanía con respecto a los centros de explotación) los efectos negativos que la actividad minera puede llegar a generar, tanto en el medio ambiente natural como en el tejido social de las poblaciones adyacentes (Glave & Kuramoto, 2007; Bebbington & Humphreys, 2009).

En este contexto, resulta relevante indagar acerca de la relación entre el conservadurismo político y las actitudes hacia la explotación minera, en la medida en que el conservadurismo, estudiado desde la psicología política, se asocia con la necesidad de poseer creencias simples acerca de la organización del mundo social y su funcionamiento (Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003). Asimismo, algunas dimensiones del conservadurismo político como el autoritarismo o la orientación hacia dominancia social, han presentado relaciones consistentes con determinadas propuestas económicas, ya sea porque son las más convencionales o porque se encuentran en concordancia con los intereses del propio grupo de pertenencia (Duckitt, 2006, Duriez, Van Hiel & Kossowska, 2005; Sibley, Wilson & Duckitt, 2007; Napier & Jost, 2008).

El estudio psicológico de la ideología política

La ideología política puede ser entendida como el conjunto organizado de creencias acerca de la manera en que una persona o grupo de personas, considera que debe estar organizado el mundo social (Erikson & Tedin, 2003). De manera similar, Denzau y North (1994) definen la ideología como el marco de referencia común que es compartido y está a la base de los modelos mentales que los grupos construyen para interpretar su entorno. Entendidas como marcos de referencia generales, las ideologías proveen a los grupos de «recetas» acerca de cómo debería estar estructurado el entorno (Jost, Federico & Napier, 2009, p. 309). Para Jost, et al. (2009) es razonable sostener que las ideologías son sistemas de creencias compartidos, que ayudan a interpretar el mundo social y que especifican de manera normativa «la forma correcta de enfrentar los problemas que la vida impone a los individuos» (Jost, et al., 2009, p. 309).

Tradicionalmente se ha propuesto que los individuos poseen la libertad de elegir la ideología que prefieran. Desde esta perspectiva las ideologías políticas constituyen lo que diversos autores han definido como «afinidades electivas» (Weber, 1922; Gerth & Mills, 1948/1970; Lewins, 1989; citados en Jost, et al., 2009, p. 308), concepto que expresa el carácter colectivo («afinidades») y de libre elección («electivas») que poseerían las diversas ideologías. Más recientemente desde la psicología política, esta concepción electiva de las ideologías ha sido cuestionada. Algunos autores han advertido acerca de dos niveles diferentes en los que opera la ideología: un nivel motivacional (no electivo) y otro discursivo (Jost, Kruglanski & Simon, 1999; Jost, et al., 2003; Jost, et al., 2009). El nivel motivacional se refiere a una estructura de necesidades psicológicas que los individuos deben satisfacer dependiendo de su propia sensibilidad hacia ellas y que han sido agrupadas teóricamente en tres conjuntos: a) necesidades epistémicas, b) necesidades existenciales y c) necesidades relacionales (o también denominadas ideológicas) (Jost, et al., 2003; Jost et al., 2009). El nivel discursivo opera a través del lenguaje y supone generalmente la racionalización de estas necesidades en forma de discursos (políticos) que están dirigidos hacia la satisfacción de uno o varios de los grupos motivacionales mencionados.

Conservadurismo político y las motivaciones epistémicas

Según la propuesta de Jost, et al. (2003) el conservadurismo político puede ser entendido como una forma de cognición social motivada. En esta línea, se le concibe como una manera particular de procesar la información del entorno social, influida por la sensibilidad individual con respecto a la satisfacción de los tres grupos motivacionales mencionados: a) motivaciones epistémicas, b) motivaciones existenciales y c) motivaciones relacionales o ideológicas1.

En primer lugar, las motivaciones existenciales están relacionadas con la necesidad de preservar la integridad personal tanto a nivel físico como simbólico, y la necesidad de percibir un entorno social poco amenazante para uno mismo y para las personas significativas (Jost, et al., 2003; Jost, et al., 2009). Otros conceptos relacionados con este grupo motivacional son: el mantenimiento de una autoestima positiva (individual o colectiva), la prevención y afrontamiento de la pérdida, y el manejo del miedo (Jost, et al., 2003). Este conjunto motivacional está conceptualmente vinculado a la Teorra Integrada de la Amenaza (ITT, por sus siglas en inglés) de Stephan y Stephan (2000), la que propone que la interacción con grupos culturalmente diferentes puede provocar, bajo determinadas condiciones, respuestas psicológicas como la ansiedad intergrupal, la percepción de amenaza simbólica y la estereotipia negativa, en la medida en que el grupo diferente es percibido como una potencial amenaza al estilo de vida o la identidad social del endogrupo (Stephan & Stephan, 2000; Velasco, Verkuyten, Weesie & Poppe, 2008). En segundo lugar, las motivaciones ideológicas o relacionales corresponden a la necesidad de percibir que el estatus social del endogrupo es elevado o dominante. Por ello, conceptos relacionados con las motivaciones ideológicas son: a) la racionalización de los intereses endogrupales, b) la dominancia endogrupal y c) la justificación del sistema (Jost, et al., 2003). En su dimensión relacional, estas motivaciones están vinculadas con la necesidad psicológica de establecer relaciones afectivamente significativas con personas del endogrupo y de ocupar un lugar de importancia subjetiva al interior del mismo (Jost, et al., 2009). Finalmente, en tercer lugar es importante mencionar las necesidades epistémicas en la medida en que han sido evaluadas en el presente estudio. Este tipo de necesidades está vinculado con la forma en que se prefiere obtener y procesar la información del medio social. Personas con una alta sensibilidad con respecto a la satisfacción de las necesidades epistémicas, prefieren los entornos que carezcan de estímulos ambiguos, que se manifiesten de manera clara y estructurada, y que presenten menores niveles de incertidumbre. Por esta razón, este tipo de ambientes resultan altamente predecibles, controlables y poco amenazantes (Jost, et al., 1999; Jost, et al., 2003; Jost, et al., 2009). Por ello, la intolerancia a la ambigüedad, la reducción de la incertidumbre y la necesidad de cierre o estructura cognitiva son algunas de las necesidades psicológicas que engloba este tipo motivacional (Jost, et al., 2003; Jost, et al., 1999).

En su forma ideológico-discursiva, el conservadurismo político se expresa a través de la resistencia a los cambios sociales abruptos y la justificación de la inequidad social, como estrategias actitudinales para reducir la amenaza e incertidumbre percibidas (Jost, et al., 2003; Jost, et al., 2009). Por estos motivos, es razonable sostener, como se expondrá más adelante, que variables psicológico-políticas como el autoritarismo de ala derecha (RWA, por sus siglas en inglés) y la orientación hacia la dominancia social (SDO, por sus siglas en inglés) pueden ser consideradas expresiones del conservadurismo político.

Autoritarismo de ala derecha (RWA) y Orientación hacia la dominancia social (SDO)

El RWA fue introducido en la psicología política por Altemeyer (1981) a partir de los desarrollos conceptuales sobre la personalidad autoritaria de Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford (1950, citados en Jost, et al., 2009). Conceptualmente, el RWA es una forma ideológica que está conformada por tres componentes actitudinales: a) la sumisión frente a las autoridades percibidas como legítimas y las normas que éstas promueven, b) la permisividad de la agresión o la violencia si son ejercidas o promovidas por las autoridades legítimas y c) un alto grado de convencionalismo, que se expresa en la defensa de las convenciones y pautas de conducta socialmente aceptadas (Altemeyer, 1981, 1998, 2004; Cottam, Dietz-Ihler, Mastors & Preston, 2004). Diversos estudios han mostrado que las personas con mayor tendencia hacia el RWA son más sensibles hacia la percepción de amenazas simbólicas o reales a su propia visión del mundo (Cohrs & Ibler, 2009; McCann, 2008; Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt, Wagner, du Plessis & Birum, 2002). Esta sensibilidad hacia la percepción de amenaza origina, bajo determinadas condiciones, lo que Oesterreich (2005) ha denominado la «respuesta autoritaria», es decir, actitudes y comportamientos hostiles e inflexibles dirigidos principalmente hacia los grupos que se percibe, podrían atentar contra el orden social establecido. Por otro lado, la orientación hacia la dominancia social (SDO) está relacionada con actitudes favorables hacia la jerarquización de la sociedad y la dominancia del propio grupo de pertenencia (Jost, et al., 2009; Sidanius, Pratto, Van Laar & Levin, 2004; Sidanius & Pratto, 1999; Pratto, Sidanius, Stallworth & Malle, 1994). Llevada hacia niveles extremos, la SDO predispone a los individuos a percibir el mundo como una «despiadada jungla» (Jost, et al., 2009, p. 313) en la que la competencia y el afán por el poder son endémicos (Sibley, Overall & Duckitt, 2007; Sibley, Wilson & Duckitt, 2007; Duckitt & Sibley, 2007). Por ello, los individuos con una mayor tendencia hacia la SDO preferirán la existencia de sistemas sociales altamente jerarquizados y desiguales en los que algunos grupos (principalmente el endogrupo) ocupan de forma legítima, una posición privilegiada (Jost, et al., 2009; Sidanius, Pratto, Van Laar & Levin, 2004; Sidanius & Pratto, 1999; Pratto, et al., 1994).

En investigaciones empíricas realizadas en diversos países incluyendo el Perú, el RWAy la SDO han presentado siempre correlaciones de magnitud pequeña o mediana (Altemeyer, 1998, 2004; Jost, et al., 2003; Sidanius & Pratto 1999; Weber & Federico, 2007; Whitley, 1999; Espinosa, Calderón-Prada, Burga & Güímac, 2007; Rottenbacher, Amaya, Lenna & Pulache, 2009; Rottenbacher, 2010). Frente a esta evidencia empírica, el RWA y la SDO pueden ser consideradas dimensiones ideológicas relacionadas, pero no lo suficiente como para que deban ser entendidas como «variables redundantes» que expresan lo mismo (Jost, et al., 2009, p. 313). Es importante notar adicionalmente, que tanto el RWA como la SDO pueden ser consideradas expresiones del conservadurismo como cognición social motivada (Jost, et al., 2003), en la medida en que predisponen hacia una resistencia al cambio (en especial el RWA) y hacia la justificación de la inequidad social o económica (en especial la SDO).

Ideología política y preferencias en materia económica

Según Jost, et al. (2009), las dimensiones del conservadurismo social y económico deben ser entendidas a través de un modelo ortogonal de dos ejes en el que uno de ellos es el eje social y el otro, el económico. Según este esquema es posible encontrar personas socialmente conservadoras (es decir, convencionales) pero que en lo económico se inclinan hacia modelos vinculados con la izquierda política (populismo económico, estatismo, etc.). Por otro lado, es posible encontrar personas económicamente conservadoras (inclinadas hacia el neo-liberalismo económico) que sean «socialmente liberales» (poco convencionales y abiertas al cambio social) (Jost, et al., 2009; Napier & Jost, 2008). Lo importante de esta propuesta es que el modelo económico neo-liberal es concebido como una forma de conservadurismo económico, en tanto supone actualmente, el modelo económico más convencional e internacionalmente aceptado. Por el contrario, el proteccionismo económico y la regulación estatal de la economía, al estar asociados con ideologías políticas de izquierda, se conciben como opciones económicas no conservadoras, es decir, poco convencionales (Napier & Jost, 2008).

En Latinoamérica, desde la formulación del Consenso de Washington en 19�9, diversos países adoptaron como modelo económico el neo-liberalismo e ingresaron a una economía de libre mercado (Casilda, 2004). El Perú no fue la excepción y desde la década de 1990 adoptó todas o casi todas las propuestas del Consenso de Washington, entre las que se proponía una «(.) política de apertura respecto a la inversión extranjera directa» (Casilda, 2004, p. 22). Podemos sostener entonces, que desde la década de 1990 en Latinoamérica, la economía de libre mercado y el neoliberalismo constituyen el marco económico general de mayor aceptación (es decir, el más convencional o conservador) (Casilda, 2004). Personas, instituciones o gobiernos que aceptan o promueven este modelo económico pueden ser considerados entonces como económicamente conservadores.

Con respecto a la relación entre ideología política y las preferencias en materia económica, Greenberg y Jonas (2003), señalan que los conservadores, caracterizados según la propuesta de Jost, et al. (2003), tienden a favorecer el mantenimiento de economías capitalistas, defienden la libertad económica y de propiedad, y están a favor de las economías de libre mercado. Esta manera de concebir la forma adecuada en que debe estar conducida la economía está estrechamente vinculada a una ideología política «de derecha», mientras que la planificación, regulación y control estatal de las actividades económicas se relacionan con una ideología «de izquierda» (Duckitt, 2001; Greenberg & Jonas, 2003). Finalmente, según los resultados de otras investigaciones sobre ideología política y economía, la SDO estaría relacionada más estrechamente con el conservadurismo económico (es decir, el neo-liberalismo económico y la libre competencia), mientras el RWA se asocia más intensamente con el conservadurismo social (apego por las convenciones sociales y tradiciones), lo que evidencia por un lado, la ya mencionada relación entre la SDO, la competitividad y la búsqueda del poder, y por el otro, el convencionalismo y tradicionalismo asociado con el RWA(Duckitt, 2006; Duriez, Van Hiel & Kossowska, 2005; Sibley, Wilson & Duckitt, 2007).

Sobre la base de la revisión teórica presentada, se ha considerado relevante analizar la relación entre el conservadurismo político y las actitudes hacia la explotación minera en el Perú, en la medida en que esta actividad económica representa de manera visible la incorporación y aplicación de modelos económicos neo-liberales y libremercadistas en los países latinoamericanos desde la década de 1990. Asimismo, explorar acerca de estas relaciones cobra mayor importancia en la medida en que, como ha sido mencionado, la adopción de este modelo económico y las actividades propiciadas por él no están exentas de conflictos sociales.

Método

Participantes

Se utilizó un muestreo de tipo no probabilístico-intencional para seleccionar a los participantes. La muestra (N = 144) estuvo conformada en su mayoría por estudiantes (68,1%) y egresados universitarios (18,1%) de la ciudad de Lima. El 45,8% fueron mujeres y el 54,2% fueron hombres y sus edades fluctuaron entre un mínimo de 18 y un máximo de 42 años (ME =23,3; DE = 4,8). La mayoría, el 88,9%, eran solteros y provenían en general de 25 distritos de la ciudad de Lima Metropolitana y el Callao. Sus niveles socioeconómicos los podemos situar, según el nivel educativo y los distritos de residencia, entre los niveles medio y medio-alto de la ciudad de Lima Metropolitana.

Instrumentos

  1. Orientación Política de Derecha. Para evaluar la posición ideológica en términos del continuo izquierda/ derecha, se utilizó un solo ítem, cuya opción de respuesta fue una escala Likert de siete puntos en la que: 1 = «De izquierda» y 7 = «De derecha». Se le pidió a los participantes que se ubicaran en algún punto de este continuo, según consideraran ellos mismos su posición política en esos términos.

  2. SDO. Para evaluar la orientación hacia la dominancia social, se utilizó la versión traducida al castellano por Montes-Berges y Silván-Ferrero (citados en Moya & Morales-Marente, 2005) de la Escala de Orientación hacia la Dominancia Social (SDO de Sidanius y Pratto, 1993). Esta escala comprende 16 enunciados referidos a relaciones jerárquicas y asimétricas entre grupos pertenecientes a una misma sociedad. Los ítems están presentados en una escala tipo Likert de 7 puntos en la que: 1 = «Totalmente en desacuerdo» y 7 = «Totalmente de acuerdo». El nivel de confiabilidad de este instrumento resultó alto para el caso del presente estudio (α =,83).

  3. RWA. El autoritarismo de derecha fue evaluado a través de una versión traducida al castellano de la versión reducida de la Escala de Autoritarismo de Ala Derecha (RWA) de Zakrisson (2005). Esta escala está compuesta de 15 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 9 puntos en la que: 1 = «Totalmente en desacuerdo» y 9 = «Totalmente de acuerdo». El nivel de confiabilidad de la escala resultó adecuado para el caso del presente estudio (α = ,76).

  4. Intolerancia a la Ambigüedad. Para evaluar la intolerancia hacia la ambigüedad se utilizó la versión en idioma español de la Escala de Tolerancia a la Ambigüedad (MSTAT-II), de Arquero y McLain (2010). Esta escala está compuesta de 13 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 5 puntos donde: 1 = «Totalmente en desacuerdo» y 5 «Totalmente de acuerdo». La escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso de la muestra (α = ,85).

  5. Intolerancia a la Incertidumbre. Para la medición de esta variable se utilizó la adaptación española de la Escala de Intolerancia a la Incertidumbre de González, Cubas, Rovella y Darias (2006). La escala está compuesta por 27 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 5 puntos donde: 1 = «Nada característico de mí» y 5 = «Totalmente característico de mí». Esta escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso del presente estudio (α = ,94).

  6. Actitudes hacia la explotación minera en el Perú. Para evaluar esta variable se elaboró un instrumento ad hoc de trece ítems que hacen mención a diversos aspectos económicos, sociales y medioambientales vinculados con la actividad minera en el Perú. La opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos donde: 1 = «Totalmente en desacuerdo» y 6 = «Totalmente de acuerdo». Los ítems estuvieron agrupados en tres áreas que fueron definidas, a partir de la revisión teórica, como: a) Respeto por las formas de vida tradicionales (rurales, andinas o amazónicas): dimensión conformada por cinco ítems y que obtuvo un adecuado nivel de confiabilidad (α = ,75); b) Ambientalismo (Actitudes proambientales y favorables hacia el cuidado del entorno natural): dimensión conformada por cinco ítems y que también obtuvo un adecuado nivel de confiabilidad (α = ,75); y c) Minería como sinónimo de progreso y crecimiento económico: dimensión conformada por tres ítems y que obtuvo un adecuado nivel de confiabilidad (α = ,74). El instrumento completo incluyendo las medias y desviaciones estándar obtenidas para cada ítem y las áreas a las que pertenecen, se presenta en el Anexo 1.

Procedimiento

Los encargados del recojo de la información fueron 17 estudiantes del décimo semestre de la Especialidad de Psicología Social de la Pontificia Iniversidad Católica del Perú (PICP), a los que se les capacitó previamente en la aplicación de los cuestionarios. Se contactó a los participantes en el campus universitario de la PICP y a través de contactos personales. A todos los participantes se les pidió su consentimiento informado y se les indicó expresamente, que el llenado de los cuestionarios era completamente voluntario. En todo momento los participantes tuvieron la libertad de no finalizar el llenado del cuestionario, si así lo deseaban. El recojo de la información se realizó entre abril y mayo de 2011. Ina vez recogida la información, ésta fue centralizada e ingresada por los investigadores al paquete estadístico SPSS 19.

Resultados

Como se observa en la tabla 1, no todas las variables presentaron una distribución normal pero tampoco presentaron grados de asimetría muy notorios por lo que se ha considerado adecuado realizar análisis de correlación paramétricos, análisis de regresión lineal múltiple y pruebas t de igualdad de medias.

 

 

En la tabla 2 se observan las correlaciones que se obtuvieron entre las variables de estudio. Con respecto al conservadurismo político se puede observar que todas las medidas de éste correlacionaron entre sí de manera directa y significativa, salvo el caso de la Orientación Política de Derecha y la Intolerancia a la Incertidumbre. La correlación más intensa se presentó entre la Intolerancia a la Ambigüedad y la Intolerancia a la Incertidumbre (r(138) =,66; p< ,001) y la de menor intensidad entre el RWA y la Intolerancia a la Incertidumbre (r(132) =,1 ; p=,042). Asimismo es importante mencionar las correlaciones entre el RWA y la Intolerancia a la Ambigüedad (r(137) =,42; p < ,001) y el RWA y la SDO (r(133) =,35; p < ,001). Por otro lado, con respecto a las correlaciones entre el conservadurismo político y las actitudes hacia la explotación minera, es importante notar que las dimensiones denominadas Respeto por las formas de vida tradicionales y Ambientalismo presentaron correlaciones inversas y significativas con todas variables del conservadurismo político. Dentro de estas correlaciones, la más intensa se presentó entre el Ambientalismo y la Intolerancia a la Ambigüedad (r(143) = -,44; p < ,001).

 

 

Asimismo es importante notar que la dimensión denominada Minería como sinónimo de progreso y crecimiento económico presentó correlaciones directas con el RWA y la Intolerancia a la Ambigüedad, y correlaciones inversas con las dimensiones denominadas Respeto por las formas de vida tradicionales y Ambientalismo.

Análisis de regresión lineal múltiple

Se realizó un análisis de regresión lineal múltiple para analizar el efecto del conservadurismo político sobre las actitudes hacia la minería. El método para introducir las variables independientes fue por pasos sucesivos con la finalidad de obtener los modelos que explicaran el mayor porcentaje de la varianza. Se propusieron tres modelos en los que la variable dependiente fue cada una de las áreas de la Escala de Actitudes hacia la Explotación Minera y las variables independientes en todos los casos fueron: a) la Orientación Política de Derecha, b) la SDO, c) el RWA, d) la Intolerancia a la Ambigüedad y e) la Intolerancia a la Incertidumbre. Los resultados de los análisis de regresión lineal múltiple por pasos sucesivos se presentan en la tabla 3.

 

 

Como se observa en la tabla 3, el Respeto por las formas de vida tradicionales se ve influido de forma inversa por el RWA y la Intolerancia a la Ambigüedad, cuyos efectos explican en conjunto el 28,6% de esta variable. La dimensión actitudinal denominada Ambientalismo (Actitudes proambientales) recibe únicamente la influencia inversa de la Intolerancia a la Ambigüedad y el modelo explica el 24,1% de la varianza. En tercer lugar, una actitud favorable hacia la minería que la concibe como fuente de progreso y crecimiento económico (Minerra como sinónimo progreso y crecimiento económico) recibe la influencia directa del RWA y la Intolerancia a la Ambigüedad, y sus efectos explican en conjunto el 15,9% de la varianza.

Análisis de conglomerados

Se realizó un análisis de conglomerados bietápico (en dos fases) con la finalidad de identificar subgrupos dentro de la muestra que se caracterizaran por diferentes grados de conservadurismo. De esta manera para identificar los conglomerados se utilizaron las variables vinculadas al conservadurismo político. Se obtuvieron dos conglomerados que fueron denominados «Más conservadores» y «Menos conservadores» y cuya descripción aparece en la tabla 4.

 

 

Como se observa en la tabla 4 el conglomerado que fue denominado «Más conservadores» incluyó a participantes (64,3 % del total) y puntúa más alto en la SDO, el RWA, la Intolerancia a la Incertidumbre, la Intolerancia hacia la Ambigüedad y se inclina hacia una posición política de derecha. El conglomerado denominado «Menos conservadores», agrupó a 45 participantes (35,7% del total) y puntúa menos en las variables antes mencionadas.

Comparación entre conglomerados con respecto a las actitudes hacia la explotación minera

Se utilizó la prueba t de igualdad de medias para analizar las diferencias entre los conglomerados con respecto a las dimensiones de la Escala de Actitudes hacia la Explotación Minera en el Perú. Los resultados de esta comparación aparecen en la tabla 5. Se pueden observar que el conglomerado denominado «Más conservadores» puntúa menos en las dimensiones: Respeto por las formas de vida tradicionales y Ambientalismo y a la vez, presenta puntuaciones más elevadas en la dimensión Minería como sinónimo de progreso y crecimiento económico.

 

 

Discusión

Esta investigación de carácter exploratorio posee algunas limitaciones que es necesario precisar. En primer lugar, el tamaño relativamente pequeño de la muestra (N = 144) y la no aleatoriedad en la selección de los participantes reduce la capacidad para generalizar sus resultados a poblaciones más extensas. En segundo lugar, el instrumento ad hoc que fue elaborado para evaluar las actitudes hacia la actividad minera, si bien ha presentado altos niveles de confiabilidad (α > ,70 para todas sus dimensiones) y ha permitido arribar a interesantes resultados implica, como todo instrumento nuevo, limitaciones metodológicas en la medida en que no ha sido evaluado anteriormente en otras investigaciones empíricas.

Pese a estos dos factores, los resultados obtenidos son consistentes con la teoría y con los resultados de investigaciones empíricas previas. Asimismo, estos resultados resultan relevantes como punto de partida para futuras investigaciones metodológicamente más sofisticadas.

Se puede proponer que la ideología política conservadora, entendida según la propuesta teórica de Jost, et al. (200�), se asocia directamente con actitudes positivas hacia la actividad minera, en la medida en que se la concibe como un factor determinante para el crecimiento económico del país. Por el contrario, el conservadurismo político puede predisponer hacia una menor preocupación por los aspectos negativos que implica la actividad minera: el riesgo ambiental y la desestructuración de las formas de vida tradicionales. Partiendo de estas dos afirmaciones generales, es necesario precisar algunas relaciones más específicas entre las variables de estudio.

Contrariamente a lo que se presuponía según investigaciones previas (Duckitt, 2006; Duriez, et al., 2005; Sibley, et al., 2007), no se pudo observar que la SDO influyera significativamente sobre las actitudes favorables hacia la minería como expresión de un conservadurismo económico. Sin embargo, a nivel correlacional se observaron relaciones inversas entre la SDO y el respeto por las formas de vida tradicionales y entre la SDO y la actitudes pro-ambientales. Relaciones similares inversas se pudieron observar entre una orientación política de derecha y las dos variables mencionadas: respeto por las formas de vida tradicionales y el ambientalismo. En este sentido, también es necesario precisar que el respeto por las formas de vida tradicionales y el ambientalismo presentaron entre sí una correlación de alta intensidad (r = ,80), por lo que podemos proponer que expresan una preocupación general por el cuidado del entorno natural y la preservación de la diversidad cultural del país.

A la luz de los resultados, parece ser que el RWA y la intolerancia a la ambigüedad representan el núcleo de la ideología política conservadora. Esto es consistente con las afirmaciones de Jost, et al. (2009) con respecto a la estrecha relación entre autoritarismo y conservadurismo. El RWA representaría la forma ideológico-discursiva del conservadurismo y la intolerancia a la ambigüedad la dimensión motivacional, en tanto se la concibe como una de las principales motivaciones epistémicas en el modelo del conservadurismo como cognición social motivada (Jost, et al., 1999; Jost, et al., 2003; Jost, et al., 2009).

En este sentido, resulta llamativo que tanto el RWA como la intolerancia a la ambigüedad hayan ejercido influencia directa sobre las tres dimensiones de actitudes hacia la actividad minera. En base a los resultados podemos sostener que las personas con tendencia hacia el conservadurismo apoyan la actividad minera como fuente para la generación de divisas, incluso si ésta trae consecuencias negativas en el ámbito social y ambiental. Asimismo, se puede sostener que una mayor tendencia hacia el RWA predispone hacia una menor preocupación por las condiciones de vida de las poblaciones rurales andinas o amazónicas que son representadas desde Lima, como lo han evidenciado investigaciones previas (Espinosa, et al., 2007), como diferentes, atrasadas y de bajo estatus.

Los resultados obtenidos proponen además, que es posible la aplicación del modelo teórico del conservadurismo político como cognición social motivada propuesto por Jost, et al. (2003) en determinados sectores de la población de Lima. Además, este modelo permitiría comprender algunas preferencias colectivas con respecto a diversos temas económicos y sociales en el Perú, como en el caso del presente estudio.

Por otro lado, se ha podido observar que un mayor nivel de intolerancia a la ambigüedad e incertidumbre se asocia con el RWA y la SDO, pero no así con la orientación política de derecha, salvo en el caso de la intolerancia a la ambigüedad. A partir de estos resultados podemos sostener que en este estudio, las variables que mejor evalúan el conservadurismo político son el RWA, la intolerancia a la ambigüedad y la SDO. Esto corrobora de algún modo la propuesta de Jost, et al. (2003) en la medida en que la necesidad de poseer un conocimiento sencillo y sin ambigüedades acerca del entorno social se relaciona con el autoritarismo y la orientación hacia la dominancia social, como expresiones ideológico-discursivas del conservadurismo político. Esta forma sencilla de interpretar el mundo social puede expresarse, en el caso de las preferencias en materia económica, mediante el siguiente razonamiento pragmático: cuanto mayor sea la inversión en minería, mayor será el volumen de las exportaciones de minerales, mayores divisas ingresarán al país y por lo tanto, se alcanzarán mayores niveles de prosperidad económica. Sin embargo, este sencillo razonamiento no contempla que la compleja y no siempre exitosa conciliación entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y respeto por las costumbres y organización social tradicionales, está plagada de ambigüedades, incertidumbre y en ciertas ocasiones, conflicto social.

En términos generales, se puede proponer que en ciertos sectores de la población de Lima, el conservadurismo político se asocia con un conservadurismo económico (preferencia por el neo-liberalismo y libremercadismo), una menor preocupación por la preservación del medio ambiente y un menor respeto por las formas de vida tradicionales. El conservadurismo social (Jost, et al., 2009) expresado a través del RWA, se asocia, en el caso del presente estudio, con actitudes favorables hacia la inversión privada, la economía de mercado, el neo-liberalismo económico y la poca o nula intervención estatal en la economía, todas ellas manifestaciones del conservadurismo económico contemporáneo (Greenberg & Jonas, 2003; Napier & Jost, 2008).

Aparentemente, para algunas personas políticamente conservadoras de Lima, un modelo simplista del desarrollo resulta ser el más aceptable y acorde con sus intereses endogrupales. Por lo tanto, actividades como la minería serán favorablemente evaluadas mientras conduzcan al crecimiento económico, a pesar de que puedan afectar negativamente a otros grupos y al medio ambiente.

 

Referencias

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ANEXO l


  1. En Jost, et al. (2003) el tercer grupo motivacional es denominado motivaciones ideológicas, mientras que en Jost, et al. (2009) se utiliza el concepto de motivaciones relacionales.

  2. En todos los modelos se presenta el coeficiente R cuadrado corregida (R2).

 

Recibido: 22 de agosto de 2011
Aceptado: 25 de noviembre de 2011