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Comuni@cción

Print version ISSN 2219-7168

Comuni@cción vol.13 no.2 Puno Apr./Jun. 2022

http://dx.doi.org/10.33595/2226-1478.13.2.672 

Artículo de revisión

La evaluación formativa en la educación

Formative Assessment in Educaction

Jenner José Cruzado Saldaña1 

1Universidad César Vallejo, Perú. villafuertealvarezc@gmail.com

Resumen

El presente artículo de revisión se realizó con el objetivo de analizar y evidenciar la importancia de la evaluación formativa en la educación, dado a que este tipo de evaluación ha ido tomando más relevancia en los últimos tiempos; por lo que los profesionales en la educación lo están considerando en sus diferentes sesiones de clase y del mismo modo, sus resultados vienen favoreciendo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se utilizó una metodología analítica y crítica, basado en la revisión de literatura en las bases de datos Pro Quest, EBSCO, Science, Scopus y Dialnet, sobre la temática estudiada. A partir de los resultados obtenidos se organizó y analizó la información en cuatro bloques temáticos: definiciones de evaluación formativa, enfoques que la sustentan, procesos para realizar la evaluación formativa y la retroalimentación. Se concluye que la evaluación formativa es muy relevante en el proceso educativo en razón que busca la formación íntegra de los estudiantes, a partir de sus componentes entre los cuales se resalta a la retroalimentación.

Palabras clave: Evaluación formativa; enfoques; procesos y retroalimentación

Abstract

This review article was carried out with the objective of analyzing and highlighting the importance of formative evaluation in education, to the extent that this type of evaluation has become more relevant in recent times; Therefore, education professionals are considering it in their different class sessions and, in the same way, its results have been favoring the teaching and learning process. An analytical and critical methodology was used, based on the literature review in the Pro Quest, EBSCO, Science, Scopus and Dialnet databases, on the subject studied. Based on the results obtained, the information was organized and analyzed in four thematic blocks: definitions of formative evaluation, approaches that support it, processes for carrying out formative evaluation and feedback. It is concluded that the formative evaluation is very relevant in the educational process because it seeks the integral formation of the students, based on its components, among which feedback is highlighted.

Keywords: Formative evaluation; approaches; processes and feedback

Introducción

El presente trabajo se realiza con la finalidad de analizar y evidenciar la importancia que tiene la evaluación formativa en la educación, teniendo como base el enfoque formativo; es decir, evaluar para el aprendizaje de los estudiantes, dejando en segundo plano la evaluación tradicional o sumativa. Hoy en día la evaluación es considerada como un conjunto de actividades para el aprendizaje con el propósito de adquirir conocimientos, teniendo como protagonista al propio estudiante (Córdoba et al. 2018).

Como el trabajo está orientado a ver la importancia de la evaluación formativa en la educación, se debe tener claro su definición. En tal sentido, el Currículo Nacional de la Educación Básica (2016), desde el enfoque formativo la define como un proceso sistemático donde se obtiene y valora información importante sobre el nivel de logro de las competencias de los estudiantes, con el propósito de ayudarles a mejorar sus aprendizajes. En esta dirección, la evaluación formativa permite recabar información con la finalidad de examinar y perfeccionar el aprendizaje durante su construcción. De igual manera pasa con la enseñanza, que se debe adecuar y adaptar a las necesidades e intereses de los estudiantes, así como también de los propósitos de aprendizaje planteados oportunamente.

A nivel mundial, la evaluación formativa tiene como objetivo desarrollar un aprendizaje responsable y consciente en los estudiantes a través del acompañamiento de los docentes quienes pueden estructurar sistemáticamente el aprendizaje. Por lo cual, es necesario replantear la evaluación formativa porque en estos tiempos es uno de los problemas más complejos de la práctica pedagógica en el aula ya que la misma es generalmente cuantitativa y está relacionada con el rendimiento académico (García et al., 2021). Los requisitos pedagógicos para brindar un aprendizaje de calidad se enfocan en la evaluación formativa la cual es necesaria para evaluar procesos de aprendizaje.

La evaluación de los aprendizajes en la Educación Básica en América Latina es un tema muy importante que se debe de tratar, en todo caso, hacer trabajos de investigación, con la finalidad de realizar o hacer propuestas que contribuyan al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes. En tal sentido, Ortiz (2020), manifiesta que la evaluación en las instituciones educativas colombianas en todos sus niveles, es un punto neurálgico e importante para hacer investigación, dado que en la actualidad, la evaluación es sinónimo de fracaso, angustia y formalidad. Es decir, hay una pretensión de orientar a los estudiantes a procesos de evaluación continuos con la premisa de medir sus desempeños que se originan durante su formación. Igualmente es común los llamados problemas evaluativos acerca de su eficacia (exámenes que miden lo que intentan medir), confiablidad dirigida a que los resultados son reflejo del contexto abordado, la evaluación como situación final para medir los aprendizajes obtenidos por los estudiantes. Por otro lado, Moreno (2019), afirma que en México la nota (calificación) que coloca un docente a un estudiante al finalizar una asignatura tiene como base la subjetividad y las evidencias que ha recogido de su desempeño en las clases. No hay claridad de cuándo y cómo el profesor combina estos dos aspectos, qué valor le da y con qué firmeza emplea una regla u otra. Por otro lado, el contexto donde se encuentra la institución educativa y lo que espera el profesor respecto a los aprendizajes de sus alumnos son dos aspectos que se unen cuando el docente evalúa a sus pupilos; por tal razón, en el mejor de los casos, los calificativos quizás sean un indicador del desenvolvimiento académico de los estudiantes en relación con sus pares de la misma aula; en muy pocas ocasiones representan una verdadera evaluación sobre lo que aprendieron del currículo.

El Perú, no es ajeno a este problema, las dificultades que tiene el sistema educativo peruano, entre otras, es la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes, si bien es cierto que el Ministerio de Educación emana normas, desarrolla cursos virtuales y guías al respecto, los profesionales en la educación siguen teniendo limitaciones en su aplicación en el aula, perjudicando a los niños, niñas y adolescentes en sus procesos de aprendizaje. En tal sentido, los estudiantes que desaprueban o su desempeño es bajo, necesitan apoyo pedagógico mediante propuestas epistemológicas, científicas y éticas (Flórez, et al., 2017; Henao y Londoño, 2017; como se citó en Muriel et al., (s.f.). En este sentido la evaluación formativa debe desarrollarse tanto en el nivel de escolaridad básica que en el Perú se conoce como educación básica continua (EBR) como en el nivel de educación superior. Para eso debemos dejar de recrear modelos en los que la evaluación genera rechazo porque no se valora su aporte respecto a la mejora del aprendizaje (Beriche & Medina, 2021).

Otro problema no menos importante es que los docentes han sido formados inicialmente con modelos o enfoques, donde los calificativos eran más significativos que el proceso mismo de la evaluación, es decir, se daba más importancia a la evaluación sumativa que a la de proceso o formativa; y esos modelos, como que son difíciles de romper o cambiar, generando incertidumbre en ellos. En las corrientes pedagógicas actuales, la idea de evaluación ha progresado de forma muy significativa, es decir, de lo que se comprendía como una práctica basada en la enseñanza, donde se calificaba lo que estaba “bien” y estaba “errado” y que se realizaba al final del proceso, ha pasado a ser comprendida como una acción primordial en el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, retroalimentando en forma oportuna en relación a sus avances durante el proceso de enseñanza y aprendizaje (Ministerio de Educación, 2016).

Como se puede ver, la educación peruana, está pasando por un proceso de transición, por así llamarlo, referente a la implementación y ejecución de nuevos enfoques de evaluación formativa, que aún no son tomados en cuenta como corresponde por los docentes, es decir, se sigue evaluando para calificar, más no para el aprendizaje de nuestros estudiantes.

Hortigüela et al., (2019), sustentan que la evaluación se relaciona directamente con el aprendizaje, en tal sentido, se debe engarzar intencionalmente en el proceso de enseñanza.

Por lo descrito, se puede precisar que el estudio de la evaluación formativa en la educación es un tema muy importante, el cual debe ser abordado de forma pertinente, con la finalidad de mejorar los aprendizajes de los estudiantes de Educación Básica. La elaboración de este artículo de revisión bibliográfica se justifica en la medida que revisará literatura científica de diversos autores e instituciones. Esta literatura permitirá analizar y opinar sobre las diversas definiciones de evaluación formativa.

A partir de lo mencionado líneas arriba, las interrogantes que orientan la revisión teórica son ¿Cuáles son las definiciones conceptuales de evaluación formativa identificadas en la literatura científica? ¿Cuál es el proceso que se sigue para realizar una verdadera evaluación formativa con los estudiantes?

Metodología

Este trabajo fue ejecutado teniendo en cuenta una metodología analítica y crítica que, a partir del tema, se ha determinado realizar la revisión de artículos científicos de las últimas dos décadas.

Para tal fin, se ha buscado en las bases de datos Pro Quest, EBSCO, Science, Scopus y Dialnet, obteniéndose más de 40 textos, entre artículos y tesis. Para la búsqueda, se ha utilizado la opción avanzada, palabras clave como evaluación, evaluación formativa, enfoques, procesos y retroalimentación. De toda la bibliografía encontrada, se ha utilizado 32 textos, de los cuales 8 de ellos se usaron para la revisión de las diferentes definiciones de evaluación formativa, 8 artículos para analizar sus bases teóricas, 6 para analizar los procesos de la evaluación formativa en el aula para generar más y mejores aprendizajes en los estudiantes y 10 artículos para realizar el análisis de la retroalimentación. Cabe indicar que 8 textos han sido excluidos por no tener relación directa con el estudio en mención y por duplicación de información.

Por otra parte, para la selección de artículos se utilizó criterios de inclusión y exclusión. En relación con los criterios de inclusión se han considerado artículos publicados desde los inicios del 2005 y que guarden una relación directamente con la temática estudiada. Mientras que en los criterios de exclusión se tiene aquella documentación como libros, tesis, monografías y grados de pertinencia. Dichos criterios ayudaron a simplificar la selección de la información con énfasis al tema central de la investigación.

Con la finalidad de sistematizar el trabajo, se ha seguido una ruta metodológica, donde primero se ha identificado el tema central (evaluación formativa) y se ha formulado preguntas orientadoras; luego se ha buscado la literatura especializada, asimismo, se recopiló los datos de los artículos seleccionados; después, se realizó el respectivo análisis de la literatura, a continuación, se construyó la discusión de los resultados y finalmente, se hicieron las conclusiones.

Resultados

Los resultados se presentaron en cuatro bloques. En el primero se trató sobre las diferentes definiciones de evaluación formativa que se han encontrado en los artículos de investigación. En el segundo bloque, se presentó y analizó los diferentes enfoques que lo sustentan, en el tercero se analizó los procesos de la evaluación formativa que permiten lograr más y mejores aprendizajes de los estudiantes y por último se hizo un análisis de la retroalimentación formativa como parte central de la evaluación.

Definiciones de evaluación formativa

En relación con la evaluación formativa es menester aclarar que existe una variedad de definiciones, entre las cuales se dan a conocer algunas de ellas:

En primer lugar, Herreras (2011), la evaluación formativa es primordial, en la medida que mejora lo que objetivamente se evalúa, sin embargo, no debe dejar de lado a la evaluación sumativa, la misma que para muchos estudiosos es uno de los fines medulares de la evaluación. Por mucho tiempo la evaluación del aprendizaje se ha visto como la aplicación de exámenes u otros instrumentos que permiten emitir una determinada calificación en lugar de evaluar y retroalimentar. Desde esta perspectiva la evaluación es entendida como resultado mas no como un proceso. En este sentido, se ha visto conveniente para el estudiante, la aplicación de una evaluación formativa, la misma que es entendida como una evaluación íntegra; vale decir, que el docente evalúa al estudiante de manera compleja (Pérez, 2007).

Del mismo modo, Tena (2007), sostiene que la evaluación formativa tiene que darse de manera obligatoria en todos los niveles, ya que permite alcanzar la permanente mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje, beneficiando directamente a los educandos. El autor sostiene que la evaluación formativa hace las veces de semáforo, en la medida que esta evaluación indica si el alumno, el plan de estudio y el maestro están alineados. De no ser así, es menester realizar la revisión del proceso de enseñanza y aprendizaje; ya que ello coadyuva a conseguir mejores resultados en todo el proceso educativo (Samboi, 2009).

Seguidamente, Solís, et al., ( 2018), sostienen que la evaluación es un proceso ordenado de búsqueda y comprensión del contexto educativo, tiene como intención expresar un juicio de valor sobre ella, enrumbando a la toma de decisiones y la mejora continua, afirman que la evaluación formativa establece un proceso permanente de cambio, como resultado de las interacciones de los estudiantes y de los planteamientos pedagógicos que origine el profesor; en tal sentido, es perentorio comprender qué ocurre en el proceso y reconocer las necesidades de nuevas oportunidades de aprendizaje; así, el proceso es más relevante que el resultado y éste pasa a ser un elemento clave para la reflexión y mejora. Asimismo, mencionan que la evaluación es el punto neurálgico del proceso enseñanza y aprendizaje. Es complicado entender el accionar del docente sin alguna clase de evaluación. Los maestros buscan enseñar determinados conocimientos o promover actitudes y valores en sus estudiantes; por lo que están obligados y comprometidos a conocer, mediante la evaluación formativa, los logros de sus aprendizajes, los cuellos de botella y las fortalezas de cada uno de ellos (Guevara, 2015), con la finalidad de lograr o acercarse al perfil de egreso que se busca.

Por otro lado, Hortigüela et al. (2019), mencionan que la definición pura de evaluar debería estar engarzada al aprendizaje. Si no se tiene una evaluación clara, democrática, abierta y participativa, el aprendizaje no logrará su máximo nivel. Del mismo modo, hay que resaltar que la evaluación, en un sistema educativo, no redunda solo en el estudiante, sino que la evaluación de la labor docente (enseñanza) ha de estar presente. No debemos dejar de lado que, en una sociedad tan versátil como la nuestra respecto a recibir y tener acceso a la información, la manera de interactuar con los demás e incluso la forma de cómo se concibe los fines de la educación formal, los maestros deben reflexionar respecto al rol que tienen en las aulas de clase.

Por su parte el Ministerio de Educación (2016), sustenta que la idea de evaluación en las corrientes pedagógicas contemporáneas ha ido evolucionando considerablemente, es decir pasó de entenderse como un proceso centrado en la enseñanza, que valoraba lo que está bien o mal y que se realizaba al término del proceso, a ser comprendida como una tarea centrada en el aprendizaje del discente, que lo retroalimenta de forma oportuna respecto a sus avances durante el proceso educativo. En ese sentido, la evaluación, permite diagnosticar, retroalimentar y brindar acciones para el logro de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Finalmente, la evaluación formativa en todo proceso evaluativo cuya función primordial es mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje que se llevan a cabo en el aula (Martínez, et al., 2019).

Enfoques de la evaluación formativa

La evaluación formativa se debe entender a partir de diversos enfoques, que a continuación se detallan.

En primer lugar, Núñez et al. (2014), proponen un enfoque participativo en el desarrollo de la evaluación formativa; esta teoría parte de la idea que todos los miembros de la educación están comprometidos activamente con este tipo de evaluación, el mismo que según el autor se divide en: evaluación colaborativa, evaluación participativa-práctica, evaluación participativa-transformadora y evaluación para el empoderamiento. El sistema educativo exige que la formación de los estudiantes debe ser íntegra, por lo que también pueden participar en ella otros responsables educativos como los padres de familia y los mismos estudiantes.

Luego se tiene a Cisterna (2005), quien afirma que, en el ámbito educativo, en estos últimos tiempos se han venido incorporando una serie de aspectos teóricos y prácticos que han reemplazado a corrientes que epistemológicamente están en oposición al pensamiento educativo, entre lo que se puede destacar al cognitivismo, en su versión constructivista. A partir de esta teoría se sostiene que la evaluación para ser idónea debe incorporar lo relacionado a la pertinencia curricular, adaptación curricular, aprendizaje significativo, aprendizaje colaborativo, ritmos de aprendizaje, autoaprendizaje, aprender a aprender, etc. Se plantea que estos elementos deben darse de manera sistemática, beneficiando a los estudiantes de la escuela.

El Ministerio de Educación (2016), propone un enfoque formativo para la evaluación de los aprendizajes. En tal sentido, menciona que esta es un proceso continuo y sistemático donde se recoge y se valora la respectiva información significativa respecto al nivel de logro de las competencias en cada uno de los estudiantes, con el propósito de favorecer en forma oportuna al mejoramiento de los aprendizajes. Por esta razón, la evaluación formativa bajo el enfoque por competencias busca, durante el proceso: Apreciar el actuar de los estudiantes al resolver diversas situaciones problemáticas que sean retos originales para ellos y que les den oportunidad de poner en juego o movilizar diversas capacidades. Así como también, persigue identificar el nivel real o actual donde se ubican los estudiantes en relación con las competencias con la finalidad de apoyarlos a seguir avanzando hacia los niveles de logro más altos. Finalmente, también busca crear oportunidades permanentes para que los estudiantes demuestren hasta dónde son capaces de movilizar de manera continua las múltiples capacidades que forman una competencia, en lugar de comprobar la asimilación aislada de temas o habilidades o hacer diferencias entre los que aprueban o desaprueban.

Así mismo, Tobón (2019), propone la teoría socioformativa, y la sustenta como un nuevo enfoque de la evaluación, centrada en el desarrollo y mejora del talento humano con la finalidad de hacer frente a los retos de la sociedad del conocimiento a través del tratamiento de los diversos problemas del contexto y la colaboración. La evaluación socioformativa es un proceso que permite diagnosticar, retroalimentar y apoyar a los seres humanos, grupos, comunidades y organizaciones con la finalidad de que aprendan a solucionar problemas de su entorno, así como también mejoren su actuar y desarrollen sus habilidades necesarias para la sociedad del conocimiento, a través de la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación, teniendo como punto de partida la elaboración de productos (evidencias) y criterios (o instrumentos de evaluación) que permitan la metacognición, mediante el trabajo colaborativo y el pensamiento complejo.

Del mismo modo Buitrago et al. (2018), nos mencionan sobre la evaluación auténtica (EA), teniendo como referencia la propuesta de Ahumada (2005) y Díaz y Hernández (2002), en tal sentido, juntan las opciones de evaluación que se oponen a los métodos de evaluación tradicional. Estas propuestas de evaluación tienen la intención de lograr más y mejores aprendizajes en los estudiantes, mediante su participación en actividades auténticas y notables que les permitan usar y producir conocimientos en contextos reales. La EA, está unida a la enseñanza, es permanente y continua, consensuada y colaborativa. Por tal razón, privilegia estrategias de coevaluación y autoevaluación, a través de los cuales se fortalecen y estimulan la responsabilidad y autonomía de los estudiantes en base a su propio aprendizaje, y de esta manera identifiquen a la evaluación como oportunidades de aprendizaje.

Por último, Anijovich, et al. (2010), proponen y sustentan el enfoque de la evaluación mediadora, que su metodología tiene como base los valores morales, conceptos de educación, sociedad y sujeto. Una definición mediadora tiene por objetivo observar, acompañar, promover mejoras en el aprendizaje. Tiene carácter individual (no compara), como ya se mencionó se fundamenta en principios éticos, de mucho respeto a la diversidad. Busca ser de esta manera, una educación inclusiva en el amplio sentido de la palabra, de acceso al aprendizaje para todos y todas, así como también para toda la vida, es decir, viene a ser un proyecto de vida.

La evaluación mediadora, tiene los siguientes principios: 1. Todos los estudiantes logran aprender siempre (principio ético de valoración de las diferencias). 2. Logran aprender más con variadas opciones de aprendizaje (principio pedagógico de acción docente investigadora) y 3. Los aprendizajes obtenidos son para toda la vida (principios dialécticos de lo provisorio y lo complementario). El proceso de la evaluación mediadora es de carácter individual respecto a los estudiantes, ya que la toma de decisiones evaluativas (inclusivas o excluyentes) tienen efectos directos en los sujetos educativos. En tal sentido, este proceso busca: 1. Observación directa a los estudiantes de forma individual. 2. Análisis y comprensión de sus diferentes acciones o estrategias de aprendizaje y 3. Diseñar estrategias que permitan mejorar sus aprendizajes. En otras palabras, el proceso evaluativo tiene obligatoriamente tres momentos: observar, analizar y dar mejores y variadas oportunidades de aprendizaje.

Procesos de la evaluación formativa

Diversos autores sostienen que la evaluación formativa pasa por etapas o procesos, en esa línea de pensamiento, López (2010) manifiesta que en el proceso evaluativo se pasa por diferentes etapas. Se inicia presentando a los estudiantes lo que se conoce como una matriz de calificación el cual permite al profesional en la educación poder informar a los directivos, padres de familia e incluso a los mismos estudiantes los logros que se obtienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje. A partir de ello se pone en marcha una autoevaluación siendo esta de carácter muy reflexivo, posteriormente los alumnos entran en la etapa de la coevaluación; vale decir, entre ellos van revelándose los conocimientos adquiridos. Finalmente, el proceso termina con la retroalimentación, etapa en donde el docente reitera algunos conceptos o ideas que eventualmente han quedado sueltas, buscando que los conocimientos en los alumnos estén solidificados; estas acciones por parte de los maestros facilitan para que la evaluación sea formativa.

Por otro lado, Airasian & Abrams (2007) plantean que en la evaluación formativa existen cuatro aspectos que se deben considerar de manera prioritaria. En primer lugar, entender a las aulas como entornos tanto sociales como académicos; por lo que los docentes deben conocer las características de naturaleza social, personal, lingüística, cultural y emocional de sus estudiantes, así como las académicas. El segundo aspecto tiene que ver con la gran importancia que tiene la toma de decisiones por parte del profesor dentro de las aulas, esto en relación con el aprendizaje, las instrucciones, etc. En tercer lugar, el docente atiende a las necesidades de sus estudiantes de manera particular, en razón que cada alumno presenta problemáticas distintas. Finalmente, en cuarto lugar, los profesores actúan no solo como evaluadores o portadores de conocimientos, sino que adoptan también el rol de estudiante, involucrándose de esta manera con sus alumnos.

Además, La Agencia de la Calidad de la Educación (2017), propone el ciclo de la evaluación formativa que debe llevarse a cabo en las aulas de clase, para ello plantea preguntas clave: ¿a dónde vamos? ¿dónde estamos? y ¿cómo seguimos progresando? Es relevante tener claro que la evaluación formativa es un proceso sistemático que se lleva a cabo durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, es decir se sostiene en un ciclo permanente, teniendo como base las interacciones entre el profesor y los estudiantes, y entre los mismos alumnos, lo cual permite obtener evidencia de los logros de aprendizaje, así como tomar decisiones pertinentes y oportunas.

El proceso del ciclo de la evaluación formativa se inicia con la comunicación de metas de aprendizaje, estas deben ser concretas, definidas y comunicadas de forma clara a los estudiantes. Luego, tener claro los criterios de logro; es decir, estos deben ser comunicados en forma diáfana con un lenguaje sencillo a los estudiantes. Seguidamente, la recolección de evidencias, las mismas que deben ser productos tangibles o intangibles ejecutados por los estudiantes según las actividades diseñadas por los docentes. Posteriormente se tiene la interpretación de evidencia, ello implica realizar una interpretación de los productos, permite ver el avance del estudiante de acuerdo con las metas de aprendizaje y criterios de evaluación, con el propósito de tomar decisiones para alcanzar tales metas.

A continuación, se tiene el hecho de detectar la brecha de aprendizaje para reajustar la enseñanza en función a las necesidades e interés de los estudiantes, esta acción es importante porque permite identificar brechas entre el aprendizaje actual del estudiante y la meta que se desea alcanzar o lograr. Después se tiene la retroalimentación para el cierre de brechas; el docente debe devolver una retroalimentación que pormenorice al estudiante dónde se encuentra respecto a los criterios de evaluación y lo que le falta para alcanzar la meta.

Posteriormente reajustar la enseñanza a las necesidades e intereses de aprendizaje de los alumnos; esto debe ser como resultado del proceso de retroalimentación, para ello, los docentes deben planificar cómo trabajarán y qué acciones tomarán para regular su enseñanza y que esta se acople a las necesidades de sus alumnos. El cierre de brechas es el último proceso del ciclo de la evaluación formativa. Esto significa, generar el andamiaje en los estudiantes para alcanzar las metas de aprendizaje; todo ello permite al docente plantearse nuevos retos para seguir avanzando con sus pupilos.

Por su parte, Pasek y Mejía (2017), sostienen que, en la realidad del aula, la evaluación formativa es un proceso que ponen en práctica los profesores y estudiantes durante el desarrollo de las actividades educativas, brinda información para reajustar el aprendizaje, así como la enseñanza. Es decir, en este proceso se identifican errores, determinan las causas y se toman decisiones para mejorarlas. La evaluación formativa tiene cuatro caracteres; 1. Explicar el aprendizaje que se desea lograr, lo cual implica proponer metas de aprendizaje y criterios; 2. Adquirir evidencias de múltiples fuentes de acuerdo con las metas y criterios planteados; 3. Realizar una adecuada interpretación de la evidencia, es decir, esclarecer con los estudiantes lo que significa la información obtenida, con la finalidad de determinar en dónde podrían ubicar sus aprendizajes en relación a las metas y criterios planteados; por último, 4. Actuar teniendo en cuenta la evidencia, es decir, retroalimentar y decidir los pasos siguientes con el propósito de progresar en los aprendizajes, teniendo en cuenta las dificultades, necesidades, intereses y preferencias de los estudiantes.

La retroalimentación

Uno de los aspectos más relevantes de la evaluación se centra en la retroalimentación, según esto López (2010) la retroalimentación es una parte esencial dentro de la evaluación formativa, esta retroalimentación se le da al discente con el fin que tome acciones correctivas sobre su desempeño, encaminadas hacia el mejoramiento de su proceso de aprendizaje. Del mismo modo, el Ministerio de Educación (2016), plantea que la retroalimentación consiste en hacer la devolución de información al estudiante donde se dé a conocer sus progresos o logros en función a los niveles que se espera alcanzar en cada competencia. La retroalimentación permite a los educandos hacer una reflexión en función a lo que tuvo que hacer y lo que esperó lograr con lo que en realidad hizo. Hacer retroalimentación significa valorar lo que se ha realizado, y no otorgar elogios o críticas sin sustento. Entonces se entiende que la finalidad de hacer retroalimentación es para mejorar los aprendizajes de los alumnos, así como de mejorar progresivamente las estrategias que emplean los profesionales en la educación en su práctica propiamente dicha.

Seguidamente, El Ministerio de Educación (2016), sustenta que la retroalimentación radica en hacer la devolución de información al estudiante donde se describa sus progresos o logros en función a los niveles que se espera alcanzar en cada competencia. Esta información permite al estudiante hacer la comparación sobre lo que tuvo que hacer y lo que ambicionó lograr con lo que en realidad hizo. Asimismo, debe tener en cuenta criterios precisos, claros y compartidos, brindar formas de trabajo o procedimientos para que los estudiantes revisen y corrijan. Hacer retroalimentación significa otorgar un valor a lo que se ha realizado, y no en otorgar felicitaciones o críticas sin ningún sustento y que no encaminen sus esfuerzos de forma clara o que los puedan desviar de los propósitos. En este sentido, se entiende que la finalidad de hacer retroalimentación es para mejorar los aprendizajes de los alumnos, así como de mejorar las estrategias de los profesores para su práctica propiamente dicha.

Por otro lado López y Osorio (2016), menciona que el punto neurálgico de la evaluación es el de realizar retroalimentación de forma permanente a los estudiantes, para que tengan conocimiento qué metas deben lograr, si lo ha logrado y qué deben hacer para poder lograrlo.

Por su parte, Gómez (2019), menciona que cuando las estrategias didácticas utilizadas en el aula, están centradas en los aprendizajes, los estudiantes son los que brindan información sobre sus logros o avances; cada quien evidencia su propio progreso y sus referencias, tanto saberes previos como necesidades y todos estos elementos deben considerarse en el proceso de aprendizaje así como también en la evaluación, desde la planificación de las áreas, permitiendo espacios para las acciones de retroalimentación.

Discusión

Respecto al primer bloque referido a las definiciones de evaluación formativa, se puede afirmar que estas han ido evolucionando en las últimas décadas, es decir, se está dejando de ver a la evaluación como un proceso de calificación o sumativa, punitiva, hasta cierto punto temeraria, basada en el logro de contenidos, donde el principal protagonista era el docente; para pasar a percibirse como un proceso formativo y sistemático, teniendo como autor principal al estudiante, donde se le permite reflexionar sobre sus avances y dificultades, autorregularse y a ser autónomo. La evaluación es un proceso jerarquizado que ayuda a comprender la realidad educativa, tiene como propósito valorar las tareas realizadas y tomar decisiones que conduzcan a la mejora continua. Además, en la evaluación formativa se denota el producto que deja la interacción entre el docente y sus alumnos. Esto en razón de que la enseñanza se relaciona con el aprendizaje, es con esta adquisición del aprendizaje que el estudiante logra sus objetivos. Para tal efecto, la retroalimentación se hace necesaria, en la medida que este tipo de evaluación se orienta por lo formativo dejando parcialmente de lado a lo sumativo.

Existe una coincidencia por parte de los autores al sostener que la evaluación formativa es un proceso sistemático que ocurre durante el desarrollo de las actividades de aprendizaje. Es formativa porque permite que los estudiantes reflexionen sobre sus logros y limitaciones o dificultades a través de la mediación del docente.

Sobre el segundo bloque que está relacionado con los enfoques de la evaluación formativa, se puede decir que, actualmente, se está realizando diversas investigaciones en el campo de la evaluación educativa, permitiendo la aparición de nuevas teorías o enfoques. En ese sentido, se acuña el término “formativa” porque considera a la evaluación como un proceso de recopilación de información para ayudar a los estudiantes a lograr competencias que les sirvan para la vida. Al respecto, se tiene un enfoque formativo sustentando que la evaluación es un proceso sistemático de recopilación de información respecto al nivel de logro de las competencias del estudiante y pueda ser apoyado oportunamente en la mejora de sus aprendizajes, en ese sentido, la evaluación formativa tiene como objetivo apreciar el actuar de los estudiantes cuando resuelve diversos problemas cotidianos; identificar el nivel real de los estudiantes respecto a las competencias y crear oportunidades que permitan a los estudiantes demostrar hasta donde son capaces de movilizar sus capacidades. Del mismo modo se tiene un enfoque participativo, el cual plantea el involucramiento en el proceso de enseñanza y aprendizaje por parte de todos los agentes educativos. Además, se tiene un enfoque cognitivista, el mismo que señala la necesidad de considerar a la experiencia curricular, el aprendizaje colaborativo, entre otros aspectos dentro del proceso educativo.

En este marco de ideas se tiene también una teoría socioformativa, que está centrada en el desarrollo y mejora del talento humano para que pueda enfrentar los diferentes retos de su contexto. De igual forma, nos habla de un proceso donde se diagnostica, retroalimenta y apoya a las personas para que aprendan a solucionar problemas cotidianos y mejoren su actuar mediante la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación. Por otro lado, Buitrago et al. (2018), nos proponen la evaluación auténtica como contraposición a la evaluación tradicional, con la finalidad de lograr más y mejores aprendizajes en los estudiantes, mediante el desarrollo de actividades auténticas donde usen y produzcan conocimientos, echen mano a la coevaluación y autoevaluación para fortalecer su autonomía e identifiquen a la evaluación como oportunidad para aprender. Finalmente, Anijovich, et al. (2010), presentan y sustentan el enfoque de la evaluación mediadora, que tiene como base los valores morales, conceptos de educación, sociedad y sujeto. También nos mencionan que esta evaluación tiene como base observar, acompañar, promover mejoras en el aprendizaje y es de carácter individual e inclusiva. Además, tiene tres momentos: observar, analizar y dar mejores y variadas oportunidades de aprendizaje.

Como se puede apreciar que, los enfoques estudiados en el presente artículo coinciden que la evaluación formativa permite el mejoramiento de los logros de aprendizaje de los estudiantes, a través de un proceso sistemático de recojo, análisis, devolución de información o evidencias y un adecuado proceso de retroalimentación. Asimismo, estos enfoques proponen la ejecución de la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación, con el propósito que los estudiantes autorreflexionen respecto a cómo aprenden, detectar sus dificultades, cómo superarlas para seguir aprendiendo.

En lo que concierne al tercer bloque, se puede afirmar que, según los artículos analizados, existen propuestas de procesos de la evaluación formativa, que proponen ciclos o rutas para realizarla dentro del aula con la participación de los estudiantes y la mediación del docente, de tal modo que se encamine al cumplimiento de metas de aprendizaje; en esa dirección, algunos proponen el ciclo de la evaluación formativa, teniendo como punto de partida tres interrogantes fundamentales: ¿a dónde vamos? ¿dónde estamos? y ¿cómo seguimos progresando? Para dar respuesta a estas interrogantes, se da a conocer el siguiente proceso: comunicar metas de aprendizaje, tener claro los criterios de valoración, recolectar evidencias, interpretar las evidencias, detectar las brechas de aprendizaje, realizar la retroalimentación, hacer ajustes a la enseñanza y cerrar las brechas detectadas. Otros sostienen la idea en el sentido de que, por su característica, la evaluación formativa facilita el trabajo de reconocer problemas y solucionar los mismos. La evaluación formativa presenta cuatro fines: explicar el aprendizaje que se desea lograr, adquirir evidencias de múltiples fuentes de acuerdo con las metas y criterios planteados, realizar una adecuada interpretación de la evidencia y actuar teniendo en cuenta la evidencia, es decir, retroalimentar el proceso.

De lo descrito anteriormente, se puede ver que para realizar los procesos de evaluación formativa, como punto de partida el profesor y estudiantes deben tener claro los propósitos y criterios de aprendizaje, para que en función a ellos, los estudiantes encaminen su accionar en la construcción de sus productos (evidencias) y estos sirvan de información relevante al docente y pueda realizar la retroalimentación para que los estudiantes logren las competencias de las diferentes áreas curriculares.

En relación con el cuarto bloque, que se refiere a la retroalimentación, podemos afirmar que esta es la parte fundamental del proceso de la evaluación formativa, porque a través de la calidad con que se realiza, va a permitir que los estudiantes consoliden sus aprendizajes, detecten sus dificultades o limitaciones y puedan superarlas, es decir los estudiantes aprenden a reflexionar, autorregularse y ser autónomos respecto a sus aprendizajes.

Finalmente se precisa que la retroalimentación es efectiva, en la medida que se utilice el “error” del estudiante como oportunidad de aprendizaje; en tal sentido, el docente debe promover un proceso reflexivo (preguntas y repreguntas) con los estudiantes para que logren los aprendizajes esperados.

Conclusiones

Después de analizar lo referente a la temática de evaluación formativa es posible señalar:

En el proceso de enseñanza y aprendizaje, la evaluación formativa es muy relevante, en la medida que permite que los estudiantes puedan ser formados de manera íntegra, cumpliendo así los objetivos concretos de la educación.

De acuerdo con el análisis realizado se precisa que la definición de evaluación formativa se opone radicalmente a la denominada evaluación tradicional, en función a ello se busca que el estudiante desarrolle una autonomía suficiente en sus aprendizajes.

El logro del aprendizaje de los estudiantes está cimentado en el enfoque formativo de la evaluación, en tal sentido se busca que los discentes ejecuten una autoevaluación, una coevaluación y una heteroevaluación. Mediante este aprendizaje el alumno deberá aprender a enfrentar diversos problemas presentados en la vida cotidiana.

La evaluación formativa debe contar con un conjunto de pasos los cuales deben cumplirse sistemáticamente. Para ello se debe considerar una meta diáfana de aprendizaje, vale decir, que es lo que se pretende alcanzar con la evaluación formativa, ser conscientes en que condición se encuentran los estudiantes e ir monitoreando el progreso que se va teniendo a partir de la aplicación de una evaluación formativa.

Uno de los aspectos más relevantes de la evaluación formativa está centrado sin duda en la retroalimentación, en la medida que la misma permite al estudiante no solo determinar cuáles han sido sus avances, sino cuales son los aspectos que debe mejorar y lo que aún debe aprender. Es fundamental en la retroalimentación que el mismo estudiante se dé cuenta de los errores eventuales que vaya a cometer para que ello no sea reiterativo.

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Received: February 17, 2022; Accepted: May 25, 2022

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