La situación laboral actual en la Universidad presenta numerosos desafíos al personal universitario como docentes, administrativos y personal de apoyo, así se han realizado diversas investigaciones para intentar delimitar y entender fenómenos indeseables como el estrés laboral. En ese contexto la presente revisión sistemática exploratoria se encamina a analizar los principales aspectos metodológicos e instrumentales en estudios sobre estrés en personal que labora en universidades públicas, divulgados entre los años 2010 y 2019. Para ello se han consultado cinco bases de datos de reconocido prestigio con el objetivo ulterior de analizar la evidencia científica acumulada y hacer disponible la síntesis obtenida para consulta y uso de quien esté interesado en la materia.
Introducción
Considerado como la enfermedad del siglo XXI, el estrés ha sido objeto de interés en la investigación debido a los efectos que genera en la salud de las personas y en su ambiente de trabajo, por tanto se le considera un padecimiento que repercute en la calidad de vida (Bairero, 2017) y afecta sin distinción de características personales (Karam, Parra, Urrego, & Castillo, 2019). El origen de este fenómeno puede ubicarse en problemas domésticos o laborales (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2004) siendo una categoría derivada el estrés laboral (Berrío & Mazo, 2011), el cual en las organizaciones genera y representa altos costos por la gran incidencia de empleados que lo padecen (García, Maldonado, Ramírez, & Lozano, 2013). Es así que, debido a esta afección, la salud laboral tiende a declinar por factores como, por ejemplo, la estancia en el trabajo (Collado, Soria, Canafoglia, & Collado, 2016). En ese sentido, las personas pueden experimentar estrés laboral cuando las exigencias del trabajo exceden sus recursos mentales y físicos, las cuales pueden ser o no considerados amenazantes o dañinas, dependiendo la capacidad del individuo (Hessels, Rietvelt, & Zwan, 2017; Meurs & Perrewé, 2011).
Por otro lado, cabe resaltar el creciente interés en investigar el estrés laboral en países en desarrollo (Ramírez, 2019), sin olvidar la existencia de dilemas teóricos, conceptuales y metodológicos en su estudio, por lo que este trabajo realiza una revisión sistemática de la literatura con el fin de obtener un panorama actual sobre la materia enfocándose en aspectos metodológicos e instrumentales.
Estrés laboral y el contexto universitario
Los cambios vividos por la humanidad han modificado la forma de producir la vida, la cultura y la sociedad, marcando así una época de transformaciones en las personas (Mejía, 2015). En ese orden de ideas, es conveniente recordar que el trabajo es el medio por el cual se obtiene el sustento económico y se suplen necesidades psicológicas como la autorrealización personal y profesional, la construcción de la identidad social o el sentido de vida en comunidad (Alves, Cirera, & Guiliani, 2013). Sin embargo es ahí también donde, paradójicamente, la gente podría preferir trabajar en malas condiciones que estar desempleada (Organización Internacional del Trabajo [OIT], 2016). Es en este entorno actual que existe un incremento en las demandas del desempeño del trabajador, debiendo aumentar su capacidad de flexibilidad, trabajo en grupo, toma de decisiones y dominio de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (Ramos & Jordão, 2015), es así como se presenta una interacción entre demandas percibidas en la situación, los recursos que el trabajador tiene para amortiguar el estresor y las características individuales del mismo (Hermosa & Perilla, 2015).
En ese sentido, el estrés se manifiesta en diversos ámbitos, dos de los más frecuentes son la vida cotidiana y el trabajo, no obstante, pese a su carácter situacional, sus efectos parecen no desaparecer de inmediato al cambiar los individuos de contexto (Nava, Orihuela, & Vega, 2016). En cuanto al estrés laboral, éste surge como una reacción ante las exigencias y demandas laborales (Patlán, 2019), las cuales aunadas a la ausencia de control para tomar decisiones en el trabajo pueden causar tensión en el personal (Birolim et al., 2019; Karasek, 1979), originando así una respuesta emocional, fisiológica y conductual potencialmente patógena que influye en la actividad del trabajador y en el resultado de sus actividades (Zuniga-Jara & Pizarro-Leon, 2018). Sin embargo, es conveniente señalar que este proceso puede ser diferente en cada individuo al adoptarse una postura de afrontamiento relacionada con emociones positivas, cognición y aprendizajes que se hayan obtenido como fruto de experiencias ante el estrés (Ganster & Rosen, 2013; McCarthy, 2019; Meurs & Perrewé, 2011).
En el actual mundo globalizado, la universidad es el ente que contribuye a impulsar el desarrollo económico y social de un país (Huanco, 2019). Se trata de un espacio organizado que proporciona sentido de representación, significación y ordenamiento de comportamientos, rituales y roles para grupos relacionados a ella, así las universidades representan valores, creencias y expectativas de diversos estratos, grupos y clases sociales (Acosta, 2019); y su desafío es contribuir a la sociedad, en la formación de un profesional con conocimiento en materia, pero principalmente en competencias y valores (Figueroa, Encinas, Félix, & Vega, 2019).
Por ello, sus integrantes comparten fines para lograr objetivos en común, manteniendo como base un trabajo colaborativo encaminado a una cultura laboral (Aparicio & Sepúlveda, 2019). Sin embargo, a partir de los años sesenta, la globalización marcó cambios en las organizaciones, como las universidades de América Latina y el Caribe, desvaneciendo las humanidades y haciendo primordial lo tecnológico (Soto & Forero, 2016). Por su parte, el contexto globalizador ha favorecido reformas y políticas educativas con la visión de elevar la calidad de la educación, así a partir de estas modificaciones las universidades públicas se han visto precisadas a adoptar un sistema de control de calidad que les permita lograr lo tan anhelado (Zúñiga, Pérez, & García, 2016). Sin embargo, ante los cambios mundiales de transición entre el siglo XX y el XXI, algunos sistemas educativos han quedado obsoletos traduciendo las mínimas oportunidades educativas y la baja calidad en educación, en falta de oportunidades laborales, delincuencia y deterioro de la calidad de vida (Orozco-Alvarado, Núñez-Martínez, & Orozco-Bravo, 2019). Así, ante las transiciones globales, las principales figuras que hacen frente y han estado a la par de los constantes cambios son las personas inmersas en el contexto universitario. En ese tenor, es importante señalar que docentes, personal administrativo y de apoyo son algunos sectores que forman la universidad y, por ende, se han visto afectados por los constantes cambios.
Docentes universitarios
Se consideran agentes de cambio que poseen compromiso para afrontar, mediante la educación, los retos que se planteen poniendo en marcha las estrategias pedagógicas para que el estudiantado adquiera conocimientos ambientales y desarrolle un pensamiento crítico, sistémico y complejo de la realidad (Sánchez-Contreras & Murga-Menoyo, 2019). Sin embargo, su exigencia laboral va en aumento pues se esperan mejores resultados en el menor tiempo posible, generando en ellos baja autoestima y sensación de fracaso (González & Orta, 2016); sumado a ello, el tipo de universidad podría ser un factor que influye en la diferencia de niveles de carga de trabajo y de funciones en dicha población (Yousefi & Kanesan, 2019). Es así como el docente al encontrarse en un mundo lleno de constantes transformaciones, como el actual, debe realizar sus actividades con urgencia y presión lo que en el transcurso del tiempo le puede ciertamente generar estrés (Alvites-Huamaní, 2019), derivando en estrés laboral, un tipo de estrés que se origina por el desequilibrio de las exigencias y presiones que se enfrentan por la coerción en el trabajo y las condiciones laborales no óptimas, excediendo la resistencia y capacidad del trabajador para poder enfrentarlas y resolverlas (Sánchez, 2017), afectando así su competencia personal y profesional sin olvidar su productividad (Watts & Robertson, 2011). Al respecto, es preciso recordar que la docencia es una de las actividades más nobles del quehacer humano, caracterizada por poseer un amor a la sabiduría y a los educandos (Barrientos, 2016), empero también ha sido una de las profesiones asistenciales que se ve afectada, frecuentemente, por el estrés laboral (Botero, 2012).
Administrativos
El personal administrativo es considerado el talento humano encargado de desarrollar los procesos administrativos, académicos y presupuestales de la universidad, y funge como contacto de usuarios internos y externos, por ende, su labor está marcada por exigencias y constante presión debido a que debe ir a la par del desarrollo activo y productivo del mundo de hoy (García et al., 2014; Gonzáles, 2014). Así, esta población se considera vulnerable al encontrarse en constante tensión y en riesgo de sufrir estrés laboral, ya que está dentro de escenarios con los que debe lidiar usualmente, por ejemplo, con los tiempos límites de entrega, los documentos que deben realizar y la carga laboral, entre otros (Rivera-Encinas, 2016).
Personal de apoyo
Otro sector que forma la universidad es el personal de apoyo, el cual se integra por cuerpos no académicos y permanentes (González & Codagnone, 2010). Se trata de un grupo que podría gozar de puestos estables y beneficios económicos en tiempos de crisis laboral y que, a diferencia de los sectores anteriores, no se hallaría expuesto a la competitividad del mundo profesional (Marsollier & Aparicio, 2014). Añadido a ello, podría ameritar una subclasificación por la índole de sus diferentes tareas (administrativas, técnicas, profesionales, de mantenimiento y de servicios) por lo que es factible encontrar aportaciones y demandas diversas en estos subgrupos (Durán, Atlante, & Giordano, 2010) y, por supuesto, estrés laboral.
Por otro lado, es pertinente mencionar la existencia de algunos estudios en la región iberoamericana y que comparten algunas características directas con la presente revisión sistemática en el contexto universitario, entre ellos se encuentran algunas tesis (García, 2016; Ramírez, 2018) o artículos empíricos (Carpio et al., 2017; Londoño, 2019). En cuanto a antecedentes de revisiones se puede mencionar al aporte de Avargues & Borda (2010), en el cual se hace una revisión de las principales líneas de investigación sobre el estrés laboral y burnout en la universidad, teniendo como muestra al personal docente, investigador, de administración y servicios. Por lo tanto, se hace evidente la falta de revisiones sistemáticas recientes sobre el estrés laboral y, en especial, con un enfoque en la región de América Latina. Es así como en el presente estudio se elaboraron las siguientes preguntas de investigación: ¿Cuáles son los principales aspectos metodológicos en el estudio del estrés laboral en el personal universitario? Y ¿qué instrumentos se han utilizado para ello? En ese sentido el objetivo es analizar los principales aspectos metodológicos en estudios publicados entre los años 2010 y 2019 sobre estrés laboral en docentes, administrativos y personal de apoyo que trabajan en universidades públicas; así como identificar los instrumentos utilizados para medir y/o evaluar el estrés laboral en personal universitario.
Metodología
Se trata de un diseño de investigación observacional y retrospectivo con el objetivo de sintetizar los resultados de investigaciones primarias (Beltrán, 2005), para llevar a cabo esta revisión sistemática exploratoria se siguió lo sugerido por el modelo PRISMA (Moher, Liberati, Tetzlaff, Altman, & PRISMA Group, 2009) en la mayor medida de lo posible, ello debido a la gran heterogeneidad de la naturaleza y diseño de los estudios evaluados.
Así se realizaron combinaciones de las palabras clave seleccionadas con el uso del operador booleano "AND", a partir de esto se obtuvieron dos cadenas de búsqueda, quedando en español: "Estrés laboral AND Personal AND Universitario" y en inglés: "Job stress AND College staff". La búsqueda de artículos se realizó en las bases de datos LA Referencia, Dialnet, Scopus, EBSCO y Web of Science, en el periodo de mayo a agosto de 2019, y se obtuvieron a partir de los siguientes:
Criterios de inclusión: 1) publicaciones realizadas en el periodo de tiempo de enero de 2010 a julio de 2019; 2) idioma inglés y español; 3) acceso abierto y texto completo; 4) estrés laboral como tema principal; 5) muestra de docentes, administrativos y personal de apoyo que labore en universidades de América Latina; 6) tener al menos un instrumento validado, que evalúe o mida estrés laboral para población de América Latina.
Criterios de exclusión: 1) artículos realizados fuera de los años 2010 a 2019; 2) que sean de idioma diferente a inglés y español; 3) acceso cerrado y/o con costo por visualización; 4) tema centrado en burnout; 5) con muestra de estudiantes universitarios; 6) países no pertenecientes a América latina.
Los trabajos obtenidos se registraron en hojas de cálculo y se analizaron en cuatro fases, las cuales sirvieron para elegir los artículos potencialmente relevantes para esta revisión, la descripción de dichas fases se realiza a continuación:
Fase 1: la estrategia de selección consistió en escribir la cadena de búsqueda en cada base de datos, con la opción de búsqueda avanzada y se aplicaron los siguientes filtros para la selección de documentos: 1) el periodo de tiempo de enero de 2010 a julio de 2019 y 2) que la búsqueda fuera en todos los campos. El registro de esta fase contiene los datos de identificación del documento hallado: título, autoría (s), año, país de publicación, DOI, tipo de recurso, de acceso y base de datos de donde se recuperó.
Fase 2: se mantuvieron los documentos de la fase anterior y se depuraron con una evaluación de tipo cualitativa (sí/no), quedando eliminados los trabajos duplicados. Estos criterios se añadieron al registro en la hoja de cálculo, quedando así menos documentos que en la primera fase.
Fase 3: los trabajos seleccionados se sometieron a un filtro de seis preguntas para su valoración en cuanto a su calidad metodológica, el aporte teórico y el aporte instrumental, y así poder ser candidatos a una lectura crítica completa. Cada pregunta tuvo un valor de dos puntos, si el artículo respondía totalmente a la pregunta, se le asignaba el número dos; si respondía parcialmente, un uno; y si no respondía o no tenía relación con la pregunta, cero. Para que el artículo avanzara a la siguiente fase cubrió un puntaje mínimo de nueve y máximo de doce.
Fase 4: en esta parte se encuentran los documentos potencialmente relevantes, organizados en una hoja de cálculo mediante un cuadro de análisis, el cual conserva el apartado de datos principales del artículo (Fase 1) y se añadieron columnas para conocer la revista a la que pertenece, además se revisó a fondo la parte metodológica, la muestra, el instrumento utilizado, los resultados, la discusión y las aportaciones.
Aspectos éticos
La presente revisión sistemática considera lo señalado por el Código Ético de la American Psychological Association (2017), por lo que se dio crédito a los trabajos de investigación consultados, teniendo en cuenta los derechos de autor de los artículos al realizar las citas y referencias respectivas.
Codificación de datos
De cada estudio se extrajeron las siguientes características: año de publicación, país de publicación, idioma, palabras clave, enfoque, diseño y alcance. En cuanto a la muestra se analizó el país de procedencia, tamaño, sexo, el rango de edad y la labor desempeñada; además, de los instrumentos, se recolectaron nombres, autorías, años de publicación y el objeto de evaluación.
Resultados
Inicialmente se obtuvieron 258 trabajos, sin embargo, una vez aplicados los criterios de inclusión y exclusión y después de un proceso de depuración, únicamente seis de ellos cumplieron con las características requeridas para el análisis final (véase Figura 1).
Características generales de las investigaciones
Tras el análisis realizado se presentan los datos de identificación y las palabras clave de los artículos incluidos en la presente revisión. Los años de publicación de los estudios va de 2014 a 2018 y Colombia aparece como el principal impulsor dentro de estas publicaciones. Por otro lado, se observa una gran diversidad de palabras clave consideradas en cada artículo, aunque en orden de frecuencia de aparición son: Estrés laboral, Estrés, Salud y Factores de Riesgo Psicosocial (véase Tabla 1).
Enfoque, diseño y alcance de los estudios
En cuanto a la parte metodológica de los artículos incluidos en esta revisión, se observa que la principal característica de estos estudios es que son cuantitativos, con diseños no experimentales y transversales y en su mayoría con alcances descriptivos. Así mismo, se encontró la presencia de un estudio con diseño no experimental y transversal, con alcance descriptivo y además con aportaciones instrumentales, pues se trata de la validación de una escala (Unda et al., 2016), lo anterior se puede visualizar en la Tabla 2.
Participantes
Referente a las muestras, se puede observar que proceden principalmente de Colombia. Asimismo, se presenta su descripción donde existen variaciones respecto al tamaño de las muestras donde, la más pequeña es de 196 personas, comparada con la de 957 docentes, que es la más grande. En cuanto a la distribución de los participantes, por sexo, los hombres fueron quienes participaron más; mientras que la edad mínima presentada en los estudios es de 21 años y la máxima registrada es de 76, y respecto a la variable labor, hay más intervención en docentes seguido del personal administrativo (ver Tabla 3).
Características de los instrumentos
Respecto a los instrumentos utilizados en cada artículo analizado, se detectó un total de 15, de los cuales 6 son cuestionarios, 5 escalas, un inventario, una encuesta, una prueba y una batería. En cuanto a la antigüedad de los instrumentos hay que destacar que la mayoría de ellos presenta un periodo de publicación mayor a los últimos 10 años. Por otro lado, se encontró que aquellos que evalúan el estrés y los factores de riesgo laborales son los más utilizados y son validados para población de países latinoamericanos. Los datos y descripción de cada uno se muestran en la Tabla 4.
Discusión
Esta revisión sistemática tuvo por objetivo analizar los principales aspectos metodológicos de estudios, publicados entre los años 2010 y 2019, sobre estrés laboral en docentes, administrativos y personal de apoyo que trabaja en universidades públicas. Así mismo, identificar los instrumentos utilizados para medir y/o evaluar el estrés laboral en personal universitario.
Los países impulsores de las publicaciones analizadas fueron: España, Costa Rica, Perú, Venezuela y principalmente Colombia, país que parece mostrar una preocupación por la producción científica y por estudios sobre diferentes problemas relacionados con el entorno nacional y regional, desde finales del siglo pasado (Pérez, 2013).
Un hallazgo importante fue la diversidad de palabras clave consideradas en cada artículo, donde se mencionan a académicos, administrativos y docentes, pero omitiendo personal de apoyo, el cual también es parte de la universidad. Sin embargo, estaría incluido en el grupo de los llamados "nodocentes", quienes por tiempo han sido invisibilizados e incluso excluidos de decisiones fundamentales (Astorga, 2018).
La totalidad de los artículos analizados fueron elaborados desde un enfoque cuantitativo con diseños no experimentales y transversales, en su mayoría con alcance descriptivo, lo cual implica aportaciones válidas desde un punto de vista exploratorio, descriptivo, diagnóstico y localizado, pero al mismo tiempo las limitaciones propias de este tipo de diseños que impiden, por ejemplo, la inferencia causal entre variables o el seguimiento del fenómeno a través del tiempo.
En cuanto a las muestras de los estudios, se observaron variaciones en el tamaño y la distribución de los participantes, así se encontró que ambos sexos participaron, sin embargo, se notó mayor presencia de hombres. Esto podría deberse a que, en América Latina y el Caribe, ha crecido la tasa de participación laboral de las mujeres. Sin embargo, aún hay una diferencia de 25% respecto a los hombres, originando que las tasas de mujeres desempleadas sean más elevadas que las de los hombres (Poltorak, 2018). Respecto a la edad de los participantes, donde la mínima registrada en los estudios fue de 21 años y la máxima de 76, es pertinente señalar que ese rango de edad abarca diferentes etapas del ciclo vital por lo que se invita a la cautela en su interpretación, sobre todo si se considera que los eventos estresantes a lo largo de la vida tienen significados e impactos diferentes (Pearlin, 2010) sin olvidar que en cada etapa se tiene una construcción distinta de las representaciones sociales sobre los elementos que debe contener la calidad de vida (Razo, Díaz, & López, 2018) y el trabajo, pues éste suele determinar la autoestima, la autorregulación, la autoeficacia y las oportunidades sociales (Siegrist, 1996).
Se evidenció que los estudios se enfocan más en el personal docente, seguido de los administrativos, por lo que existe poca (o casi nula) información sobre investigaciones dirigidas a personal que trabaja como apoyo en las universidades, sector que parece haber sido relegado. Se trata de una tendencia que ya ha sido apuntada por otros autores pues parece que las investigaciones vinculadas con la universidad se siguen focalizando, generalmente, en docentes (Luy-Montejo et al., 2019) y, en algunos casos, en alumnos (Marsollier et al., 2014).
Ahora bien, en cuanto a los instrumentos utilizados en las publicaciones, solo cuatro cumplen con el objetivo de la presente revisión sistemática, es decir, la evaluación concreta del estrés laboral: 1) el inventario DASS 21, que valora ansiedad, depresión y estrés; 2) la tercera versión de la Batería de Riesgos Psicosociales, la cual identifica síntomas fisiológicos, de comportamiento social y laboral, intelectuales y psicoemocionales del estrés; 3) el Cuestionario de Estrés, donde el fenómeno se estima en tres categorías: alto, medio y bajo; y 4) el Inventario de Percepción de Estresores en Docentes Universitarios (IPED-U), el cual evalúa el grado de incidencia de diferentes fuentes de estrés. Además, se pudo observar gran variedad de instrumentos para la evaluación del fenómeno, en ese sentido los más sobresalientes fueron el Cuestionario para la evaluación del estrés y el Cuestionario de Maslach Burnout Inventory (MBI). En este segundo caso, es importante mencionar que el MBI no está destinado para evaluar el estrés laboral, sino el burnout, el cual es una respuesta prolongada y evolucionada del estrés laboral (Olivares, 2017; Rodríguez & Rivas, 2011), por lo que las herramientas utilizadas para analizar dicho síndrome son difíciles de extrapolar a niveles de estrés general o del día a día (García-Unanue, León, Colino, & Gallardo, 2017).
Al respecto es preciso señalar que en la actualidad el estrés, considerado como un término complejo, aún no cuenta con un consenso en su delimitación (Silva-Ramos, López-Cocotle, & Meza-Zamora, 2020). Esta dificultad para definir el estrés no radica tanto en la diversidad de significados como en la existencia de los usos que se le han dado, el popular y el científico, pues aunque todo el mundo cree saber de qué se trata, poca gente parece capaz de delimitar con exactitud su significado (Rivera, 2010). En ese mismo sentido, es preciso señalar que el estrés laboral y el burnout mantienen inseparables lazos de unión (Barraca, 2010) que derivan en problemas teóricos que aún se tienen sobre el constructo, generando muchas veces un uso indistinto de los conceptos en la investigación empírica (Cajachagua, Salinas, & Carranza, 2015). Por ello, se considera importante tener en cuenta las implicaciones teóricas y metodológicas, el diagnóstico del fenómeno, la interpretación de los resultados obtenidos y el establecimiento de líneas de investigación más precisas.
Respecto a las limitaciones de este estudio se encuentran la rigurosidad de criterios de inclusión, así como la especificación de la muestra perteneciente a América Latina, lo que pudo haber influido en el reducido número de estudios obtenidos para esta revisión, además del interés únicamente en docentes, administrativos y personal de apoyo, sectores importantes de la universidad pública, sin olvidar el interés específico en el estrés laboral. Añadido a ello, los estudios analizados solo fueron aquellos de libre acceso.
Finalmente, en cuanto a las futuras líneas de investigación, se considera pertinente delimitar el concepto de estrés laboral del de burnout, para no seguir contribuyendo a confusiones conceptuales y terminológicas. Asimismo se sugiere dirigir estudios hacia diferentes sectores de la universidad, por ejemplo, el personal de apoyo y el personal administrativo, en los cuales haya una detección temprana sobre el fenómeno en cuestión y, si es preciso, buscar la disminución del estrés o mejor aún prevenir dicha enfermedad en los trabajadores. Si bien es cierto que muchas veces no se puede eliminar el estrés, sí se pueden desarrollar habilidades y estrategias para manejarlo y controlarlo (Durán, 2010). Además, es preciso considerar de forma teórica y metodológica las condiciones actuales del personal universitario, en especial el confinamiento debido a la pandemia, es así como el teletrabajo (Rodríguez, 2017; Vicente, Torres, Torres, Ramírez, & Capdevila, 2018) que emerge cada vez con más frecuencia e importancia (Muñoz, Amórtegui, & Esguerra, 2018). Se trata de una modalidad de trabajo que ha presentado beneficios (Valle, 2018), pero también consecuencias indeseables, como el tecnoestrés (Cuervo, Orvinz, Arce, & Fernández, 2018), un fenómeno que podría ser materia de investigación en trabajos venideros. Por último, se enfatiza la pertinencia de implementar programas que promuevan la salud y el bienestar físico y psicológico de las personas que laboran en la Universidad.