Introducción
Con el desarrollo de la tecnología de ultrasonido se han mejorado las imágenes prenatales de la columna en el feto, lo que ha potenciado el interés por la búsqueda de disrafismos espinales cerrados y describir la anatomía del cono medular. Así también, se ha empezado a comunicar variantes de la normalidad de aspecto quístico en la porción inferior medular, como son el quiste filar y la dilatación del ventrículo terminal (1.
El quiste filar (QF) constituye un hallazgo poco frecuente en los reportes prenatales. Hasta el momento de la presente publicación se encuentran solo 13 casos en la literatura (1-6 (tabla 1). A continuación, comunicamos 5 casos de QF de diagnóstico fetal.
Comunicación de los casos
Los casos fueron recolectados durante 2 años en 3 instituciones. Los diagnósticos fueron realizados en gestantes sin factores de riesgo y durante exámenes de control.
Se evaluó la columna lumbosacra en toda su extensión para poder determinar una aproximación al nivel del cono medular. Al visualizar el cono medular, se identificó una imagen quística de contenido anecogénico sin conexión con el canal ependimario (figuras 1 a 5A). Siempre que fue posible se confirmó el hallazgo del quiste filar utilizando un transductor lineal de alta frecuencia (figuras 1 a 5B). El resumen de los hallazgos se encuentra en la Tabla 2.
Discusión
Las lesiones quísticas del segmento inferior de la médula (cono medular y filum terminal) se pueden dividir en quiste filar y quiste del ventrículo terminal (1,4.
El quiste filar es una imagen con líquido anecogénico bien definida en el centro del canal medular por debajo del cono medular, sin trabéculas internas y sin conexión demostrable con el conducto ependimario o canal central (figuras 1 a 5B). La etiología no ha sido del todo dilucidada, aunque se postula una inadecuada regresión de las estructuras que forman o están en relación con el filum terminal (células ependimarias o rezagos del canal central)1-7.
El quiste del ventrículo terminal (también llamado quinto ventrículo o de Krause) constituye una imagen anecogénica dentro del cono medular en la cual existe continuidad con el canal ependimario. A diferencia del QF, el quiste del ventrículo terminal sí puede asociarse a problemas neurológicos relacionados al control de esfínteres 1,4,8.
El QF es considerado dentro de las variantes de la normalidad en los estudios neonatales de columna; su incidencia real aún es desconocida. El pronóstico perinatal se informa como bueno y solo casos excepcionales pueden estar asociados a otras malformaciones como médula anclada o lipoma del filum terminal9,10.
Iraní9, en la serie retrospectiva más grande publicada con 664 infantes en los que se realizó ultrasonido de columna, encontró 78 casos de QF (incidencia de 11,2%). En 13 de ellos se realizó resonancia magnética ante sospecha de cono medular bajo, sin lograr corroborar la persistencia del QF en la resonancia. Únicamente dos de los 78 casos fueron catalogados como médula anclada en asociación con otras malformaciones. Un hallazgo importante de este estudio fue que la incidencia de QF disminuía conforme aumentaba la edad del infante. Ningún caso fue encontrado después de los 6 meses de edad.
Otra importante serie neonatal fue publicada por Seo10, quien consideró 396 infantes con estigmas cutáneos sacros para el estudio. En los menores de un mes de edad (196 casos) se realizó ultrasonido, encontrando 49 casos de QF; en el control posterior con resonancia magnética, solo 23 persistieron. El otro grupo en el que se realizó resonancia (201) entre los 5 y 12 meses de vida, se halló 7 casos de QF, de los cuales solo 13 casos persistieron por encima del año de vida. Al seguimiento hasta los 3 años, los quistes que persistieron fueron asintomáticos; únicamente 2 casos presentaron crecimiento del quiste filar y se asociaron a lipoma del filum terminal.
Las publicaciones del diagnóstico fetal hasta el momento han sido ocasionales, siendo solo 13 los casos publicados (tabla 1). En el 2008, Bault 2 informó los dos primeros casos publicados. Pero, fue Blondiaux1, en 2011, quien publicó la primera imagen en una revisión de ultrasonido de columna. Los casos comunicados hasta el momento han sido en el segundo y tercer trimestres y en todos, los resultados perinatales fueron buenos. Wu6 reportó 3 casos de diagnóstico en el segundo trimestre (22 a 24 semanas) con resolución espontánea entre las 27 a 29 semanas, lo que podría indicar que fue un hallazgo transitorio y más frecuente en el segundo trimestre. Además, esto se correlaciona con la tendencia a su resolución espontánea en la etapa neonatal9,10. En los casos presentados en la serie, la mayoría fueron diagnosticados en el tercer trimestre y el único caso de segundo trimestre no tuvo regresión. Basados en la revisión de las imágenes publicadas y en las propias, podemos configurar que la imagen característica de un QF sería: quiste fusiforme, alargado, bien definido, anecogénico, por debajo del cono medular (con una distancia variable), central en canal medular y sin comunicación con el canal ependimario del cono medular (figuras 1 a 5A y B).
En la presente serie de casos, el uso de un transductor de alta frecuencia lineal permitió una gran mejora en la visualización tanto del QF como en la evaluación de la anatomía del cono medular (figuras 1 a 5B). Por ello sugerimos su uso ante la sospecha de patología de la columna fetal, dada su fácil accesibilidad (1. O en su defecto, la resonancia fetal, aunque no existen casos descritos en la literatura.
En conclusión, el quiste filar es una variante de la normalidad poco reportada como un diagnóstico prenatal. Tiene buen pronóstico perinatal. Por ello, la recomendación sería un control al nacimiento con ultrasonido de columna para corroboración y evaluación del cono medular.