Introducción
La danza expresa vivencias, emociones, sentimientos y abarca varios aspectos de la actividad humana, como la actividad motora, ya que emplea el “cuerpo” como instrumento mediate las técnicas corporales particulares; a ello se suma el ritmo, la música y una serie de expresiones verbales y no verbales. La danza está influenciada por factores sociales, culturales y ambientales, la cual, en cualquiera de sus formas, representa la diversidad y fortalecimiento de la identidad cultural. En este contexto, la movilidad corporal exhibe arte, emociones y sentimientos, motivos para la percepción social, que se despliega en un espacio y tiempo determinados. Estas expresiones están directamente vinculadas con la simbología, los significados y los valores culturales, enmarcados en la formación estético-artística. Dicha expresión se manifiesta a través de analogías, categorías estéticas y dimensiones metafísicas.
Ahora bien, el sentido común y el significado de las acciones son expresiones inherentes a la vida cotidiana. En este proceso, el simbolismo se refleja en íconos como figuras astrales, animales, plantas y fenómenos astronómicos, los cuales se manifiestan en la vestimenta y la música, representando la cosmovisión y cultura andina. La danza en mención, experimenta diversos cambios en la vestimenta y la música como tradición cultural.
Desde el inicio de la civilización, las danzas han sido una expresión natural de los sentimientos humanos, siempre vinculadas a la música y el canto. Juntos, reflejan emociones y experiencias cotidianas, creando ritmos que conectan al ser humano con los tres niveles del cosmos. La danza, según Kerényi (2006) “en su venerable forma de antiguo culto, es la verdad y al mismo tiempo la justificación de estar en el mundo; de todas las teodiceas, es la única eterna y refutable. Ella no enseña, nos discute, solo da pasos, y, con esos pasos, saca a la luz lo que está en lo más hondo de todas las cosas” (p.113). La danza es una expresión cultural espontánea del ser humano que refleja su conexión con el ritmo de la naturaleza y el universo. Representa la relación entre lo visible e invisible, moldeando nuestra percepción, cultura, estética y movimientos coreográficos.
El hombre que danza es el intermediario entre las cosas visibles e invisibles de la cultura y sus dimensiones. Esto lo sitúa y hace que sus pasos y coreografías se repitan, representando la cosmogonía primordial a la que se le asigna un carácter repetitivo, denominado ritual. La interacción entre danzantes es tan ritual, que constituye un atributo cultural, y que los discursos sinuosos y los gestos son cosas que corresponden a un todo. En este punto, para Geertz (2003), “la etiqueta es una especie de danza, la danza es una suerte de y el culto una forma de etiqueta” (p. 330). Los aspectos artísticos y religiosos realzan la apariencia y expresan diversidad de formas. La modificación continua de estas formas hace que la danza sea ceremonial o con sentido ritualizado.
Con base en ello, el ser humano expresa un universo interminable de significados que solo puede sentir y percibir, algo difícil de comprender y aún más de explicar. Lo que se expresa espontáneamente mediante la danza o el dibujo, según Kerényi (2006), “representa la continuidad de la vida de las criaturas mortales más allá de su muerte paulatina; lo que en el plasma es función, aquí encarna precisamente el sentido” (p. 92). La danza, en su forma más plena, trasciende lo estético y se convierte en un símbolo cargado de significados mágico-religiosos, representando la inmortalidad y conectando con lo profundo del ser. Así, no solo impacta por su belleza, sino por su valor simbólico y su vínculo con el patrimonio cultural y espiritual de una sociedad.
El símbolo en el arte rupestre se manifiesta en figuras geométricas incomprensibles, escenas de hombres en actividades de caza, rituales y sitios de ocupación doméstica. Según Turner (1980), “un símbolo es una representación que se tipifica naturalmente, o representa, o recuerda algo, ya sea por la posesión de cualidades análogas, ya por asociación de hecho o de pensamiento” (p. 21). Tanto los símbolos como los signos son resultado de los rituales de carácter simbólico y del acto simbólico propiamente dicho, que surge de la vida gregaria del ser humano y de su organización social y situacional, como miembro de una comunidad. “El significado simbólico nunca puede alcanzarse lejos o fuera de su significante, esto es; del mismo símbolo. El símbolo, en muchas culturas, es una hierofanía, una manifestación de lo sagrado y una epifanía” (Mèlich, 1996, p. 64). Los símbolos pueden interpretarse, aunque no siempre completamente, mientras que los signos, al formar parte del mundo físico, pueden traducirse a otros lenguajes. En el arte prehistórico, los signos eran pocos y solían marcar territorios o lugares habitados. Tanto los signos como los símbolos expresaban rituales y emociones humanas como esperanza, tristeza, alegría y desesperación, reflejando el mundo mágico creado por las culturas de esa época.
La representación cultural a través de la danza conecta con el pasado y enlaza con el presente, avivando la memoria y haciendo que las personas tomen mayor conciencia de los eventos que marcan sus vidas. Esta expresión recuerda que las acciones humanas son, simultáneamente, individuales y colectivas, y que tienen una continuidad que les otorga un valor inestimable, gracias a su carácter múltiple, histórico, instructivo, lúdico y afectivo, entre otros (Murguía, 2021). “El estudio de la cultura como patrimonio de producciones humanas y como expresión humana vinculada a la creación artística y la experiencia estética es considerada como herencia de los pueblos” (Botella & Escorihuela, 2022, p. 50). Conocer las danzas ancestrales requiere conocer el contexto cultural y social de las interacciones, como creación humana en una cultura local o lejana. Las danzas en la región de Puno tienen sus raíces en las tradiciones de los grupos étnicos y son diversas. En esta región, coexisten alrededor de 720 danzas, desempeñando un papel significativo en la preservación y transmisión de la identidad cultural de las comunidades a lo largo del tiempo. Por ello, “es reconocida como la capital del folklore peruano y es fuente de riquezas culturales” (Calderón et al., 2022, p. 10). La danza Chacareros “Flor de Sank’ayo" es una tradición agrícola de las comunidades del distrito de Acora, Puno, vinculada a la protección de los cultivos y a las celebraciones de carnavales entre febrero y marzo, coincidiendo con el florecimiento de las papas. Durante estas festividades, se agradece a la Pachamama mediante música con el lawa k’umu, cantos y bailes realizados por las mujeres en los campos de cultivo. Esta manifestación cultural refuerza la identidad y cohesión social de la comunidad. La investigación busca analizar la simbología de su vestimenta, música y coreografía para comprender su significado, evolución y proponer estrategias para su preservación frente al cambio cultural.
Metodología
En la presente investigación se utilizó un enfoque cualitativo, de tipo descriptivo y con un diseño no experimental longitudinal. El enfoque cualitativo permite una amplia gama de ideas e interpretaciones que enriquecen el propósito de la investigación; su objetivo es comprender un fenómeno social complejo, más allá de medir las variables involucradas, buscando entenderlo mediante el trabajo con categorías y objetivos de investigación (Hernandez, 2019).
En la investigación se utilizó el método inductivo, el cual analiza la simbología de la danza Chacareros “Flor de Sank’ayo” en las comunidades del distrito de Acora, con el objetivo de interpretar el sentido común y el significado de las acciones en la vestimenta y la música de la danza. Para el análisis e interpretación de los datos, se empleó el análisis de contenido, testimonios y el software estadístico Atlas.ti. Las técnicas utilizadas para la recolección de información fueron la entrevista de profundidad y la observación participante, con sus respectivos instrumentos.
El distrito de Acora es uno de los 15 distritos que conforman la provincia de Puno. Este distrito cuenta con un total de 59 comunidades campesinas y 22 centros poblados. La danza Chacareros “Flor de Sank’ayo” es una agrupación artística que pertenece al sector Centro Pukara del Centro poblado de Chancachi del distrito de Acora. Los procedimientos de muestreo no probabilístico permitieron determinar a los integrantes de la muestra que aportaron la información más relevante para los propósitos de la investigación, la cual incluyó y asciende a un total de 25 informantes, cuyas edades oscilan entre 20-70 años de edad.
10 danzantes activos: Representan a los principales participantes de la danza, proporcionando información sobre las prácticas actuales, la vestimenta, la música y la coreografía.
12 músicos activos: Ofrecen perspectivas sobre la importancia de los instrumentos musicales, las melodías, y la coreografía.
3 presidentes del conjunto folklórico: Proporcionan conocimientos históricos y contextuales sobre la evolución de la danza y sus significados culturales.
Resultados e Interpretación
Vestimenta de la danza Chacareros Flor de Sank’ayo
En cada pueblo existe una diversidad cultural que se manifiesta a través de las expresiones artísticas. La danza, como lenguaje artístico, utiliza la expresión corporal para comunicar las costumbres, creencias y tradiciones de un pueblo (Silva et al., 2022). A esto se suman la música y una serie de expresiones verbales y no verbales. La danza, en cualquiera de sus formas, representa la diversidad y el fortalecimiento de la identidad cultural, influenciada por factores socioculturales y ambientales.
La danza Chacareros “Flor de Sank’ayo” es una tradición agrícola que simboliza la conexión espiritual con la tierra y el agradecimiento por las cosechas. Se realiza durante el carnaval aimara, entre febrero y marzo, coincidiendo con el florecimiento de las primeras papas, como celebración y expresión de gratitud. “Durante esa festividad tanto varones como mujeres bailan utilizando el traje típico de la zona, donde se resalta el enorme colorido y la gran variedad de elementos nativos que forman parte del atuendo” (Merma & Yanapa, 2022, p. 70). Las prendas de vestir más comunes entre hombres y mujeres que practican la danza Chacareros “Flor de Sank’ayo” son bastante uniformes, aunque presentan algunas variaciones en los colores. Los varones llevan pantalón negro de bayeta, camisa blanca, chaleco con variaciones, ojotas, faja o chumpi, una chuspa para llevar hojas de coca, vino y aguardiente, y un chullo rojo. Las mujeres, por su parte, visten entre seis y diez polleras; la superior suele ser rosada o roja, mientras que las inferiores presentan tonos claros de amarillo a mostaza. Completan su vestimenta con un sombrero negro, una faja multicolor, camisa, chaqueta azul con variados bordados, y una lliclla atada o cruzada sobre el cuerpo que sostiene un rebuso amarillo, y un wichi-wichi en las manos. En la chaqueta, la lliclla y la chuspa se puede apreciar una variedad de bordados o íconos con motivos de flora y fauna del distrito de Acora, como menciona el Sr. de 61 años de edad:
En la vestimenta de la danza, la perdiz simboliza la conexión con la tierra y la naturaleza, cuando pone huevos significa que habrá producción de sembríos; el búho, avisa la muerte, es ave de mal augurio (…); la paloma simboliza la paz y la esperanza, y el picaflor la energía, la vitalidad y la renovación, lo cual se refleja en la presentación multicolor, especialmente en la chaqueta de la mujer… (Inf.1).
Las aves tienen significados simbólicos: la perdiz representa conexión con la tierra, sequía y fertilidad; el búho es guía comunitario; la paloma simboliza unión y paz; y el picaflor, junto con la cantuta, refleja energía, belleza y delicadeza. Además, algunas mujeres incluyen abejas en sus vestimentas como símbolo adicional. “El análisis iconográfico consiste en la determinación de motivos, tanto aislados como en combinación, pueden referirse a un solo tema o pueden incluir varios como solo realizar íconos acerca de la flora o solo considerar la fauna” (Ahumada, 2021, p. 1224). De este modo, en la vestimenta de los danzantes de los Chacareros “Flor de Sank’ayo” no solo se observan aves e insectos cargados de significados que reflejan su entorno, sino también plantas y flores que simbolizan el inicio de la aparición de frutos o semillas, tal como se menciona en el testimonio de la Sra. Carmen, de 41 años de edad:
El sank’ayo representa al florecimiento y también la aparición de su fruto hace referencia a los carnavales, si este fruto aparece en gran cantidad significa que el año será lluvioso, cuando sus espinas crecen para arriba, significa lluvia y cuando sus espinas están hacia abajo, significa sequía. La cantuta significa la fuerza y logro, es señal de buenas cosechas y un buen año (…). La presencia de la flor de papa en la vestimenta de las mujeres hace referencia a la siembra y buena cosecha. La flor misik´o es la dulzura de esta planta, también esta flor representa a la mujer y su sencilles y delicadeza. La flor de mostaza es la abundancia, y en gran cantidad indica un buen año agrícola (Inf.21).
Este testimonio demuestra que, la vestimenta es una expresión estética con múltiples significados, basados en las plantas y flores que crecen en el distrito. El color rosado o rojo de la flor de Sank’ayo, se refleja en las polleras que visten las mujeres. Un dato curioso que mencionan los danzantes es que, debido a la presencia de flores de Sank’ayo en un lugar, decidieron nombrar al conjunto “Flor de Sank’ayo”.
Por su parte, la cantuta, con colores similares a la flora local, es usada por mujeres solteras. Las polleras verdes representan las plantas de papa, cuya flor simboliza una buena cosecha y se refleja en los diseños del vestuario, destacando la importancia de este alimento. La planta de misik’o inspira los tonos de las llicllas, vinculada a la sencillez y delicadeza femenina, mientras que el color mostaza, simboliza fortuna y esperanza. Así, “la indumentaria se presenta como una parte importante de la comunicación no verbal” (Suárez et al., 2019, p. 403), ya que transmite mensajes a través de las figuras de flores en la vestimenta. Esto nos permite comprender que todo en la vida tiene un significado, un motivo y un propósito, siguiendo la conocida relación entre causa y efecto. Además, en la vestimenta se pueden apreciar representaciones astrales. En relación sobre el tema, señor Juan Blasido, de 55 años, comenta que:
La Cruz del Sur sirve para guiarse, la chakana es una representación como identidad del pueblo y también está representada en la coreografía, y en los varones la llevan en sus chuspas, la chacana también es una representación de los cuatro puntos cardinales; y el lucero del amanecer sirve como un indicador como va a ir el año (Inf.5).
En conjunto, estas representaciones astrales resaltan la estrecha relación de los danzantes y músicos con el cielo o mundo de arriba. La Cruz del Sur es considerada un fenómeno que los guía; algunos informantes señalaron que indica las cuatro estaciones del año y los tiempos de siembra. La chakana es un símbolo de unión y se encuentra normalmente en las mangas de las chaquetas, en cuanto a los valores los llevan en sus chuspas, representando la conexión entre el Alax Pacha (mundo de arriba), Aka Pacha (mundo visible) y Manq’a Pacha (mundo de abajo o infierno). Así como la representación de los cuatro puntos cardinales, lo que la convierte en un elemento con mucho contenido simbólico en la vestimenta.
El lucero del amanecer, cuando su presencia es duradera o brilla intensamente, se interpreta como un augurio de buena producción agrícola; otros lo ven como un símbolo de la renovación de la vida en cada amanecer.
En ese sentido, podemos decir que estas representaciones forman parte de su cosmovisión e identidad y son también herramientas prácticas para guiar y organizar la vida diaria. La cosmovisión de origen andino se fundamenta en un proceso sociohistórico gradual de relación con el entorno natural, que implica una manera integral de entender la vida, basada en el respeto y la interdependencia con el cosmos. Para Cruz (2018), “representa una visión de la realidad construida a través de un lento transcurso sociohistórico entre los pueblos y el entorno natural, como sustento para constancia”. Así, la cosmovisión andina se concibe como una forma particular de entender el mundo, en la que lo material y lo espiritual se integran, y se reflejan en la vestimenta, similar a lo anterior, a través de figuras geométricas. Al respecto, el Sr. Ángel, de 68 años hace énfasis con su aseveración:
La chuspa es la vestimenta en la cual los varones llevamos figuras tales como figuras geométricas y líneas rectas, las cuales representan el Collasuyo. La estrella representa la iluminación, en el campo se les dice el warawara (…), las líneas rectas están relacionadas con forma de siembra en el suelo o surcos (Inf.16).
Las líneas y figuras incrustadas en la chuspa (bolsa tradicional) representan los andenes donde se cultivan los alimentos, y en el chullo tradicional se observan líneas que se asemejan a ríos que drenan en los campos en época de florecimiento, así como a los surcos donde se siembran los alimentos. Las estrellas, según su iluminación, indican las temporadas de siembra; las wara waras (estrellas), acompaña a los campesinos en las noches, guiando su recorrido. Las líneas perpendiculares simbolizan la interdependencia entre varón y mujer, y también se pueden ver figuras octogonales que se relacionan con las temporadas de siembra. Estas figuras geométricas identificadas muestran una historia de conexión con el entorno geográfico, las prácticas agrícolas y los conocimientos ancestrales, reforzando la organización y los valores de la comunidad.
Los colores en la vestimenta de la danza Chacareros “Flor de Sank´ayo” también guardan un significado, según relata la Sra. Yanet de 43 años:
Verde representa la vegetación de los pastizales y los cultivos, como la papa, la quinua o el haba, símbolo de la agricultura (…); rojo, la flor de cantuta, de sank’ayo; amarillo, la flor de la mostaza; y negro, el color de la lana que se obtiene naturalmente de las llamas o las alpacas, representaría también el color de la flor del haba, pues esta flor tiene dos colores negro y blanco (Inf.4).
El color que más resalta en los primeros meses del año es el verde; el entorno geográfico del distrito de Acora se cubre de vegetación junto a una diversidad de flores de distintos colores. Un ejemplo es el color rosado o rojo en las polleras de las mujeres, que se asemeja a las flores de Sank’ayo y Kantuta; según algunas informantes, el color rosado simboliza la soltería. El color amarillo del rebuso y de otras las polleras personifican el florecimiento de la planta silvestre mostaza, el misik’o, la pinawa y la amira. El blanco y negro, presentes en la vestimenta de los varones, hace alusión a la flor de haba. En cuanto al azul, refleja el color del lago Titicaca, y el negro se visibiliza en forma de líneas en la lliclla y en los pantalones de los varones, asociado con la atracción del calor. Estos colores no son meras elecciones estéticas; cada uno expresa aspectos fundamentales del entorno y los modos de vida de la comunidad. A través de ellos, se refuerzan los lazos con la tierra, la cultura y la imaginación colectiva.
Música de la danza Chacareros Flor de Sank´ayo
La música andina se asocia con festivales folclóricos y está compuesta por instrumentos musicales elaborados por los propios pobladores de los Andes, quienes interpretan melodías acordes con su cultura y área geográfica. Desempeña un papel importante en los movimientos de la danza, marcando el ritmo y los pasos a seguir, y dando forma a coreografías grupales con un sentido estético, siempre en sintonía con el ritmo impuesto por la música. Durante los meses de febrero y marzo, tanto adultos como jóvenes de diferentes comunidades del distrito de Acora participan danzando; los varones interpretan el lawa k’umu (flauta confeccionada de tallo de cantuta) acompañados de canciones interpretadas por las mujeres. Según los testimonios, las melodías del lawa k’umu favorecen el florecimiento de los cultivos y calman las heladas, y otros fenómenos adversos. Respecto a su elaboración, el señor Ángel, de 68 años, comenta:
El lawa k´umu se hace del tallo de la cantuta, en cuanto al diseño cada músico a veces lo personaliza, los tubos se unen mediante cordeles o hilos de lana y estos están decorados con los colores que hacen alusión a la papa, además se decoran con cintillas, lo importante es que tenga buen sonido, su sonido representa al viento. Lawa en aimara es palo y k’umu es curvo o arqueado. Con este instrumento los tocadores hacen música para los danzarines y para el público en general (…). Hoy en día, ya lo hacen en algunos lados con caña y carrizo, pero son pocos... (Inf.16).
El lawa k’umu es un instrumento musical tradicional similar al pinquillo (parecido a una quena), elaborado con un palo curvado de la cantuta, decorado con cordeles o cintas que combinan con la vestimenta. Según los informantes, el material seleccionado para este instrumento debe ser maduro y sin muchas ramitas sobresalientes. En el proceso de elaboración, se observa que se pide permiso a la tierra para extraer la rama seleccionada, y sus melodías expresan el verdor y el florecimiento. Este instrumento tradicional para la ejecución de melodías, es acompañado por el bombo y la tarola. Por tanto, la forma de elaboración del lawa k’umu simboliza las antiguas técnicas utilizadas por sus ancestros, manteniendo una forma ligeramente inclinada.
Las melodías generadas por los instrumentos musicales mencionados, se asocian directamente con los cantos, expresando sentimientos y emociones al unísono, materializados en alegría y dinamismo. Las canciones que se interpretan son variadas y están orientadas a las actividades agrícolas durante los carnavales. En ese sentido, el señor Adrián, de 36 años, afirma:
La composición musical son la wayaya, tonadas, saraskuña, cutipa imilla y famoso laraleo que acompaña al lawa k’umu, además el lalala, y como también la canción de mamamita, Son algunos tonos de música que ellos pueden tocar cada año en los carnavales. Estas canciones son sinónimo de manifestación de la agricultura y de rendir un culto a la tierra…(Inf.20).
Los cantos reflejan la cosmovisión agrícola y espiritual de la comunidad, imitando el trinar de las aves y simbolizando la conexión con la naturaleza. Expresan alegría por el paisaje verde y resaltan el valor de las tradiciones ancestrales en la vida actual. El 'ayayayayay' que las mujeres entonan, se complementa con los sonidos del lawa k’umu, creando una cooperación mutua. Los varones y las mujeres tienen partes específicas donde cantan, y a veces escriben nuevas canciones relacionadas con la agricultura que se vuelven populares.
En concordancia con lo anterior, durante los carnavales, los cantos y las melodías están vinculados, ya que juntos forman una expresión integral de las vivencias de la comunidad. “La música es un arte, una construcción social cuyas identidades subjetivas los individuos los socializan mediante el canto, el ritmo, armonía y la melodía” (Fabián, 2022, p. 27). Las melodías de los Chacareros “Flor de Sank’ayo”, interpretadas con instrumentos típicos, marcan el ritmo y crean un ambiente festivo. Para ampliar un poco sobre las melodías de la danza, presentamos a continuación el testimonio de la señora Laura, de 58 años:
Se repite la música “Flor de Sank’ayo”, porque ese es su ritmo, nosotros acomodamos la melodía para bailar y que sea alegre (…), ese sonido parece que el viento de vegetación verde sopla y nosotros bailamos de alegría. También nos guiamos de los huaynos de nuestros antepasados (…). Las melodías se dedican a las flores de haba y papa. A veces se cambia el canto manteniendo su tonalidad dinámica… (Inf.8).
Esta descripción, subraya cómo las melodías son medios de expresión profunda que reflejan la alegría y vitalidad, asociándose directamente con el sonido del viento durante el tiempo de florecimiento, y transformando lo cotidiano en una celebración vibrante y llena de vida. El ritmo es repetitivo, acompañado por el 'yayaya, yayaya, yayaya' que articulan las mujeres, con un énfasis en lo sagrado. En ese momento, los movimientos corporales se realzan, expresando constantemente felicidad y coqueteo. Los movimientos reflejan actitudes y motivaciones, emergiendo también estados emocionales. Así, “en la danza se toma en cuenta diversos factores propiamente que nacen del cuerpo, el movimiento y todas las relaciones que pudieran tener los diversos lenguajes dancísticos” (Ahumada, 2022, p. 760). La realización de la coreografía en la danza Chacareros “Flor de Sank’ayo”, está estrechamente vinculada con la música, transmitiendo mensajes, formas de vida o eventos. En relación con la ejecución de las figuras coreográficas en la danza, la Srta. Ruth, de 20 años, menciona:
Se hacen coreografías como la chacana, huaruhuarus originales, luna, estrellas, los cuales se encuentran en todo el ciclo productivo de la agricultura (…), también se hacen figuras de animales que criamos, todo eso en la Candelaria cuando entramos en concurso. Al inicio eran solo giros con gracia. Las coreografías durante el concurso cambian cada año, claro algunas se mantienen… (Inf.3).
Los movimientos que realizan los danzantes son característicos del lugar. Aunque esta danza se baila en varios centros poblados del distrito de Acora, se mantienen los movimientos originales. Los giros que realizan las mujeres simbolizan la delicadeza de las flores, mientras que los movimientos con mayor intensidad representan el coraje y la fuerza que emplean en sus actividades. Existe una sincronización con los wichis que llevan en la mano. Las coreografías son una manifestación viva y cambiante; según los informantes, son el resultado de la conexión entre la naturaleza y la vida cotidiana del distrito. Generalmente, en los concursos se hacen figuras coreográficas como la chacana, la Cruz del Sur, la cantuta, la mariposa, entre otras. En algunos casos, se adaptan de acuerdo con el contexto para hacer la danza más relevante, incluyendo figuras nuevas como el pescado o la imagen de la Virgen de Candelaria. De este modo, cada movimiento corporal cuenta una historia que se relaciona con los ciclos productivos de la agricultura, a inicios de año.
La danza, en las dimensiones del ser humano, trasciende lo biológico, permitiendo una infinidad de movimientos con un profundo sentido artístico (Quintana, 2019). Según Paz et al. (2020), “podemos entender la danza como un fenómeno hermenéutico que nos afecta, movilizando, develando e interpelando nuestra manera de habitar y comprender el mundo” (p. 15). Por su parte, la música nos permite conocer los aspectos culturales y tradicionales, los modos de vida, así como el pensamiento y los sentimientos transmitidos por generaciones en cada pueblo (Briones et al., 2019). En este contexto, la movilidad corporal envuelve los procesos afectivos que se desarrollan en un espacio determinado de tiempo y lugar, y están directamente asociados con la simbología, el significado y los valores de cada expresión cultural, enmarcada en la formación estético-artística.
Conclusión
La danza Chacareros “Flor de Sank’ayo”, es una tradición cultural significativa del distrito de Acora, vinculada a la aparición de las primeras flores y frutos de la papa. Esta danza no solo es una expresión artística y ritual, sino que también refleja la historia, las creencias y la cohesión social de las comunidades que la practican. La vestimenta representa la identidad de los danzantes, ya que cada elemento y accesorio de este atuendo ancestral está cargado de significados y recuerdos del pasado. La música de esta danza expresa emociones y sentimientos, influye en los estados de ánimo y fortalece el sentido de comunidad. Las figuras coreográficas se basan en elementos tradicionales con incorporaciones nuevas, manteniendo su conexión con el ámbito cultural y social. De este modo, la danza se convierte en una representación cultural que describe la vida social y refleja la conducta humana, mostrando cómo las personas y la comunidad actúan de diversas maneras simultáneamente, lo que da lugar a la creación de un mundo artístico.