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Comuni@cción

versión impresa ISSN 2219-7168

Comuni@cción vol.8 no.1 Puno ene./jun. 2017

 

Limitantes formativas en la praxis profesional: estudio de la situación de periodistas en Chile, México, Ecuador y Colombia

Limiting regulations in professional practice: the study of journalist´s situation in Chile, México, Ecuador and Colombia

 

Fernando Gutiérrez Atala1, Juan Domínguez Panamá2, Javier Odriozola Chné3, Javier Ferreira Jiménez4

1Universidad Católica de la Santísima Concepción – Chile E-mail: fgutierrez@ucsc.cl
2Universidad Veracruzana – México E-mail: josedominguez@uv.mx
3Universidad de Los Hemisferios – Ecuador E-mail: javiero@uhemisferios.edu.ec
4Universidad Autónoma de Bucaramanga – Colombia E-mail: jferreira4@unab.edu.co

 


RESUMEN

El presente artículo pretende determinar la percepción de los periodistas de cuatro países latinoamericanos (Chile, México, Ecuador y Colombia) sobre la formación universitaria y su nivel de satisfacción con dicho proceso, incluyendo aspectos técnicos, teóricos y prácticos. Se realizaron 160 consultas a periodistas activos en cada uno de los subgrupos (40 por país y 10 en cada soporte: prensa escrita, radio, televisión, cibermedios). La herramienta metodológica fue la entrevista semiestructurada y se centró en extraer resultados desde dos perspectivas: una de respuesta espontánea para indagar en la presencia de diez condicionantes pre-definidas que marcan la labor periodística, aunque para el presente informe se han considerado sólo las condicionantes de corte formativo. En segundo lugar, se realizó un análisis mediante respuesta sugerida, para profundizar en aspectos concretos. El gran aporte de este estudio es evidenciar el relato directo respecto de las insolvencias que observaron en su proceso formativo y el contraste que pueden hacer los sujetos desde la trinchera profesional. Aunque el peso otorgado a la formación académica en el desarrollo de un periodismo de calidad varía según el país, los periodistas coinciden en una serie de falencias en sus sistemas educativos que hacen necesaria una revisión y eventual reformulación.

Palabras claves: Periodismo, Práctica profesional, Factores de influencia, Educación, América Latina.

 


ABSTRACT

This article determine the journalists perception in four Latin American countries (Chile, Mexico, Ecuador and Colombia) about university education and their level of satisfaction with this process, including technical, theoretical and practical aspects. 160 interviews were held for active journalists of the subgroups (40 per country and 10 on each media: newspapers, radio, television, cybermedia). The methodological method was the semi-structured interview and focused on extracting results from two perspectives: a spontaneous response to investigate the presence of ten pre-defined conditions that mark the journalistic work, although for the present report only the formative conditioning factors. Secondly, the análisis was conducted through a suggested response, to delve into specific aspects. The study´s contribution is to show the direct story regarding the insolvencies observed in the formative process and the contrast that the subjects can make from the professional trench. Although the situation and opinion to academic training in the quality journalism varies by country, journalists coincide in a series of shortcomings in educational systems that require a revision and eventual reformulation.

Keywords: Journalism, Professional practice, Influence factors, Education, Latin America.

 


I. INTRODUCCIÓN

Este artículo difunde parte de los resultados del primer informe del grupo de investigación ERP (Estudio de Rutinas Periodísticas), compuesto por investigadores de Chile, Argentina, Ecuador, Colombia y México, creado en 2014 para estudiar las transformaciones en los mecanismos utilizados por periodistas latinoamericanos en la recolección, selección y publicación de información, las influencias que podrían afectar el proceso y los efectos en el producto final.

En este texto, que forma parte de una batería global de resultados, el objetivo principal es determinar el peso específico de los condicionantes formativos, para obtener una radiografía de la formación universitaria en términos de satisfacción. Hoy, sondear la sensación de suficiencia en los egresados activos laboralmente es una necesidad imperativa de cara al perfeccionamiento de la profesión y su enseñanza. Para ello, se establecieron dos objetivos específicos claros: determinar la percepción sobre la formación y, en segundo lugar, identificar el nivel de satisfacción de los periodistas con su formación universitaria, incluyendo aspectos de manejo técnico, teórico y práctico.

Una mirada retrospectiva muestra que el periodismo como profesión no ha estado exento de los cambios surgidos en la sociedad actual y la vorágine que impone nuevas formas de vivir, de comunicarse y de informar. Así, se desarrollan comportamientos comunes entre sociedades con un desarrollo económico, cultural y político similar (Inglehart & Carballo, 1997, p. 35). Pero pese a características comunes, también hay otras derivadas de la propia realidad específica. Esta cuestión también se proyecta al ejercicio del periodismo y su influencia en la comunidad.

En tanto profesionales, los periodistas deben ser considerados como sujetos que trabajan dentro de un medio de comunicación que se enmarca en un contexto social. Meyer (2004) ofrece una serie de reflexiones orientadas a plantear y profundizar en lo que denomina un "modelo de influencia" de los medios de comunicación (específicamente los periódicos), basado en la premisa de que el principal producto del medio no es la noticia o la información que publica, sino la influencia, principalmente la social, que no está a la venta, pero que podría terminar realzando la  influencia  comercial.  El asunto establece una interesante conexión entre el aspecto informativo y el empresarial, sobre todo en tiempos en que la industria mediática atraviesa momentos difíciles. A su juicio, uno de los principales desafíos de la prensa está en "mantener vivo el periodismo" (2004, pp-55-57). Su propuesta se enfoca a defender la idea tradicional del periodista como guardián de una sociedad libre y su propósito es enfocar sus esfuerzos en la vigilancia del entorno, sobre todo en una época de sobrecarga de información.

Un estudio dirigido por Hanitzsch (2010) plantea que los condicionantes que afectan al desarrollo de la práctica periodística se producen a diferentes niveles. Clasifica estas influencias en seis dimensiones: a) políticas, tanto de representantes políticos como de lobbys que se desenvuelven en el campo político; b) económicas, relacionadas con la necesidad de la publicidad como forma de financiar las empresas periodísticas; c) organizacionales, relacionadas con los procesos de toma de decisión en los medios de comunicación; d) de procedimiento, en relación a las limitaciones de tiempo y espacio con que trabajan los periodistas; e) profesionales, cuando se habla de las prácticas de trabajo asentadas de acuerdo a convenciones culturales de la profesión, y f) grupos de referencia, que determinan el trabajo del periodista y que están compuestos tanto por la audiencia como por otros actores diversos como compañeros de profesión, amigos o familiares (pp. 11-12).

Por su parte, Oller y Meier (2012) plantean una categorización de las influencias en la práctica periodística en tres niveles: (a) el primer nivel sería el de sistema, entendido como el marco social en el que se desenvuelven los medios de comunicación, relacionándose con otros sistemas de la  sociedad; (b) el segundo nivel se focaliza en las influencias de la propia institución mediática, en su estructura y procedimientos habituales; y (c) el tercer nivel hace referencia al periodista como actor que se relaciona con las propias rutinas de trabajo que el periodista desarrolla a nivel individual dentro del medio de comunicación.

En tanto, para Shoemaker y Reese (2014) existirían cinco niveles de influencia: (a) individuales, en relación al propio periodista como creador de los relatos periodísticos; (b) rutinas periodísticas, asentadas en la profesión y, por tanto, tácitamente validadas; (c) organizacionales, de acuerdo a los responsables de toma de decisiones en los propios medios de comunicación; (d) instituciones sociales, donde se encuadran anunciantes, audiencias o grupos de interés; y (e) el sistema, entendido como el sistema social o las ideologías de las sociedades (pp. 8-9). Es importante destacar que las influencias no se desarrollan horizontalmente, sino que se establecen siguiendo una jerarquía "que propone importantes distinciones entre los niveles de análisis y sitúa al periodista individual en una red de limitaciones organizacionales e ideológicas" (Reese, 1999, p. 48).

Uno de los factores que constituyen la ideología del periodista es la formación académica recibida. Al abordar este tema, es habitual el debate entre aquellos que abogan por mallas curriculares focalizadas en la investigación y el pensamiento crítico y los que quieren programas con un gran componente técnico y orientado a la adquisición de habilidades (Shoemaker & Reese, 1996, p. 72). Sin embargo, "la tarea de informar requiere de un saber diferenciado, teórico y práctico: la reflexión filosófica sin el oficio cotidiano de informar suele estar vacía, y el oficio sin la reflexión es ciego, y suele desviarse hacia un operativismo superficial" (Foro de Periodismo Argentino, 2008, p. 208).

Los planes desarrollados en las facultades latinoamericanas responden a tres modelos: culturalista, profesionalista y comunicólogo. "El modelo humanista o culturalista considera que el mejor comunicador es el más culto, por lo que incide en cursos de ciencias sociales y humanas; por su parte, el modelo práctico profesional pone el acento en los aspectos de la práctica, en sintonía con las recomendaciones de la Sociedad Interamericana de Prensa, mientras el modelo comunicacional entiende el periodismo como una de las variantes de la comunicación, con la pretensión de formar profesionales preparados en sus diversos aspectos y luego fijar esfuerzos en una especialidad determinada" (López, 2010, p. 233- 234). Las críticas a las facultades latinoamericanas formadoras de periodistas y comunicadores se han centrado "en su falta de definición académica y la ambigüedad de sus perfiles; su escasa vinculación con la sociedad; su incapacidad de conjugar su proyecto educativo con las salidas profesionales de sus egresados, así como su limitada capacidad productiva (Mellado, 2010, p. 17).

Por lo tanto, se plantea la necesidad de crear un eje formativo que, además de adaptable, abarque todas las aristas posibles de un entramado del tamaño de la comunicación misma. Sin embargo, la guía está grabada en la experiencia de los mismos periodistas, que deben ser escuchados para este objetivo. Este escenario genera una necesidad de adaptación: "los vertiginosos cambios actuales, que nos atrevemos a calificar por su velocidad y envergadura de exponenciales, naturalmente nos obligan a todos a una forzada y continua necesidad de adaptación" (Seijas, 2001, p.199) Una modificación transversal, que se desarrolle en función del cambio constante que caracteriza el entorno laboral informativo, y que aporte soluciones reales que ayuden a consolidar la profesión.

En este sentido, dotar al periodista de herramientas pertinentes que potencien su capacidad de influencia –por ejemplo aumento en el poder de negociación informativa, potenciamiento del proceso formativo o asumir la labor del profesional de la información como una tarea de mediación público-realidad informable– apuntan a otorgar al periodista el nivel suficiente de autonomía profesional, que le permita el correcto desempeño de sus labores informativas (Gutiérrez, 2012, pp.36-40) y que lo lleven a enfrentar adecuadamente los cambios sociales, culturales y profesionales que generan las innovaciones y la reinvención permanente y continua del periodismo, con la incorporación de nuevas reglas y nuevos valores dentro del debate sobre la calidad (Deuze, 2004, pp.139-152 y 2005, pp. 442-464.). Esta exigencia está directamente relacionada con valores vinculados a la ética profesional, como la responsabilidad, la credibilidad y la independencia.

II. METODOLOGÍA

El estudio que se expone fue de tipo cualitativo con enfoque descriptivo/exploratorio. Se elaboró sobre la base de consultas a informadores de Concepción (Chile), Bucaramanga (Colombia), Quito (Ecuador) y Veracruz (México). Se centró en el análisis comparativo de esos condicionantes (Gutiérrez, Odriozola, Aguirre, et al., 2015; Gutiérrez, Ferreira & Pajoni, 2015; Gutiérrez Atala, Odriozola, Ferreira, Anaya & Pajoni, 2016).

Se realizaron 160 consultas a periodistas en activo en cada uno de los subgrupos nacionales (40 por país y 10 en cada soporte: prensa escrita, radio, televisión, soportes digitales). Luego, las respuestas fueron transcritas y ordenadas en tablas sometidas a análisis por los investigadores mediante, hasta llevarlo al punto de saturación (Báez y Pérez de Tudela, 2009, p.95) que delimitó los resultados que se exponen.

La herramienta metodológica utilizada fue la entrevista semiestructurada y se centró en extraer resultados desde dos perspectivas. Primero, por medio de una entrevista de respuesta espontánea, se indagó en la presencia de diez condicionantes pre definidos (ideológicos, económicos, políticos, laborales, tecnológicos, de presión social, de rutinas profesionales, jerárquicas, de condiciones de trabajo y formativas). Para este caso se consideraron sólo las condicionantes de corte formativo. En segundo lugar, se realizó un análisis mediante respuesta sugerida, para profundizar en aspectos concretos planteados.

III. RESULTADOS Y ANÁLISIS

Para organizar la información recogida se presentan los resultados de acuerdo con cinco ejes temáticos que organizan la opinión de los sujetos consultados.

    a) La importancia de la formación universitaria

En los periodistas chilenos, las opiniones son variadas. Hay sujetos cuyas críticas a la formación es lapidaria y otros casos en los que la desconexión con la calle es entendida como anormal en el proceso formativo, sin dejar de ser una condicionante para la rutina laboral (Sujeto 23). Las presiones políticas son un escenario recurrente y condicionante en la rutina informativa, sumado a acontecimientos fuertes como cobertura de homicidios. Opiniones más radicales afirman que el estudiante "no pone en práctica nada de lo que enseñan en la universidad" (Sujeto 25). Se menciona la formación universitaria como la proveedora de herramientas básicas para el reporteo también, sin consenso en cuanto a la formación universitaria como un eje fundamental.

Para los periodistas mexicanos, no es cuestionable la importancia de la formación universitaria. La ausencia de la mención hace indicar dicha cuestión. La lectura a las respuestas de los periodistas hace referencia a una ausencia de compromiso en la actualización y capacitación correspondiente a los empleadores o dueños de medios, el gobierno o un organismo independiente, porque la universidad ya cumplió  su  papel  de  formadora. "Por ejemplo la empresa debe comprometerse con la capacitación, después sería bueno contar con un sindicato o bien que hubiera un organismo externo que apoye en este sentido" (Sujeto 207), al tiempo que asumen los periodistas el hecho de que el periodismo por naturaleza requiere de una formación constante en un sentido autónomo: "Cada periodista debe preocuparse por su actualización disciplinaria, pero también sería ideal que cada medio tenga un programa de actualización permanente"(Sujeto 219).

Los periodistas ecuatorianos reconocen la importancia de la formación universitaria. Este hecho se ha visto reforzado, desde el año 2013, por la exigencia plasmada en el Artículo 42 de la Ley Orgánica de Comunicación de que "las actividades periodísticas de carácter permanente realizadas en los medios de comunicación, en cualquier nivel o cargo, deberán ser desempeñadas por profesionales en periodismo o comunicación" (Asamblea Nacional, 2013, p. 9). Los propios profesionales son conscientes de esta situación: "la ley te obliga ahora que todos tienen que tener tercer nivel, es decir, la licenciatura, haber acabado la carrera de comunicación" (Sujeto 152). Así "es una responsabilidad muy grande, no solo de la empresa sino del mismo periodista en tener su título profesional para que su trabajo sea respetado y el mismo esté fuera de cualquier riesgo de cumplir un trabajo que significa informar de un hecho si es que no tiene su título" (Sujeto 142).

Por último, los periodistas colombianos no consideran la formación como una condicionante extrema para el ejercicio, aunque manifestaron posiciones considerablemente fuertes frente al aporte de la formación recibida en la universidad frente a la realidad. Al respecto, el Sujeto 50 manifiesta: "Lo que aprendes en la universidad no sirve para nada a la hora de trabajar. Tienes que trabajar antes de graduarte, porque la dinámica es completamente diferente. Además, si no practicas redacción y todo lo que requiere el periodismo, cuando vayas a la práctica te irá mal, porque el choque es fuerte, la dinámica es muy diferente".

Existen otros cuestionamientos que advierten una diferencia entre lo aprendido en las aulas y la realidad colombiana: "La formación es una condicionante, quizás no negativa, pero es diferente a la realidad a la que nos enfrentamos" (Sujeto 46). Estos datos se enfrentan a las rutinas del oficio, se evidencian en testimonios como el del Sujeto 47: "Piensas que sales de la universidad y que vas a aplicar todo lo que aprendiste y no es así. Acá es donde tú aprendes. Te dan las bases, pero el resto te lo da la experiencia".

    b) Aportes de la formación universitaria al desarrollo profesional

La síntesis de las opiniones de los sujetos chilenos se concentra en la siguiente afirmación: "Yo aprendí mi oficio, recibí herramientas valiosas en la universidad, pero el porcentaje más alto lo aprendí en la cancha, en los medios, con otros periodistas" (Sujeto 2). Se destaca que en la universidad se enseña el componente técnico: cómo hacer bien una cuña, cómo escribir bien una nota, "pero nunca te enseñan a relacionarte en un ambiente laboral" (Sujeto 11). Los periodistas en su mayoría "llegan mal preparados y con conocimientos que no le sirven en el mundo real. Se enseña demasiado sobre la teoría, pero esos conocimientos luego no son válidos" (Sujeto 24). En experiencias del mismo sujeto, la academia no te prepara son las encrucijadas éticas y las presiones editoriales.

El periodismo mexicano atraviesa cuestionamientos y juicios del entorno, en parte por el empoderamiento de la sociedad mediante un ejercicio de información ciudadana a través de las redes sociales virtuales, lo cual exige un discurso más crítico a los periodistas. Frente a ello, pocos reconocen la importancia de una formación universitaria, se enfocan más en la necesidad de una actualización y capacitación constante sobre todo en el ámbito del manejo de las tecnologías, sin embargo, los propios informadores reconocen que "el periodista de hoy debería tener: lectura de compresión, bagaje cultural amplio, al menos un idioma extranjero a nivel básico, redacción avanzada, lenguaje, lectura crítica de los medios, ética y eso lo brinda estudiar una carrera" (Sujeto 222).

Por norma general, los periodistas ecuatorianos reconocen que los conceptos adquiridos en las facultades les ha permitido un mejor desempeño laboral: "todo lo que aprendí en la universidad lo pude plantear en las notas" (Sujeto 121). Esos conocimientos adquiridos se concentran en "todo lo que  tiene  que  ver  con  redacción, gramática, géneros... "(Sujeto 122). También en la documentación informativa: "Yo al periodismo le debo la herramienta de cómo conseguir la información, la carrera de periodismo me enseñó ciertos  pasos,  ciertas  pautas  para  yo  poder desenvolverme en la recopilación de datos" (Sujeto 125). Se detecta, a su vez, una profundización en "la lectura de discursos, en escenario urbanos, interpretación informativa, en ética..." (Sujeto 144), que permite "asentar las bases para que pienses de una manera crítica" (Sujeto 159) y "entender cómo llegar al público, el cómo llegar a la gente" (Sujeto 147).

Los periodistas colombianos en tanto, revelan una diferencia entre el discurso del ejercicio recibido en clase y la práctica del mismo en las salas de redacción y las calles. También señalan que se vive una tensión entre quienes ejercen, pero han estudiado alguna otra carrera y quienes lo ejercen desde la política. O en el caso más cuestionado, quienes ejercen el periodismo en medios radiofónicos, sin haber estudiado alguna carrera profesional, frente a quienes pasaron por las facultades. "Colombia tiene esa particularidad de que la gran mayoría de las personas que trabajan en los medios no son periodistas" (Sujeto 41).

    c) Falencias de la formación universitaria

Por su parte, para los periodistas chilenos, el principal problema reconocido por los periodistas en la base formativa, radica en la diferenciación entre teoría y práctica. Se afirma que "la universidad te da, quizás, una forma genérica de cómo relacionarte con el mundo" (Sujeto 31). Se da en algunos casos que los editores afirman incluso que "los periodistas que salen de la universidad no están capacitados en lo absoluto para poder ejercer su labor de una forma aceptable" (Sujeto 33).

Se establece también como limitante, en algunas casas de estudio, la falta de contenidos relativos a reporteo en televisión y una desconexión con el medio por la falta de pasantías (Sujeto 34). Profundizando en contenidos, los resultados evidencian molestia por parte de los profesionales para con su formación reporteril, especialmente en lo relativo a educación cívica, cargos, lenguaje técnico y detalles de protocolo y otros conocimientos de comunicación en organizaciones (Sujeto 36). Sumado a lo anterior, los sujetos destacan la necesidad del desarrollo de habilidades blandas o un "instinto". Especialmente en televisión, donde se cuenta con la presencia de un camarógrafo, el llegar a las fuentes es especialmente difícil y se afirma que es un tipo de habilidad "que no se aprende sino en la práctica" (Sujeto 37). Complementa este argumento la afirmación de una falta de acercamiento a lo psicológico, el tratamiento de situaciones de dolor o catástrofe (Sujeto 6).

El discurso de los periodistas mexicanos camina en torno a la distancia del aula a la realidad del mundo en la vida cotidiana; "Trato de hacer mi trabajo, como a mí me han enseñado tanto en la universidad como en el campo laboral, siempre es un aprendizaje constante- te preparan para el periodismo, pero no para lo que te topas cuando sales de la escuela, te "chamaquean" a cada rato hasta que agarras la onda" (Sujeto 231). Por otro lado, y lo que pareciera como una situación dada por naturaleza del ejercicio, existe una percepción sobre el periodismo basada en el arte del oficio de reportear, donde las habilidades periodísticas no dependen de la formación universitaria, sino de las habilidades y destrezas que cada periodista debe desarrollar en el campo de trabajo; "En cuanto a la capacitación más allá de una formación universitaria, este trabajo es de oficio y el informarse día a día, el entrevistar a diferentes personas y el trabajo arduo, el leer y conocer la agenda nacional e internacional van dando una ventaja y experiencia laboral" (Sujeto 225).

Por su parte, los periodistas ecuatorianos consideran que en la enseñanza universitaria "se dan las bases y herramientas, pero creo que en todas las universidades falta el tema práctico, tal vez esté mucho mejor pero el tema práctico es lo que falta en muchas universidades" (Sujeto 157). Así, "los chicos que egresan de la universidad y se topan con ese nuevo escenario, creen saberlo todo al momento en el que salen, pero otra cosa es el lado laboral hay un fuerte choque generacional en ese aspecto (...), porque las Universidades tampoco les han enseñado a investigar" (Sujeto 131). En definitiva, detectan un desfase, el desencuentro entre el proceso de formación - carrera universitaria - con el desarrollo de las actividades que desarrolla un periodista en un medio de comunicación (Sujeto 148).

En el lado contrario, otros periodistas afirman que existen "periodistas profesionales que se pasaron cuatro años hablando del qué, quién, cómo, cuándo, dónde… y la formación en cultura general sobre economía, política, informática, derechos, etc. es sumamente deficiente" (Sujeto 153). Otros periodistas afirman que salieron de las aulas universitarias "sin saber qué significa reportear, palabra básica en periodismo. Entonces, si es un problema, ¿cómo estudiaste cuatro años y medio con propedéutico, sales y no sabes cosas básicas? ¿Nunca hiciste una cobertura real?" (Sujeto 123). Algunos periodistas consideran que se han forjado "en el campo, en el día a día" (Sujeto 129). Así, "el comunicador se hace en el día a día. Los conocimientos de la universidad son muy generales, no se compagina la academia con la realidad. El salir de la universidad fue, para mí, salir al mundo sin armas. Los medios son los que te forman" (Sujeto 135).

Los periodistas colombianos, en tanto, se enfrentan a que en la realidad del ejercicio periodístico se ven enfrentados a temas, problemáticas o contextos para los que, consideran, no estaban preparados: "Hay otro aspecto importante a tener en cuenta y es la falta de preparación, porque si bien el periodista ya en teoría ha cursado una formación académica, también tiene que leer mucho sobre el tema que va a tratar, saber qué está pasando con eso no sólo en el contexto digamos de la ciudad, país y mundo" (Sujeto 43).

El Sujeto 44 manifiesta que, desde su experiencia como periodista de un medio de comunicación en internet, ha tenido que lidiar con las debilidades que presentan los periodistas a su cargo: "En la universidad el desarrollo de lo que tiene que ver con contenidos de internet es nuevo. De hecho, en los programas se toca este aspecto de forma muy elemental. Entonces nos pasa que muchas veces llegan los periodistas y tienen unas bases muy elementales de lo que nosotros hacemos acá. Tampoco es una cosa de otro mundo, pero tal vez las universidades no han dado valor a este tema".

    d) Causas de la ruptura entre la academia y la profesión

Los periodistas chilenos, en casos particulares, mencionan que la formación "era más avocada a gente que se iba a dedicar a docencia u otras áreas de la comunicación, a la investigación, pero no al periodismo de prensa" (Sujeto 28). Eso se debe a que muchos de los profesores "nunca ejercieron, no trabajaron en medios reales" (Sujeto 14). Dentro del grupo de estudio se hace el paralelo entre teoría y práctica y se afirma que se aprende mucho más en tres años de calle que en cinco de academia. Esta brecha era especialmente notoria en mallas antiguas en las que las oportunidades de reporteo y pasantías eran escasas (Sujetos 21 y 27). Todos los días se viven situaciones que no se enseñan en las aulas. El sujeto 5 afirma que el periodista "hace el 25% en la academia y el resto en la calle".

Los periodistas mexicanos no expresan como tal una ruptura. Por lo argumentado, pareciera que la formación universitaria es una primera etapa elemental para ejercer el periodismo. Las ideas de los periodistas denotan la necesidad de vinculación entre medio, gobierno y entes externos para una capacitación y actualización constante; "En cuanto a la capacitación, son pocos los cursos que se dan para los periodistas, en una ocasión asistí a uno de la UV, otros de la Comisión de Periodistas" (Sujeto 215). "La empresa periodística y organismos externos deben de proporcionar la capacitación y actualización a los periodistas" (Sujeto 238). El principal aspecto en el cual palidece la universidad es de índole económico, puesto que las opciones de actualización profesional y capacitación que ofertan las universidades son escasas y difíciles de costear. "La actualización que se brinda es de protección a los periodistas a través de cursos que promueve el mismo gobierno por medio de la Comisión de Atención a Periodistas y una que otra vez las empresas, pero no alcanza" (Sujeto 218). "No tengo quien me pague mis cursos, yo los pago y asisto a los que organice la Comisión de Periodistas" (Sujeto 220), "A veces también lo que ha organizado la Comisión de Periodistas sobre cómo protegernos, pero en sí, en sí, sobre periodismo muy poco, a nadie le interesamos, esa es la verdad" (Sujeto 236).

Al hablar de las causas de esta ruptura entre la formación académica y la práctica periodística, hay periodistas ecuatorianos que consideran que "las universidades dicen cosas que no son tan reales, porque tienen profesores que no han estado en el medio" (Sujeto 159). Otros consideran que el desfase vivido en su transición de la formación académica a la práctica periodística "se asienta en un problema en la malla, porque no existía una visión de la realidad que se necesitaba en el Ecuador. Las mallas estaban desactualizadas" (Sujeto 128). Otros periodistas aducen un problema estructural que provoca un estancamiento en "varios temas especialmente ideológicos dentro de las universidades y del sistema educativo en sí" (Sujeto 160).

Los periodistas colombianos se encuentran con el reto de encontrar las diferencias y similitudes entre la academia y la realidad, especialmente al cubrir en profundidad los temas, que en la práctica se convierte en trabajo inmediato con las fuentes que alcancen a encontrar, mientras que en la academia se les en seña a publicar sólo cuando tengan todas las fuentes o se haya cubierto a profundidad el tema: "Uno dispone de dos o tres horas para hacer periodismo, recolectar la información y dos o tres horas para publicar. Uno quisiera hacer más investigación y más profundidad, contar mejor las notas, pero no tiene siempre ese tiempo" (Sujeto 54). El tema salarial también es uno de los que hace ruido en la relación entre la academia y la profesión. Muchas plazas laborales, y algunas con las mejores remuneraciones, están en manos de profesionales de otro tipo, como señala el Sujeto 51: "Muchas veces nosotros los profesionales nos enfrentamos a personas empíricas, que no pasaron por una universidad y que no hicieron el gasto por estudiar Comunicación Social y se les dan los mismos atributos". Y también está el tema de profesionales que buscan especializarse académicamente, pero continúan en el mismo cargo o siendo remunerados de igual manera que quienes no son especialistas. "Muchos periodistas especializan su profesión y el medio no les reconoce eso. Así es muy difícil avanzar" (Sujeto 51).

    e) Percepción de la formación universitaria actual

Los periodistas chilenos, debido a un factor lógico de condicionantes rutinarias (tiempo), presentan un distanciamiento de las casas de estudio. En este contexto, su opinión sobre los currículos actuales no es profunda. Pero los sujetos valoran positivamente el que se cubran detalles tales como la empresa informativa, marketing, comunicación organizacional y demás herramientas que mejoren su autonomía y la capacidad de "ser la propia empresa" (Sujeto 39). Se destacó la carencia de formación en el ámbito empresarial, se preparaba mucho para ser la hormiga y no para ser el que está a cargo (Sujeto 7) y, a través de las nuevas mallas curriculares, las mejoras y actualizaciones de contenido son patentes. A lo anteriormente mencionado se le suma la realidad específica de cada escuela de Periodismo y sus recursos. "La carencia de equipos tecnológicos se traduce en una condicionante para los estudiantes al no estar actualizados con las tecnologías estándar del entorno laboral" (Sujeto 29).

En el caso de los periodistas mexicanos, el silencio también habla. No se dice mucho sobre el papel de las universidades en su formación, son escasos los señalamientos entre la imaginación del aula y la realidad fuera de ella. Por ejemplo, el sujeto 231, aunque al parecer ello se debe a  una situación  ya heredada por costumbre y adjudicada al hecho de egresar de una carrera universitaria sólo con los conocimientos teóricos y completar la formación profesional en la práctica. Por otro lado, existe la percepción de que los conocimientos brindados en la academia son suficientes para brindar cierta autonomía en el perfil profesional del periodista, es decir, ahora corresponde al propio periodista, una vez egresado del aula, hacerse responsable del desarrollo de sus conocimientos y habilidades en el trabajo de reporteo y generación de la información, "…Creo que cada periodista debe preocuparse por su actualización disciplinaria…" (Sujeto 216), "Por voluntad propia tengo la capacitación necesaria para desarrollar mis labores" (Sujeto 224).

Algunos periodistas ecuatorianos consideran que la formación ha mejorado en estos últimos años. "En la universidad no teníamos todos los elementos técnicos, no era tan avanzada la enseñanza como ahora veo que han avanzado en la universidad pública donde yo me formé" (Sujeto 145). Los mismos periodistas detectan que hay "una nueva ola de gente que llega de aulas, con mucha más capacidad para poder emitir comunicación y hacer información y noticias responsablemente (...). Antes, no se le daba tanta importancia al periodismo (…) Hoy esta formación que tienen muchos jóvenes es mucho más "criteriosa", específica, cautelosa e inclusive, esta palabra que tanto repito, responsabilidad, es mucho más responsable en lo que hace, dice, proyecta" (Sujeto 143).

Finalmente, los periodistas colombianos consideran que la formación académica es importante, pero también prima, de alguna manera, la vocación y el interés que se tenga en ejercer la profesión con todo el rigor que amerita: "La formación y vocación si claro afecta y le marca a uno las pautas para hacer las cosas" (Sujeto 65). Y la calidad se ve afectada cuando, en este enfrentamiento entre periodistas empíricos y periodistas formados en la academia o que no cumplen con el mayor interés su profesión, quienes siempre hacen el mismo tipo de periodismo, por falencias en sus capacidades. "Se encuentra uno con periodistas que no pasan de las entrevistas porque no saben redactar una noticia" (Sujeto 58).

IV. CONCLUSIONES

En el caso chileno, la condicionante formativa toma el podio con una alta presencia de reconocimiento por parte de los periodistas. Si bien el consenso no es absoluto sobre el aporte de la formación universitaria, existen opiniones con radicales diferencias, desde profesionales que apuntan a que la universidad le otorgó las bases teóricas y técnicas para aplicar en su rutina; así como existen sujetos de estudio que plantearon la total inutilidad de la formación universitaria. Lo que sí es claro, es que -por lo menos en años anteriores- la formación académica carecía de elementos prácticos y tecnológicos suficientes. Contexto que, de entrada, explica el descontento con la formación universitaria.

Del estudio completo y de manera global, la condicionante formativa está menos presente en los resultados de la investigación en México. Las lecturas orientan la interpretación sobre de que el papel de la universidad en su formación de profesionales no es cuestionable, ello tiene que ver en primera instancia por la escasa cultura de formación especializada que se tiene en periodismo, debido al tardío florecimiento de las escuelas de periodismo en México y la abrupta llegada de las escuelas de comunicación y la masificación del número de centros y la diversificación en su formación.

Por otro lado, corresponde a las universidades en México el asumir una postura de vinculación con el entorno para que la formación profesional de periodistas se complemente con el ejercicio en la práctica durante su formación. Asimismo, la circunstancia apunta a que la universidad pueda asumir un papel de gestor para el diseño de una currícula capaz de satisfacer las demandas en la formación de los periodistas actuales la cual puede complementar con la oferta de cursos de capacitación, actualización y especialización profesional que involucre a varios actores entre el gobierno, los propietarios de medios de comunicación, y distintos sectores de la sociedad como los sindicatos y las asociaciones para fortalecer el ejercicio periodístico y de información con un sentido crítico.

Los periodistas ecuatorianos muestran su disconformidad con la formación académica recibida y, sin embargo, son conscientes de la importancia de la misma desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Comunicación. Las principales críticas a las facultades de Comunicación del país, se concentran en la falta de consonancia entre lo aprendido en la universidad y las habilidades posteriormente desarrolladas en el ámbito laboral. Las respuestas sugieren que los periodistas achacan esta problemática a un modelo de enseñanza demasiado culturalista que no profundiza ni en las herramientas técnicas habituales en la profesión periodística, ni en otras áreas de la Comunicación que han visto incrementada su importancia en los últimos años. Sin embargo, parecen percibir un cambio en el desarrollo curricular de las carreras de Comunicación Social, en el que, hasta cierto punto, se están incorporando los conocimientos técnicos, sin abandonar las bondades del modelo culturalista a la hora de formar periodistas íntegros, reflexivos y conocedores de su entorno social.

En Colombia, los periodistas declaran una tensión entre lo que consideran la inversión económica que hacen en su carrera universitaria y lo que reciben en el ejercicio de su profesión en términos de salarios, porque existe una competencia abierta entre ellos y quienes, sin ser profesionales en la comunicación, ejercen el oficio del periodismo, y reciben remuneraciones económicas similares o en ocasiones mejores. También existe poco interés por parte de los medios de apoyar a sus periodistas en la formación continua, a través de posgrados, que podrían significar un mejor desempeño de su profesión. Y en general, existe una percepción de divorcio entre la academia y el ejercicio de la profesión. Quienes manifestaron condicionantes en sentido académico no dudaron en culpar a la formación recibida de la falta de conocimiento frente a temas o rutinas que tuvieron que ir descubriendo a medida que ejercían su profesión y se encontraban con nuevos retos, nuevas decisiones y nuevas prácticas.

En definitiva, si bien el peso otorgado a la importancia de la formación académica en el desarrollo de un periodismo de calidad varía según el país, los periodistas de los cuatro países estudiados muestran una serie de falencias en sus sistemas educativos que hacen necesaria una revisión y eventual reformulación de las carreras de Comunicación y Periodismo. La responsabilidad de esta cuestión recae en las propias universidades, que deben enfrentar el desafío de configurar programas de estudios acordes a las necesidades del mundo laboral. Sin embargo, no deben olvidar la formación teórica, pero acompañando al alumno en la puesta en práctica de estos conceptos en consonancia con el entorno tecnológico actual. Para ello, la presencia de la comunicación digital debería ser transversal, adecuando el proceso formativo a las necesidades de la sociedad actual, superando prblomeas estructurales e ideológicos que, tradicionalmente, ha adolecido la formación universitaria en Comunicación y Periodismo en América Latina.

AGRADECIMIENTO

Esta investigación fue posible gracias al financiamiento de la Dirección de Investigación e Innovación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Chile), a través del proyecto DIN 14/2015 y a la colaboración del Centro de Altos Estudios en Internet y Sociedad de la Información de la Universidad de Los Hemisferios (Ecuador).

CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran no tener ningún tipo de conflicto de intereses.

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Recibido el 02/11/2016
Aprobado el 20/01/2017