Señor editor,

Encabezando la lista de principales causas de mortalidad y morbilidad alrededor del mundo, especialmente en pacientes pediátricos, se encuentran infecciones comunes como las enfermedades diarreicas agudas, enfermedades pulmonares e infecciones al tracto urinario, etc, esto debido a la resistencia a los antibióticos que surge como consecuencia del uso inadecuado de los mismos para el tratamiento de dichas infecciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que cada vez se dificulta y hasta imposibilita el tratamiento de estas enfermedades infecciosas y esto pone en riesgo los logros de la medicina moderna¹.

Dicha resistencia se ha convertido en una irresponsabilidad compartida tanto de los profesionales sanitarios como de los ciudadanos y de los políticos, aunque en grados distintos². A pesar de las constantes advertencias sobre la administración de fármacos por parte del personal médico, se sigue cometiendo el mismo error: El caso omiso a las guías clínicas para iniciar el tratamiento empírico y saltarse las escalas de tratamiento, ya que según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), entre el 40 y el 50% de los antibióticos prescritos en los servicios de atención primaria y hospitalaria son inadecuados³.

Existe también un exceso de prescripción de antibióticos para tratar afecciones que no los requieren, y debido a esto, desde muy temprana edad, se acostumbra a los padres a usar antibióticos para tratar a sus hijos⁴, convirtiendo así a los ciudadanos en responsables también de dicha crisis, esto en la medida que incumplen la prescripción facultativa, cambiando la dosificación, o duración del tratamiento; automedicándose; o recomendando a otra persona tomar lo que a ellos les sirvió; o no realizan las medidas higiénicas necesarias o vacunaciones correspondientes, que sirven para evitar infecciones y, por tanto, usar antibióticos. Este factor contribuyente al desarrollo de resistencia a fármacos (automedicación) tiene un porcentaje de 6% según la AEMPS³.

Los políticos, las administraciones sanitarias centrales y autonómicas, también están involucrados, ya que no hacen cumplir la ley que evita la venta de antibióticos sin receta, no confían el liderazgo profesional a los planes de lucha contra las resistencias y no les dotan de los recursos necesarios para ejecutarlos, no incorporan el conocimiento sobre el uso prudente de los antibióticos al currículo de educación, recortando los presupuestos para investigación². En Perú, un estudio realizado en el año 2016: "Perfil microbiológico y resistencia antibiótica en el servicio de pediatría de una clínica privada, Lima" se obtuvieron resultados que evidenciaron que bacterias comúnmente encontradas tienen alta resistencia a los medicamentos que se usan en primera y segunda línea. Estos datos son alarmantes puesto que se necesitarán de fármacos más potentes o combinaciones para combatir dichas infecciones tan frecuentes⁴. Mucho de esto se debe a la amplia disponibilidad de antibióticos sin prescripción médica en la mayoría de establecimientos de venta privados lo cual sugiere una adquisición común y frecuente de los mismos⁵.

La OMS, OIE y FAO propusieron un plan de acción llamado "One Health" (Una salud) en el cual se establece como objetivo "asegurar la continuidad, mientras sea posible, del tratamiento y la prevención satisfactorios de enfermedades infecciosas con medicamentos eficaces, seguros y de calidad garantizada, que se usen de modo responsable y sean accesibles a todas las personas que los necesiten"⁶. Con respecto a Perú, una forma de lograr el uso racional de microbianos es la implementación de programas de optimización de antimicrobianos (PROA), los cuales constan de educación permanente, desarrollo de guías de manejo, vigilancia de las infecciones asociadas a la atención de salud, etc.⁷. La finalidad de los programas de seguimiento y vigilancia del uso de antibióticos en los establecimientos es de optimizar la evolución clínica de los pacientes en el manejo de las diversas patologías infecciosas y generar guías para el tratamiento de las mismas⁸. La facilidad que generan estas guías podría aminorar la resistencia a los antibióticos.

Todo este desencadenamiento es causado por una vigilancia insuficiente, un escaso control del uso de antibióticos adicionado a la poca importancia que se le da a este tema, ya que se evidencia un gran desconocimiento y conciencia por parte de la población frente a la magnitud del problema y una educación deficiente por parte del personal médico a esta¹⁰. Debería ser responsabilidad de todos el hecho de que algo tan simple como la automedicación y el exceso de prescripción de antibióticos esté dirigiendo al país a ser uno de los que más resistencia y casos con difícil tratamiento presenta.