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Liberabit

Print version ISSN 1729-4827

liber. vol.22 no.1 Lima jan./jun. 2016

 

ARTÍCULOS

Concepciones sobre la crianza: el pensamiento de madres y padres de familia

Conceptions regarding upbringing: the thoughts of parents

 

Alejandra Infante Blanco* y José Francisco Martínez Licona**

*, ** Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.

* aleib_07@hotmail.com ** jfmartinez@uaslp.mx


RESUMEN

Al ser la familia una de las principales instituciones de desarrollo del ser humano, se convierte en uno de los pilares responsables sobre los que se sostiene el bienestar personal y social, además de constituirse en el espacio en donde se construye una visión particular del mundo. Esto hace relevante el estudio del pensamiento de madres/padres de familia (expresado a través de creencias), quienes se convierten en los principales actores de la crianza y por ende del bienestar y desarrollo familiar. El presente trabajo tiene como objeto evaluar las concepciones que madres/padres de familia mantienen acerca de la crianza. Participaron 40 familias, quienes respondieron un Cuestionario Atribucional de Modelos Parentales (Martínez, Salazar e Infante, 2013) y una entrevista semiestructurada en la cual se indagó sobre la dinámica familiar y las prácticas de crianza. Los resultados señalan que el modelo parental se traduce en una pauta de crianza negociadora, un vínculo de apego cercano y un patrón de éxito promotor. En el análisis de las entrevistas se encontraron cuatro categorías que muestran los aspectos de la crianza que los participantes perciben como fáciles y difíciles, la propia autopercepción en el rol de madres/padres que desempeña y los retos más comunes a los que se enfrentan las familias de hoy. Se concluye que el pensamiento de madres/padres sobre la crianza se conforma a partir de sus conocimientos, creencias y actitudes claramente influenciados por el contexto social cercano, la cultura dominante y la cultura heredada sobre la familia arraigada en las experiencias previas de crianza.

Palabras clave: Modelos parentales, crianza, creencias, prácticas de crianza.


ABSTRACT

Being the family one of the main institutions of human development, it becomes one of the responsible pillars upon which the personal and social well-being is sustained, in addition to constituting the space where a particular vision of the world is built. This makes the study of parent’s thoughts relevant (expressed through beliefs), who become the main actors of upbringing and therefore of the welfare and family development. The present work has as its aim to assess the concepts that parents maintain about parenting. Participants included 40 families who answered a designated questionnaire of parental models (Martinez, Salazar & Infante, 2013), and a semi-structured interview which inquired about the family dynamics and child-rearing practices. The results indicate that the parental model translates into a negotiated upbringing pattern; a link of close attachment and a pattern of success promoter. In the interview analysis they found four categories that show the aspects of upbringing that participants perceive as easy and difficult; the personal perceptions on the role of parents being carried out, and the most common challenges facing families today. It is concluded that parental thoughts regarding upbringing is produced from their knowledge, beliefs and attitudes clearly influenced by the nearby social context, the dominant culture, and the inherited culture on the rooted family in the previous upbringing experiences.

Keywords: Parental models, upbringing, beliefs, parenting practices


La familia es uno de los principales contextos de desarrollo del individuo, por lo que se convierte en el más propicio para la crianza y educación del ser humano, ya que es donde se promueve su desarrollo personal, social y cognitivo (Muñoz, 2005). Sin embargo, este contexto ha sufrido modificaciones producto de fenómenos socioeconómicos y políticos, tales como la globalización y la posmodernidad, los mismos que han propiciado vertiginosos cambios en la familia durante los últimos 40 años, más profundos y convulsivos que incluso los últimos 20 siglos anteriores (Valdivia, 2008).

Al hablar de los cambios que ha sufrido la familia como producto de los fenómenos anteriormente citados, se hace referencia a la modificación que los roles familiares han sufrido, es decir, en años anteriores el papel de la madre era hacerse cargo de los hijos, mientras que la función del padre era proveer el sustento económico a la familia (Esteinou, 2004). No obstante, el reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y los cambios económicos a nivel mundial han dado lugar a la incursión de la mujer en el ámbito laboral, dejando de cumplir solamente con el rol de madre y contribuyendo también al gasto familiar. Este importante cambio, aunque reactivó la economía, también tuvo un impacto directo en la estructura familiar, ya que el cuidado de los hijos se ha delegado, como señala Rodríguez (2010), a otras instancias, siendo las guarderías, escuelas, el televisor o los abuelos quienes se encargan de la formación de los hijos.

La familia se convierte entonces en un contexto que provee un ambiente favorecedor del desarrollo de los seres humanos, pero al mismo tiempo implica ciertos factores de riesgo como problemas de conducta, trastornos psiquiátricos o inicio temprano de abuso de sustancias adictivas (Reyna, 2012). Sin embargo, las circunstancias laborales actuales, el tiempo de convivencia familiar, la comunicación y los vínculos afectivos han disminuido notablemente, lo que ocurre generalmente en familias que conviven poco tiempo, en donde las formas de educar a los hijos también han sido transformadas (Rodríguez, 2010).

Ante la encrucijada de fenómenos que influyen directamente en la dinámica familiar, se considera que madres y padres de familia generan una serie de creencias que asumen sobre lo que es criar y educar a los hijos y estas, a su vez, orientan las prácticas de crianza (Grusec, 2010). Estas concepciones o creencias se convierten en una guía general de lo que es importante al educar a los hijos, mientras que las prácticas de crianza son el reflejo de tales creencias (Solís-Cámara y Díaz, 2007).

El presente estudio tiene el propósito de evaluar las concepciones que mantienen madres y padres de familia respecto de la crianza, con la intención de conocer los principios que dan soporte a sus modelos parentales, a través de una metodología mixta que permita su exploración y descripción.

El constructo de «crianza»

Según la Real Academia Española (2001), el vocablo criar deriva de creare, que significa ‘nutrir y alimentar’, ‘cuidar, instruir, educar y dirigir’. Pero además de cubrir las necesidades básicas, la crianza involucra una serie de aspectos relacionados con el pensamiento, la cultura y la sociedad, como lo señalan Eraso, Bravo y Delgado, citados por Izzedin y Pachajoa (2009):

[La crianza es] el entrenamiento y formación de los niños por los padres o por sustitutos de los padres. También se define como los conocimientos, actitudes y creencias que los padres asumen en relación con la salud, la nutrición, la importancia de los ambientes físico y social y las oportunidades de aprendizaje de sus hijos en el hogar [...]. La crianza del ser humano constituye la primera historia de amor sobre la que se edifica en gran parte la identidad del niño y se construye el ser social. (p. 1)

Así, también es posible definir la crianza como «el conjunto de acciones de atención dirigidas a los niños, basadas en patrones culturales, creencias personales, conocimientos adquiridos y posibilidades fácticas que presentan los dadores de cuidados» (Rodrigo, Ortale, Sanjurjo, Vojkovic y Piovani, 2006, p. 204).

En estas ideas se muestra un constructo tridimensional que contempla pensamiento (creencias), acción (prácticas) e influencia de la cultura (pautas).

En relación con las creencias se puede decir que el estudio del pensamiento humano traducido en creencias o concepciones ha permitido referirse a estos términos para identificar aquellas ideas arraigadas que mantienen las personas y que son útiles para emitir valoraciones y actuar en la realidad (Ceballos, 1994; Pajares, 1992; Palacios, 1987). Así pues, el estudio de las creencias o concepciones sobre la crianza de madres y padres resulta relevante por dos aspectos. El primero es considerar que estas fungen como una variable moduladora del comportamiento de madres y padres en sus prácticas de crianza, así como estimuladoras del desarrollo de los hijos/as (Ridao y Moreno, 2008). El segundo se refiere a los cambios que estas creencias han sufrido como producto de la posmodernidad, sobre la participación de la madre y el padre en la crianza de los hijos, lo que refleja una diversificación y flexibilización de los estilos de parentalidad.

En relación a las prácticas de crianza, estas se conciben como acciones o comportamientos intencionados y regulados, orientadas a garantizar la supervivencia, crecimiento, desarrollo psicosocial, y que facilitan los aprendizajes que permiten a los hijos reconocer e interpretar el entorno que les rodea (Aguirre, 2000).

El papel que la cultura juega es fundamental en la adopción de ideas relacionadas con la crianza, pues la cultura, como afirman Solís-Cámara, Arámbula, Íñiguez y Vargas (2014), es el reflejo de una filosofía de vida particular, es decir, lo que es socialmente aceptado o no que debe formar parte de la educación de los hijos. Además de la cultura, la interpretación personal que madres y padres dan a sus experiencias relacionadas con la parentalidad intervienen en la construcción de las ideas sobre la crianza. Ambos factores, cultura y cognición, se integran para dar origen a esas ideas (Triana, 1991).

Modelos parentales

Para este estudio se parte de la consideración de que un Modelo Parental es el conjunto de pautas culturales que hacen alusión a los factores que se involucran en la convivencia familiar y la responsabilidad de cada uno de sus componentes, tomando en consideración que estos factores se manifiestan de manera muy variada dependiendo de las características de sus elementos, como el tipo familiar, la edad de padres e hijos, el número de hijos etc., y por otro lado, la economía o el nivel educativo de estos.

Lo anterior hace suponer que los elementos más recurrentes en esos modelos parentales son (a) las pautas de crianza, es decir, aquello que es permitido o no dentro de la familia, regularmente establecido por los padres y que se constituye en normas o límites de comportamiento, convivencia y control, (b) los vínculos de apego, que hacen referencia al manejo de las emociones y el afecto, el tipo de comunicación entre sus miembros y el tiempo dedicado para la convivencia, y por último (c) los patrones de éxito, que implican los campos o áreas privilegiados por la familia como sinónimo de éxito y que se manifiestan con una forma de promoción hacia el logro de la autonomía de los hijos. A partir de esto, Infante, Martínez y Díaz (2013) proponen para cada elemento del Modelo Parental una categorización que permite ubicar las acciones que, como parte del ejercicio de las prácticas de crianza, realizan madres y padres de familia (Tabla 1).

Método

Con la intención de ampliar la información obtenida para este estudio, se utilizó una metodología mixta de carácter descriptivo, con la cual fue posible (a) indagar, por medio del Cuestionario de Modelos Parentales, el pensamiento atribucional (ligado a la acción) que los participantes mantienen sobre la crianza, y al mismo tiempo (b) explorar, con la ayuda de la entrevista semiestructurada, las creencias que a partir de la cultura y la propia experiencia se generan respecto de la crianza.

Participantes

Los participantes de este estudio fueron madres y padres de familia elegidos por conveniencia, dado que este trabajo requería de población cautiva, lo que dio lugar a seleccionar a familias pertenecientes a la comunidad educativa de una escuela primaria, ubicada en la zona urbana de San Luis Potosí, México.

En el estudio colaboraron un total de cuarenta familias, los instrumentos fueron respondidos por 34 madres y 6 padres, cuyas edades oscilaron entre los 24 y 59 años. La edad promedio de las madres participantes fue de 34.5 años; y para los padres, la edad promedio fue de 37.5 años. La media de escolaridad de madres y padres participantes se sitúa en secundaria completa. Las familias reportan tener 2.6 hijos en promedio y la media de edad de estos hijos se registró en 8.6 años. De las cuarenta familias participantes, 32 de ellas pertenecen a un modelo de familia nuclear, 4 a un modelo de familia extensa y 4 a un modelo de familia monoparental.

Instrumentos

Para explorar las ideas de madres y padres se utilizaron la entrevista semiestructurada (Flick, 2004) elaborada ex profeso para este estudio y el Cuestionario Atribucional de Modelos Parentales (Martínez et al., 2013).

En la entrevista semiestructurada se indagaron aspectos relacionados con la dinámica familiar, las prácticas de crianza, así como las experiencias más significativas que han tenido en el ejercicio de su parentalidad. La finalidad de este instrumento, desde la investigación cualitativa, se centra en describir y entender el fenómeno de la crianza, profundizando en su significado, estructura y esencia desde la experiencia de madres y padres de familia (Salgado, 2007). Se exploró el pensamiento representacional de los participantes, es decir, todo aquel conocimiento declarativo que poseen sobre la crianza.

El Cuestionario Atribucional de Modelos Parentales consiste en una serie de ítems formulados como una breve descripción de situaciones parecidas a la experiencia de la vida real para que los participantes puedan emitir un juicio o tomar una decisión sobre la situación descrita. El instrumento está conformado por 36 enunciados organizados en 12 reactivos. Su finalidad es explorar modelos parentales, asociando tres dimensiones: pautas de crianza, vínculos de apego y patrones de éxito que se promueven.

Con este cuestionario se exploró el pensamiento atribucional de los participantes, es decir, el conocimiento sobre la crianza que utilizan de manera práctica o para planificar sus acciones relacionadas con la crianza. Cabe señalar que este instrumento fue diseñado bajo la metodología cualitativa propuesta por Camacho y Correa (1993).

Procedimiento

El estudio se realizó en un contexto escolarizado de nivel básico (primaria). Inicialmente se tuvo una reunión con las autoridades del centro educativo, quienes seleccionaron al grupo de madres y padres de familia participantes, estableciendo como criterio de selección la presencia de problemas de conducta en el aula. Para convocar a madres y padres de familia se organizó una reunión informativa en donde se abordaron las finalidades del estudio y se solicitó su consentimiento para participar en él. Se elaboró una agenda para recoger la información de manera personal con cada participante mediante los dos instrumentos descritos anteriormente, de manera que a cada familia se le asignó una sesión. Durante las sesiones se solicitó a los participantes autorización para audiograbar las entrevistas, al tiempo de hacerles saber de la confidencialidad de la información brindada.

Técnicas de análisis

Para el análisis de las entrevistas, una vez obtenida la información se procedió a transcribirlas. Se realizó un primer análisis de contenido para identificar argumentos que permitieran categorizar las respuestas. Así, teniendo las primeras categorías, se llevó a cabo un segundo análisis de contenido en donde las categorías fueron reconstruidas y definidas a partir de los argumentos que las integraron.

En tanto, el Cuestionario Atribucional de Modelos Parentales fue analizado mediante distribución de frecuencias, designando una categoría para cada factor del modelo parental. Los datos proporcionados por este instrumento fueron analizados y procesados. Se utilizaron las variables cualitativas dummy para lograr indicadores sobre la presencia o ausencia de los atributos buscados.

Resultados

El Modelo Parental predominante para este estudio se traduce en una pauta de crianza negociadora, un vínculo de apego cercano y un patrón de éxito promotor, como se puede observar en la Tabla 2.

La mayoría de los participantes muestra una tendencia hacia las pautas de crianza negociadoras y situacionales, los vínculos de apegos cercanos y cálidos, y los patrones de éxito promotores, emancipadores y orientadores.

A pesar de que no se contempló como uno de los objetivos principales de este estudio la comparación entre el modelo parental y la edad de los participantes, los resultados señalan inclinaciones notables de acuerdo con las edades. Por ejemplo, se observa una notable tendencia de madres y padres que se encuentran en la adultez temprana (24-39 años) hacia la atribución de pautas de crianza más negociadoras en comparación con madres y padres que se encuentran en la adultez media (40-50 años).

En lo que se refiere a los vínculos de apego, madres y padres situados en la adultez temprana se inclinan mayormente por un vínculo de apego cálido.

El patrón de éxito por el que madres y padres que viven la adultez temprana muestran mayor inclinación es el emancipador, en tanto que madres y padres que atraviesan la adultez media muestran mayor tendencia hacia un patrón de éxito promotor.

Por otro lado, el análisis de las entrevistas semiestructuradas permitió encontrar cuatro categorías: (a) Autopercepción en el desempeño del rol de madre/padre, (b) Aspectos fáciles de la crianza, (c) Aspectos difíciles de la crianza y (d) Principales retos a los que se enfrentan madres y padres en la actualidad. Estas categorías representan las creencias, percepciones y experiencias de los padres de familia con relación a sus prácticas de crianza, que a su vez contienen subcategorías, las cuales se muestran en la Tabla 3.

En la primera categoría, Autopercepción en el rol de padre/madre, se muestran las distintas formas en la que los padres de familia se perciben en el ejercicio de la crianza. Se observa una gama de impresiones, desde aquellos padres que se sienten completamente seguros de sus prácticas parentales hasta aquellos padres que consideran incierto su actuar y creen necesitar una orientación para desempeñarse de manera certera como madres y padres.

La segunda categoría, Aspectos fáciles de la crianza, da cuenta de las condiciones que no suponen retos complicados en lo relacionado a la parentalidad ejercida, es decir, ser partícipes del desarrollo evolutivo de estos, presenciar las primeras etapas de vida de los hijos y compartir tiempo y comunicación con ellos.

En la categoría Aspectos difíciles de la crianza es posible notar aquellas condiciones familiares y sociales que los padres observan altamente complejas en la tarea de la crianza y sobre las cuales se encuentran contrariados. Las situaciones que se hacen visibles en esta categoría permiten visualizar la etapa de desarrollo en la que se encuentran las familias y, por otro lado, el impacto que tienen los fenómenos sociales y económicos sobre ellas.

Finalmente, en la cuarta categoría, Principales desafíos a las que se enfrentan madres y padres en la actualidad, se agrupa una serie de problemáticas. Las situaciones presentes en esta categoría revelan aquellas problemáticas que afectan a las familias hoy en día, tales como la economía, la violencia intrafamiliar y las dificultades de convivencia entre los miembros de las familias participantes.

Discusión y conclusiones

Los resultados dejan ver la flexibilidad en cuanto a las pautas y estilos de parentalidad de las familias estudiadas, que se refleja en una tendencia de las madres y padres hacia la atribución de pautas de crianza negociadoras y situacionales. En relación con lo que señalan Van Barneveld, Rodríguez y Robles (2012), las prácticas de crianza en la actualidad se caracterizan por ser menos autoritarias y estar dirigidas a sugerir, insinuar y tratar de convencer y no a dar órdenes e imponerse.

De igual modo, parece ser que la promoción de los valores referida por los participantes como una de sus principales tareas en la crianza se torna confusa e incierta, dada la pluralidad y relatividad con la que hoy son concebidos los valores como una característica de la posmodernidad. Asimismo, esto refleja a través de las subcategorías «No competente con castigo ineficaz e inseguro» una pérdida de certeza respecto de las funciones parentales que madres y padres llevan a cabo.

No cabe duda de que las ideas que madres y padres mantienen en relación con la crianza se conforman a partir de los conocimientos que poseen sobre el crecimiento y desarrollo de los hijos, la cultura y las experiencias previas de crianza que se han elaborado (Palacios, Hidalgo y Moreno, 1998). Ejemplo de ello es la subcategoría «Aspectos fáciles de la crianza y aspectos difíciles de la crianza», en la que los participantes asumen la primera infancia de los hijos/as como una etapa amena en la crianza, pues la relacionan con cuidados básicos y demostraciones de afecto, y les permite ser partícipes de los logros evolutivos de sus hijos y manifestar que esta etapa no representa mayores complicaciones para ellos. Sin embargo, cuando esta etapa es superada satisfactoriamente y llega el momento de establecer normas y límites, los padres de familia enfrentan con gran dificultad esta tarea, porque aunque son conscientes de que las normas y reglas son elementos importantes para mantener el orden, respeto y armonía familiar y social, encuentran dificultad al aterrizarlo con acciones concretas en la vida cotidiana.

Por otra parte, en relación al vínculo de apego cercano que madres y padres se atribuyen mayormente en este estudio, es posible decir que si bien en este estilo no se dan muestras de afecto de manera espontánea y frecuente, existen una serie de conductas entre los miembros de la familia que están al servicio o logro de la proximidad y el contacto que dan lugar a un vínculo sano. Se observa además que ninguna familia mostró tendencia hacia el vínculo de apego elemental. Esto posiblemente se debe a que madres y padres expresan su afecto de forma tangible y con mayor fuerza durante la primera y segunda infancia de los hijos/as, pues para este estudio la edad promedio de los hijos de los participantes se situó en 8.6 años. Sin duda alguna, las formas en las que se expresa el apego al interior de la familia están en función del contexto, el nivel de desarrollo y las experiencias previas de afecto entre sus miembros (López y Ortiz, 2008).

Ahora bien, el patrón de éxito hacia el que los participantes muestran una mayor inclinación es el promotor, esto es, dada la edad de los hijos de estas familias (8.6 años en promedio), los padres apoyan las decisiones de sus hijos, en cuanto estas no supongan ir en contra de los intereses e ideologías familiares. Es posible observar también a partir del análisis de los resultados y su relación con la edad de los participantes, que aquellos que viven la adultez temprana (24-39 años) muestran una tendencia hacia el patrón de éxito emancipador, en comparación con los que viven en la adultez media (40-50 años), quienes optan por un patrón de éxito promotor. Lo anterior mantiene congruencia con la idea de que las características, la etapa madurativa de los hijos/as y la propia demanda parental a la que madres y padres se enfrenten, influye en sus actuaciones (Palacios, 1987).

Por último, fue posible conocer de voz de los propios padres y madres las principales problemáticas a las que se enfrentan las familias de hoy, entre las que destacan la importancia de una sana relación entre ambos padres como base para establecer acuerdos que permitan ejercer una parentalidad en beneficio del desarrollo integral de los hijos/as. Consideran además que los obstáculos se hacen presentes cuando hay desacuerdos respecto de los criterios que se utilizan para formar a los hijos.

Finalmente, el estudio del pensamiento de madres y padres sobre la crianza dentro de un contexto escolarizado permite tener una visión de las dos principales instituciones, familia y escuela, responsables de la formación y el desarrollo de los individuos, ya que las problemáticas que se enfrentan desde las aulas y en las sociedades son un vivo reflejo de las problemáticas a las que se enfrentan las familias.

El reconocimiento de los modelos parentales utilizados por los padres y madres de familia, hace hincapié en la diversidad de pautas de crianza, vínculos de apego y patrones de éxito atribuidos por los mismos, los cuales surgen a partir de la convivencia familiar, y hacen referencia al nivel de desarrollo del grupo de competencias que se ponen en juego en esta labor. Este reconocimiento, a su vez, puede permitir, desde el punto de vista de la intervención socioeducativa y relacionado con los datos biográficos, una serie de ámbitos de mejora en relación con los tipos de pautas, vínculos y patrones lo que pudiera dar lugar a programas de atención para padres que puedan fortalecer el desarrollo de las competencias idóneas para armonizar la relación entre las características familiares (número de hijos, edad de los hijos, tipo de familia, nivel económico, etc.) y el modelo parental.

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*, ** Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.

 

Recibido: 19 de junio de 2015

Aceptado: 17 de febrero de 2016