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Liberabit

versión impresa ISSN 1729-4827

liber. v.19 n.1 Lima ene./jun. 2013

 

ARTÍCULOS

 

Creatividad gráfica y atención focalizada en niños víctimas de maltrato infantil

Graphic creativity and focused attention in abused children

 

Gabriela Morelato*, Mariana Carrada** y Mirta Ison***

* Doctora en Psicología. Investigadora asistente del Consejo Nacional del Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente de la Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.
** Doctora en Psicología. Becaria del Consejo Nacional del Investigaciones Científicas y Técnicas. Docente de la Universidad del Aconcagua y de la Universidad de Mendoza. Mendoza, Argentina.
*** Doctora en Psicología. Investigadora independiente del Consejo Nacional del Investigaciones Científicas y Técnicas. Docente de la Universidad del Aconcagua. Directora del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicología – Universidad del Aconcagua. Presidente del Consejo de Investigaciones de la Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.
* gmorelato@mendoza-conicet.gov.ar
** mcarrada@mendoza-conicet.gov.ar
*** mison@mendoza-conicet.gov.ar

 


RESUMEN

El maltrato infantil es altamente negativo para el desarrollo, sin embargo, investigaciones sobre resiliencia señalan que algunos seres humanos logran superar condiciones adversas. Una variable relevante para ello es la creatividad. Asimismo la atención participa regulando procesos y organizando la información. Por lo tanto los objetivos fueron: comparar la atención focalizada y la creatividad gráfica entre niños con y sin historia de maltrato infantil y analizar la relación entre atención y creatividad. Se utilizó el Test CARAS (Thurstone & Yela, 1997) y Test de Creatividad Gráfica (Marín-Ibáñez, 1995). Se evaluaron 61 niños/as de 7 a 12 años de edad. Los resultados señalan diferencias significativas en la creatividad a favor de los niños no maltratados. En la atención no hubo diferencias significativas, pero los niños víctimas de maltrato cometieron significativamente más errores que los niños sin esta característica.

Palabras clave: Maltrato Infantil, resiliencia, creatividad gráfica, atención focalizada.

 


ABSTRACT

Child abuse has a highly negative impact on growth, nonetheless, recent investigations in resilience point at the fact that some individuals can overcome extremely adverse situations. One relevant variable regarding resilience is creativity. At the same time, attention controls and guides the processes that lead to creative productions. The objectives were: to compare focused attention and graphic creativity in abused and non-abused children and to analyze the relationship between focused attention and the creativity variables. We evaluated 61 children of both sexes, between 7 and 12 years old, with and without family abuse records. The instruments were the CARAS Test (Thurstone & Yela, 1997), and the Graphic Creativity Test (Marín-Ibáñez, 1995). We found some important differences regarding creativity favoring children with no abuse indicators. No significant differences were found regarding attention, though abused children made more mistakes than non-abused ones.

Key words: Child abuse, Resilience, Graphic creativity, Focused attention.

 


Introducción

El maltrato infantil (MI) es un fenómeno que surge con el hombre, por lo tanto es tan antiguo como la humanidad. En su abordaje, como problema universal y social, están involucrados una gran variedad de factores de orden biológico, psicológico y social (Santana-Tavira, Sánchez-Ahedo & Herrera-Basto, 1998). Respecto de sus consecuencias, éstas son ampliamente variadas y afectan enormemente a los niños, posteriormente adultos, quienes evidencian dificultades en casi todas las dimensiones evolutivas (Cichetti & Lynch, 1993; Cichetti & Rogosch, 1997; Lessinger-Borges, Haag-Kristensen & DalboscoDell‘Aglio, 2006). Pese a esto, desde hace mucho tiempo, la humanidad ha observado que algunos seres humanos logran superar condiciones severamente adversas e inclusive pueden transformarlas en una ventaja o estímulo para su crecimiento y superación. Este enfoque, cuyo estudio ha evolucionado en los últimos años, ha demostrado que aunque el riesgo determina patologías severas en muchos individuos, existen otros casos numerosos donde éstos se desarrollan en forma esperable para su etapa evolutiva (Munist, Santos & Kotliarenco, 1998). Este planteo, dio lugar al surgimiento de otro enfoque de las problemáticas de riesgo, que se basa en el estudio de los recursos individuales y del entorno. El estudio de la resiliencia forma parte de esa perspectiva (Melillo & Suárez-Ojeda, 2001; Melillo, Suárez-Ojeda & Rodríguez, 2004) y cabe aclarar que describe la existencia de factores que influyen haciendo que las fuerzas vinculadas al riesgo no actúen linealmente determinando daños permanentes, sino atenuando sus efectos negativos. En el ámbito del maltrato infantil el enfoque resulta sumamente enriquecedor, fundamentalmente porque es una visión que no se opone al modelo de riesgo sino que lo complementa y lo enriquece (Munist et al., 1998). Además la misma se enmarca en la psicología positiva o salugénica que propone estudiar los comportamientos humanos no en términos de déficits o síntomas sino desde una mirada focalizada en la perspectiva positiva (Keyes, Shmotkin & Ryff, 2002).

Un aspecto a destacar es que la resiliencia está vinculada a variables de naturaleza cognitiva (Amar, Kotliarenco & Abello, 2003; Cicchetti, 2001; Cicchetti, Rogosch & Lynch, 1993; Flores, Cichetti & Rogosch 2005) y entre las más relevantes podemos destacar a las variables de la creatividad. Cyrulnik (2003) plantea que la creatividad es un factor de resiliencia ya que a través de actividades creadoras, artísticas y científicas se simbolizan situaciones de adversidad, lo cual permite enfrentarlas y superarlas. Además se torna en una guía para adaptarse al medio, aspecto que considera necesario también en los contextos sanos. De este modo, la creatividad es descrita como la capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden, señalando que en niños que han sufrido situaciones de riesgo, se expresa en la creación y en los juegos, los cuales son como vías para revertir la soledad, el miedo, la rabia y la desesperanza. En esa línea, Wolin y Wolin (1993) postularon como pilares del proceso de resiliencia a una serie de aspectos entre los cuales incluyen a la creatividad como un importante factor.

Torrance (1977) describe a la creatividad como el proceso de ser sensible a los problemas, a las deficiencias, a las lagunas del conocimiento, a los elementos pasados por alto y a las faltas de armonía. Implica reunir una información válida, definir las dificultades e identificar el elemento no válido, buscar soluciones, hacer suposiciones o formular hipótesis sobre las deficiencias, examinar y comprobar dichas hipótesis, modificarlas, perfeccionarlas y finalmente comunicar los resultados. Para McKinnon (1977) la creatividad requiere de por lo menos tres condiciones: que se dé una respuesta nueva o al menos poco frecuente; que esta esté adaptada a la realidad y/o que la modifique y finalmente que se produzca un ahondamiento de la idea original. El autor explica que una persona creativa es aquella que puede resolver un problema de manera original, por lo cual la solución creativa de problemas es considerada una habilidad fundamental para enfrentar situaciones de adversidad. Este concepto también se ha asociado a la generación de alternativas de solución de problemas (Morelato, 2009). Asimismo, Fuentes y Torbay (2004) señalan a la creatividad como uno de los factores intrapsíquicos de la resiliencia y proponen el ejercicio de la misma tanto en personas que pasan por situaciones adversas como en las que no presentan situaciones de infortunio, como un aspecto clave para adecuarse a cualquier contexto y para la construcción o reconstrucción de aspectos de la propia identidad.

Los clásicos estudios de Guilford (1950) destacan que la fluidez, flexibilidad y originalidad son componentes del pensamiento divergente necesarios para una producción creativa. La fluidez la define como la rapidez para generar gran número de ideas, la flexibilidad como la capacidad para resolver un problema desde una nueva perspectiva y la originalidad es la aptitud para generar ideas nuevas y diferentes. Por otra parte, Marín-Ibañez (1995) señala estos indicadores como los más importantes y utilizados por la mayoría de los autores en el diagnóstico de la creatividad. A su vez explica que existen dos dimensiones fundamentales para evaluarla: las pruebas de carácter espacial y las de carácter verbal. Entre las pruebas de tipo espacial se encuentran las pruebas gráficas, las cuales son muy sencillas y es uno de los canales de expresión más común en los niños, además de ser una tarea que les resulta atrayente y genera motivación. Tanto la fluidez, la flexibilidad como la originalidad son componentes que están presentes en cada una de las fases de proceso creativo: asociación-integración, elaboración y comunicación del hecho innovador (Escobar & Gómez-González, 2006). En cada una de estas fases participan múltiples funciones mentales, vale decir la información debe ser analizada, interpretada desde otra perspectiva, integrada a los mecanismos de memoria y asociada a componentes afectivos con el objetivo de resolver una situación determinada o arribar a una respuesta innovadora. En todas estas fases, la atención participa poniendo en marcha una serie de procesos u operaciones mentales que sustentan el pensamiento creativo (Carrada, Morelato & Ison, 2009).

Todas las actividades de nuestra vida cotidiana tienen algo en común, implican de una u otra forma al sistema atencional entre otros sistemas cognitivos, pero no es el mismo tipo de atención el que está actuando en cada una de las actividades. Fuentes y García-Sevilla (2008) conciben a la atención como un sistema neurocognitivo encargado del control del procesamiento, compuesto por una serie de circuitos neuronales con funciones específicas. Para estos autores la atención es el mecanismo implicado directamente en la activación y el funcionamiento de las operaciones de selección, distribución y mantenimiento de la actividad atencional (Carrada, 2011).

La creatividad se asocia con las áreas temporo-occipitoparietal y con la corteza prefrontal, asiento de las funciones ejecutivas, entre ellas la atención (Chávez, Graff-Guerrero, García-Reyna, Vaugier & Cruz-Fuentes, 2004). En el proceso de producción creativa, la atención participa regulando y dirigiendo los procesos encargados de elaborar y organizar la información, activándolos o inhibiéndolos. En este aspecto, estudios sobre la creatividad y su relación con la atención otorgan a esta un rol contradictorio. También ocurre que muchas de las investigaciones que han analizado las relaciones entre creatividad y otros factores, especialmente cognitivos, ponen de manifiesto discrepancias en sus resultados (Garaigordobil & Torres, 1996). Sin embargo, muchos estudios han vinculado a la amplitud atencional con el rendimiento creativo (Schmajuk, Aziz, & Bates, 2009). Martindale (1999) halló que los individuos altamente creativos suelen presentar atención difusa o, dicho de otro modo, que las personas menos creativas al fijar demasiado su atención, presentan más dificultades para pensar en cosas más originales. El autor explica que la atención enfocada incrementa la probabilidad de que las asociaciones fuertes sean accesibles al mismo tiempo, lo que provoca un decremento en la probabilidad de que aparezcan asociaciones remotas. La atención desenfocada, sin embargo, incrementa la probabilidad de que las asociaciones remotas sean accesibles. En esta línea, estudios actuales examinan la relación entre la no selectividad de información o amplitud atencional y la impulsividad funcional-disfuncional como formas de gestión de la información y productividad creativas, buscando nexos entre ambas (Martínez-Zaragoza, 2010a; Martínez-Zaragoza, 2010b). Los resultados apoyan la hipótesis de que los individuos creativos son menos selectivos en la elección de la información, así como que utilizan mejor, que la mayoría, sus mecanismos de desinhibición (impulsividad) para lograr una maximización de la producción divergente, que luego tendrá la posibilidad de ser transformada en productos creativos. Esta característica les permite generar más ideas (desinhibición cognitiva) y por lo tanto les convierte en individuos con una superior producción divergente.

Por otra parte es conocido que los niños que han sufrido situaciones de maltrato infantil suelen presentar trastornos como consecuencia del mismo, entre los cuales se encuentra la presencia de disfunciones atencionales, asociada o no a la hiperactividad (Arruabarrena & De Paul, 2001; Casado, Díaz & Martínez, 1997; Martínez-Roig & De Paul-Ochotorena, 1993; Ruiz-Cerón & Gallardo-Cruz, 2002; Veloso, Rodríguez & Medina, 2009). En general es destacable que la literatura científica relacionada a las consecuencias del maltrato, indica que los menores presentan alto riesgo de generar psicopatología y conductas problema a lo largo de su vida, ya que los efectos del maltrato van en detrimento del desarrollo biológico, cognitivo, social y emocional. Si se tiene en cuenta las diversas clasificaciones del maltrato (físico, psicológico, negligencia u abandono y abuso sexual, entre las más utilizadas), algunas investigaciones indican que la combinación de diversos tipos de maltrato predice mayores resultados en el desarrollo y no un tipo de maltrato en forma singular (Litrownik et al., 2005). Por lo mencionado, en este trabajo no nos enfocamos en una tipología de maltrato en particular sino en la presencia de indicadores de maltrato infantil en general. En base a lo expuesto se propone realizar un estudio de tipo piloto que indague la relación existente entre la creatividad y los procesos atencionales en una muestra clínica de niños que han sido víctimas de situaciones de maltrato. Esta idea intenta acercarnos en primera instancia a pensar hipótesis acerca de la relación entre ambos constructos en niños que han sido víctimas de violencia y posteriormente se orienta a profundizar estudios en vías potenciar recursos.

Objetivos

  1. Comparar la atención focalizada y la creatividad gráfica en niños con historia de maltrato infantil y niños sin historia de maltrato.

  2. Analizar en ambos grupos la relación entre atención focalizada y las variables de creatividad evaluadas: fluidez, flexibilidad y originalidad.

Método

El tipo de estudio fue descriptivo–comparativo. El diseño fue no experimental–transeccional, considerando como unidad de análisis a un grupo de niños de 7 a 12 años de edad, con y sin historia de maltrato familiar.

Participantes

Se trabajó con una muestra no probabilística ocasional e intencional conformada por 61 niños/as entre 7 y 12 años de edad (42.6% niñas y 57.4% varones) del Gran Mendoza, Argentina. El promedio de edad de la muestra total fue de 8.70 (DE = 1.73). De este grupo, 31 niños presentaron indicadores de maltrato infantil y 30 no presentaban esta problemática al momento de la evaluación. Este último grupo fue evaluado en la institución escolar. Dadas estas características, este estudio es considerado de tipo piloto, por lo tanto los resultados del presente estudio solo se circunscriben a los casos estudiados y no podrían ser generalizados a la población.

Los niños víctimas de maltrato, se evaluaron en el ámbito de un contexto hospitalario. Los participantes concurrían al servicio de asistencia del Programa Provincial de Atención y Prevención al Maltrato Infantil1 (Ley 6551) de la provincia de Mendoza y presentaron historia de maltrato infantil de tipo combinado (físico, psicológico y por negligencia-abandono) y de un grado de severidad medio. Todos estos casos estaban en una situación de protección al momento de la evaluación, es decir que se hallaban en seguimiento de salud y fuera de una situación de peligro inminente. Además, la cronicidad de los casos fue de una duración de menos de dos años. Los casos fueron seleccionados por la derivación de los profesionales a cargo y además siguiendo los criterios de Arruabarrena y De Paul (2001) y de Barnet, Manly y Cicchetti (1993) con adaptación de Morelato (2009). El nivel socioeconómico-educacional fue medio-bajo y bajo en ambas muestras de niños.

Instrumentos

  • Evaluación de variables de diagnóstico. Para evaluar el tipo y cantidad de indicadores de maltrato infantil se utilizó la clasificación propuesta por Arruabarrena y De Paul (2001), en base a tres clases de indicadores: Indicadores de Maltrato Físico (físicos y de conocimiento); Indicadores de Maltrato Emocional e Indicadores de Negligencia y/o Abandono. Para evaluar la severidad se usó el Sistema de Clasificación de Maltrato Infantil de Barnet et al., (1993) sumado al criterio de jueces expertos. La severidad se clasificó en un rango de 1 a 5, correspondiendo el puntaje más alto al criterio de mayor severidad. Finalmente, la cronicidad se clasificó en tres niveles con base en la duración aproximada del maltrato, de acuerdo al tiempo de conocimiento de la existencia de algún tipo de violencia en la familia. Los niveles se expresan en meses de duración del maltrato: Nivel 1 (aproximadamente 12 meses de duración); Nivel 2 (hasta 18 meses de duración; Nivel 3 (24 meses de duración o más).

  • Test de Percepción de Diferencias – CARAS. Para evaluar la atención focalizada se utilizó el Test de Percepción de Diferencias – CARAS de (Thurstone & Yela, 1997). Este instrumento permite medir la aptitud para percibir, rápida y correctamente, semejanzas y diferencias y patrones estimulantes parcialmente ordenados. Su origen data de los estudios de Thurstone (1941) sobre la estructura factorial de la inteligencia y luego en Yela (1985) realiza la adaptación española. La prueba es aplicable a partir de los 6 años de edad, tiene una duración de tres minutos y requiere de poca formación cultural para comprender las instrucciones dado que por sus características es libre de influencia cultural. Está integrada por 60 elementos gráficos, cada uno de ellos formado por tres dibujos esquemáticos de caras con la boca, ojos, cejas y pelo representados con trozos elementales; de un grupo de tres caras, dos de las caras son iguales y la tarea consiste en determinar cuál es la diferente y tacharla.

  • Test de Creatividad Gráfica. Para evaluar la creatividad se utilizó el Test de Creatividad Gráfica de Marín-Ibáñez (1995). Esta técnica permite explorar la creatividad a partir de una prueba gráfica que indaga principalmente tres indicadores: originalidad, flexibilidad mental y fluidez. La prueba consta de 7 figuras diferentes que se repiten cinco veces en cada fila, 35 estímulos en total. Los niños deben graficar todos los objetos que puedan o imaginen a partir de las figuras de la hoja, es decir añadiendo líneas interiores o exteriores a los estímulos. Estos, en las tres primeras filas son cerrados y fácilmente identificables con objetos cotidianos. Las otras tres filas son figuras abiertas de una línea continua, integrada por rectas y curvas. En la última fila los estímulos los constituyen figuras rectas partidas en dos. El tiempo para la realización del test es variable, oscila entre los diez y treinta minutos. Es importante señalar que la técnica cuenta con clara validez de constructo en base a los trabajos de Torrance (1966; 1977). Asimismo la misma ha sido administrada previamente en una muestra local de 592 niños.

Para la valoración del indicador fluidez o productividad, se concede un punto a cada dibujo realizado por el niño, excepto a los repetidos o los que no tienen significado alguno. La flexibilidad se obtiene con base en una clasificación de once categorías planteadas por el autor. De este modo, se concede un punto por cada categoría utilizada. Por lo tanto el puntaje de flexibilidad varía entre uno y once puntos. Finalmente para evaluar el indicador originalidad, se utilizó un criterio estadístico en razón de la frecuencia de aparición de cada objeto en el conjunto de la muestra total. El puntaje de originalidad oscila entre 0 y 3 puntos. Los dibujos que obtienen el mayor puntaje son aquellos más inusuales, diferentes a los demás y poco frecuentes.

Procedimiento

Para la evaluación de los niños víctimas de maltrato en primer lugar se solicitó el aval del Programa Provincial de Atención y Prevención al Maltrato Infantil, dependiente del Ministerio de Salud de la provincia de Mendoza, Argentina, a fin de que esta entidad autorizara la tarea. Luego de obtener la autorización se fue contactando progresivamente a los profesionales que trabajaban en los equipos de salud a fin de explicar los objetivos de trabajo. Fue necesario coordinar anticipadamente los turnos con los profesionales a fin de que éstos comunicaran al niño y a la familia (madre, padre, abuelos o tutores) el propósito del trabajo y de su participación voluntaria. Posteriormente, se realizó una entrevista semidirigida a los profesionales a cargo de cada caso, generalmente psicólogo o trabajador social y también se examinaron las historias clínicas a fin de profundizar datos relevantes referidos al diagnóstico y evaluar gravedad-cronicidad. Luego se realizaron entrevistas con cada niño/a a fin de generar un clima de confianza y posibilitar la administración de la técnica de evaluación en forma individual. No se contó con colaboradores debido a que el tipo de problemática requiere entrenamiento previo así como cierto nivel de capacitación en el tema del maltrato. Se seleccionaron casos de maltrato que presentaron indicadores de tipo combinado, es decir que no predominó un tipo de maltrato en forma específica sino que todos presentaron una serie de indicadores de riesgo de tipología física, psicológica y/o de negligencia-abandono. Es destacable que no nos enfocamos en una tipología de maltrato particular especialmente porque rara vez el maltrato infantil aparece con una tipología «pura», es decir que frecuentemente se lo observa en forma combinada con otros tipos de clasificaciones (Cicchetti & Rogosch, 1997). Además estos son los casos de mayor prevalencia en la atención clínica (Morelato, 2009). Por otra parte no se tomaron casos de abuso sexual ya que se considera que esta es una tipología que requiere un abordaje particularizado dadas sus características.

En relación al grupo de escolares sin maltrato, en primer lugar, se entrevistó al director de la escuela para solicitar autorización para llevar a cabo el proyecto. También se solicitó autorización para la realización del trabajo a la Dirección General de Escuelas dependiente del Gobierno de Mendoza. A posteriori se solicitó, por escrito, el consentimiento informado de los padres para la participación de los niños. Se establecieron una serie de consideraciones en relación a la toma colectiva de los instrumentos (grado completo): buena iluminación del lugar de trabajo, aplicación en un momento del día en que los alumnos se encontraran descansados y con un nivel de activación normal (turno mañana: de 9 a 12 horas y turno tarde de 14 a 17 horas), evitando momentos en los que se encontraran fatigados, somnolientos, poco motivados o luego de haber realizado tareas o actividades por un periodo prolongado. En cada establecimiento se evaluó a los alumnos en forma grupal, durante una hora de clase, en dos oportunidades: en la primera se aplicó el test Caras y en la segunda el test de Creatividad Gráfica. Para evaluar la atención focalizada se utilizó la puntuación directa, índice que surge de restar los errores más las omisiones a los aciertos obtenidos (PD = [A – (E + O)]) siguiendo el trabajo de Ison y Anta (2006).

Para evaluar la fluidez se contaron los dibujos realizados a excepción de los que se repitieron. La flexibilidad se puntuó de acuerdo a las categorías utilizadas por el autor: seres vivos (hombres o animales); alimentos (comidas, dulces, frutas, etc.); objetos personales (vestidos, joyas, etc.); construcción y accesorios (edificios, mobiliarios, decoración, etc.); diversiones (juegos, deportes, etc.); símbolos y figuras geométricas (números, letras, banderas, monedas, triángulos, rombos, etc.); objetos espirituales (de la religión, el arte, etc.); técnico-científicos (herramientas, electrodomésticos, radares, etc.); objetos escolares (pupitres, lápices, gomas); tráfico (barcos, automóviles, señales de tránsito) y naturaleza (sol, luna, montaña). Para evaluar la originalidad se utilizó un criterio estadístico. Se realizó un análisis de frecuencia de los objetos graficados y se los ordenó de mayor a menor. Posteriormente se realizó un análisis estadístico en función de las medidas de posición (cuartiles). De este modo, al 25% de los objetos de menor frecuencia de aparición se le asignaron tres puntos, los objetos dibujados en una frecuencia de entre el 26 y 50% obtuvieron dos puntos y los dibujados con una frecuencia entre el 51 y 75% se les asignó un punto. Finalmente los objetos dibujados más de un 76% de veces (o más) no se les asignaron puntuaciones.

Resultados

A fin de comparar la atención focalizada y la creatividad gráfica en niños con historia de maltrato infantil y niños sin historia de maltrato (objetivo 1), se utilizó la prueba de diferencia entre medias para muestras independientes.

La Tabla 1 señala que se hallaron diferencias significativas en la fluidez y la flexibilidad a favor de los niños sin indicadores de maltrato. Respecto de la atención no se hallaron diferencias significativas en la puntuación directa, sin embargo los niños víctimas de maltrato cometieron más errores en comparación con los niños sin esta característica.

 

 

En relación al segundo objetivo, las Tablas 2 y 3 muestran, en forma separada, las correlaciones existentes entre las variables de la creatividad gráfica y la atención focalizada. En ambos grupos se hallaron correlaciones positivas entre la fluidez, flexibilidad y originalidad entre sí; y entre aciertos y puntaje directo (PD). Por otra parte, es destacable que se hallaron correlaciones positivas entre algunas de las variables vinculadas a la atención focalizada y la creatividad solo en el grupo de niños víctimas de maltrato.

 

 

 

 

Estas variables fueron: PD con fluidez, con flexibilidad y originalidad; y estas mismas variables con la variable aciertos. Asimismo se observan correlaciones negativas entre aciertos y errores y entre PD y errores, en el grupo previamente mencionado.

Discusión

Respecto de los resultados expresados en la Tabla 1 podemos señalar que los niños sin indicadores de maltrato presentaron significativamente mejores puntajes en la fluidez y en la flexibilidad que los niños del grupo de riesgo. Este hallazgo se vincula posiblemente a las dificultades cognitivas observadas en los niños que sufren violencia familiar (Cichetti & Lynch, 1993; Cichetti & Rogosch, 1997; Lessinger-Borges et al., 2006; Dubowitzs, Pitts, Litrownik, Cox, Runyan & Black, 2005), ya que en general los niños maltratados tienen un desarrollo cognitivo que presenta dificultades en relación a niños que no han sufrido violencia (Cicchetti et al., 1993). En esta línea Mesa-Gresa y Moya-Albiol (2011) desde un punto de vista neurocognitivo plantean que a las diferencias individuales y de diversos factores ambientales, sociales y genéticos implicados en las consecuencias del maltrato se agregan cambios neurobiológicos. Estos cambios funcionalmente se asocian con diversas psicopatologías y se manifiestan en altos niveles de estrés psicosocial, dificultades conductuales, problemas sociales y secuelas cognitivas. Por lo tanto es esperable que los niños maltratados tengan una elaboración creativa menos productiva y flexible en comparación con los niños no maltratados. La misma razón también puede explicar el hecho de que los niños víctimas de maltrato hayan cometido más errores que los del grupo control, lo cual señala mayores dificultades en la discriminación entre estímulos.

Por otra parte, se pudo observar que no hubo diferencias significativas en la variable originalidad entre los grupos de niños comparados. Acerca de esto algunos estudios señalan la necesidad de implementar, en todos los contextos educativos, estrategias de aprendizaje que apunten al desarrollo de la creatividad, aspecto que ayuda no solo a enfrentar la adversidad sino también como una manera de fomentar el desarrollo personal y social en la infancia (Fuentes & Tobay, 2004). Por ello, podemos considerar de modo preliminar que la originalidad, entendida como capacidad para pensar ideas diferentes, nuevas y poco comunes, se halla poco estimulada en los ámbitos educativos y familiares en general y tienda a no desarrollarse de un modo significativo si no se la estimula. Esto iría más allá de que un niño haya experimentado o no experiencias de fuerte impacto emocional.

Respecto a la atención no hubo diferencias significativas en la puntuación directa entre los grupos comparados, es decir que en general la atención focalizada tiende a mantenerse preservada. En consecuencia es probable que el grupo de niños víctimas de violencia intrafamiliar no presenten una disfunción básica del funcionamiento atencional neurocognitivo. Si bien la atención focalizada desde su función reguladora de los procesos cognitivos, se ve afectada comúnmente como consecuencia de la problemática del maltrato, en este caso solo se observa la dificultad en la presencia de diferencias significativas en los errores. La presencia de una función de discriminación atencional preservada probablemente se deba a tres elementos: a un aspecto evolutivo relacionado a la edad de los niños en el momento de experimentar las situaciones de riesgo, a la naturaleza del riesgo y a la permanencia del mismo. Si se tiene en cuenta la edad de los niños evaluados, observamos que éstos sufrieron experiencias de violencia en la infancia intermedia. Asimismo, presentaron indicadores de riesgo de una severidad y una cronicidad media (menor a dos años de duración) y al momento de la evaluación todos estaban en seguimiento de salud y en situaciones de protección. Por lo tanto, aunque el maltrato siempre es grave y perjudicial para el desarrollo, puede resultar menos perturbador el hecho de que los niños hayan estado en la infancia intermedia al momento de experimentar las situaciones de mayor peligro ya que en este período se cuenta con recursos cognitivos y emocionales más consolidados que si se trata de niños pequeños. Es notable que cuando se produce maltrato en el seno de una familia donde los niños son muy pequeños, se dificulta el establecimiento de vínculos afectivos básicos como el apego y por lo tanto las secuelas llevan a graves consecuencias y al desarrollo de psicopatología (Shaffer, 2000). Además es de amplio conocimiento que la edad en la cual se produce el maltrato, es un elemento fundamental para el análisis de sus posteriores correlatos, ya que las experiencias tempranas son las que predicen en mayor medida el funcionamiento desadaptado (Litrownik et al., 2005; Manly, 2005).

En las Tablas 2 y 3 se pudo observar, en forma separada, las correlaciones existentes entre las variables de la creatividad y de la atención focalizada. En ambos grupos se hallaron correlaciones positivas entre fluidez, flexiblidad y originalidad y entre aciertos y puntaje directo. Asimismo se hallaron correlaciones negativas entre aciertos y errores, y entre puntaje directo y errores en el grupo de niños de riesgo. Ambos aspectos son esperables dado que responde a un criterio de validez interna de ambas técnicas.

Por otra parte, resulta destacable la presencia de correlaciones significativas entre las variables de atención y creatividad solo en los niños que han sufrido situaciones de maltrato. Este resultado, al igual que los anteriores, debe interpretarse con precaución dado que se trata de un estudio preliminar. Sin embargo, podemos arriesgarnos a pensar algunas hipótesis. Por un lado, el hecho de no vislumbrar asociación entre variables de la atención enfocada y variables de la creatividad gráfica en los niños del grupo control, va en la línea de lo aportado por Martindale (1999) y Martínez-Zaragoza (2010a). Estos autores explican que no habría relación directa entre la atención enfocada y la creatividad sino que al contrario, los individuos creativos tienden a ser menos selectivos en la selección de la información.

En discrepancia con lo anterior, en el caso de niños víctimas de violencia esta situación se invierte y se observan asociaciones significativas entre la atención focalizada y las tres variables de la creatividad. Existen estudios acerca de la resiliencia en niños, los cuales sostienen que los niños maltratados manifiestan un funcionamiento diferente al de los niños no maltratados (Cichetti et al., 1993). Cichetti et al. (1993) y Cicchetti y Rogosch (1997), indican que las exploraciones acerca de cómo los recursos personales contribuyen a la adaptación competente, revelan que hay ciertas características que ejercerían una función protectora en el grupo de niños maltratados entre las cuales se menciona la capacidad de ser reflexivos, persistentes, atentos, concentrados, pensar antes de actuar y calmarse. Este camino más controlado y racional para interactuar y relacionarse, puede ser necesario para adaptarse adecuadamente a entornos adversos. De este modo, los niños que interactúan con mayor control se protegen de ser blanco de incidentes de maltrato continuados. En contraste, los niños más emocionales y enérgicos, podrían no adaptarse exitosamente a sus entornos dado que sus estilos provocan mayor atención y reacción de los adultos maltratadores. Es necesario señalar que estas características actúan adaptativamente en esos ambientes y no en el grupo de niños no maltratados, pues se ha observado que este funcionamiento deja de ser efectivo cuando cambian las condiciones del hogar en el cual experimentaban situaciones de violencia. Asimismo, un trabajo previo señala que los niños víctimas de maltrato poseen mejores posibilidades de anticipar consecuencias a las situaciones problema que los niños que no han sufrido violencia, aspecto que parece ser un indicador de un mayor estado de alerta y expectación a las señales conductuales del entorno (Ison & Morelato, 2008). Por ello, desde nuestra perspectiva se sostiene que este estado de alerta se relaciona con la necesidad de discriminar señales de peligro contextuales y actuar en consecuencia. Con base en lo planteado, pensamos que los niños víctimas de maltrato evaluados utilizan en forma más activa la atención focalizada en relación a la solución de problemas que los niños del grupo control. Es preciso recordar que la creatividad involucra clásicamente generar ideas, resolver conflictos desde una nueva perspectiva e introducir pensamientos nuevos y diferentes (Guilford, 1950; McKinnon, 1977). Por ello, consideramos que la asociación entre un buen nivel de atención y las habilidades creativas puede ser entendida como una potencialidad, siempre y cuando se tenga en cuenta las características de los casos analizados, previamente aclaradas.

Conclusiones

El presente trabajo ha intentado indagar la relación existente entre la creatividad y los procesos atencionales en una muestra clínica de niños que han sido víctimas de situaciones de maltrato. Los resultados hallados en la comparación entre las muestras señalaron, como es esperable, un mejor desempeño creativo en los niños que no han vivido situaciones de maltrato. Asimismo en este grupo (no maltratados) no se hallaron asociaciones entre creatividad y atención, aspecto coincidente con estudios previos que indican que no hay una relación directa entre estas dos variables e incluso en ocasiones los niños con atención dispersa suelen ser más creativos. Por otra parte, la correlación significativa entre atención y creatividad hallada en los niños víctimas de maltrato pueden asociarse a un aspecto protector que lleva a estos niños a estar más atentos a su entorno desde el punto de vista del funcionamiento cognitivo. En este sentido, puede decirse que en la medida que se fortalece la atención desde el entrenamiento de funciones ejecutivas se fortalecen recursos protectores. Asimismo si a su vez éste se integra a la potenciación de la creatividad, variable fundamentalmente vinculada a la capacidad de ser flexible, productivo y original, también se pueden desarrollar nuevos recursos protectores frente a la adversidad.

Es de destacar, como ya se ha manifestado en trabajos previos (Morelato, 2011), cuando se trata de trabajar con problemáticas de alto riesgo, una alternativa válida tal como lo plantea Cichetti et al. (1993), es trabajar con las fortalezas lo cual permitiría ampliar el foco de las intervenciones en las comunidades de alto riesgo no solo desde la clínica, sino además desde un punto de vista preventivo y asistencial. En la línea de lo expuesto, el abordaje de la creatividad en niños en situaciones de riesgo representa una alternativa valiosa y de utilidad para el trabajo en comunidades, especialmente en ámbitos escolares. Por lo tanto estos resultados abren un espacio para pensar la creatividad desde su relación con las funciones atencionales, como recursos cognitivos facilitadores de procesos de resiliencia en niños en riesgo. Sin embargo es necesario aclarar que este trabajo expresa solo un acercamiento al estudio de estos aspectos en una muestra clínica local, por lo tanto se destaca la necesidad de profundizar las investigaciones en muestras más numerosas a los fines de precisar relaciones existentes entre las variables estudiadas.

 

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  1. El Programa Provincial de Atención y Prevención al Maltrato Infantil es una entidad perteneciente al Ministerio de Salud, de orden estatal que agrupa aproximadamente 27 equipos de atención, en diferentes zonas o departamentos de la provincia. Los equipos o efectores son conocidos como G.A.R. (Grupos de Alto Riesgo). Están compuestos principalmente por trabajadores sociales, psicólogos y médicos. Su objetivo es realizar un abordaje interdisciplinario en conexión con redes de salud, sociales y judiciales.

 

Recibido: 13 de enero de 2012
Aceptado: 25 de mayo de 2012