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Comuni@cción

Print version ISSN 2219-7168

Comuni@cción vol.11 no.1 Puno Jan-Jun 2020

http://dx.doi.org/10.33595/2226-1478.11.1.392 

Artículo original

Habilidades Sociales en adolescentes y Funcionalidad Familiar

Angela Rosario Esteves Villanueva1  a 
http://orcid.org/0000-0003-1413-6171

Rene Paz Paredes Mamani2  b 
http://orcid.org/0000-0003-0147-2096

Carmen Rosa Calcina Condori1  c 
http://orcid.org/0000-0002-4277-8334

Cristóbal Rufino Yapuchura Saico2  d 
http://orcid.org/0000-0003-1956-3922

1 Facultad de Enfermería, Universidad Nacional del Altiplano de Puno.

2 Facultad de Ingeniería Económica, Universidad Nacional del Altiplano de Puno.

RESUMEN

La adolescencia es un periodo crítico donde las habilidades sociales juegan un papel importante en el desempeño personal de cada individuo, para lo cual la familia cumple un rol fundamental en el desarrollo y consolidación de dichas habilidades sociales. El artículo tiene como objetivo identificar la relación entre habilidades sociales en adolescentes y funcionalidad familiar. Método de investigación cuantitativo, tipo descriptivo - correlacional; con una población de 726 y muestra de 251 estudiantes de primero a quinto año de secundaria, se realizó mediante el muestreo probabilístico aleatorio estratificado. El instrumento que se utilizo es el test estructurado de habilidades sociales del Ministerio de salud y el APGAR familiar que evalúa cinco funciones básicas Adaptación, Participación, Gradiente de recurso personal, Afecto, y Recursos. Los resultados indican que existe correlación positiva entre habilidades sociales y funcionalidad familiar. En conclusión, el asertividad es la habilidad más desarrollada a diferencia de la comunicación que es donde se evidencia dificultades, por otro lado, la autoestima y la toma de decisiones son habilidades que se encuentran en nivel promedio.

Palabras clave: Habilidades sociales; funcionalidad familiar; adolescentes

INTRODUCCIÓN

La adolescencia constituye un periodo especial del ser humano, caracterizado por cambios biopsicosociales, transformándose en una etapa vulnerable para la exposición a factores de riesgo (Amaral, Maia y Bezerra, 2015; Contini, 2015; Organización Mundial de la Salud, 2015). A su vez constituye un momento de incertidumbre e inclusive de desesperación, una fase de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres, y de sueños acerca del futuro (Barrios y Verdecia, 2016).

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF (2015) 110 millones de adolescentes viven en Latinoamérica y el Caribe el cual representa el 18.7% de la población total. El Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI (2017) reporto que en el Perú viven aproximadamente 3.2 millones de adolescentes representando el 10.23% de la población. En el departamento de Puno se registró 132 mil 827 adolescentes representando el 10.83%, del cual 33 mil 426 se encuentran en la provincia de San Román.

El ser humano es un gregario por naturaleza, lo cual condiciona al adolescente en la adquisición de su identidad y habilidades sociales, además su influencia se observa en distintas áreas como la personal, familiar, escolar y entre otras (Betancourth, Zambrano, Ceballos, Benavides, y Villota, 2017). Las habilidades sociales son aquellos comportamientos o conductas específicas y necesarias para interactuar y relacionarse con el otro de forma afectiva y exitosa (Choque y Chirinos, 2009). Un adolescente con un bajo repertorio de habilidades sociales no será capaz de entender y controlar sus sentimientos y los de las personas que los rodean (Sartori y López, 2016). Finalmente, Roca (2014), afirma que, además de ser hábitos aprendidos y conductas observables son una serie de pensamientos y emociones que favorecen el incremento de las relaciones interpersonales.

La familia es el escenario más importante para el desarrollo de capacidades y habilidades sociales de los adolescentes, dado que estos no se dan de manera innatas ni están predeterminada genéticamente (Torres, 2014). Es la dimensión donde se adquieren valores, derechos, obligaciones y roles; además de preparar a la persona para el papel que desempeñará en el futuro (American Academy of Pediatrics, 2003). Una familia funcional, es la base estructurante para la construcción de los comportamientos en los adolescentes, además de permitir el crecimiento y desarrollo de cada integrante respetando su autonomía y su espacio individual (Higuita y Cardona, 2016). En contraposición, cuando la familia comienza a distorsionar su función principal (familia disfuncional), favorece las conductas de riesgo, como la dificultad de comunicación con los amigos, problemas con la autoestima y toma de decisiones (Arenas, 2009; Rivera, 2017).

Considerando que la adolescencia es la época de mayor vulnerabilidad y las habilidades sociales son fundamentales, a partir de ello existen investigaciones que han puesto de manifiesto la sólida relación existente entre un adecuado funcionamiento familiar y las habilidades sociales. Chanco y Ramos (2018) obtuvieron como resultado que el tipo de familia que prevalece es la familia disfuncional severa en donde el 52.7% de los adolescentes presentan nivel bajo de habilidades sociales, 44% tienen nivel promedio bajo; coincidiendo con los resultados de (Calderón y Fonseca, 2014) donde el 40.7% presentaron un funcionamiento familiar bajo y 41.8% de adolescentes con habilidades sociales de nivel bajo.

Por lo tanto, la necesidad de conocer la relación entre habilidades sociales y la funcionalidad familiar es importante, debido a los cambios acelerados que aparecen en la adolescencia; por lo que la evaluación debe de ser integral y no abarcar sólo la parte física sino además ir hacia la esfera psico-social para prevenir riesgos en la salud mental. Por consiguiente, resulta fundamental que el adolescente disponga de habilidades sociales favorables para que estas interacciones sean de calidad, ya que las habilidades adquiridas están presentes en la vida cotidiana de sus relaciones sociales; en base a lo señalado anteriormente, es necesario que se incorporen programas de habilidades sociales como factor de protección en los contextos escolares con el fin de evitarles futuros problemas.

A partir de dicho contexto se planteó el objetivo identificar la relación entre las habilidades sociales en adolescentes y funcionalidad familiar en la Institución Educativa Secundaria José María Arguedas, Industrial N° 45 Juliaca.

REVISIÓN DE LA LITERATURA

Adolescencia

La adolescencia es el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios (Organización Mundial de la Salud, 2015). De la misma manera (Torres, 2014) manifiesta que la adolescencia es un período caracterizado por importantes modificaciones tanto en el desarrollo físico, mental y emocional, como en las relaciones interpersonales, los cuales provocan contradicciones en la búsqueda de equilibrio consigo mismo y con la sociedad. La (UNICEF, 2015) explica que, los adolescentes están en un período donde son moldeables a las influencias de los modelos sociales y de los entornos de la vida.

Habilidades sociales

Braz, Cómodo, Prette, Prette y Fontaine, (2013) mencionan, que las habilidades sociales (HHSS), son la capacidad de los individuos para organizar los pensamientos, sentimientos y acciones, algunas de estas son: expresar empatía, establecer y mantener relaciones interpersonales y resolución de problemas. Por lo tanto, el adolescente en su entorno ira manifestando ciertas conductas en las distintas situaciones que se encuentre generalmente en un entorno interpersonal, las cuales pueden ser actitudes tanto positivas como negativas.

Existen muchos autores que realizaron estudios sobre las habilidades sociales, entre ellos Albert Bandura (1987) con la Teoría del Aprendizaje Social, donde postula que la mayor parte de nuestras conductas sociales las adquirimos viendo cómo otros las ejecutan; según esta teoría, el aprendizaje no consiste en la formación de una asociación estimulo-respuesta, sino en la adquisición de representaciones cognitivas de la conducta modelo, poniendo en énfasis la imitación (Jara, Olivera y Elmer, 2018).

Las habilidades sociales, son un conjunto de hábitos que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos, y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos (Maturana, 2007). Es la capacidad de relacionarnos con los demás en forma tal que consigamos un máximo de beneficios y un mínimo de consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo; este incluye temas afines como asertividad, autoestima y la inteligencia emocional (Roca, 2005). Asimismo, las habilidades sociales influyen en la percepción que el adolescente tiene de sí mismo, de los otros y de la sociedad y le permiten responder de modo positivo ante situaciones de estrés (Betina y Contini, 2011).

Por otro lado, el Ministerio de Salud (2005), considera las siguientes dimensiones, a) Asertividad: manifestación de uno mismo en sus valores, conductas, pensamientos y actitudes. b) Comunicación: expresar algo a través de los signos verbales y no verbales. c) Autoestima: capacidad de reconocerse a sí mismo y atribuirse una identidad. d) Toma de decisiones: identificación de alternativas.

La interpretación según niveles es la siguiente: a) Promedio: requieren consolidar e incrementar sus habilidades sociales. b) Promedio Alto: con adecuadas habilidades sociales. c) Alto y Muy Alto: competentes en las habilidades sociales. d) Promedio Bajo: con habilidades sociales muy básicas e) Bajo: con déficit de habilidades sociales, lo cual los puede situar en riesgo. (Ministerio de Salud, 2007).

Funcionalidad familiar

Hernández (2005) menciona, que la familia contempla tres perspectivas: una estructural, otra funcional y una evolutiva, las que determinan una cosmovisión. La familia por si sola es un contexto muy complicado e integrador, en la que interactúan diversos sistemas biológicos, psicosociales y ecológicos en las que se ejecutan los procesos fundamentales del desarrollo humano (Martín y Tamayo, 2013).

Según (Durán, 1988) la familia es el grupo de personas vinculadas por lazos consensuales, jurídicos o consanguíneos, constituyendo complejas redes de parentesco que son actualizadas episódicamente mediante el intercambio y la cooperación; teniendo reglas, sociales y pautas culturales entre los miembros. White (2007) señala que la familia es el ente encargado de la formación de los integrantes que lo componen, también nos recuerda que el hogar cumple la función principal de la formación de los hijos, brindando una estabilidad emocional que repercutirá a lo largo de su vida.

Referente a las principales funciones que toda familia debe de consolidar desde el inicio de su formación, (Rodríguez, Montes de Oca y Hernandez, 2014) es la socialización, que consiste en guiar para su participación activa en su círculo social; educativa, inculca la cultura a los miembros; protección, contribuye a la estabilidad emocional, afectiva y la axiológica, donde se aprenda conductas, comportamientos y afecto.

La funcionalidad familiar es un tema de gran utilidad, en el campo de la salud pública, siendo la familia el contexto en donde se dan las condiciones para el inicio y fortalecimiento de las habilidades sociales en los adolescentes. Para Higuita y Cardona, (2016) las familias funcionales se definen, por ser sanas y por presentar una comunicación clara, y directa, delimitan roles entre sus miembros, habilidad para resolver inconvenientes, cohesión, comprensión y solidaridad, lo que les permite avanzar. Asimismo, Barrios y Verdecia (2016), han señalado que la familia disfuncional, es aquella que se caracteriza por el fracaso en los papeles parenterales, ausencia total de reglas explicitas, los límites son generalmente confusos, y presencia de crisis cíclicas y repetitivas.

Entonces, un buen funcionamiento familiar constituye un factor protector frente a los factores de riesgos particularmente en la adolescencia, antes de que se desarrollen los problemas, ya que de continuar podrían comprometer la salud, estos deterioros lograrían cambiar a través de una intervención preventiva, temprana que favorezca el desarrollo del individuo y el fortalecimiento de competencias emocionales.

Según Suarez y Alcalá, (2014) la funcionalidad familiar se clasifica con las siguientes puntuaciones: de 17 - 20 puntos sugieren una función familiar normal, de 16 - 13 puntos disfunción familiar leve, de 12 - 10 puntos disfunción familiar moderada y <= a 9 puntos disfunción familiar severa.

MÉTODOLOGÍA

Se utilizó el enfoque cuantitativo de nivel descriptivo-correlacional. La población estuvo conformada por 726 y la muestra de 251 adolescentes, para lo cual se utilizó el muestreo probabilístico aleatorio estratificado, siendo en primero 58 adolescentes, segundo 50, tercero 47, cuarto 51 y quinto 45 estudiantes de sexo masculino y femenino de la Institución Educativa Secundaria José María Arguedas, Industrial N° 45 Juliaca de la Provincia de San Román-Puno.

La técnica aplicada fue la encuesta y como instrumento el cuestionario. Para la primera variable se utilizó el test estructurado de habilidades sociales del (MINSA, 2005) el mismo que fue aprobado por el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi; dicho test consta de 42 ítems, donde cada ítem tiene 5 alternativas (nunca, rara vez, a veces, a menudo y siempre), presenta las siguientes dimensiones: asertividad, comunicación, autoestima y toma de decisiones; asignándoles una puntuación mínima y máxima.

Para la segunda variable, el APGAR familiar elaborado por (Smilkstein, 1978) validado con alfa de Cronbach de 0,86 por (Higuita y Cardona, 2016). en Colombia, y por Horna (2016) en Perú con 0.71 y 0.83, el cual es del tipo Likert, el instrumento consta de 5 ítems, presentando como respuesta 5 opciones, cada pregunta los cuales son: (0) nunca, (1) casi nunca, (2) algunas veces, (3) casi siempre y (4) siempre.

Para la recolección de datos se coordinó con las autoridades de la IES y previo asentimiento informado de los adolescentes, se procedió a recabar los datos, en los horarios de tutoría, en turno de mañana a los estudiantes de primero y segundo año y en las tardes de tercero a quinto de secundaria, hasta cubrir las cuotas necesarias según la muestra elegida.

Antes de aplicar el instrumento al encuestado se garantizó la confidencialidad y anonimato, además se explicó el propósito y se dio indicaciones respectivas, no hubo dificultades durante la resolución, por lo que no fue necesario derivar a un centro de atención de salud. La respuesta y la entrega respectiva se hicieron entre 10 a 15 minutos.

Para el análisis de datos se aplicó el programa estadístico Statistical Package for the Social Sciences versión 21.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los resultados que se presentan a continuación permiten identificar la relación entre las habilidades sociales en adolescentes y funcionalidad familiar, en sus dimensiones de asertividad, comunicación, autoestima y toma de decisiones.

Tabla 1 Funcionalidad Familiar Y Habilidades Sociales 

** La correlación es significativa en el nivel 0,01

En la tabla 1 se evidencia de manera general que las habilidades sociales (HHSS) en los adolescentes se encuentran en nivel promedio con 27,9 % y con una disfunción familiar leve de 29,9%; resultados que podría limitar el desarrollo de las HHSS a un nivel alto por la interacción negativa entre sus miembros. Respecto a la relación entre la funcionabilidad familiar y habilidades sociales los resultados muestran que 18.7% presentan una disfunción familiar leve y nivel promedio de habilidades sociales, seguido de una disfunción familiar moderada con 15.9% y nivel promedio bajo de habilidades sociales. Con base a estos resultados podríamos afirmar que una familia disfuncional conlleva a determinados ambientes familiares, que favorecen las conductas de riesgo en los adolescentes limitando el aflorar estas, por ser este un periodo crítico para la adquisición y práctica de habilidades sociales más complejas.

Según los resultados obtenidos se precisa que existe correlación positiva directa entre las habilidades sociales y funcionalidad familiar con un valor Rho = 0.875 y nivel de significancia p = 0.00; datos que se asemejan a los hallados por (Chanco & Ramos, 2018) prevaleciendo la disfuncionalidad familiar severa en donde el 52.7% presentan nivel bajo de habilidades sociales. Al igual que los resultados de (Calderón y Fonseca, 2014) evidenciaron que los adolescentes con funcionamiento familiar bajo presentaban habilidades sociales de nivel bajo y (García, 2005) encuentra una correlación positiva y significativa entre habilidades sociales y el clima social en la familia.

La mayoría de los adolescentes presentan un nivel promedio de habilidades sociales seguido de nivel promedio bajo, resultados parcialmente coherentes con lo descrito por (Morales, Benitez, y Agustín, 2013) ya que sus resultados muestran nivel medio y medio alto; datos que según la literatura son adolescentes que requieren consolidar e incrementar sus habilidades sociales (Ministerio de Salud, 2007).

En referencia, Morán y Olaz (2014) el estudio de las habilidades sociales ha sido uno de los más productivos, debido a las implicancias, tales como el educacional, clínico y la psicología del desarrollo. Peres (2005), afirmar que estos aspectos podrían influir en su diario vivir como jóvenes independientes, protagonistas de su vida. Así mismo, Betina & Contini (2011) han puesto en manifiesto, la presencia de déficits de estas puede incidir negativamente en la afirmación de la identidad.

Tabla 2: Funcionalidad Familiar y Asertividad 

** La correlación es significativa en el nivel 0,01La tabla 2 muestra que el 10% de adolescentes presentan un nivel promedio alto de asertividad y funcionalidad familiar leve, seguido de 7.6% con nivel promedio alto y funcionalidad familiar moderada. Estadísticamente la prueba de Rho Spearman indica una correlación positiva de 0.549 con un nivel de significancia de p = 0.00.

Estos resultados son semejantes a los de (Flores, 2018) donde encontró un nivel alto de asertividad al igual que los resultados de (Flores, Garcia, Calsina, y Yapuchura, 2016) quienes en su estudio evidenciaron que el 46% tenían un comportamiento sincero y justo, sin ser impulsivo ni pasivo.

Los hallazgos indican que la dimensión asertividad es la más desarrollada, el cual podría deberse a la facilidad de su aprendizaje, ya que lo aplicamos en cada momento de nuestro existir, sin embargo, existe un porcentaje de bajo y promedio bajo de estudiantes que requieren reforzar esta habilidad y así auto afirmar sus propias ideas sin manipular a los demás. Rodríguez y Montanero (2017) en un programa de entrenamiento de habilidades sociales en la competencia social, muestra un aumento significativo de las respuestas asertivas de los chicos, en la capacidad de ponerse en lugar de los demás y de resolver conflictos en un grupo que se había detectado un alto grado de conflictividad.

Tabla 3 Funcionalidad Familiar y Comunicación 

** La correlación es significativa en el nivel 0,01

La tabla 3 muestra el 13.5% presentan un nivel promedio bajo en comunicación y funcionalidad familiar moderada, seguido de 10.8% con nivel promedio bajo en comunicación y funcionalidad familiar leve. Datos que muestran claramente una preocupación, ya que la comunicación positiva en la familia con el adolescente es imprescindible para relacionarse en cualquier situación social, siendo un medio para solucionar dificultades y encontrar soluciones propicias. Entonces una comunicación poco fluida en el seno familiar es un factor de riesgo para el desarrollo del adolescente, por los diversos cambios que atraviesa durante esta etapa. Estadísticamente la prueba de Rho Spearman indica una correlación positiva de 0.584 con un nivel de significancia de p = 0.00.

Resultados análogos a los de (Cari y Zevallos, 2017) quienes patentizaron un nivel bajo de esta habilidad en más de la mitad de su muestra. De igual manera (Flores, Garcia, Calsina, y Yapuchura, 2016) encontró correlación positiva intensa entre las habilidades sociales y la comunicación interpersonal. Por otro lado (Barboza-Palomino et al., 2017) señalan que los participantes perciben la comunicación familiar que influyen en la construcción de su proyecto de vida.

Tabla 4 Funcionalidad Familiar y Autoestima 

** La correlación es significativa en el nivel 0,01

La tabla 4 ilustra la relación entre la autoestima y funcionalidad familiar donde el 15.1% presenta un nivel promedio de autoestima y funcionalidad familiar leve, seguido de 11.6% con nivel promedio bajo de autoestima y funcionalidad familiar moderada. Los hallazgos de la investigación sugieren que la autoestima está por debajo del nivel promedio, este valor indica que las personas tienen una menor independencia y creatividad social, lo cual es fundamental para el equilibrio emocional, ya que el funcionamiento familiar alterado tiene efectos sobre el desarrollo del adolescente. Estadísticamente la prueba de Rho Spearman indica una correlación positiva de 0.687 con un nivel de significancia de p = 0.00.

El 31.9% de adolescentes presentan un nivel promedio de autoestima, resultados que son de algún modo semejantes a los hallados por (Chávez, Limaylla y Maza, 2018) ya que el 23.9% presentaron un nivel medio. Gutiérrez, Camacho y Martínez (2007) concluyen que la disfuncionalidad familiar es un factor de riesgo para el desarrollo de la autoestima con repercusiones en el ámbito escolar. Asimismo, Schmidt, Maglio, Messoulam, Molina, & Gonzalez (2010) señalan que la comunicación familiar funcional permite el desarrollo de un autoconcepto positivo.

Entonces para mejorar la autoestima en estas edades, se sugiere producir cambios en las pautas educativas de los padres en el entorno familiar, al igual que en el ámbito escolar siendo éste un lugar particularmente favorable para producir mejoras en la retroalimentación de la autoestima. Para ello es importante que el adolescente se sienta aceptado y estimado por su familia, maestros y compañeros.

Tabla 5 Funcionalidad Familiar y Toma de Decisiones 

** La correlación es significativa en el nivel 0,01

La tabla 5 muestra la relación entre toma de decisiones y funcionalidad familiar, donde el 13.9% presenta un nivel promedio de toma de decisiones y funcionalidad familiar leve, seguido de 13.1% con nivel promedio bajo y funcionalidad familiar moderada. Este resultado podría deberse a la complejidad de esta habilidad por lo que demanda de un pensamiento crítico para evaluar y detectar un problema o una situación que requiere tomar una decisión. Por otro lado, la funcionalidad familiar es importante para el desarrollo psicológico y social de los miembros de la familia. Estadísticamente la prueba de Rho Spearman indica una correlación positiva de 0.673 y un nivel de significancia de p = 0.00.

Al respecto (Camacho, Nakamura y Mathews, 2009) afirman que un nivel de funcionamiento familiar de rango medio, conlleva a una dinámica familiar con tendencia a la disfuncionalidad, donde el adolescente limita el crecimiento espontaneo y puede generar temor para la toma de decisiones.

En relación a los resultados obtenidos en el análisis se sugiere considerar programas de intervención y entrenamiento en habilidades sociales.

CONCLUSIÓN

Los resultados de la investigación patentizan que existe correlación positiva entre las variables (habilidades sociales y funcionamiento familiar), por lo que se indica que el tipo de disfunción familiar es uno de los factores que determinan el nivel de habilidades sociales en los adolescentes.

Las habilidades sociales en los adolescentes son relativamente básicas y con déficit, respecto a la funcionalidad familiar, se precisa que más de la mitad presenta algún tipo de disfuncionalidad familiar, lo que indica que dichos estudiantes requieren de un mayor incremento y reforzamiento de estas habilidades.

En cuanto a las dimensiones, la asertividad es la más desarrollada por los adolescentes con nivel alto a diferencia de la comunicación que es donde se evidencio dificultades con nivel promedio bajo, por otro lado, la autoestima y la toma de decisiones son habilidades que se encuentran en nivel promedio.

Agradecimiento

Este estudio contó con el apoyo de las autoridades de la I.E.S. José María Arguedas. Agradecemos a toda la comunidad estudiantil por su apoyo durante la presente investigación.

Conflictos de interés

Los autores declaran no tener ningún tipo de conflicto de interés.

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Recibido: 08 de Octubre de 2019; Aprobado: 13 de Marzo de 2020

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