Señor editor:
La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial cuya prevalencia se ha triplicado en las últimas cuatro décadas. Además, se asocia a casi todas las enfermedades crónicas no transmisibles (ENTs), desde hipertensión, diabetes y dislipidemia, hasta trastornos de salud mental. Así también, ha demostrado incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular, osteoartritis y ciertos tipos de cáncer1. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el 2016 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos fue de 39% y 13%, respectivamente2.
El manejo de la obesidad incluye, como primera línea, la modificación de estilos de vida, incluyendo dieta y ejercicio. Sin embargo, suele haber problemas en la adherencia, la pérdida de peso puede ser limitada o no sostenida, y no siempre se consiguen los resultados deseados a mediano y largo plazo; más aún si la persona tiene comorbilidades metabólicas adicionales3,4. Frente a ello, los balones intragástricos surgen como alternativa terapéutica segura y eficaz, cuyos efectos pueden incluso ser potenciados si se agregan a las estrategias previamente mencionadas5. De manera simple, su colocación es un procedimiento mínimamente invasivo que busca inducir la pérdida de peso al llenar parcialmente el estómago, enlenteciendo el vaciado gástrico y, por tanto, induciendo saciedad5. Además, ha evidenciado ser efectivo también en el control de comorbilidades asociadas a la obesidad, como diabetes, dislipidemia y enfermedad de hígado graso no alcohólico6.
En el Perú, se tienen reportes de colocación del balón Spatz y Orbera (este último, de seis meses y de un año). Sin embargo, en los últimos años han salido reportes de un nuevo diseño de balón intragástrico que potencialmente tendría un mejor balance entre efectividad y seguridad: el balón Elipse®7,8. No obstante, a la fecha no existen reportes de su colocación en el Perú. Por tanto, el objetivo principal de este estudio fue reportar la experiencia de la colocación del primer balón Elipse a nivel nacional. Adicionalmente, se realizó una búsqueda no sistemática de la literatura para identificar las diferentes características de los balones anteriormente mencionados (Tabla 1).
El 19 de febrero de 2021 fue el primer contacto con la paciente de siglas CMM, de sexo femenino y 23 años. La paciente refirió que ha tenido sobrepeso desde pequeña, y que ha ido en aumento progresivo desde hace 3.5 años que se mudó a Perú. Paciente negó antecedentes patológicos de tiroides, no reflujo gastroesofágico, sin antecedentes quirúrgicos ni reacciones adversas a medicamentos. Fue hospitalizada por dengue en 2013 y diagnosticada de resistencia a la insulina en 2020. El 20 de febrero se le tomaron las medidas antropométricas: peso de 78 kg y talla de 1.55 m. Un índice de masa corporal (IMC) de 32.47 kg/m2, perímetro de cuello de 37 cm, perímetro de cintura 98 cm, perímetro de abdomen 101 cm y un perímetro de cadera de 107 cm. Adicionalmente, se evidenció una esteatosis hepática leve como hallazgo ecográfico.
El 27 de febrero de 2021 se procedió con la colocación del primer balón Elipse en Perú. El día previo a la colocación del balón, la paciente siguió una dieta líquida. El día del procedimiento, una hora antes de que inicie, se le colocó a la paciente 50 g de dimenhidrinato intramuscular, y 10 minutos antes se le pidió que beba agua gasificada. Se procedió a la ingestión de una tableta (del tamaño de la falange distal del dedo pulgar) sin sedación ni topicalización local, llevándose a cabo en la sala de Rayos X. Se usó un estilete y un vaso de agua sin gas para una mejor ingestión de la cápsula. Una vez la cápsula en el estómago, se identificó su posición mediante una radiografía de abdomen simple de pie. Luego, se procedió al llenado del balón, con una solución rica en nutrientes de 550 cc mediante la sonda y un sistema de presión. Una vez lleno el balón, se verificó mediante radiografía y ecografía. La duración total del procedimiento fue de 15 minutos. Posteriormente, se realizó el retiro de la sonda y una prueba de tolerancia oral con líquidos, y la paciente se quedó en observación por dos horas. Ya en su casa, la paciente presentó vomito en una oportunidad, pero refirió que fue a causa del sabor de la pastilla. Al día siguiente, refirió que no tuvo mayor sintomatología, sin dolor, sin náuseas ni vómitos, pero refirió seis cámaras de diarrea acuosa entre el domingo en la noche y el lunes en la madrugada. Se le realizó seguimiento al segundo, séptimo, décimo quinto día, primer y segundo mes post deglución del balón, incluyendo la verificación ecográfica de la posición y del diámetro de este. La paciente acude para su control del segundo mes el día 23 de abril de 2021, en el cual se le realiza su ecografía control con el fin de verificar que el balón se encuentre en su posición. Para ese día, la paciente pesa 72,8 kg con un IMC de 30,3 kg/m2 y un 42,7 % de grasa corporal. Hasta el momento de la sumisión del manuscrito a la revista, la paciente no ha referido mayores molestias, siendo su último registro de peso el día 13 de mayo de 2021: 71,9 kg con un IMC de 29,9 kg/m2 y 42,4 % de grasa corporal.