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Liberabit

versión impresa ISSN 1729-4827

liber. vol.21 no.2 Lima jul./dic. 2015

 

Artículos

Efecto moderador del sexo en la relación a la personalidad y el bienestar psicológico en estudiantes universitarios

Moderating effect of sex in relation to personality and psychological wellbeing in college students

 

Sebastián Urquijo*, María Laura Andrés**, Macarena del Valle***y Raquel Rodríguez-Carvajal****

*, **, *** Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina

**** Universidad Autónoma de Madrid, España

* sebasurquijo@gmail.com

** marialauraandres@gmail.com

*** mdelvalle@mdp.edu.ar

**** raquel.rodriguez@uam.es


RESUMEN

El bienestar psicológico (BP) es un indicador de calidad de vida a nivel individual y colectivo. La población universitaria es vulnerable a bajos niveles de BP. El sexo y los rasgos de personalidad afectan el BP. Profundizar en el conocimiento de estos factores sería de valor para el desarrollo de intervenciones acordes con las necesidades específicas de los universitarios. El objetivo de este trabajo es comparar la capacidad predictiva del sexo y de los rasgos de personalidad sobre las dimensiones del BP y analizar si el sexo posee un efecto moderador en relación a la personalidad y el BP. Se evaluaron 407 estudiantes universitarios mediante cuestionarios de autoinforme. El sexo resultó un predictor significativo para autonomía y crecimiento personal. Los rasgos de personalidad mostraron capacidad predictiva sobre las dimensiones de BP: extraversión, neuroticismo y conciencia sobre autoaceptación y dominio del entorno; extraversión y agradabilidad sobre relaciones positivas; extraversión, neuroticismo y apertura a la experiencia sobre autonomía; conciencia, agradabilidad y apertura a la experiencia sobre crecimiento personal y los cinco rasgos sobre propósito en la vida. El sexo presentó un efecto moderador para la relación del rasgo conciencia con la dimensión crecimiento personal. Los rasgos de personalidad se asociaron con las dimensiones de BP siguiendo en su mayoría los perfiles de relaciones hipotetizados por la literatura. Este trabajo profundiza en el conocimiento de los factores que influyen sobre el BP. Se espera que contribuya a desarrollar intervenciones destinadas a mejorar la calidad de vida de este grupo poblacional.

Palabras clave: Personalidad, sexo, bienestar psicológico, estudiantes universitarios.


ABSTRACT

The psychological well-being (PW) is a quality of life indicator at individual and collective levels. The university population is vulnerable to low levels of PW. Sex and personality features affect the PW. To deepen one’s knowledge of these factors would be of value to the development of interventions – according to the specific requirements for college students. The objective of this paper is to compare the predictive capacity of sex and personality features on the dimensions of the PW, and analyze if sex has a moderating effect in relation to personality and PW. We evaluated to 407 college students through self-report questionnaires. Sex resulted a significant predictor for autonomy and personal growth. The personality features showed predictive capacity over the dimensions of PW: extraversion, neuroticism, self-acceptance awareness, and control of the environment; extraversion and pleasantness over positive relationships; extraversion, neuroticism, and openness to the experience over autonomy; awareness, pleasantness and openness to the experience over personal growth and the five features on the purpose in life. Sex presented a moderating effect on the relationship of the conscience features with the personal growth dimension. The personality features were associated with the dimensions of PW following most of the relations profiles hypothesized by the literature. This work delves into the knowledge of the factors that influence on PW. It is hoped that this will contribute to develop interventions destined to improve the quality of life of this population group.

Keywords: Personality, sex, psychological wellbeing, college students


El bienestar o el funcionamiento psicológico óptimo es un indicador importante de la calidad de vida a nivel individual y colectivo (Siegrist, 2003). El bienestar es un constructo multidimensional compuesto por las dimensiones hedónica y eudaimónica (Ryan y Deci, 2001). Ambas son aspectos distintos, pero relacionados del funcionamiento psicológico positivo (Keyes, Shmotkin y Ryff, 2002). Sin embargo, mientras la investigación en bienestar hedónico o subjetivo –focalizado en el placer, la evitación del dolor y la satisfacción general (Ryff y Singer, 1996)– ha sido considerable (DeNeve y Cooper, 1998; Steel, Schmidt y Shultz, 2008), la investigación sobre el bienestar eudaimónico o psicológico ha resultado más bien escasa (Grant, Langan-Fox y Anglim, 2009). El bienestar psicológico (BP) se define como una aproximación amplia que incluye la identidad, el significado y las relaciones (Ryff y Singer, 1996) y supone el desarrollo de capacidades y el crecimiento personal (Díaz, Rodríguez-Carvajal, Blanco, Moreno-Jiménez, Gallardo et al., 2006). Ryff (1989a, 1989b) sugirió un modelo multidimensional de BP: autoaceptación, relaciones positivas, autonomía, dominio del entorno, propósito en la vida y crecimiento personal.

La autoaceptación implica sentirse bien con uno mismo, incluso siendo consciente de las propias limitaciones. Las relaciones positivas suponen mantener relaciones sociales estables con otras personas en las que se pueda confiar (Díaz et al., 2006). La autonomía se refiere a asentarse en las propias convicciones y mantener cierto nivel de independencia y autoridad personal (Ryff y Keyes, 1995). El dominio del entorno significa la habilidad de elegir o crear entornos favorables para satisfacer deseos y necesidades propias. El propósito en la vida implica la capacidad de las personas de marcarse metas y definir objetivos que les permitan dotar su vida de sentido.

Finalmente, el crecimiento personal hace referencia al esfuerzo por desarrollar las propias potencialidades y crecer como persona (Keyes, Shmotkin y Ryff, 2002).

Identificar los factores que se relacionan o predicen el BP es importante para asegurar una comprensión completa del mismo y de los factores que pueden afectar su consecución (Grant et al., 2009). Las teorías sobre las diferencias individuales en el bienestar se han agrupado en situacionales y en disposicionales (Heller, Watson y Ilies, 2004). Entre las primeras, los factores contextuales – como los eventos vitales– son considerados la principal causa del bienestar, independientemente de otros rasgos más estables como la personalidad (Magnus, Diener, Fujita y Payot, 1993). En las aproximaciones disposicionales, se reconoce que ciertos rasgos o características pueden predisponer a las personas a mayor o menor bienestar. En este sentido, el sexo y los rasgos de personalidad son estables y se reconoce que pueden afectar e influir directamente sobre los niveles de BP (Bolger y Zuckerman, 1995; Schmutte y Ryff, 1997).

Diferentes autores han mostrado que la población universitaria es una población vulnerable a los bajos niveles de BP. Por un lado, el momento de iniciar una carrera genera estrés y ansiedad, por lo que pueden desarrollarse problemas vinculados a los trastornos alimentarios, la fatiga y las dificultades de concentración que poseen repercusiones en el rendimiento académico (Burris, Brechting, Salsman y Carlson, 2009). Por otro, el estudiante universitario está expuesto a las presiones de obtener un grado académico y luego encontrar un trabajo que le permita sustento económico. Se ha indicado que estas presiones provocan en ellos peores condiciones de BP si se los compara con el resto de la población (Cooke, Bewick, Barkham, Bradley y Audin, 2006). Conocer los factores que influyen en el BP de los estudiantes sería de valor para el desarrollo de intervenciones y programas de acuerdo con las necesidades específicas de los universitarios (Burris et al., 2009; Cooke et al., 2006).

El sexo es uno de los factores que genera diferencias en el BP de los individuos (Keyes et al., 2002) debido a la intervención de componentes neurológicos y socioculturales, tales como estereotipos, patrones sociales y roles (Chrisler y McCreary, 2010; Eagly, 2009; Fine, 2010; Jordan-Young 2010). Se han encontrado diferencias específicas en algunas de las dimensiones del BP. Distintos estudios han informado que las mujeres puntúan significativamente más alto que los hombres en las dimensiones de crecimiento personal (García-Alandete, Lozano, Nohales y Martínez, 2013; Rosa-Rodríguez, Negrón Cartagena, Maldonado Peña, Quiñones Berrios y Toledo Osorio, 2015; Ryff, 1989b, 1991); relaciones positivas (Lindfors, Berntsson y Lundberg, 2006; Ryff y Kayes, 1995; Ryff, 1989b, 1991) y propósito en la vida (García-Alandete, 2013; Ryff, Keyes y Hughes, 2003; Lindfors et al., 2006; Rosa-Rodríguez et al., 2014). Por el contrario, los hombres han obtenido puntuaciones superiores en domino del entorno (Lindfors et al., 2006) y en la autoaceptación (Visani et al., 2011). Estas diferencias pueden explicarse, como afirman García-Alandete et al. (2013), teniendo en cuenta cómo la sociedad esperaría que la mujer se preocupara por los demás y por trascender, mientras que los hombres están más enfocados en buscar nuevos objetivos, metas individuales y en la autopromoción. No obstante, algunos estudios encontraron que las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en autonomía (Ryff et al., 2003) y dominio del entorno (García-Alandete et al., 2013). Es posible, como sostienen García-Alandete et al. (2013), que las generaciones de mujeres actuales posean mayor conciencia de sus posibilidades y potencialidades que las mujeres de generaciones pasadas y por lo tanto, se perciban a sí mismas como más competentes en una sociedad tradicionalmente dominada por los varones. En condiciones igualitarias de acceso a la educación y cultura, algunos aspectos de las mujeres relacionados con su bienestar podrían emerger de manera contundente, sobrepasando incluso, a los varones.

Otro de los factores que influyen sobre el BP son los rasgos de personalidad (Schmutte y Ryff, 1997). De acuerdo con el modelo de los Cinco Grandes, gran parte de la variabilidad en la personalidad puede ser descrita por los cinco rasgos bidimensionales: extraversiónintroversión, neuroticismo-estabilidad emocional, conciencia-irresponsabilidad, agradabilidad-hostilidad y apertura/cierre a la experiencia (Costa y McCrae, 1992; McCrae y John, 1992). Si bien estos rasgos no abarcan la totalidad de la variabilidad de la personalidad, proveen un marco organizador general, por lo que resultan de valor para describir sus relaciones con el BP (Compton, 1998). En este sentido, las teorías disposicionales en el campo del BP han comenzado a cobrar relevancia en el último tiempo ya que empieza a obtenerse evidencia respecto del BP como relativamente estable entre los individuos y podría reflejar características personales internas.

Schmutte y Ryff (1997) han propuesto cierta correspondencia de los perfiles de personalidad con las distintas dimensiones de bienestar. Por ejemplo, las personas con sentimientos positivos sobre sí mismos (alta autoaceptación) deberían verse influenciadas por las tendencias emocionales básicas de rasgos como el neuroticismo y la extroversión. Han sugerido, además, que los individuos con puntuaciones más elevadas en conciencia presentarían mayores sentimientos de control, competencia y diligencia que podrían llevarlos a que se sientan mejor consigo mismos y esto repercuta en una mayor autoaceptación. Las personas con mayores puntuaciones en agradabilidad se rodean de otras personas que tienden a brindarles apoyo y calidez, por lo que suelen lograr vínculos interpersonales satisfactorios, es decir, mayores relaciones positivas. Si las personas son confiadas y simpáticas y además poseen un buen nivel de energía interpersonal y sociabilidad, facetas características de la extraversión. Esto también debería repercutir en que disfruten de relaciones con otras más satisfactorias. Las creencias acerca de la propia habilidad para controlar y manejar las actividades del día a día (dominio del entorno) serían influenciadas por las tendencias emocionales básicas de los rasgos neuroticismo y extraversión. Además, los individuos con puntuaciones altas en conciencia que tienden a trabajar para conseguir sus objetivos de manera eficaz y con esfuerzo podrían experimentar mayor competencia para conducir sus vidas y mayor dominio del entorno. Las personas con equilibrio y estabilidad emocional (escasas puntuaciones en neuroticismo), altos niveles de energía (característica de la extraversión) e interés por perseguir experiencias novedosas (apertura a la experiencia) se percibirían como más capaces de sostener las propias opiniones y creencias y de tener autodeterminación, lo que repercutiría en mayor autonomía. Aquellos individuos con mayor energía (extraversión) podrían inclinarse a la búsqueda de oportunidades de crecimiento (crecimiento personal). Además, es posible que algunas facetas del neuroticismo conduzcan a los individuos a buscar soluciones a sus dilemas internos y a crecer y desarrollarse en este proceso. Sumado a esto, las personas que continúan desarrollándose a sí mismas a lo largo de sus vidas podrían ser guiadas por sus disposiciones de imaginación y curiosidad (mayor apertura a la experiencia). Finalmente, Schmutte y Ryff (1997) sugieren que los individuos con mayor conciencia podrían percibir que, debido a sus características de competencia y eficiencia, poseen capacidad para establecer vidas con significado (propósito en la vida).

Los estudios empíricos que han analizado las relaciones entre los rasgos de personalidad y las dimensiones del BP son relativamente escasos. En términos generales, estos estudios han encontrado que los rasgos extraversión, neuroticismo (en sentido negativo) y conciencia son los que mayor capacidad predictiva poseen sobre todas las dimensiones del BP (Augusto-Landa, Pulido Martos y López-Zafra, 2010; Bardi y Ryff, 2007; Chang, 2009; Grant et al., 2009; Keyes et al., 2002; Schmutte y Ryff, 1997; Siegler y Brumment, 2000; Strauser, Lustig y Ciftci, 2008; Wood, Joseph y Maltby, 2009). En cuanto a la dimensión de las relaciones positivas, se ha sugerido que el rasgo de agradabilidad debería correlacionar fuertemente con esta dimensión (Grant et al., 2009; Schmutte y Ryff, 1997; Siegler y Brumment, 2000; Wood et al., 2009); sin embargo, algunos estudios no encontraron evidencias de esta relación (Augusto-Landa et al., 2009). Finalmente, un conjunto de estudios muestran que el rasgo de apertura a la experiencia se asocia al crecimiento personal (Bardi y Ryff, 2007; Grant et al., 2009; Keyes et al., 2002; Schmutte y Ryff, 1997; Wood et al., 2009).

En síntesis, la revisión anterior permite mostrar que el sexo y los rasgos de personalidad serían factores que influyen sobre los niveles de BP. Sin embargo, es sabido que los rasgos de personalidad también varían en función del sexo de los individuos. Por ejemplo, diferentes estudios muestran que las mujeres poseen puntuaciones superiores a los hombres en el rasgo neuroticismo (Benet-Martínez y John, 1998; Costa, Terracciano y McCrae, 2001; De Miguel-Negredo, 2005; Manga, Ramos y Morán, 2004; Schmitt, Realo, Voracek y Allik, 2008). Por lo tanto, en la predicción del BP a partir de factores estables como el sexo y la personalidad no debería desconocerse la posible interacción de estos factores entre sí. No hemos encontrado en la literatura científica estudios que analicen y comparen la capacidad predictiva del sexo y de los rasgos de personalidad sobre cada una de las dimensiones del BP en estudiantes universitarios cuando ambos factores son introducidos simultáneamente en el mismo modelo, así como tampoco estudios que analicen si el sexo y los rasgos interactúan entre sí para predecir el BP; es decir, si existe un efecto moderador del sexo en la relación de los rasgos con las dimensiones de BP. Cuando se introducen estos factores en un mismo modelo de análisis, ¿poseen tanto el sexo como los rasgos capacidad predictiva? Y de ser así, ¿existe algún efecto de interacción o moderación del sexo sobre la relación de la personalidad con el BP? Es decir, la relación de la personalidad con el BP, ¿varía en función del sexo de los participantes? El objetivo de este trabajo es comparar la capacidad predictiva del sexo y de los rasgos de personalidad sobre las dimensiones del BP y analizar si el sexo posee un efecto moderador en la relación de la personalidad con el BP.

Método

Participantes

Fueron evaluados 407 estudiantes universitarios de manera no probabilística casual o incidental, de los cuales 296 (72.72 %) eran mujeres y 111 (27.28 %) eran varones, de 18 a 22 años de edad. Los participantes provenían de las Facultades de Arquitectura (10.3 %), Ciencias Agrarias (0.5 %), Ciencias Económicas (11.3 %), Ciencias Exactas (6.1 %), Ciencias de la Salud (7.1 %), Derecho (6.9 %), Humanidades (8.1 %), Ingeniería (2.2 %) y Psicología (47.4 %) de una universidad nacional de gestión pública.

Instrumentos

Para evaluar los rasgos de personalidad se utilizó el Listado de Adjetivos para evaluar la Personalidad AEP de Ledesma, Sánchez y Díaz-Lázaro (2011). El AEP se compone de 67 adjetivos descriptores de los rasgos del modelo de los Cinco Grandes que se agrupan en cinco escalas representativas de los cinco rasgos: Agradabilidad incluye 16 adjetivos; Neuroticismo, 18; Conciencia, 13; Extraversión, 10; y Apertura a la Experiencia, 10. La persona debe responder calificando cada adjetivo de acuerdo a la medida en la que lo describa en una escala Likert de 5 puntos que va desde (1) «no me describe en absoluto» a (5) «me describe tal como soy». Para obtener los rasgos se suman los valores obtenidos en cada reactivo y se promedian. La puntuación mínima posible en cada rasgo es 1 y la máxima 5. Los análisis de las propiedades psicométricas del instrumento realizados por los autores muestran adecuadas propiedades de confiabilidad y validez. El análisis factorial exploratorio reveló una solución de cinco factores consistente con el Modelo de los Cinco Grandes que explicó el 36 % de la varianza total. De acuerdo al análisis de fiabilidad, las cinco escalas presentaron valores satisfactorios de consistencia interna (α de Cronbach 0.74 a 0.85). Adicionalmente y de acuerdo a la literatura, las mujeres presentaron puntuaciones superiores en neuroticismo y las personas de mayor edad mostraron disminuciones en neuroticismo y apertura a la experiencia e incrementos en agradabilidad y conciencia. El análisis de validez convergente mostró correlaciones de Pearson sustanciales y significativas desde .60 hasta .78 entre el AEP y el Big Five Inventory (BFI; John, Donahue y Kentle, 1991) y coeficientes de validez discriminante más bajos y notoriamente más pequeños que los de validez convergente. Finalmente, el análisis de validez aparente mostró alto grado de acuerdo de los jueces en la clasificación de los adjetivos a cada escala con la clasificación de los autores (88 % de concordancia) y se observó un acuerdo interjueces alto (Coeficiente kappa de .80; p < .001). Ejemplos de adjetivos son: alegre (extraversión), vulnerable (neuroticismo), productivo (conciencia), comprensivo (agradabilidad), fantasioso (apertura a la experiencia). Los valores a de Cronbach para las escalas en nuestra muestra mostraron valores desde 0.68 a 0.69.

Para evaluar las dimensiones del BP se utilizó la adaptación española de Díaz et al. (2006) de la versión propuesta por van Dierendonck (2004) de las Escalas de Bienestar Psicológico de Ryff (1989a). Las escalas consisten en 29 ítems que los participantes responden en un formato de respuesta con puntuaciones comprendidas entre (1) «totalmente en desacuerdo» y (6) «totalmente de acuerdo». Las dimensiones se obtienen mediante un promedio de los valores obtenidos en cada reactivo, la puntuación mínima posible 1 y la máxima posible 6 en cada dimensión (Autoaceptación, Relaciones positivas, Dominio del entorno y Propósito en la vida poseen 6 ítems cada una, Crecimiento personal 7 y Autonomía 8). Los análisis realizados por los autores muestran buenas propiedades psicométricas del instrumento en cuanto a su fiabilidad con valores del α de Cronbach de 0.84 a 0.70 y a su validez factorial y de contenido. En cuanto a la validez factorial, los resultados del análisis factorial confirmatorio mostraron un nivel de ajuste óptimo al modelo teórico propuesto por van Dierendonck de seis dimensiones y un factor de segundo orden denominado bienestar psicológico (χ2 = 615.76; df = 345; χ2/df = 1.79; AIC = 788.16; CFI = 0.95; NNFI = 0.94; RMSEA = 0.04; SRMR = 0.05). En cuanto a la validez de contenido, se observaron altas correlaciones entre la versión definitiva de 29 ítems y la primera versión traducida y adaptada al español de 39 ítems de van Dierendonck (2004) (Autoaceptación: r = 0.94; Relaciones positivas: r = 0.98; Autonomía: r = 0.96; Dominio del entorno: r = 0.98; Crecimiento personal: r = 0.92; Propósito en la vida: r = 0.98), por lo que el instrumento definitivo representa correctamente los elementos teóricos esenciales de cada una de las dimensiones del BP (Díaz et al., 2006). Ejemplos de ítems son «Cuando repaso la historia de mi vida, estoy contento con cómo han resultado las cosas» (autoaceptación); «Siento que mis amistades me aportan muchas cosas» (relaciones positivas); «No tengo miedo de expresar mis opiniones, incluso cuando son opuestas a las opiniones de la mayoría de la gente» (autonomía); «He sido capaz de construir un hogar y un modo de vida a mi gusto» (dominio del entorno); «En general, con el tiempo siento que sigo aprendiendo más sobre mí mismo» (crecimiento personal); «Disfruto haciendo planes para el futuro y trabajar para hacerlos realidad» (propósito en la vida). Los valores α de Cronbach para las escalas en nuestra muestra mostraron valores desde 0.69 a 0.71.

Procedimiento

Los participantes fueron contactados en las inmediaciones de las facultades en las que cursaban sus carreras universitarias por evaluadores entrenados, se les informó de los objetivos y propósitos de la investigación y aquellos que decidieron participar dieron su consentimiento informado por escrito. En el mismo se les explicó que se trataba de una investigación sobre los rasgos de personalidad y el bienestar autoinformado así como que su participación era voluntaria y anómina y podían interrumpirla cuando desearan. No se les ofreció compensación por su participación. Se aplicó un breve cuestionario de datos sociodescriptivos y luego los instrumentos de evaluación. La administración se realizó en un único encuentro de entre 10 y 15 minutos por participante en aulas del complejo universitario previamente convenidas que se encontraban sin actividad académica durante el período de evaluación para garantizar la continuidad de la administración y asegurar la ininterrupción y silencio en el aula y en los pasillos lindantes. La administración se realizó en las tres franjas horarias que cubre la universidad: mañana, tarde y noche.

Se realizaron análisis descriptivos de las variables bajo estudio y de regresión lineal múltiple para conocer la capacidad predictiva del sexo y de los rasgos de personalidad sobre las dimensiones del BP. Para el análisis de moderación se siguió el procedimiento para evaluar la existencia de interacción con un predictor categorial y un predictor cuantitativo en regresión múltiple (Warner, 2008). El método de estimación utilizado fue el método «Ingresar» o «Enter». La variable sexo se sometió a codificación dummy o ficticia para poder ser incluida en el modelo de regresión y para explorar la presencia de moderación se creó una nueva variable multiplicando la variable sexo recodificada por el rasgo e incluyendo esta nueva variable en la ecuación de regresión. Esto se realizó para aquellos casos en los que se observó que ambos factores tuvieron una incidencia significativa sobre la variable dependiente. Esto se determinó mediante los coeficientes beta estandarizados y las pruebas t con sus niveles críticos asociados para contrastar la hipótesis nula de que el coeficiente vale cero en la población.

Resultados

Análisis preliminares

Se realizaron análisis preliminares para verificar el cumplimiento de los supuestos de los modelos de regresión. En el análisis de los residuos, los errores típicos de la estimación fueron desde 0.56 hasta 0.75, lo que indica buenos pronósticos y ajustes de la recta de regresión a las nubes de puntos. En todos los modelos, el 99 % de los casos con residuos tipificados se ubicaron dentro del rango 3 desviaciones típicas (DT) en valor absoluto. Esto indica que los residuos se acercan a una distribución normal. Únicamente el modelo de relaciones positivas tuvo el 1.4 % de sus valores fuera de este rango. Los valores DW fueron entre 1.9 y 2.1, lo que permite asumir que los residuos son independientes, ya que se encuentran en el rango convenido entre 1.5 y 2.5 (supuesto de independencia). Los diagramas de dispersión de los residuos y pronósticos parecen mostrar que estos son independientes, es decir, la nube de puntos no sigue ningún patrón de asociación (supuesto de homocedasticidad). Por otro lado, los histogramas muestran que la distribución de los residuos sigue un modelo de probabilidad normal y los diagramas de probabilidad normal que las nubes de puntos tienden a alinearse sobre las diagonales (supuesto de normalidad). Sin embargo, el histograma del modelo de relaciones positivas posee más valores extremos en la cola negativa y la línea de puntos se desvía levemente de la diagonal. Esto está en correspondencia con el análisis anterior del 1.4 % de casos con residuos tipificados que se alejan de su media más de 3DT, por lo que las interpretaciones dentro de este modelo deben ser tomadas con cautela. Los diagramas de regresión parcial indican tendencias de relaciones lineales y positivas entre cada una de las variables independientes (excepto para neuroticismo que son negativas) y cada una de las variables dependientes. No obstante, dado que todos los coeficientes son relativamente pequeños (entre 0.006 y 0.379) las nubes de puntos no siguen alineaciones diagonales perfectas (supuesto de linealidad). Finalmente, los diagnósticos de colinealidad muestran autovalores próximos a cero e índices de condición mayores a 15 lo que podría indicar una tendencia de colinealidad. Al tratarse de rasgos de personalidad es esperable que posean un grado de asociación entre sí (conciencia y agradabilidad; extraversión y apertura a la experiencia, Ledesma et al., 2011). Teniendo en cuenta esto, se realizó un análisis de los indicios de colinealidad presentes en los resultados de los modelos de regresión, el que indicó un grado de colinealidad bajo o tolerable. Los estadísticos F para todos los modelos son significativos así como varios de los coeficientes de regresión al interior de los mismos. Los coeficientes estandarizados no adoptan valores mayores a 1 o menores a -1. Los valores de tolerancia no fueron < .10, y los valores de inflación de la varianza (VIF) > .10.0 en ningún caso. Finalmente, un análisis de correlación entre las variables independientes no muestra coeficientes superiores a 0.90 (todos se ubicaron entre -.03 y .26), por lo que es posible que se trate de una colinealidad baja relativamente esperable debido a que algunos rasgos de personalidad tienden a estar asociados con otros. En síntesis, los análisis preliminares indicarían el cumplimiento de los supuestos de los modelos, lo que garantiza su validez. No obstante, el modelo de relaciones de positivas debe ser interpretado con cautela.

Análisis descriptivos

La Tabla 1 muestra las puntuaciones mínimas, máximas, medias y desviaciones estándar para cada una de las variables.

Análisis de la relación del sexo y los rasgos de personalidad con las dimensiones de BP: regresión lineal múltiple

La Tabla 2 muestra los análisis de regresión múltiple. En el primer modelo se introdujo solamente el sexo como predictor y como variables dependientes cada una de las dimensiones de BP. Los resultados indicaron que el sexo resultó ser un predictor significativo para las dimensiones de autonomía (F(1) = 15.11; p < .001) y crecimiento personal (F(1) = 5.44; p < .01). En el segundo modelo se agregaron, además del sexo, los rasgos de personalidad. La inclusión de los rasgos mejoró significativamente la capacidad explicativa de los modelos en todas las dimensiones (cambio en R2 entre .11 y .36; p < .001 en todos los modelos). El sexo continuó mostrando capacidad predictiva para la dimensión de autonomía en el sentido de que los varones obtuvieron puntuaciones mayores (M = 4.51; DE = 0.69) que las mujeres (M = 4.19; DE = 0.74) y para la dimensión de crecimiento personal. En esta última, las mujeres obtuvieron puntuaciones superiores (M = 5.06; DE = 0.69) a los varones (M = 4.87; DE = 0.83). Los rasgos de personalidad se asociaron con las dimensiones de BP.

Efecto moderador del sexo en la relación de la personalidad con el BP: interacción entre variables en regresión lineal múltiple

Se exploró la existencia de interacción entre el sexo y los rasgos para las dimensiones de autonomía y crecimiento personal. No se observaron efectos de interacción entre el sexo y los rasgos de extraversión (F(3) = 13.97; p < .001; β = -.17; p = .51), neuroticismo (F(3) = 13.17; p < .001; β = -.22; p = .39) ni apertura a la experiencia (F(3) = 9.91; p < .001; β = -.02; p = .93) sobre autonomía. Tampoco se observó un efecto de interacción entre el sexo y los rasgos agradabilidad (F(3) = 20.95; p < .001; β = .33; p = .38) y apertura a la experiencia (F(3) = 9.82; p < .001; β= .31; p = .31) sobre la dimensión crecimiento personal. El único efecto de interacción observado fue entre el sexo y el rasgo conciencia sobre el crecimiento personal (F(3) = 16.22; p < .001; β = .62; p < .05). El análisis de los coeficientes no estandarizados indica que por cada unidad del rasgo conciencia, las mujeres incrementan su bienestar en un valor de 0.29 en tanto que los varones lo incrementan en 0.58 y la diferencia entre ambos es significativa. Esto puede interpretarse en el sentido de que el sexo modera la relación entre el rasgo conciencia y la en los varones, es decir, que el rasgo conciencia sería un dimensión crecimiento personal en el sentido de que, si predictor de mayor crecimiento personal entre los varones bien en ambos sexos es una relación positiva, es mayor que entre las mujeres (Figura 1).

Discusión

El objetivo de este trabajo fue el de comparar la capacidad predictiva del sexo y de los rasgos de personalidad sobre las dimensiones del BP y analizar si el sexo posee un efecto moderador en la relación de los rasgos de personalidad con las dimensiones del BP. Los resultados mostraron que las mujeres puntuaron significativamente más alto que los varones en crecimiento personal. Este resultado coincide con estudios que muestran el mismo patrón (García-Alandete et al., 2013; Lindfors, Berntsson y Lundberg, 2006; Rosa-Rodríguez et al., 2015; Ryff et al., 2003). Por otro lado, se encontró evidencia de que los varones obtuvieron puntuaciones superiores a las mujeres en los niveles de autonomía. Este resultado es contrario al reportado por algunos estudios (García-Alandete et al., 2013; Lindfors et al., 2006; Ryff et al., 2003). Sin embargo, el trabajo de Rosa-Rodríguez et al. (2015) también informa resultados similares a los nuestros. En su trabajo, estos autores encuentran que los varones poseen puntuaciones superiores a las mujeres en autonomía aunque esta diferencia no es estadísticamente significativa. Los autores interpretan los resultados en un sentido que podría explicar los nuestros, ya que mencionan la posibilidad de que las expectativas asignadas social y culturalmente a hombres y mujeres en cuanto a los roles de género posean un rol en la percepción del BP. El sentido de independencia constituye un valor altamente apreciado culturalmente entre los varones y podría estar contribuyendo a explicar las mayores puntuaciones en autonomía. Futuros trabajos podrían profundizar en esta línea y analizar si la adherencia a los roles de género repercute en la percepción del BP.

En cuanto a la influencia de los rasgos de personalidad sobre las dimensiones de BP, nuestros resultados son similares a los informados por otros estudios (Augusto-Landa et al., 2010; Bardi y Ryff, 2007; Chang, 2009; Grant et al., 2009; Keyes et al., 2002; Schmutte y Ryff, 1997; Siegler y Brumment, 2000; Strauser et al., 2008; Wood et al., 2009) e indican perfiles de personalidad similares a los hipotetizados por Schmutte y Ryff (1997) para cada dimensión. Las dimensiones en las que se observó coincidencia entre nuestros resultados y los perfiles propuestos por Schmutte y Ryff (1997) fueron autopercepción, relaciones positivas, dominio del entorno y autonomía. En cuanto al crecimiento personal, se observaron asociaciones positivas con la apertura a la experiencia. Sin embargo, no se encontraron relaciones con la extraversión y el neuroticismo. Si bien el sentido de las asociaciones corresponde a lo hipotetizado, estas no alcanzaron niveles de significación estadística. Es decir, las características de energía, sociabilidad y emociones positivas, propias de la extraversión, no repercutieron en un mayor crecimiento personal ni tampoco la estabilidad emocional (polo opuesto del neuroticismo).

Es posible que otros rasgos posean capacidad explicativa sobre el crecimiento personal. Los resultados indican que entre los estudiantes universitarios los rasgos de conciencia y agradabilidad se asociaron positivamente con esta dimensión. Podría suceder que las características de trabajar con dedicación para alcanzar el cumplimiento de metas (conciencia) constituya una predisposición para desarrollar las propias potencialidades y sentir que se crece como persona. Esta podría ser una asociación particular o específica de la población universitaria, en la cual la capacidad de cumplir con los objetivos de una carrera que se ha elegido por interés o vocación podría contribuir a sentir que se está creciendo como persona. Además, encontramos que esta característica repercute en el crecimiento personal en mayor medida para los varones que para las mujeres. Es decir, que podría decirse que trabajar para alcanzar metas conduce a un mayor crecimiento personal entre los varones. Quizás la interpretación anterior sobre la importancia del sentido de independencia entre los varones también posea un rol explicativo para este resultado; es una posibilidad que debería profundizarse en trabajos futuros.

Por otra parte, parece probable que rodearse de otras personas significativas, que brindan relaciones interpersonales satisfactorias (rasgo propio de la agradabilidad) sea una característica que puede interpretarse internamente como un indicador de crecimiento personal. Los participantes de este estudio se encuentran insertos en un contexto de presión como el universitario, por lo que la búsqueda de otros a los que agradar y con los que relacionarse podría contribuir al desarrollo como individuo en este contexto. Estudios posteriores deberían profundizar en el análisis de estas relaciones y determinar si estas relaciones podrían ser específicas a los contextos universitarios.

Finalmente, los resultados mostraron que todos los rasgos de personalidad tuvieron influencia sobre la dimensión propósito en la vida. Otros trabajos también han encontrado que los distintos rasgos presentan alguna asociación con esta dimensión del BP (Augusto-Landa et al., 2010; Siegler y Brummet, 2000; Keyes et al., 2002). Es posible que la capacidad de dotar a la propia vida de significado y de un sentido se beneficie de los aspectos más saludables de todos los rasgos. Podría suceder que la sociabilidad y las emociones positivas de la extraversión, así como la estabilidad emocional característica del escaso neuroticismo contribuyan a una mayor experiencia de propósito en la vida (Augusto-Landa et al., 2010; Bardi y Ryff, 2007; Keyes et al., 2002; Grant et al., 2009; Schmutte y Ryff, 1997; Siegler y Brumment, 2000; Strauser et al., 2008; Wood et al., 2009). Del mismo modo, es posible que la capacidad de autocontrol y trabajar para alcanzar metas (conciencia), el interés por los demás y sus necesidades (agradabilidad) y la búsqueda y curiosidad por la novedad (apertura a la experiencia) contribuyan a aumentar la creencia de que la propia vida posee un propósito y un significado (Augusto-Landa et al., 2010; Chang, 2006; Grant et al., 2009; Keyes et al., 2002; Schmutte y Ryff, 1997; Siegler y Brumment, 2000; Strauser et al., 2008; Wood et al., 2009).

En cuanto a las limitaciones de este trabajo, podría señalarse que la relación entre personalidad y BP podría considerarse tautológica y postular que no existen diferencias claras entre los rasgos y las dimensiones. Sin embargo, las escalas de BP indagan por la propia percepción del individuo respecto de cómo se encuentra su vida y no por sus características personales. En este sentido, se ha registrado mayor solapamiento conceptual entre los rasgos y las dimensiones del bienestar subjetivo (afecto positivo, afecto negativo y satisfacción vital) que entre la personalidad y las dimensiones del BP (Schmutte y Ryff, 1997). Por otro lado, los resultados de este trabajo surgen exclusivamente de medidas de autoinforme, lo que limita las posibilidades de validez externa de cada constructo y de su relación. Futuros estudios podrían incluir a otros informantes como fuentes alternativas de información, como las parejas de los participantes (McCrae y Costa, 1991) o incluso los amigos cercanos (Schmutte y Ryff, 1997).

Se ha señalado que la población de estudiantes universitarios es más vulnerable a los bajos niveles de BP si se la compara con la población general, debido a las presiones de obtener un grado académico y de encontrar un trabajo así como al estrés y la ansiedad que esto mismo genera (Burris et al., 2009). Este trabajo profundiza en el conocimiento de los factores que influyen sobre las dimensiones del BP, específicamente en estudiantes universitarios, por lo que esperamos que provea información relevante que contribuya a desarrollar y fomentar el diseño y la implementación de intervenciones destinadas a mejorar la calidad de vida de este grupo poblacional de acuerdo con sus necesidades específicas.

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Recibido: 11 de abril de 2015

Aceptado: 07 de octubre de 2015